Reencuentro con Elena

Capítulo 60

-¿Qué pasa?
-Nada, que así no podemos trabajar, necesitamos distraernos.
-¿Qué vamos a hacer?
-¿Te apetece ir al cine?
-Vale (dijo sonriendo).

Nos montamos en el coche, para ir a mí cuidad, ya que en su pueblo no había cine. Por el camino me dijo que si quería parar en mi casa para saludar a mis padres. Me pareció bien, así también la verían a ella y de paso se me ocurrió algo. Cuando llegamos, aparqué y entramos, dándole una sorpresa a mis padres, pero sobre todo a mi madre.

-Vaya, no os esperaba.
-Es que vamos al cine y hemos pasado a saludar de paso.
-Anda, que bien.
-Voy a mí habitación un segundo, ahora vengo.
-Hijo, acabas de llegar y ya vas a tu habitación...
-Si ya me tienes muy visto anda... Habla con Elena.

Fui a mí habitación, dejando a mi madre hablando con Elena, quien estaba un poco cortada aún, con las mejillas ligeramente sonrojadas. Volví a los pocos minutos, charlando un poco más y al rato nos fuimos al cine, hablando un poco por camino.

-¿Todavía te pones roja con mis padres?
-Noooo... es que...
-Jajajaja, no pasa nada. Te pones muy mona (dije poniéndole la mano en el muslo).
- … (se mantuvo en silencio mientras miraba por la ventana).
-¿Qué pasa?
-Nada (dijo con voz burlona).
-No me digas que... (dije cogiéndole de la barbilla para mirarla). ¿Estás roja? Jajajaja.
-Jooooo... (dijo dándome un manotazo).
-¿Desde cuándo eres tan tímida?
-No lo soy, pero es la primera vez que conozco a los padres de mi chico y aún me cuesta.
-¿Qué dices?
-Pues eso.
-¿No conociste los de Alejandro?
-Pues no.
-¿Cómo no los vas a conocer habiendo estado con él 5 años...?
-Pues no sé, porque él era muy cerrado para eso, además empezamos a salir casi empezando la universidad y estábamos fuera de casa.
-Ah... Pero aun así me parece raro...
-Bueno, la manera en la que conocí a los tuyos, tampoco fue la mejor... jajajaja.
-Ya, eso sí, jaja.

Cuando llegamos, aparqué en el subterráneo del centro comercial donde estaba el cine. Elena se quitó el cinturón de seguridad para bajarse, pero la paré.

-Shhh... Espera.
-¿Qué pasa?
-Bueno, podemos jugar un poco, ¿no?
-¿Aquí? Javi, que hay mucha gente...
-Mira... (dije enseñándole el vibrador que va con el móvil).
-Vaya... ¿A por eso habías ido?
-Sí, jajaja.
-Qué malo eres...
-Venga, si te encanta... (dije acariciándole la cara mientras le metía el pulgar en la boca).
-Mmm... (gemía mientras chupaba el pulgar sensualmente poniéndome ojitos).
-Joder, como me pones cuando haces esto...

Entonces ella me sonrió girando la cabeza mientras me seguía chupando el pulgar. Inmediatamente le saqué el pulgar de la mano y la empecé a besar con mucha ansia, cogiéndole la cara. Nos empezamos a hablar mientras nos comíamos la boca atropelladamente.

-Javi... como estás...
-Mira como me pones... Y la tonta de tu hermana dice que te tiene que enseñar...
-Sí, es tonta.
-Si supiera lo que me haces, se quedaría callada.
-Que le den, tiene envidia de que nosotros follemos más que ella.
-Seguro.

Entonces le empecé a meter mano, por dentro de la sudadera, notando sus pezones duros mientras ella gemía al pellizcárselos. Después le metí la mano dentro de sus braguitas, tocándole el coño mientras le besaba el cuello, notando como se aceleraba su respiración. Después de unos segundos metiéndole los dedos en el coño, los pasaba a su boca para que los chupara. A ambos nos encantaba que le hiciera eso, por lo que lo hice varias veces, hasta que notaba como sus gemidos iban a más, entonces paré y cogí el vibrador para que lo chupara, metiéndoselo después en el coño. Después nos volvimos a besar como antes, hablando mientras lo hacíamos.

-¿Te gusta jugar?
-Me encanta.
-¿Qué más quieres hacer?
-Te la quiero comer.
-¿Ya?
-Sí.
-¿Aquí?
-Sí, estoy muy cachonda.

Nos pueden ver...

-Me da igual, la quiero en mi boca.

Entonces se puso de rodillas en su asiento, con el culo en pompa, mientras me desabrochaba los pantalones y sacaba mi polla empalmada rápidamente, metiéndosela en la boca para empezarla a chupar rápidamente.

-Mueve el culito como el otro día.

Lo empezó a mover de un lado a otro mientras me la seguía chupando.

-Así, así... (dije dándole un azote con ganas).

Soltó un gemido mientras seguía con la mamada. Entones le metí la mano por dentro hasta llegar a su coño, acariciándoselo. Al poco saqué mi mano y cogí mi móvil para poner el vibrador al nivel más alto. Empezando a moverse y parando la mamada.

-No pares (dije empujándole la cabeza con suavidad para metérsela en la boca).

Ella empezaba a gemir mientras me la seguía comiendo. Bajé un poco el nivel, porque si no, se iba a correr muy rápido. Entonces reanudó la mamada a buen ritmo, entre gemidos más sensuales mientras movía el culo de lado a lado. Le daba azotes de vez en cuando, respondiendo ella con gemiditos. A los pocos minutos notaba que estaba cerca de correrme, por lo que la paré, bajando también el nivel a cero.

-Uff... Para, para, que me voy a correr...
-Mmm...
-Venga, vámonos al cine y ahora seguimos jugando un poco ahí.
-Vale (dijo susurrando).

Me guardé la polla, abrochándome el pantalón, con bastante dificultad.

-Joder, la tengo tan dura que me duele un poco con el pantalón puesto...
-¿Quieres acabar?
-No, en el cine. Así da más morbo.
-Vale.
-Lo que pasa es que no sé como ocultar esto (dije mirándome la erección).
-Eso es un problema (dijo bajito acariciando mi polla por encima de la ropa).
-Para... Que así no va a bajar...
-Mírala, me está pidiendo que me la coma...
-Jajaja, yo sí que te voy a comer a ti...

Me volvió a sonreír girando la cabeza, por lo que me lancé de nuevo a besarla. A los pocos segundos se apartó para decirme:

-Así no vamos a salir nunca de aquí... jajaja.
-Ya sabes que no puedo evitarlo cuando me haces eso...
-Ay... Que sensible...
-Bueno...
-Jajajaja. Anda, vamos...

Salí del coche, bajándome la sudadera para intentar tapar la erección, pero aun así se notaba un poco. Entonces Elena me cogió de la mano y echamos a andar, poniéndose ella delante de mí para tapar un poco. Mientras subíamos e íbamos a la parte donde estaba el cine, se me bajó bastante, pudiendo disimular ya sólo con la sudadera. Por el camino, activaba el vibrador, poniéndolo en los niveles bajos, con Elena dando respingos pequeños al notarlo mientras andaba, pareciendo que se iba a tropezar. Ella se giraba mirándome con cara de estar riéndose y de que lo que estábamos haciendo era una locura. Una vez llegamos al cine, me preguntó que qué película quería ver, le dije que la que ella quisiera, entrando después a la sala. La película estaba a punto de empezar y no había mucha gente, por lo que busqué unos sitios que estuvieran libres de tener a alguien más cerca y nos sentamos allí. Cuando apagaron las luces y empezó la película, le pasé el brazo por sus hombros, acariciándole una teta al dejar caer mi mano.

Podía notar como se le endurecía el pezón, así que empecé a jugar con él, mientras ella gemía muy bajito, acariciándome el muslo. Mientras, con la otra mano, empecé a manejar el móvil, activando el vibrador, poniéndolo bajito, entonces ella pasó de acariciar mi muslo a acariciar mi polla, provocando que se me empezara a poner dura. Fui subiendo el nivel, notando como ella se contraía un poco, apretando mi polla. La miré, pudiendo ver como estaba de perfil, mirando la película, pero cuando le pasé el pelo por detrás de la oreja y me acerqué a ella, vi como cerraba los ojos y soltaba bastante aire de sus pulmones. Le di un mordisquito en la oreja, reaccionando ella con un leve movimiento al notar el contacto y un gemidito. Le empecé a decir bajito como me gustaba, lo genial que eran los momentos con ella, diciéndole todo lo que me gustaba de ella, tanto de su persona como físicamente mientras seguía con el vibrador en los niveles medios. Ella gemía tímidamente, con los ojos cerrados mientras seguía apretando mi polla, pasando su mano sobre ella, moviéndola, recorriéndola toda.

Le empecé a besar el cuello, subiendo un poco más el vibrador, hasta que de repente, se puso de rodillas y me desabrochó el pantalón para sacar mi polla y empezar a chuparla rápidamente, con cuidado de no hacer mucho ruido, aunque la película nos cubría bien. Lo hacía muy bien, rápidamente, pero también muy sensual. A los pocos segundos, empezó a hacerlo más rápido, escurriéndome yo por el asiento y empezando a sentir escalofríos por la espalda y los hombros. Le di toquecitos en su hombro, pero no hacía caso, entonces me empecé a correr, moviendo mis caderas hacia arriba, dando pequeñas embestidas mientras agarraba con fuerza los brazos del asiento. Cuando ella notó que me corría, bajó el ritmo, chupándola de manera muy sensual, hasta que paré. Después ella me miró a los ojos mientras me pajeaba suavemente, mostrándome como se lo tragaba, para después guardarme la polla y apoyarse en mis piernas para subir su cara hacia la mía para darme un beso.

Se volvió a sentar en su sitio, incorporándome yo también y bajando el vibrador a cero. Cuando pasó un buen rato, lo volví a poner a un nivel medio, dando ella un gritito y empezando a resoplar. Le metí la mano por dentro, acariciándole el clítoris mientras subía cada vez más el nivel, empezando ella a retorcerse. Llegó un momento en el que lo puse al máximo, notando como se estremecía bastante y empezaba a apretar las piernas, dificultándome que le siguiera tocando el clítoris. Entonces empezó a temblar mientras se tapaba la boca con las manos, moviendo las piernas bastante. Cuando noté eso, puse el vibrador a cero para que no empezara a chorrear, porque sería ya demasiado, aunque sería tocándole el clítoris, parando a los pocos segundos y sacando mi mano. La miré como se quedaba espachurrada en el asiento, con los brazos extendidos, los ojos cerrados y con su pecho bajando y subiendo rápidamente, entonces buscó mi mano con la suya, entrelazando nuestros dedos. A los pocos minutos se puso bien, acercándose a mí para echarse sobre mí brazo y seguir viendo la película. Cuando acabó la película, salimos entre risas y nos fuimos a un bar que había dentro del centro comercial para cenar ahí, con varias miraditas y sonrisas de complicidad. Mientras cenábamos, a veces activaba el vibrador, poniendo ella cara de sorpresa con risas y sonrojándose un poco. Cuando acabamos, nos fuimos al coche, dándonos besos suavemente sin llegar a hacer nada más, para después ir a su casa.

Por el camino empecé a pensar en lo que había pasado con Noelia por la tarde, pasándome por la cabeza si podría tomar represalias.

-Elena, ¿a tu hermana le duran mucho los enfados?
-Depende, ¿por?
-Porque hemos dejado los ordenadores ahí en el salón, a ver si le va a dar por...
-Ostia...
-¿Tú crees?
-Puede ser. Buah, no me jodas...
-No pasa nada.
-Sí pasa, que no tengo copia del trabajo...
-No me jodas, Elena...
-Joder... Como me haya roto el ordenador y se me pierda el trabajo, la mato.
-¿Cómo no haces una copia?
-No sé... Estoy nerviosa.
-A ver, mucho tiene que reventarlo para joder el disco duro, se puede sacar.
-Joder...

Aceleré para llegar antes a su casa, aparcando en la puerta y yendo a ver si había pasado algo.
 
Capítulo 61

Nos lo encontramos todo conforme lo dejamos y sin rastro de que Noelia estuviera por allí.

-Menos mal...
-Anda, haz una copia del trabajo.
-Sí, que no me fio...

Mientras hacía la copia, la miraba, estando ella seria, así que saqué el móvil y puse el vibrador en marcha, pegando ella un saltito.

-No paras, ¿eh? jajaja.
-Es que te veía muy tensa...
-Como para no...
-Ya, es que si se te jode el trabajo... (dije subiendo el nivel).
-Mmm... (gimió echándose para atrás).
-Como te gusta... (dije acercándome a ella para besarla).
-Me encanta... (dijo cerrando sus ojos para recibir mi beso).

La cogí en brazos tirando de ella fuertemente, para que se agarrara con sus piernas a mi cintura, cogiéndole yo el culo y ella mi cuello con sus brazos.

-Qué bestia eres, jajaja.
-Es que me pones muy malo...
-Mmm... mala me llevas poniendo tú toda la tarde con el vibrador...
-Pues ya verás cuando te lo quite...
-No, ahora me toca a mí.
-Uy... Se pone agresiva la niña...
-Jajaja. Sí (dijo poniendo cara desafiante).
-Como te quiero (dije pasándole el pelo por detrás de la oreja).

Su cara se pasó a ponerse sería, para después morderse el labio y empezar a besarme como loca, pasando al cuello a los pocos segundos.

-Estás jugando con fuego...
-No, yo soy el fuego y tú te vas a quemar...
-Mmm... (dije yendo a su habitación mientras ella seguía besándome el cuello).

Cuando llegué a su habitación, cerré la puerta y me quedé de pie junto a la cama. Ella se despegó de mí, apoyando sus manos en mis hombros para mirarme.

-¿Listo para quemarte?
-Siempre.

Entonces se bajó de mí y me empezó a desnudar, tirando de mi sudadera había arriba, acercándose para besarme el pecho mientras me apretaba el culo. Después me bajó los pantalones, mirando mi erección marcada en mis boxers con cara de estar muy cachonda, mojándose un poco los labios. Siguió apretando su cuerpo contra el mío, haciendo presión para apretar mi polla, después se separó un poco, acariciándola por encima de los calzoncillos mientras me miraba a los ojos. Le pasé de nuevo el pelo por detrás de la oreja y le acaricié la cara, moviendo su cara contra la mano y cerrando los ojos, quedando en un gesto muy tierno. Inmediatamente los abrió y tiró de mí para tumbarme en la cama y se empezó a desnudar, quedándose solo en braguitas y se puso encima de mi barriga, notando yo su cuerpo muy caliente. Empezó a moverse hacia delante y atrás, restregándose contra mí cuerpo mientras ponía cara de placer, para a los pocos segundos meter su mano en sus braguitas y mover su mano, lanzando un gemido. Se sacó el vibrador y lo dejó en la mesita, aún seguía vibrando, yo me sorprendí porque se me había olvidado que lo llevaba puesto y estaba aguantando todo el rato con él encendido.

Después se inclinó sobre mí, besándome de nuevo, más lentamente y acariciándome la cara mientras yo le acariciaba el culo. Fue bajando por todo mi cuerpo, con muchos besos y pequeños chupetones por mi cuello, pecho, torso y caderas hasta llegar a mi paquete. Me bajó los boxers lentamente hasta dejármelos por las rodillas, para empezar a chupármela lentamente mientras me miraba a los ojos. Mi respiración se aceleraba poco a poco y me empezaba a morder el labio, ya que me estaba poniendo muy cachondo verla como me la comía mientras me miraba con esos ojos. Después cerró los ojos, aumentando un poco el ritmo de la mamada mientras me pajeaba y me acariciaba los huevos.

Yo aproveché para coger el vibrador y apagarlo, porque me estaba poniendo nervioso oírlo vibrar en la mesita, notando que estaba muy mojado, para luego dejarlo de nuevo ahí. Después alargué mi mano para acariciarle la cara y entrelazar mis dedos con su pelo, para pasar a su nuca, acelerando ella el ritmo sin empujarle yo ni nada. Empecé a lanzar gemidos entre jadeos, mientras ella seguía aumentando el ritmo hasta que sintió como me empezaba a retorcer, aminorando suavemente mientras me miraba a los ojos para evitar que me corriera aún. Una vez paró, soltó mi polla y subió hasta mi cara, gateando por la cama estando aún encima de mí, murmurando gemiditos.

Se colocó encima de mi cara, con las rodillas a cada lado de mi cabeza, bajando su torso. Notaba sus braguitas muy húmedas, entonces empezó a restregarse contra mi cara, para a los pocos segundos quitarse las braguitas rápidamente y seguir frotándose, empezando yo a comerle el coño cogiéndola de las caderas mientras ella empezaba a gemir. Fui moviendo mis manos por su espalda hasta llegar a sus pechos, empezando a acariciarlos y a amasarlos, jugando también con sus pezones, dándole pellizquitos, notando como cada vez los tenía más duros. A medida que pasaban los minutos, ella gemía más alto, echando su cabeza hacia atrás, hasta que le empecé a lamer y succionar el clítoris, bajando su cabeza para mirarme mientras lo hacía, consiguiendo que a los pocos segundos empezara a temblar con gemidos altos y secos mientras me tiraba del pelo y miraba había abajo, apretando mucho sus ojos.

Después volvió a gatear, siguiendo con los gemiditos y su cuerpo tembloroso, hasta llegar a mi cintura, volviéndose a poner como antes para comerme la polla de nuevo, quitándome antes los boxers del todo. Me hizo una manada muy breve, lo suficiente para mojarla bastante, porque dura ya estaba de sobra de la mamada anterior y de mi excitación al comerle yo el coño. Se subió encima de mí, para frotar su coño contra mi polla, poniéndola entre ella y mi cuerpo de forma también breve, para empezar a montarme suavemente, apoyando sus manos en mi pecho y mirándome fijamente a los ojos. Poco a poco aumentaba el ritmo, haciéndolo también sus jadeos y los míos, arañándome también el pecho al cerrar sus dedos mientras se mordía el labio. Después se apoyó sobre sus pies, para empezar a botar sobre mí, haciendo sonido como de palmadas, pudiendo ver como se movían sus preciosas tetas hacia arriba y abajo y también su melena. Nuestros jadeos se transformaron en gemidos que salían de nosotros al ritmo de la penetración, hasta que, a los pocos minutos, Elena se volvió a apoyar sobre sus rodillas, moviendo su cuerpo hacia delante y atrás con toda mi polla en su interior mientras echaba su cabeza hacia atrás y resoplaba. A los pocos segundos cogió mis manos de sus caderas, entrelazando nuestros dedos, echándose hacia delante, quedando su cara pegada a la mía y haciendo fuerza con sus manos, empujando las mías contra la almohada. Nuestros cuerpos estaban casi pegados, por lo que cambió su forma de follarme, moviendo sus caderas hacia arriba y abajo, poniendo una sonrisa de malicia mientras lo hacía, para a los pocos segundos empezar a besarme el cuello, dando yo un respingo porque me hizo cosquillas. Al poco empecé a notar escalofríos por todo el cuerpo y apreté los dientes.

-Qué cabrona eres...
-Mmm (murmuró riéndose).

Empezó a aumentar el ritmo mientras me besaba el cuello con más ansia. Yo me retorcía, intentando mover mis manos, pero ella las apretaba contra la almohada fuertemente. En cuestión de segundos, los escalofríos se volvieron muy fuertes, poniéndoseme la piel de gallina, por lo que me empecé a correr, moviendo mi cuerpo hacia arriba y gritando fuertemente. Ella seguía moviéndose, hasta que a los pocos segundos paró de besarme el cuello, dejando su cara ahí y apretó sus manos fuertemente, teniendo aún nuestros dedos entrelazados, empezando a temblar, quedándose quieta con toda mi polla dentro de su coño, empezando lanzar largos gemidos. Se quedó encima de mí durante unos segundos, temblando y relajando sus manos mientras oía como respiraba fuertemente. A los pocos segundos me soltó las manos para apoyarse en ellas, para levantar su cara y mirarme sonriendo. Yo la miré, devolviéndole la sonrisa, entonces ella asintió mientras seguía sonriendo. No entendí por qué asentía, hasta que se incorporó y se levantó, apoyándose sobre su culo en mi pecho, echando su cuerpo hacia atrás, como hizo en el hotel.

Poco a poco empezó a salir mi semen de su interior, acumulándose bastante en mi pecho, a pesar de haberme corrido pocas horas antes. Se ayudó de sus dedos para sacarlo todo, llevándoselos a la boca cunado acabó para chuparlos y una vez lo sacó todo, se puso de rodillas a mi lado para empezar a chupar y sorber mi corrida del pecho mientras movía su culo de un lado a otro. Mientras acababa de recoger toda la corrida, le acariciaba el culo, que seguía moviendo. Una vez la recogió toda, agarró mi polla con su mano, apretándola con fuerza, para meterse la punta en la boca y succionar mientras me pajeaba con suavidad. Después se sentó sobre mi barriga y mirándome a los ojos con una sonrisa con la boca cerrada, se lo tragó todo, relamiéndose, para después volver a sonreírme mientras giraba la cabeza, dando yo un tirón de sus manos para cogerle la cara y besarla. Después ella fue al baño, volviendo a los pocos minutos, yendo yo después para mear y lavarme un poco. Cuando volvimos, nos quedamos desnudos, tumbados, abrazándonos y dándonos varios besos, con ella sobre mi hombro, mirándome.
 
Capítulo 62

-¿Qué pasa?
-Nada, jeje.
-Te me quedas así mirando... jajajaja.
-Nada, es que no sé como lo haces, pero siempre que estoy mal, me animas y se me olvida todo lo malo.

Me quedé en silencio, dándole un beso en la frente.

-Me hace gracia...
-¿El qué?
-Pues que en el poco tiempo que llevamos juntos, he sentido cosas más fuertes que en 5 años de relación con otra persona.
-Venga ya...
-Lo digo en serio (dijo levantando su cara para mirarme a los ojos). Alejandro iba más a su bola y muchas veces sí estaba mal por estar agobiada por los exámenes o por otras cosas, se apartaba hasta que se me pasaba.
-Pues no sé entonces para que quería estar contigo...
-Me imagino por qué, pero tampoco me cuadra por lo que me dijo cuándo le pillé.
-Pues no le veo el sentido entonces, porque si según él, no le dabas lo que buscaba y luego no se preocupaba por ti...
-A ver, cuando empezamos estaba más encima y lo habíamos bastante. La cosa empezó a cambiar cuando entramos a la universidad.
-¿Vivíais juntos?
-No, él vivía en la otra punta.
-Mmm...
-Vaya... (dijo abriendo los ojos). Ya me estaba poniendo los cuernos desde entonces.
-Eso había pensado yo, pero aguantar 5 años así...
-Eso es lo que no me cuadra.
-Supongo que te quería tener a ti para tener algo seguro mientras iba de flor en flor.
-Eso es cruel...
-Eso es ser un hijo de puta.

Elena se sentó en la cama, cruzando sus piernas, apoyando sus codos en ellas y la cara en sus manos. Yo me incorporé, sentándome también, quedando a su lado, acariciándole la espalda mientras le besaba el hombro.

-No pienses en esas cosas...
-No, si me da igual, pero no entiendo por qué me haría algo así, si yo me portaba bien con él...
-No tengo ni idea de porqué lo hizo, pero lo que sí sé es que tú eres increíble y no te mereces que nadie te haga daño. Y si él no te supo valorar, pues él se lo pierde.

Sonrió y me miró, para besarme, empujándome poniendo su mano en mi pecho para tumbarnos de nuevo y abrazarse a mí. Yo la rodeé con mi brazo, acariciándole la espalda, haciendo que se relajara y cayera dormida de inmediato, tirando yo de la manta con el pie para después cogerla con la mano para taparnos, porque seguíamos desnudos. Yo me quedé pensando en la conversación que acabábamos de tener y si de verdad había sido así o había pasado otra cosa y también pensé en lo que había pasado por la tarde con Noelia. Se fue sin decir nada y parecía no haber vuelto en el resto del día.

A los pocos minutos oí la puerta de su casa abrirse, miré el reloj del móvil y marcaba las 12. Entonces cerró la puerta, sin tener cuidado, pero tampoco dando un portazo y oí como se acercaban a la puerta de la habitación en la que estábamos a paso ligero, deteniéndose justo en la puerta. Me puse un poco tenso, pero ni me moví, ni dije nada. Oí como agarraba el pomo de la puerta, poniéndome más tenso aún, pero entonces de nuevo oí pasos y una puerta más cercana cerrarse. Era sin duda Noelia y estuvo a punto de entrar para sólo ella sabe qué, pero por como venía a ese paso hasta donde estábamos, seguro que no era nada bueno. A los pocos minutos me dormí.

Me desperté oyendo ruidos desde el baño. Miré el reloj del móvil, viendo que eran poco más de las 9. A los pocos segundos oí pasos como la noche anterior, parándose frente a nuestra puerta y agarrando el pomo, pero se fue a los pocos segundos, para luego cerrar la puerta de la calle, sin oír nada más. Resoplé, dándome cuenta de que estaba empalmadísimo, después miré a Elena pudiendo verla por la ligera luz que entraba por la ventana. Estaba muy mona, dormida sobre mí hombro, con su mano sobre mi barriga, como poniendo morritos. Le pasé su pelo por detrás de la oreja y le acaricié la cara.

La erección no me bajaba, por lo que empecé a tocarme suavemente mientras miraba a Elena, poniéndome muy cachondo, por lo que le cogí la cara con cuidado para dejarla caer sobre la almohada y quité su mano de mi barriga, deslizándome bajo la manta, hasta llegar a sus caderas, moviéndola con cuidado para ponerla boca arriba, abriendo lentamente sus piernas, besando su barriga, sus muslos y su pubis, para después besar su coño, empezando a lamer suavemente su raja. Lo hacía con cuidado, disfrutando del momento hasta que empecé a clavarle la lengua, pasando también por su clítoris, notando como se mojaba y como Elena se empezaba a mover. Se despertó sobresaltada.

-Shhh, tranquila...
-Qué susto...
-¿Tan mal lo hago?
-Jajaja... Nooooo.
-¿Por qué te asustas entonces? (dije mientras le seguía comiendo el coño).
-Mmm... No me lo esperaba (dijo destapándose para mirarme).
-Es que me he despertado muy empalmado y no se me bajaba y al verte así tan mona, pues menos todavía y no he podido aguantar... (dije mientras le metía un dedo, para luego seguir lamiéndole el clítoris).
-Mmm... para... que los va a oír mi hermana otra vez y no quiero que pase lo mismo...
-La he oído irse.
-Mmm... (gemía de forma sensual mientras me acariciaba la cabeza para apretarla contra su coño).

Se relajó, extendiendo sus brazos a los lados y dejando caer su cabeza en la almohada, cerrando los ojos. A los pocos minutos volvió a acariciarme la cabeza, mirándome.

-Fóllame.
-¿Mi niña quiere que la folle?
-Sí... (dijo bajito poniéndome ojitos).

Fui subiendo hasta quedar a la altura de su cara apoyándome en mis manos y dándole un beso, con mi polla tocando su barriga. Ella cogió mi polla y la dirigió hasta su coño, metiendo la punta mientras lanzaba un gemidito. Empecé un lento mete-saca mientras ella me acariciaba los brazos, ganando velocidad conforme pasaban los segundos, empezando los dos a jadear. Entonces imité lo que ella hizo la noche anterior, cogí sus manos, entrelazando nuestros dedos y empecé un rápido mete-saca, provocando sus gemidos mientras ella me abrazaba con sus piernas. Acerqué mi cara a la suya para besarla y después pasar a su cuello y besárselo. Apreté todo lo que pude, empezando ella casi a gritar, hasta que a los pocos segundos notaba como empezaba a temblar, soltando ella varios "ayes" muy seguidos en voz bajita y aguda, para acabar gritando, diciendo a veces mi nombre. Al notar como apretaba mi polla con su coño, empecé a correrme, gimiendo bastante fuerte, para después quedarme quieto dentro de ella. Una vez acabé, intenté salir, apoyándome de nuevo en mis manos, soltando antes las suyas, pero ella no me dejó.

-No. Quédate así, por favor. No te muevas (dijo con la voz entrecortada mientras con una mano me cogía suavemente la nuca y con la otra me acariciaba la espalda).

Me apoyé sobre mis codos, besándole el cuello mientras ella relajaba sus piernas y las volvía a poner sobre la cama. Cuando la noté relajada, levanté mi cabeza para mirarla, viendo como estaba con los ojos cerrados. Le di un pico, abriendo los ojos para mirarme.

-Mmm... Que a gusto estoy así...
-¿Y así? (dije volviendo a besarle el cuello).
-Mmm... Más aún, jajaja.

Me levantó la cara con sus manos para besarme y acariciarme el pelo.

-Creo que es debería ir al baño a limpiarme.
-Vale (dije levantándome con cuidado, poniendo ella la mano en su coño para que no se cayera nada).
-Voy a aprovechar y me ducho.
-Vale, ahora voy yo.

Se fue a la ducha mientras yo me quedé en la cama, tumbado y desperezándome. Pensé en lo que había hecho Noelia al llegar por la noche y antes de irse esa mañana. Estuvo a punto de entrar ambas veces, pero no lo hizo. Pensé que debía estar muy enfadada y que querría vengarse, por lo que era muy probable que se diera una conversación desagradable con ella. Al rato salió Elena de la ducha, viniendo a la habitación con el pelo mojado, quedándose parada delante de mí con los brazos en jarra.

-Vamos, dormilón.
-Sí, mamá...

Me levanté para ir a la ducha, saliendo a los pocos minutos. Fui a la habitación para vestirme, viendo que Elena había cambiado las sábanas, pero no estaba allí. Fui a la cocina y allí estaba, había preparado el desayuno. Se acercó a mí para darme un beso y decirme que me sentara a comer. Al rato nos pusimos a hacer cosas en el salón, hasta las 2, sin rastro de Noelia. Pedimos unas pizzas para comer mientras veíamos la tele y hablábamos, hasta que ella cogió el móvil y me dijo que mirara el grupo de amigos en el que estábamos. Vi que se había organizado una fiesta esa noche, aunque no iría tanta gente como a las anteriores a las que fuimos, el único problema que había era que la fiesta tenía lugar en casa de Mario, ya que era él y también Irene los que la organizaban.
 
Capítulo 63

-¿Quieres ir?
-¿Estarás cómoda?
-Bueno... Me apetece bastante ir, la verdad.
-Por mí genial.
-A ver si no te me escalabras... jajajaja.
-Joder, de verdad. A dos fiestas hemos ido juntos y se ha liado, jaja.
-No debería pasar nada, no va a ir Alejandro, porque han dicho de que no quieren que vaya mucha gente y él no se lleva mucho con ellos.
-Bueno, no debería pasar nada, pero están Mario e Irene...
-Sí, eso sí... Pero bueno, parece que se han relajado y no han insistido más.
-Pues ya está, le aviso y le digo que vamos.
-Genial, ahora me ayudas a elegir modelito, jajaja.
-Jajajaja. Ostia, ahora que lo pienso, yo no tengo ropa de salir aquí, tengo que pasarme por mi casa antes de ir.
-Vale, así te ayudo yo a elegir el tuyo (dijo sonriendo).

Cuando estábamos acabando de comer, entró Noelia por la puerta de la calle, yendo directa a su habitación, para salir a los 5 minutos, yéndose sin mirar ni decir nada.

Una vez acabamos de comer, nos quedamos tirados en el sofá viendo la tele y hablando algunas cosas. Sobre las 7 y media fuimos a su habitación para que le ayudara a elegir ropa. Me senté en la cama y empezó a sacar ropa, probándosela toda.

-A ver, ¿qué te ha gustado más?
-Esa falda me gusta mucho (era una falda vaquera que le quedaba un poco por encima de las rodillas).
-Vale, ¿qué más?
-Póntela con esa camiseta (era una camiseta negra de manga corta de licra que le quedaba ajustada). Me gusta.
-Vale, me pongo unas medias.
-Sí, pero ponte las que no son cerradas del todo, esas que se ajustan a los muslos.
-Mmm... Como te gusta...
-Es que te quedan que no veas...
-Pero es que en falda...
-Da igual, si es larga, no se nota, a ver, póntelas y siéntate.

Se puso las medias y se sentó en la silla de su escritorio.

-¿Ves? No se ve nada.
-Bueno, un poco así, sí.
-Si te despatarras, sí... jajajaja.
-Jajajaja. Vale, así. Y la chaqueta vaquera (dijo poniéndosela). ¿Qué tal?
-Fantástica.
-Sólo faltan los zapatos.

Sacó 5 pares de zapatos, enseñándomelos.

-¿Cuáles te gustan más?
-Ponte los botines esos.
-Vale.

Se puso los botines. Eran negros, llegaban de altura a un poco más de los tobillos, eran muy bonitos, con una cinta y una hebilla al lado, simulando que se cerraban por ahí, pero sólo era decorativo. También tenían mucho tacón.

-¿Qué tal?
-Joder, estas tremenda.
-¿Sí? (dijo andando por la habitación mientras movía el culo de manera sensual).
-Uff... Para, que no veas como me estás poniendo...
-Vale, vale... (dijo sentándose en la silla, abriendo un poco sus piernas para dejarme ver como sus medias enfundaban sus muslos, conduciendo a sus braguitas).
-Elena...
-Dime (dijo levantándose y viniendo hacia mí, inclinándose y apoyando sus manos en mis muslos, quedando nuestras caras muy cerca).
-Buah...
-¿Qué pasa? (dijo incorporándose para remangarse un poco la falda y sentarse sobre mí, quedando mis piernas sobre las suyas y pasando sus brazos por detrás de mi cuello).
-Te vas a quemar...
-Nah, no creo, jiji...
-Joder, que cabrona eres...
-Un poco...
-Es que... (dije levantándome, pasando ella sus piernas por mi cintura).

La llevé contra su escritorio, sentándola en él. Ella me miraba con ojitos, así que la empecé a besar. Ella me empezó a acariciar el paquete, teniéndola ya morcillona por ver como le quedaba la ropa y todo lo que estaba haciendo, pero la paré.

-Bueno, ya está.
-Nooooo...
-Sí. Mejor esta noche cuando volvamos.
-Eres un capullo, como te gusta calentarme.
-Eso es lo mejor, calentarse para cuando llegue el momento, hacerlo a tope.
-Viéndolo así...
-Claro, ya verás cuando vengamos esta noche. Después de esto y todo el rato que estaremos en la fiesta, seguro que reventados la cama.
-Jajajaja. Eso espero.
-Con las ganas que tengo, como para no… jajajaja.

Volvimos al salón para seguir viendo la tele, para más tarde cenar lo que había sobrado de la comida, yendo Elena después a vestirse. Al rato salió, viniendo al salón para que la viera.

-¿Qué tal estoy?

Me quedé callado, estaba embobado mirándola, pues estaba con la ropa que había elegido yo y ahora estaba con el pelo alisado y algo de maquillaje.

-¿Javi?
-La madre que te parió.
-Jajajaja.
-Estás increíble.
-Mmm... (dijo acercándose a mí lentamente).
-Uff... No sé si voy a poder aguantar... (dije acariciándole un muslo con la mano, subiendo hasta llegar a su culo).
-Pues vas a tener que aguantar, ahora no te puedes rajar...
-¿Llevas tanga?
-Sí, jiji.
-Pfff... Voy a estar todo el rato empalmado...
-Jajajajaja. Bueno, si no aguantas podemos ir al baño, como la otra vez... (dijo acariciándome la cara).
-Me encantan esos botines, estás súper sexy.
-Venga, vamos a tu casa y te vistes (dijo sonriendo y tirando de mi mano).

Nos fuimos de su casa, montándonos en el coche y yendo a la mía. Cuando llegamos, entramos y nos vio mi madre, preguntando extrañada qué pasaba al vernos con tanto contraste, con Elena tan arreglada y yo en chándal. Le expliqué que íbamos a ir a una fiesta y que iba a vestirme y que ella me iba a ayudar a elegir ropa. Mi madre no paraba de decirle a Elena lo guapa que estaba, con ella poniéndose un poco roja, hasta que fuimos a mí habitación para vestirme.

Le enseñé la ropa que tenía, eligiendo unos vaqueros, una camisa azul, una americana negra y unos zapatos grises.

-Como me pones con chaqueta...
-Vaya, ¿te caliento como me has calentado tú antes?
-No, no... Que yo no aguanto... Y están tus padres...
-Vaya... (dije acercándome ella).
-Javi... no...
-¿No? (dije acarrándole el culo).
-Uff...

Entonces entró mi madre, pegando Elena un saltito, apartando yo las manos.

-Joder, mamá...
-Perdón, hijo (dijo cerrando la puerta).

Elena me miró con cara de susto, estaba muy roja.

-Jajajaja, te va a dar algo...
-Qué vergüenza...
-Si no ha sido nada...
-Ya, pero...
-Venga, anda, que voy a ir al baño a peinarme un poco y a echarme colonia.

Elena se fue al salón mientras yo iba al baño, cuando salí, la vi que estaba hablando con mi madre, un poco cortada y colorada. Sin dejar que pasara mucho, le dije de irnos, porque la veía algo incomoda por lo que acababa de pasar en mi cuarto. Nos montamos en el coche y fuimos a la casa de Mario, hablando por el camino.

-Qué roja estabas...
-Normal... Es la primera vez que me pasa esto... jajajaja.
-Qué lástima, porque te quería calentar un poco... (dije poniendo mi mano en su muslo).
-Mmm... joder, que ganas...
-¿Sí? (dije subiendo la mano por muslo).
-Uff... para, para.
-Tendríamos que haber cogido el vibrador.
-Sí hombre... Con esta gente paso de hacer eso otra vez, jajajaja.
-Jajajaja.

Aparqué cerca de la casa de Mario, saliendo del coche y yendo hacia allí andando con Elena de la mano. Casi toda la gente con la que nos cruzamos de camino nos miraban, poniéndose Elena un poco roja. Antes de llegar a la puerta la paré, girándola hacia a mí, mirándome con unos ojos muy vivos. Podía ver como sus mejillas estaban un poco encendidas, le toqué la cara, notando que estaba un poco caliente, me reí y pasé mi brazo por sus hombros para seguir y llamar. Nos abrió Irene, sonriendo al vernos.

I: Vaya, que guapos venís.
J: Claro, la ocasión lo merece.
E: Tú también estás muy guapa (dijo un poco cortada).

Irene iba con una camiseta que transparentaba su sujetador negro, dejando ver también su ombligo, unos shorts vaqueros muy ajustados y unas medias negras, pero más transparentes que las de Elena, acabando sus piernas en unos tacones azules de terciopelo. Casi inmediatamente apareció Mario, haciéndonos pasar. Él iba con una camisa blanca, unos vaqueros y unos zapatos marrones.

Estuvimos pasando un muy buen rato. Mario e Irene se acercaban continuamente, turnándose para ver como estábamos, muy pendientes de que todo fuera bien, sirviéndonos copas, aunque yo no quería beber, porque no me gustaba mucho el alcohol y tenía que conducir de vuelta luego para ir a casa de Elena. Estuvimos hablando con todos, yendo Elena y yo por un lado cada uno. De vez en cuando nos mirábamos, con sonrisas y una Elena bastante tímida. Al cabo de un rato, aparecieron dos chicos más, acercándose Mario a hablar con ellos, ya que uno de los chicos era el que me empujó a la mesa en la fiesta anterior. A los pocos segundos Mario se acercó a mí para decirme que alguien quera hablar conmigo. Me dijo también que le había avisado de que no hiciera nada, que a la mínima le echaba de un guantazo.

Me acerqué y me pidió disculpas, que no tenía intención de hacerme daño. Me dijo que se asustó bastante al ver toda la sangre y que se fue de allí acompañando a Alejandro. Le pregunté que si le pasó algo y me dijo que no, que del golpe tan seco se quedó sin respiración, pero nada más. Le quité importancia, aceptando sus disculpas, porque lo conocía de antes y sabía que no era mal chaval, simplemente se puso nervioso y me empujó al ver como le di a Alejandro, ya que ellos eran muy amigos. Después de hablar un rato, fuimos cada uno por nuestro lado. Me acerqué por detrás a Elena, que estaba sola, de pie, dándole un pellizco en el culo, pegando ella un respingo y riéndose al verme. Tiró de mi chaqueta para darme un beso, extrañándome un poco el gesto, porque no solíamos besarnos así delante de nuestros amigos y menos con más gente de lo habitual. Pensé que el alcohol la había hecho relajarse un poco, porque no la veía tampoco cortada cuando Irene o Mario se le acercaban.

Fueron pasando las horas, quedando cada vez menos gente. Veía a Elena bastante a gusto, por lo que no le dije nada de irnos. Yo me relajé bastante al verla así, siguiendo de charla con la gente que quedaba, hasta que se fueron todos, quedándonos sólo las dos parejas, ayudando a recoger. Eran las 4 de la mañana, por lo que dijimos de irnos, pero nos dijeron que nos sentáramos un rato, que no habían hablado casi con nosotros en toda la noche. Nos sentamos en un sofá y ellos en el de al lado y empezamos a hablar, hasta que la cosa se encaminó por donde yo esperaba cuando nos dijeron que nos quedáramos.
 
Capítulo 64

I: Y de jueguecitos, ¿cómo vais?
E: Eh... (dijo mirándome).
M: ¿Ya no hacéis más cositas?

Iba a hablar para parar la cosa, pero Elena se me adelantó.

E: Sí, hacemos nuestras cosas... (dijo riéndose).
I: Cuenta, cuenta.
E: Pues ayer fuimos al cine y bueno...
I: ¿Qué hicisteis?
E: Pues me puse el vibrador y jugamos.

Estaba sorprendido de como se estaba soltando y más teniendo en cuenta con lo cortada que se ponía con estos dos.

I: ¿Cómo jugabais? (dijo poniendo sus manos en sus rodillas, muy expectante y prestando mucha atención).
E: Pues empezamos en el coche, se la comí un poco, pero me pidió que parará y luego me puso el vibrador. Fue divertido, porque Javi estaba muy empalmado.
M: Vaya, que no os perdisteis con la aguja de la brújula apuntando al norte... jajajaja.

Todos le reímos la ocurrencia a Mario y Elena siguió contando para mí sorpresa.

E: Por el camino activaba el vibrador.
I: Como te gusta, Javi... jajaja.
J: Sí, soy muy morboso... jajaja.
E: Cuando entramos en la sala y se apagaron las luces, lo puso más fuerte y me empezó a dar cariñitos. Sabe muy bien qué hacer y qué decir para calentarme (dijo acariciando mi muslo mientras me miraba sonriendo). Me puse tan cachonda que me puse de rodillas y se la empecé a comer.
I: ¿Ahí, en el cine?
E: Sí.
M: Ostia, jajaja.
I: Uff, me encanta.
J: No es para tanto, joder. Seguro que vosotros lo habéis hecho también.
I: Pues claro, pero es que no lo aparentáis para nada, pero sigue contando.
E: Se la comí muy rápido hasta que se corrió.
I: ¿Dónde?
E: En mi boca.
I: ¿Y te lo tragaste?
E: Eh... Sí.
I: Uff... Me encanta.
M: Joder con Elenita.
J: Ahí donde la ves, tan chiquitita, es puro fuego (dije subiéndola para que se sentara en mis muslos, con ella riendo).
I: Ya veo, ya. Y tú muy morboso... jajaja.
J: ¿Y tú? Que no paras de preguntar... jajajaja.
I: Yo, la que más.
M: Irene es una bomba.
I: ¿Qué pasó después?
E: Pues puso el vibrador a tope mientras me tocaba, metiendo su mano en mis bragas, hasta que me corrí.
M: Jooooder...
J: Y ya lo paré, porque si no...
I: Si no... ¿Qué?
J: Pues bueno... Digamos que hubiéramos necesitado una fregona.

Entonces Irene dio dos palmadas fuertes al sofá.

I: No me jodas que hace squirting...
J: Sí, jajaja.

Elena se rio mirando a otro lado.

M: Sois todo sorpresas.
I: Que suerte tía... yo mira que lo intento, pero no puedo.
E: Yo tampoco sabía que podía, hasta que me empecé a acostar con él.
I: ¿Cómo va a ser eso?
J: Pues un día probamos a seguir cuando se corría y empezó a soltar chorros finitos y bueno, la cosa fue a más en más siguientes veces.
I: ¿Finitos?
E: Al principio. Ha habido veces que...
M: ¿Tanto?
J: Pues de estar en la cama y llegar a la puerta, que está a unos 3 metros, poniéndola perdida y el suelo también.
I: Joder... pero, ¿cómo tan fuerte?
E: Tengo que decir que me empezó a calentar por la mañana y le dije de hacerlo varias veces durante todo el día, pero hasta la noche, nada. Y empezamos a follar, corriéndome dos veces, pero él paraba para que no lo hiciera, pero a la tercera ya siguió hasta que exploté.
I: Dios...
E: Fueron 3 veces muy seguidas y cuando acabé, él me la metió. Sentía que me moría.
I: Madre mía, Javi...
M: Vaya bestia, ¿no?
J: Estaba muy cachondo y me quería correr yo también, pero lo hice rápido.
E: Para mí fue mucho, estaba muy sensible.
M: ¿No te habías corrido aún?
J: Sí, pero quería más.
I: Joder, que calores me están entrando...
J: Bueno y vosotros... ¿qué?
I: ¿Nosotros? De todo. El día que nos visteis en el hotel hicimos un juego.
M: Jugamos a que éramos dos desconocidos que coincidan ahí y bueno, pues ya os imagináis el resto.
I: También nos gusta lo duro. Usamos fustas y demás.
E: ¿Fustas?
I: Sí, me gusta que me azoten muy duro.
J: Pero duro... ¿Duro?
I: Sí, que me deje marca, que se me ponga morado y me duela al sentarme.
E: Eso es demasiado.
I: Me pone mucho, el dolor me pone, a veces se cuela y me hace sangre, pero uff, me pongo muy perra...
J: Joder, para hacer sangre...
I: Sí, pero son veces muy contadas, Mario es muy sumiso. Hace todo lo que le pido.
J: ¿Todo?
I: Todo.
E: No lo aparenta.
I: ¿Vosotros no jugáis con eso?
E: Sí, a veces lo hacemos.
I: ¿Quién domina a quién?
J: Depende de la situación, a veces ella, a veces yo.
I: Anda...
E: A mí me gusta más cuando me domina él, pero también es divertido ver como me obedece.
I: ¿Cómo te domina?
E: Me lo hace muy bien, pero sin ser muy duro. Me agarra del cuello con fuerza, me ata con cuerdas y con una mordaza, algún guantazo con ganas...
I: ¿Te pone que te lo haga?
E: Sí, me pone mucho. Algunas veces cuando me corro y me habla y no le contesto porque me estoy recuperando, me ha dado algún guantazo muy fuerte, y eso me enciende bastante, aunque por el momento estoy un poco desorientada.
I: Uff...
M: Que bueno.
I: ¿Y por detrás lo hacéis?
E: Sí, bueno sólo lo hemos hecho un par de veces.
J: Sí, es que a mí me gusta más por el coño.
I: Qué suerte, yo no puedo.
J: ¿Y eso? ¿No te gusta?
I: Sí, sí me gusta, pero Mario la tiene muy gorda y es que me revienta y me hace hasta sangre.
E: Javi también la tiene grande y no me hace daño.
I: ¿Cómo es?

Entonces se pusieron a medir con la mano como teníamos la polla, midiendo también el grosor con los dedos.

I: Javi la tiene más grande, pero Mario más gorda entonces.
J: Joder, ¿tan gorda?
M: Sí, alguna vez me he quedado a medias porque les hago daño. Es un poco putada a veces.
I: ¿Y cómo te lo hace, Elena?
E: Muy bien, primero lo prepara para que no me duela, con su boca y sus dedos y luego me la mete despacio, esperando a que me acostumbre y poco a poco me folla más rápido.
I: ¿Te da duro?
E: Cuando llevamos un rato y estoy muy cachonda, se lo pido yo.
J: De hecho, la primera vez que lo hicimos fue cuando coincidimos en el hotel.
I: Uff...

Entonces Irene se levantó, viniendo a sentarse en el sofá en el que estábamos.
 
Capítulo 65

Irene se sentó al lado de Elena, acariciándole la pierna. Elena no se movió mucho, limitándose a mirar, se dejaba tocar. Yo estaba muy sorprendido por como iba todo. Primero hablando de nuestra vida sexual, contándolo todo con detalle, aunque yo también me solté al verla así. Y ahora dejar que Irene le tocara, acercándose bastante. Entonces Mario se levantó para venir al sofá, pero Elena se puso rígida. Irene se dio cuenta.

-Mario, quieto ahí (dijo señalando el sofá).

Mario obedeció sin decir nada, volviéndose a sentar. Yo miraba la situación, recordando lo que había dicho Irene de que él era muy sumiso.

-Javi, ve y te sientas con él, anda (dijo Irene con tono normal sin dar ninguna orden).

Elena me apretó la mano para no dejarme ir, pero yo me acerque a su oído, pasándole el pelo por detrás de la oreja para decirle que todo estaba bien, que no se preocupara y que, si se sentía muy incómoda, que lo dijera y se paraba la cosa. Me soltó la mano, dándome un beso y mirándome con ojitos, yo le sonreí para que se tranquilizara mientras le acariciaba la cabeza. Después me fui al otro sofá, sentándome junto a Mario, quien se limitaba a mirar en silencio, prestando mucha atención.

Irene empezó a besarle el cuello mientras Elena estaba con los ojos cerrados. Le acariciaba el muslo, aunque no podíamos verlo bien, porque los sofás estaban puestos en forma de "L" y el cuerpo de Irene estaba delante del de Elena. Intuí que Irene empezaba a subir su mano por el muslo, confirmándolo cuando, mientras se incorporaba para mirar, dijo:

-Mmm... Qué sexy con esas medias... Me encanta.

Elena respiraba con más fuerza, mientras me miraba sonrojada, devolviéndole yo la mirada con una sonrisa. Después Irene retiró la mano de su muslo para colarla dentro de su camiseta para empezar a tocarle las tetas. Pero Elena la paró.

I: ¿Qué pasa?
E: …
I: Está muy cortada (dijo mirándonos). Daos un beso para que se suelte, anda.

Elena alzó sus cejas, poniendo cara de impresión. Mario se giró hacía mí, esperando. Yo miré a Irene riendo y luego a Elena, que estaba roja.

I: Pero con lengua, ¿eh?
J: Venga, va.

Me giré hacia Mario y él se acercó, dándonos un beso breve con un poco de lengua. Mario miró a Irene, quien le devolvió la mirada asintiendo mientras sonreía. Elena me miraba casi riéndose. Nos apartamos y después, Irene siguió subiéndole el sujetador con la camiseta bajada, sorprendiéndose, supuse que al encontrar el piercing en el pezón.

I: ¿Y esto? (dijo con una dulce risa).
M: ¿Qué pasa?
I: Tiene un piercing en el pezón.
M: Uff...
I: Qué juguetona...

Elena se puso un poco más roja.

I: Y que mona eres y más así rojita.
E: Mmm... (gemía muy ligeramente al estar Irene jugando con sus pezones).
I: ¿Me dejas que te coma las tetas?
E: Mmm... (gemía de forma incómoda mientras bajaba la cara).
I: ¿Es por Mario?
E: …
I: Mario, vete un momento a la habitación, ahora te llamamos.
M: Pfff...
I: ¡Mario! (dijo muy seria).

Inmediatamente Mario se levantó, yendo a otra habitación y cerrando la puerta ligeramente. Entonces Irene me dijo que me sentara al otro lado de Elena. Me levanté y me senté a su lado, cogiéndole la mano.

I: Tranquila, ya se ha ido, déjame ver esas tetitas y comértelas
E: Mmm... (gimió ligeramente, girando su cara para mirarme).
J: No pasa nada, Elena. Si no quieres no lo hagas.
E: ¿Tú quieres?
J: Yo no tengo problema, pero tienes que querer tú.

Entonces se incorporó para desabrocharse el sujetador, sacándoselo y dándomelo, dejándolo yo a un lado. Se empezó a levantar la camiseta poco a poco hasta su barbilla.

I: Que tetas más bonitas tienes (dijo mordiéndose el labio).

Entonces se inclinó para llevar sus labios hasta los pezones de Elena para empezar a chuparlos suavemente. Elena empezó a gemir suavemente mientras me miraba con ojitos. Yo le acariciaba la cara, dándole un beso para tranquilizarla, mirando después como Irene le comía las tetas. Me excité bastante al verlo, poniéndose mi polla morcillona. Irene se dio cuenta y puso la mano de Elena sobre mi polla, moviéndola para que me la acariciara. Tras unos minutos, Irene paró tocándole bien las tetas con las manos, pellizcando ligeramente sus pezones.

I: Qué tetas más ricas tienes... (dijo para después darle un pequeño beso con lengua).
E: Mmm...
I: ¿Me dejas que te coma el coñito?

Elena se puso rígida con cara de incomodidad. Irene se dio cuenta enseguida.

I: Vale, tranquila, no pasa nada. No lo hago. ¿Te parece si te lo toco con la mano? Mario no va ver nada, solo va a intuirlo.

Elena me miró con la cara muy roja. Yo asentí sonriendo para que viera que todo estaba bien, entonces miró a Irene, asintiendo muy ligeramente. La respiración de Elena se agitaba y en todo momento apretaba mi mano cuando Irene daba un paso más, yo se la acariciaba para tranquilizarla. Después Irene le bajó la camiseta, diciéndome que volviera al otro sofá, mirando mi erección, que en ese punto ya estaba muy marcada, llegándome a doler de la presión. La miraba con deseo mientras se humedecía los labios.

I: Sí que la tiene grande... ¿Se la puedo tocar por encima? (preguntó mirando a Elena).

Elena negó ligeramente con la cabeza mirando hacia abajo, muy colorada.

I: Vale, no pasa nada (dijo dándole un beso en la mejilla).

Volví al sofá y entonces Irene llamó a Mario para que volviera, diciéndole donde sentarse y que no buscara ver nada, solo podía mirar como ella jugaba, pero sin llegar a verle nada a Elena. Él asintió y se quedó sentado en silencio, mirando mi erección, para luego mirarme y levantar las cejas. Yo dirigí mi mirada a las chicas, riéndome en silencio. Entonces Irene empezó a besarle el cuello a Elena, mordisqueando también su oreja, dejándome verlo casi todo desde donde yo estaba. Le empezó a acariciar los muslos para después empezar a subir la mano por dentro de su falda, llegando a sus braguitas, pegando Elena un respingo. Irene la tranquilizaba, metiendo su mano por su camiseta para acariciarle la espalda. Empezó a tocarle el coño por encima de las braguitas, para a los pocos minutos meter su mano dentro de ellas, girando Irene su cabeza hacia nosotros para mirarnos con sorpresa.

I: Anda...
J: ¿Qué pasa?
I: Tiene pelo (dijo con entusiasmo).

Elena se puso rojísima y Mario miró con sorpresa.

J: Sí, es que a mí me gusta así y bueno...
I: A mí también me gusta así, me encanta. Es la primera chica que veo que tiene pelo desde que hacemos esto...
J: Sí, es bastante raro encontrar a una que no lo tenga todo depilado.
I: Sí, además lo tiene bien cuidado, no es todo pelo (dijo mientras se veía como movía su brazo para maniobrar ahí). Yo también tengo pelo ahí, aunque a Mario no le hace mucha gracia, pero es que a mí me encanta, me parece muy sexy. Y diría que lo llevamos igual.
J: Ah, ¿sí?
I: Llevo un triángulo invertido, nada más, ni por los lados ni nada.
J: Entonces, sí.

Irene volvió la cara a Elena, para besarle el cuello, entonces hizo fuerza para meter más la mano, abriendo Elena sus piernas y lanzando un gemido más alto. Le estaba tocando la raja, pudiendo intuir que se la acariciaba por los movimientos que hacía. Después Elena empezó a gemir un poquito más mientras cerraba sus ojos y soltaba bastante aire. Intuí que le estaba tocando el clítoris, estando así durante unos segundos para después parar el movimiento y oír un gemido aún más fuerte de Elena. Sin duda le estaba metiendo los dedos, haciéndolo suavemente durante unos minutos para ir acelerando el ritmo, junto a los gemidos de Elena.

E: Para (dijo a los pocos minutos, susurrando abriendo los ojos).
I: ¿Ya?
E: Mmm... (dijo asintiendo).
I: Pero no te has corrido, ¿no?

Elena negó ligeramente con la cabeza.

I: ¿No te quieres correr? (dijo susurrando).
E: No, saca la mano.
I: Vale, no pasa nada.

Entonces Irene sacó su mano, poniéndose sentada bien para que la viéramos como se chupaba los dedos, haciendo que Mario se incorporara, poniéndome a mí muy cachondo y a Elena muy roja, tapándose la cara con la mano. Los chupaba con los ojos cerrados, jugando con sus dedos, con cara de vicio. Una vez acabó de chuparlos dijo:

I: Que rico (dándole un pico a Elena después).

Después Elena se bajó la falda, mirándome, por lo que me levanté, yendo hacia ella, con Irene mirando mi erección. Elena se levantó, abrazándose a mi brazo. Dijimos de irnos, porque ya era muy tarde y Elena estaba muy cortada. Nos pusimos las chaquetas y fuimos hacia la puerta.
 
Capítulo 66

I: Ha estado muy bien, muchas gracias por confiar para hacer esto (dijo dándole un abrazo a Elena).
M: Ha sido genial, muy morboso.
J: Sí, ha sido divertido.

Nos fuimos, saliendo a la calle y yendo hacia el coche.

-¿Todo bien?
-Sí, sí...
-¿Segura?
-Sí.
-Ya sabes que no pasa nada si no te ha gustado. Puede quedar aquí y punto. Si quieres decirme algo, ya sabes que no hay problema.
-No, no pasa nada.

Llegamos al coche, montándonos y yendo hacia su casa. La miré y aún seguía con las mejillas encendidas. Me sonrió y le acaricié la cara.

-Joder, estás ardiendo.
-Como para no, con lo que ha pasado y encima habiendo bebido un poco...
-¿Qué tal?
-No sé, Javi... Es que es muy raro... Yo soy hetero y nunca me he fijado ni he sentido nada por una chica ni lo siento por Irene, pero lo hace de una manera que no sé...
-Se ve que tiene mucha experiencia.
-Sí, además, es muy persuasiva, te toca y te dice cosas para relajarte. Me decía que pensara que eras tú quien me estaba tocando, que era muy guapa y que tenías mucha suerte de haberme encontrado.
-Y tiene razón.
-Jeje...
-¿Te ha gustado entonces?
-Sí, ha estado bien.
-¿Por qué no has dejado que siguiera?
-Porque no me quería correr delante de Mario.
-No es tan feo... jajajaja.
-No es eso, bobo, jajajaja. Es que me da mucho corte estar haciendo eso y que me mire otro chico que no seas tú.
-¿Te ha gustado que yo mire?
-Sí, pero también quería que estuvieras tú.
-Bueno, no pasa nada. Te ha gustado, quédate con eso.
-Sí, sí. ¿A ti te ha gustado?
-¿No has visto como tenía la polla?
-Es verdad... jajajaja.
-Me ha dado mucho morbo. Y me hacía gracia el entusiasmo de Irene cuando lo del piercing y lo del pelo.
-Qué vergüenza...
-Eso también me gustaba, verte así de roja... Uff...
-No seas malo...
-Nooooo... Pero es que te pones muy mona.
-Y te quería tocar la polla...
-Ya, es normal. El morbo de la situación.
-¿Te hubiera gustado?
-Bueno, supongo. Pero si tú no quieres, no.
-Es que, ¿y si le da por sacártela y chupártela o algo?
-No creo... Fíjate que contigo ha ido preguntándote en todo momento. Lo ha hecho muy bien.
-Es verdad, ha sido un amor.
-Claro, se ve que lo ha hecho más veces.
-Pero es no quiero ver como otra te toca...
-No pasa nada, Elena. A mí me pasa lo mismo. No me gustaría verte con otro.
-Oye, y tú el beso con Mario, ¿qué?
-Pues bien, jajaja.
-¿Te ha gustado?
-Pues sin más. No he sentido nada especial. ¿A ti te ha gustado?
-Me ha dado morbo.
-Mmm...
-¿Has visto cuando Irene le ha gritado a Mario?
-Sí, jajajaja.
-Flipas, ¿eh?
-Ya ves, que rollito se llevan. Eso es sumisión total.
-Eso es demasiado, ¿no?
-Bueno, si se divierten así, no creo que pase nada.
-Me he acojonado un poco, la verdad.
-¿Te digo lo que han hecho en cuanto nos hemos ido?
-¿El qué?
-Pues que Irene le está echando un polvazo porque la has dejado cachonda perdida y le estará echando la bronca a Mario por ese momento mientras follan, castigándole.
-Jajajaja.
-Te aseguro que está pasando eso.
-Joder, vaya experiencia.
-Yo me lo he pasado muy bien en realidad.
-Yo también.
-Me alegro.

Al rato llegamos a su casa, entramos, viendo que estaba todo oscuro, pasando por el pasillo, viendo la habitación de Noelia abierta, sin ella dentro. Cuando llegamos a la su habitación, nos quedamos de pie, mirándonos el uno al otro. Me acerqué, cogiéndola de las caderas, ella me miraba con ojitos.

-Eres muy mala.
-¿Por qué?
-Porque muchas veces me miras con esos ojitos que me derriten y lo sabes...
-¿Yoooo? (dijo riéndose para después sonreír girando la cabeza).
-Qué cabrona... (dije susurrando y mirando hacia arriba).
-Jajajaja.
-Me conoces ya demasiado bien...
-Mmm... Tú a mí también.
-Sí (dije cogiéndola en brazos para que me abrazara ella las caderas con sus piernas y mi cuello con sus brazos).

Le empecé a amasar el culo, para después pasarle el pelo por detrás de la oreja. Ella se mordió el labio, mirándome a los ojos y luego a los labios.

-Pfff...
-Ya sabes lo que se siente, jajajaja.
-No seas malo...

Entonces me empezó a besar con muchas ganas, empezando a desnudarnos rápidamente, diciéndole yo que se dejara las medias y los botines, dándonos cuenta que el sujetador se quedó en casa de Mario. Inmediatamente se puso en cuclillas para empezar a chuparme la polla rápidamente mientras se tocaba el coño, acariciándose el clítoris y metiéndose los dedos, para al rato levantarse y meterme los dedos que se estaba metiendo en la boca para que se los chupara mientras ella me pajeaba con buen ritmo. Después la volví a coger en brazos para pasar mis brazos por debajo de sus piernas y meterle la polla, moviéndola al cogerla del culo para empezar una buena penetración mientras nos mirábamos a los ojos, empezando a gemir ella. A los pocos minutos, la tumbé en la cama, follándomela estando yo encima, apoyándome sobre mis manos, para después bajar y comerle el coño durante unos minutos.

Después ella se montó encima de mí, moviéndose hacia delante y atrás muy rápidamente, gimiendo muy alto, pero notaba que me iba a correr y la paré, poniéndola a cuatro y empezando un fuerte mete-saca hasta que empecé a notar fuertes escalofríos, corriéndome entre gemidos dentro de su coño, notando también como empezaba a temblar ella lanzando gemidos agudos. Fue un polvo rápido, aunque muy placentero porque ambos llegamos muy cachondos de lo que pasó en casa de Mario.

Elena fue al baño para limpiarse, poniéndome yo los boxers, esperándola tumbado en la cama. Oía como volvía por el sonido de sus tacones. Se había quitado el maquillaje, pero seguía preciosa, ya que Elena era una chica guapísima al natural sin maquillaje y cuando lo hacía, se lo ponía muy ligero. Se acercó a la cama, quitándose los botines y dejándose las medias y poniéndose el tanga, para acostarse a mi lado, abrazándome por la cintura. Nos tapamos y nos dormidos enseguida porque era realmente tarde y ese día nos levantamos temprano.
 
Capítulo 67

Me desperté sobre la 1, mientras Elena seguía dormida. Miré el móvil viendo la hora, reaccionando un poco sobresaltado porque no sabía sobre qué hora venía su madre.

-Elena, mi vida... (dije susurrando mientras la movía suavemente con la mano).
-Mmm... ¿qué pasa?
-Es muy tarde...
-¿Qué hora es?
-La 1.
-Vale (dijo incorporándose para quedarse sentada en la cama).
-¿A qué hora venía tu madre?
-Venía después de comer.
-Vale, pues vamos a ducharnos y me voy preparando para irme.
-Espera... (dijo abrazándome).
-¿Qué pasa?
-Me duele un poco la cabeza... Y tengo sed.
-Venga, que voy a por agua.

Fui a la cocina a por agua, pasando por la habitación de Noelia, viéndola como estaba cuando llegamos. Después nos fuimos a la ducha, entrando juntos, con varios arrumacos. Cuando salimos de la ducha y nos arreglamos, fuimos al salón, encontrándonos ahí a Noelia, quien apagó la tele al vernos, yéndose a su habitación.

-Noelia, espera (dijo Elena intentando hablar con ella).

Noelia siguió sin decir nada y sin hacerle caso a su hermana. Una vez cerró la puerta de su habitación, Elena me dijo:

-Me gustaría hablar con ella.
-Dale tiempo.
-Ya, es que prefiero hacerlo antes de que venga mi madre, porque es capaz de contarle que tengo pareja y me la puede liar.
-Vale, ve a hablar con ella, yo mientras echo la maleta al coche y te espero aquí.
-Vale.

Fui a la habitación de Elena para coger la maleta y guardarla en el coche, yendo después al salón para esperarla. Una vez vino, hablamos.

-¿Qué tal?
-Bueno (dijo encogiéndose de hombros haciendo una mueca con la cara).
-¿Qué te ha dicho?
-Que la deje en paz. He intentado que entre en razón, explicándole que no nos puede tratar así y que nos tiene que respetar, pero ha pasado un poco.
-Bueno, déjala, ya se le pasará.
-Habla tú con ella, anda...
-Elena, estoy muy incómodo con ella...
-Aunque sea por mensaje...
-Vale... Esta tarde le escribo.
-No quiero llevarme así con mi hermana y más conociéndola, que a saber por dónde sale.
-Vale, vale. Hablaré con ella a ver qué me dice. Luego te cuento.
-¿Comes aquí?
-No, me voy a mi casa. No estoy cómodo con ella y así de paso a ver si se relaja y entra en razón o puedes seguir hablando con ella. Además, no me quiero arriesgar a que tu madre venga antes de tiempo.
-Vale, me ha encantado pasar estos días contigo.
-A mí también, mi vida.
-Ojalá poder estar más así...
-Pues sí, pero es complicado.
-Jo... Bueno, no pasa nada. Ya podremos estar así.
-Claro.

A los pocos minutos, me fui a mi casa, despidiéndonos con un fuerte abrazo y un largo beso, quedando en que hablaríamos por teléfono.

Me monté en el coche para ir a mi casa, pensando por el camino lo que me dijo de que hablara con su hermana, dándome la impresión de que también tenía a Elena controlada por lo que me dijo de que no sabía por dónde podía salir y que tal vez se lo podía contar a su madre. También pensé en lo que había ido pasando durante esas semanas, con situaciones tensa entre los 3, en especial esta última. Pensé en no contarle a Elena nada de la situación con su hermana desde primera hora, antes de ser pareja, precisamente para evitar situaciones como esa, pero parecía que Noelia también las buscaba, tal vez por morbo. Me empecé a arrepentir de no habérselo contado desde el principio, aunque también pensé en que, si le hubiera mencionado que me acosté con ella, me hubiera apartado de ella perdiéndome ser su pareja con todos esos momentos tan buenos que habíamos pasado hasta entonces.

Cuando llegué a mi casa comí y luego mi madre me preguntó como habían ido todos esos días y en la fiesta, diciéndole yo que muy bien, obviando lo de Noelia y lo que pasó en casa de Mario una vez acabó la fiesta, alegrándose mucho por nosotros. Después me eché en mi cama mientras veía una serie y jugaba un poco a la play. Más tarde me escribió Elena.

-Me he acostumbrado a estar contigo mucho y te echo de menos...
-Yo también...
-Jo...
-Bueno, algo se me ocurrirá para que podamos estar como estos días.
-😊😊😊
-Oye, vaya cambio en esta fiesta, ¿eh? De estar mal a lo que pasó... jajaja.
-Buah, cállate, que ahora me estoy acordando y no sé como se me iba tanto el pico...
-Yo flipé bastante cuando te oí hablar tan suelta de nuestra vida sexual, jajajaja.
-Me solté mucho con tanta copa... Y también Irene con lo morbosa que es, pues te lo saca todo.
-No, si ya vi que te quería sacar todo... jajajaja.
-Jajajaja. Que me quería comer el coño tío...
-Lo que se perdió...
-Anda...
-No te voy a engañar, me puso mucho cuando te comió las tetas.
-Ya te vi, como tenías la polla...
-Sí no fueras tan cortada, hubiera ido a saco.
-Ya, pero es que, que me lo coma... Es como si Mario te la come a ti...
-¿Te gustaría ver eso?
-Espérate, que aún la rara soy yo, jajajaja.
-Jajajajaja. No me has respondido...
-Uff... Yo que sé. No me lo imagino...
-Eso es que sí.
-No sé...
-Seguro que te molaría que pasara la misma situación que ayer, pero conmigo entre tú y Mario, como ayer estabas tú entre Irene y yo.
-Javi... 😳
-Jajajajaja.
-¿Dejarías que te la comiera?
-No sé, me tengo que ver en el momento. Pero si a ti te gustaría verlo, con el morbo de la situación y por probar algo nuevo, pues seguramente.
-😳😳😳
-Luego se lo proponemos a ver. Seguro que Irene se pone cachonda cuando se lo digas...
-Sí hombre...
-Jajajajaja.
-Javi... 🥺🥺🥺
-Tía, me pones ojitos hasta por aquí jajajaja.
-Jajajajaja.
-Ya se lo diré a ver qué opinan...
-No seas malo...
-Ya veremos.
-Jajajajaja. Oye, ¿has hablado con mi hermana?
-No, aún no. Ahora cuando terminemos de hablar nosotros.
-Ok.
-Tengo muchas ganas de verte...
-Yo también. Pásate mañana por la noche por mi casa...
-Elena, con tu hermana en casa, olvídate. Y más con lo que ha pasado estos días...
-Jo...
-A ver si el miércoles quedamos con estos y cuando te lleve a casa podemos hacer algo, aunque sea en el coche...
-O en el baño 😏
-Como te gusta...
-Bien lo sabes...
-Está muy bien, pero es muy cantoso cuando salimos y no tenemos tiempo apenas...
-Bueno, un rapidín y luego seguimos en el coche...
-Mmm...
-Uff, te dejo ya, que me estoy poniendo cachonda...
-Venga, jajaja.

Me encantaban esos momentos con Elena, se me dibujó una sonrisa en la cara releyendo la conversación, hasta que llegué a cuando me preguntó si había hablado con su hermana. Me quedé serio, pensando en como empezar la conversación con ella.
 
Capítulo 68

No se ocurría por lo que le puse:

-¿Estás?
-¿Qué quieres? (respondió a los pocos minutos).
-Creo que el viernes me pasé.
-¿Eso crees?
-Sí.
-¿De verdad, o mi hermana te ha dicho que lo hables conmigo?
-¿Por qué eres así?
-Mira, Javi, no te voy a engañar. Me sentó muy mal lo que hiciste. No sé quién coño te crees para hacer eso.
-Noelia, me pasé, lo reconozco. Pero tú también te pasaste mucho de la raya, en la cafetería y en tu casa con tu hermana.
-Eso te pasa por bocas.
-¿En serio?
-Claro, si no le hubieras contado lo de la cafetería a mi hermana, no hubiera pasado lo que pasó en mi casa.
-Me notó mal y me insistió.
-Pues eso, un bocas.
-No. No me eches la culpa de algo que has hecho tú.
-Sabes que me encanta provocarte. ¿No te puedes callar la puta boca?
-Nada. No sé puede contigo...
-Javi, no estoy enfadada, si eso es lo que te preocupa.
-Lo que me preocupa es que tu hermana no quiere estar mal contigo y tú pasas de ella.
-Quieres que me lleve bien con ella, ¿no?
-Sí.
-Vale.
-¿Ya está? ¿Así de fácil?
-Sí.
-¿Qué vas a hacer ahora?
-Nada.
-Sí, claro. Que nos conocemos.
-Mira Javi, me jodió bastante el guantazo, porque me dolió, pero...
-Pero... ¿qué?
-Pero nunca antes un chico se había puesto por encima de mí de esa manera.
-¿Y?
-Pues que, Javi... Me puso mucho.
-Joder.
-Me recordó al polvo que echamos, cuando me decías lo puta que era y cuando me cogiste del pelo fuertemente para correrte en mi boca. Y lo que me dijiste después de que, si hubieras querido, no te hubiera dado ningún guantazo. Me los hubieras dado tú, ¿no? Como el que me diste... Y luego me cogiste de la cara con fuerza... No sé como aguanté para no lanzarme a tu boca...
-Noelia, no podemos seguir así...
-¿Me vas a follar ya por fin?
-No.
-😡
-No estoy de coña. Esto tiene que acabar.
-Javi, imagínate que mi madre os pilla y coge a Elena y no la deja salir de casa y ni te la puedes follar. ¿Aguantarías?
-¿Eso es una amenaza?
-No. Sólo ponte en la situación.
-Noelia, no quiero más jueguecitos de preguntas ni situaciones.
-Ya te lo digo yo. No aguantarías. Pues así estoy yo ahora mismo contigo.
-Venga ya...
-Te lo juro.
-¿Cómo vas a estar así conmigo, si no somos pareja ni nada?
-Pero las ganas que tengo de follar contigo son las mismas que tendrías tú.
-Imposible.
-Javi, te imagino en la cama conmigo, así pegándome como lo hiciste, cogiéndome del cuello fuertemente mientras me dices lo puta que soy y es que mojo las bragas.
-Pues va a tener que quedar en tu imaginación.
-Javi, por favor. Hago lo que quieras. Le dejo caer a mi hermana lo del trío, ya verás como la convenzo.
-Imposible, no me quiere ver con otra.
-¿Le has propuesto un trío?
-Bueno, más o menos.
-¿En serio?
-Fue una situación.
-Cuéntame...
-Qué va.
-Si me lo cuentas, os dejo tranquilos unos días.
-Noelia...
-Va, de verdad.
-Joder...
-Es que estoy flipando, mi hermana en una situación de trío, con mi paradita que es...
-Si te lo cuento, quiero que nos dejes una semana sin jodernos y que te portes bien con nosotros.
-Hecho.
-Pues fuimos ayer a casa de unos amigos a una fiesta y cuando se fueron todos nos quedamos allí con ellos.
-¿Pero cuántos erais?
-Otra pareja y nosotros.
-¿Y qué pasó?
-Pues ambos nos propusieron un intercambio de parejas hace ya, o que folláramos los 4 juntos.
-Ostia...
-Pero les dijimos que no.
-Va, ve al grano.
-Pues ayer empezamos a hablar de lo que hacíamos en la cama todos y la cosa se fue calentando y la otra chica se sentó a nuestro lado.
-¿Es bi?
-Sí.
-¿Y el chico?
-No.
-¿Qué pasó?
-Pues que le empezó a acariciar los muslos y a besarle el cuello. Luego le metió la mano por dentro de la camiseta para tocarle las tetas.
-Jajajajaja, ¿en serio?
-Sí.
-¿Qué más?
-Luego le preguntó si se las podía comer.
-¿Y le dejó?
-Estaba muy cortada por el otro chico, pero su novia le dijo que se fuera a otra habitación, dejándonos a los 3 solos y tu hermana se quitó el sujetador y se subió la camiseta y se las empezó a comer.
-Joder... ¿Te gustó?
-Obviamente.
-¿Qué pasó después?
-Pues le preguntó que si le podía comer el coño.
-No jodas...
-Sí, pero le dijo que no. Le preguntó que si se lo podía tocar y tu hermana me miró para ver qué opinaba yo.
-¿Y?
-Le dije que no había problema. Así que se puso la chica en medio, yéndome yo al otro sofá y volviendo el otro chico, sin que él pudiera ver nada, aunque yo sí veía algo. Y empezó a tocarle por encima de las braguitas mientras le besaba el cuello y luego metió su mano dentro de las braguitas y se lo tocó bien.
-¿Le metió los dedos?
-Sí.
-¿Se corrió?
-No, la paró.
-¿Por qué?
-Porque le daba corte correrse delante del chico.
-Qué tonta es.
-La otra chica sacó los dedos de su coño y se los chupó, dándole después un pico.
-Joder... ¿Y ya está?
-Sí.
-Se para en lo mejor... Es que es tonta.
-Bueno, ya está.
-¿Y como sabes que no te quiere ver con otra?
-Porque cuando estaba comiéndole las tetas, se me puso muy dura y le preguntó a tu hermana si me la podía tocar y ella dijo que no.
-Joder, yo soy ella y si voy a preguntar...
-Bueno, ya está.
-Qué cachonda me he puesto...
-Pues hazte una paja, te dejo ya.
-Espera...
-Qué pasa ahora...
-Házmela tú.
-¿Qué dices?
-Uff... Es que estoy...
-Me da igual, ya está.
-Vale...
-Espero que nos dejes tranquilos y que te portes bien con nosotros...
-Qué siiiiii.
-Como te pongas tonta, se lo cuento todo.
-No, no, no. Vale, me porto bien.
-Bien, te dejo.
-Vale, voy a tocarme pensando en ti, en como me follaba muy duro mientras me pegas.

Dejé el móvil en la mesita, un poco arrepentido de haberle contado todo eso, aunque si nos dejaba tranquilos, había merecido la pena.

Los siguientes días transcurrieron con normalidad, con la rutina de trabajo y hablando con Elena, ya sea por mensaje o por llamada de nuestro día a día, sin hablar nada acerca de Noelia. El miércoles quedamos con nuestros amigos por la noche, para tomarnos algo como solíamos hacer. Fui a recogerla a su casa, dándome un largo beso cuando entró al coche, para después salir hasta donde vivía yo para ir al bar.
 
Capítulo 69

-Qué ganas tenía de verte...
-Si solo han pasado un par de días, jajaja.
-Ya, pero hemos estado tan juntitos estos días que lo he echado de menos...
-Yo también he echado de menos despertarme sin que estuvieras a mi lado...
-Oh... ¿sólo eso? (dijo con una dulce risa).
-Bueno, más cosas...
-¿Cómo esto? (dijo estirándose para besarme en el cuello).
-Para, que estoy conduciendo...
-No (dijo con voz melosa mientras apoyaba su mano en mi paquete).
-Elena...
-Mmm...

Entonces di un pequeño volantazo, asustándose ella y volviendo a sentarse.

-¿Qué haces, tonto?
-Jajajaja.
-Me has asustado...
-Tranquila, era una broma... (dije poniéndole la mano en el muslo).
-Qué gracioso...
-Te he dicho que pararas, ya sabes como me pongo cuando me haces eso...
-Pues...
-¿Qué pasa?
-Me gustaría hacer una cosa...
-¿El qué?
-Chupártela mientras conduces...
-¿Qué? (dije riéndome mientras la miraba con cara de sorprendido).
-Jajajajaja, ¿no te gustaría?
-Claro, pero uff...
-¿Quieres que lo haga ahora?
-No, eso es mejor de sorpresa, sin que me lo espere.
-Mmm...
-Estás desatada, ¿eh?
-Jajaja, es que me estas pervirtiendo...
-Jajajajaja, ahora voy a ser yo el malo...
-Qué va, si me encanta todo lo que me haces y como me enseñas cosas... No me lo puedo pasar mejor.
-Me alegro.
-Oye, ¿sabes si van a ir Mario e Irene?
-Ni idea, pero no han dicho nada por el grupo, ¿no?
-No. Pero a saber...
-¿Sigues incómoda con ellos?
-Un poco y más con lo que pasó el otro día. Pero la verdad es que no tanto como al principio.
-Bueno, no le des mucha importancia tampoco.
-Ya, eso hago.
-No son mala gente.
-Ya. Por cierto, hablaste con mi hermana, ¿no?
-Sí.
-Veo que ha ido bien, porque el mismo domingo por la noche me pidió perdón por el mal rato que te hizo pasar en la cafetería y por la provocación de después cuando me peleé con ella.
-Ah, ¿sí?
-Sí. Y desde entonces como si nada. Muy amable.
-Qué bien.
-¿Qué le dijiste?
-Eh... Pues me disculpé e intenté que entrara en razón, diciéndole que es muy feo que trate así a su hermana, que los hermanos se tienen que apoyar, no joder entre ellos. Que sería una pena que su familia siguiera rompiéndose por una tontería así.
-Vaya...
-No sé, simplemente dije lo que se me vino a la cabeza en ese momento.
-Pues parece que ha funcionado.
-Genial.

Al poco llegamos al bar, sentándonos juntos, sin rastro de Irene y Mario. Elena estaba muy cariñosa, acariciándome la mano y el muslo sin que nadie lo viera. Yo la miraba de vez en cuando, y ella me sonría. Estábamos muy a gusto y muy cómodos hablando con nuestros amigos, hasta que pasado un rato Elena me insistía apretándome el muslo, volviendo a mirarla yo para ver qué quería. Me miraba sonriendo, haciendo un gesto con su cabeza para ir al baño. Yo le sonreí y me levanté, poniendo mi mano en su nuca, para luego bajar a su cuello y apretarlo un poco, yendo al baño.

A los pocos segundos entró ella, cogiéndole la cara para besarme con muchas ganas. Yo la cogí en brazos, lanzándose ella a mi cuello. Me senté en el váter, sentándose ella encima de mí, subiendo su sudadera, para empezar a comerle las tetas mientras ella respiraba un poco más rápido. A los pocos segundos, me levantó y se sentó ella para desabrocharme los pantalones, bajándome también los boxers para sacar mi polla y empezar a chuparla rápidamente, metiéndosela cada vez más hasta que se la acabó metiendo entera. Después se levantó para besarme mientras me pajeaba, cogiéndola yo y poniéndola contra la pared, dándome la espalda, bajándole los leggings, viendo que llevaba un tanga.

-Mmm... ¿tan caliente estabas que te has puesto tanga?
-Sí... (dijo susurrando).

Le bajé también el tanga y le empecé a acariciar la raja con mi polla, gimiendo ella muy bajito. Entonces se la metí casi entera de una embestida, lanzando ella un gemido bastante alto y seco. Le tapé la boca con la mano.

-Shhh... que nos van a oír...
-Mmm...

Me empecé a mover dentro de ella a buen ritmo, mientras le seguía tapando la boca y con la otra le tocaba las tetas. Ella me empujaba con su culo para hacer la penetración más rápida. A los pocos segundos bajé la mano desde sus tetas hasta su coño, acariciándole el clítoris, mientras aumentaba el ritmo de la follada. Se empezaba a retorcer, hasta que empecé a estimularle el clítoris más rápidamente, besándole el cuello también, empezando ella a temblar, encogiendo su cuerpo y gimiendo a través de mi mano. Salí de ella y me guardé la polla, subiéndole la ropa, sentándome en el váter y poniéndola a ella encima de mí.

-Elena, tenemos que salir ya...
-Pero tú no te has corrido...
-No pasa nada. Luego seguimos.
-Vale, sal tú, ahora voy yo.
-Vale. Lávate la cara un poco, que estás muy roja.
-Vale (dijo acariciándome la cara).

Salí ya con la polla morcillona por el rato que estuvimos hablando y esperando a que se recuperara, pudiendo disimularlo bien. Cuando salí vi que Irene y Mario estaban allí. Me senté donde estaba y nos saludamos. A los pocos minutos salió Elena, venía normal, como si no hubiera pasado nada, pero se sorprendió al ver a Mario e Irene, levantando las cejas y abriendo más los ojos. Se sentó a mi lado, estaba un poco nerviosa por verlos ahí, yo la tranquilicé cogiendo su mano y entrelazando nuestros dedos, ella se giró para mirarme y sonreírme. Estuvimos hablando un rato más con nuestros amigos, con miraditas de Irene hacia nosotros, con varias sonrisas. Elena respondió bien, sin ponerse tensa, nerviosa o roja y casi que le seguía el juego. Yo al verla así me relajé bastante, pasándole el brazo por encima de los hombros. Una vez dijimos de irnos, fuimos hasta el coche después de despedirnos de nuestros amigos, pero antes de llegar al coche, Irene y Mario nos detuvieron.
 
Capítulo 70

I: Pareja, esperad.
J: Hey, ¿qué pasa?
I: Nada, que queríamos daros una cosa que os dejasteis (dijo sacando el sujetador de Elena de su bolso).
E: Sí, se nos olvidó...
M: No pasa nada.
I: ¿Qué tal acabó la noche?
J: Pues... -dije mirando a Elena, quien me sonrió asintiendo- ¿Tú que crees...? Jajajaja.
I: Pues que hubo tema, jajajaja.
J: Jajajaja, pues sí. ¿Y vosotros?
M: Nosotros...
I: Echamos un polvazo que no veas. Me quedé muy cachonda y con muchas ganas... Pero Mario se portó regular cuando estuvisteis y tuve que castigarlo... (dijo apretándole la cara con una mano).

Le di un pellizco a Elena en el culo sin que ellos se dieran cuenta.

J: Algo de eso me olía... jajajaja.
I: Y hoy también estáis juguetones por lo que he visto que habéis ido al baño juntos, ¿no?
J: Bueno... Puede ser.
M: Vamos que sí.
I: No sé como los demás no se dan cuenta...
J: Llevamos cuidado para no ser tan cantosos, pero vosotros tenéis un don para esto... jajajaja.
E: Sobre todo Irene, jajajaja.
I: Jajajaja, estás más calmada Elena... Me gusta (dijo dándole un suave pellizco en la mejilla).
E: Bueno...
I: ¿Te lo pasaste bien entonces?
E: Sí, estuvo bien.
I: Genial. Lo malo es que no quisiste acabar...
J: Es que dice que se corta mucho con Mario delante.
M: ¿Por qué? ¿Tan feo soy? Jajajaja.
E: No es eso, sólo que no me gusta que haya otro chico delante, me siento incomoda estado en pareja...
I: Sí no hubiera estado él, ¿me hubieras dejado que te lo comiera? (dijo bajito).
E: Eh...
J: Dice que lo ve raro, que es como si Mario me la come a mí.
I: Ostia... ¿Quiere ver eso?
J: Diría que sí, jajajaja.
E: Javi... (dijo pellizcándome en la barriga).
I: Jajajaja, que mona se pone. ¿En serio Elena? ¿Te gustaría ver eso?
E: Yo...
I: Uff, a mí me gustaría mucho ver eso...
M: Bueno, no os vengáis arriba...
I: Pero Javi, ¿tú te dejarías?
J: Le dije que no lo sabía, que me tendría que ver en la situación, pero si ella quería verlo, con el morbo de la situación y por probar algo nuevo, pues puede ser.
I: Uff... (dijo mirando a Mario).
M: Eh... (dijo negando con la cabeza).
J: Vaya, parece que no es tan sumiso... jajajaja.
M: Una cosa es ser sumiso y otra cosa es eso...

Miré a Mario con cara de no creerle mucho mientras recordaba la conversación que tuve con él por mensaje, donde le dije que Elena no querría hacer nada con Irene y él me dijo que así son todas hasta que prueban con una que sabe. Luego mire a Irene, quien miraba a Elena con cara de vicio.

I: ¿Qué vais a hacer ahora?
E: Eh...
I: Tranquila Elena, no va a pasar nada que tú no quieras.
J: Pues la iba a llevar a su casa.
I: No me diréis que os ibais a conformar con el rapidín del baño, ¿no? (dijo sonriendo).
J: Pues... (dije mirando a Elena mientras ella me miraba a mí).
M: Está claro que no, jajaja.
I: Venid con nosotros, que tengo alguna idea...

Volví a mirar a Elena y ella a mí sin saber qué decir.

I: No va a pasar nada que no queráis, os lo aseguro. El otro día fui muy respetuosa, ¿no?
J: Sí, sí.
I: Pues ya está, confiad en mí.

Elena me miró medio asintiendo, por lo que nos montamos en el coche, poniéndose ellos detrás para ir a casa de Mario. Una vez llegamos, entramos y nos sentamos en los sofás, como hicimos el sábado.

J: Bueno, ¿de qué se trata?
I: Se me ha ocurrido algo... Lamentablemente Mario no puede participar, ni siquiera estar. -dijo con pena mientras le acariciaba la cara- Pero es un chico bueno y nos va a dejar solos, ¿a que sí?
M: Sí (dijo con cara de pena y haciendo una mueca con la cara).
I: Cariño, ve a darte una vuelta y ahora te aviso cuando acabe la cosa.
M: Vale...
I: Dame las llaves.

Mario le dio las llaves de su casa, yéndose y cerrando la puerta.

J: Vaya, sí que lo tienes bien controlado.
I: Es un juego, no somos así como pareja, sólo para el sexo. Además, sabe de sobra que cuando vuelva, va a caer un polvazo como el del otro día.
E: ¿No le importa que estés con otras personas?
I: Elena, nosotros somos muy liberales, tenemos muy claro que nos queremos y lo que sentimos por nosotros. También sabemos que lo que hacemos con más gente es sólo físico, no hay nada más allá. Nos gusta disfrutar al máximo del sexo.
E: Ya... (dijo mirándome).
I: Javi también es así, ¿no?
J: Sí, o bueno, eso creía yo. Pero estando en pareja no sé si quiero ver a Elena con otro tío...
I: ¿Y con una tía?
J: Bueno, ella dice que es hetero, por lo que creo que sólo me molestaría si es con un tío.
I: Es hetero, pero se deja tocar por mí...
E: Es raro, yo sé que me gustan los hombres. Nunca me he fijado ni he sentido nada por una mujer, ni lo he hecho a partir de nuestros encuentros, ni me he fijado en ti ni nada.
I: ¿Entonces?
E: Curiosidad. Estoy descubriendo muchas cosas con Javi y esta es otra más.
I: Ahhh... Vale, vale, ya veo por donde va la cosa.
J: Bueno, ¿qué tienes en mente?
I: A ver, no creo que lo veáis raro...
E: Uy...
I: Me gustaría veros como folláis...

Elena levantó las cejas por la sorpresa.

J: Eh...
E: Uff... Eso...
I: No os voy a tocar si no queréis.
E: No quiero que toques a Javi...
I: Pues no lo haré. Yo solo voy a hacer lo que tú quieras.

Elena me miró con cara de duda.

J: Lo que tú quieras, Elena.
E: ¿Tú quieres?
J: A mí me da igual.
I: Pues claro que quiere, ¿no viste como se puso el otro día cuando te comí las tetas?
E: No sé...
I: Venga Elena, desde que sé que podéis hacer squirting, quiero verlo. Tienes que estar monísima cuando lo haces.
J: A mí me encanta cuando lo hace.
E: Javi...
J: Elena, te ha comido las tetas y te ha tocado el coño, ¿te vas a cortar por decir que me gusta verte cuando lo haces? Jajajaja.
I: Jajajaja. Elena, te prometo que no va a pasar nada que tú no quieras. Eres una chica muy especial y no me gustaría joder la cosa contigo (dijo acariciándole la cara).

Elena se puso un poco roja.

E: Pfff... Es que me da cosa...
I: Sólo es un juego Elena, no te voy a tocar ni nada.
E: Vale... (dijo con voz muy bajita).
I: ¡Bien! (dijo sonriendo levantado los puños).
E: Qué vergüenza...
I: Javi, qué suerte tienes, me encanta esta chica. Es la más bonita con la que he hecho algo así.
J: Lo sé (dije sonriendo).

Elena sonrió al oírme, acariciándome la cara con la mano. Yo le di un beso muy lento.

I: Qué monos sois...
J: Entonces... ¿Nos ponemos a follar ya o…?
I: Tranquilo, fiera. No te cargues el momento...
J: Jajajaja, la morbosa se pone tontorrona...
I: No quiero ver un simple polvo, quiero ver lo que hacéis en vuestro día a día.
J: Vale...
I: Tengo una idea.
E: ¿El qué?
I: Vais a follar, pero haciéndolo como yo os diga.
J: Vale, por mí no hay problema.

Elena se sonrojó un poco apartando la mirada.

I: Elena, tranquila. Yo no te voy a decir que hagas nada que no quieras hacer. Lo mismo con Javi. Y no os voy a tocar, al menos si tú no quieres (dijo acariciándole la cara).
E: Vale (dijo suspirando).
J: No quiero que te sientas presionada, si no quieres hacer esto, no se hace.
E: No, no. No pasa nada.

Le empecé a besar, cogiéndole la cara con las manos, poniendo ella sus manos sobre las mías.

I: Así, así. Despacio, disfrutad del momento.

Le puse la mano en el muslo, acariciándoselo, para luego subir a su culo, amasándolo.

I: Chicos, esperad.
J: ¿Qué pasa?
I: Vamos a mi habitación, antes de que la cosa vaya a más y sea peor pararos. No os preocupéis, hemos cambiado las sábanas esta mañana.

Fuimos los 3 a la habitación, diciéndonos Irene que nos pusiéramos en la cama mientras ella se sentaba en un sillón que estaba contra la pared, teniendo una visión de la cama de lado. Irene reguló la luz de la habitación, poniéndola tenue, para que Elena se tranquilizara, haciendo un ambiente muy sensual. Elena y yo seguimos besándonos, aunque notaba a Elena un poco reprimida, por lo que le empecé a besar el cuello para luego subir a su oreja y susurrar le entre mordisquitos:

-Relájate. Déjate llevar. Quiero que seas la Elena de siempre, como si ella no estuviera.
-Ajammm...

Seguí besándola, metiendo mi mano por dentro de su sudadera para tocarle las tetas. Entonces ella me sacó la mano y se sentó encima mía como solía hacer cuando nos empezábamos a enrollar en su sofá, para cogerme la cara y besarme, pasado después a mi cuello, echándome yo un poco hacia atrás, apoyándome en mis manos. Por la postura en la que estábamos, Irene nos podía ver de perfil.

I: Javi, ¿ya estás así de caliente? (dijo al oírme respirar y como me movía mientras Elena me besaba el cuello).
E: Es que cuando le beso el cuello, siempre se pone así...
J: Sí, es mi punto débil.
I: Uff... Es que pones unas caras...
J: Nadie me hace esto como ella. Me pongo a mil.
I: Joder... ¿Os molesto si hablo?
E: No.

Elena siguió durante un buen rato así, produciéndome una gran erección, que se marcaba bastante en mis vaqueros. Me puse muy cachondo, por lo que me quité la sudadera y también le quité la suya. Le empecé a comer las tetas muy suavemente mientras la cogía de las caderas y ella cerraba sus ojos y echaba su cabeza ligeramente hacia atrás. Succionaba sus pezones y le daba mordisquitos, jugando también con su piercing. Elena empezó a respirar un poco más fuerte.

I: Qué bien lo hace... ¿te las come mejor que yo?
E: Sí (dijo mientras reía muy dulcemente).

Miré de reojo a Irene, viendo como se mordía el labio. Después Elena me cogió de la cara para mirarme a los ojos, acariciándome el pelo para después darme besitos por toda la cara. Yo le pasé el pelo por detrás de la oreja una vez se separó de mí, acariciándole la cara, metiéndole el pulgar en la boca, chupándolo ella muy sensualmente mientras me ponía ojitos.

I: ¿Hacéis esto a menudo?
J: Sí.
I: Que sensual...

Después tumbé a Elena en la cama, quitándole el resto de la ropa menos el tanga.

I: Ay... Que lleva tanga... Que rica está.

Empecé a besar a Elena desde los labios, por toda la cara, pasando por su cuello, bajando por su cuerpo, por las tetas, vientre, caderas, muslos, piernas y pies. Repetí el proceso, pero ahora subiendo, haciendo el mismo recorrido, pero ahora con algunos mordisquitos. Una vez subí a su cara, le di la vuelta, poniéndola boca abajo, para hacer exactamente mí mismo, parándome más en su culo, jugando más con él, dándole varios besos y mordisquitos. Elena suspiraba mientras me acariciaba el pelo y la cara mientras le hacia todo eso.

I: Elena, ahora te lo digo a ti. Tienes mucha suerte con Javi... Todos los tíos van a lo que van. Él se para mucho y lo hace muy sensual...
E: Sí, lo hace muy bien. Estoy bastante mojada ya con sólo esto y aún no me ha tocado el coño...

Me quité el resto de la ropa, quedándome sólo con los boxers y Elena y yo empezamos a hablar en susurros.

J: Te voy a comer el coñito, ¿vale?
E: Sí.
J: Te tengo que quitar el tanga.
E: Vale.
J: Te lo va a ver.
E: Javi, estoy muy caliente. No me importa.
J: Mmm...

Le empecé a quitar el tanga despacio mientras Irene se incorporaba para ver mejor a Elena.

I: Dámelo (dijo susurrando).

Le lancé el tanga, cogiéndolo ella y abriéndolo para olerlo mientras Elena y yo la mirábamos. Ponía una cara de vicio increíble cuando lo hacía, encendiéndome mucho a mí. Elena la miraba riendo. Empecé a besar a Elena mientras jugaba con su vello púbico, empezando ella a ronronear. Después le empecé a acariciar la raja suavemente, pasando a besarle el cuello.

J: Irene, ¿quieres que haga algo en especial?
I: No, no, lo estáis haciendo perfecto. Ahora más tarde te digo posturas y eso.
J: Vale.

Seguí acariciándole la raja con más intensidad, empezando ella a lanzar gemiditos.

I: Elena, ¿me dejas ver tu coñito un poco más cerca?
E: Ajam... (dijo un poco sonrojada).

Irene se acercó para vérselo, subiendo yo la mano a su vientre para que lo viera bien, suspirando Irene al verlo.

I: Qué bonito... Y qué rico tiene que estar...
J: Sí, está muy rico.

Le empecé a acariciar el clítoris, para después empezar a meterle un dedo, aumentando ella un poco el tono de sus gemidos. Luego le metí otro y la empecé a masturbar mientras le comía la boca, mojándose mis dedos bastante, por lo que os saqué para metérselos en la boca para que los chupara. Irene suspiró al ver ese gesto. Le saqué los dedos de la boca para volver a meterlos en su coño, ahora estimulándole también el clítoris con el pulgar, aumentando ella sus gemidos. A los pocos segundos los volví a sacar para metérselos en la boca una vez más. Después le besé intensamente, bajando poco a poco por su cuerpo, besándoselo hasta llegar a su coño, deteniéndome a pocos centímetros de él, mirando a Elena mientras ella me miraba con ojitos, mordiéndose el labio.

Hundí mi cabeza en su coño, lamiéndole la raja, metiendo mi lengua de vez en cuando mientras ella gemía muy bajito. A los pocos minutos, aumenté el ritmo, jugando también con su clítoris, aumentando también sus gemidos mientras agarraba las sábanas. También podía oír como Irene resoplaba de vez en cuando, aunque no la miraba. Estaba muy cachondo, por lo que me centré en su clítoris, lamiéndolo muy rápido y succionándolo mientras le metía dos dedos, haciendo que a los pocos segundos empezara a temblar, cogiéndole yo las muñecas con mis manos mientras me apretaba la cabeza con las piernas. Podía ver como apretaba mucho la cara, gimiendo bastante alto mientras se corría. Paré para dejar que se recuperara, mirando a Irene, quien se tocaba ligeramente el coño por encima de la ropa, mirándome a los ojos una vez dirigí mi vista a ella. Tenía una cara de vicio que me puso bastante cachondo. Entonces se acercó a nosotros, poniéndose al lado de Elena.

I: Que mona está (dijo susurrando mientras le acariciaba la cara suavemente).

Me incorporé, echándome hacia atrás, mirándome ella mi erección. Me dolía de estar tan apretada en los boxers.

I: Quítatelos, ¿no?
 
Capítulo 71

Le hice una señal con la mano para que esperara. Una vez se recuperó Elena, me incliné sobre ella para besarla, abriendo ella los ojos, por lo que le susurré:

J: ¿Me la quieres comer?
E: Sí.
J: Pero me la va a ver.
E: No pasa nada (dijo contestando a los pocos segundos).
J: ¿Segura?
E: Sí, no te preocupes.

Me tumbé en la cama, incorporándome para apoyar la espalda contra el cabecero. Irene estaba de pie, como a metro y medio de nosotros. Elena se puso de rodillas en la cama y me empezó a quitar los boxers, saliendo mi polla disparada como un resorte, lo que produjo una risa dulce de Elena y también de Irene al verlo y al ver la reacción de Elena.

I: Dámelos (dijo mirando a Elena).

Y de la misma manera que hizo con el tanga de Elena, olio mis boxers, poniendo la misma cara de vicio.

I: Huele un poco como el tanga.
J: Claro, por el polvo del bar.
I: Es verdad. ¿Pero a pelo?
J: Claro.
E: Tomo pastillas.
I: Mmm...
J: Es más cómodo. Además, es mejor sin condón y me da mucho morbo acabar dentro de ella.
I: Uff...
E: A mí también me pone bastante.
I: Qué polla más bonita tienes, Javi...
E: Sí, es muy bonita. Y es sólo para mí (dijo metiéndosela hasta la mitad en la boca).

Entonces me la empezó a comer, chupando la punta mientras me pajeaba, haciéndolo mirándome a los ojos fijamente. Irene se volvió a sentar en el sillón. La mamada de Elena fue así durante unos pocos minutos, hasta que se la empezó a meter cada vez más en la boca, llegando de nuevo hasta la mitad. Irene se acercó a nosotros, acercado la mano, mirándola yo con cara de sorpresa. Le pasó el pelo por detrás de la oreja a Elena, susurrando:

I: Es que no veo como lo haces.

Elena se puso un poco tensa al notar como la tocaba y estaba tan cerca, por lo que puse mi mano por encima de la suya que me estaba acariciando el pecho, para tranquilizarla. Le hice una coleta con las manos a Elena, para que no molestara el pelo. Entonces Elena se empezó a comer la polla, llegando a metérsela entera.

I: Madre mía Elena, ¿cómo te metes todo eso?

Elena se sacó poco a poco la polla hasta sacarla entera, riendo una vez estaba fuera mientras cogía aire.

J: Ya os lo dije, es puro fuego.
I: Joder, no me esperaba eso.

Elena empezó una mamada a buen ritmo con mucha baba, apoyada en sus rodillas, moviendo el culo de un lado a otro y moviendo también los pies hacia arriba y abajo, metiéndose la polla entera varias veces, haciendo sonidos guturales, y masturbándola con las babas cuando se la sacaba para coger aire. Mientras me la chupaba, miré un par de veces a Irene, viendo como se estaba tocando igual que lo hizo cuando yo le comía el coño a Elena. Elena siguió así durante unos minutos, echando yo la cabeza hacia atrás, cerrando mis ojos y empezando a respirar más fuerte.

I: Elena, para.
E: ¿Mmm? (dijo mirándola).
I: Que no se corra todavía.

Elena me miró mientras me pajeaba suavemente, yo le sonreí.

J: ¿Qué quieres que hagamos?
I: Quiero que te la folles ya.
J: ¿Cómo lo hago?
I: Ven.

Fui a donde ella estaba, quedándose Elena sentada con las dos piernas a un lado.

I: Tranquila Elena, no se la voy a tocar.

Entonces Irene me dijo al oído que empezara como yo quisiera, que luego me diría que posturas hacer. Pero me dijo que era importante que no me corriera y que ella se corriera una o dos veces más, pero que, si veía que iba a hacer squirting, que parara, que eso tendría que ser cuando se corriera por última vez, para que lo hiciera más fuerte, como la vez que le conté que llegó hasta la puerta. Y que una vez se corriera así, que yo me corriera sobre toda su cara, sin que le cayera en la boca. Me pareció bien, así que volví a la cama para empezar a besar a Elena, tumbándola boca arriba.

J: ¿Quieres que te la meta?
E: Ajammm...

Me puse encima de ella, mientras ella estaba con más piernas flexionadas, empezando a acariciarle la raja con la polla para meterle la punta mientras ella me miraba con cara de placer. Se la metí entera, sin ser muy bestia, pero tampoco llevando mucho cuidado, expulsando ella mucho aire de sus pulmones, empezando a moverme lentamente dentro de ella, dando alguna fuerte embestida, acompañadas de fuertes gemidos suyos.

I: Chicos, ¿os importa que me desnude? Estoy muy cachonda... (dijo con la respiración acelerada).

Miré a Elena y ella me miró a mí.

E: Vale.

Oí como empezaba a desnudarse, mientras seguía follando a Elena de la misma manera. Pasados unos pocos minutos, empecé a aumentar el ritmo, empezando a jadear los dos. Moví mi cara para mirar a Irene, pero Elena me paró con su mano para que la mirara a ella mientras soltaba un gemido de lástima. Me incliné más para besarle el cuello y susurrarle:

J: ¿No quieres que la vea desnuda?
E: Mmm... (volvió a gemir con tono de lástima).
J: ¿Estás celosa?
E: No... (dijo mirando a Irene).
J: ¿Entonces?
E: Se está tocando...
J: Vale, si no quieres, no la miro (aunque me moría de ganas por mirarla).

Seguí follándola así durante un rato, bajando y subiendo el ritmo para controlar bien que no me corriera. Mientras lo hacía, Elena gemía y miraba de vez en cuando a Irene.

I: Elena, ¿no le dejas que me mire?
E: Emmm...
I: Tú me estás mirando como me toco y yo a ti como te folla. No es justo que él se quede a medias, ¿no?

Elena me miró sonrojada, asintiendo con la cabeza.

I: No, quiero que le cojas la cara y que se la muevas para que me mire.

Elena le hizo caso, cogiendo mi cara con sus dos manos mientras yo se la metía suavemente, para girarla en dirección a Irene, pudiendo verla yo como se tocaba mientras estaba completamente desnuda. Irene estaba espectacular. Tenía un cuerpazo genial, que pude ver bien cuando se levantó para que la pudiera mirar, pudiendo ver que tenía la piel mulata, como ya se veía al verle la cara. Tenía unos pechos muy bonitos, de una talla 90, con unos pezones un poco grandes y gorditos, de color marrón oscuro. Era delgadita, con unas buenas caderas y con un triángulo de vello negro en el pubis, como dijo que tenía. Después se dio la vuelta, mostrando su bonita espalda y su culo, que, aunque era menos respingón que el de Elena, era también muy bonito, acabando en unas largas piernas y unos bonitos pies con las uñas pintadas de negro, a juego con las de sus manos.

Después se sentó en el sillón para poner sus pies apoyados en el cojín y abrir sus piernas, mostrándome su coño, que era del mismo color que su piel mulata, abriéndoselo con los dedos para que lo viera bien, pudiendo ver que tenía unos labios pequeños. Empezó a meterse los dedos no muy profundamente y a acariciarse el clítoris haciendo movimientos circulares. Una vez acabé de mirarla, volví mis ojos hacia Elena, quien me miraba sonrojada. Empecé a aumentar el ritmo de la follada, haciéndola gemir más fuerte.

I: Ponla a 4.

Paré de follarla para mover su cuerpo y ponerla a 4. Se la empecé a meter suavemente mientras le acariciaba el culo, dándole algún azote. Elena se apoyaba sobre sus manos, empujando con su culo para hacer más rápida la penetración, como hizo en el polvo que echamos en el bar. Se la empecé a meter a buen ritmo mientras la cogía de las caderas. Ella gemía al ritmo de mis embestidas.

I: Javi, ¿crees que puedes aguantar si le das más fuerte?
J: Sí.
I: Hazlo.

Se la empecé a meter más rápido, aumentado Elena sus gemidos mientras se encogía un poco. Le cogí las manos para ponérselas a la espalda, tirando de ellas para ponerlas a la altura de su culo y agarrarme de ellas mientras empezaba a reventarla, en vez de cogerla de sus caderas, quedando Elena con su cuerpo en tensión, conforme estaba, pero sin apoyarse en nada. A los pocos segundos encorvó su cuerpo hacia la cama, apoyando su cabeza de lado en la cama, mirando en dirección a Irene mientras la follaba tan duro, que el choque de nuestros cuerpos hacía sonidos de grandes palmadas. A los pocos segundos Elena empezó a temblar mientras gemía muy alto y gritaba mi nombre varias veces. Mientras esto pasaba, notaba por el rabillo del ojo como Irene se movía en su sillón, oyendo también gemidos bajitos, por lo que la miré, viendo que se tocaba muy rápidamente el clítoris, dándole espasmos mientras nos miraba con cara de vicio, para a los pocos segundos parar, soltando un gran suspiro. Yo seguía dándole a Elena, absorto por ver así a Irene, pero paré enseguida para que Elena no empezara a chorrear y también porque notaba un cosquilleo por los huevos y como me empezaban a dar escalofríos por mi espalda.

Salí de Elena con cuidado mientras ella caía derrumbada en la cama, respirando muy fuerte y soltando gemiditos. Yo me eché hacia atrás, apoyándome en mis manos, mientras mi polla seguía muy dura y brillante por los flujos de Elena. Irene la miró mordiéndose el labio. A los pocos segundos me tumbé al lado de Elena, acariciándole el culo, dando ella un respingo al notar mi mano.

-Shhh... Tranquila mi vida...
-Mmm... (murmuraba gimoteando).

Incorporé su cuerpo, poniéndola de lado, mientras yo le acariciaba su cuerpo y le pasaba el pelo a un lado para besarle el cuello. Puse mi mano en su vientre, notando como se inflaba y desinflaba por su respiración. Encajé mi polla entre su culo y sus muslos. Le seguía besando el cuello, tocándole su cuerpo y jugando con sus tetas mientras miraba a Irene, quien se seguía tocando, pero después se levantó, para acercar más el sillón a la cama, para quedar más cerca de nosotros. Elena seguía en otro mundo, por lo que seguí acariciándola y besándola con cariño hasta que movió sus manos, pegándolas a las mías mientras la acariciaba.

Cuando la noté bien, cogí mi polla y se la volví a meter despacio, estando en la misma posición, levantando un poco la pierna de Elena para que entrara más fácil y que Irene lo pudiera ver. Ella resoplaba al ver como se la metía, empezando a tocarse otra vez. Elena volvía a gemir ligeramente mientras seguía con los ojos cerrados.

I: Elena, ponte encima de él y fóllatelo.

Elena abrió los ojos, dando un respingo al ver a Irene tan cerca. Se dio la vuelta, quedado cara a cara conmigo, para besarme mientras yo le tocaba el culo. Entonces empujó mi cuerpo para ponerme boca arriba y subirse a mí, pasando una pierna por encima de mi cuerpo. Se sentó a la altura de mis rodillas y se inclinó para chuparme la polla durante unos segundos, empujándola después contra mi barriga, para montarse ella encima y restregar su coño con ella, moviendo su cuerpo hacia delante y atrás mientras se apoyaba con sus manos en mi pecho.

I: Así, así. Muy bien.

Elena estuvo restregando su coño contra mi polla durante unos segundos mientras nos mirábamos a los ojos fijamente, para después empezar a metérsela poco a poco, achinando sus ojos, hasta que se la metió entera, quedándose unos breves segundos con toda la polla dentro de ella, mirándome, para después coger aire y suspirar profundamente y empezar a moverse para empezar a follarme. Lo hacía suave mientras lanzaba unos gemidos muy dulces. Yo la cogía de los muslos y caderas mientras poco a poco ella aumentaba el ritmo, con las mejillas encendidas, apretando sus ojos alguna que otra vez mientras me follaba.

I: Más fuerte, Elena.

Elena aumentó un poco más el ritmo, aunque lo bajaba de vez en cuando, volviéndose más común que cerrara sus ojos, apretándolos.

I: Vamos, Elena (dijo de manera sensual).
J: No puede. Se ha corrido muchas veces en poco tiempo... (dije acariciándole los muslos). Está muy sensible.
I: Elena inténtalo, por favor.

Entonces Elena cogió mis manos entrelazando nuestros dedos para empujarla contra la almohada y empezar a besarme el cuello. Yo me puse muy cachondo, empezando a jadear bastante mientras movía su culo para seguir follándome.

I: Javi, recuerda lo que te he dicho antes (dijo al ver como estaba, viendo que me iba a correr en breve).
J: Elena, para. Como sigas así me voy a correr.
E: Hazlo.
J: No, todavía no.

Elena se incorporó para ponerse como estaba antes y empezó a follarme más rápido, apretando mucho sus ojos para a los pocos minutos empezar a temblar de nuevo, mojándome el pubis, aunque sin llegar a chorrear. Lanzaba pequeños gemidos agudos, aunque eran altos. Se derrumbó encima de mí, sacando yo mi polla rápidamente, porque entre lo del cuello y lo rápido que me folló, estaba cerca de correrme, pero aún más cerca estuve al notar como me la apretaba con su coño. Abracé a Elena mientras ella tenía su cara en mi cuello, aunque sin hacer nada. Le pasé el pelo por detrás de la oreja mientras movió su cara hacia mi hombro, pudiendo ver como tenía los ojos muy apretados. Seguía temblando, dándole algún espasmo, haciendo que se le moviera el culo hacia arriba. Se quedó así durante unos minutos mientras lanzaba gemidos de lástima y se agarraba con sus brazos fuertemente a mí.

Mientras esto pasaba, miré a Irene, quien se estaba tocando, metiéndose los dedos muy rápidamente, empezando a correrse cuando la miré, mirándome a los ojos y al culo de Elena. Aminorando el ritmo de su masturbación mientras cerraba los ojos, echando la cabeza hacia atrás.

I: Qué bien... (dijo con voz melosa).
J: Casi me corro...
I: Ya, lo he notado, por eso te lo he dicho.
J: Es que cuando me hace eso...
I: Qué orgasmos más intensos tiene...
J: Sí, es brutal. Pierde la noción de todo.
I: Vamos a por el último. Ponla boca arriba y métasela.
J: Espera, se tiene que recuperar.
I: No, hazlo ya, confía en mí.

Me incorporé, cogiéndola a ella y la tumbé boca arriba, estando ella muy derrotada, con la cara apretada y los puños cerrados. Le eché saliva en el coño y se la empecé a meter.

E: No, Javi, no. Para, para, para. Que estoy muy sensible.
J: Shhh... No pasa nada. Déjate llevar.

Se la metí entera, soltando ella un gran gemido. Lo noté muy apretado por como lo tenía de contraído. Empecé un rápido mete-saca mientras ella gemía muy alto. Entonces pude notar como Irene se levantó del sillón y se puso detrás de nosotros, pero sin llegar a subirse a la cama. A los pocos segundos noté como Elena volvía a temblar, apretándome mucho la polla con su coño, por lo que la saqué y le metí los dedos para estimularla, poniéndome de lado, pudiendo ver como Irene estaba un poco más allá de los pies de la cama, de rodillas, sentada sobre sus pies, con las manos en sus muslos. Bastó nada para hacer que Elena empezara a soltar chorros muy fuertes mientras gritaba muy fuerte mi nombre, pudiendo ver como bastante de ese líquido le caía encima a Irene, quien cerró sus ojos y abrió su lengua para recibirlo. Elena se movía muchísimo hacia arriba mientras me agarraba el brazo con una mano con mucha fuerza y con la otra agarraba las sábanas.

Una vez acabó de chorrear, paré de estimularla, mirando a Irene, quien se levantó, relamiéndose el líquido que tenía por los labios.

I: Ahora córrete en su cara (dijo viniendo al lado de la cama para verlo de cerca).

Me puse de rodillas en la cama. Le aparté el pelo de la cara y le levanté la cabeza, poniendo mi mano en su nuca, pajeándome viéndola, bastando pocas sacudidas para sentir un escalofrío muy fuerte por la espalda y empezar a correrme entre altos gemidos, soltando chorros muy fuertes, que llegaron al cabecero, cayendo los siguientes en su cara, llenándosela casi entera, manchándole también el pelo. Una vez acabé de correrme me eché hacia atrás, quedándome sentado mientras jadeaba muy fuerte. Entonces Irene se acercó a Elena, cogiéndola con sus manos del cuello de manera muy suave, empezando a lamer todo el semen que tenía por la cara. Elena estaba en otro mundo, sin darse cuenta de lo que estaba pasando. Yo estaba flipando mientras seguía con la polla dura por toda la situación y al ver eso. Irene recogía el semen de su cara de manera muy sensual, limpiándosela por completo, para después mirarme y tragárselo, recogiendo lo que quedaba de sus labios con su lengua para volver a tragar mientras sonreía. Yo estaba muy encendido, dándose cuenta Irene, mirando mi polla y estirando su mano para cogerla.
 
Capítulo 72

Le paré la mano, negando con la cabeza, desviando brevemente mis ojos hacia Elena, para después volver a mirar a Irene, quien hizo un gesto como de disculpa con la cara y se apartó, sentándose de nuevo en el sillón. Yo me tumbé en la cama boca arriba mirando al techo, quedándonos en silencio, pudiéndose oír sólo la respiración agitada de Elena y la mía, con algún gemido de lástima de Elena de vez en cuando, con algunos temblores y espasmos. Una vez me recuperé yo, me pegué a ella, acariciándole el cuerpo muy suavemente, reaccionando ella a los pocos minutos, girando su cabeza hacia a mí para mirarme a los ojos y a los pocos segundos volver a cerrarlos.

I: Ha sido increíble.
J: Sí. Ha sido una experiencia genial.
E: Mmm... (gimió con tono de lástima mientras seguía recuperándose).

Pasados unos minutos, Elena volvió a abrir los ojos, dándose cuenta que seguíamos todos desnudos y en silencio. Yo la estaba mirando mientras le acariciaba el cuerpo. Ella reaccionó a todo tapándose las tetas y el coño con las manos, girándose hacia a mí sonrojada.

I: Que mona...
J: ¿Todo bien? (dije susurrándole).
E: Sí... (dijo cortada).
I: Os dejo solos, no os preocupéis (dijo cogiendo su ropa y yéndose, cerrando la puerta).
E: Pfff...
J: ¿Qué tal?
E: Estoy muerta...
J: Sí, tal vez me he pasado un poco...
E: Bueno, no pasa nada. Pero es que cuando me sigues follando cuando estoy así de sensible...
J: Es que me pones mucho así...
E: Mmm... (murmuró acariciándome la cara).
J: Estamos empapados, ¿le decimos de darnos una ducha rápida?
E: No sé yo...
J: Te he manchado hasta el pelo...
E: No me he dado cuenta.
J: Va, se lo digo. No creo que le importe.
E: Vale, pero vístete.
J: Sí, sí. No te preocupes, jajajaja.
E: Jajajaja (reía mientras me daba un azote al levantarme).

Me puse los boxers y los vaqueros, mientras Elena me miraba con ojitos. Salí para hablar con Irene, preguntándole si nos podíamos dar una ducha, diciéndome que no había ningún problema. Cogimos nuestra ropa y nos fuimos al baño, dándonos una ducha, estando varios minutos bajo el agua caliente, con arrumacos. Una vez acabamos, salimos, poniéndonos la ropa y yendo al salón, donde estaba Irene, empezando a hablar con ella.

I: ¿Qué tal, pareja?
J: Muy bien.
E: Bien.
I: Elena, eres genial.
E: Eh... (dijo sonrojada).
I: Ay... Javi, ¿era así cuando empezasteis?
J: Así... ¿cómo?
I: Así de cortada.
J: Qué va. Si era bastante lanzada.
E: Bueno, a Javi lo conozco desde hace mucho y cuando nos empezamos a conocer mejor hubo mucha química. Me sentía muy a gusto con él y me soltaba muy rápido.
J: Es verdad. Cuando empezamos a quedar era 0 tímida conmigo.
I: ¿Cómo empezasteis?
E: Pues me habló un día preguntándome como estaba, porque se había enterado de que había roto con mi ex y se interesó y bueno... Quedamos un día para hablar y contarnos como nos iba y acabamos...
I: ¿Follasteis?
E: Sí.
I: Vaya, sí que hubo química para ir tan rápido.
J: Bueno, ya había algo de antes.
I: ¿A qué te refieres?
E: Bueno... Un día tuve una fuerte discusión con mi ex y él me acompañó a otro sitio porque me veía mal y no quería dejarme sola.
I: ¿Tan amigos erais entonces?
J: Nos conocemos desde que íbamos al instituto.
E: Sí, salíamos muchos en el mismo grupo y nos llevábamos muy bien.
I: ¿Y qué pasó?
J: Pues nos sentamos en un parque, en un sitio con bastante intimidad y...
I: ¿Follasteis?
E: No, no.
J: Empezamos a hablar, pero ella estaba triste por la pelea y bueno, le puse la mano en el muslo porque no me hacía caso cuando intentaba cambiar de tema y nos quedamos mirándonos.
I: Uy...
J: A mí Elena de siempre me ha parecido una chica muy bonita y atractiva y bueno, como vi que no me decía nada, pues empecé a subir la mano. Y le empecé a tocar por encima de la ropa.
I: Uff... ¿Y no fue a más?
E: Yo me dejaba llevar, él me quería meter la mano, pero le dije que siguiera haciéndolo así y bueno, me empezó a tocar más, yo le toqué el paquete, pero él lo hacía más rápido y me corrí.
I: ¡Ostia!
J: Como estaba...
I: Que morbo, ¿no? Vuestro primer encuentro sexual en un parque y de esa manera.
J: Pues sí. La putada fue que me dejó con el calentón.
E: Cuando me corrí me di cuenta de que lo que estábamos haciendo estaba mal y me fui, pero él lo entendió.
I: Vaya... Entonces, ¿Ya os gustabais?
J: Bueno, a mí me atraía, pero no me planteaba ir a más porque ella tenía pareja.
E: Yo tampoco me había fijado en él, por lo mismo. Aunque desde siempre ha sido un buen chico. Después de hacer eso me sentí bastante mal durante esos días, sentía que le estaba engañando.
I: Bueno, es normal, después de una pelea, con el calentón... Aunque lo paraste, eso dice más que lo que pasó.
E: Bueno... Tendría que haberlo parado antes, por respeto a mi pareja.
J: Bueno, él respeto...
E: Sí, es verdad, pero yo no lo sabía.
I: ¿El qué?
E: Pues que me ponía los cuernos.
I: Bueno, cosas que pasan.
J: Sabes quién es, ¿no?
I: No.
E: Alejandro.
I: ¿En serio?
J: Sí.
I: A ver, no lo conozco mucho, de hecho, sólo lo he visto una vez. Pero he oído a Mario hablar de él con los demás y bueno...
J: Sí, es un gilipollas.
I: Eso parece.
J: ¿No llamas a Mario?
I: Sí, que se me va el santo al cielo hablando con vosotros, jeje.

Seguimos los tres hablando de más cosas, ya que no nos conocíamos tanto porque Irene no era de nuestro grupo de amigos original. Mario sí que lo era, conociéndola en los últimos años de universidad. A medida que íbamos hablando, Elena se abrazaba a mí, dejando caer su cara en mi pecho, hasta que se quedó dormida.

I: Pobrecilla, está reventada.
J: Se ha quedado frita.
I: No imaginaba que fuera tan sensible.
J: Ya ves. Yo sigo flipando con como se pone. Es que parece que está en otro mundo.
I: Qué envidia...
J: ¿A ti no te pasa?
I: No. Yo me puedo correr muchas veces muy seguidas, pero no llego a ponerme así. No hago squirting como ella.
J: Cada persona es un mundo.
I: Ya ves. Hacéis muy buena pareja.
J: Gracias. Bueno, no os molestamos más, ya nos vamos.
I: Espérate, que venga Mario y os despedís.
J: Va.
I: Aunque es una lástima que la despiertes.
J: Ya, pero...
I: Quedaos a dormir aquí.
J: ¿Qué dices?
I: Claro, no pasa nada. Tenemos una habitación de invitados, podéis dormir ahí.
J: No te preocupes.
I: Venga, no me hagas el feo, ya es tarde y está muy dormida.
J: Pero te hemos dejado la habitación...
I: No te preocupes, hombre. Anda, cógela en brazos con cuidado y la llevas a la cama.

Cogí a Elena con cuidado y la llevé a la cama, acostándola. Irene me dijo que me acostara con ella y que descansara, que ya le diría a Mario que no hiciera ruido. Le di las gracias por ser tan atenta y simpática. Ella se rio y nos dejó, cerrando la puerta. Le quité a Elena las zapatillas y los calcetines, desnudándome yo también, quedándome con los boxers sólo. La abrecé por detrás y nos tapé, apagando la luz, para dormir. A los pocos minutos oí llegar a Mario. Me puse a pensar en todo lo que acaba de pasar. La actitud de Irene me tenía intrigado. Era muy simpática y amable con nosotros. Era evidente que lo hacía porque se lo pasaba muy bien con nosotros y tal vez quería seguir haciendo más cosas, por eso imaginé que nos cuidaba tanto. Pero también pensé en que desde primera hora cuando la conocimos, ya era así. Parecía que era una buena amiga, a pesar de conocerla desde muy poco, por lo que creí que seríamos buenos amigos los 4.

Entonces empecé a oír gemidos de fondo, eran altos, pero a penas los oía porque la habitación en la que estábamos estaba en la otra punta de la casa, que, a pesar de no ser muy grande, tenía el suficiente espacio para ser una casa con bastante espacio. Eran gemidos de Irene, volviéndose agudos por momentos, acabando en gritos. Luego se quedaron en silencio, para romperlo con gemidos otra vez, aunque eran diferentes, por lo que supuse que eran de Mario. Duraron muy poco, con un grito alto al final. Después se quedaron en silencio, sin que se pudiera oír nada más. Me acabé durmiendo a los pocos minutos.

Al día siguiente me desperté por el ruido que venía del cuarto de baño, que estaba más próximo a la habitación en la que estábamos. Elena seguía dormida, pero ahora estando abrazada frente a mí. Miré el móvil, que estaba en la mesita y vi que eran casi las 7 y media. Empecé a despertar a Elena con cuidado, pegando ella un respingo, despertándose sobresaltada.

-Elena, tranquila...
-¿Qué pasa?
-Nada, que nos tenemos que ir.
-¿Dónde estamos?
-En casa de Mario.
-¿Qué dices? (dijo agitándose).
-Anoche te quedaste dormida mientras estábamos hablando con Irene.
-¿En serio?
-Sí, jajaja.
-Joder...
-No pasa nada. Fue ella la que dijo que nos quedáramos.
-Ah...
-¿Cómo te quedaste dormida?
-Si alguien no me hubiera reventado... (dijo clavándome el dedo en la barriga).
-Pero... ¿para quedarte así de dormida?
-También es que madrugué bastante ayer.
-Am... ¿Te lo pasaste bien ayer entonces?
-Sí.
-¿De verdad?
-Qué sí, Javi...
-Vale, vale. Es que me extrañó que no dijeras nada luego de como acabó...
-¿Cómo acabó?
-¿No te acuerdas?
-Pues no. Ya sabes que cuando estoy así, no me entero de nada.
-Bien que te enterabas cuando te la metí... jajajaja.
-Jajajaja, no seas malo...
-Pues Irene se puso a los pies de la cama, frente a nosotros y cuando empezaste a lanzar los chorros, se puso de rodillas para que le llegaran a ella.
-¿Qué dices...?
-Sí, cerraba los ojos abría la boca para que le cayera en la boca.
-Madre mía...
-No te escandalices, nena. Es como cuando tú abres la boca cuando yo voy a acabar.
-Ya, pero es raro que me lo haga una chica a mí... Yo no...
-Bah, no te calientes la cabeza. Es una experiencia más.
-Ya, ya. Tienes razón, pero uff...
-Bueno, la cosa no acabó ahí...
-¿Cómo?
-Pues una vez hizo eso, yo me corrí en tu cara y cuando acabé, ella se acercó, cogiéndote así del cuello y empezó a lamerte la cara, limpiándote toda mi corrida.
-¿Pero qué dices?
-Y luego se lo tragó.
-Estoy flipando.
-¿Te molesta que hiciera eso?
-Eh...
-¿Estás celosa?
-No, no. Pero joder... Es que nunca había hecho algo así y estoy flipando...
-Normal.
-¿Y tú?
-Yo, ¿qué?
-¿Qué opinas?
-Pues estaba flipando, pero me puso que no veas.
-Mmm...
-Lo hacía muy sensual, también estaba muy cachonda. Tanto que alargó su mano para cogerme la polla al ver que la seguía teniendo dura cuando lo hizo.
-¡¿CÓMO?! (dijo mientras se incorporaba de golpe).
-Tranquila, que la paré.
-Pfff...
-No pasó nada, Elena. No te pongas así.
-Vale, vale.
-Es normal que lo intentará, estaba muy cachonda, pero en cuanto la paré, se dio cuenta y lo entendió, haciéndome un gesto con la cara.
-Claro que es normal, con lo bueno que estás...
-Ay... Que mi niña se pone celosilla...
-Jo...
-Va, si no pasa nada. Me hizo gracia cuando Irene dijo que tenía una polla muy bonita y tú le dijiste que sí, pero que era sólo para ti... jajajaja.
-Javi... No seas malo...
-Qué nooooo (dije abrazándola fuertemente mientras la subía encima de mí).

Nos levantamos, terminando de vestirnos, haciendo la cama y yendo al salón, donde estaba Irene.
 
Capítulo 73

I: Buenos días.
J: Buenas.
E: Hola...
I: ¿Habéis dormido bien?
J: Sí, genial.
I: Estabas reventada anoche, ¿eh?
E: Sí, bueno... Es que ayer madrugué bastante.
I: Bueno, y luego lo que pasó...
E: Sí, también.
I: Por cierto, me quería disculpar por una cosilla.
E: Ya me ha contado Javi.
I: Vaya, no hay secretos entre vosotros.

Se me vino a la cabeza todo el tema de Noelia. La bola de nieve ya se había hecho inmensa con tanta cosa que estaba pasando. Estuve a punto de hacer una mueca con la boca, pero no la hice, por si la veía Irene.

I: ¿Te molestó lo de que te limpiara la cara?
E: No me enteré, estaba volando. Pero me lo ha contado también y no, no me importa. Si a ti te gusta me parece bien.
I: Genial.
J: Anoche hubo fiesta, ¿no? jajajaja.

Elena me miró extrañada.

I: Sí. Es que estaba muy cachonda...
J: Es que anoche les oí (dije mirando a Elena).
I: Nada, fue muy rápido. Mario tenía que levantarse temprano para ir a trabajar y era muy tarde.
E: ¿Tú no vas a trabajar?
I: Yo trabajo por la tarde, pero Mario es muy escandaloso y me despierta siempre.
J: Ya, ya sabemos para qué, jajajaja.
I: Más quisiera yo. Muchas veces sí, pero ayer nos dormimos tarde y se ha duchado y se ha ido corriendo.
J: Vaya...
I: ¿Vosotros no habéis echado el mañanero?
J: No, hemos estado hablando.
I: Elena, dale más caña al niño, jajajaja.
E: Es que no me enteraba de donde estaba...
I: Ay... (dijo pellizcándole la mejilla).
J: Bueno, nos vamos ya.
I: Esperad, vamos a desayunar.
E: No, no. No te preocupes.
I: Va, no me hagáis el feo...
J: Mira, hacemos una cosa. Desayunamos en una cafetería. Yo invito.

A ambas les pareció bien, así que fuimos a desayunar a una cafetería que había cerca.

Irene se vistió en seguida, saliendo para ir a una cafetería cercana, que a su vez estaba cerca de mi casa, ya que Mario y yo vivíamos casi al lado. Eran casi las 8 y entramos a la cafetería, que quedaba justo en frente del instituto al que iba Noelia y al que habíamos ido Elena y yo. Yo me senté mientras Elena aún estaba en la puerta, entrando.

E: Estaba mi hermana en la puerta.
J: Buah...
E: No pasa nada, ya se está portando bien.
I: ¿Me estoy perdiendo algo?

Elena se puso a contarle a Irene un poco por encima los desencuentros que habíamos tenido con su hermana mientras yo pensaba que ya me preguntaría en cuanto pudiera al ver a Elena por ahí a esas horas.

I: Vaya...
J: Sí, es un poco incómodo.
I: Mmm... (dijo poniendo cara pensativa).
E: ¿Qué pasa?
I: Parece que no es casualidad que os haya pillado varias veces.
E: Emmm...
I: Tal vez haya un poco de tensión sexual...
E: ¿Cómo? (dijo poniendo cara de incredulidad, levantando bastante las cejas).
I: No sé, es la impresión que me da.
E: Anda ya...
I: ¿Tú qué opinas, Javi?
J: ¿Eh?
I: Que qué piensas tú.
J: No sé...

En realidad, lo sabía perfectamente, de hecho, lo sabía de primera mano. Irene la había calado completamente. ¿Tan obvio era y Elena no se daba cuenta?

I: Venga Javi, que tú eres muy espabilado para esto.
J: No creo...
I: ¿Entonces?
J: Casualidades, supongo.
E: ¿Pero me estás diciendo que mi hermana se quiere follar a Javi?
I: Tal vez...
E: Anda ya... Mi hermana no haría eso.
I: No estoy diciendo que lo haga. No la conozco para saber si lo intentaría, digo que le gustaría.
E: Estás flipando.
I: Háblalo con ella, lo mismo podéis hacer un trío. Entre familia hay más confianza.
E: ¿Pero tú eres tonta? (dijo molesta)
J: Elena, cálmate...
I: Es una broma, Elena. No te pongas así...
E: Me parece muy bien que seáis muy liberales, pero esto ya es pasarse de la raya.
J: Elena, sólo estamos hablando y te ha dicho que era una broma.
E: Javi, que sólo tiene 17 años, ¿estamos tontos? ¿A dónde va contigo? Que tienes 25...
J: Que sí, que sí. Que es una locura.
I: ¿17?
E: Sí.
I: Entonces está empezando como quien dice. Ni caso.
J: Bueno...
I: ¿Qué pasa?
J: Pues que una vez estábamos en su casa y apareció con una amiga y un amigo y se fueron a su habitación...
I: ¿Hicieron un trío?
J: Sí. Pero que estaban a grito limpio. No se cortaban de que estuviéramos allí...
I: Joder con la niña...
E: Bueno, ya está bien (dijo mirándome seria).
I: Bueno, a esas edades empiezan a descubrir cosas y tal, están todo el día pensando en eso.
E: Pues como vosotros.
J: Bueno, vamos a cambiar de tema.

Seguimos hablando, cambiando de tema mientras desayunábamos. Elena siguió sería y bastante callada durante todo el tiempo. Cuando acabamos, nos despedimos, con Irene diciéndonos que a ver si nos veíamos dentro de poco y diciéndole a Elena que no se enfadara, dándole un abrazo y dos besos. Ella se fue en dirección a su casa y nosotros al coche, para que Elena volviera a su casa. Llevé a Elena a su pueblo, estando los dos callados durante todo el camino, hasta que llegamos, aparcando en su puerta preguntándole.

-¿Todo bien?
-Sí...
-Te noto molesta.
-¿Cómo voy a estar? Con las insinuaciones de Irene y tú contando más de la cuenta...
-Los siento.
-Bah, no pasa nada. Pero lo de Irene sí que me ha molestado.
-Bueno, no se lo tengas en cuenta. Ya sabes lo morbosa que es...
-Ya, pero lo que ha dicho me ha parecido demasiado.
-Sí, se ha venido arriba.
-¿Tú crees que mi hermana quiere... contigo?
-No creo...
-Ya. Lo de las pilladas es porque es tonta y quiere dar por culo. O casualidades también.
-Seguro.
-Que le diga de hacer un trío dice... ¿Pero qué se mete ésta?
-No le des muchas vueltas.
-Si no me hace gracia verte con otra chica, imagínate con mi hermana...

Le di un beso para que dejara de hablar y se relajara, cogiéndola suavemente del cuello, mientras ella ponía sus manos sobre las mías.

-Yo sólo quiero estar contigo (le susurré).
-Mmm... (murmuraba con los ojos cerrados).
-¿Se te ha pasado ya?
-Bueno... (dijo riéndose).

Le empecé a besar de nuevo, pero con más intensidad, pasándole el pelo por detrás de la oreja.

-¿Y ahora?
-Mejor...
-Joder, como te quiero...
-Mmm...

Entonces Elena se quitó el cinturón de seguridad, saliendo del coche, abriendo mi puerta y tirando de mí.

-Espera que me quito el cinturón, jajajaja.

Me quité el cinturón y entramos a su casa, cerrando ella la puerta y empezando a comerme la boca con mucha ansia. Me empezó a arrastrar hasta su habitación, llegando a ella y me empezó a desnudar con mucha prisa, quitándose la ropa ella también.

-Joder, Elena. ¿Qué te pasa?

Sin contestar, se puso de rodillas y me empezó a chupar la polla. Lo hacía muy rápido, cogiéndole del culo y de las caderas, para empujarme y metérsela entera en la boca, haciendo una mamada con mucha baba. A los pocos minutos, me empujó, tirándome a la cama, poniéndose encima de mí para besarme como cuando entramos en su casa, mientras ponía su mano en mi cara y con la otra me pajeaba muy fuerte. A los pocos segundos se metió mi polla en su coño, soltando un gemido alto, mezclando placer y dolor, encajándola entera dentro de ella, empezando un ligero movimiento hacia delante y atrás mientras se apoyaba con sus manos en mi pecho. Podía ver como apretaba sus ojos a pesar de que no estaba siendo una follada rápida ni dura. Entonces cogió mis manos y las empujó contra la almohada, entrelazando nuestros dedos, inclinándose hacia mí para besarme y después pasar a mi cuello. Empezó a mover su culo hacia arriba y abajo, estando nuestros cuerpos pegados, haciendo una rápida penetración. Quería que me corriera rápido, por eso me follaba así, centrándose mucho en mi cuello, haciéndoselo saber yo así.

-¿Quieres que me corra rápido?
-Ajammm... (dijo gimoteando).

Notaba su coño muy caliente y entonces ella empezó a follarme más rápido, apretando mis manos al cerrar las suyas mientras me seguía sobando el cuello, por lo que a los pocos segundos empecé a notar fuertes escalofríos por la espalda, cuello y brazos, empezando a correrme dentro de la entre altos gemidos, empujando con mis caderas hacia arriba, dando fuertes embestidas. Una vez acabé de correrme, ella siguió al mismo ritmo, empezando a retorcerme yo.

-Elena, para por favor, no puedo más...

Empecé a hacer fuerza con mis manos hacia arriba, pero ella hacía más, mientras seguía moviendo su culo. Se me estaban haciendo unos segundos eternos, hasta que empezó a temblar, con gemidos secos y altos, encogiendo su cuerpo, parando de moverse para quedarse encima de mí, agarrándose muy fuerte a mi cuerpo mientras respiraba muy rápido. Yo también estaba respirando muy fuerte, temblando también por estar tan sensible, con el corazón que parecía que se me iba a salir por la boca de lo rápido que me latía. Me soltó las manos para pasar sus manos por debajo de mi espalda. Yo me empecé a recuperar, aunque notaba como me apretaba la polla con su coño, estrujándomela.

Poco a poco me relajé mientras Elena seguía en su mundo, yo le acariciaba la espalda y el pelo, dándole algún beso en la cara mientras soltaba algún gemidito de lástima. Le cogí la cabeza con mis manos para que nos miráramos a los ojos.

-Elena, casi me matas...
-Mmm... (gimió mirándome para darme un beso).

Después volvió a poner su cara en mi pecho para estar así durante unos minutos. Entonces se oyó la puerta de su casa cerrarse y como llamaban a Elena. Ella dio un respingo, levantando su cabeza muy rápidamente, mirándome con cara de susto, con los ojos muy abiertos.
 
Capítulo 74

-Mi madre.
-No me jodas...
-Joder... Como te vea aquí, me mata.

Se levantó de mí, lanzando un gemido reprimido, con cara de dolor, achinando sus ojos, poniéndose sólo el tanga

-Escóndete en el armario.
-¿Qué dices? No quepo ahí.
-Pues debajo de la cama.

Tiró de mí para que me metiera debajo de la cama, metiendo también toda la ropa debajo de la cama. Yo pegué un respingo al notar el frío del suelo al contactar con mi piel. Entonces sentí que se subía a la cama, moviendo las sábanas para taparse. Entrando casi inmediatamente su madre a su habitación. Le dijo que fuera a casa de su abuela para estar con ella y cuidarla, que ella tenía que hacer cosas. Elena le dijo que ya iba, que le dolía un poco la cabeza, que se lavaba un poco y se acercaba. Su madre se quedó callada durante unos segundos, yo estaba acojonado, aunque me hacía gracia también la situación, parecía que volvía a tener 17 años por todo aquello. Su madre le preguntó si quería tomar algo para el dolor, pero ella le dijo que no, entonces su madre le dijo que no tardara mucho y salió por la puerta, para oír después como se cerraba la puerta de su casa. Elena me dijo que saliera, haciéndole caso yo y sentándome en la cama con una sonrisa.

-¿De qué te ríes?
-Me hace gracia todo esto...
-Pues yo estaba cagada...
-Yo también. Y más cuando se ha quedado callada...
-¿Se habrá dado cuenta?
-No sé, no le he visto la cara...
-Joder... Espero que no...
-No creo. Te la hubiera liado entonces aquí.
-Eso seguro.
-Oye, ¿estás bien?
-Sí, lo de la cabeza era una excusa.
-Lo dijo por cuando te has bajado de mí, que te he notado con molestia.
-Ah, bueno. Me escuece un poco.
-Bueno, mucha tralla en poco tiempo.
-Sí.
-Joder, como me has reventado...
-Como tú a mí anoche... jajajaja.
-Estamos en paz, jajajaja.
-Jajaja, voy al baño a limpiarme, anda.
-Venga, yo mientras me visto y ahora te acerco.
-Vale.

Fue al baño, mientras yo me empezaba a vestir, dándome cuenta que tenía una pizarrita en la puerta. Me pareció curioso, porque hasta ese momento no me había dado cuenta de que estaba ahí. Aproveché y le puse un mensajito para que lo leyera luego cuando estuviera sola, pero me di cuenta que había salido sin ropa y volvería a para vestirse, así que abrí la puerta del todo para que no lo viera. Después volvió y se vistió con otra ropa, echando la otra a lavar y nos fuimos para montarnos en el coche y acercarnos a casa de su abuela. Una vez llegamos, nos despedimos con un gran beso, para después ella mirarme sonriendo girando la cabeza. Le di otro beso y bajó del coche, para entrar a casa de su abuela, diciéndome adiós con la mano mientras sonreía.

Después me fui a mi casa, pasando la mañana normal, trabajando bastante duro para hacer cosas que tenía atrasadas. Poco después de la 1 y media recibí un mensaje de Noelia.

-Sal a tu puerta.
-¿Para qué?
-Estoy aquí. Va, sal.

Salí a la puerta, oliéndome lo que iba a pasar. Al salir me encontré a Noelia y María.

J: ¿Qué pasa?
N: Hola.
M: Hola.
J: ¿Qué queréis?
N: Hemos salido antes y era por si nos podías llevar a casa.
J: ¿Por qué no vais en autobús?
N: Va, Javi. Llévanos. Además, quería comentarte una cosa.
J: Lo de esta mañana, ¿no?
N: Sí, jaja.
J: Habíamos quedado en que me dejarías tranquilo...
N: No, os dejaría tranquilos mientras estuvierais solos. Yo no veo a mi hermana aquí ahora mismo...
J: Joder...
M: Venga, Javi. Pórtate bien...
N: Voy a llamar a mi madre para decirle que ya voy para allá, que me está mandando mensajes.

Noelia se apartó para hablar con su madre, aprovechando yo para hablar con María.

J: A ti ya te vale...
M: ¿Qué pasa?
J: Se supone que me ibas a ayudar, pero es que encima la estás animando a que siga...
M: Si es que me gusta el rollito que os traéis y me da morbo todo esto.
J: Pues para.
M: Mmm...
J: Yo también sé jugar a esto. ¿Quieres que le cuente lo que pasa contigo?
M: Eh, tranquilo.
J: Pues no me toques los huevos.

Noelia volvió a donde estábamos. A María se le cambió la cara, poniéndose sería y muy recta.

N: ¿Nos llevas entonces?
J: Venga, va.

Nos montamos en el coche los 3, conduciendo para ir a su pueblo para dejarlas. Por el camino siguió la conversación.

N: ¿A dónde ibais a esas horas?
J: Hemos pasado la noche aquí.
N: ¿Quién era esa chica?

Miré a María por el retrovisor, ya que estaba sentada detrás y Noelia en el asiento del copiloto.

N: No te preocupes, le he contado eso.
J: No me jodas, Noelia...
N: Venga, Javi. Si no pasa nada. Somos muy discretas.
J: Sí, mis huevos.
N: ¿Estos? (dijo echándome mano al paquete).
J: ¡Noelia! (dije muy serio, quitándole la mano de malas maneras).
N: Joder, como se pone...
J: Me tienes harto.
N: Va, cuenta. ¿Quién era?
J: Seguro que lo sabes.
N: ¿Es ella?
J: Sí.
N: Joder... Pues es un pibón. ¿Habéis pasado la noche con ella?
J: Más o menos.
N: No me digas que habéis hecho un trío...
J: No, no.
N: ¿Entonces?
J: Pues eso.
N: Va, si me cuentas, os dejo más tiempo tranquilos.
J: Es que no quiero contarte nada más.
N: Pues seguiré entonces, tú verás.
J: Joder...
N: Mira, hacemos una cosa. Si me lo cuentas, no os molesto más en todo el mes que entra.
J: Eso dijiste la otra vez y mira...
N: ¿Quieres que te cuente lo que hago yo? Así estamos en paz.
J: No me interesa.
N: Joder, que aburrido eres. Venga tío, que estoy deseando saberlo y María también. ¿A qué si, María?
M: Eh... sí, sí. (dijo con tono de poco convencida)
N: ¿Qué te pasa?
M: Nada, que estoy un poco cortada.
N: Vamos a hacer una cosa. Vamos a ir a casa de María y la vamos a dejar y hablamos tú y yo solos y me lo cuentas. ¿Vale?
M: Sí, mejor.
N: ¿Vale, Javi?

Me encogí de hombros. Después llegamos a casa de María, quien se despidió de manera tímida y nos dejó solos. Noelia me dijo que aparcara en una calle paralela a donde la tenía que dejar para hablar.

-Va, cuenta.
-Pfff...
-No pasa nada, Javi. No estamos haciendo nada.
-Es que no me gusta hacer esto.
-No le estás poniendo los cuernos ni nada. No te calientes la cabeza.

Le empecé a contar que fuimos al bar y que luego nos encontramos a la pareja y que nos dijeron de ir a su casa porque se le había ocurrido algo.

-Espera, ¿cómo que si os ibais a quedar a gusto con el rapidín...?
-Pues eso.
-¿Follasteis en el bar?
-Sí, en el baño.
-Joder con mi hermana... ¿Qué pasó después?

Le conté la idea de Irene y como lo fuimos haciendo, poniendo ella mucha atención, con cara de sorpresa y vicio.

-Joder, que morbosa es esa chica...
-Sí, bastante.
-¿Te pone?
-¿Ella?
-Sí.
-Buena está un rato...
-¿Te la quieres follar?
-Eh...
-Vamos que sí.
-Eso da igual. Tú hermana no me quiere ver con otra y así va a ser.
-¿Y que hizo cuando se desnudó la chica?
-Pues yo la intenté mirar, pero ella me paró con sus manos. Pero la chica le convenció para dejarme verla.
-Vaya, que persuasiva.
-Sí. Sabe qué decir y cuando decirlo.
-¿Cómo acabó la cosa entonces?
-Pues hice que tu hermana se corriera a chorros, pero ella se puso antes en los pies de la cama como si un chico se fuera a correr encima de ella y los chorros le llegaron, manchándola bastante, cayéndole en la boca y tragándoselo.
-Joder...
-Luego me dijo que me corriera en la cara de tu hermana y así lo hice. Cuando acabé de correrme, ella se levantó y le cogió del cuello para limpiarle la cara con la lengua.
-¿Le limpió tu corrida con la lengua?
-Sí.
-Madre mía.
-Cuando se la limpió del todo, se lo tragó.
-Uff... ¿Y mi hermana qué dijo?
-Pues no se enteró en el momento. Se lo conté después.
-¿Y bien?
-Pues bien. No le pareció mal.
-Vaya zorrón, jajajajaja.

Le eché una mirada muy seria a Noelia.

-¿Ya se te ha olvidado lo que te dije?
-No, no. Perdona. Aunque me gustaría que me lo recordaras de la misma manera...
-Sí, ahora voy.
-Venga, no te pongas así...
-No, es que me hace gracia que digas precisamente tú que ella es un zorrón...
-Sí, tiene gracia, porque yo soy más zorra (dijo acercándose mientras me miraba los labios).
-Estate quieta.
-Me muero de ganas por...
-Cállate.
-Es que te pones así, y me calientas más... (dijo acercándose más).

Le empujé con la mano, cogiéndola ella y llevándosela al cuello, apretándome la mano para que apretara su cuello.

-Así, agárrame fuerte.
-Quita (dije tirando de mi mano para que me soltara).
-Pfff... que cachonda estoy...
-Pues muy bien (dije alargando mi mano para abrir la puerta, quitándole también el cinturón de seguridad).
-No sé como puedes aguantar todo esto sin hacer nada. También con lo del trío con María, lo de la chica esa, viéndola desnuda sin querer hacer nada más...
-Porque quiero a tu hermana y ella es lo más importante para mí. La pongo a ella por encima de todo, incluso por encima de mí y de lo que yo quiera hacer o no.
-Joder...
-Ojalá algún día entiendas lo que te estoy diciendo y veas que todo lo que estás haciendo está muy mal.

Se me quedó unos pocos segundos mirándome fijamente a los ojos, bajándose del coche después de coger su mochila.

-Que no se te olvide nuestro trato.
-Sí... (dijo con voz bajita).

Veía por el retrovisor como se alejaba, entonces eché mi cabeza hacia delante, apoyándola en el volante, para después morderlo con fuerza de la rabia que tenía. Cada vez me arrepentía más de no haberle contado a Elena desde primera hora lo que pasaba con su hermana, pero pensaba en que eso podría haber puesto fin a nuestros encuentros y creía que había hecho bien en no haberlo. La paciencia se me estaba agotando ya con Noelia, estaba aguantado ya demasiado, solo esperaba que cumpliera con el trato de dejarnos tranquilos, porque tenía la sensación de que iba a estallar cuando ella estaba cerca.
 
Capítulo 75

Después volví a mi casa, para seguir trabajando por la tarde, aunque recibí mensajes de Elena, con una foto de la pizarrita de su habitación.

-🥺🥺🥺
-Jajajaja.
-Jo, Javi...
-¿Te ha gustado?
-Me ha encantado.
-Genial.
-La voy a dejar así. Me da pena borrarlo.
-Anda...
-Ha sido una sorpresa muy agradable.
-Me alegro de que te haya gustado tanto.
-Siiiiiii ❤❤❤
-Oye, ¿cómo tienes eso?
-Pues un poco sensible.
-¿Te escuece?
-No, ya no.
-Bueno, a descansar.
-Pues tengo unas ganas...
-Jajajajaja. Bueno, el sábado ya nos vemos.
-Qué ganas.
-Yo también estoy deseando estar contigo.
-Le voy a decir a mi hermana que nos deje la casa para nosotros solos. Me apetece estar como estuvimos esos días juntitos, aunque sólo sea por la noche.
-Me parece genial. Yo también quiero estar contigo como esos días.
-¿Qué haces?
-Estoy trabajando.
-Vale, no te distraigo más. Te quiero.
-Y yo a ti.

Dejamos de hablar y seguí trabajando. Me puso de buen humor que le hubiera gustado tanto la tontería de la pizarrita. Por la noche me escribió Mario.

-Me ha contado Irene lo que pasó ayer. Vaya con Elenita, ¿no?
-Os dije que era muy buena.
-Joder, que puta rabia no poder verlo...
-Bueno, a ver si se suelta y se anima. Es que se corta si hay otro chico y tal...
-Ya, ya. No pasa nada, pero a ver si la convences...
-Bueno, yo no la voy a forzar.
-No, no. Con calma.
-Te contó entonces con detalle, ¿no?
-Ya ves. Mientras me lo contaba se me puso más dura...
-Tío, Irene es muy morbosa.
-Joder que si lo es...
-Lo que hizo me puso cachondísimo... Además, sabe qué decir y como decirlo para persuadir.
-¿A qué te refieres?
-Pues cuando se desnudó la intenté mirar y Elena me paró la cara, pero ella la convenció para que me dejara verla y Elena me giró la cabeza para que la viera.
-Joder... ¿Qué te parece Irene?
-Pues que está tremenda.
-¿Te gustaría follártela?
-¿Tú qué crees?
-Pues por mí no hay problema, ya sabes...
-Ya, pero estando con Elena, no.
-Es una putada que tú seas así como nosotros, pero Elena sea más tradicional.
-Bueno, no estoy seguro de que sea así también estando en pareja. Elena es mi primera novia, solo he tenido rolletes...
-Bueno, si es tu primera relación, es normal que pienses así. Lo mismo con el tiempo lo ves de otra manera. Tal vez así se anime ella también.
-No sé, ya veremos.
-Oye, ¿os apetece quedar mañana?
-Ya estáis maquinando... jajajaja.
-Bueno, si surge algo, de puta madre. Os invitamos a cenar y ya vamos viendo.
-Por mí, bien. Se lo digo mañana a Elena a ver qué dice.
-Perfecto.
-Con lo que sea te digo mañana.
-Venga, hablamos.

Me quedé un rato pensando en lo que me dijo Mario de que era normal que pensara así al ser ella mi primera novia y que con el tiempo lo mismo cambiaba de opinión y me volvía a soltar más para hacer esas cosas. La verdad es que no me veía llegando a hacer las cosas que hacían ellos con Elena, pero tampoco lo descarté, porque ya me conocía. Pensé en contarle a Elena el plan al día siguiente porque ya era muy tarde.

El viernes me levanté sobre las 10, viendo que tenía mensajes de Elena.

-Te he echado mucho de menos esta noche... Me sobra mucha cama y me da frío... 🥺🥺🥺
-☹
-Qué ganas tengo que de llegue mañana.
-Anoche me habló Mario y me dijo que nos invitaba esta noche a cenar.
-Uff... con tal de verte, por mí bien.
-¿Quieres entonces?
-Sí, quiero estar contigo. Y me caen bien, aunque están más salidos... Pero bueno, también sé que son respetuosos, por eso no tengo problema.
-Genial, ¿me paso a por ti sobre las 9?
-Sí, nos ponemos guapos, ¿no?
-Tú siempre estás guapa 😘
-😍😍😍
-Yo me voy a poner un polo y ya está, paso de ir con camisa.
-Vale, a ver qué se me ocurre a mí.
-OK, a las 9 estoy en tu casa.
-Vale 😊

Me agradó bastante que Elena se animara para el plan de esa noche y más dejando de lado la vergüenza de todo lo que montaban Mario e Irene.

Llegó la hora de ir a por Elena, así que me vestí, poniéndome unos vaqueros ajustados, un polo negro y azul y mis botas color mostaza. Cuando llegué, avisé a Elena, quien salió de inmediato. Se puso muy guapa, con una blusa de color crema un poco abierta, que dejaba ver su sujetador negro si te asomabas a su escote, unos shorts vaqueros muy ajustados, unas medias oscuras, aunque dejaban ver el color de su piel y unos tacones negros. También llevaba el pelo alisado y un ligero maquillaje.

-Elena, estás guapísima...
-Ay... Tú también (dijo dándome un beso con lengua).

Me quedé embobado mirándola después de separarnos del beso. Ella me sonrió girando la cabeza y le planté otro beso, cogiéndole del cuello con suavidad.

-Parece que tenías más ganas que yo de que nos viéramos, jajaja.
-Pues sí. Me encantas demasiado.
-Mmm...

Arranqué el coche para ir a casa de Mario, con varias miraditas, sonrisas y caricias por el camino, hasta que llegamos, aparcando el coche cerca de mi casa, ya que como Mario vivía cerca de mí, pues pensé en ir andando hasta allí, dando un paseo. Elena me dijo de pasar a saludar a mis padres de paso, así que entramos a mi casa, con mis padres muy contentos al vernos como íbamos, en especial mi madre, quien no dejaba de mirar a Elena y decirle lo guapa que estaba. Tras unos minutos de breve charla, fuimos a casa de Mario dando un paseo de la mano.

Una vez llegamos, llamamos, abriéndonos Irene, quien nos dio dos besos y un gran abrazo a casa uno, diciéndonos lo guapos que estábamos. Mario estaba poniendo la mesa, por lo que ayudamos a terminar de ponerla, y nos sentamos a cenar. Fue una cena muy buena, echamos un rato muy bueno, conociéndonos mejor, sobre todo a Irene, ya que ella era relativamente nueva en nuestro grupo y sabíamos menos de ella. Durante la cena cayeron dos botellas de vino y varias miradas por parte de Irene a ambos. La conversación durante toda la cena era normal, hasta que como esperaba, Irene fue cambiando de tema.

I: Elena, me quería disculpar por lo de ayer...
E: No te preocupes, no pasa nada.
M: ¿Me he perdido algo?
I: Es que bueno, fuimos a desayunar cuando tú te fuiste y vimos a su hermana y empezamos a hablar de ella y me colé hablando más de la cuenta.
M: ¿Y eso?
E: Bueno, es que mi hermana es un poco... cotilla.
M: ¿A qué te refieres?
E: Pues que nos ha pillado varias veces.
M: Vaya... ¿Y qué le dijiste Irene?
I: Nada, no quiero que se incomode otra vez.
E: No pasa nada, de verdad.
I: Nada, nada. Sólo me quería disculpar. Lo que dije estaba muy fuera de lugar y abusé de tu confianza.
E: Dijo que creía que había tensión sexual entre mi hermana y Javi.
M: ¿Cómo? (dijo mirándome).
E: Pues eso, que nos ha pillado varias veces porque se quiere follar a Javi.
M: Irene...
I: Lo siento. Fue la impresión que me dio.
M: Pero, ¿cómo piensas eso?

Entonces Elena se puso a contar los desencuentros con su hermana, de la misma manera que lo hizo el día anterior con Irene.

M: Mirándolo así...
E: ¿Tan evidente es?
M: No sé, pero me cuadra que haya algo de eso.
I: Tampoco pasa nada. Lo mismo tiene envidia de verte tan contenta con él y quiere algo así para ella. No hay que darle muchas vueltas, seguramente no sea nada.
M: Javi, ¿tú qué opinas?
J: Pues no sé. Yo creo que es casualidad y ya está.
E: Creo que lo voy a hablar con ella.
J: No creo que sea necesario, a ver si encima se va a molestar y se va a volver a picar.
M: ¿Volver a picar?
J: Bueno, a veces la cosa se ha calentado demasiado...
I: ¿Cómo?
E: Mi hermana es muy borde a veces y bueno, nos hemos peleado más de una vez. Algún guantazo se ha llevado...
M: Joder, ¿tan mal está la cosa?
E: En realidad no, pero cambia mucho de humor y a veces se pone muy insoportable.
I: Pero, para que le des un guantazo...
E: Javi también le ha soltado uno.
I: ¿Qué dices?
J: Sí. Es que la nena a veces es muy...
M: Javi, ¿cómo le das un guantazo?

Empecé a explicar la situación que dio lugar al guantazo que le di a Noelia, para que tuvieran contexto.

J: … y bueno, me tocó bastante los cojones que le faltara al respeto de esa manera, y le solté un guantazo para que espabilara.
M: Joder, huele a que algo pasa, ¿no?
I: Eso pienso yo.
E: A mí no me entra en la cabeza que pueda haber algo, la verdad.
M: ¿Tú cómo te sueles llevar con tu hermana?
E: Por lo general bien.
I: Entonces, ¿esto sucede desde que has empezado a salir con Javi?
E: Bueno, alguna parecida me ha soltado antes.
J: Si el primer día que nos acostamos ya empezó a soltarlas...
I: ¿Con tu otra pareja también soltaba algunos comentarios así?
E: Alguno en los últimos meses.
M: Puede que sólo sea envidia.
J: Claro. Esa edad es muy mala. Y si la chica tiene carácter, pues peor todavía.
I: Javi, tampoco es raro que se fije en ti. Eres guapete, tienes buen cuerpo y eres un trozo de pan.
M: A ver si me voy a poner celoso... jajajaja.
I: Anda... Si sabes que solo te quiero a ti, jajajaja (dijo pasando su brazo por su cuello para darle un beso en la mejilla).

Todos nos reímos. Yo le puse la mano en el muslo a Elena, acariciándoselo, poniendo ella su mano encima de la mía.

I: Entonces, ¿todo bien?
E: Sí, sí. Estuvo un poco fuera de lugar, pero yo también reaccioné exageradamente.
I: Bueno, con lo del trío en familia me colé bastante.
M: Pero Irene...
E: Da igual, era una broma y no me lo tomé como tal. Además, Javi luego me calmó... (dijo sonriendo acariciándome la cara con la mano).
I: Uyyyyyyy... Cuenta, cuenta.
E: No hay mucho que contar. Sabe qué hacer y qué decir para calmarme y hacerme sentir mejor. Y tan bien lo hizo que lo saqué a arrastras del coche para follármelo en mi cama.
I: Jajajajajaja, esa es mi Elena.
M: Jajajaja, joder... ¿Qué le dijiste, Javi?
J: Un mago no revela sus trucos, jajajajaja.
I: ¿Qué le hiciste, Elena?
E: Pues se la comí y en nada, lo tumbé en la cama, me monté encima de él, cogiéndole las manos, y le empecé a follar mientras me besaba el cuello.
I: Apuesto a que Javi duró poco.
J: Premio.
I: Lo sabía, jajajaja.
M: ¿Por?
I: Mario, si hubieras visto como se puso Javi cuando Elena le hizo eso el otro día, lo entenderías.
M: No será para tanto...
J: Joder qué si lo es... Es mi punto débil y la cabrona lo sabe muy bien.
E: Jajajaja, es que estaba muy caliente y quería que acabara rápido.
J: Y menos mal que así fue...
I: Uy... ¿Y eso?
E: Porque cuando acabamos casi nos pilla mi madre...
I: Anda...
M: Bueno, a todo el mundo le ha pasado eso.
E: No, no. Mi madre es muy especial para eso y si nos pilla, ya te digo que me mete una ostia que me pone a bailar.
I: ¿En serio?
E: Sí. Si nos pilla, seguro que me quita el móvil y no me deja salir y a saber cuándo lo veo...
M: Pero... ¿con tu edad...?
E: Sí, por eso digo que mi madre es especial para eso.
I: Pues vaya...
M: ¿Y en tu casa Javi?
J: Están mis padres y...
I: Pues independizaos.
E: No es tan fácil. Yo estoy acabando la carrera aun...
I: Es verdad, se me olvida que no tienes nuestra edad.
J: Bueno, también sería ir un poco rápido, ¿no? Quiero decir... Yo quiero mucho a Elena, pero no llevamos ni dos meses aún...
E: Claro, también es que es eso, sería ir demasiado rápido a lo mejor.
M: Bueno, Javi tú te puedes independizar, tienes un buen trabajo. Te vas de alquiler y os vais allí para cuando necesitéis intimidad.
J: Sí, no estaría mal eso.
I: Bueno, ¿qué tenéis pensado hacer hoy?
E: Pues no teníamos pensado vernos hoy, pero ha surgido esto. Habíamos quedado para mañana pasar la noche juntitos...
I: Anda, ¿y qué vais a hacer?
E: Eso es una sorpresa...
J: ¿Me vas a preparar algo?
E: Es la idea, pero ya se ha destapado, jajaja.
I: Tengo una idea...
E: Bueno, ya empieza... (dijo riéndose)
I: Jajajaja. A ver si os parece bien...
J: A ver...
I: ¿Qué os parece si hacemos lo del otro día, pero hoy miráis vosotros?

Mario miró sorprendido a Irene.

E: ¿Quieres que os veamos follar?
 
Capítulo 76

I: Sí.
M: Uff...
I: ¿Qué os parece?

Elena me miró y yo la miré a ella.

E: ¿Tú que dices Javi?
J: Todos sabemos lo que yo voy a decir. La pregunta es qué quieres tú.
E: No sé... Me da corte...
I: ¿Por?
E: No sé...
I: No os vamos a tocar ni nada y si a Javi no le parece mal, no tienes porqué sentirte incómoda porque veas a otro chico desnudo delante de él.
E: Bueno...
I: Además, piensa que es un aperitivo para mañana cuando os veías por la noche, así os pilláis con más ganas...
E: Venga, va.
M: Qué persuasiva eres...
J: De hecho, ella inventó la palabra, jajajaja.
I: Jajajaja, como sois...
E: Tienen razón, jajajaja.
I: Bueno, vale. Pero no diréis que no soy respetuosa...
J: Eso sí es cierto. Eres muy educada.
I: Pues claro (dijo con cara de orgullo).
M: ¿Vamos entonces?
J: Pero vamos a recoger esto, ¿no?
M: Sí, hombre... Me voy a poner yo ahora a recoger... Luego lo recogemos nosotros.

Nos levantamos y fuimos a su habitación, sentándome yo en el sillón y Elena encima de mí. Mario e Irene estaban de pie, al lado de la cama, besándose con ganas y desnudándose poco a poco hasta que se quedaron en ropa interior. Irene se quitó todo lo demás mientras podíamos ver a Mario en calzoncillos, con una erección bastante fuerte. Estando aún de pie, Irene le besó, bajando poco a poco por su pecho, dándole besos hasta llegar a la cintura, terminándolo de desnudar, saltando su polla como un resorte. Cuando le vimos la polla, noté a Elena un poco tensa, mirándome cada pocos segundos, mientras yo le acariciaba los muslos para que se relajara. Efectivamente, Irene tenía razón. La polla de Mario era algo más pequeña que la mía, pero sí que era más gruesa. Irene subió hasta su cara para volver a besarle mientras le pajeaba suavemente. Después se arrodilló para empezar a chupársela, metiéndose la punta en la boca mientras le seguía pajeando, lo hacía de manera muy sensual, con cara de excitación, mientras Mario miraba hacia abajo, acariciándole la cara. Al poco, Irene empezó a metérsela más en la boca, llegando a meterse la mitad, poniendo cara de esfuerzo. Era sorprendente como se podía meter esa polla tanto en la boca. Empezó a hacer fuerza para intentar metérsela más, pero Mario la paró diciendo que no hiciera más fuerza, que le estaba clavando los dientes. Irene se la sacó, escupiéndole en la polla para pajearle fuertemente. Mario le dijo que lo hiciera más despacio, pero entonces Irene le dio un guantazo.

I: Estás muy mandón hoy, ¿no? ¿Se te olvida quien manda aquí?

Elena pegó un respingo al ver como le dio el guantazo, pues fue uno que parecía serio. Mario no contestó a la pregunta de Irene, bajando la cabeza. Después Irene se tumbó en la cama, ordenando a Mario que le comiera el coño. Mario se tumbó para empezar a comerle el coño a Irene como ella le ordenaba. Primero suave, aumentado el ritmo poco a poco, luego suave otra vez, para después hacerlo muy rápido, con altos gemidos de Irene. Después le paró, ordenándole que se pusiera boca arriba, para montarse en su cara para que le comiera el coño, moviéndose ella hacia delante y atrás, apretando a veces contra su cara, sin dejarle respirar, con algún manoteo de Mario al aire para indicar que necesitaba aire. Yo miraba a Elena de vez en cuando, quien miraba un poco cohibida y sorprendida a veces. Irene no paraba de decirle que mandaba ella, tratando un poco con desprecio a Mario, casi humillándolo. Elena se acurrucaba a mí, acariciándole yo la espalda y dándole algún beso en la frente. El tono de Irene iba a más, levantándose para darle algún guantazo a Mario, bajando hasta sus rodillas, poniéndose en pompa para empezar a chupársela. Mientras lo hacía, le daba pellizcos en los pezones y le cogía con fuerza del cuello. Notaba a Elena un poco incómoda por la brusquedad de Irene, buscando mi boca para besarme y apartar así la mirada. Cuando parábamos de besarnos, nos susurrábamos.

-Es demasiado dura, ¿no?
-Bueno, si así se divierten, bien por ellos...
-¿Tú me harías eso?
-No. Me das demasiada ternura para tratarte así...
-Mmm...

Irene paró de chupársela, para sentarse sobre el pecho de Mario, cogiéndole de la cara con fuerza, preguntándole quién mandaba, lanzando también insultos, abriendo su boca para escupirle dentro y darle fuertes guantazos. Entonces, fue bajando para escupirle de nuevo en la polla, y pajearle con fuerza, parando a los pocos segundos para sentarse sobre su polla, dejando caer su peso, metiéndosela de golpe, dando un gran gemido. Empezó una cabalgada rápida, apoyando sus manos en el pecho de Mario, arañándole, mientras Mario jadeaba y ella le pedía que le diera azotes. Mario empezó a dárselos.

I: Más fuere, maricón.

Mario permanecía callado durante todo el rato, limitándose a obedecer todo lo que Irene le ordenaba. Empezó a darle azotes más fueres y sonoros, empezado Irene a gemir con más intensidad mientras seguía cabalgándole muy rápido.

Al ver como Irene se movía encima de Mario, me empecé a excitar, poniéndose mi polla morcillona. Elena se dio cuenta y me empezó a acariciar por encima del pantalón mientras seguía viendo como Irene montaba a Mario entre altos gemidos. A los pocos minutos, Irene paró, levantándose para ir a un armario a coger una cosa. Cogió una fusta, dándose golpes en la mano mientras sonría mirándonos a nosotros y a Mario. Pasó suavemente la fusta por el cuerpo de Mario, acariciándoselo mientras reía y Mario la miraba con cara de vicio, entonces le dio un golpe con ella en el muslo, sonando un alto chasquido. Luego se la fue a dar a Mario, pero paró, dándose la vuelta para venir hacia nosotros. Nos miró, percatándose de mí erección, sonriendo al verla. Entonces acarició nuestros muslos con la fusta, acercándose a la cara de Elena para susurrarle:

I: Elena, ¿quieres azotarme?
E: Mmm... (murmuró con tono de duda).
I: Venga, si es divertido.
E: No sé...
I: Javi, ¿te animas tú?
J: No sé si... (dije mirando a Elena).
I: Elena, déjale, que está deseando...
E: Vale...

Irene me dio la fusta sonriendo. Elena se incorporó, haciéndolo yo también. Irene se puso de espaldas, mirando hacia Mario, encorvándose, poniendo el culo en pompa y sus manos en sus muslos.

J: ¿Cómo quieres que lo haga?
I: No, hombre, no rompas la sensualidad. Si ya os dije como me gusta...

Estaba tan cachondo que estuve a punto de levantarme y cogerle del pelo fuertemente para explicarle quien mandaba, pero me contuve, respirando hondo. Entonces le di un fuerte golpe con la fusta en el culo, poniéndose rojo de manera instantánea. Ella reaccionó con un saltito y un gemido de dolor. Elena encogió su cuerpo, como si se hubiera asustado, mirando atentamente la situación.

I: Mmm...

Le seguí dando fuerte con la fusta en el culo, poniéndoselo rojo mientras ella empujaba su cuerpo hacia delante y lanzaba gemidos de dolor y placer, llegando hasta la cama, apoyando sus manos en ella para sujetarse. Me pedía más susurrando y gimoteando. Entonces de lo cachondo que estaba, la cogí del pelo fuertemente, tirando hacia arriba, poniéndola de pie, recta. Del empujón, rozó mi polla erecta bajo mis vaqueros con su culo rojo y desnudo.

J: Eres muy puta, ¿quieres que te azote más?
I: Sí, por favor.

Hablábamos en susurros, bajo la atenta mirada de Mario, que tenía cara de estar muy cachondo, con la polla muy empanada. Por como estábamos no podía ver a Elena, así que seguí dándole fuertes azotes con la fusta, mientras le seguía agarrando del pelo con fuerza y ella lanzaba gemidos.

J: Cállate, puta.
I: Mmm...

Seguí dándole varios azotes fuertes muy seguidos mientras ella intentaba reprimir los gemidos de dolor, dándole yo tirones de pelo cuando ella gemía. Le llegué a poner el culo morado, pudiéndose apreciar líneas de un color muy vivo, por los filos de la fusta. Creí que ya era suficiente, soltándole del pelo y tirando la fusta a la cama. Me aparte, volviendo con Elena, quien estaba sentada en el sillón, muy recta, con las manos en las rodillas y mirando atentamente a Irene de manera seria. Cuando regresé le acaricié la cara, levantándose ella, por lo que le di un beso cogiendo su cara. La notaba un poco tensa, pero a medida que el beso se hacía más largo, ella se relajaba. Me senté en el sillón y la puse encima de mí, acariciándole la cara y el culo, dándome ella varios besos por la cara. Miré a Irene y estaba conforme la había dejado, de pie, muy recta. Entonces Elena echó su cabeza sobre mi pecho y pudimos ver como Irene iba hacia la pared, apoyándose con sus manos en ella.

I: Ay... (repetía varias veces mientras suspiraba entrecortadamente).

Después echó su cabeza hacia atrás, mirando al techo, pudiendo ver como le caían lágrimas negras debido a su maquillaje. Elena dio un respingo, agarrando mi ropa con su mano con fuerza. Yo miré a Mario y el hizo gestos con la mano y la cara, indicando que no pasaba nada y que no había problema. Elena me miró con los ojos bastante abiertos.

J: No te preocupes... (dije susurrándole).

Irene volvió a la cama, tumbándose boca abajo y Mario le empezó a acariciar la espalda, acercando su cara a la suya. Le pasó la mano por el culo, dando ella un respingo y soltando un gemido. Entonces Irene fue bajando por la cama para empezar a chuparle la polla a Mario de nuevo, pero ahora haciéndolo más despacio, con más cariño, pasando su lengua por todo el tronco, volviendo a la punta para metérsela en la boca y pajearle suavemente mientras le miraba a los ojos, aún con las lágrimas negras en su cara. Después se subió de nuevo a él, para cabalgar le moviéndose hacia delante y atrás, suavemente, mientras gemía ligeramente. Poco a poco volvió a acelerar el ritmo, follándole bien, aunque sin insultos ni demás. Después le dijo a Mario que se moviera para que le comiera el culo mientras ella se ponía a 4. Mario le cogió el culo con cuidado, dando Irene un respingo, con sonidos de queja, para empezar a comerle el culo, con gemidos de placer de Irene.

M: Tienes el culo ardiendo (dijo al separarse de ella, para luego volver a su culo).
I: Mmm...

Siguieron así durante varios minutos, pasando Mario también su lengua por su coño, hasta que Irene le dijo que la follara en esa postura. Mario se la metió con cuidado, con sonidos de queja de Irene al entrar en contacto la piel de Mario con el culo de ella. Poco a poco, esos sonidos de queja se transformaron en gemidos de placer por la follada, ganando Mario más velocidad al oírla gemir así, pero Irene le paraba con la mano porque le hacía daño en el culo al embestir con más fuerza. Yo seguía con la polla bastante dura, acariciándomela Elena mientras ambos mirábamos a la otra pareja. Entonces empezamos a susurrar.

J: ¿Te ha molestado lo que he hecho?
E: ¿Los azotes?
J: Bueno, eso y lo de cogerla del pelo y decirle esas cosas.
E: Mmm... No. Pero me ha sorprendido.
J: Todo bien entones, ¿no?
E: Ajam... (dijo ronroneando mientras me miraba fijamente a los ojos, acariciando mi polla con más intensidad).

Irene se tumbó boca arriba, y le dijo a Mario que la follara muy fuerte, empezando ella a gemir muy alto, mirándonos de vez en cuando, mordiéndose el labio. La follada estaba durando bastante, empezando Mario a gemir también. Llegó un momento en el que Irene empezó a gemir más fuerte, agarrando las sábanas y cerrando sus ojos con fuerza. Se estaba corriendo mientras Mario seguía con el mismo ritmo, entonces Irene con la respiración acelerada, le dijo que siguiera, que no parara, mientras le miraba fijamente. Mario siguió follándola, consiguiendo que a los pocos minutos Irene se volviera a correr, esta vez mirándonos a nosotros, lanzando gemidos más agudos y de nuevo le dijo que siguiera. Elena me daba golpecitos en el pecho, parecía estar sorprendida de lo que estaba viendo. Tras unos pocos minutos estando exactamente igual, Irene se volvió a correr, tirando de Mario para besarle y abrazarle con fuerza, entonces Mario se movió, saliendo de ella y poniéndose de rodillas a su lado y empezando a pajearse con fuerza para acabar corriendo se en sus tetas, echándose después sobre el cabecero de la cama, estando ambos con los ojos cerrados y respirando muy fuerte.

Cogí a Elena en brazos y salí de la habitación, cerrando la puerta sin decir nada para dejarles intimidad. Fuimos al salón, sentándonos en el sofá.

-¿Has visto?
-¿El qué?
-Que se estaba corriendo y no le decía de parar, quería más.
-Sí, también he visto como aguantaba Mario. Yo no sé si hubiera aguantado tanto a ese ritmo...
-A mí me haces eso y me muero...
-Ya, te pones muy sensible cuando te corres.
-¿Te gustaría seguir cuando me corro?
-Depende de la situación, hay veces que he estado muy cachondo y no he podido más, porque me aprietas con tu coñito y no puedo aguantar, hay otras en las que puedo aguantar, porque no estoy tan cargado. Pero si te hago daño, no quiero hacerlo.
-Mmm... Todavía estás duro...
-Sí, me he puesto muy cachondo.
-¿Y eso que le has hecho?
-No sé, estaba muy cachondo y no pensaba mucho...
-A ver lo cachondo que estás... (dijo volviendo a tocarme por encima). Uy... Qué pinta tiene esto...
-¿Es grave?
-Puede ser...
 
Capítulo 77

Entonces me levanté y la cogí en brazos, yendo a la habitación donde dormimos el miércoles, para empezar a besarnos con mucha ansia. Estábamos de pie y ella me empujó, tumbándome en la cama para ponerse encima de mí, besándome. Mientras nos besábamos, oí ruido que venía del baño. Entonces Elena bajó hasta mis pantalones, desabrochándolos, bajando los pantalones y los calzoncillos del tirón, para sacar mi polla que estaba muy dura, para empezar a pajearla y a metérsela en la boca, mirándome a los ojos. Se metía la mitad muy rápido mientras yo la miraba como lo hacía, moviendo su cabeza hacia arriba y abajo, moviendo también sus pies de la misma manera, poniéndome más cachondo aún al ver como lo hacía con los tacones. A los pocos minutos oí como se abría la puerta, dando Elena un respingo.

I: Tranquilos, soy yo. Mario se está duchando.

Irene entró con una sonrisa, para ponerse de rodillas al lado de la cama para mirarnos de cerca. Estaba vestida, aunque con ropa más cómoda, sin nada de maquillaje en la cara. Aun así, estaba guapísima, y más cuando sonreía, achinándoseles un poco los ojos. Se quedó en silencio mirándonos a los dos y como Elena me la comía. Entonces puso su mano sobre mi pecho, que estaba al descubierto, porque Elena me había subido la ropa para acariciármelo. Elena le dio un manotazo, negando con un gemido con tono de burla. Irene lanzó una risa y le empezó a acariciar el culo a Elena.

J: ¿Cómo tienes eso?
I: Bien, no te preocupes.
J: Creo que me he colado...
I: Me has dado fuerte, pero no hay problema, Mario muchas veces me ha dado así y ya estoy acostumbrada.
J: ¿Te duele?
I: Sí, pero que no pasa nada, de verdad.
J: Vale.
I: Me ha encantado cuando me has cogido así del pelo y las cosas que me decías... (decía mientras le seguía acariciando el culo a Elena por encima de la ropa, dándole algún azote).
J: Estaba muy cachondo y no pensaba lo que hacía...
I: Me ha costado mucho no lanzarme a ti...

Elena dio un gemido de queja al oír eso. Irene la miró y le cogió la cara para quedar frente a ella, mirándola a los ojos.

I: No voy a hacer nada que tú no quieras (dijo para después darle un beso con lengua).

Cuando se separaron, Elena estaba con las mejillas un poco rojas. Irene le empujó la cabeza para que me la siguiera chupando, mirándome con una sonrisa.

I: Se pone celosa tu chica, jeje.
J: Bueno, es normal (dije acariciándole la cara).

Entonces Irene cogió el pelo de Elena con sus manos, para empezar a dirigir la mamada. Lo hacía suave al principio, empujándole luego la cabeza con más fuerza para que me la empezara a comer más rápido, intentando que se la metiera entera en su boca, consiguiéndolo, tirando también de su pelo para sacarla y que pudiera respirar.

I: Aún no me creo que te la puedas meter entera en la boca...
J: Aguanta muy bien.
E: Mmm...
I: ¿No queréis follar?
J: Joder qué si queremos... Pero es que está aún sensible por lo del otro día y vamos a esperar hasta mañana.
I: Vaya... Que sensible es esta niña...
J: No como tú... Vaya tela, ¿no?
I: Es que me pongo muy perra cuando me corro y quiero más. Cuanto más me corro, más perra me pongo...
J: Ya lo he visto...
I: Venga Elena, haz que se corra (dijo acercándose a su oreja, jugando con ella).

Irene empezó a mover la cabeza de Elena más rápido, haciendo que se la fuera metiendo cada vez más en la boca, llegando a metérsela entera, con sonidos guturales, estando así durante unos minutos, hasta que me empecé a correr entre gemidos, soltando Irene el pelo de Elena. Empecé a encorvar mi espalda hacia arriba, dando ligeras embestidas mientras ella me miraba fijamente a los ojos. Una vez acabé de correrme, le acaricié la cara, echándola ella en mi mano mientras seguía con mi polla en su boca, succionando.

I: Abre la boca, Elena. Quiero ver la corrida en tu boca.

Elena abrió un poco la boca, mostrando mi corrida dentro de ella, tanto a Irene como a mí mientras me seguía pajeando suavemente.

I: Que sexy estás así...
E: Mmm...
I: Ahora trágatelo.

Elena se lo tragó mirándome a los ojos, terminando con una sonrisa girando la cabeza.

I: Abre la boca y saca la lengua, quiero ver que te lo has tragado todo.

Abrió la boca, sacando su preciosa lengua con su piercing. Irene la cogió de la cara para empezar a besarla con lengua. Entonces Mario entró a la habitación, viendo como Elena me pajeaba, estando yo con la polla todavía muy dura mientras Irene la seguía besando. Elena pegó un respingo, soltando mi polla y separándose de Irene.

I: No pasa nada Elena.
E: Ya, ya...
M: Qué sexy todo... (dijo sonriendo).

Ambas se levantaron, poniéndose de pie. Yo me guardé la polla, subiéndome los boxers y el pantalón, sentándome en la cama. Irene se puso detrás de Elena, dándole un abrazo por la cintura.

I: Elena, es una pena que Mario se pierda como jugamos, ¿no crees?

Yo me empecé a reír en silencio mirando a Elena, quien se quedó callada, un poco incómoda sin saber qué decir ni dónde mirar, mientras Irene y Mario esperaban expectantes su respuesta.

J: Bueno, poco a poco. No le metáis presión. Hoy hemos hecho otra cosa diferente y poco a poco se va animando (dije levantándome para cogerla de la barbilla y dale un buen beso).

Irene se separó de ella y Elena puso sus manos en mi cara, mirándome con ojitos cuando se separó de mí.

M: Mira Irene, como le mira. Tú ya no me miras así... (dijo riéndose).
I: Jajajajaja, pero qué dices, si sabes que sólo tengo ojos para ti y te quiero más que a nada... Pero si es verdad que me pongo un poco celosa cuando veo como Javi besa así a esta niña tan bonita... (dijo dándole un pellizco en el culo a Elena).
E: Jajajaja (rio mientras le daba un cachete a Irene en el culo).
I: Au...
E: Ay... Perdona, no me acordaba...
I: No pasa nada niña (dijo pasando su brazo por los hombros de Elena, saliendo ambas por la puerta hacia el salón juntas entre risas).
M: Qué morbo, ¿eh?
J: Joder... Estaba empalmadísimo y me la ha acabado comiendo...
M: Bien, bien. Parece que se va animando. A ver si hay suerte y se suelta más.
J: Puede ser, está haciendo buenas migas con Irene.

Volvimos los cuatro al salón para hablar un poco más y despedirnos, porque ya era bastante tarde. Irene le dio un fuerte abrazo a Elena y otro a mí y acabamos saliendo de allí. Fuimos dando un paseo, como cuando fuimos hasta allí. Íbamos de la mano, pero hacía frío y le pasé el brazo por encima a Elena para abrazarla, yendo hasta el coche, empezando a pararse ella, pero yo tiré de ella para seguir andando.

-¿A dónde vamos?
-A mi casa.
-¿Sí?
-Sí. Vamos a dormir aquí.
-Anda, que bien.
 
Capítulo 78

Seguimos hacia mi casa, parándome Elena en la puerta, para darme la vuelta y dame un beso cogiéndome la cara con sus manos, mirándome con ojitos al separarnos.

-Te quiero.
-¿Estás bien?
-Sí. Sólo quería decírtelo, jajajaja.
-Yo también te quiero. Eres increíble.

Empezó a besarme el cuello, agarrándole yo el culo.

-Elena, para. Ya sabes como me pongo cuando me haces esto...
-Mmm... (gimoteó mientras seguía).
-Estás caliente, ¿eh?
-Un poquito.
-No. Mañana en tu casa tranquilamente. No me quiero arriesgar a que estés todavía sensible y hacerte daño...
-No seas malo...
-Mañana, mi vida. Venga, vamos a entrar.
-Espera, que me quito los tacones para no hacer ruido.

Abrí la puerta y ella pasó, quitándose los tacones. Fuimos al baño, quitándose ella el maquillaje mientras yo la abrazaba por la cintura desde atrás, mirándola a través del espejo, mirándome ella también mientras sonreía. Le di un beso en la cabeza y me fui a mi habitación, cogiendo los tacones. Cuando llegué a mi habitación me quité la ropa, quedándome sólo con los boxers, sentándome en la cama. Al poco vino ella, mirándome sonriendo al verme como estaba. Vino hacia a mí sentándose encima de mí, con una pierna a cada lado, besándome el cuello.

-No seas mala...
-Ummm...
-Mañana hacemos lo que quieras.
-¿Es porque estamos aquí?
-En parte.
-Vale, mañana en mi casa tranquilamente.

Se levantó para empezar a quitarse la ropa, viendo que llevaba unas medias normales y unas braguitas negras normales también. Le di un cachete en el culo al verla así y ella se giró con cara de ofendida, riéndose para empezar a susurrar.

-¿No habíamos quedado en que mañana? jajajaja.
-Es que veo ese culito y me vuelvo loco...
-Ah, ¿sí? (dijo sentándose de nuevo sobre mí, humedeciéndose los labios para después empezar a darme un beso).
-Sí, me pones muy malito...
-Vaya... (dijo quitándose el sujetador).
-Bueno, ya está.
-No, cómemelas un poquito, anda.

Le empecé a comer las tetas, jugando con sus pezones con mi lengua, chupándolos y succionando mientras ella gemía bajita y tímidamente. Bajó su mano para tocarse el coño, pero la paré, pasando sus manos a su espalda y sujetándola. Me miraba con ojitos por no dejarla que se tocara mientras le seguía comiendo las tetas, parando a los pocos segundos.

-Venga, a dormir.
-Jooooooo... Javi... (dijo susurrando poniendo ojitos).
-No me pongas ojitos y venga, a la cama.
-Dame una camiseta, aunque sea, a ver si va a entrar tu madre y me va a ver en tetas...
-Jajajaja, vale.

Le di una camiseta mía y se la puso. Estaba muy mona, ya que le quedaba grande, llegándole a medio muslo y la manga corta hasta los codos. Me tumbé en la cama, abriendo los brazos para que viniera, tirándose ella encima mía para abrazarme entre risas. Nos tapamos y apagué la luz para dormir, pero Elena se abrazaba mucho a mí, moviéndose y ronroneando, dándome besos por el pecho.

-No seas mala... Que te voy a tener que castigar...
-Ummm... Estoy muy caliente...
-Ya, pero es que...
-Porfa...

Di la luz, bajando por la cama, quedándonos destapados. Le subí la camiseta para verle las tetas y le bajé las braguitas para empezar a comerle el coño, con Elena suspirando mientras lo hacía. Se lo comía de manera lenta y suave, acelerando un poco el ritmo mientras ella se tapaba la boca con la mano para reprimir sus gemiditos. Al cabo de unos minutos empezó a cerrar los ojos con fuerza, moviendo su cuerpo y empezando a temblar, apretando mi cabeza con sus piernas. Seguí un poco más, parando enseguida, destapando ella su boca y respirando de manera agitada. Le subí las braguitas y le bajé la camiseta. Me puse a su altura y me quedé mirándola como se recuperaba, con su vientre subiendo y bajando y como cerraba sus ojitos de vez en cuando, hasta que se recompuso y se giró para mirarme sonriendo. Le acaricié la cara y le di un beso, tapándonos y apagando la luz.

-¿Ya está contenta la niña?
-Sí. Jajajaja.
-Qué caprichosa ella... jajajaja.
-Mmm... Tú también has tenido tu parte hoy... No te quejes, jajaja.
-Cierto. Venga, a dormir, que es muy tarde y mañana va a ser un día largo...
-Sí (dijo abrazándose a mí, pegando su cuerpo totalmente al mío, frotando su rodilla contra mi polla morcillona).
-Estás muy traviesa...
-Jajaja, ya paro.

Al poco se quedó dormida mientras yo me quedaba pensando en como había ido la noche. Estaba impresionado con como Elena se abría cada vez más con Mario e Irene. Tal vez podríamos llegar a algo más, pero aún no sabía si quería ver como se liaba con otro tío, llegando a follar. Ella seguía sin querer que Irene se acercara mí, siendo muy expresiva cuando puso su mano en mi pecho, apartándola de un manotazo. Me hacían gracia esos gestos de Elena, me gustaba que fuera un poco celosa, me hacía sentir que me quería aún más de lo que me decía. Aunque por otra parte no le pareció mal cuando azoté a Irene, cogiéndola del pelo y diciéndole las cosas que le dije. No estaba seguro de si se percató que me rozó la polla con su culo. Mientras pensaba esto la miraba, viendo lo guapa que era con la escasa luz que entraba de las farolas de la calle por la ventana hasta que caí dormido.

Al día siguiente me despertó Elena dándome besos por toda la cara mientras ronroneaba estando encima de mí.

-Elena, ¿qué haces?
-¿Tú qué crees...?
-Mmm... ¿tan cachonda estás por todo lo de anoche?
-Sí...
-Mmm... (dije agarrándole el culo).

Elena se empezó a mover encima de mí, restregando su coño contra mi polla mientras me besaba el cuello. Entonces entró mi madre a la habitación, dando Elena un salto, bajándose de mí mientras cogía aire por la impresión. Mi madre se disculpó y salió, cerrando la puerta.

-Qué vergüenza... (dijo Elena mientras se tapaba la cara con la manta).
-No pasa nada, no ha visto nada, si estábamos tapados.
-¿Qué va a pensar...?
-Pues que va a pensar... Que somos una pareja y hacemos nuestras cosas...
-Ay...
-¿Ya se te ha pasado el calentón...? jajajaja.
-Jooo... Javi...
-Anda, ven (dije dándole un beso acariciándole la cara). Tienes la cara muy caliente...

Elena apoyó su cara en mi pecho, hundiéndola en él. Me incorporé, apoyando mi espalda en el cabecero y tirando de ella para que se sentará apoyada en mi pecho, abrazándola yo por la cintura y apoyando mi cabeza en su hombro.

-Elena, que no pasa nada...
-Ya, ya. Si es que es la primera vez que me pasa esto y...
-Bueno, no le des más importancia, vamos a levantarnos.

Nos levantamos, abriendo yo el armario para coger mi ropa mientras ella se vestía con lo que se puso el día anterior. Mientras me ponía la ropa, ella fue hacia el armario, tocando la chupa negra de cuero que me puse cuando fui un día a buscarla. No le dije nada, a pesar de que la estaba viendo. Salimos hacia el baño y después fuimos al salón, donde nos encontramos a mi madre, quien se puso a hablar con nosotros, disculpándose por entrar sin llamar, con Elena un poco roja y callada. Le hice un gesto a mi madre para que parara y nos pusimos a hablar de otras cosas mientras desayunábamos, con una Elena más relajada y abierta, soltándose más para hablar. Cuando acabamos de desayunar la llevé a su casa, mientras hablábamos por el camino.

-¿Ves como no ha sido para tanto?
-Sí, tu madre es un amor.
-¿Cómo eres tan tímida a veces? (dije mientras le ponía la mano en el muslo, apretándoselo).
-Javi, no sé... Es normal en esas situaciones, ¿no?
-Sí, bueno... Pero conmigo no fuiste así cuando nos acostamos por primera vez...
-Porque ya teníamos confianza. Además, no era la primera vez que hacíamos algo...
-En aquel entonces tampoco fuiste tímida...
-Quizás era porque ya me gustabas.

Sonreí mientras miraba al frente, pudiendo ver por el rabillo del ojo como ella giraba su cabeza para mirarme.

-¿Yo te gustaba?
-Elena, tú me gustaste desde el momento en el que te conocí.
-¿Sí? (dijo incorporándose para girar su cuerpo hacia mí).
-Desde siempre me has parecido una niña guapísima.
-¿Y por qué nunca me has dicho nada?
-Yo era bastante tímido entonces.
-Qué pena... Tal vez podríamos haber empezado a salir en esos años...
-No creo...
-¿Y eso?
-Yo no buscaba nada con nadie.
-¿Por qué?
-No sé, veía que mis amigos se ponían novios y empezaban a salir problemas y cortaban muy rápido y tal y yo no quería eso. No quería tener que ocuparme de problemas que no fueran míos. Supongo que era egoísta. Y seguí pensando así durante mucho tiempo, por eso no he tenido nunca pareja.
-Tú... ¿egoísta?
-Supongo.
-¿Pero qué dices?
-No sé, es lo que pienso...
-¿Crees que es egoísta lo que hiciste en la fiesta en la que me empecé a enamorar de ti? ¿Crees que es egoísta lo que organizaste para que volviera a ver a mi padre? ¿O cuándo me llevaste a un pueblo para pasear juntos de la mano cuando me peleé con mi hermana? ¿O cómo me cuidas delante de Irene y Mario cuando me pongo incómoda?

Me empecé a poner un poco rojo mientras sonreía tímidamente.

-¿Por eso dijiste que merecía la pena que lo intentáramos cuando te dije que había algo más?
-Sí.

Seguí conduciendo, llegando ya a su pueblo y aparcando en su puerta.

-Pues que sepas que no eres nada egoísta. No sé cómo puedes pensar eso de ti... (dijo cogiéndome de la barbilla para que la mirara).
-Bueno, de siempre me ha costado verme a mí mismo con buenos ojos.
-¿Por qué?
-No lo sé.
-Bueno, pues ya estoy yo aquí para decirte lo genial que eres. No quiero que pienses cosas que no son de ti. Vales mucho y te quiero, que nunca se te olvide.

Me quedé mirándola a los ojos, serio, durante unos segundos en silencio.

-¿Qué pasa? (dijo con una risa un poco tonta).
-Nadie me había dicho algo así nunca.

Se le cambió la cara, poniéndose algo seria.

-Pues no lo entiendo. Eres un teso…

Le planté un beso sin dejarla terminar. Fue muy sentido, durando unos breves minutos. Cuando me separé de ella, estaba con los ojos cerrados, saboreando sus labios, para luego abrirlos y mirarme con una mirada muy dulce. Me acarició la cara sin decir nada más, apoyando su cabeza en el asiento.

-Vaya...
-Sí, ha sido muy intenso...
-Me encanta cuando te pones así de tierno...
-Tú eres la que me pone así...
-¿Te molesta?
-Qué va, ¿por qué iba a hacerlo?
-No sé, lo mismo no quieres que te vea así...
-No me importa. Me haces sentir cosas que no he sentido antes y si a ti te gusta también, pues mejor.
-Te quiero (dijo de nuevo para darme otro beso).
-Me paso esta noche entonces, ¿no? (dije una vez nos separamos del beso).
-Sí, pásate sobre las 8.
-Perfecto.
-Qué ganitas... Que entre que ayer no hicimos mucho y lo de esta mañana...
-Mmm... Qué bien nos lo vamos a pasar...
-Sí... (dijo mordiéndose el labio). Me voy ya, que verás tú...
-Te quiero (dije para darle otro beso).
-Yo también, mi amor.

Se bajó del coche y le di un pellizco en el culo, girándose ella con un gritito y riéndose, mirándome sonriendo a través de la ventanilla. Fue hasta su puerta, despidiéndose de mí con la mano mientras yo arrancaba para irme a mi casa. Estaba eufórico por dentro de lo que acababa de pasar. No fui consciente al 100% de lo que tenía en mi vida hasta que me dijo esas palabras.
 
Capítulo 79

Cuando llegué a mi casa hablé de nuevo con mi madre, disculpándose otra vez por lo de entrar sin llamar. Yo le dije que no pasaba nada, quitándole importancia. También se alegró por vernos tan bien y me preguntó por su hermana, ya que hacía varios días que no hablábamos del tema. Le comenté por encima que la cosa seguía más o menos igual, sin entrar en detalles de que le contaba lo que hacíamos Elena y yo y que le contaba también que estábamos jugando con Irene y Mario. Ella puso cara de no gustarle lo que oía, diciéndome que debería cortar eso cuanto antes. Yo le dije que, aunque la cosa seguía más o menos igual, ya se había calmado y no estaba tan encima, pensando yo que era por nuestro trato. Me dijo que vale, pero que llevara cuidado, que sería horrible si ella hace algo más y Elena lo ve. Me dijo que la cuidara, que era una chica fantástica y que no se merecía nada malo. Yo le dije que hacerle daño era lo último que quería hacer, que nunca había estado así de contento con una chica y que no estaba dispuesto a que nada me apartara de ella. Mi madre me miró con orgullo, aunque me volvió a decir que tuviera cuidado.

El resto del día transcurrió de manera normal hasta que llegó la hora de ir a casa de Elena. Como vi que se quedó mirando la chupa negra de cuero, pensé en ponérmela, junto a una camiseta y unos vaqueros ajustados. Me monté en el coche y fui hasta su casa, aparcando en una calle paralela. Después fui hasta su puerta y llamé, abriéndome ella la puerta. Me miró de arriba a abajo sonriendo y mordiéndose el labio. Me cogió de la mano, tirando hacia ella para hacerme entrar, cerrando la puerta después. Se puso de puntillas para darme un beso, cogiéndome la cara con sus manos.

-Mmm... Qué bien hueles...
-Sí, me he echado un poco de colonia.
-Te has puesto la chupa... (dijo susurrándome al oído mientras reía).
-Sí, esta mañana he visto como la mirabas y tocabas y he pensado que te gustaría (dije también susurrando).
-Jiji...

Me llevó de la mano al salón, aunque no me hizo gracia encontrarme a Noelia, quien no dijo nada. Nos sentamos en el sofá, estando en silencio, estando yo entre ambas, pudiendo notar como Noelia me miraba de reojo y como Elena dirigía su mirada a Noelia a veces, como cogiendo impulso para decir algo, pero no llegaba a decir nada. Entonces se excusó para ir al baño, dejándonos a Noelia y a mí solos. Pasaron unos pocos minutos, estaba incómodo, así que le empecé a hablar.

-¿Cómo vas con los exámenes?
-Bien (dijo muy bajito, sin mirarme a la cara mientras seguía apuntando cosas en su libreta mientras miraba el libro).
-Te vas ahora, ¿no?
-Sí (dijo con el mismo tono que antes y sin mirarme a la cara aún).
-¿Cuándo?

Entonces empezó a recoger sus cosas, metiendo el libro, la libreta y demás en su mochila y levantándose sin decir nada ni mirarme. Dejó sus llaves sobre la mesa y dijo que si pasaba algo que avisaría mientras se iba, sin decir nada más ni mirarme ni siquiera. Oí como cerró la puerta, viendo como pasaba al lado de la ventana.

¿Qué estaba pasando? Estaba un poco desconcertado por la actitud de Noelia. ¿Había hablado Elena con ella a raíz de nuestras conversaciones con Irene y Mario para averiguar si era cierto lo de la tensión sexual y por eso esos impulsos para lanzarse a hablar, pero no haciéndolo por no crear incomodidad? Me puse un poco nervioso pensando de que se podría tratar, entonces recordé lo que pasó cuando la traje en coche el jueves pasado, lo que pasó justo antes de que se bajara. Tal vez le hice abrir los ojos con lo último que dije, pero también era posible que Elena hubiera hablado con ella. Pensé en dejar que Elena me contara algo si lo creía oportuno y si no, pues ya hablaría con Noelia.

Me preguntaba que le pasaba a Elena y justo entonces me llamó con una voz muy dulce. Fui hacia su habitación, viendo que salía una luz tenue de ella cuando iba por el pasillo. La puerta estaba casi cerrada, por lo que la abrí lentamente, quedándome embobado. Me encontré la habitación llena de velas y justo al lado de la cama a Elena, quien estaba con el pelo alisado, un poco de maquillaje, con la línea de los ojos y los labios pintados de rojo. Iba con una camisa negra transparente, muy similar a la que llevaba Irene en la fiesta que hicieron en su casa, un sujetador negro, una minifalda de un rojo muy vivo, unas medias negras muy opacas, sin dejar de ver su piel a través de ellas, aunque se le veía la parte que se ajusta al muslo para que no se le bajarán, de encaje negro ya que la falda era muy corta. Finalmente, sus piernas acababan en unos tacones rojos, los mimos que se puso cuando fuimos a la fiesta en la que tuve el accidente. Estaba con las manos a la espalda, con la cadera girada de modo que un lado estaba más arriba que el otro, estirando pierna contraria a esa cadera mientras sonreía con la cara girada.

Me quedé parado en el marco de la puerta mirándola varias veces de arriba a abajo mientras sonreía y se me aceleraba un poco el corazón. Empezó a mover la pierna un poco, por lo que me empecé a acercar lentamente a ella, pudiendo ver como miraba con brillo en los ojos. Una vez llegué a ella, se puso recta, alzando la cabeza para mirarme a los ojos, como esperando que yo diera el paso, por lo que cogí su cara con suavidad y le empecé a besar con mucha suavidad, estando unos breves minutos saboreando nuestros labios. Me aparté de ella y aún seguía con los ojos cerrados, respirando un poco más fuerte, abriéndolos a los pocos segundos para mirarme con unos ojos muy vivos. Me retiré un poco más para decirle lo increíble que estaba, pero justo ella pasó sus manos hacia delante, sujetando con sus manos abiertas con las palmas hacia arriba una caja negra rectangular, bastante alargada, de unos 30 cm.

La miré a la cara, estando ella un poco sonrojada y mirando a la caja. La cogí, bajando ella sus manos jugando con sus dedos de manera nerviosa. Abrí la caja lentamente, alzando las cejas por la sorpresa que me llevé al ver lo que había en su interior. Miré a Elena, quien estaba más sonrojada que antes, apretando sus labios.

-¿Y esto?
-Es para ti...
-¿Para usarlo en mí?
-No, no… bueno sí, si tú quieres...

Se trataba de una fusta, bastante similar a la que tenía Irene con la que jugamos el día anterior en su casa. Era de cuero, con un mango duro, un tallo retorcido, acabando en un triángulo invertido con los bordes redondos.

Saqué la fusta de la caja, dejando la caja en la cama, dándome golpes en la mano con ella. Elena estaba con la cara un poco agachada, con las mejillas rojas, por lo que le puse la fusta en la barbilla, tirando hacia arriba para levantarle la cara, mirándome ella a los ojos.

-¿Me vas a explicar por qué has comprado esto?
-Yo... es que... (decía nerviosa).
-Tranquila (dije susurrando mientras acariciaba su mejilla izquierda con la fusta).
-Es que creí que te gustó cuando lo hiciste con Irene y pensé en que tal vez te gustaría hacerlo conmigo también...
-¿Tú quieres que la use?
-Yo... sí, o sea...
-Elena, ya sabes que no me gusta que hagas cosas porque a mí me gusten sin que te lleguen a gustar a ti...
-No, no… me gustaría probar, aunque no tan duro como con Irene.
-Eres una niña muy curiosa... (dije pasándole la fusta por la otra mejilla, pasando a su barbilla y subiendo a su otra mejilla).
-Mmm... (murmuraba mientras empezaba a respirar más fuertemente y me miraba con ojitos).

Me acerqué para darle otro beso, cogiéndole de su barbilla, poniendo ella su mano en mi pecho, para luego ponerla en mi cara y acariciármela al retirarnos.

-Quiero que castigues a esta puta... (dijo susurrando, con las mejillas más encendidas).

Mi reacción al oír eso fue abrir mis ojos y levantar las cejas durante unos breves segundos. Entonces se encorvó, apoyando sus manos en la cama después de levantarse la falta, dejando su precioso, redondito y respingón culo al aire.

-¿No llevas braguitas?
-Las putas no las llevamos... (dijo susurrando).

Me humedecí los labios, acercándome a ella para acariciarle el culo con la mano, dándole pequeñas palmaditas mientras ella ronroneaba. Después le empecé a acariciar con la fusta, dándole un pequeño golpe con ella, aunque sí que sonó un chasquido, lanzando ella un pequeño gemido. Le seguí acariciando el culo con la fusta, dándole azotes con ella de la misma intensidad. Como la veía bien, empecé a aumentar la intensidad de los azotes, haciendo que los chasquidos fueran más altos, con ella pegando respingos y gemidos más altos. Me estaba empezando a poner cachondo y empecé a recordar cuando hice eso mismo con Irene, por lo que me encendí más y le cogí del pelo, tirando hacia arriba para ponerla de pie.

-¿Cómo tiene el culito esta putita?
-Mmm...
-¿Esta putita quiere más?
-Ajammm...

Me senté en la cama, poniendo a Elena con su torso sobre mis muslos, empezando a darle azotes en el culo con la fusta más fuertemente, poniéndoselo bastante rojo mientras empezaba a gemir con más intensidad, agarrando las sábanas, llegando a un punto en el que empezaba gemir con tono de lástima, por lo que paré, pudiendo oír como respiraba con fuerza. Le empecé a acariciar el culo, dando ella un respingo, notando que estaba bastante caliente mientras ella seguía gimoteando con lástima. La incorporé, sentándola a mi lado, viendo que se le habían saltado más lágrimas. El calentón se me bajó de golpe, empecé a poner cara de preocupación, dándose ella cuenta, poniendo su mano en mi cara y diciéndome que no pasaba nada. No me convenció mucho, por lo que se subió encima de mí para empezar a besarme en los labios y luego en el cuello, quitándome la chupa mientras lo hacía.
 
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