Capítulo 864
Por eso mi interés en aquello, aunque no sabía si podía haber algo que se pudiera ajustar bien a lo que yo buscaba. Mi amigo dijo que lo más seguro era que sí, porque era bastante común, y después de hacer una rápida búsqueda dijo que sí que lo había.
De hecho, me preguntó si estaba interesado de verdad, porque de ser así, él podría ponerse en contacto con la universidad en la que estuvo haciendo su máster y en donde trabajó durante un tiempo para hablar con ellos y que me echaran una mano para poder disfrutar de esas mismas facilidades que había tenido él en su día.
Mi interés era real y la verdad es que me apetecía mucho seguir formándome para llegar más lejos, así que le dije que si podía hacerlo, pues adelante. Ángela estaba ilusionada con mi decisión, aunque también estaba flipando un poco.
Yo no tenía muchas expectativas en realidad, pero al cabo de un par de días, mi amigo me llamó para contarme que había tenido una conversación con los de la universidad y que no había ningún problema. Me contó con detalle que contaría con lo mismo que tuvo él en su día, aunque eso no era todo.
Al parecer, él les contó a lo que me dedicaba, dando clases de idiomas, entre otras materias y charlando, le comentaron que iban a necesitar a alguien para el curso siguiente que pudiera impartir clases de inglés al ser una región francófona de manera exclusiva.
La idea era que impartiera clases de inglés mientras a la vez me sacaba mi máster, como si aquello formara parte del máster en sí, permitiéndome aprender y ganar más experiencia al mismo tiempo, aunque esto ya eran palabras mayores, porque estábamos hablando de dar clase a universitarios, no a nivel de secundaria y primaria.
No es que me llegara a asustar, pero me imponía bastante, aunque también es cierto que a esas alturas había trabajado con personas de esa edad, e incluso mayores para impartirles los cursos más superiores de inglés. Me pidió mi correo electrónico para que se lo pudiera mandar a ellos y que pudieran hablar conmigo directamente, ya que me querían hacer una entrevista por videollamada en donde querían ver mi nivel de inglés y de francés, uno para enseñarlo y el otro para poder comunicarme, porque como he dicho, en esa región se hablaba francés de normal.
Se lo di y no tardaron en contactarme, aunque no pude hacerlo hasta la noche, en donde después de intercambiar unas palabras, quedamos en que me harían esa entrevista el próximo sábado, porque yo tenía que ir a trabajar y a ellos no les causaba problema hacerlo en ese día según me contaron. La única pega era la diferencia horaria, aunque no había problema, ya que ellos me podían hacer la entrevista en un horario matutino para ellos, mientras que para mí sería de tarde.
Una vez acabé de hablar con ellos en esa ocasión, sí que me empezaron a entrar más nervios, porque todo estaba bastante encarrilado a que sucediera de verdad. Recuerdo que Ángela me echaba una mano para hablar francés fluidamente, porque lo que hacía en clases lo daba para eso.
Fue algo que me recordó mucho a Andrea, porque era lo que hacíamos, practicar francés, aunque de manera mucho más básica. Ángela se lo tomó en serio hasta tal punto en el que solo nos comunicábamos en ese idioma, permitiéndome desoxidarme bien en tan solo un par de días.
Estaba nervioso, porque era algo importante y quería causar buena impresión en esa entrevista de trabajo. Ángela me preguntó riendo un poco si quería que me maquillara para disimular un poco las ojeras que aún se me marcaban, aunque aquello me dio una idea.
Le dije que no hacía falta, pero que quizá podíamos hacer algo con la barba, porque con la que tenía, la verdad es que no les podía entrar bien por los ojos. Imaginaba que no me tomarían muy en serio teniéndola así pese a cuidarla bien, cosa que ya se me estaba haciendo muy pesada también.
Así que tomé la decisión de recortarla bastante. Ángela no se esperaba que lo fuera a hacer tanto cuando volví a casa después de haber ido a un barbero. Al final sí que la recorté, porque la dejé casi al ras de la piel, como una barba normal y corriente, aunque sí que dejé un poco más larga la parte de la barbilla, gustándome bastante ese cambio.
Tanto, que se quedaría de forma permanente en mí. Ángela dio un pequeño grito al verme así, diciendo que le encantaba y que me quedaba muy bien. Yo le reconocí que me sentía mucho más cómodo, como si hubiera perdido peso incluso.
Ella me dio la razón en eso último, diciéndome que parecía mucho más delgado de cara. Me estuvo mirando durante un buen rato estando ambos sentados en el sofá. Hasta me llegó a poner un poco nervioso. Dijo una vez más que le encantó cómo me la habían dejado y que tenía que preocupar mantenerla así.
Me preguntó también si alguien más conocido me había visto así, diciéndole yo que no, que era la primera, pensando que los demás iban a flipar, aunque yo quería esperar a que acabará la entrevista que tenía ese mismo día por la tarde para poder darles de paso la noticia si es que salía bien.
Me dijo que le parecía bien, dándome fuerza para ello. Ella se puso también nerviosa, hasta tal punto que dijo que se iría a dar una vuelta mientras yo tenía la entrevista y que la avisara en cuanto acabara para contarle. Pero antes de eso, teníamos que comer, teniendo yo el estómago un poco cerrado por los nervios.
De hecho, no llegué a comer casi nada, pensando Ángela que ya lo haría por la noche. Me ayudó a prepararme para la reunión, aconsejándome qué ponerme para que me favoreciera a la vez que me ayudó a iluminar bien todo, haciendo pruebas para ver cómo se veía y demás.
Se acabó yendo antes de que me llamaran según la hora que teníamos acordada, no tardando en tener lugar. Fueron muy simpáticos conmigo, contándome con mucho más detalle cómo sería la experiencia de estudiar allí y las facilidades que iba a tener.
Si hasta me mostraron imágenes de absolutamente todo, ya que se prepararon una presentación. Me encantó todo lo que me dijeron y lo que me enseñaron, pasando después a una entrevista más profunda para el tema de las clases.
Estuvimos hablando durante bastante tiempo, más del que yo pensaba, porque no se me hizo pesado. Todo lo contrario. Querían saber cómo impartía mis clases y cómo me manejaba con los idiomas, por lo que tuvimos una parte en inglés y otra en francés. Hasta había veces en las que mezclábamos un poco los idiomas para ver cómo me desenvolvía. Según me contaron, acabaron muy contentos conmigo, pareciéndoles bien que diera clases allí, teniendo además mi remuneración.
Y más encantado estaba yo de que así fuera, aunque me pilló un poco a contrapié que me tuviera que presentar allí en poco menos de un mes. Yo pensaba que sería para incorporarme al curso siguiente, empezando en septiembre, como aquí, pero ellos tenían en mente impartir cursos intensivos en verano. Básicamente, era lo mismo que estaba haciendo en la academia en el apartado de los cursos, pero en una universidad, siendo iniciativa de la universidad para proporcionar esa formación a sus estudiantes.
Me preguntaron si tenía algún problema por ello, pero mirando el calendario les dije que no, que lo único que me preocupaba en realidad era poder acabar el curso escolar para no dejar tirados a mis compañeros en el lugar en el que trabajaba. Tendría que ir a las dos semanas de acabar el curso, así que no había problema en ese aspecto. Dejamos ahí la llamada, quedando en que seguiríamos en contacto por email para más detalles y lo que hiciera falta.
Seguía teniendo nervios una vez acabamos la reunión, pero ahora era por lo inminente que era mi marcha. En cuanto acabé de hablar con ellos, le envié un mensaje a Ángela para que viniera a casa. No tardó casi nada en hacerlo, preguntándome acelerada cómo había ido la cosa. Dio un grito y vino corriendo hacia mí para darme un fuerte abrazo, subiéndose a mi cuerpo de hecho cuando le dije que todo había ido de maravilla y que querían contar conmigo.
Estaba muy contenta por mí al haber conseguido aquello, diciéndome que sería una experiencia única y que tenía que aprovecharla bien. Se le cambió un poco la cara cuando le dije que me tendría que ir en más o menos un mes después de explicarle lo que me contaron.
Como me pasó a mí, le dio un poco de vértigo ver que me tenía que ir prácticamente en un abrir y cerrar de ojos, aunque eso no quitaba que siguiera muy contenta para mí. Hasta salimos a cenar por ahí fuera en un restaurante para celebrarlo. Durante la cena me preguntó cuándo se lo iba a contar a los demás y a mi familia, extrañándole un poco que no lo hubiera hecho ya al confirmarse a falta de resolver algo de papeleo aún, pero estando ya hecho.
Le recordé lo que tenía en mente y precisamente quería hacerlo al día siguiente aprovechando que era algo tan inminente y estando ya hecho. Le pareció bastante bien, queriendo ella estar conmigo para cuando se lo contáramos a Irene y a Mario, pareciéndome a mí bien, llegando ella incluso a coger su móvil para empezar a hablar con Irene para preguntarle si estaban disponibles para el día siguiente, sugiriéndole quedar los cuatro para tomarnos un café. Irene le respondió al rato, dándole luz verde en ese plan, diciendo que le apetecía.