Este post es especial, lo que contaré en él, lo difícil que va a ser, tan difícil como honesto. Tan apasionante, tan vital, tan esencial…
Y tan personal…, habla de mi pequeño mundo interior, el mío, y no puede extrapolarse al sentimiento personal de cualquier otra CD, pero sé que muchas de vosotras os identificaréis en algún porcentaje con lo que os contaré, y también muchos de vosotros que estáis pendientes de lo que publico y me lo agradecéis con likes y mensajes, también muchos que me miráis sin dejar rastros aquí, que me seguís en silencio, que me escribís en privado porque
preferís que nadie relacione vuestro nick conmigo. Os gusto pero, preferís que nadie lo sepa.
Este Post ambién tiene algo de hipérbole, pero lo contaré así porque tal vez estimule a alguien a mirar a su interior y escrutar en él, descubrirse a sí mismo, reflexionar sobre si esa personita que le habita es realmente la que le representa en el exterior.
Es un post largo, intentaré no sobrecargarlo y hacerlo entretenido, mis respetos a los que paséis de largo, abajo tenéis la foto excitante si es a lo que veníais, espero que os guste mucho.
A los que os quedéis a leer, gracias, me ayuda muchísimo poder contaros esto y tengo la esperanza de que os pueda enriquecer, un poquito al menos.
Me permito sugeriros esta canción, que sin duda vibra con el post, como si hubiera sido creada para mí, me conmueve desde hace años.
…y respira hondo, esto va de una historia de amor.
La mujer a la que amo se llama Rebeca
Y como si me hubiera pedido que os hablara de ella, seré ahora yo, como le gusta llamarme: su hombre soporte, cascarón, hombre cárcel… (ella improvisa con esto ) quien os cuente algo de nuestra historia.
Yo soy un hombre bastante normal, moreno, no especialmente guapo, alto, profesional valorado, casado con hijos. Conduzco un coche grande, "de hombres", tengo amigos con los que a veces tomo cervezas, y si, también hablamos de mujeres… y de cosas de hombres. En general cualquiera os diría que soy un pedazo de tío, atractivo incluso, y buena gente, de fiar, divertido. Marido y padre mediocre, digan lo que digan, siempre pensaré que soy mediocre. Soy un hombre estándar como muchos de los que curiosean aquí.
Y resulta que
soy YO el personaje de Rebeca.
El que paga el internet que le permite a ella conectar con vosotros, solo es un personaje tan falso como material, que contradicción.
No hablo de gustos sexuales, soy prácticamente heterosexual, no hablo de funcionalidad social, mejor ser un tipo atractivo para poder compartir pasiones con bellas mujeres, no me quejo, eso está bien y es aceptable. Pero eso no me convierte en verdadero.
Porque esencialmente es Rebeca, es una sensibilidad femenina la que me rige desde que era un crío. Y no hablo de estereotipos, aspectos, conductas… hablo de tener una conciencia que es femenina, absoluta, pura, con toda su amplitud, con su sensibilidad; modulable, cauta, tan discreta que casi nadie conoce su existencia.
Y no tengo la menor duda. Y he indagado, leído ensayos y estudios, he buscado conocer la verdad de lo que me pasaba, incluso me deprimí, días que quise morir, me negué a mi mismo, bueno, misma, y llegué a desprenderme de todo varias veces, creyendo que podía ignorar quien soy realmente.
No fué fácil, y pedí ayuda, pero las respuestas que encontré fuera eran demasiado simplistas, psicológicas, médicas, políticas o ideológicas… todas encaminadas a explicar o justificar lo que más tarde he aprendido que no es explicable con conocimientos de este mundo.
De Rebeca he aprendido muchísimo, sin duda, soy un mejor tipo gracias a ella, lo noto en mi relación con el mundo, con familia, amigos, el trabajo... gente que se abre a mi, buscan mi compañía, mis consejos… de mí dicen que hago grandes equipos, resuelvo problemas enquistados entre compañeros y en general, lástima que soy ingeniero, podría haber sido bueno en eso, si es que existe un trabajo así, y todo es por ella. Lo que tengo bueno como hombre es por Rebeca.
Ella es mucho mejor que yo, y
la AMO profundamente.
Porque yo sigo sintiéndome acotado, limitado a expresar mis sentimientos, a hablar con el corazón, a llorar… tengo importantes bloqueos emocionales que achaco a mi educación, a mis valores familiares, mi entorno, mi posición social y laboral… básicamente, soy un personaje hecho a medida de la sociedad, un mecanismo eficiente, pago impuestos (muchos) y no doy ni un problema.
Y para algunos de los que ven lo que posteo, también soy un maricón. Despreciable además. Un puto enfermo, incluso un monstruo. He estado en lugares muy poco hospitalarios donde me han deseado la muerte, realmente he sentido volcar sobre mí un verdadero desprecio hacia mi propia existencia.
Pero no me victimizo, es algo que sucede a diario en todas partes, convivimos en una sociedad de desconocidos, regidos por la falsedad de unas leyes que no tienen alma humana, simplemente las cumplimos por consenso y desarrollamos criterios que no son propios, sino implantados por razones políticas, o económicas, que en realidad, son las mismas; y a la mayoría le importa nada si el otro sufre, si puedo hacer algo por él, nos da igual, no pasa nada mientras nuestro avatar sonría y no se metan con él. Somos personajes, títeres en realidad, errantes, viviendo una especie de realidad virtual donde nos dijeron que somos libres.
Por eso, insisto,
el personaje soy yo.
chicos, no os hacéis a una idea, me ha costado lágrimas, muchísimas; hoy domingo hay muchas también, pero son diferentes, y estoy orgullosa de poder contaros esto. Y además, llorar y reír son los lenguajes del alma, son la expresión pura de quienes somos seres sintientes, nuestra conexión con quienes somos realmente.
Soy una mujer, y adoro sentir que lo soy, y sobretodo...
Somos un pequeño dios en nuestro Universo Interior
¿Quién puede atreverse a poner tutores en mi universo? ¿Por qué íbamos a permitir que un médico nos etiquete, o una ministra?
Cada persona tiene un potencial que es único e irrepetible, somos fragmentos infinitos de un macro infinito universal. Desde el momento que tomamos conciencia y somos capaces de soñar a solas, desear, conversar con nosotros mismos, somos dioses, pequeños y grandes a la vez, dueños de nuestras creaciones, tan preciosos, tan únicos… y lamentablemente la mayoría no se percata de que viven ahogados en una autocensura aprendida o impuesta, tan limitante que casi los deshumaniza.
Y es que es curioso, que quienes etiquetan me puedan decir que una ameba en un porta muestras de un centímetro, que se mueve de un lado a otro en un plano bidimensional es un ser vivo, pero yo en cambio soy un trastorno mental, o sexual. Soy una parafilia.
Pues no,
mi nombre es Rebeca y el personaje no soy yo, no.
Ojalá esto sirva para explicarme un poquito, y haceros llegar que estoy enamorada de la vida y de quien soy, sea la que os escribe aquí ahora o el hombre que me encierra y protege.
Y a vosotros, a los que habéis llegado hasta aquí… a vosotros os adoro
Rebeca