Continuó con anécdotas morbosas que me han sucedido en playas nudistas durante estos años

. Esta anécdota me sucedió en verano del 2019, ese fue un verano donde me pasaron varias situaciones morbosas. Creo que fue un día entre semana ya a finales de agosto, después de trabajar me dirigí a una pequeña cala situada en el municipio de Bueu (pongo foto), a la que se accede por un sendero por el monte, no muy conocida, llegaría sobre las 18:30 horas. Y al llegar me encuentro con la sorpresa de que en la cala había solo cuatro chicas de treinta y algo años totalmente desnudas y con un perro.
Procedo a poner la toalla no muy lejos de ellas en la parte donde aún daba el sol

, a esa hora en esa cala hace algo de sombra debido a los arboles, me quito el bañador y las observo disimuladamente, tenían un aspecto algo hippy, algún tatuaje y coños sin depilar. A los cinco minutos me voy a dar un baño y justo se levanta una chica de las del grupo para bañarse también, pelo castaño tirando a rojizo, con buenas tetas y no delgada pero tampoco gorda (llevé un susto de muerte cuando se acercó porque era clavada a una ex mía que no tengo ningunas ganas de ver y mucho menos en una playa nudista). Estando en el agua se acerca a mí el perrito y yo le acaricio, ella me pide disculpas, pero le digo que no pasa nada (los adorables perritos

hacen que se establezcan conversaciones en playas nudistas con vecinas de toalla). Así que con la cosa del perro nos ponemos a hablar (como tenía gafas de sol le hago un repaso de arriba abajo, buenas piernas y tetas, muy guapa de cara) y también me comenta que venían de navarra y que estaban recorriendo Galicia en una caravana, a lo que me dice si les puedo recomendar sitios que visitar y donde comer, le digo que cuando subamos a la toalla me acerco junto ellas y les paso varios lugares que tengo en el móvil anotados.
Al llegar a la toalla cojo el móvil y me acerco a su toalla, las otras tres chicas eran morenas y delgadas, una incluso tenía piercings en las tetas, les digo hola me pongo de cuclillas a su lado, la polla a muy pocos centímetro de donde estaban sentadas y comienzo a recomendarles varios lugares por la zona, tanto como gastronomía, salir de copas y naturaleza para visitar, así estuvimos un cuarto de hora hablando los cinco, no sé cómo no se me puso dura al estar con las cuatro delante totalmente en pelotas. Una vez más o menos terminamos de hablar un poquito y de lo que ellas estaban visitando por Galicia me siento un poco en la toalla (tampoco quiero parecer un moscón pesado). Me quedo un rato más hasta que ya no da el sol por los arboles que rodean la cala y me despido con un hasta luego y que lo pasen bien en sus vacaciones.
Como todas mis anécdotas, no es sexual (tampoco lo buscó), pero si una situación morbosa de las que me gustan mucho.
Seguiré con algunas anécdotas más. Gracias por leerlas.