Reencuentro con Elena

Capítulo 20

-¿¿?? (puse extrañado por eso que acababa de leer).
-Uy... Perdona, Javi. Me he equivocado de contacto.
-Ah, vale. No pasa nada.
-¿Todavía despierto?
-No, es que me he dormido destapado y me ha dado frío. Y cuando me he despertado he visto que tenía mensajes.
-Ah... Bueno pues descansa, que mañana tenemos clase, jeje.
-Venga, hasta mañana.

Dejé el móvil y me quedé pensando en si realmente me lo decía a mí. De nuevo las dudas vinieron a mi cabeza. ¿Me podía fiar de ella? Y al día siguiente tendría clase con ella... Pensé en que haría todo lo posible porque Elena se quedara con nosotros. No quería que Noelia me la liara.

Llegó el sábado por la mañana y le escribí a Elena.

-¿Te quedarás hoy conmigo en la clase?
-Tenía pensado en quedarme en mi habitación para seguir con el TFG.
-Genial.
-Que ganas de verte.
-Sí, tengo muchas ganas yo también.

Menos mal, se quedaría con nosotros. Mi temor se fue diluyendo, aunque no desapareció por completo, porque Noelia ya había intentado varias veces hacer algo conmigo estando su hermana en la habitación de al lado prácticamente.

Fui por la tarde a su casa y me abrió Noelia, dándome dos besos y me hizo pasar al salón. Le pregunté por su hermana y dijo que iba a avisarla. Le paré y dije que ya iba yo. Me acerqué y entré a su habitación, pero no se dio cuenta, ya que estaba con unos cascos puestos y su escritorio estaba orientado a la ventana, dando la espalda a la puerta. Me acerqué con cuidado y le di un abrazo por la espalda.

-Ay, qué susto.
-Mmm... Que bien hueles...
-Ven aquí.

Me dio un beso cogiéndome de la cara.

-Que aplicada estás.
-Sí, jajaja.
-Me encanta cuando te pones estos moñetes.
-Ah, ¿sí? (dijo mordiéndose el labio).
-Me voy, que te veo venir... Jajaja.
-Que malo... Jajaja.
-Oye, no te canses mucho, que tenemos una noche muy larga por delante... (le dije dándole un beso en la frente).
-Mmm... Que ganas. Además, esta noche estamos sólitos. Mi hermana se va a casa de mi abuela a dormir con ella y mi madre.
-Ufff... Mejor, porque te voy a hacer gritar.
-Javi, para que me pongo mala. Ahora a ver como me concentro para seguir... Jajajaja.
-Jajajaja, venga, me voy ya.

Me fui de nuevo con Noelia al salón para la clase. Estaba un poco intranquilo, pero la clase fue con normalidad. Le eché un ojo al examen que le dije que hiciera el día anterior y lo vi bastante flojo. Se lo hice saber, diciendo donde había fallado y que tenía que prestar más atención al texto, porque parecía que le faltaba comprensión lectora. Mientras le hablaba me miraba, prestándome mucha atención. Cogimos otro examen y está vez le dije que me leyera el texto en alto y despacio para que lo comprendiera mejor. Así lo hizo, aunque la notaba nerviosa, por lo que se trabó un poco.

-Perdona, no pronuncio muy bien.
-No te preocupes, eso es cosa de práctica. Además, no te van a pedir eso en el examen. Simplemente lo he hecho para que prestaras más atención al texto. Venga ahora responde las preguntas del texto.

Se puso a rellenar el examen mientras yo buscaba algún texto para volver a practicarlo. Noté que me miraba de reojo algunas veces. Pensé si estaba pensando en hacer algo, pero lo descarté por como estaba yendo la cosa. Me estaba obsesionado con el tema y estaba viendo cosas donde no las había. Tenía que relajarme y no darle tantas vueltas.

-Ya está (dijo dándome el examen).

Lo miré y estaba mejor.

-¿Ves? Te ha venido bien hacer eso. Está bastante mejor.
-Ya, pero no voy a hacer eso en el examen...
-Mujer, leerlo en alto no, pero tómate el tiempo que necesites para entenderlo bien.
-Ya, pero el examen es largo y no me puedo dormir.
-Eso es cierto. Pero también te digo que es mejor ir despacio y contestar las preguntas bien, que leerlo rápido y contestarlas todas mal.
-Eso es verdad (dijo sonriendo). Oye, se te da bien esto. ¿Has pensado en ser profesor?
-Bueno, no me lo he planteado nunca. A mí siempre me han gustado los idiomas y bueno, me salió este trabajo y estoy bastante contento con él. Me pagan y lo mejor es el horario y poder trabajar a mis anchas desde casa.
-Pero todo el día en casa...
-Que va, si yo salgo con mis amigos, con tu hermana, te he conocido a ti también. No estoy enclaustrado, jajaja.
-Pues muy bien, entonces.

Estuvimos practicando un poco más hasta que la vi cansada y paramos. Le dije que noté mejoría, aunque necesitaba seguir practicando y que si seguíamos así seguro que sacaba el examen con nota.

Noelia se fue a su habitación, pero antes fue a la de Elena para decirme que ya habíamos acabado. Me puse de pie para estirar un poco las piernas, entonces noté como alguien corría hacia a mí y se subió encima mía por la espalda abrazándome y dándome besos en el cuello, era Elena.

-Elena, casi me tiras, jajaja.
-Mmm... Tenía muchas ganas de estar así contigo...
-Oye, anoche al final conseguiste llegar, ¿no?
-Llegar, ¿a dónde?
-Pues... Ya sabes... A la fuente... Jajajaja.
-Jajajaja, que tonto eres...
-Soy tu tontín (dije mientras la cogía para quedar cara a cara y darnos un beso).
-Sí, y como quiero a mi tontín...
-Y yo a mi fuentecita... Jajajaja.
-Jajajaja. Pues sí, lo conseguí. Aunque me costó un poco.
-Bueno, poco a poco. Si te estimulas el punto G, es más sencillo.
-¿Me enseñarás? (dijo con voz melosa).
-Claro, esta noche.
-Pero esta noche quiero que me lo hagas tú...
-Ya te he dicho que va a ser una noche muy larga...
-¿Qué dices? (dijo separándose de mi para mirarme a los ojos con cara de sorprendida).
-Pues que te vas a correr unas cuantas veces así...

Justo en ese momento apareció Noelia diciendo:

-Elena, me voy ya, que voy a cenar ahí también.
-Vale, vale (dijo con voz un poco entrecortada).

Elena parecía un poco preocupada de que nos hubiera oído. Yo también me sentía un poco incómodo.

-Bueno, me voy. Nos vemos.

Se fue, quedándonos Elena y yo un poco cortados.

-¿Crees que nos habrá oído?
-Da igual...
-Me da vergüenza, Javi.
-A mí también, pero bueno no pasa nada.
-Oye, estos van a hacer una fiesta la semana que viene, ¿te apetece ir?
-¿Te apetece a ti?
-Yo he preguntado primero.
-A mí me da igual, lo digo por lo de la otra vez...
-Ah, no te preocupes, es lo primero que he preguntado. No va a ir.
-Ah, pues entonces sí, ¿no?
-Sí, a mí también me apetece. Seguro que lo pasamos bien.

Elena se puso ropa para salir y nos fuimos a tomarnos algo con nuestros amigos. Durante el rato que estuvimos con nuestros amigos todo fue normal, aunque Elena estaba muy cariñosa conmigo, rozándose más de la cuenta, incluso algo de sobeteo de paquete cuando los demás no miraban.

-Elena para, que se me va a poner dura... (dije susurrando).
-Vámonos ya, Javi... (dijo susurrando mordiéndose el labio).
 
Capítulo 21

Nos despedimos de nuestros amigos, entre alguna risa porque alguno intuía lo que pasaba. Nos montamos en el coche y nos fuimos a su casa. Cuando llegamos, se bajó rápidamente y me cogió de la mano, tirando de mí para entrar a su casa, abriendo la puerta un poco con ansia.

-Elena, tranquila mi vida, que te va a dar algo...

Abrió la puerta y se subió encima mía, abrazándome con sus piernas y agarrándose con sus brazos a mí cuello, besándome con ansia.

-Vamos a mí habitación.

La llevé hacia su habitación mientras ella seguía besándome en los labios y el cuello. Cuando llegamos, me empujó contra la cama y me desabrochó los pantalones y me los bajo, junto a los boxers para empezar a chuparme el glande mientras me pajeaba. Después empezó a engullir la polla, metiéndose la mitad, luego hizo fuerza para metérsela todavía más. Me la estaba chupando como me dijo que lo haría la noche anterior. Empezó a chuparla muy deprisa, soltando muchas babas, hasta que se la metió entera en la boca y aguantó, para sacarla llena de babas.

-Qué rica está, me encanta...

Entonces se quitó la ropa y se montó directamente en mi polla. Entre lo mojada que estaba ella y las babas que tenía en la polla, entró bastante fácil, así que empezó a cabalgar de manera salvaje mientras empezaba a gemir. Estaba muy cachonda.

-Madre mía, Elena, como estás... (dije mientras le agarraba de las caderas).

Variaba entre moverse de arriba a abajo, haciendo ruido con el choque de nuestros cuerpos y entre moverse hacia delante y atrás con toda la polla metida en su coño. Estuvo así hasta que pasados pocos minutos empezó a gemir más fuerte y empezó a temblar mientras gritaba y cerraba los ojos con fuerza, desplomándose encima mía. La tumbé en la cama y le empecé a comer el coño mientras seguía gimiendo. Le lamía el clítoris moviendo la lengua muy rápido, lo que provocó que empezara a chorrearme en la boca y en la sábana mientras gritaba de placer mí nombre y se agarraba a las sábanas. Me puse sobre ella apoyándome en mis brazos para besarla, notando como le daban espasmos y como respiraba fuertemente. Cuando toqué sus labios con los míos, abrió los ojos y me abrazó. Después de besarnos durante unos segundos, me incorporé poniéndome de rodillas pegado a su culo, acariciándole su raja con mi polla, que tenía durísima por verla como estaba.

-Javi, Javi... Que estoy muy sensible. Espera....

Seguí haciéndolo, provocando que empezara a gemir de nuevo. Poco a poco se la fui metiendo, haciéndole gemir más fuerte cada vez que se la metía más. Se empezaba a retorcer. Entonces empecé a follarle con un ritmo ligero, apoyándome sobre mis hombros para besarla a la vez. Notaba su respiración entrecortada en sus besos, después le empecé a besar el cuello y paré de follarla. La cogí y la puse a cuatro, quedando con la espalda encorvada hacia abajo y la cara apoyada de lado en la cama y le empecé a follar así suave. Sus gemidos iban al paso de mis embestidas. Poco a poco fui acelerando el ritmo, cogiéndola de las caderas y dándole azoteas. Sus gemidos aumentaban al ritmo de mis embestidas, hasta que se empezó a correr de nuevo.

-¡¡AY JAVIIII!!

Y empezó a chorrear otra vez, pero ahora de forma más abundante. Se desplomó sobre la cama entre espasmos y gemidos que mezclaban placer y queja. Estaba tan cachondo que me pajeé para acabar en su culo entre fuertes jadeos. Cuando acabé me eché hacia atrás, quedando tumbado, puse sus piernas sobre mi cuerpo. Aún notaba sus espasmos, le acariciaba las piernas mientras esperaba que se recuperase.

-Dios... Javi... (dijo aún con la respiración acelerada).
-Que pasada... Como chorreras...
-Ahora sí que lo he notado...
-¿Sí?
-Sí, notaba como que tenía ganas de mear y como empezaba a mojarme sin parar...
-Me encanta cuando lo haces...
-Ven aquí a mi lado...
-Espera que te limpie.
-Déjalo, ven aquí.

Me tumbé a su lado, me acariciaba la cara, dándome besos. Yo le pasé el pelo por detrás de la oreja para acariciarle la cara.

-Elena...
-Dime.
-Nunca he sentido con nadie más lo que estoy sintiendo por ti...
-Ay, Javi... (dijo poniéndose un poco roja).

Se apoyó en mi pecho para pasarme su brazo por encima.

-Vamos a ducharnos, estoy reventada.

Fuimos a ducharnos juntos, con varios arrumacos. Cuando regresamos a su habitación, cambiamos las sábanas porque tenían un enorme charco.

-Madre mía... Eso lo he hecho yo... (dijo señalando el charco con cara de no creerlo).
-Pues sí. La segunda vez ha sido muy explosiva. No habías soltado tanto antes.
-Estaba muy cachonda.
-Sí, eso y que no te he dado tiempo a que te recuperaras.
-También, estaba muy sensible, pero me lo hacías tan bien que no quería que pararas...

Me acerqué a ella por la espalda mientras terminábamos de cambiar las sábanas, estaba en boxers y ella en braguitas, sin sujetador. Le abracé y le empecé a besar el cuello. Entre la conversación recordando el momento y el acercamiento, se me empezó a poner dura de nuevo.

-Javi, ¿quieres más?
-Bueno...
-Es que estoy reventada. Hasta me duele un poco. Me palpita el coño, jajajaja.
-Bueno, no pasa nada.
-Espera.

Entonces se dio la vuelta, poniéndose de rodillas y bajándome los boxers y empezó a pajearme suavemente mirándome a los ojos y mordiéndose el labio. Aceleró un poco el ritmo para después empezar a chupar el glande mientras seguía pajeándome.

-¿Me vas a dar tu leche?
-Te doy lo que tú quieras...
-Mmm...

Entonces empezó a chuparla más profundamente hasta que en pocos minutos noté escalofríos por la espalda.

-Me voy a correr, Elena...
-Sí... Dame tu leche...
 
Capítulo 22

Y como en la primera vez que follamos, se quedó de rodillas, con las manos apoyadas en sus muslos, sacando la lengua con cara sonriente y mirándome a los ojos. En un par de sacudidas me empecé a correr, cayendo todo en su lengua y en el interior de su boca. Cuando acabé de correrme, cogió mi polla para chuparla un poco más, aún con la corrida en su boca, haciendo presión para metérsela bastante, soltándola para coger mi culo y empujarme hacia ella. Después se la sacó y me pajeó unos segundos más suavemente mientras nos mirábamos a los ojos y se lo tragó, relamiéndose, después volvió a chupar mi glande para succionar lo que pudiera quedar de semen y tragar de nuevo. Me miró sonriendo, girando la cara. Dios, como me gustaba cuando hacía eso. Tiré de ella para cogerla en brazos y besarle.

-Me vuelves loco cuando me miras y me sonríes así.
-Y tú me vuelves loca a mí.

Nos dimos otro beso y nos tumbamos en la cama para abrazarnos.

-Me ha hecho gracia cuando estábamos en el bar y no parabas de sobarme.
-Es que estaba con unas ganas...
-Pero, nena... No sabía que fueras tan fogosa para hacer esas cosas con más gente.
-Si no se han dado cuenta...
-Que no dice... Si ya viste lo que pasó cuando echamos el polvo en el baño. Y lo que nos dijeron cuando nos íbamos...
-¿Tú crees? (dijo incorporándose para mirarme a los ojos).
-No sé... Pero no me importa. Me encanta que seas así de fogosa.
-Sí, jajaja. Parece que estoy en celo. Todo el día pensando en eso.
-Es normal, ¿no? Cuando dos personas empiezan así, están todo el día pegados como perros... jajaja.
-Es verdad, jajaja.
-¿Has estado así con más chicas?
-Bueno, de folleteo, sí. Pero con ninguna he sentido nada más aparte de atracción sexual. Contigo es muy diferente.
-Yo es que me involucro demasiado como para tener sólo sexo porque sí...
-Pues nosotros empezamos así.
-Ya, porque estaba sola. Necesitaba un poco de cariño y me lo diste en forma de amistad. Además, surgió el acercamiento y me apeteció y pues no me negué. Si me hubiera venido otro buscando follar, seguro que no me hubiera interesado.
-Cada persona es un mundo.
-¿Tú hubieras estado con otra?
-Pues no sé, Elena... (dije pensando en el polvo que eché con su hermana). ¿Te hubiera molestado?
-No sé... Te cogí bastante cariño. No sé como hubiera reaccionado o qué hubiera sentido...

Estuve a punto de sincerarme y contarle que estuve con alguien más, pero pensé en que me preguntaría quien sería y estaba seguro de que tendría que decirle con quien porque no me notaba muy confiado conmigo mismo como para poder escabullirme de darle explicaciones o incluso de mentirle.

-Pero no éramos pareja entonces...
-Ya, pero no sé, creo que tener sexo con alguien es un vínculo especial y no podría evitar pensar en algo más...
-¿No has tenido una noche de sexo con alguien y ya está?
-Pues... No. Sólo he estado con mi ex y contigo...
-¿De verdad?
-Sí...
-Pues eso hoy en día no es lo normal.
-Ya, soy un poco tradicional para eso...
-Pues con lo guapa que eres y con los piercings que tienes, no lo aparentas. Seguro que te han tirado mucho la caña.
-Bueno... Jajaja. Lo de los piercings, bueno... El del pezón fue una locura de cuando empecé a salir con Alejandro. Una sorpresa que le di y ahí se ha quedado, no me desagrada. Me parece sexy.
-Lo es.
-Y el de la lengua, pues siempre me ha gustado cuando lo he visto en otras personas y quería hacérmelo, me lo hice hace un par de años.
-Me encantan los dos. Además, el de la lengua lo hace más especial cuando me la chupas, a veces lo noto cuando juegas con mi glande y me da más placer...
-El del pezón me encanta cuando me excito, porque hace que tenga el pezón más sensible. Aunque es un poco molesto cuando tengo la regla...
-Te queda genial, tienes unas tetas muy bonitas.
-Un poco pequeñas...
-Que va, son perfectas, como tú.
-Ay... (dijo dándome un beso).

Nos quedamos abrazados y se durmió. Yo mientas pensé en lo que dijo que no sabía como se hubiera tomado si yo hubiera estado con otra cuando nos veíamos antes de ser pareja. Ahora sí que no se podía enterar de lo de Noelia de ninguna manera. No quería arriesgarme a que pudiera pasar algo por eso, porque yo veía peor con quien lo había hecho que lo que había hecho en sí. Si le pudiera molestar que lo hubiera hecho con otra no quería imaginar lo que sentiría si se enterara de que fue con su hermana. No le di muchas vueltas y me dormí.

Me desperté al día siguiente por la luz en entraba por la ventana, encontrándome a Elena acariciándome el pecho y mirándome. Estaba muy mona, sonriendo. En cuanto me vio abrir los ojos, se subió encima mía, con una pierna a cada lado para cogerme la cara y empezar a darme besos.

-Te has despertado juguetona...
-Sí...
-¿Ya se te ha recuperado el chichi? Jajaja.
-Jajajaja, que bobo eres... Pues sí y quiere guerra.
-Mmm... Parece que no es el único que quiere guerra...
-¿A ver...? (dijo pasando su mano por debajo de ella para coger mi polla que estaba erecta). Uy... Sí, alguien más quiere fiesta... Jajaja.

Se quitó las braguitas y me bajó los boxers para acariciar mi polla con su coño, moviéndose hacia delante y hacia atrás mientras me besaba. Notaba como se mojaba cada vez que se rozaba más.

-Elena, ¿Y si vienen?
-Mi hermana me avisaría.
-Una vez no nos avisó...
-No tenía batería. Venga, Javi, un rapidín... (dijo mientras me besaba el cuello y cogía un condón de la mesita).

Me puso el condón y se puso a montarme suavemente, apoyándose sobre sus manos. Se móvil a muy sensualmente, yo le cogía el culo.

-¿Te gusta así?
-Me encanta (dije mientras le di un azote).
-Mmm... Dame otro...

Le di otro, ella reaccionó con un gemidito, acelerando el ritmo y aumentando sus gemidos. Yo también me movía para acelerar la penetración, estando así unos minutos hasta paró y empezó a temblar. Yo le apreté su culo para sujetarla y seguí metiéndosela fuerte y rápido, hasta que empezó a gritar apretando fuertemente los ojos y se empezó a correr, mojándome el pubis y los huevos. Al notar su humedad, como temblaba y ver su cara, me empecé a correr dentro del condón entre fuertes jadeos. Ella se derrumbó encima mía, hundiendo su cabeza en la almohada al lado de la mía.

La moví un poco, dejándola como estaba para sacarle la polla despacio mientras le acariciaba la espalda y el culo. Me quité el condón con cuidado y lo dejé en la mesita anudado. Esperé a que se recuperara mientras le daba besos en su hombro y le acariciaba la espalda. Por fin se recuperó, aunque seguía con la respiración un poco acelerada. Incorporó a cara para decir:

-Javi... estaría así abrazadita todo el día a ti...
-Yo también...

En ese momento oímos como se cerraba la puerta de su casa y unas voces.

-Le voy a decir a tu hermana que ya hemos venido.
-No, no. Déjala, que me dijo que se quedaba a estudiar hasta tarde y todavía es temprano.
 
Capítulo 23

Elena y yo nos miramos. Nuestra cara era un poema, mezclando seriedad y susto, con los ojos muy abiertos. No oímos nada más, así que nos vestimos sin hacer ruido.

-Elena, ¿qué hago?
-No sé. Parece que no se oye nada, pero no sé dónde están.

Entonces sonó como alguien llamaba a la puerta bajito.

-¿Elena? Soy Noelia.

Elena me llevó para quedar detrás de la puerta y abrió. Cogió a Noelia y la metió en la habitación, cerrando la puerta despacio para empezar a hablar en susurros.

-¿Eres tonta o qué? ¿Por qué no nos avisas?
-Me he quedado sin batería, anoche estaba hablando con bastante gente.
-Una mierda. ¿Ahora qué hacemos?
-A ver, va a venir la abuela a pasar el día aquí, voy a ir ahora a por ella. Cuando vea que mamá está ocupada, que salga conmigo.
-Joder, Noelia, ¿no podías haber cogido el móvil de mamá para avisarme?
-No se me ha ocurrido...

Miré a Noelia haciendo una mueca con la cara.

-Es que eres tonta, de verdad. Como mamá me la lie por tu culpa, verás...
-Oye, que no soy yo el que se trae a un chico para follar. Iros a otro sitio joder...
-Anda, ve a ver dónde está mamá, a ver si se puede ir ahora.
-Vale, pero ten cuidado con eso (dijo señalando el condón).
-Anda, tira.

Noelia salió de la habitación, obedeciendo a su hermana, quedándonos Elena y yo solos.

-Tranquila, Elena. No pasa nada, ya verás como no se da cuenta (dije intentando tranquilizarla porque la veía un poco nerviosa).
-Es que mi hermana es tonta, de verdad.

Volvió Noelia diciendo que estaba en el salón, así que no podía salir por la puerta, porque para salir por la puerta tenía que pasar por la puerta del salón y me vería.

J: Bueno, pues cuando vayas a por tu abuela, salgo contigo.
E: ¿Y por la ventana?
J: Elena, hija, que tiene rejas y por ahí no cabe ni un gato (dije riéndome).
N: Madre mía, Elena...
E: Tú cállate, anda, que esto es por tu culpa.
N: A que me voy y te buscas la vida...
J: Ya está, venga. Que no va a pasar nada coño, ya veréis.
E: Javi, que mi madre tiene muy mala ostia cuando se enfada y me encierra y a ver cuándo nos vemos...
J: Elena, que tienes 23 años...
E: Ya, pero mi madre es así y hazme caso que lo hace.
N: Es verdad...
E: Si una vez nos vio a Alejandro y a mí aquí sin hacer nada y vestidos y lo sacó del brazo y me dio un guantazo...
N: Sí, desde que... bueno, me callo... Bueno, ahora os aviso cuando vea que va al baño o algo.

Noelia se volvió a ir. Elena se puso en pijama para disimular, porque se había puesto la ropa que cogió del suelo, que era la de ayer. La veía inquieta, así que le abracé por detrás.

-Tranquila...
-Javi, como nos pille, a saber cuándo te veo.
-Pues por móvil.
-Que me lo quita también...
-¿En serio?
-Que sí, Javi, que se pone como una loca.
-Joder...
-Javi, es que pasaron cosas entre mis padres y desde entonces...
-No te preocupes, no hace falta que me lo cuentes si no quieres o te sientes incómoda...
-No es eso... es que me acuerdo de mi padre y me pongo triste...
-Ya está. No pienses en eso (dije abrazándola y dándole un beso).

Ella me abrazó fuertemente, quedándonos en silencio, hasta que vino su hermana.

N: Vamos, que ha ido a ducharse, ya le he dicho que voy a salir.
J: Venga. Elena, luego hablamos, ¿vale?
E: Javi, te quiero (dijo con tono tristón).

Le di un beso y un abrazo fuerte.

J: Oye, levanta esa cara, ¿eh? No te quiero ver así.
E: Vale, luego hablamos (dijo devolviéndome el abrazo).

Noelia y yo salimos sin hacer ruido, dejando a Elena sola en su habitación. Cuando salimos por la puerta, caminamos juntos, ya que me pillaba de camino a donde dejé el coche.

-Noelia, ya te vale...
-Javi, de verdad que me he quedado sin batería, mira si no llevo el móvil. Lo he dejado cargando.
-Ya... ¿Y lo de que no has caído en coger el de tu madre?
-Te juro por lo que más quieras que no he caído.
-Me cuesta creerlo, Noelia.
-Vale, lo que tú digas. Menos mal que confiabas en mí...
-Bueno, no pasa nada. No ha sido para tanto, al final no ha pasado nada.
-Oye, ¿qué ha pasado?
-¿De qué?
-Estaba de bajón, ¿no?
-Bueno... Se ha acordado de tu padre y se ha puesto así.
-Ah... ¿Te ha contado...?
-No, no. Pero bueno, me ha dicho que hubo problemas y se ha puesto así...
-Ya... Oye, ¿cuándo seguimos con las clases?
-Pues no sé, ¿qué te parece el martes?
-Genial.
-Vale, pues nos vemos entonces.

Nos despedimos con dos besos, poniendo su mano en mi espalda. Me monté en el coche y me fui a casa. Cuando llegué me di una ducha y desayuné algo, después me eché un rato en la cama. Me quedé u rato pensando en como se puso Elena, no me gustó verla así. No tenía ni idea de como ella podía estar así y su hermana tan normal cuando salió el tema, pero tampoco quería indagar porque no quería parecer cotilla, y viendo como se ponía, pasaba que se sintiera mal. Ya me lo contaría ella cuando creyera oportuno. Le pregunté como estaba por mensaje y me dijo que quería verme para hablar por la tarde. Me extrañó un poco, pero le dije que no había problema, que donde quería hacerlo. Me dijo que fuera a por ella y que fuéramos a donde yo quisiera.

Intenté dormir un poco pero no pude. No sabía que me quería decir y me dio por pensar en que se había molestado por lo que había pasado por la mañana. Estuve todo el día un poco pensativo, dándole vueltas en qué quería hablar. Llegó la tarde, así que fui a por ella, estaba un poco nervioso. Le avisé de que estaba en la puerta y se montó en el coche. Nos dimos un beso, estaba seria.
 
Capítulo 24

-¿Todo bien?
-Sí, claro...
-Vamos a ir al mirador de aquí al lado.
-Vale.

Durante el camino estuvimos en silencio. Me estaba poniendo más nervioso por como la veía. Estaba como distante, mirando por la ventana, sin decir nada, muy diferente a la Elena que yo conocía, siempre alegre, habladora y con una sonrisa en la boca. Cuando llegamos por fin empezó a hablar.

-Javi... Eres una persona muy importante para mí... (dijo seria).
-Y tú para mí (dije nervioso sin entender que estaba pasando).
-Es que verás...
-Elena, ¿qué pasa? Me estoy poniendo nervioso...
-No te preocupes, no pasa nada. Sólo quería explicarte lo que pasó en mi casa.
-Ah, bueno. No hace falta, Elena. No te quiero ver mal (dije aliviado).
-Quiero contártelo porque confío en ti y para mí lo eres todo...
-Joder, Elena (dije cogiéndole la mano).
-Verás, Javi...

Entonces se puso a contarme que su familia siempre había sido como una familia ideal, pero en el último año sus padres discutían más hasta que llegó un punto en el que discutían a diario y ella lo pasaba bastante mal por eso. Pero un día, su madre fue a la puerta del trabajo de su padre y vio como estaba con otra mujer, los siguió sin que se dieran cuenta y vio como se metían en el mismo coche. Se dio cuenta de que le estaba engañando y cuando su padre llegó a casa tuvieron una discusión muy fuerte con muchos gritos. Me dijo que ella estaba en su habitación llorando y entonces empezó a llorar por los recuerdos del momento. Le dije que parara de contarme, que no quería verla así, pero ella quería hacerlo, así que siguió.

Dijo que oyó como su madre le decía su padre que como se atrevía a romper una familia de esa manera, que como no pensaba en sus hijas y que lo echó de casa sin dejarle que hablara con ellas y le prohibió que les hablara. Después su madre tuvo una charla con ellas, poniendo bastante mal a su padre y les dijo que no hablaran con él, que se iban a separar y que, si creían que su padre había hecho bien en hacer eso, que se podían ir con él. Les prohibió que llevaran chicos a casa para cualquier cosa, que por eso se puso así cuando la vio con su ex en su habitación.

También me dijo que cuando le contó a su madre que había roto con su ex, que le preguntó por qué habían roto y que ella no se lo contó y entonces dedujo que había sido por la misma razón por la que ellos habían roto. Y le dijo que no se podía fiar de ningún tío, que todos son iguales, que su padre rompió la relación con ella después de muchos años juntos y dos hijas y su novio le había hecho eso después de 5 años de relación. Que no era culpa suya, que eran los tíos, que solo pensamos en lo mismo. Y que por eso toda la situación con su madre.

-Lo siento, Elena...

Elena se encogió de hombros mientras se limpiaba las lágrimas.

-¿No has vuelto a hablar con tu padre?
-Claro que he hablado con él, le echo mucho de menos. Pero se fue a otro pueblo a vivir y llevo bastante sin verlo. Yo sé que lo que hizo estuvo mal, pero es que es mi padre. Le quiero un montón...
-Te entiendo, Elena. No tienes que justificar nada.
-Y Alejandro sabiendo todo eso va y también me lo hace a mí... Lo he pasado muy mal, Javi...
-No tenía ni idea, Elena... Si necesitas tiempo...
-No, no. Si yo no tenía previsto nada, pero no sé, te interesase y vi que estaba a gusto contigo y bueno, empezaron a surgir sentimientos y estoy encantada contigo.
-Yo también estoy encantado contigo, Elena.
-Bueno, pues ya lo sabes. Espero que no sea un inconveniente.
-¿Pero qué dices? Anda ven aquí (le di un abrazo y un beso para consolarla, porque estaba bastante triste).
-Por cierto, no sé si nos vamos a poder ver tanto a partir de ahora...
-¿Por qué?
-Porque ahora mismo en mi casa no trabaja nadie, yo me he ofrecido para buscar trabajo, pero mi madre me ha dicho que me tengo que centrar en acabar mis estudios y con la manutención que nos pasa a mi padre de mi hermana y la poca pensión que le dan a mi abuela, no es suficiente para las cuatro y mi madre cree que es una tontería que estemos viviendo en dos casas, pudiendo estar las cuatro en una solo y poder sacar dinero vendiendo la otra.
-Elena, yo tengo algo de dinero ahorrado.
-Ni se te ocurra, Javi. Vamos a vender mi casa y nos vamos a casa de mi abuela. Por eso ha venido esta mañana, para preparar la escritura de la casa.
-Lo siento, Elena, no sé qué decir...
-Tengo tantos recuerdos en esa casa... Pero a mi madre también le trae recuerdos, pero con lo que pasó, no quiere seguir ahí.
-Bueno, no te preocupes. Ya veremos qué hacemos (dije mientras le cogía la mano para besársela).

Después de la conversación y unos arrumacos para animarla, la llevé de vuelta a su casa, despidiéndonos con un beso, aún la notaba triste. Regresé a mi casa, pensando por el camino en como animarla y se me ocurrió algo.

Mi plan era pedirle a Noelia el número de su padre para ponerme en contacto con él y que pudiera ver a Elena. Lo haría en la próxima clase que tuviéramos. Llegué a casa y mi madre me notó raro, así que le conté lo que pasó.

-Vaya hijo... Está la cosa fea.
-Ya, pero tengo un plan (contándole mis intenciones).
-Javier, eso está muy bien, de verdad. Pero ¿y si te trae problemas?
-No creo, mamá. Quiero que esté contenta, es lo mínimo que puedo hacer.
-Vale, hijo. Me parece bien.

Estaba más animado por el plan que se me ocurrió, esperando que llegara el martes para hablar con Noelia para ver si me podía ayudar.

El resto del día y el lunes pasaron normales, con mi trabajo rutinario. Hablé con Elena para ver como estaba, notando la mejor poco a poco. Por fin llegó el martes por la tarde, así que fui a casa de Elena para dar la clase con Noelia.

Como no me avisaron, imaginé que su madre no estaba, así que llamé a la puerta. Me abrió Noelia, dándome dos besos y haciéndome pasar al salón, pero al entrar me llevé una sorpresa. No estábamos solos. En el salón estaba la amiga de Noelia que vi cuando quedé un día con Elena nada más empezar a ser pareja y cuando Noelia estaba mosqueada al enterarse de que ahora su hermana y yo estábamos juntos. Entró Noelia.

N: Javi, esta es María, también va regular con el examen y le comenté que me estabas echando una mano y que me iba mejor y me dijo que si podía venir para que le ayudaras. No te importa, ¿no?
J: No, para nada (dije, aunque estaba un poco extrañado de que no me hubiera dicho nada antes de ir).
M: Hola (dijo acercándose para darme dos besos).
 
Capítulo 25

Nos sentamos en el sofá y nos pusimos a trabajar, quedando yo entre amabas. Repetí lo que hice con Noelia en las primeras clases para que María fuera cogiendo el ritmo, mientras Noelia repasaba vocabulario y rellenaba algún examen. María era una chica bastante extrovertida y cercana. Se tomaba la confianza de ponerme la mano en el hombro y arrimarse cuando le explicaba algo señalando en la hoja las partes importantes.

Físicamente era algo más alta que Noelia, era una chica delgada, aunque sus generosos pechos y su culo redondito le hacían una figura con unas curvas muy sensuales, haciéndola realmente atractiva. De cara era bastante guapa, con unos ojos marrones muy vivos a juego con su larga melena lisa castaña, una nariz pequeña y unos labios pequeños, aunque carnosos. Era blanquita de piel, aunque no tanto como Noelia y Elena.

La clase transcurrió con normalidad, aunque notaba a María un poco echada para delante, se arrimaba un poco de más quizás, pero tampoco le di mucha importancia, porque veía que su personalidad era así. Cuando acabamos le dije a Noelia que, si podía hablar con ella de una cosa, aprovechando que Elena estaba en casa de su abuela.

-Dime.
-A ver, Noelia. No sé como pedirte esto...
-Mmm... ¿qué pasa?
-A ver. Estuve el otro día hablando con tu hermana y...
-Venga, suéltalo...
-Necesito que me hagas un favor y no sé si te va a gustar.
-Uy...
-Es que me contó lo que pasó entre tus padres y...
-Ah, eso...
-Sí, y me dijo que echa mucho de menos a tu padre y que lleva muchísimo sin verlo, porque bueno, en fin. Que me contó todo y tal...
-Vale, ¿y qué pasa?
-Que me gustaría darle una sorpresa y me gustaría quedar con él para que se vieran. Por si me puedes pasar su número para poder hablar con él.
-Bueno, va a ser un poco difícil porque yo borré su número, no quiero saber nada de él.
-Vaya... Lo siento...
-No pasa nada.
-No sé, ¿crees que podrías cogerle el móvil a tu hermana para poder ver su número y pasármelo?
-Ah, ahora sí que puedo coger su móvil a escondidas, ¿no?
-Noelia, no es lo mismo una cosa que la otra.
-Vale, vale, lo hago, ¿pero yo que obtengo a cambio?

Me quedé en silencio sin saber que responder con cara de sorprendido.

-Es broma, Javi. Esta noche a ver si puedo hacerlo y te lo paso.
-Gracias, de verdad.
-Ya... ¿algo más?
-No, nada. Ya nos vemos en la siguiente clase.
-Vale. No te ha molestado lo de mi amiga, ¿no?
-No, es muy simpática y se le ve interesada.
-Vale. Pues nos vemos en la siguiente clase.

Le pregunté a Elena si nos veíamos para despedirnos, aprovechando que estaba en su pueblo. Me dijo que pasara por la puerta, que salía un momento para darme un beso. Fui a donde me dijo, yendo por primera vez a la casa de su abuela. Aparqué cerca, aunque no en la misma puerta y le avisé. Salió y nos dimos un beso. La veía más animada. Le dije que a ver si mañana o el día siguiente para vernos y tomarnos algo con los amigos, pero me dijo que su madre tenía que arreglar papeles por lo de la casa y que se tendría que quedar con su abuela, ya que su hermana tenía que ir a clase, así que quedamos en vernos para la fiesta que iban a montar los amigos en una casa, que finalmente sería el sábado para los que tuvieran clase o que ir a trabajar pudieran ir también. Nos despedimos rápidamente y me fui a casa, esperando la noche para ver si Noelia me podía conseguir el número de su padre.

Por la noche me habló Noelia.

-Javi, he estado con mi hermana cuando he ido a casa de mi abuela y he conseguido eso, te lo paso.
-Muchas gracias.
-Oye, estos días el tema de las clases va a estar un poco chungo...
-Ya me ha dicho tu hermana.
-Sí, mi madre está yendo y viniendo con papeles y no me fio de hacerlas aquí.
-Pues no se me ocurre nada. Sólo esperar.
-Ya, el tema es que como se venda la casa rápido, no podremos hacerlas más en mi casa.
-Es verdad. Pues no sé, Noelia...
-Le voy a preguntar a María, a ver si pudiéramos en su casa.
-Vale. Si no hay opción, me parece bien.
-Vale, dice que no hay problema, que sus padres están toda la tarde fuera porque ambos trabajan (dijo al rato).
-Vale. Pues genial, podremos seguir con las clases hasta que las necesitéis.
-¿Cuándo hacemos la siguiente?
-Pues, ¿qué te parece el viernes? Así podéis ir haciendo exámenes y me los traigo y les echo un ojo.
-Me parece bien, no creo que María tenga problema. Si por algo no podemos, te aviso.
-Vale. Nos vemos el viernes entonces. Y muchas gracias por el favor.
-De nada.

Al día siguiente llamé al padre de Elena y me presenté. Le dije que me había contado lo que había pasado y que le echaba mucho de menos y que quería verlo. Le expliqué que estaba muy triste y que por eso quería darle una sorpresa. Me dijo que le parecía bien, que él también quería ver a su hija, ya que desde ese día no se veían. Me dijo de quedar el sábado, ya que tenía que trabajar y era de otra ciudad. Me pareció perfecto, así que quedamos sobre las 2 en mi ciudad, para que la viera y de paso nos invitaba a comer en un restaurante.

Estaba contento, porque todo iba como planeaba, me cayó muy bien el padre de Elena. Ya sólo quedaba que Elena no tuviera problema para poder estar a esa hora. Los siguientes días fueron normales, con la rutina de trabajo de siempre, hablando con Elena por teléfono y saliendo alguna tarde-noche con los amigos para una cerveza, pero sin ella. Llegó el viernes, ese día tenía clase con Noelia y María a las 6, pero sobre las 4 recibí unos mensajes de Noelia.

-Javi, estamos María y yo aquí, que hemos ido a tomarnos una cerveza con algunos más de clase, pero nos hemos quedado tiradas. ¿Nos puedes llevar y ya de camino damos la clase?
-Vale, dame un momento que me preparo y voy a por vosotras.
-No hace falta, estamos aquí al lado de tu casa, te esperamos en la puerta.
-Perfecto.

Salí de casa y ahí estaban las dos, esperando. Nos montamos en el coche, ellas dos se montaron atrás y no paraban de cuchichear en voz baja y soltar risitas. Llegamos a casa de María y entramos. Efectivamente estábamos solos. Nos sentamos en unas sillas, en la mesa de su salón y empezamos a dar la clase, que fue normal, aunque ambas estaban un poco distraídas con varias risitas.

J: Veo que os lo habéis pasado bien...
N: Sí, hemos tomado alguna cerveza de más, jeje...
M: O a lo mejor no, jiji...
J: Va, vamos a centrarnos.

Continuamos con la clase y seguían con las risitas, aunque no me importaba, pero también se arrimaban más de la cuenta, ocasionándome algo de incomodidad. Acabamos sobre las 8 de la tarde y cuando me iba a despedir, saltaron ellas antes.
 
Capítulo 26

M: Oye, ¿nos vamos a tomarnos algo? (Dijo mirándonos a Noelia y a mí).
N: Por mí sí, ¿te vienes, Javi?
J: No puedo, tengo que hacer cosas.
M: Venga va, una cerveza rápida.
N: Venga, Javi, no nos hagas el feo.
J: De verdad, no puedo, tengo cosas que hacer. Además, tengo que coger luego el coche y paso de beber...
M: Joder tío...
J: Otro día. Hoy no puede ser.
M: Vale, pero no te escabullas la próxima...
J: Vale, vale.

Nos despedimos con dos besos y me fui de allí, montándome en el coche. Me dio la impresión de que algo pasaba, así que decidí salir de ahí como fuera. No quería ningún lío. Llamé a Elena para aprovechar que estaba ahí para vernos, pero no me cogía el teléfono. Por la noche, Elena y yo hablamos por mensajes.

-Tengo una perdida tuya, ¿qué pasa?
-Nada, que estaba en tu pueblo, que hemos tenido clase tu hermana y yo y ya que estaba ahí pues quería aprovechar para verte.
-Jo... Es que estaba con mi abuela durmiendo en la cama. A veces le da el bajón y se pone triste y le gusta que duerma con ella.
-Vaya, no lo sabía.
-Bueno, no pasa nada. ¿Y dónde habéis dado la clase?
-En casa de una amiga suya que se nos unió el otro día.
-Am. ¿Y cómo ha ido?
-Pues bien. Ha sido una clase bastante larga, porque a las 4 me ha dicho tu hermana que se habían quedado a tomarse unas cervezas aquí y se habían quedado tiradas. Me dijo que si las podía llevar y de paso dábamos la clase.
-Vaya jetas...
-Bueno, hemos aprovechado el tiempo, aunque iban un poco contentillas creo yo.
-¿En serio?
-Sí, mucha risita y tal, pero bueno. Están en la edad...
-Madre mía... Oye, qué ganas tengo de que llegue mañana...
-¿Y eso?
-Pues que llevo aquí encerrada toda la semana y tengo ganas de verte y salir. La fiesta de mañana me viene perfecta para ambas cosas.
-Yo también tengo ganas, así me despejo de tanto trabajo.
-Oye... Llevamos muchos días sin... ¿Venimos después a mi casa?
-Lo mismo no me aguanto en la fiesta cuando te vea... Jajaja.
-Jajaja. Me daría morbo que me follaras ahí la verdad...
-Pues me estás dando ideas...
-Ah, ¿sí...?
-Pues sí. De hecho, ¿mañana sobre la 1 estás libre?
-Sí.
-Pues a esa hora paso a por ti.
-¿Qué vamos a hacer?
-Es sorpresa...
-Vaya, que ganas. Me encantan tus sorpresas, ya lo sabes.
-Seguro que te gusta esta también.
-Que ganas. La quiero ya...
-Venga, anda, no te pongas como una niña y vamos a dormir, que mañana va a ser un día muy largo...
-Vale...

Me fui a dormir muy contento porque todo iba a salir como esperaba.

Al día siguiente me desperté sobre las 10, me fui a desayunar y me pegué una ducha. Estaba un poco nervioso, estaba haciendo hora para ir a por Elena, pero el tiempo pasaba muy lento. Mientras tanto hablé con mi madre, diciéndole como iba la cosa y los planes para ese día. Me dijo que se alegraba por nosotros y que nos lo pasáramos bien.

Al fin llegó la hora, así que fui a por Elena. Cuando llegué, aparqué cerca de su casa y le dije que la estaba esperando. Cuando me vio, se acercó corriendo hacia a mí, saltando encima mía para darme muchos besos por la cara.

-Vaya, que bien te veo...
-Sí, tenía unas ganas de verte...
-Venga, vamos. Móntate en el coche, que tenemos que ir a un sitio.
-¿A dónde?
-Ahora lo verás...
-Jo...
-Venga, va.

Nos montamos en el coche y se puso a mirarme como una niña esperando su regalo en Navidad. Me empecé a reír y ella me hacía cosquillas.

-Elena, que estoy conduciendo...
-Javi, llevo muchos días sin verte. Bastante que no tiro del freno de mano para montarme encima tuya...
-Jajajaja, ya veo, ya... (dije poniéndole la mano en el muslo)
-Esto tampoco ayuda... Jajaja.
-Ya verás esta noche...
-O paras, o tiro del freno de mano, tú mismo... Jajaja
-Jajaja, vale, ya paro.

Llegamos al restaurante y fui a aparcar.

-¿Y este sitio?
-Hoy vamos a comer aquí.
-Como me cuida mi niño...
-Bueno, esta no es la sorpresa en realidad...
-Ah, ¿no?
-Pues no.
-¿Entonces?
-Ahora verás.

Fuimos andando hacia un parque que había al lado del restaurante y allí estaba su padre. Cuando Elena le vio, salió corriendo hacia él. Yo me quedé un poco retirado para darles intimidad, Elena lloraba bastante, pero no estaba triste. Su padre también estaba emocionado, se veían después de varios meses. Cuando vi que se tranquilizaban un poco me acerqué para presentarme y estrechar la mano de su padre, él me dio la mano y también un abrazo y las gracias por haber hecho eso. Después fuimos a comer mientras se pusieron al día, estuvimos a gusto, hablando y disfrutando de lo que servían en ese restaurante. Cuando acabamos, se despidieron con la promesa de verse más seguido, ya que su padre le dijo que vendría a verla cuando pudiera.

Sobre las 4 de la tarde, lleve a Elena a su casa, quien me daba las gracias por el camino.

-Javi, muchas gracias por esto. No tengo palabras, de verdad.
-Me alegro que te haya gustado.
-Qué suerte tengo de haberte conocido. Me cuidas mejor de lo que me gustaría.
-Anda ya, Elena. Es lo menos que puedo hacer. El otro día se me rompía el corazón viéndote tan triste. Tenía que hacer algo...
-Jo, Javi... Te quiero.
-Yo también te quiero, Elena (dije poniéndole la mano en el muslo).

Ella cogió mi mano y la acarició. El resto de camino hablamos de las ganas que teníamos de la fiesta de esa noche. Llegamos a su casa, donde nos despedimos, dándonos un beso. De nuevo me dio las gracias por lo que había hecho por ella. Quedamos en que iría a por ella a las 10 de la noche, para irnos a mí ciudad, donde era la fiesta.

Fui a mí casa y en cuanto llegué, mi madre me preguntó como había ido. Le conté como fue todo y se alegró mucho por mí. También me recordé que esa noche iríamos a una fiesta. Me dijo que lo pasáramos bien y que tuviéramos cuidado. Después de cenar algo fui a vestirme. Me puse una camisa blanca, unos vaqueros más formales y unos zapatos. Hasta me recorté la barba para causar buena impresión. Después fui a por ella.
 
Capítulo 27

Le esperé en la puerta de su casa y en cuanto le dije que estaba ahí, salió. Estaba guapísima, con una camiseta granate ajustada con un poco de escote, una cazadora vaquera, la falda que se puso en la fiesta anterior, unas medias negras y unos zapatos parecidos a los que se puso en la fiesta anterior, pero eran del color de la camiseta. Se alisó el pelo y se puso un poco de maquillaje.

-Madre mía, Elena... Estás tremenda...
-Tú también estás cañón (dijo sonrojándose).

Nos dimos un beso y le cogí el culo.

-Javi, a ver si no vamos a llegar a la fiesta... Jajaja.
-Joder, es que llevo días sin verte y me vienes así...
-Esta noche partimos la cama.
-Ya ves que si la vamos a partir...

Nos montamos en el coche para irnos a la fiesta. Cuando llegamos a la casa, saludamos a todos, dividiéndonos ella con las chicas y yo con los chicos. Estuvimos echando un muy buen rato, pero de vez en cuando Elena y yo nos mirábamos sonriendo. Entre los días que la eché en falta y lo guapa que la veía, estaba que no podía más. La puntilla fue en una de estas veces, cuando nos mirábamos sonriendo, cuando hizo ese gesto que me vuelve loco, mirándome con su perfecta sonrisa y girando la cara. En cuanto lo hizo me excusé de mis amigos y fui hacia ella, que estaba hablando con una amiga suya. La cogí de la mano y la saqué de ahí, llevándola al cuarto de baño y echando el pestillo.

-Javi, ¿qué pasa?
-Que no puedo más (dije mientras le cogí la cara para empezar a besarla).

Ella se dejaba llevar, cogiendo mis manos, continuando mi beso. Entonces le cogí del culo, acercándola a mis caderas. Nos estuvimos morreando durante un rato, metiéndonos mano. Entonces se puso en cuclillas para empezar a desabrocharme los pantalones, sacando mi polla y empezando a chuparla.

La chupaba con ansia, metiéndosela casi entera en la boca rápidamente, lo que provocaba que hiciera sonidos de atragantarse. Yo le cogí del pelo para manejar la mamada, hasta que ya no pude más, necesitaba metérsela.

La levanté y la puse contra el lavabo, nos mirábamos a través del espejo y empecé a besarle el cuello mientras ella cerraba sus ojos y se mordía el labio. Le subí la falda para bajarle las medias y el tanga hasta medio muslo y empezar a acariciarle su raja con mi polla. Se le empezó a acelerar la respiración y le empecé a meter la polla, que entre sus babas y lo mojada que estaba, entró sin mucha dificultad. La notaba apretadita, entonces soltó un gemido tal vez un poco más alto de la cuenta, pero no me importó, porque el baño estaba alejado de la zona donde estaban todos.

Le cogí de las caderas y empecé a metérsela y a sacársela suavemente, ella acompañaba los movimientos con gemidos. Le metí una mano por el escote para tocarle las tetas y pellizcarle un pezón, reaccionando ella con un gemido más fuerte. Fui acelerando el ritmo y ella el sonido de sus gemidos hasta que llegué a follarla duro mientras ella cerraba los ojos con fuerza e intentaba contener los gemidos, entonces dijo:

-Ay... Javi... Así, así... Me voy a correr...

Y se agarró fuertemente al lavabo mientras cerraba sus ojos con fuerza. Yo le cerré la boca con una mano y con la otra fui a buscar su clítoris para estimularlo. Entonces empezó a temblar, agarrándose con más fuerza al lavabo, cerrando sus ojos con más fuerza mientras le fallaban las piernas. Gemía a través de mi mano, pudiéndola oír yo, pero sin llegar a hacer suficiente ruido como para que se oyera fuera.

Empezó a mojarse, pero sin llegar a chorrear, aunque me llenó la mano y la polla de sus flujos. Se la saqué de golpe para ponerla de rodillas, pajeándome para correrme en seguida en su lengua, cayendo todo ahí y deslizándose dentro de su boca. Cuando acabé de correrme le dije:

-Abre los ojos y mírame.

Ella me obedeció.

-Ahora trágatelo.

Me obedeció de nuevo, tragándoselo mientras me miraba a los ojos. Cuando lo hizo, la levanté, apoyándola en el lavabo y le bajé más las medias y el tanga para empezar a estimularle el punto G, hasta que empezó a soltar chorros muy finos y largos, poniendo perdido el suelo. Ella empezó a gemir más fuerte de la cuenta, así que le tapé la boca para que no hiciera tanto ruido. Le empecé a besar mientras se recuperaba, notando como temblaba y me daban espasmos. Después me aparté para dejar que se recuperara, poniéndome bien la ropa y recogiendo todo. Cuando se recuperó, me cogió de la mano para levantarme y darme un beso.

-Javi, que ganas tenía...
-Ya te he visto como gritabas... jajaja.
-No podía evitarlo. Llevábamos varios días sin hacerlo y cuando me la has metido ha sido... brutal.
-Sí, he notado que estabas más apretada.
-Mmm...
-Esto ha sido un aperitivo, esta noche más.

Nos lavamos un poco para aparentar normalidad y salimos del baño regresando con nuestros amigos. Pasado un rato se me acercó alguien por detrás, dándome toquecitos en el hombro. Era Laura.

-Hola, Javi. ¿Qué tal?
-Hola Laura, ¿qué pasa?

Empezamos a hablar de varias cosas, ya que desde la última fiesta no nos vimos. Nos apartamos un poco, porque había un poco de jaleo y no podíamos hablar bien. Me estuvo contando que se había ido a su ciudad natal unos días, como le iba, también me preguntó por mí, como me iba en el trabajo y demás, hasta que se empezó a acercar a mí, intentando darme un beso. Me aparté un poco para atrás.

-Uy...
-Laura, perdona. Pero es que estoy con Elena.
-Ah, perdona. No lo sabía. No quería...
-No pasa nada...
-Que tonta soy. Es que, bueno... Te veo así guapete, buena gente y también lo que hiciste por Elena y bueno...
-No te preocupes, de verdad. Tú eres una chica muy guapa también.

Entonces alguien me cogió del hombro con fuerza, tirando hacia atrás para girarme y me llevé un puñetazo, tirándome la copa. Era Alejandro.

-Venga, dímelo a la cara si tienes huevos.
 
Capítulo 28

Laura reaccionó con un grito porque se asustó. Yo estaba un poco en shock, pero rápidamente reaccioné y le metí un tortazo a Alejandro, pero con la mano cerrada, abriéndole el labio. Él se echó para atrás del golpe y sus amigos le pararon, pero se zafó y vino hacia a mí como un energúmeno. Yo viendo lo que venía, lo recibí con un rodillazo en todo el pecho, tirándolo al suelo, pero yo me tambaleaba por el golpe y un amigo suyo me empujó, tirándome al suelo, dándome un fuerte golpe en la cabeza contra la pata metálica de una mesa.

De lo demás que pasó en ese momento tengo recuerdos vagos, ya que estaba bastante mareado por el golpe. Recuerdo que Laura pegó otro grito y que Elena se acercó rápidamente, poniendo la mano donde me di el golpe. Lo siguiente que recuerdo es estar montado en el asiento de atrás de mi coche con Elena a mi lado, con su mano aún en mi cabeza. Conforme llegamos al hospital, se me pasó un poco el mareo, reaccionando a lo que estaba pasado.

-¡Javi! ¿Estás bien?
-Me duele la cabeza. ¿Qué ha pasado?
-Te has dado un golpe contra una mesa y has empezado a sangrar bastante.
-¿Pero qué ha pasado?
-Nada, Javi. No te preocupes.

Entramos al hospital y allí me curaron. Me dieron algunos puntos porque me hice una brecha bastante fea. Recuerdo que miré a Elena mientras me curaban y tenía en las manos una toalla con bastante sangre. Una vez curado, me hicieron pruebas de reconocimiento. Me dijeron que no parecía nada grave, ya que no había perdido la consciencia, que era normal que estuviera mareado. Aun así, me hicieron más pruebas para ver si tenía algo, pero no vieron nada. También me dijeron que, si en los siguientes días me encontraba mal, que fuera para hacerme más pruebas en ese caso.

Salimos del hospital y fuimos a mí coche. Nos había traído un amigo y ahora nos iba a llevar a mi casa. Ya me encontraba mejor y salí del coche, pero Elena se me adelantó para ayudarme a entrar a mi casa, por si me mareaba de nuevo. Entramos y vimos a mí madre, que se asustó. Yo le tranquilicé, diciéndole que estaba bien. Elena explicó lo que pasó, estaba un poco nerviosa, ya que era la primera vez que hablaba con mi madre. Se disculpó porque no eran las formas que le hubiera gustado para conocerse, pero había surgido así. Mi madre se tranquilizó al ver que estaba bien, porque reaccionaba en todo momento a la conversación. Fuimos a mí habitación para cambiarme y vi que la camisa estaba con bastante sangre cuando me la quité. El contraste de la camisa blanca y la sangre era imponente.

-Joder, ¿toda esa sangre es mía?
-Sí, cuando te hemos levantado había también en el suelo, así que hemos cogido una toalla para tapar la hemorragia.
-¿Pero qué ha pasado?
-No lo sé, yo no estaba ahí cuando pasó. Pero oí gritos y golpes, fui y vi a Alejandro en el suelo y a ti también contra la mesa con la mirada perdida. Me he asustado mucho, Javi...
-Lo siento, Elena. No me acuerdo de lo que ha pasado...
-Tranquilo, ya ha pasado. Ya estamos aquí. Me voy a quedar contigo por si necesitas algo o te sientes peor.
-Vale.
-¿Cómo estás?
-Un poco mareado.
-Bueno, vamos a ponerte el pijama y te acuestas para descansar.
-¿Y tú?
-Yo contigo, a tu lado.

Se puso una camiseta mía y nos tumbamos en la cama, pero ella se puso con la espalda en el cabecero y apoyó mi cabeza con cuidado en su regazo, acariciándome la espalda. A los pocos minutos me dormí.

Al día siguiente me desperté siguiendo en la misma posición que me acosté. Elena me miraba mientras me acariciaba la cara.

-¿Cómo estás?
-Me duele un poco la cabeza.
-¿Te ves bien o crees que es necesario ir al médico?
-Yo creo que no hace falta... Y tú, ¿has descansado?
-Bueno, estaba pendiente de ti, pero sí, algo he dormido.
-Gracias por quedarte.
-Javi, es lo mínimo que puedo hacer. Y más cuando tú me cuidas así también, o mejor.
-Al final anoche se partió mi cabeza en vez de la cama. Que desastre.
-Jajaja, ni estando así pierdes el sentido del humor. Ay...
-No sé qué pudo pasar...
-Anoche hablé con Laura cuando te dormiste y me contó lo que pasó.

Me empezó a contar con detalle lo sucedido, sin mencionar lo de que Laura me intentó besar.

-Ah, sí... Es que el día que me llamaste llorando le dije que no se acercara a ti más... No creía que fuera a pasar algo así...
-Déjalo, es gilipollas. También me dijo que se quedó planchado en el suelo y que se lo llevaron sus amigos medio grogui.
-¿Y Laura te ha contado algo más?
-No, nada más. ¿Por?
-Anoche me intentó besar.
 
Capítulo 29

Elena se quedó en silencio durante unos segundos, cambiándosele la cara un poco.

-¿En serio?
-Sí. No sabía lo nuestro y bueno, se acercó a hablarme y lo intentó.
-Pero no pasó nada, ¿no?
-No, la paré.
-Gracias por ser sincero.
-Es lo normal.
-Se supone, pero luego llegan las puñaladas. Ya sabes.
-No pienses en eso.
-Sí, mejor...
-Oye, anoche estabas cortailla, ¿no?
-Pues normal, jajaja. Conocer así a tu suegra...
-Es verdad...
-Anda, vamos a levantarnos.

Se levantó de la cama y me ayudó a levantarme, pero perdí el equilibrio, sentándome de nuevo en la cama.

-¿Estás bien?
-Estoy un poco mareado.
-Pues no te levantes, quédate aquí sentado. Voy a por algo para que comas.

Al rato vino con mi madre.

-¿Cómo estás?
-Un poco mareado y con dolor de cabeza.
-Bueno, descansa. Anda que con lo contenta que estaba cuando os vi entrar por la puerta y mira lo que me encuentro. Que mala suerte de conocer a esta chica tan guapa de esta manera, Javier...

-Ni que lo hubiera hecho queriendo...
-Ay... Bueno, os dejo solos, si necesitáis algo o te sientes peor, avisadme.
-Vale.

Elena se me quedó mirando con una sonrisilla.

-¿Qué te pasa?
-Nada... Javier...
-Buah... Jajaja.

Se acercó para besarme y sentarse a mi lado. Pasamos todo el día juntos. Elena estaba muy cariñosa, cuidándome, dándome besos y caricias durante todo el día. Para cuando llegó la noche, quedó con uno de nuestros amigos para que la llevara a casa, aunque le dije que se llevara mi coche. Me dijo que, si pasaba algo, que se lo dijera y que tuviera cuidado, que vendría a visitarme en cuanto pudiera.

El lunes transcurrió igual. Me pasé descansando todo el día, hablando con Elena y contándole como estaba, quedando en que el día siguiente iría a verme.

El martes me desperté con Elena acariciándome la cara, dándome un beso y preguntándome qué tal estaba.

-Me duele la cabeza bastante. Más que ayer.
-¿Estás mareado?
-Sí (dije al incorporarme para ver si me mareaba).
-Vamos al médico.

Me lavé un poco la cara y me vestí. Elena me llevó a urgencias y allí le contamos lo que pasaba. Después de unas pruebas, me dijeron que se trataba de una conmoción cerebral. Elena y yo nos asustamos, pero el médico nos explicó que no era grave, que era debido al golpe y que en pocos días se debería pasar. Nos avisó de que esos días sentiría dolores de cabeza, mareos, y que también podrían aparecer nauseas, cambios de humor, dificultad de concentración... Me dijo que descansara un par de días y que volviera a la rutina para ejercitar el cerebro.

Cuando salimos nos montamos en el coche y me quedé embobado mirando por la ventana.

-¿Estás bien?
-¿Eh?
-Javi, no pasa nada. Nos ha dicho que no es grave, que en unos días se pasa. No te preocupes.
-Ya, ya.

Cuando llegamos a mí casa, aparcó y apagó el motor.

-Javi, no quiero que le des vueltas a esto. Ya verás como no es nada. Yo voy a estar contigo para lo que necesites.
-Te quiero, Elena.
-Y yo a ti, mi amor. No te vengas a bajo.

El resto del día lo pasamos en mi casa, yo me dormí por la tarde y ella estaba con su portátil con su TFG. Me desperté y la vi muy concentrada, así que no le dije nada, pero ella me vio y me preguntó que como estaba. Descansar me vino bien, porque me encontraba mejor. Estuvimos hablando un poco y ya se hizo tarde. Le dije que se llevara mi coche, si yo no lo iba a usar conforme estaba. Le pareció bien, así podría venir a verme cuando quisiera sin depender de nadie o del autobús. Nos despedimos con un beso y me dijo que, si pasaba algo, que le avisara.

Más tarde por la noche, me tomé un paracetamol para pasar bien la noche, entonces recibí mensajes de Noelia.

-¿Cómo estás? Me ha contado mi hermana lo que te ha pasado...
-Estoy mejor, gracias por preguntar.
-Me alegro. De las clases nos olvidamos, ¿no?
-Pues me han dicho que descanse un par de días, pero que también haga vida como siempre, para ejercitar y tal.
-Como veas. No quiero que la cosa vaya a peor...
-No, si no pasa nada. Mañana le digo a tu hermana que venga a por mí y echamos una clase. Pero más ligera para probar.
-Vale. Se lo voy a decir a María.
-Venga, nos vemos mañana.

Le comenté a Elena lo que acaba de hablar con Noelia y le pareció bien, así que quedamos en que iría a por mí para ir a su pueblo, a casa de María.

Al día siguiente vino a por mí. Me preguntó como estaba y le dije que me encontraba mejor, aunque de vez en cuando me mareaba un poco. Me dejó en casa de María y me dijo que cuando acabara o si me sentía peor, que la avisara. Cuando entré a casa de María, me saludaron con dos besos y me preguntaron que como estaban. Dije que estaba bien, aunque me mareaba un poco de vez en cuando.

Empezamos la clase y me notaba un poco flojo, como si ellas fueran por delante de mí. Entonces Noelia dijo:

N: Javi, ¿estás bien?
J: ¿Eh? Sí, sí. Es que me cuesta un poco concentrarme...
M: Noelia, tenemos que cuidar a Javi, que está malito... (dijo poniéndome la mano en la pierna).
N: Sí, tienes razón (poniendo su mano en mi otra pierna).

Me quedé callado. No sabía qué hacer. No estaba seguro de qué estaba pasando. Entonces María se empezó a acercar a mí sonriendo.

J: Esto no está bien (dije levantándome para irme).

Pero me mareé y casi me caigo, ellas me ayudaron a sentarme en el sofá y se sentaron a mi lado.

N: ¿Estás bien?
M: ¿Ves, Noelia? Hay que cuidarlo.
 
Capítulo 30

Entonces María se acercó a mí, pasando mi brazo por su hombro y me empezó a besar el cuello mientras me acariciaba el muslo. Noelia también se acercó y me cogió de la barbilla para besarme en los labios, después lo hizo María mientras Noelia me sobaba el paquete. Me intenté zafar, pero me agarraron para no dejarme escapar. Entonces entre las dos empezaron a desabrocharme el cinturón y el pantalón. Las paré abrochándome el pantalón y el cinturón mientras salía de ahí tambaleándome.

N: Javi, espera...

Salí de ahí sin responder ni mirar atrás.

Eché a andar hasta que vi un banco para sentarme y descansar. Estaba muy nervioso por lo que acaba de pasar, ¿cómo no pude reaccionar antes? Estaba un poco en shock porque confiaba en Noelia y otra vez me venía con las mismas y ahora involucrando a su amiga.

Cuando me tranquilicé llamé a Elena para que fuera a por mí. Le dije que no me veía bien para ayudarles y que intenté ir hacia su casa andando pero que estaba mareado y me senté en un banco. Le envié ubicación, fue a por mí y le dije que me llevara a mi casa. A la vuelta me mantuve callado y mirando por la ventana pensando en si contarle a Elena lo que pasó.

-Javi, tranquilo, ya verás como en unos días estás mejor.

Me mantuve callado, embobado mirando por la ventana.

Llegamos a mi casa y fuimos a mí habitación, sentándome en la silla de mi escritorio.

-Venga, levanta esa cara (dijo poniéndose frente a mí).

Le abracé sin decir nada.

-Javi, ¿qué pasa?
-Nada.

Decidí no contarle nada, ya que su hermana estaba involucrada y no quería que se peleara con ella. Si no hubiera estado ella, sí que se lo hubiera contado, pero entonces recordé lo que me dijo de las puñaladas. Me sentí mal por ocultarle algo así, quería que viera que era sincero con ella, pero no quería joderle más su relación familiar, que ya tenía bastante con lo de sus padres. Me tumbé en la cama y ella se sentó a mi lado, acariciándome la cara hasta que me dormí.

Me desperté al día siguiente, estaba sólo en casa. Miré el móvil y tenía un mensaje de Noelia disculpándose, diciéndome que quería hablar conmigo, quería explicarme lo que pasó en la clase.

Me encontraba mejor, aunque no me fiaba de salir a la calle sólo, así que le dije que viniera a mi casa en el recreo para hablarlo.

Un poco pasadas las 11, se presentó en mi casa con María. Les dije que las dejaba pasar si no hacían nada raro. Dijeron que sólo querían aclarar lo de la clase y pasaron para hablar conmigo. Me dijeron que ambas eran muy amigas y que Noelia le contó lo que hubo entre nosotros. María dijo que le dio curiosidad y que se fijó en mí y que ambas querían experimentar conmigo, porque también sentían atracción entre ellas. Entonces creyeron que yo era perfecto para ello, porque según ellas tendría experiencia.

J: Pero vamos a ver... Sabéis que tengo pareja...
M: Sólo es sexo Javi, no hay sentimientos de por medio.
N: Claro, como cuando tú y yo...
J: Entiendo lo que me queréis decir, pero estando en pareja es diferente. Hay una cosa que se llama fidelidad. Además, a Elena ya le han hecho algo así y no quiero que sufra más.
N: No tiene por qué enterarse...
J: Noelia, no me jodas... ¿Otra vez con las mismas?
M: Venga, Javi, que estás deseando.
J: Mira, si no tuviera pareja, el otro día os hubiera reventado a las dos, pero estoy con Elena y yo no soy así...
M: ¿Nos hubieras reventado? (dijo mientras se levantaba para acercarse a mí).
J: No me jodáis, ¿eh?

Entonces Noelia se levantó y se puso por detrás de mí acariciándome el pecho y besándome el cuello. Mientras tanto, María me empezó a desabrochar el pantalón, poniéndose de rodillas. Noelia se subió la camiseta y el sujetador y me acercó sus tetas a mi cara para que se las comiera. Me estaba excitando, por lo que me empecé a empalmar. María sacó mi polla de mis boxers y me empezó a pajear para después empezar a metérsela en la boca. Noelia cogió mi mano para meterla dentro de sus leggings y bragas para que le tocara el coño mientras le seguía comiendo las tetas. Entonces noté como María paraba de chupármela. Miré hacia ella y vi que se había bajado los pantalones y un tanga que llevaba y se estaba sentando sobre mi polla, pudiendo ver su espectacular culo, metiéndosela dentro de su coño tan apretado mientas soltaba un gemido.

N: ¿Ves, Javi? No pasa nada, es sólo sexo. Disfruta de nosotras como nosotras queremos disfrutar de ti...
J: Esto no está bien...
M: Que polla más rica tienes (dijo mientras empezaba a subir y bajar). Noelia no mentía...

Todo ocurrió muy rápido. Estaba como en shock, sin poder moverme. Entonces María se bajó de mí y empezó a chupármela de nuevo, pero ahora se le unió Noelia, me la estaban comiendo entre las dos con los ojos cerrados, hasta que los abrieron y me miraron fijamente a los ojos.
 
Capítulo 31

En ese momento me desperté pegando un fuerte respingo, estaba con sudores fríos y temblando un poco. Elena se asustó.

-Javi, ¿qué pasa?
-¿Eh?
-Te has despertado sobresaltado.
-No sé, creo que estaba teniendo una pesadilla...

Respiré aliviado porque todo aquello no había pasado nada más que en mi cabeza.

-Bueno, ya ha pasado.
-Sí, ya ha pasado...
-Oye, me tengo que ir que mi madre me ha dicho que vaya para allá. Con lo que sea me avisas.
-Vale.
-Venga, mañana vengo a verte (dijo mientras me daba un beso en la frente y se levantaba para irse).
-Elena, te quiero.

Vino hacia a mí y me besó en los labios.

-Javi, yo también te quiero. Que mono te pones cuando me lo dices...
-Es que estoy sensible... jajaja.
-Jajaja, ay... mi tontín...

Se fue a su casa. Yo me quedé tumbado mirando al techo, pensando en el sueño. Entonces cogí el móvil para escribirle a Noelia diciéndole si podía hablar. Me dijo que si, que estaba sola. La llamé.

-Noelia. Esto se ha acabado. Olvídate de las clases y de que nos veamos sin que esté tu hermana delante.
-Javi, espera...
-No me ha gustado lo que habéis hecho. Me dijiste que confiara en ti y lo hice. Y ahora me haces otra encerrona y con tu amiga.
-Javi, déjame explicarte...
-No, Noelia. No quiero saber nada más de ti. Me has demostrado que no puedo confiar en ti. A partir de ahora sólo nos hablaremos para decirnos hola y adiós (dije colgando).

Me quedé bastante a gusto con la bronca que le eché. No iba a dejar que dos niñatas me jodieran la relación por un calentón. Yo estaba muy contento con Elena, la quería y eso era lo más importante para mí. No iba a dejar que nadie nos quitara esos momentos tan buenos juntos.

Los días siguientes pasaron con normalidad. Me recuperaba y volvía a la rutina poco a poco, incorporándome al trabajo, mientras Elena venía a verme y pasábamos más tiempo juntos. Llegó el fin de semana y me quedé sólo en casa, así que Elena se quedó conmigo, aunque no pasó nada sexual. Elena me cuidaba mejor de lo que necesitaba, pasamos un muy bien fin de semana en pareja juntos. El domingo por la tarde antes de irse:

-Ya te veo mucho mejor.
-Sí, la verdad es que me encuentro muy bien, me has cuidado muy bien. Ya no me mareo ni nada. Mañana iré al médico para ver qué me dice, a ver si estoy bien por completo.
-Genial. ¿Quieres que vaya contigo?
-Venga.
-Que ganas tengo de que te pongas bien del todo...
-Más ganas tengo yo, que estos últimos días me he levantado con una tienda de campaña... jajaja.
-Pero bueno... jajaja.
-De hecho, se me ha ocurrido una idea para cuando salgamos de cervezas la semana que viene...
-¿El qué?
-Es una sorpresa.
-Uff... Ojalá sea que me folles otra vez en los baños. Me encantó.
-No sé... creo que va a ser otra cosa...
-Uy... miedo me das...

Nos despedimos y se fue a su casa con mi coche, quedando en que vendría a por mí por la mañana para ir al médico.

Al día siguiente fuimos al médico y tras unas pruebas, me dijo que todo estaba bien y que podía hacer vida con normalidad. Salimos del médico y nos montamos en el coche, aunque conducía ella, porque aún quería esperar unos días más para coger el coche. Mientras me llevaba a mi casa, le puse la mano en el muslo. Ella sonreía mirando la frente.

-Javi me apetece un montón...
-Y a mí, peeeeero vamos a esperar a mañana, porque tengo un plan.
-¿Mañana?
-Sí, vamos a quedar con éstos para echar una cerveza y ya verás mi plan...
-Uy...
-Vente en leggings mañana.
-¿Y eso?
-Es parte del plan. Además, me pone mucho cuando te los pones, te hace un culito...
-Joder... ahora estoy cachonda...
-Mejor, así mañana será más divertido.
-Me encanta lo creativo que eres para esto, jajajaja.

Me llevó a mi casa y nos despedimos, quedando el próximo día con nuestros amigos para ir a un bar por la noche.

Esa misma noche Elena me escribió.

-Javiiiii....
-¿Qué le pasa a mi reina?
-No se me ha pasado el calentón todavía...
-Qué salida estás, jajaja.
-Eres malo. Me pones la miel en los labios y me dejas con las ganas... Estoy a cada rato tocándome por encima de la ropa de lo cachonda que me has puesto...
-¿Quieres que te llame y hacemos algo?
-¡Sí!

La llamé y empezamos a hablar en susurros.

-Javi, estoy muy mojada...
-¿Ya?
-Sí, mientras hablábamos me he empezado a tocar...
-Mmm... que traviesa...
-Que ganas de que me folles mañana...
-¿Qué quieres que te haga?
-Quiero que empieces metiéndome los dedos.
-Mmm, ¿te gusta que te los meta?
-Me encanta, y que me los lleves a la boca después para que los chupe...
-Como en la primera vez que follamos...
-Sí...
-¿Qué más?
-Quiero que me comas el coño, me encanta como me lo haces, sobre todo cuando me metes los dedos a la vez...
-Que rico...
-Después te la chupo yo.
-Mmm...
-Y después quiero que me pongas a cuatro y quiero que me folles fuerte mientras me tiras del pelo.
-Uff…
-Y para acabar quiero que me folles mirándome a los ojos mientras yo estoy tumbada boca arriba, mientras me coges fuerte del cuello...
-Joder Elena, me voy a correr...
-Yo también...

Entonces oí como empezaba a jadear fuertemente, para después ahogar sus gemidos. Al oírla así me empecé a correr, soltando bastante, ya que llevaba días sin correrme. Sus gemidos duraron bastante, para después respirar aceleradamente.

-Madre mía Javi, como he puesto esto...
-¿Has mojado las sábanas otra vez?
-Sí... jajaja.
-Yo me he puesto perdido también. Muchos días sin correrme...

Nos despedimos dándonos las buenas noches. Cuando colgué fui a cambiarme de ropa, echando la manchada a lavar. Cuando regresé a mi habitación vi que tenía mensajes en el móvil. Era Noelia.
 
Capítulo 32

-Javi, me gustaría hablar contigo y explicarte lo del otro día. ¿Te parece si mañana salgo en el recreo y hablamos? Por favor...
-Ya te dije que no tenía nada que hablar más contigo y creo que te dejé las cosas muy claras.
-Ya, pero no me estás dando la oportunidad de explicarte...
-Ya te he dado muchas oportunidades, Noelia.
-Javi, por favor...
-No, Noelia.
-Sólo 5 minutos.
-No. Quizás en unos días, pero ahora mismo no quiero (dije para que me dejara en paz).
-Vale, esperaré. Pero necesito que me dejes explicarte...

No hablé más con ella. No entendía que era lo que tenía que explicarme, estaba claro lo que había pasado. Que ella seguía con el calentón y había convencido a su amiga para hacerle una encerrona, creyendo que con un trío no le iba a decir que no.

Al día siguiente me desperté y me duché y salí a comprar una cosa. El día fue normal hasta que por fin llegó el momento de salir con Elena y nuestros amigos. Elena me recogió en coche y fuimos al bar, que nos pillaba un poco retirado, pero antes le dije de ir a un sitio, dándole indicaciones. Llegamos a un aparcamiento, bastante apartado sin nadie alrededor y una vez paró el coche, le empecé a acariciar y a dar besos por los labios y el cuello. A ella le entró la risa tonta y se dejaba llevar.

-¿Esta es la sorpresa...?
-Una parte...
-Mmm... (murmuró mientras se mordía el labio).

Le metí la mano por debajo de la sudadera para acariciarle las tetas, colando la mano por su sujetador. Notaba como su respiración se iba acelerando ligeramente, al sentir su excitación, le empecé a dar mordisquitos en la oreja. Después bajé mi mano por su pecho y barriga hasta toparme con sus leggings. Jugué con el elástico y empecé a colar un dedo por dentro, metiendo la mano poco a poco, mientras notaba como su aceleraba su respiración más. Le acariciaba por encima de las braguitas mientras ella me miraba con cara de niña buena, le empecé a besar en los labios, metiéndole la lengua, entonces metí mi mano dentro de sus braguitas.

-¿Y esto? (dije mientras sonreía).
-Pues que yo también quería darte una sorpresita y me lo he depilado entero... jeje...
-Mmm... Que rico...
-¿Vamos a los asientos de atrás?
-No. Espera.

Empecé a acariciarle el coño, notando como se excitaba cada vez más, tenía el pubis muy suave y jugaba con él con mis dedos, alternando entre su raja y su pubis. Cuando lo noté húmedo, empecé a meterle un dedo, lanzando ella un gemidito. A los pocos segundos le empecé a meter otro y acelerando un poco el ritmo. Ella estaba con los ojos cerrados, mordiéndose el labio y lanzando pequeños gemidos. Cada vez tenía el coño más mojado, entonces paré y le dije que abriera la boca, metiéndole los dedos para que los chupara. Ella los chupaba con los ojos cerrados, como en nuestro primer encuentro en su casa, cogiendo mi mano para que no se le escaparan. Se los saqué de la boca y volví a jugar con su raja y metérselos dentro de nuevo a un ritmo más rápido que el de antes. Ahora sus gemidos eran mayores. Pasados unos segundos paré y saqué la mano.

-Ya está.
-¿Cómo que ya está?
-Estamos jugando y ya hemos acabado.
-Javi, no me jodas. No me dejes así...
-Pues así se va a quedar la cosa (dije sacando una cosa de mi bolsillo). Pero antes quiero que te pongas esto, ahora que estás mojada seguro que entra mejor.
-¿Qué?

Saqué un vibrador de esos que se controlan con el móvil y se lo enseñé.

-¿Qué es eso?
-Un vibrador.
-Pero, ¿no dices que hemos acabado?
-Esa es la gracia de esto. Esto es un vibrador que se controla con el móvil. Mira (dije mientras le enseñaba como funcionaba).
-¿Quieres que me ponga eso mientras estamos con éstos? (dijo con cara de sorprendía).
-Exacto.
-Estás loco (dijo con cara de entusiasmo).
-Vamos a ponértelo.

Entonces le eché saliva y le acaricié su raja con él y fui metiéndoselo poco a poco dentro. Lo probamos poniendo el nivel más bajo.

-¿Qué tal?
-Mmm... es como un cosquilleo, que gustito...
-¿Y ahora? (dije subiendo el nivel)
-Uff...
-¿Y qué tal este? (dije poniendo el nivel más alto).
-Ay... para, para... (dijo mientas empezaba a gemir y a cerrar los ojos).
-¿Crees que aguantarás mucho con este? (dije sin bajar el nivel).

No respondía, seguía con los ojos cerrados, apretándolos cada vez más, mientras jadeaba y gemía cada vez más alto. Entonces bajé el nivel a cero.

-Parece que no puedes aguantarlo mucho, ¿no? Jajajaja.
-Javi, por dios... Esto es una tortura, jajaja.
-¿Te gusta?
-Joder, pues claro, jajaja.
-Que bien nos lo vamos a pasar ahora.
-No seas malo, que como lo pongas a tope se me va a notar mucho.
-Eso ya es tu problema, jajajajaja.
-Anda...
-No sabes el morbo que me da hacer esto...
-Me encantan tus sorpresas. No me esperaba esto para nada...

Le di un beso y le dije de irnos ya, que nos estarían esperando.

Llegamos y nuestros amigos ya estaban sentados, así que nos sentamos, quedando Elena y yo uno en frente del otro. A los pocos minutos empezamos a jugar con nuestro juguete nuevo, poniéndolo bajito. Ella me miraba y sonreía con picardía. Lo dejé en ese nivel unos minutos, viendo como Elena se cambiaba de posición de vez en cuando, pero sin llegar a mostrar que la cosa iba a más. Lo bajé a cero unos minutos y cuando empezó a hablar con una amiga que tenía al lado lo subí a un nivel más alto que antes. Ella pegó un respingo y se le escapaba una sonrisa que no venía a cuento en la conversación. Tras un par de minutos lo volví a bajar a cero. Al rato se levantó para ir al baño y cuando iba por la mitad del camino, subí el nivel al máximo. Ella se encogió, medio tropezando, llegó hasta el baño con un poco dificultad, yo me estaba partiendo el culo por la situación. En cuanto entró lo bajé a cero. Cuando volvió del baño estaba un poco roja y cuando se sentó, lo volví a poner en el nivel más bajo. Ella bebía para bajar los calores y se puso a hablar otra vez con su amiga, yo jugaba con los niveles, variando entre varios, aunque sin llegar a los más altos. A veces se tapaba la boca y cerraba los ojos. Nuestra amiga le preguntó que si estaba bien y ella le respondió que le dolía un poco la cabeza. Empecé a subir a los niveles más altos, ella me daba patataditas por debajo de la mesa, así que paré un poco para que descansara. Poco antes de irnos lo puse otra vez por los niveles bajos, jugando con ellos un rato, hasta que lo puse unos segundos en el más alto, ella reaccionó tapándose la cara y escurriéndose por la silla. Después bajé otra vez a los niveles bajos y tras unos segundos subí otra vez al más alto, ahora se tapaba la cara con las dos manos mientras me daba alguna patada más fuerte por debajo de la mesa. Yo me partía de risa y a la vez me excitaba. Bajé de nuevo a los niveles bajos. Entonces sacó el móvil y me escribió.

-Javi, para, que estoy chorreando...
-Sí hombre, ahora voy a parar... Jajaja
-No me jodas tío, que voy a calar los leggings... Jajajaja.

Seguí jugando con los niveles más bajos hasta que nos levantamos para irnos, entonces lo subí al tope, provocando que se sentará otra vez agachando la cabeza. Lo paré enseguida para dejarla ya tranquila, levantándose y poniéndose el abrigo para irnos. Nos despedimos de nuestros amigos y nos metimos en el coche.

-La madre que te parió, Javi...
-Jajajaja. Me lo he pasado de puta madre. Me encantaba verte como reaccionabas. Y me has puesto también que no veas... Que he tenido que taparme con el abrigo porque se me ponía dura...
-Es que mira como estoy (dijo cogiéndome la mano para llevarla a su coño por encima de la ropa).
-Joder, está ardiendo. Y muy húmedo.
-El nivel más alto es demasiado fuerte...
-Venga, vamos a quitártelo, por hoy ya está bien.

Se quitó el vibrador, que salió muy mojado y caliente y me lo dio, lo guardé y le dije:

-¿Quieres acabar esto?
-Sí, vamos (dijo arrancando el coche para ir a donde estuvimos antes de ir al bar).
 
Capítulo 33

Cuando llegamos se quitó el cinturón de seguridad y se acercó a mí para empezar a comerme la boca. Rápidamente me desabrochó los pantalones, sacando mi polla y empezando a chuparla. Yo le cogí el pelo con las manos para que no le molestara. La chupaba con mucha ansia, poniéndose de rodillas en su asiento, con el culo en pompa. Yo aproveché y se lo empecé a tocar para meterle la mano por dentro de los leggings y las braguitas para empezar a tocarle el coño. Lo tenía mojadísimo y muy caliente, le empecé a meter los dedos, a medida que se los empezaba a meter, gemía mientras me comía la polla. Se quitó las zapatillas y se bajó los leggings y las braguitas, quitándoselo todo. A los pocos segundos paró de chupármela para subirse encima mía y empezar a follarme. Le subí la sudadera y el sujetador para comerle las tetas, jugando con sus pezones. Se cambió de posición poniéndose encima mía, montándome, pero del revés. Yo aproveché para bajarme más los pantalones y los boxers y tirar de su sudadera para arriba para quitársela también junto a su sujetador. Se metió mi polla de nuevo en su coño y empezó a moverse mientras gemía. Nuestras caras estaban pegadas, pero moví mi cabeza para besarle el cuello, con una mano jugaba con sus tetas y con la otra jugaba con su clítoris, notando la suavidad de su pubis totalmente depilado. A los pocos segundos noté como empezaba a mojarse más.

-Ahhh... Me corro...

Y empezó a gemir más fuerte, yo le estimulé el clítoris, acariciándoselo rápidamente y se levantó, sacando mi polla de su interior, arqueando su espalda y empezando a soltar chorros mientras le temblaban las piernas y se movía bastante. Seguí estimulándole hasta que paró de mojarse y empezó a cerrar las piernas. Paré de tocarle. Me quedé sentado esperando a que se recuperara y ella estaba acurrucada encima mía, yo le abrazaba, notando como temblaba, estábamos en una postura que me dio ternura, por lo que le daba besitos en la frente y le acariciaba el muslo mientras se recuperaba. Estaba con los ojos cerrados y con la respiración acelerada.

Se empezó a recuperar, cogiendo mi polla todavía dura y empezó a masturbarla suavemente, entonces se escurrió de mí para ponerse de rodillas en el suelo del coche y empezar a chupármela otra vez. Lo hacía con sensualidad mientras seguía con los ojos cerrados. Poco a poco aumentó la velocidad, estando así durante unos minutos, hasta que no pude más y me empecé a correr dentro de su boca entre fuertes jadeos mientras ella seguía chupándola. Cuando paré de correrme, sacó mi polla de su boca y abrió los ojos para mirarme fijamente, tragándose la corrida. Una vez se la tragó, respiró hondo y echó su cabeza sobre mí muslo, cerrando los ojos. Le acaricié la cara y ella puso su mano sobre la mía. Le cogí de la mano para tirar de ella y que se sentara encima mía, poniendo su cara en mi pecho. Estuvimos así unos minutos hasta que le dije que se vistiera, que iba a coger frío. Nos pusimos bien la ropa y limpiamos con papel su corrida que había llegado hasta el salpicadero.

-Como has puesto esto, Elena. Jajaja.
-Normal, después de estar tocándome, luego con el vibrador y después esto, pues tenía ahí lo más grande... Jajaja.
-Lo malo es que no he podido disfrutar mucho de tu sorpresa, no te lo he podido ni comer...
-Es que no podía aguantar más, quería que me follaras...
-La verdad es que me encanta cuando te pones así, ha sido genial cuando te has cambiado de posición y como te movías.

Sonrió y me dio un beso.

-Me lo he pasado bastante bien con tu sorpresa, aunque a veces me daba vergüenza...
-Esa es la gracia.
-Este finde voy a prepararte yo algo.
-Ah, ¿sí?
-Sí, pero tengo que pensar, yo no tengo tanta imaginación como tú para esto... Jajajaja.
-Jajajaja, hagas lo que hagas, seguro que me encanta.

Arrancó el coche y me llevó a casa, dándonos varios besos antes de bajarme y quedando en que vendría a verme en los próximos días.

El día siguiente fue normal, con la rutina de trabajo y hablando con Elena por teléfono. Por la tarde recibí mensajes de un amigo con el que estábamos tomando cervezas el día anterior. Me dijo de quedar esa tarde para echar un café con su pareja, que también estaba allí con nosotros, y con Elena. Le dije que ese día no nos íbamos a ver, quedando para el siguiente día por la tarde para echarnos un café los cuatro. Se lo comenté a Elena y le pareció bien.

Al día siguiente por la tarde, Elena vino a por mí para ir a casa de nuestro amigo, ya que habíamos quedado ahí con ellos. Llegamos a su casa y nos abrió él. Se llamaba Mario, era rubio, con ojos azules, también era alto, aunque no tanto como yo, bastante guapete y delgado, aunque se le marcaban un poco los músculos. En el salón estaba su pareja sentada, se llamaba Irene. Era una chica muy guapa, sobresaltando más aún cuando sonreía, con una melena morena, ojos negros, más alta que Elena, sobre el metro setenta, delgada, con unos pechos aparentemente más grandes que los de Elena y buen culo, aunque menos respingón que el de ella. Nos sentamos y empezamos a hablar de que éramos las únicas parejas en nuestro círculo de amigos, también se interesaron por como me iba con lo de la cabeza y demás, hasta que la conversación fue por otro camino...

M: Oye, el otro día en el bar os lo pasabais muy bien, ¿no? (dijo soltando una risa al final).
J: ¿A qué te refieres...?
M: Venga, Javi... Que vimos como os mirabais y las caras que ponía Elena...
J: Ah... Eso...
I: ¿Qué era?
J: Emmm... (dije mirando a Elena, quien estaba con cara de no saber dónde meterse).
I: Venga, suéltalo (dijo riéndose).
J: Pues...
M: Venga coño, Javi, que estamos en confianza.
J: Era un vibrador.
I: Jajajaja, que bueno.
M: Joder, y eso que parecíais muy normalitos.
J: Sólo es un juego...
I: Pero, ¿cómo lo hacíais?
J: Es un vibrador que se controla con el móvil.
I: Jajajaja, Mario, tenemos que probar eso.
M: Tiene buena pinta en vedad.

Elena se mantenía callada, sólo se limitaba a mirarnos.

J: ¿Y a qué viene ahora esto?
M: Nada, que teníamos curiosidad y queríamos saber que os traíais.
J: Ah, bueno.
M: Bueno, también hay otra cosa...
J: ¿El qué?
M: Irene y yo también somos muy morbosos.
J: Emmm...
I: Mario, díselo ya...
M: A ver, vimos eso el otro día en el bar y no estábamos del todo seguros de lo que hacíais y se nos ocurrió algo, pero queríamos preguntaros para asegurarnos de que estabais... ya sabes.
J: Vale...
M: Irene y yo habíamos pensado en proponeros hacer un intercambio de parejas o follar los cuatro juntos, viendo lo morbosos que sois...

Me quedé un poco parado porque no me esperaba algo así y menos de ellos, los veía bastante normales como para que me salieran con eso. Me dio curiosidad y morbo porque nunca había hecho algo así e Irene estaba realmente buena, pero miré a Elena y la vi un poco incómoda. Entonces reaccioné.

J: Lo siento, pero eso no nos va a nosotros...
I: Vaya, que lástima...
M: Joder, teníamos muchas ganas y creímos que vosotros seríais perfectos para esto.
J: Pues no va a poder ser.
M: Bueno... Si cambiáis de opinión, ya sabéis...

Seguimos charlando un rato de otras cosas y luego nos fuimos, llevándome Elena a mi casa. De camino noté a Elena muy callada y cuando aparcó hablamos.
 
Capítulo 34

-Estás muy callada, ¿no?
-Bueno, he flipado un poco la verdad...
-¿Todo bien?
-Sí, sí. Sólo que no me esperaba que me salieran por ahí...
-Yo tampoco, la verdad...
-Qué vergüenza...
-Lo siento, no quería que te sintieras mal, no lo volveremos a hacer...
-No es eso... si me encantó. Fue muy emocionante el que te pudieran pillar, me dio mucho morbo, sólo que no sé, me ha dado corte toda esta situación. Además, era la primera vez que hacíamos algo así y eso vibraba muy fuerte, no estoy acostumbrada a eso. Pero no quiero que dejemos de hacer cosas así, ya sabes que me gustan mucho.
-Vale, me parece bien. Pero llevaremos cuidado.
-Oye... ¿A ti te gustaría probar eso?
-No sé, Elena. Nunca me había surgido algo así. No sé si una vez en el tema me echaría atrás o qué haría...
-Pero así de primeras, ¿te gustaría?
-Ya has visto mi respuesta cuando nos han preguntado.
-Javi, sé que has respondido eso por mí, me has visto incómoda y has respondido en base a eso.
-Llevas razón.
-¿Entonces?
-Ya sabes lo que opino respecto al sexo. Me ha causado curiosidad y creo que puede ser interesante.
-Ya... Javi, no quiero que dejes de hacer cosas que te puedan gustar por mí...
-Estamos en las mismas. Yo no quiero forzarte a hacer cosas que no te puedan gustar por mí.
-Bueno, déjame pensarlo, a ver si me animo.
-Elena, no hace falta que pienses nada. Si no quieres, no se hace y punto. No necesito hacer estas cosas para disfrutar. Estoy muy a gusto contigo.
-Ya... Yo también estoy muy a gusto contigo. Estoy encantada con todo lo que haces por mí y estoy descubriendo muchas cosas que antes ni me planteaba. Gracias.
-De nada, mi vida. No tienes que darlas.

Me miró sonriendo y girando la cabeza, como me encantaba que me hiciera eso, me daba ternura o me ponía a mil dependiendo de la situación.

Nos despedimos dándonos un beso, sin saber muy bien cuando nos veríamos de nuevo, aunque hablaríamos por teléfono.

El viernes vino a verme por la tarde, estando un buen rato juntos. Mi madre estaba encantada diciéndonos que qué buena pareja hacíamos, con Elena poniéndose colorada y yo chinchándola por eso. Cenó en mi casa y luego ya me vi bien para coger el coche y la llevé a su casa. Cuando llegamos nos despedimos con un beso y quedamos en que iría el día siguiente, pero me dijo que fuera sobre las 11 de la noche, que quería preparar una sorpresita. La vi muy entusiasmada, así que me pareció perfecto. Regresé a mi casa y me fui a dormir para estar bien para el día siguiente.

El sábado me desperté de muy buen humor. Ver a Elena tan animada la noche anterior y tan entusiasmada con su sorpresa para mí me tenían con muchas ganas. El día se pasó lento hasta que por fin llegó la noche y fui a casa de Elena. Me dijo que estaba sola en casa, así que llamé a la puerta.

Me abrió y me cogió de la mano para que entrara rápidamente. No me dio tiempo a verla, porque me empezó a comer la boca mientras cerró rápidamente la puerta de un portazo. Me arrastró a su habitación mientras me besaba la boca y se reía con un poco de nerviosismo. Mientras íbamos podía oír sonido de tacones. Cuando llegamos me empujó contra la cama, quedándome tumbado y entonces la pude ver. Estaba totalmente desnuda, con unas medias de encaje negro y unos tacones rojos de terciopelo y su coño totalmente depilado aún. Se puso con los brazos en jarra, sonriendo y girando la cabeza, estaba muy sexy, además se maquilló un poco, pintándose los labios del mismo color que los tacones. Me sorprendió que no se le corriera la pintura de los labios por nuestro morreo. Me mordí el labio cuando la vi.

-¿Qué tal estoy?
-Joder, Elena... Estás tremenda.

Se acercó lentamente a mí, moviendo sus caderas muy sensualmente, pudiéndose oír el sonido de sus tacones, me cogió de las manos para que me levantara y una vez lo hice, pasó sus manos a su espalda y mientras ponía cara de niña buena, me dijo susurrando:

-Esta noche soy tu putita, haz conmigo lo que quieras...

Le acaricié la cara, metiéndole el pulgar en la boca, ella empezó a chuparlo sensualmente. Con la otra mano le agarré el culo, amasándolo, empujándola hacia a mí.

-¿Vas a hacer todo lo que te diga?
-Sí, amo.

Me excité mucho al ver como me contestó, como iba, ver que había puesto varias velas por toda la habitación, haciéndolo todo muy sensual.

Le empujé contra la pared, dando un respingo al notar el frío contacto de su cuerpo contra ella y le levanté las manos, agarrándola con unas de las mías contra la pared. Se le endurecieron los pezones y se le aceleró un poco la respiración. Empecé a dibujar el contorno de sus facciones de la cara con el dedo, pasándolo por sus cejas, su nariz y sus labios, después pasé a su barbilla y bajé por el cuello hasta sus pechos, rodeando todo el contorno. A ella se le ponía la piel de gallina por el ligero contacto. Empecé a jugar con sus pezones mientras le besaba el cuello, ella daba respingos mientras gemía suavemente. Después bajé por sus costillas, ombligo y caderas. A medida que me acercaba a su coño, aumentaba su respiración. Pasé el dedo por su suave pubis acercándome a su raja, pero pasé de largo hacia sus muslos, con ella soltando un suspiro, empecé a acariciárselos y entonces retiré un poco mi cara para mirarle a los ojos. Tenía unos ojos de niña buena esperando que le diera lo que quería. Entonces miró hacia su escritorio, había unas cuerdas negras y una mordaza. Le devolví la mirada, sonriendo con malicia. Ella dibujó una pequeña sonrisa en su boca mientras bajaba la mirada.
 
Capítulo 35

Cogí una de las cuerdas y le até las manos, pasando el resto de la cuerda por la barra de donde colgaban las cortinas para mantenerla quieta y empecé a besarla en los labios, bajando por su cuello hasta sus tetas, jugando con sus pezones y dándole algún chuletón y mordisco. Ella gemía tímidamente cuando jugaba con sus pezones. Después fui bajando por su vientre y caderas, dando mordiscos conforme bajaba. Llegué a su pubis y empecé a darle besitos, notando lo suave que estaba con mis labios. Hice amago de lamerle la raja, pero me fui a sus muslos, de nuevo ella suspiró. Miré hacia arriba para verle la cara, se estaba mordiendo el labio, entonces seguí besándole los muslos que llevaba cubiertos por las medias negras. Me puse de pie y le di la vuelta, le retiré el pelo hacia un lado para besarle el cuello mientras le cogía las tetas con mis manos y después le acariciaba el vientre con ellas. Notaba como su respiración iba a más y como se le ponía la piel de gallina al tocarle rozándola por momentos. Fui bajando, dándole besos por su espalda y caderas hasta llegar a su culo, que también besé y mordisqueé. Tuve una tentación muy grande de abrirle los cachetes para comerle el culo, pero recordé que en nuestra primera vez que tuvimos sexo me dijo que no, que le daba miedo y no lo hice. Me puse de nuevo de pie y le di un fuerte azote, ella reaccionó con un gritito de sorpresa.

Descolgué la cuerda de la barra y la cogí en brazos, ella pasó sus manos todavía atadas por mí cuello, la miré a los ojos, pudiendo ver que estaba un poco sonrojada. Me senté en la cama con ella encima mía y le empecé a besar suavemente. Después de unos segundos quité sus brazos de mi cuello y la puse boca abajo, con su abdomen sobre mis piernas, quedándose con el culo en pompa, el cual empecé a acariciar, para después darle fuertes azotes, mientras ella soltaba grititos.

-Shhh...

Seguía con los azotes, pero en vez de soltar grititos, soltaba pequeños gemidos que intentaba ahogar. Estuve así unos minutos, poniéndole el culo rojo. Después la tumbé boca arriba en la cama y até la cuerda que ataba sus manos al cabecero. Le quité los tacones y empecé a besarle los pies, subiendo por sus piernas hasta llegar a su coño. De nuevo le di besos en el pubis, notando como subía y bajaba su vientre por su respiración. Por fin empecé a lamerle la raja mientras la miraba a la cara. Ella me miraba con ojillos mientras se mordía el labio. Empecé a lamerle suavemente mientras ella empezaba a suspirar, a los pocos segundos empecé a lamerle más fuerte, pasando la lengua por todo su coño, ella cerraba los ojos. Notaba como se calentaba su coño, entonces le clavé la lengua dentro mientras le acariciaba suavemente el clítoris con los dedos. Notaba como se estremecía y aceleraba cada vez más su respiración, empezando a gemir. Pasé a chupar y succionar su clítoris sin meterle los dedos aún, sus gemidos iban a más y empezaba a mover las piernas, apretando mi cabeza de vez en cuando. Entonces paré y me incorporé, ella abrió los ojos, mirándome con unos ojos de lástima, como rogándome que no parara. Me levanté y cogí la otra cuerda, atándole los pies a las patas de la cama y también cogí la mordaza para ponérsela. Cambié la manera de atarle las manos, poniendo una a cada lado, de la misma manera que até sus pies. Mientras hacía todo eso, cerraba sus ojos y suspiraba. Yo me quité la ropa, quedándome en boxers.

Me puse de nuevo sobre ella para comerle el coño, empezando desde cero otra vez, con las mismas sensaciones por su parte, llegando al punto donde lo dejamos. Cada vez se estremecía más y aceleré el ritmo con el que metía los dedos hasta que empezó a temblar mientras apretaba fuertemente los ojos. Seguí durante unos segundos, moviendo los dedos más fuertemente, hasta que empezó a arquear la espalda y a gemir muy fuerte a través de la mordaza. Empezó a chorrear, saqué los dedos y le empecé a comer todo el coño con la boca, entrándome sus flujos en la boca, mientras a ella le daban espasmos e intentaba forzar el movimiento de sus piernas y sus brazos. Cuando paró de chorrear, le quité la mordaza para besarle con sus flujos en mi boca mientras le seguía tocando el coño con mis dedos suavemente.

Le desaté todo rápidamente para darle la vuelta y atarle las manos a la espalda. La cogí y la puse de rodillas mientras ella seguía con los ojos cerrados. Le apreté la cara para que reaccionara, abriendo los ojos. Me baje los boxers y la cogí del pelo para meterle la polla en la boca, moviendo su cabeza para que se la tragara rápidamente. Cada vez se la clavaba más en la garganta, hasta que se la metí entera y le apreté para que aguantara con toda la polla dentro. A los pocos segundos se la sacaba para que cogiera aire, repitiendo el proceso varias veces, provocando que le cayeran lágrimas negras por el maquillaje que se había puesto. Después se la saqué para coger mi polla con la mano y acercarme los huevos para que también me los comiera. Al rato de que me los comiera, le metí la polla de nuevo en la boca para que me la chupara un poco más.

La levanté, poniéndola de pie, le limpié las lágrimas. Ella me miraba con ojos de ser mi niña buena. La acerqué a mí, amasándole el culo y haciendo que mi polla entrara en contacto con su coño, haciendo que soltara un gemidito.

-¿Dónde están los condones?

Elena negó con la cabeza.

-¿No hay?

Asintió.

-¿Entonces?
-Confía en mí, amo (dijo mirando a una estantería).

Me acerqué a ver que era. Se trataba de una caja con píldoras anticonceptivas. Me acerqué a ella con cara de sorpresa y le sonreí.

-¿Quieres mi leche dentro de ti?
-Sí, amo.

Entonces le cogí del culo de nuevo, acercándola a mí y le cerré las piernas, metí mi polla entre su coño y sus muslos para rozarnos y empecé a moverla hacia delante y atrás, empujando de su culo. Ella apoyó su cara en mi pecho mientras soltaba ligeros gemidos.

La puse a cuatro sobre la cama, pero cogiéndole de las manos que tenía atadas a la espalda y se la empecé a meter, follándole el coño duro, haciendo que sonara al chocar mis caderas con su culo. Ella ahogaba sus gemidos contra la almohada. A los pocos minutos le di la vuelta, desatándole las manos, poniéndola boca arriba. Le cogí las piernas y las pasé por mis brazos, inclinándome hacia delante, cogiendo sus manos con las mías, entrelazando nuestros dedos. Me moví para meterle la polla, entrando muy fácil por lo mojada que estaba, mientras nos mirábamos y ponía cara de placer a medida que la metía más profundo. Por la postura en la que estábamos, la penetración era más profunda, por lo que sus gemidos no tardaron en aumentar en volumen. Se la metía a un buen ritmo, estando así durante unos minutos, hasta que empecé a bombear más fuertemente y a los pocos segundos Elena empezó a temblar mientras gritaba variando entre mi nombre y "ay". Al notar como temblaba apreté un poco más, hasta que empezó a mojarse bastante, contrayendo su coño, lo que provocó que me empezara a correr dentro de ella entre altos gemidos.

Me quedé dentro de ella mientras nos mirábamos con la respiración muy acelerada. Era la primera vez que me corría dentro de ella sin condón. Acerqué mi cara a la suya para besarle en los labios, era un momento muy especial. Entonces sonaron unos golpecitos en la puerta. Yo aparté mi cara de la suya para mirarnos con cara de miedo.

Por fin habló alguien.

-Elena, soy Noelia.

Me aparté de Elena, tumbándome a su lado mientras pensaba que no me podía creer que otra vez estuviera haciendo algo así y ella se levantó, poniéndose mi sudadera, que le quedaba a medio muslo por nuestra diferencia de estatura, yo mientras me tapé y abrió la puerta para salir sin que dejara ver nada de dentro. Empezaron a hablar, pudiendo oír lo que decían.

-¿Qué coño haces aquí?
-He venido a por el cargador, para que no me pase como la otra vez.
-Joder, Noelia...
-He venido a avisar que era yo por si habíais oído algo cuando he cerrado la puerta.
-No, no hemos oído nada.
-Vale, me voy ya.

Elena volvió a entrar a su habitación, cerrando la puerta.

-Joder, que vergüenza, seguro que nos ha oído...
-No pasa nada, si seguro que ya nos ha oído antes...
-Ya, pero joder, es que siempre pasa algo.
-Elena...
-¿Qué pasa?

Le miré su muslo, viendo como mi corrida se deslizaba por él y sus medias.

-Joder... Se me había olvidado con el susto... ¿Lo habrá visto?
-No creo...
-Madre mía...
-Anda, no le des vueltas y vamos a ducharnos.

Fuimos a ducharnos, ella aprovechó para quitarse el maquillaje y fuimos a la cama, nos tumbamos, quedándome yo en boxers y ella se puso unas braguitas negras.

-Elena, no sé si debería quedarme a dormir...
-¿Por qué no?
-Porque últimamente siempre pasa algo y se hace incómodo cuando nos despertamos.
-Esta vez no va a pasar nada, se ha llevado el cargador para no quedarse sin batería.
-Honestamente, no me fio, Elena... Parece que estamos gafados con esto... (en realidad lo decía por Noelia, estaba seguro de que la mañana siguiente nos la liaría otra vez).
-Va, Javi, quédate... Que llevo días deseando dormir contigo abrazadita...
-Ay... ¿Cómo te voy a decir que no poniéndome esa carita y esa voz...?
-Que bien, creía que me quedaba sin mi Javi para dormir...
-Oye, me ha encantado todo lo que has hecho hoy...
-¿Sí? (dijo con entusiasmo).
-Sí. Me has abierto la puerta desnuda, con esas medias y esos tacones que uff... Luego me traes y me dices que eres mi putita, con todo lleno de velas, luego la sorpresa de las cuerdas y la mordaza, muy excitante. Y la guinda, lo de las pastillas... ¿Cuándo has empezado a tomarlas?
-Hace unos días, el día siguiente de cuando lo del vibrador. Me gustó tanto sentirte sin condón que quería que siempre fuera así.
-Es la primera vez que me corro dentro de una chica sin condón.
-Me ha encantado sentirlo, como te has puesto cuando te corrías... (dijo abrazándome).
-Ha sido muy intenso, sentía unos escalofríos por la espalda increíbles...
-Oye...
-Dime.
-¿Te gustaría que lo intentáramos por detrás?
-Sólo si a ti te apetece.
-Es que me acuerdo que una vez mientras me lo comías, me metiste un dedo ahí y me gustó la sensación. Como que lo hacía más intenso.
-Pues cuando quieras probamos.
-Es que me da miedo...
-Bueno, despacio. Ya lo he hecho antes y sé como hay que hacerlo para que no te duela.
-Mmm... Vale.
-A ver, si no lo has hecho nunca puede que te duela un poco, pero seguro que te acostumbras rápido y puedes disfrutarlo.
-También me da un poco de asquete, ya sabes...
-Hay formas para limpiarlo sin que salga nada.
-Vale, pues lo hablaremos para prepararlo. Pero me gustaría que fuera algo especial, parecido a lo de hoy, pero con más cariño, más romántico.
-Claro mi vida. Como tú quieras.

Nos quedamos abrazados hasta que se durmió, apoyando su cara en mi pecho, rodeándome con su brazo y pasando una pierna por encima de las mías. Yo tardé un poco más en dormirme, pensando en lo que había hecho Noelia. A saber cuánto tiempo nos estuvo escuchando... Estaba cansado de que cada dos por tres estuviera buscándome para algo más, por lo que decidí hablar con ella, aunque me costó un poco porque pensaba que a lo mejor la envalentonaba más, pero estaba en una situación de desesperación para que me dejara en paz de una vez. Me relajé para dormirme, esperando no encontrarme una sorpresa por parte de Noelia cuando despertara.
 
Capítulo 36

A la mañana siguiente me desperté algo raro, hasta que me di cuenta de que Elena me la estaba chupando. Lo hacía muy sensualmente, despacio, mientras me acariciaba los huevos.

-Cariño... ¿Qué haces?
-Me he despertado y te he visto así de duro y no he podido aguantarme, lo siento (dijo mientras me pajeaba suavemente).
-No pasa nada, mi vida. Ojalá despertarme siempre así... jajaja.
-Mmm...

Después de chupármela durante unos minutos, se subió encima de mí para meterse la polla y empezar un suave movimiento hacia delate y atrás, apoyando sus manos en mi pecho. Yo le cogí del culo para amasárselo y dirigir la penetración para que fuera un poco más rápida, haciendo que ella empezara a gemir más alto, estando así durante unos minutos, hasta que me empecé a retorcer porque notaba que no iba a durar mucho más, ya que el contacto directo sin condón era muy diferente, haciéndome sentir más. Ella notó como estaba y aceleró el ritmo mientras me decía:

-Así, mi amor. Dame tu leche. La quiero dentro de mí.

Me empecé a correr entre fuertes gemidos, echando la cabeza hacia atrás y ella se unió a mí a los pocos segundos empezando a temblar mientras gemía dando grititos y se encogía. Se echó sobre mí, aún con mi polla en su interior.

-Qué buen despertar (dije mientras la abrazaba).
-Sí... (dijo susurrando entrecortadamente mientras seguía temblando).

Cuando se recuperó un poco de los temblores, bajó su mano hasta su coño, tapándolo con su mano mientras sacaba mi polla. Se bajó de la cama, poniéndose de pie, tapando su coño con la mano para que no se saliera nada y se fue al baño con las piernas juntas dando pequeños pasos, yo la miraba sonriendo. Al poco volvió, yo la esperaba con los brazos abiertos cuando vino y ella vino corriendo y se tiró encima mía para abrazarnos.

Estuvimos un rato en la cama con besos y caricias, hasta que dijimos de levantarnos para desayunar. Estaba sorprendido por no ver a Noelia por ahí haciendo alguna de las suyas. Me relajé y disfruté del desayuno en pareja mientras comentábamos algo de la noche anterior. Elena estaba muy contenta de como nos iba y todo lo que estaba descubriendo. Hablamos de varias cosas y le pregunté por la casa.

-¿Sabes cuándo se va a vender la casa?
-Pues ni idea. Puede ser en cualquier momento. Si sale un comprador, los de la inmobiliaria vienen con él a enseñarle la casa. Ya estamos moviendo todo para la otra casa y tal, pero me cuesta mucho... Mi madre me ha dicho que me vaya allí a dormir, porque es una casa más grande y tenemos varias habitaciones para todas, pero es que quiero aprovechar todo el tiempo que pueda aquí...
-No te pongas triste, va (dije mientras me levantaba para abrazarla por detrás).

Se me pasó algo por la cabeza mientras le abrazaba, pero era una locura. A penas llevábamos un mes juntos.

Cambié de tema para que no estuviera triste y al cabo de un rato nos despedimos, quedando en que nos veríamos entre semana para ir a tomarnos algo con los amigos. Me fui a mi casa, pensando en como afrontar lo de Noelia. Estaba bastante molesto con la situación, pero tampoco quería parecer un idiota y pasarme con ella como la vez que se desnudó en el baño de su casa cuando fui a mear. Debía zanjar el tema de manera tajante, aunque sin ser un imbécil. Pensé en plantarme en su instituto el día siguiente en el recreo para hablar con ella, así no tendría tiempo de pensar alguna de las suyas si le avisaba con tiempo.

Llegó el día siguiente y fui sobre las 11 a la puerta del instituto para ver si veía a Noelia. La vi junto a María y más chicas y al poco miró ella hacia la puerta, viéndome. Le hice un gesto con la cabeza para que saliera, yendo hacia el parque en el que hablamos la última vez para sentarme en un banco desde el que me pudiera ver cuando girara desde el instituto. A los pocos minutos apareció, sentándose a mi lado.

-Javi...
-¿A qué vino lo del sábado?
-Yo no...
-Es que ya no sé qué hacer contigo... Lo he intentado todo, pero tú sigues igual. Y más aún cuando me dijiste que confiara en ti y que no habría más problemas. Y pasa lo de la clase con tu amiga y lo del sábado.
-Javi, es que...
-Sólo se me ocurre hablarlo con tu hermana y que ella hable contigo para ver si te das cuenta de que todo lo que estás haciendo está mal. Es que es ridículo. ¿Qué va a ser lo próximo, que aparezcas de debajo de la cama mientras estamos juntos?

Aquí me tiré un farol bastante grande. Evidentemente no le iba a contar nada a Elena a esas alturas, pero la situación me estaba empezando a quemar y sentía agobio por como Noelia no paraba de insistir, llegando a situaciones absurdas y cada vez más raras.

-No, no. No le cuentes nada a mi hermana.
-Entonces, ¿qué hago? Noelia, estoy desesperado, me siento acosado.

Puso una cara entre seriedad y pena y se levantó para irse. Yo me quedé sentado en el banco, estuve cerca de levantarme e ir detrás de ella para sacar algo en claro de aquello, pero no lo hice. Me fui a casa para trabajar y no estar dándole vueltas al tema.

Por la noche hablé con Elena para ver contarnos como nos había ido el día, sin contarle lo de Noelia, obviamente. Pero ella sí me sacó el tema.

-Oye, ¿ya no le das clase a mi hermana?
-No, estoy bastante liado con el trabajo y no tengo tiempo para perder la tarde entera, además, ya va muy bien, no creo que lo necesite más. ¿Por qué lo preguntas?
-Nada, porque cuando ha llegado a casa la he visto un poco mustia y me he acordado de las clases.
-¿Y sabes por qué está así?
-Ni idea.
-Estará agobiada.
-Imagino que será eso.

Parecía que se había tomado en serio la bronca que le eché. No le di mucha importancia a como reaccionó, probablemente porque estaba cansado de su actitud, pero parecía que se iba a acabar todo ese circo que montaba cada vez que me veía o cuando sabía que estaría con Elena a solas.

Toda esa semana estuve realmente ocupado con el trabajo, apenas tenía tiempo, para cuando acababa o era muy tarde o estaba muy cansado como para ir a por Elena, salir con los amigos, llevarla otra vez y venirme a casa, además de que esas veces acabábamos tarde. Aun así, Elena y yo nos comunicábamos todos los días, haciéndolo por última vez el viernes por la noche, quedando en que nos veríamos el sábado en su casa para cenar y pasar ahí la noche, me dijo que estaríamos solos, así podríamos jugar, ya que ambos teníamos ganas después de estar toda la semana sin vernos.
 
Capítulo 37

Llegó el sábado por la noche, así que fui a su casa, aparcando el coche cerca. Llamé a la puerta y me abrió ella, dándome varios besos por la cara, la veía muy entusiasmada. Me llevó de la mano al salón, pudiendo ver que ya estaba todo preparado para cenar.

-Anda, ¿y esto?
-Después de la semana que te has pegado y tantos días sin vernos, me ha apetecido prepararte algo.
-Vaya, como me cuida mi chica.
-Pues claro (dijo apretando mi cara con su mano para darme un beso).

Empezamos a cenar mientras hablábamos. Fue un rato fantástico, lo que me preparó estaba genial y disfrutaba de una buena conversación con Elena. Me encantaban esos momentos en pareja. Cuando acabamos de cenar, recogimos todo y nos quedamos en el sofá del salón mientras veíamos un rato la tele. Al rato empezamos con las caricias y arrumacos, hasta que ella se subió encima mía, sentándose en mis muslos para empezar a besarme mientras yo le acariciaba el culo. Entonces se oyó la puerta de la calle abrirse. Elena pegó un saltito, sentándose en el sofá mientras nos mirábamos con cara de susto. Apreció Noelia, con María y un chico.

N: Joder... (dijo cuándo nos vio en el salón).
E: ¿Qué hacéis aquí?
N: Vamos a mí habitación, anda (dijo mirando a sus amigos).
E: Oye, que te estoy hablando (dijo al ver que se iban sin decir nada).
N: ¿Qué quieres?
E: Que me respondas. ¿No nos ibas a dejar solos?
N: Pues mira, he cambiado de planes. También es mi casa. ¿O es que no puedo venir aquí?
E: ¿Por qué me hablas así?
N: Porque estoy harta (dijo yéndose poniendo cara de desprecio, especialmente hacia a mí).
E: ¿Harta de qué? (dijo levantándose para ir detrás de ella).
N: Harta de que tú puedas hacer lo que quieras y yo no (dijo alzando la voz mientras cerraba la puerta de su habitación con aire).

Elena volvió y se sentó, la veía enfadada.

-Tranquila.
-Es que no veas con la nena... Lleva así toda la semana.
-¿Pero qué le pasa?
-No lo sé, pero como siga así, le voy a meter un guantazo...
-Bah, déjala, ya se le pasará.

La intenté tranquilizar acariciándole la espalda por dentro de la sudadera y lo conseguí, empezándonos a besar después y a meternos mano un poco.

-Vamos a mi habitación, anda... (dijo con voz melosa).
-Venga (dije cogiéndole en brazos mientras ella soltaba risitas).

Pasamos con cuidado por el pasillo, pasando por la puerta de Noelia, pero sin oír nada. Llegamos a su habitación y ahí empezamos a besarnos con más ganas. Íbamos lento, queríamos disfrutar el momento, haciéndolo más sensual con caricias y besos, ya que llevábamos varios días sin vernos. Entonces empezamos a oír gemidos desde la otra habitación. Elena y yo separamos nuestras caras y nos empezamos a reír.

-No me lo puedo creer. ¿Se están montado un trío?
-Eso parece, jajaja.
-Joder, como me han cortado el rollo...
-¿Por qué?
-Hombre, no me hace mucha gracia oír como se follan a mi hermana. Es como oír a tus padres...
-Yo que sé...
-Voy a decirles que bajen el tono.
-¿Qué dices? Déjalos anda, con lo que jode eso...
-Pero es que yo también quiero follar, pero así no puedo...
-Bueno, pues esperamos a que acaben, da igual.
-Esta chica es tonta, de verdad. No sé qué coño le pasa.
-Anda, ven aquí (dije abrazándola para que echara su cabeza en mi pecho).

Estuvieron bastante rato así, tanto, que para cuando acabaron ya era tarde y Elena tenía bastante sueño, durmiéndose sobre mi pecho. Yo seguía despierto pensando en lo que hacía Noelia, y no me refería al trío. Pensaba en como estaba llamando la atención como una niña pequeña. Tampoco le di más vueltas y me relajé para dormir junto a Elena. Entonces oí como se cerraba la puerta de la calle, suponía que sus amigos se habían ido.

A la mañana siguiente me desperté con Elena dándome besos por la cara y el cuello, estaba muy cariñosa.

-Qué mono estás cuando duermes...
-Mmm... ¿qué hora es?
-Las 9.
-¿Nos levantamos?
-Anoche al final no hicimos nada... Me quedé dormida, estaba tan calentita a tu lado que me relajé mucho y caí.
-¿Quieres hacerlo ahora?
-Mmm... sí (dijo con voz melosa).

Entonces me abrazó estando encima mía y se movió para que quedara yo encima suya y empezamos a besarnos, desnudándonos poco a poco. Después de estar un rato besándonos, cogió mi polla para metérsela dentro.

-Házmelo despacio (dijo mientras pasaba sus brazos por mi cuello y besándome).

A pesar del ritmo lento, me excité mucho por la sensualidad y el cariño que estábamos teniendo, no fue un simple polvo, estábamos haciendo el amor. Todo el tiempo en la misma postura, con suaves embestidas, hasta que Elena se empezaba a retorcer ligeramente y me abrazó con fuerza para juntar nuestros cuerpos, empezando a temblar mientras respiraba entrecortadamente. Al sentir como temblaba y como su coño estrujaba mi polla me empecé a correr dentro, respirando entrecortadamente como Elena, dejando caer mi peso sobre ella. Cuando acabé de correrme, me intenté tumbar a su lado, porque por nuestra diferencia de tamaño pensaba que le podría estar haciendo daño o no la dejaba respirar bien.

-No te muevas. Déjame disfrutarte así.

Poco a poco dejó de temblar, dejando de apretar para abrazarme y relajando sus piernas. Me cogió la cara con sus manos y me empezó a besar.

-Te quiero (dijo susurrando).

Yo me quedé embobado mirándola con una sonrisa tonta. Ella me devolvió la sonrisa y me dijo:

-Javi, me tengo que lavar, que voy a poner esto perdido...
-Sí, claro (dije apartándome para dejar que se levantara).

Se fue limpió con papel y se vistió para ir al baño y lavarse. Yo mientras me vestí y fui al baño para mear y lavarme la cara cuando ella acabó. Cuando salí oí ruido en la cocina, así que fui para allí, pero era Noelia. Estaba preparándose el desayuno, sin decirme nada. Preferí irme y no quedarme a solas con ella, así que fui a buscar a Elena a su habitación. Estaba allí, abriendo la ventana y haciendo la cama, cuando me vio dijo de ir a la cocina a desayunar. Fuimos y aún estaba Noelia allí, sentada desayunando, sin decirnos nada, ni siquiera nos miró cuando entramos. Elena fue la que empezó a hablar.
 
Capítulo 38

E: Que bien os lo pasabais anoche, ¿no?
N: …
E: Espero que usarais protección...
N: ¿A ti que más te da?
E: ¿Cómo que qué más me da? Soy tu hermana y me preocupo por ti.
N: No soy yo la que tuvo un susto y la que sale de la habitación con la corrida del otro bajándole por el muslo... (dijo mientras se levantaba para dejar un plato y un vaso en el fregadero).
E: ¿Cómo? (dijo con cara de sorpresa por como le había respondido para después soltarle un guantazo).
N: ¿Qué haces? (dijo empujándola fuertemente).
J: ¡Eh! Ya está (dije poniéndome entre las dos para separarlas).
N: Quita, gilipollas (dijo empujándome contra Elena para después irse a su habitación).
E: ¿Pero qué coño te pasa? (dijo mientras salía detrás suya).
N: ¡Déjame en paz! (dijo mientras cerraba dando un portazo su habitación).

Elena volvió muy enfadada, sentándose en una silla y cruzándose de brazos. Yo la miraba sin saber qué decir.

-¿Ves? Al final le he dado un guantazo.
-Normal, no sé a qué ha venido eso...
-Estoy muy cansada de que me falte al respeto de esas maneras...
-Bueno, tranquilízate, ya se le pasará.
-Más le vale...

Me levanté, cogiéndola de la mano para salir de su casa.

-¿A dónde vamos?
-Hoy vamos a pasar el día fuera. Vamos a ir a desayunar a alguna cafetería.

Nos fuimos a una cafetería que había cerca, sentándonos en la terraza para desayunar mientras nos daba el sol. Eso la animó después del numerito de Noelia. Después de desayunar, nos montamos en el coche e hicimos un viaje a un pueblo de otra provincia para visitarlo juntos y pasar el día paseando por ahí. La llevé a comer a un asador, para luego seguir paseando por las calles tan bonitas, especialmente por la noche, cuando las luces de las farolas hacían un ambiente bastante romántico. Después de cenar, volvimos a su pueblo, ella sonreía durante todo el viaje de vuelta. Cuando llegamos a su casa, aparqué cerca.

-Javi, ha sido genial. Me ha encantado el día que hemos pasado.
-Bueno, después de lo que ha pasado, creía que nos vendría bien salir a distraernos y así pasábamos el día juntos, que, con esto de vivir en sitios diferentes, no nos vemos mucho...
-La verdad es que sí, muchas veces me sabe a poco cuando te vas por la mañana después de pasar la noche juntos.
-Por cierto... Creo que es mejor que deje de venir a tu casa. Creo que tu hermana no está cómoda cuando estoy yo.
-Me da igual, eres mi pareja, si le gusta bien, y si no, también. No vamos a dejar de venir aquí porque a ella le joda verme con pareja...
-Bueno, llevas razón, pero prefiero no venir y que no os peleéis a venir y que estéis así.
-Ya, pues a partir de ahora le hablaré lo justo y ya está, no caeré en sus tonterías para pelearme.
-Esa es la cosa Elena, que sois hermanas, os tenéis que apoyar, no tenéis que estar así. Además, han pasado cosas raras siempre que me he quedado.
-Pero entonces, ¿qué hacemos?
-Bueno, podemos ir a mi casa, sólo que no podremos estar todo lo a gusto que estamos cuando estamos solos, ya sabes. También tenemos el coche.
-Ya, pero es que parece que tenemos 17 años para estar en el coche y tal...
-Ya...
-Bueno, hablaré con ella tranquilamente para hacerle entender que somos pareja y que necesitamos intimidad, que nos respete.
-Vale, pero no la provoques y no caigas en sus tonterías.
-Sí, creo que ya sé como hacerlo.
-Oye, ¿qué es eso que dijo tu hermana que no era ella la que había tenido un susto?
-Emmm... Bueno...
-Si no quieres contármelo, no lo hagas. No me importa.
-Es que estando con Alejandro, lo hacíamos a veces sin condón y una vez acabó un poco dentro y tuve un retraso...
-Ah... no sabía...
-Nada. Fue sólo un susto. Pero me lo ha echado varias veces en cara y sabe que me molesta.
-¿Por qué te lo echa en cara?
-No lo sé... Se cree que ella sabe mucho. Y yo no quiero que pase por eso, pero a veces se pasa de lista.
-La edad, Elena. Tiene mucho pavo, dale un par de años para que espabile. Ya verás como si le pasa algo va corriendo a ti para que le ayudes.
-Bueno, eso de un par de años... Este año empezará la universidad y esa época es de muy descontrol.
-Eso es verdad.
-Javi, me lo he pasado muy bien hoy, de verdad. Me sabe un poco mal porque yo no te he preparado nada aún...
-¿Eres boba? Pero si siempre estamos en tu casa y ayer me preparaste una cena que no veas. Además, esto no es una competición ni nada, he hecho esto porque me ha salido sólo, no lo tenía planeado. A mí me sobra todo lo demás estando contigo.

Sonrió y me acarició la cara para después besarme.

-Qué suerte tengo.
-Yo sí que tengo suerte.

Nos despedimos con un intenso beso. Después me fui a mi casa y me tumbé en la cama. Pensé en todo el numerito de Noelia, lo vi como algo bastante lamentable, era evidente que lo hizo adrede, porque supuestamente le dijo a Elena que no iría esa noche y apareció con María y otro chico. Además, sabiendo que estábamos ahí se pusieron a follar, con gritos bastante altos. ¿Qué pretendía? ¿Qué viera lo que me había perdido cuando me fui de casa de María cuando empezaron a acercarse a mí? Seguía sin entrarme en la cabeza esa actitud, no entendía como podía ir detrás de la pareja de su hermana. Yo no pensaba en hacerle eso ni a un amigo, no me imagino a un familiar...

Tenía una tentación muy grande de escribirle para preguntarle qué coño le pasaba o pasarme al día siguiente para hablar con ella en persona, pero pasaba de verle la cara después de todo lo que pasó ese día y estaba seguro que, si lo hacía, la cosa iría a peor. Confié en que Elena hablara con ella para bajarle los humos y de paso que nos dejara intimidad para poder estar solos en su casa cuando quisiéramos.

El lunes y el martes transcurrieron normal, con la rutina de trabajo y mensajes con Elena para contarnos nuestro día, quedamos el miércoles para tomar algo con los amigos. Parecía que habíamos establecido una firme rutina de estar siempre en contacto por teléfono, vernos entre semana para estar también con los amigos y luego el fin de semana a solas para pasar también la noche juntos, aunque con algún que otro inconveniente, que era algo que también parecía formar parte de aquella rutina.

El miércoles fui a por ella para luego ir con nuestros amigos a un bar. Tuve la tentación de llevarme el vibrador para repetir la experiencia tan excitante que tuvimos, pero Mario e Irene iban a ir también y no quería que se dieran cuenta de nuevo, ya que Elena se puso bastante incómoda en nuestra quedada con ellos a solas. Tampoco pensé en ir al baño con ella como la otra vez, porque éstos ya nos tenían calados y a la mínima cosa extraña que vieran, sabrían que algo habría pasado, así que habría que conformarse con hacer algo en el coche al regresar a su pueblo.

Una vez con nuestros amigos, nos sentamos juntos, uno al lado del otro. Mario e Irene se sentaron enfrente nuestra. La noche empezó bien, con varias risas y anécdotas entre todo el grupo, hasta que después de unas cervezas, empecé a notar pataditas por debajo de la mesa. Irene estaba intentando llamar mi atención, cuando la miré, también vi que Mario me miraba y entre los dos hacían gestos de complicidad. No le eché mucha cuenta, hasta que Elena fue al baño e Irene dijo que la esperara, que iba con ella. Entonces Mario se sentó a mi lado.
 
Capítulo 39

-Tío, ¿hoy no jugáis?
-Que va, Elena salió bastante cortada cuando nos fuimos de tu casa. Aunque tenía la tentación de traerme otra vez el vibrador hoy...
-Joder, hubiera estado bien...
-¿A qué venían las pataditas y las miraditas antes...?
-Pues que todavía sigue lo que os propusimos en pie y tenemos bastantes ganas, sabemos que a ti sí que te va eso, si no, ¿a cuento de qué lo del vibrador aquí en público?
-Ya... Pero a Elena no le van esas cosas, así que paso de que se sienta mal por un capricho.
-Bueno, ya habíamos pensado en eso.
-¿A qué te refieres?
-Pues que Irene la va a intentar convencer.
-¿Cuándo?
-Pues ahora mismo lo está haciendo.
-¿Qué dices?
-Qué te cuente luego Elena, jajaja.
-Buah, ya me la estáis liando.
-Por ahí van los tiros... Jajaja.
-La madre que os parió. Ahora me como yo el marrón como no le haga gracia la broma.
-Venga coño, que no es para tanto... Jajaja.
-Ya verás tú...
-Bueno, ¿y si cuela? No me digas que Irene no tiene un polvazo...
-No te digo que no, pero dudo mucho que Elena me quera ver con otra. Y yo tampoco estoy seguro de que quiera verla con otro...
-Venga coño, si hay confianza, nos conocemos desde hace años...
-Ya, pero ella se implica demasiado para verlo como lo vemos nosotros.
-Yo confío en Irene, ya verás como la convence (dijo yéndose a donde estaba sentado antes).

A los pocos minutos, Elena salió del baño. Estaba roja como un tomate, vino hacia la mesa sin mirar a nadie a la cara y se sentó a mi lado. La noté extraña y fui a cogerle su mano, que tenía sobre las rodillas, cuando lo hice la noté muy rígida. Le apreté un poco la mano, pero no reaccionaba, así que pensé en dejarla que se relajara, mientras miraba a Mario y negaba con la cabeza con una ligera sonrisa, él se hacia el loco, aguantando un poco la risa. Casi enseguida vino Irene, con una sonrisa en la boca y se sentó como si nada.

Estuvimos un rato más allí, todos normales, menos Elena, que estaba callada todo el tiempo. Dijimos de irnos, levantándonos todos y poniéndonos los abrigos, antes de salir, le eché el brazo a Elena por encima de los hombros, aún sentía lo rígida que estaba. Nos despedimos y nos fuimos hacia el coche, ella estaba callada, hasta cuando entramos en el coche, donde ya le pregunté.

-Elena, ¿qué te pasa?
-Nada...
-¿Qué pasa? (dije cogiéndola de la barbilla para que me mirara a los ojos).
-Javi... Irene...
-Irene... ¿qué?
-Pues que ha entrado conmigo y me ha dicho que soy una chica muy mona y ha cogido y me ha dado un beso.
-¿En serio?
-Pero un beso, beso. Que quería meterme la lengua. Y luego me ha agarrado el culo.
-Vaya...
-En cuanto he notado que quería meterme la lengua, la he apartado de mí. Estaba en shock.
-¿Pero a cuento de qué?
-Cuando me he apartado ha mencionado lo que nos dijeron en casa de Mario. Me ha dicho que al ver como estaba de cortada, que me vieron más mona aún y que quieren que nos lo pensemos, que nos ven la pareja perfecta para hacer algo así...
-Joder, no veas...
-Javi... ¿Tú quieres...?
-Ya hemos hablado esto, Elena.
-Ya...
-¿Por qué me lo preguntas otra vez?
-No sé...
-¿Te ha gustado lo que ha hecho?
-A mí no me gustan las chicas, Javi.
-¿Entonces?
-No sé, ha sido extraño, estoy confusa.
-Mmm... No te entiendo, dices que no te gustan las chicas, pero que estás confusa...
-Supongo que ha sido por la situación, no lo sé...
-Elena, no pasa nada si te ha gustado.
-No sé, Javi...
-Bueno, no sé qué decirte la verdad.
-¿Estás enfadado?
-No, ¿por qué iba a estarlo?
-Por el beso y tal...
-No, no me importa. Un beso no es nada, yo sé lo que sientes por mí y eso es lo que me importa.
-Es que no sé, estoy descubriendo cosas contigo y eso me anima a hacer más cosas, pero esto creo que es demasiado para mí...
-Elena, yo no quiero forzarte a nada, ni quiero que te veas condicionada por lo que yo pienso del tema. Eso es algo que tiene que salir de ti, si te apetece, estupendo, si no te apetece, también. Lo importante es que ambos estemos de acuerdo.
-Vale. Lo pensaré.
-Elena, de verdad, no lo hagas por contentarme, si quieres hacerlo, que sea porque salga de ti.
-Vale, vale.

Empecé a conducir camino a su casa, ella estaba callada, mirando por la ventana, apoyando la cara en su mano. Cuando llegamos ni se dio cuenta.

-Elena, ya hemos llegado.
-¿Eh? Ah, va.
-Venga, no te calientes mucho la cabeza, tómatelo con calma.
-Sí, sí.
-¿Has hablado con tu hermana?
-No, sigue igual. Estoy esperando a ver si se enfría un poco la cosa.
-¿Tu madre no ve nada raro?
-No, cuando estamos con ella, hacemos como que no pasa nada, hablamos lo justo.
-Bueno, no seas dura con ella, a ver si va a ir a peor...
-No te preocupes, tengo alguna idea de como hacerlo.
-Genial. Pues mañana hablamos.
-Vale.
-Anda, dame un beso.

Nos despedimos con un beso y bajó del coche para entrar a su casa. No la vi muy animada, más pensativa que otra cosa. Después fui a mi casa, en cuanto llegué me fui a la cama, pero tenía mensajes y les eché un ojo.

Era Mario, preguntándome como había ido la cosa.

-¿Cómo ha ido? Irene me ha dicho que le ha besado, metiéndole un poco mano, pero que se ha cortado bastante.
-Pues eso, se ha cortado bastante.
-Joder, creía que eso la podía animar...
-Bueno, pues se ha rayado bastante, pero me ha dicho que lo pensará.
-De puta madre entonces.
-A ver, le he dicho que tiene que salir de ella, que no lo haga por contentarme a mí. Además, ya te dije que yo tampoco estaba seguro de querer verla follando con otro tío...
-Venga ya Javi, si a ti te va la fiesta.
-Puede, pero hay límites.
-Bueno, a ver qué te dice... A las malas, si te parece mal, que folle con Irene, que eso me pone también, yo sólo miro mientras me pajeo.
-No le van las tías.
-Hasta que prueban con una que sabe, ya sabes como va esto...
-Ya veremos...
-Bueno, con lo que sea me dices.
-Ok.

No estaba seguro de si quería ver como Mario se follaba a Elena. Si no fuéramos paraje, sería el primero que querría hacer algo así, por el morbo y porque Irene estaba tremenda, pero al estar en pareja, no sabría como reaccionaría al verla con otro, no sabía que iba a sentir. No le di muchas más vueltas y me fui a dormir.
 
Atrás
Top Abajo