Uno de los mayores placeres, ese cambio de rol, la mezcla de los dos sexos, la feminidad, encima en tu caso muy acentuada, por tus maravillosas formas (cintura, caderas, pechos, muslos, piernas, pies y manos), y por la manera de moverte, grácil y sensual, junto con esa polla masculina, de buen tamaño y grosor, unido todo, para sacar todo el deseo, lujuria y morbo que uno lleva dentro. Ponerse mental y físicamente en la posición del otro sexo, chupar y ver el placer que das en el lado masculino y también poder lamer el lado femenino. Exponerse y ser dominado, dominar y asi obtener el mejor sexo y sensaciones.