Liam nunca le había mencionado a Julia su relación con Sophie, y mucho menos había explicado la naturaleza casual de la misma. Para Julia, el concepto de "follamiga" no encaja en su visión del mundo. Ella siempre ha asociado el sexo con un compromiso emocional y una relación estable, algo serio y profundo.
Por eso, al encontrarse a Sophie en el apartamento de Liam, recién salida de la ducha y claramente cómoda en el espacio, Julia no tuvo que preguntar demasiado para llegar a una conclusión: estaban involucrados íntimamente y, por lo tanto, debían ser novios. Para ella, el escenario no dejaba lugar a interpretaciones. En su mente, si dos personas comparten algo tan íntimo como el sexo, debe haber una relación formal de por medio.
La revelación fue un golpe devastador. Liam le había asegurado que no tenía pareja, lo que la llevó a confiar en él de una manera más abierta, creyendo que podría haber algo más entre ellos. Ahora, sentía que había sido engañada, traicionada incluso. Y aunque la relación entre Liam y Sophie es mucho más libre y sin ataduras de lo que Julia puede imaginar, para ella, ese tipo de dinámicas resultan incomprensibles.
Julia, con sus ideas conservadoras sobre el sexo y las relaciones, tiene dificultades para aceptar cualquier forma de intimidad que no esté ligada a un compromiso. Lo que para otras personas puede ser una situación sin importancia, para ella se transforma en un conflicto moral y emocional.
Lola tiene mucho trabajo para cambiar esas absurdas ideas.