Hay muchísimas cosas que me quedan por probar y que me gustaría. No sé si es que tengo poca experiencia o mucha imaginación. Leyendo este hilo, me he puesto a pensar y hay algo que estuve a punto de hacer y me quedé con las ganas.
Hace mucho tiempo tuve una novia, desgraciadamente no duró mucho, que le gustaba el sexo duro. Duro conmigo. Me apretaba los huevos mientras me la chupaba, le gustaba insultarme, escupirme en la boca mientras follábamos… Cosas un poco humillantes. Quizá fue con ella que descubrí una faceta sumisa que aún conservo.
Bien, pues ella quería follarme, a mí la idea no me gustaba mucho. Decía que se quería comprar un arnés y follarme. Como digo a mí no me hacía mucha gracia, pero un día me puso a cuatro patas y empezó a jugar con mi culo mientras me pajeaba. Sin darme cuenta me encontré con que me había metido el mango de un cepillo por el culo, bastante grande, la sensación me resultó agradable y muy excitante, así que cedí. Bueno nunca le había dicho que no.
Ella quería ocuparse de comprar el arnés y el dildo, así que yo solo estaba esperando a que un día todo estuviera preparado. Ese día no llegó, la cosa entre nosotros se estropeó y yo me quedé con las ganas.
Podía haberlo experimentado con otra chica, es verdad. Pero aun pienso en que lo que de verdad me daba morbo es que fuera ella. Era una chica bajita, debía medir como 1,55, tetas pequeñas y hacía muchísimo deporte, así que estaba bastante musculada . La idea de estar a cuatro patas, ella sujetándome por las caderas y follándome, o yo tumbado y ella penetrándome mientras me pajea ... Me sigue poniendo cachondísimo.
Una pena que no pasara.