La escena de la terraza, no tiene ninguna coherencia narrativa, de una esposa con curiosidad por explorar "junto a su esposo", pasa a actuar a la vista de todos como una perra en celo como no lo haría ni la más barata escort, ni un segundo de seducción que preparara el ambiente, ni bailes insinuantes, ni tocaciones exploratorias, directo al premio, algo demasiado burdo, torpe, pudo ser una escena mucho más larga, con un morboso desarrollo que nos habría tenido leyendo a una mano, pero como en todo el relato SV pareció estar apurada por cerrar cada episodio, se extraña el tratamiento que en sus primeras entregas daba a cada escena