Reencuentro con Elena

Capítulo 746

Me puse sobre ella para volver a besarla, alargándose un poco, aunque ahora era ella la que buscaba mi cuerpo con sus manos al ponerlas sobre mis costados y pasar después a mi espalda, terminando en mis brazos. Yo afirmaba con pequeños sonidos que hacía por estar besándonos, aunque me despegué de ella, viendo que no se le iba ese tono rojo de su cara.

Me iba a costar ir lento, pero también lo quería disfrutar, así que empecé por quitarle los botines que llevaba puestos, haciéndolo también con los calcetines para luego pasar a su jersey. Aquí sí que se puso muy nerviosa y más roja aún, aunque le dije que se tranquilizara y que se dejara llevar, preguntándole si prefería que me desnudara yo antes, diciendo ella que le daba igual. Así que, ya que estábamos así, seguí un poco más hasta que se lo quité, cerrando ella sus ojos y mirándola yo bien, gustándome lo que veía.

Tras eso le empecé a desabrochar el cinturón y luego sus vaqueros, volviendo ella a estremecerse y llegando a poner sus manos sobre las mías para pararme un poco. Le miré a los ojos y ella estaba que le iba a dar algo de la vergüenza que tenía encima, por lo que paré de desnudarla por volver a ponerse sobre ella y besarla de nuevo, pasando a su cuello y bajando un poco por su pecho, continuando por su esternón hasta llegar a su estómago, ya que su barriga estaba bajo sus pantalones.

Luego subí de nuevo hasta acabar en sus labios, preguntándole después si se había calmado un poco. Ella asintió, acompañando con un ligero sonido de afirmación, por lo que continué, logrando desabrochar sus pantalones para quitárselos y dejarla con un conjunto negro de ropa interior muy básico. Tenía unos muslos bastante carnosos y la verdad es que me gustaba, aunque ella cerraba sus piernas.

Me tumbé a su lado para besarla mientras acariciaba su cuerpo piel con piel, pareciendo gustarle, haciendo lo propio con el mío. Ayudé un poco al quitarme el resto de ropa hasta quedarme en boxers para estar en igualdad de condiciones. Parecía menos nerviosa, aunque seguía estándolo, sugiriéndole yo que hiciera lo que quisiera para que llevara ella las riendas de la situación y se sintiera más cómoda así.

Pareció gustarle que le dijera aquello y me empujó ligeramente para que quedara bocarriba, besándome ella en los labios, aunque de la misma manera que hice yo antes, empezó a bajar por mi cuerpo. Hasta me besó un poco el cuello, no importándome mucho y riendo ella un poco por cómo me ponía. Pero siguió por mi pecho y también me dio algunos en los brazos, así hasta que llegó a mis caderas, donde se detuvo más, empezando a sobarme el paquete por encima de la tela. Le sugerí que me quitara los boxers, sonriendo ella, aunque terminó haciéndolo.

Mi polla saltó como un resorte, sorprendiéndole a ella, soltando una pequeña risa, reacción que esperaba al ser la más normal en esos momentos. Se quedó con sus ojos clavados en ella hasta que alargó su mano tímidamente para agarrarla, haciéndolo con mucho cuidado. Parecía que tenía miedo a hacerme daño, por eso le dije que la agarrara con fuerza, que no pasaba nada, sonriendo ella y haciéndome caso, empezando a mover su mano hacia arriba y abajo.

Estaba que no me lo creía y me estaba entrando un morbo bestial, aunque cuando empezó a acercar su cara a mi polla ya era otra historia. Pero de momento solo la acercaba, no entraba en contacto con ella más allá de con su mano. Me tenía en vilo con tanto acercarse a ella y no podía esperar a que se la metiera en la boca, como acabó haciendo directamente en lugar de lamer, como esperaba yo que hiciera.

-Joder, no sabes cuántas veces te he imaginado así... -dije muy excitado.

Aunque me rozó con los dientes, por lo que la paré. Andrea se asustó, pero le dije que se tranquilizara, que no había problema y que debía llevar cuidado con aquello. Le dije que empezara a lamer un poco, prestando yo mucha atención a cómo lo hacía y a las caras que ponía. Sabía de sobra que le estaba gustando, pero le pregunté igualmente. Ella me asintió para responderme siguiendo con esas pequeñas y tímidas lamidas que me daba, aunque dijo que se la quería volver a meter para chupármela bien.

Andrea iba a por todas nada más empezar, literalmente, pero no me pareció ningún problema, por lo que le dije que lo hiciera si quería, pero que llevara cuidado con los dientes. Me pidió que le indicara cómo hacerlo y que le enseñara, asintiendo yo esta vez. Le estuve explicando cómo hacerlo y cómo me gustaba a mí más, y si bien es verdad que lo hacía de manera bastante torpe de primeras, poco a poco fue haciéndolo mejor.

Diría que la clave era las ganas que le ponía y cómo deseaba hacer algo así, porque la notaba muy excitada y sus ojos no paraban de buscarme como si buscara mi aprobación. Eran miradas parecidas a las que me imaginaba yo en mis fantasías mientras estábamos precisamente de esa manera. Le dije que me encantaba cómo me miraba, achinando ella sus ojos al sonreír mientras me la seguía chupando, siguiendo con lo suyo y notándome yo cerca de acabar, siendo en gran medida por el morbo que me daba tenerla así, porque siendo la primera vez que lo hacía no es que lo hiciera para llevarme hasta tal punto rápidamente.

Andrea se vio sorprendida por pararla yo, preguntándome si iba todo bien, respondiéndole yo que demasiado bien, porque no quería acabar tan pronto, cosa que le extrañó mucho por la cara que puso, aunque le dije que iba en serio, porque me daba mucho morbo tenerla así, contándole la verdad.

-Además, yo también estoy deseando probarte a ti y terminar de verte desnuda...

Andrea se volvió a poner roja a rabiar, agarrando mis manos para evitar que la terminara de desnudar, aunque era una tontería, pues podía ver su cuerpo con claridad, bastante blanquito por cierto, así que esas prendas solo tapaban sus zonas más íntimas. Estaba seguro de que lo que más le avergonzaba era que la tuviera así a mi vista más que verle esas zonas, por lo que me puse sobre ella para acercarme a su cara y decirle que me gustaba lo que veía. Ella dijo con tono de incredulidad que seguro que sí con la de chicas que habían pasado por allí sin que ninguna se le pareciera físicamente.

Le expliqué que eso no significaba que no me gustara lo que estaba viendo en ese momento, porque me gustaba bastante. Si no, no tendría tal erección y no habría dado pie a seguir, con la intención de llegar hasta el final. Le besé en los labios sin dejar que me diera réplica, empezando a bajar por su cuerpo, llegando a su pecho y besando un poco la piel de sus tetas, lo que su sujetador me dejaba, poniéndose ella más nerviosa.

Hasta notaba cómo le latía el corazón de deprisa, viendo cómo sus manos les temblaban un poco también. Sin quitarle el ojo a sus expresiones, continué bajando hasta que lo empecé a hacer por su esternón, lanzando ella un gemido. Me paré en su estómago y no lo hice por su barriga, porque sus braguitas le tapaban la zona, llegándole casi hasta su ombligo. Por eso puse un dedo en el elástico de las mismas, para bajarlo un poco y dejar esa zona al descubierto, volviendo a revolverse ella, aunque me permitió hacerlo para continuar con esos besos.

Le pregunté si le gustaba lo que le hacía, asintiendo ella, pasando después a decirle que podía ver cómo me gustaba a mí también al seguir así de empalmado, aunque ella no parecía muy convencida. Me desesperó un poco que no entrara en razón y que no asumiera que me ponía, preguntándole si de verdad quería seguir. Ella me dijo que sí, pero que prefería hacerlo sin luz, apartándome yo para tratar de buscar un punto medio.

Para ello, me levanté de la cama, preguntándome ella si todo iba bien. Tan solo le dije que iba a hacer una cosa, dando la luz de toda la habitación, tapándose ella. Pero eso no era lo que tenía en mente, pues lo que hice fue desenchufar la lamparita que tenía encendida en la mesita para ponerla en un rincón alejado de la habitación y tratar así de dar más penumbra, para ver si así se calmaba. Además de hacer aquello, puse algo por encima para que no diera tanta luz, volviendo con ella y apagando la luz principal, quedando bastante bien.

Se veía muy poco, casi que lo justo para intuir la silueta. Le pregunté si así le parecía bien y al parecer sí que lo estaba por un gesto que hizo. Así que me volví a poner sobre ella y la empecé a besar de nuevo, metiéndome debajo de las sábanas y abrazándome ella, apretándose mi polla contra ella. Le pregunté si podía desnudarla ya del todo, afirmando ella con pequeño gemido, cosa que me puso bastante.

Empecé por quitarle su sujetador al colar mis manos por debajo de su espalda, tirándolo al suelo para ponerme yo de rodillas sobre la cama y tratar de verla así, aunque me costaba muchísimo. De hecho, no lograba verlas con claridad, haciéndolo solamente con sus formas. Lo que sí hice, fue agarrarlas con mis manos, encontrando que eran más grandes de lo que me imaginaba o de lo que pudieran aparentar a simple vista, aunque con esa ropa tan ancha que solía vestir era difícil de adivinar cómo podían ser.

A ella le gustó bastante que se las agarrara de esa manera, abarcando cada una al completo con las palmas de mis manos y apretándolas un poco, aunque no duró mucho, porque me volví a poner sobre ella para comérselas. Su reacción fue divertida al hacerlo con un gemido que indicaba sorpresa, pero yo no estaba para pararme y ni le hice caso, pues me lancé a comérselas. Andrea no tardó en empezar a gemir mientras yo degustaba sus tetas, las cuales me encantaban, atrapando esos pezones duros y gorditos.

Pero me entró mucha ansia y necesitaba más, por eso puse mis dedos sobre su coño, aunque aún llevaba puestas las braguitas, pero le estuve acariciando la raja durante un rato, encontrando la tela húmeda, mojándose cada vez más conforme más le tocaba. Pero me tuvo que parar, diciéndome que se iba a correr si seguía así, haciéndolo entre risas. Le pregunté que cuál era el problema, diciendo ella que ninguno, pero no la hice sufrir más y volví a bajar por su cuerpo hasta llegar a su entrepierna, aunque tuve que abrirle esos grandes muslos que tenía para tener libre acceso a la zona.

Besé su pubis por encima de la tela, cerrando ella sus muslos como acto reflejo, aunque los volvió a abrir rápidamente, pidiéndome disculpas por haber apretado mi cabeza con ellos. Le dije que no hacía falta disculparse y que estaba muy lejos de hacerme daño y que era bastante normal que hiciera eso, porque me solía pasar. Podía percibir lo roja que estaba, y ahora más, pues lo que había puesto sobre la lámpara se había caído y se podía ver un poco más.

A estas alturas, a Andrea parecía no importarle mucho, estando más centrada en lo que estaba por venir que en ese detalle, por lo que puse mis manos sobre el elástico de su ropa interior para quitársela, cosa que hice del tirón. Ella juntó sus muslos de nuevo, no dejándome ver con detalle cómo tenía el coño de primeras, llevándome una decepción al verlo totalmente depilado.

Con eso de que era virgen pensé que tendría algo de vello, pero al parecer este momento era algo que tenía en mente a juzgar por lo preparada que estaba. Tampoco es que se me cortara el rollo, ni mucho menos, pero era un detalle con el que contaba y que me habría encantado encontrarme. Tampoco podía ver nada de su raja al tener un pubis prominente, y no hacía por donde para dejarme descubrir su parte más íntima, por lo que le empecé a acariciar los muslos preguntándole si no me iba a dejar seguir.

Poco a poco las fue abriendo, encontrándome yo una rajita inusualmente pequeña, desde luego no era parecida a cómo la imaginaba. Se la toqué con un dedo, encontrándola muy mojada, llevándome el dedo a la boca para saborear esa humedad y asegurándome de que ella lo veía. Otra vez se le subieron los colores, como debió pasar conmigo al gustarme tanto ese sabor suyo. Luego me fui escurriendo por la cama con la intención de comérselo, abriéndole la rajita por el camino, siendo otro momento divertido al encontrar que uno de sus labios internos era un poco más grande que el otro, aunque ambos de un color rosa bastante bonito.

No me llegué a reír ni nada, aunque tampoco es que ese detalle robara la atención que quizá debería haber robado, ya que conforme me acerqué a su coño, encontré que en realidad sí que tenía vello sobre su pubis. Me entró un calor por la cara que hasta la hundí en él para que ella no me viera así. También resoplé, haciéndole cosquillas al parecer, porque se estremeció y rio a la vez.
 
No sería extraño, que Noelia hubiese animado a Andrea a dar el paso de acostarse con Javi.
Todo el tiempo que pasaron juntas, en la previa a los acontecimientos que aquí se describen, pudieron ser perfectamente de planificación.
No veo a Andrea como una traidora con su amiga. Más bien podría ser utilizada por Noelia, para saciar la necesidad de Javi de estar con más mujeres, en un ambiente controlado.
 
No sería extraño, que Noelia hubiese animado a Andrea a dar el paso de acostarse con Javi.
Todo el tiempo que pasaron juntas, en la previa a los acontecimientos que aquí se describen, pudieron ser perfectamente de planificación.
No veo a Andrea como una traidora con su amiga. Más bien podría ser utilizada por Noelia, para saciar la necesidad de Javi de estar con más mujeres, en un ambiente controlado.
Mmmm...... Noelia ha manifestado varias veces lo enamorada qué está y lo incómoda de que Javi esté con otras. No creo que eso que mencionas esté acorde con sus sentimientos.
 
Felicitar a Keranos por este gran relato, me tiene muy enganchado.
Pensando en cómo puede acabar esto, mi teoría es que el triángulo Noelia-Andrea-Havi va camino del desastre. Cuando se entere Noelia de la traición de Andrea, arde Roma. Porque aunque el protagonista ha dejado claro que no quiere nada serio con Noelia, Andrea sabe de sobra lo enganchada que está su amiga por Javi.
Y entonces, mi hipótesis es que acaba muy mal, con pelea, ambulancias y demás, y quien sabe si eso no acabe llamando a la madre y a la hermana y reaparezcan...
Luego la historia de Angela que esta resolviendo un tema de celos; para mí que ha empezado a salir con un francés y que este no está por la labor de que vuelva a verse con Javi. Aún se lo trae de paquete en navidades. A ver si su hermana le dice lo que sentía Javi por ella. También creo que tarde o temprano Elena va a volver y va a tener unas palabras con Javi. Y este, entre otras cosas le va a decir que se ha portado fatal con Irene, que no tiene ella culpa de las acciones de su affair con Noelia. Y quien sabe si no acaban hablando ambas, Irene agradezca el gesto de Javi y le vuelva a ajuntar, y termine explicando a Elena todo por lo que pasó nuestro protagonista.
En fin, algo rocambolesca mi hipótesis. A ver qué pasa...
 
...
Y entonces, mi hipótesis es que acaba muy mal, con pelea, ambulancias y demás, y quien sabe si eso no acabe llamando a la madre y a la hermana y reaparezcan...
Luego la historia de Angela que esta resolviendo un tema de celos; para mí que ha empezado a salir con un francés y que este no está por la labor de que vuelva a verse con Javi. Aún se lo trae de paquete en navidades. A ver si su hermana le dice lo que sentía Javi por ella. También creo que tarde o temprano Elena va a volver y va a tener unas palabras con Javi. Y este, entre otras cosas le va a decir que se ha portado fatal con Irene, que no tiene ella culpa de las acciones de su affair con Noelia. Y quien sabe si no acaban hablando ambas, Irene agradezca el gesto de Javi y le vuelva a ajuntar, y termine explicando a Elena todo por lo que pasó nuestro protagonista.
...
"Pero no todo era perfecto, porque también le contó que había problemas, aunque no entró mucho en detalle. Ángela tan solo mencionó que era un tema de celos y algo más, aunque no ahondó más en el tema."

A lo que Ángela refiere es a lo conversado con Sofía, que dando algunos detalles de como va su nueva relación con Hugo, le menciona el tema de lo celoso que es Hugo.

Aún no tenemos detalles de la vida sexual y emocional que Ángela ha llevado en Paris, sin embargo sería un gran ingrediente lo que sugieres con un francés.
 
Capítulo 747

Ya sí que no podía aguantar más y me lancé a comérselo, dándole una gran lamida por toda la raja que hizo que ella diera un grito, aunque rápidamente se tapó la boca con las manos, haciéndolo después con toda la cara. Andrea me sabía a gloria y no esperé para continuar jugando con mi lengua en esa zona tan caliente y húmeda. No podía quitar la mirada de su pubis, de ese vello que quedaba a medio camino entre pelirrojo y dorado, aunque costaba de ver, porque no era una chica muy velluda, como podía observar al mirar el resto de su cuerpo, ya que casi ni tenía en los brazos, y desde luego no se veían al ser tan claros los pocos pelos que tenía ahí.

Y casi que lo mismo con éstos, ya que no formaban ninguna figura en especial, estando repartidos de forma uniforme, aunque no de manera tan junta ni quedando tan tupido. Aun así, me gustaba muchísimo ver aquello y rápidamente me centré en lo que estaba haciendo, continuando con esa comida de coño que a ella parecía encantarle por cómo se movía y como gemía por mucho que tratara de ahogarlos.

Jugué durante unos momentos con su coño al acariciar toda su raja con mi lengua, llegando incluso a meterla en su orificio, aunque después me centré bien el clítoris, no tardando ella ni un minuto en correrse, dando su cuerpo unos espasmos fuertes y pasando a temblar después, observando yo como se le ponían los ojos en blanco al agarrar ella las sábanas con fuerza. La dejé tomar aire estando cachondo a más no poder, acariciando su cuerpo para ver si así se recuperaba más rápido, no pudiendo quitar la mirada de él para regodearme en lo que me gustaba.

Su vientre subía y bajaba muy rápido y no terminaba de abrir los ojos, pareciendo tener las gafas un poco empañadas de hecho, pero me puse a su lado, tratando de tranquilizarme, aunque me costaba mucho. Poco a poco se fue calmando, tapándose la cara con las manos, momento que yo aproveché para poner mi mano sobre su vientre para acariciarlo y susurrarle al oído que necesitaba follarla y que no podía esperar.

Por fin abrió los ojos y me miró al girar su cara. La notaba cortada, pero le di un beso para que se dejara llevar, volviendo a decirle aquello cuando me despegué de sus labios y asintiendo ella. Así que me incorporé para ponerme sobre ella y de paso alargar mi mano hasta la mesita de noche y coger un condón. Me moría por metérsela a pelo, pero no podíamos correr ese riesgo y tenía que ponerme uno. Sin embargo, ella me paró, diciendo que era alérgica al látex.

Me entró un bajón bastante grande, porque eso significaba que no iba a pasar nada más al menos que estuviera dispuesta a hacerlo a pelo con los riesgos a correr que ello conllevaba. Me preguntó si lo había hecho antes sin condón, respondiéndole yo que bastantes, pero especificó más al volver a formularme la pregunta recalcando que sin nada de protección. Afirmé de nuevo, aunque diciéndole que no tantas como se podría imaginar.

Ella asintió y dijo que entonces tenía experiencia en ello, haciendo yo un gesto que le expresaba que si, que algo de experiencia tenía, pero no quería tampoco decirlo con unas palabras para que a ella se le quitara un peso de encima, porque el riesgo seguía estando. Fue ella misma la que dijo de probar un poco, pero con mucho cuidado, porque no podíamos dejarlo ahí a esas alturas, aunque le dije que podía acercarme a una farmacia de guardia para comprar unos que no tuvieran látex.

Pero ella no quería que me marchara, diciéndome además que había empezado a llover muy fuerte, cosa que era verdad, pero que tampoco suponía un gran problema para poder ir a comprarlos. Me dijo que fuera con mucho cuidado y que confiaba en mí, tirando de mí para ponerme sobre ella y que nos pudiéramos besar de nuevo. Esta vez tomó un papel más activo de lo que yo pensaba que haría, pues me la agarró en lo que nos morreábamos para mover su mano un poco y masturbarme, empujándome después para que se la metiera cuanto antes.

Me eché un poco hacia atrás y le empecé a acariciar la rajita con mi polla, estando tan húmeda que se deslizaba muy bien, pensando que la penetración sería muy fácil de esa manera, por lo que le dije que se la iba a empezar a meter. Me notaba bastante nervioso por el morbo que tenía todo aquello para mí. Andrea era una chica que me gustaba bastante físicamente y era virgen, una combinación tremenda a la vez que peligrosa para tener sexo con ella sin protección.

Su cara era una delicia, porque me miraba con una cara de excitación y vulnerabilidad que no podían ir a más, con sus cejas caídas y su cara muy enrojecida. Le metí el glande, inundándome una sensación tan cálida que casi quemaba, con ella lanzando un gemido largo, tras lo cual, empecé a meter más, pero muy poco a poco: metía ligeramente más la polla y la sacaba para hacer así una penetración continua, tratando de que se acostumbrara a mí, aunque su coño estaba bastante preparado para recibirme para lo pequeño que era.

Andrea me decía que no esperaba sentirlo así y que lo veía raro, pero que le encantaba, aunque se quejaba un poco de que era demasiado grande, cosa que achacaba a estar acostumbrada a su dildo. Para que se relajara, aunque tampoco hacía mucha falta, le pregunté si me lo iba a enseñar y si me mostraría cómo lo usaba, riendo ella mientras negaba y se tapaba la cara. Continué metiéndosela hasta que pasó de la mitad, encontrando ya un tope que a ella le parecía asustar que yo alcanzara, pues daba algún que otro respingo cuando llegaba allí.

Le dije que se relajara, que su vagina se acostumbraría y que era flexible, aunque ella seguía nerviosa. Decidí empezar a follarla y ver si así se dejaba llevar, gimiendo ella tímidamente y segregando muchos fluidos, aunque cuando bajé mi mirada a su coño, pues casi todo el tiempo la miraba a la cara para ver que todo fuera bien, un escalofrío me recorrió toda la espalda al ver cómo mi polla se hundía en ese coñito, además de ver su vello púbico.

-Mierda, joder... -dije lamentándome.
-¿Qué pasa? No te gusto, soy horrible -se lamentaba ahora ella.
-No, no es eso. Joder... -dije sacando mi polla a prisa de su coño.

Lo que pasaba era que estaba por correrme y casi se lía, porque aguanté lo justo como para sacarla y empezar a correrme sobre su vientre. Ella lanzó un gritito de sorpresa, aunque le agarré la mano y le dije que me pajeara, acabando ella de sacármelo todo mientras yo me retorcía y agarraba sus muslos. Me dio una vergüenza tremenda por haber durado tan poco, pero es que el morbo que me daba la situación era tan grande que era imposible que pudiera aguantar más.

Ella me preguntó si estaba bien, a lo que yo le pregunté si no veía que sí al haber terminado así, haciendo que se riera, aunque le pedí que me diera un momento para recuperarme, aunque la erección que tenía no bajaba absolutamente nada. Le di papel que tenía en la mesita para que se limpiara, tapándose después en lo que yo me quedaba bocarriba en la cama, no sabiendo muy bien qué decir por la vergüenza que seguía teniendo, sobre todo cuando ella no dejaba de mirarme.

-¿Qué ha pasado? -preguntó ella.
-Joder, pues que me ha gustado mucho follarte, aunque bueno, no sé si se puede decir que hemos follado, porque apenas he durado...
-Ha estado muy bien. Casi me corro yo otra vez. Me has dejado a nada.
-Joder... Es que... No digas más esas tonterías de que eres horrible, de verdad. Me he corrido porque me pones demasiado.
-Vale, tampoco te enfades...
-Ahora seguro que duro más.
-Ah, ¿quieres seguir?
-¿Cómo que si quiero seguir? Pues claro que quiero. Con las ganas que te tenía... Aún nos queda un buen rato.
-Al final me voy a creer que te pongo y todo.
-En serio, para con eso.
-Ya... No, si en realidad te creo. Mira lo tiesa que la tienes. ¿Es normal que esté así tanto tiempo?
-Normalmente después de un orgasmo se baja la erección, al menos para mí, pero ahora no baja. Fíjate cómo te encuentro para que no haya pasado eso...
-¿Me dejas que te la chupe un poco? Antes me ha gustado mucho y me he quedado con ganas de un poco más.
-Claro.

Andrea fue bajando por mi cuerpo, sin llegar a ponerse sobre mí, para acomodarse entre mis piernas y agarrar mi polla, empezando así a mamar. Se metió el glande en su boca y movía su mano lentamente. Aunque solo fue al inicio, ya que después lo empezó a hacer todo con más velocidad. Le expliqué cómo hacerlo con su lengua para que fuera mejor la cosa y también la animaba a tragar un poco más.

Me ponía muchísimo verla intentando meterse todo lo que podía en su boca, concentrándose tanto que cerraba sus ojos y no me miraba, pero eso me daba igual. Se esforzaba bastante por tragar, pero no lo hacía mucho, cosa que es verdad que me hubiera gustado que hubiera sido diferente, pero que al mismo tiempo no me importaba tanto al tener en cuenta que era la primera polla de verdad que se comía, porque imaginaba que había tenido que hacerlo con su dildo también.

La dejé un buen rato hacer a su antojo, estando yo algo más tranquilo al haber descargado, aunque seguía sintiendo vergüenza. Le sugerí hacer un 69, a lo que ella me puso cara rara de primeras, preguntándole yo cuál era el problema. Ella dijo que ninguno, preguntándome cómo lo quería hacer. No le gustó la idea cuando le dije que se pusiera sobre mí para comernos los dos al mismo tiempo, preguntándole yo si pensaba que me iba a matar o algo estando sobre mí.

No me llegó a contestar y de hecho le dije que luego quería que me follara ella a mí al montarme, pero para que se quedara más tranquila le dije de hacerlo quedando ambos de lado sobre la cama. Ahora parecía agradarle más la idea, por lo que se puso de rodillas sobre la cama, esperando a que yo le indicara, cosa que fue rápida y fácil. Andrea empezó a gemir de nuevo nada más empecé a comérselo y paraba bastante de hacerlo conmigo, por lo que le pedí que siguiera en varias ocasiones.

Me gustaba hacer un 69 con ella, aunque fuera de esa manera a la que no estaba tan acostumbrado, pero es que no duramos mucho más de 5 minutos, porque me decía que no podía aguantar más y que se iba a correr otra vez. Estaba rojísima cuando nos incorporamos, suponiendo yo que tenía mucha vergüenza.

La tranquilicé, diciéndole que yo estaba igual y que me sentía muy avergonzado de haberme corrido tan rápido sin apenas haberla follado. Se relajó bastante cuando le dije eso, llegando hasta a sonreír, como si se sintiera con menos vergüenza al decirle yo eso. Pero tenía ganas de seguir, por eso se volvió a poner de rodillas, para agarrar mi cara con sus manos y besarme de nuevo durante un rato. Cada vez lo hacía mejor, y parecía que le gustaba, porque ya nos habíamos besado mucho en lo que llevábamos de noche, y no parecía cansarse de seguir haciéndolo.
 
¡Vaya! Javi se aceleró más de la cuenta.
¡Con lo que es él!
Sí, sí, confianza, que él controla ¡Qué vergüenza!

Una vez oí a Nacho Vidal que en Los Ángeles, en una productora, había una secretaria muy gorda. Y que solía tener sexo con ella allí cuando iba. Y que pese a no ser su canon de belleza y/o atracción, que no duraba más de un minuto.

Me ha recordado a lo que estaba leyendo.
 
Una vez oí a Nacho Vidal que en Los Ángeles, en una productora, había una secretaria muy gorda. Y que solía tener sexo con ella allí cuando iba. Y que pese a no ser su canon de belleza y/o atracción, que no duraba más de un minuto.

Me ha recordado a lo que estaba leyendo.
Yo he visto en alguna entrevista que su tipo de mujer ideal es una mujer con obesidad. Obviamente le gustan todo tipo de mujeres, a la vista está, pero ese tipo de mujer es el que más le gusta

En el caso de esta historia, la cosa tira más por el morbo que por tipos
 
Que fogonazo se ha pegado Javier.

El morbo de profanar una virgen pudo más que todo el amplio bagaje sexual con que Javier cuenta, es notorio que con Andrea su líbido pasa de los límites que acostumbra últimamente.
Al momento que Andrea agarre un ritmo, Javier se volverá mantequilla en sus manos. :babeando1::banana1:
 
Capítulo 748

Le pregunté si le apetecía continuar y ella me asintió, volviendo a ponerse roja. En lo que se tumbaba, le dije que no tenía de qué preocuparse y que si veía que me seguía gustando por cómo no se me bajaba la erección. Ahora podía ver mejor su figura al haber algo más de luz con ese detalle de caerse lo que puse sobre la lamparita, aunque ella se seguía tapando con sus brazos de vez en cuando.

Pero aun así podía ver sus pechos con bastante claridad, al igual que de mejor manera al incorporarse ella y quedar de rodillas o sentada en alguna ocasión. Efectivamente, sus tetas se me hacían más grandes de lo que pudiera imaginar, aunque no es que fueran más grandes que la media, manteniéndose ahí. Lo que sí que puedo afirmar es que eran bastante cónicas y pálidas, teniendo sus pezones de un color rosa bastante tenue, siendo más claro aún el color de sus areolas.

El resto de su cuerpo también estaba muy claro y su coño era rosa, aunque ahora había ganado color, seguramente por la excitación que tenía que tener encima, ya que el roce que nos habíamos dado no era tan grande como para que lo tuviera así ya. Le pregunté cómo quería hacerlo, poniéndose ella bocarriba sin llegar a responder, pareciendo querer hacerlo como cuando habíamos empezado.

Así que me acomodé con la idea de empezar a follarla de nuevo, pero la veía muy mona y me entraron ganas de jugar un poco con ella, por eso le comí las tetas, cosa que ella recibió bien por las caricias que me daba en la cabeza. Luego le empecé a tocar el coño con los dedos, estando de nuevo muy mojado y haciéndolo aún más, soltando un fluido algo más viscoso. Tenía unas chapetas muy encendidas y ella me miraba casi con desesperación, hasta que no pudo más y me pidió que se la metiera ya.

Y así lo acabé haciendo después de frotarme con ella durante unos pocos segundos. Empecé a meter y a meter hasta que llegué al tope, metiendo ahora más que la vez anterior y lanzando ella un gemido muy bajito y largo. Le dije riéndome que pensaba que sería más escandalosa en la cama por aquello de haberla escuchado un par de veces, siendo más clara en la primera donde yo creía que estaba follando con su novio.

Ella se tapó la cara con sus manos una vez más, inclinándome yo para acercarme lo máximo que pude a su cara, pidiéndole que la destapara. Una vez lo hizo, le pedí que se dejara llevar y que no se reprimiera, que lo suyo en estas situaciones era centrarse en pasarlo bien, como ella me decía que estaba haciendo, aunque le expliqué que bajo mi punto de vista podría disfrutar mucho más si dejaba todas las tonterías que tenía de lado.

Le di un pequeño beso y me empecé a mover sin llegar a terminarlo, gimiendo ella en mi boca, despegándome de sus labios para no perder detalle de sus reacciones. Ahora parecía dejarse llevar un poco más al lanzar un gemido largo y más alto que los anteriores cada vez que se la metía después de sacársela. Su cara me encantaba y así se lo hice saber, poniendo ella sus manos en mi culo mientras se abría bien de piernas.

Le decía que así lo estaba haciendo muy bien y empecé a aumentar el ritmo, gimiendo ella un poco más alto, aunque eran más cortos esta vez. Me sorprendió lo que estaba durando sin correrse habiéndome dicho hacía nada que estaba por hacerlo mientras se lo comía, pero tampoco es que le estuviera dando muy duro como tenía en mente hacerlo más tarde. Llegó un punto en el que podía metérsela entera y llegar hasta el final al hincársela por completo, abriendo ella su boca con sorpresa y poniendo una cara de gusto que me encantaba.

Me quedé quieto, haciendo presión sobre ella con toda mi polla en su interior, chorreando sus fluidos por mis huevos mientras la miraba. Le pregunté si se daba cuenta de cómo había entrado entera, asintiendo ella poniendo cara de placer. Temía mirar ahí abajo para ver cómo quedaba la estampa por si me entraban ganas de correrme otra vez, pero no me notaba como antes, por lo que lo hice, siendo algo fantástico. Me gustaba mucho su pequeño coño y así se lo hice saber, tanto con palabras, como al resoplar.

Me empecé a mover de nuevo, esta vez de manera más rápida, comenzando una follada más acorde a lo que yo estaba acostumbrado. Me sostenía sobre mis brazos sin perder detalle de su cara o su coño, aunque ella me acabó abrazando para que juntáramos nuestros cuerpos, momento que yo aproveché para continuar esa follada mientras le besaba el cuello. Ella me acariciaba la espalda y también me apretaba el culo, manteniendo sus piernas bien abiertas, aunque también me abrazaba con ellas.

Quería seguir mirándola, por eso me separé de ella y le agarré las piernas por los tobillos para mantenerlas bien elevadas y seguir así. El problema era que ahora le estimulaba bastante el punto G, sin llegar a meterle la polla por completo. Ni siquiera le metía la mitad, pero la cantidad que le metía era más que suficiente para provocar un nuevo orgasmo en ella, el cual manifestó de manera muy parecía al anterior, aunque ahora gemía más alto.

Yo no llegué a correrme esta vez, aunque me quedé cerca, sacándola por si acaso y quedándome mirándola. Tenía la polla cubierta de un fluido blanquecino que sabía que no era mío y que había visto en otras ocasiones, siendo de ella. Me impacientaba lo que tardaba en recuperarse, por eso le empecé a comer las tetas, pareciendo ayudar a que se recuperara, aunque más que eso, lo que hice fue provocar que le entraran ganas de seguir.

Me miró al abrir sus ojos y me empezó a acariciar la cabeza, preguntándole yo cómo se encontraba. Ella reía y decía que bien, que había sido fantástico, aunque le dije que no sería nada comparado con lo que íbamos a seguir haciendo. Me pidió que no la asustara y que no pensaba poder aguantar mi ritmo, aunque le dije que no teníamos nada de prisa. Me puse a su lado para besarla, jugando con su coño al usar mis dedos para acariciarlo, aunque pronto se los metí de nuevo, empezando a masturbarla.

Le preguntaba si así lo hacía ella también, contándome que últimamente no usaba tanto los dedos al tener el dildo aquel, pero que ella era más de estimularse el clítoris. Así que como ella era más de eso, le saqué los dedos y le empecé a estimular el clítoris, pero la veía muy sensible y me centré más en sus labios. Ella disfrutaba y la cosa parecía ir bien, pero yo necesitaba algo más, por lo que se los volví a meter.

-¿Y no te estimulas el punto G?
-Ya te he dicho como lo hago...
-No, es que te acabas de correr que no veas habiéndotelo estimulado.
-Mmm...

Probé a meterle los dedos para estimulárselo, empezando ella retorcerse rápidamente. Me gustaba tanto verla así que no paré y seguí hasta que se me volvió a correr en la palma de la mano, lanzando unas cuantas gotas grandes de líquido, lo que parecía ser el inicio de un squirt, pero ella me detuvo entre su mano, que agarró la mía, y sus piernas al cerrarlas. Andrea se movió para darme la espalda, abrazándola yo para darle calor, pues ahora estábamos destapados, aunque parecía no tener mucho frío.

Yo seguía con ganas de marcha, por eso le empecé a besar el cuello, con ella resoplando, haciéndome gracia. Le pregunté qué ocurría y ella decía que le gustaba mucho que le besara esa zona, por lo que seguí haciéndolo hasta que ella estuvo recuperada, no parando de sobarle las tetas en lo que esperaba. Me pegué a su culo y se lo acaricié bastante también, conteniéndome mucho para no azotarlo.

-¿Puedes seguir, o necesitas más tiempo? -le pregunté acelerado.
-Mmm... -murmuró empujando su culo contra mí.

Eso significaba que sí, por lo que me mojé la punta de la polla con los dedos para llevarla hasta su coño y metérsela desde atrás así conforme estábamos. Andrea pronto empezó a gemir de nuevo en lo que yo le daba placer embistiendo desde atrás, aunque empecé haciéndolo lentamente, pero tenía tantas ganas de follarla que le empecé a dar con más intensidad, poniendo una de mis manos en su cadera para poder sujetarla mejor y tener mejor postura.

Me encantaba como ella empujaba también con su culo, hincando su cara en la almohada mientras gemía esta vez más alto. Ambos nos quedamos cerca de acabar de nuevo pese a lo breve que fue el momento, pero le pedí que se pusiera sobre mí para que me follara, porque no podía desearlo más. Era evidente que se hacía la loca, porque no le atraía la idea, molestándome a mí bastante ya aquello. Le insistí y hasta le di la vuelta para que no me evitara la mirada, cediendo ella y poniéndose sobre mí, aunque se apoyaba mucho en la cama.

Me puse serio con ella pidiéndole que se dejara llevar como había hecho antes, pero no terminaba de soltarse. Me hartó tanto las tonterías que tenía en la cabeza relacionadas con ese tema que me acabé levantando y la cogí en brazos, levantándola por completo y diciéndole que no era para tanto. Lanzó un gritito y se quedó cortada, por lo que le di un beso para que se relajara, pasando a decirle que era una mierda no poder disfrutar al máximo con ella por eso que no se le iba de la cabeza relacionado con su peso.

Al final acabó cediendo y me empezó a follar ella a mí al estar sobre mi cuerpo. De primeras lo hacía de manera bastante torpe, aunque fue a mejor cuando le dije que me follara como había hecho con su dildo el día que la escuché por primera vez. Levantaba y dejaba caer su cuerpo para que hubiera penetración, sugiriéndole yo al poco que lo hiciera solo con su culo, yendo mejor la cosa, aunque variaba un poco, terminando por pegarse a mi cuerpo para dejar caer su culo cuando lo levantaba.

Ahora sí que se dejaba llevar y era algo que me encantaba, porque poco a poco me daba el placer que yo quería que me diera. Pero ya fue demasiado cuando se empezó a mover como a mí más me gustaba. Se puso de manera vertical, mirándome fijamente a los ojos para follarme al moverse hacia delante y atrás. Sus chapetas volvieron a acentuarse mucho, y tuve que sacársela a prisa, porque me volvía a correr, pegando ella su cuerpo al mío una vez más mientras yo descargaba sobre su culo en esta ocasión.

Andrea me empezó a besar en el cuello, agudizando ese orgasmo hasta que no pude expulsar más, quedándome extasiado, con ella sobre mí, besándome por más partes además de aquella. Ella misma fue la que alcanzó el papel para poder limpiarse en lo que yo recuperaba el aliento, pareciéndome que ella también había tenido un orgasmo, aunque diría que menos intenso, pero no tenía ni idea, porque el mío sí que lo había sido y estaba bastante ido.

Se quedó a mi lado, acariciando mi pecho y susurrándome si me encontraba bien, asintiendo yo mientras sonreía. Le pedí que me diera un momento para seguir, preguntándome ella sorprendida si aún necesitaba más. La verdad es que estaba bien servido, pero me apetecía un poco más, diciéndole eso mismo y que eran varios meses deseándola como para dejarlo tan pronto. Así que me puse de lado para mirarla, volviendo ella a ponerse roja.

Me acerqué y le di un pico, cerrando ella sus ojos de la vergüenza que tenía, pero no dejé que aquello nos chafara el momento, porque me puse sobre ella para besarle por donde podía, agarrando una de sus tetas con una mano. Le pregunté si se encontraba bien y si le dolía o algo, respondiendo ella que no, que estaba bien y que pensaba que le dolería, sobre todo teniendo en cuenta lo que yo tenía, pero no terminó de ser así, cosa que me aliviaba mucho y que me venía muy bien para poder continuar. Le expliqué que el dildo había hecho su trabajo al darle de sí el coño para que se fuera acostumbrando para cuando llegara este momento, además de que lubricaba en abundancia para que todo fuera mucho más fácil.

Le pregunté si estaba preparada, y al ver su cara, le dije que sería el último que echaríamos y ya nos iríamos a dormir. Ella asintió y se puso bocarriba, aunque le dije que la quería follar a cuatro. Le dije que no me podía dejar sin aquello con el culo tan increíble que tenía, tapándose ella la cara con una mano, pero poniéndose en posición para poder hacerlo así. La acomodé para que cogiera una buena postura para ella y también para que quedara más sexy. La polla se me puso dura al instante al verla en esa posición, porque ahora sí que se me había bajado con ese orgasmo que acababa de tener.

Me mojé los dedos para llevarlos a su coño y mojarlo también, dando ella un respingo, pero poco me duró cuando me fijé en su ojete. Era muy pequeño y cerrado y claro de color. Me entraron unas ganas de follárselo como pocas veces me había pasado con un culo al no ser algo que me llamara especialmente la atención. Le pregunté si estaría dispuesta a probarlo y se negó en redondo, siendo la principal razón que le daba mucho asco.

Le expliqué que había maneras y demás, pero ella no quería saber nada, tranquilizándola yo al decirle que no iba a pasar nada, pero que me encantaría follárselo y también comérselo. Ella se revolvió un poco, pidiéndome que parara, y lo hice, aunque también se la empecé a meter. Andrea no tardó mucho en empezar a gemir una vez más, empezando yo lentamente, pero acelerando el ritmo al no poderme gustar más lo que veía de ella en esa postura.

Le agarré de las caderas con fuerza y le empecé a propinar unas embestidas bastante duras que ella aguantaba bien de primeras, pero que luego le hacían gritar contra la almohada. No duramos mucho así, corriéndose ella antes y haciéndola yo sufrir un poco al costarme más llegar, pero consiguiéndolo y descargando sobre su culo, tumbándose ella al derrumbarse sobre la cama entre temblores y espasmos que acompañaban a los gemidos lastimeros que sustituyeron a esos gritos que daba segundos antes.
 

📢 Webcam con más espectadores ahora 🔥

Atrás
Top Abajo