Reencuentro con Elena

Capítulo 728

Laura se acercó a mí para besarme, recibiéndola yo bien. De hecho, hasta la puse sobre mí, lanzando ella un pequeño gemido por la impresión, pero pronto se puso más activa, porque me agarró la cara para comernos la boca con ansia. Mi polla reaccionó bastante rápido, empezando a endurecerse al notar su peso sobre ella y por lo que estaba pasando. Laura besaba muy bien, aunque la notaba muy acelerada. Y olía de maravilla. Ya fue fantasía de varias pajas en su día cuando nos veíamos más de seguido y aún estábamos en el instituto. Tampoco puedo negar que me fijaba en ella cada vez que la veía, porque estaba muy buena y era muy guapa también. Y por fin esas fantasías se hicieron realidad. Ya me quedé con las ganas de hacer algo con ella en aquella ocasión en la que se acercó a mí intentado llegar a algo como le dije a ella misma en la conversación previa que tuvimos y ahora no me iba a quedar con las ganas.

Estaba muy venido arriba por lo que veía que iba a pasar en breve y quería que ella viera lo nuevo de mí, por eso me quité rápidamente la sudadera. Laura me miraba con sus ojos entornados, pero era muy obvio que le gustaba lo que veía, porque se mordió el labio de manera muy sexy. También puso sus manos sobre mis brazos y luego sobre mi torso, lanzándose de nuevo a mis labios, aunque yo me encargué de tumbarnos a los dos al hacerlo con mi cuerpo y al arrastrarla a ella por lo pegados que estábamos. La puse sobre mí para sobarle el culo con mis manos mientras nos seguimos besando, cosa que duró varios minutos. Me sorprendió bastante que fuera tan activa, porque no la imaginaba así. Ella se puso a besarme por el pecho, yendo muy despacio, aunque podía sentir sus ganas por cómo respiraba bastante rápido. Estaba muy nerviosa y eso era algo que me llegaba a poner. Y también he de reconocer que me gustaba esa iniciativa por su parte.

Me fijaba mucho en su pelo. Me encantaba esa melena larga, oscura y superlisa. A ella no parecía molestarle mientras recorría mi cuerpo besándolo y a mí tampoco pese a hacerme algo de cosquillas por momentos cuando se movía para bajar. Laura continuó hasta que llegó a mis caderas, quedándose sobre la zona, entreteniéndose en besar mi vientre y mi ombligo. Le pregunté si me la quería chupar, alzando ella su vista y clavando esos ojos negros en los míos. Sin decir nada y sin cambiar tampoco su expresión sería, me empezó a desabrochar tanto el cinturón como el botón y la cremallera de los vaqueros, empezando a bajar y colaborando yo al levantar mi culo del sofá. Me dejó los pantalones a la altura de las rodillas y se quedó de nuevo sobre mis caderas, aunque ahora manoseaba mi paquete superhinchado. Lo hacía mirándolo y también haciéndolo con mis ojos, hasta que bajó su cabeza para darme pequeños mordiscos con sus labios, haciéndolo cada vez con más intensidad hasta que lo hizo con los dientes, aunque siempre tratando de no dañarme.

-Joder, no te imaginaba así.
-He dicho que te calles -decía seria.

Laura intentó seguir, cogiendo mis boxers por el elástico con la intención de bajarlos, pero la detuve. Ella se quedó algo parada y estaba muy despistada, pero entendió que lo hice para que nos fuéramos a mi habitación y poder estar más cómodos. Me puse bien la ropa y cogí la sudadera también, agarrando una de sus manos para llevarla a mi habitación. Allí, lancé la sudadera a la silla del escritorio y la cogí a ella en brazos, agarrándose con sus piernas a mis caderas. De nuevo, Laura me agarró la cara para besarnos, aunque la terminé dejando sobre la cama, pero ella se abrazó con fuerza a mí y no me pude incorporar. En un rápido movimiento me puso bocarriba y ahora sí que me terminó de desnudar, quedándose mirando mi polla hasta que la agarró con firmeza para empezar a masturbarme mientras me miraba fijamente a los ojos. Cada vez lo hacía con más fuerza y rapidez, aunque sus ojos no se movían de los míos.

-¿Esto es lo que querías?
-Claro, joder... Por eso la tengo así de dura.

Laura se empezó a tumbar, cosa que me decía que iba a comérmela en breve. Se colocó bien entre mis piernas y se acercó mi polla a su cara para mirarla de cerca. Luego sacó su pequeña lengua para lamer un poco el tronco, llegando hasta el glande. La piel se me erizaba y estaba como atontado por no terminar de creerme que tuviera así a Laura. Había sido tan repentino e inesperado que era algo que me costaba creer, pero ella estaba decidida a seguir, no pudiéndome alegrar yo más por ello. Empezó a dar besos sensuales con algunas succiones hasta que empezó a metérsela en la boca. De primeras lo hacía poco y lentamente, pero poco a poco se la empezó a meter cada vez más, aunque tampoco es que tragara mucho. Pero lo hacía francamente bien y estaba disfrutando mucho de todo el momento, acomodándome al poner mis manos detrás de mi nuca, dejándola hacer sin meterle prisa ni nada, aunque me apetecía mucho hacerle una coleta con las manos para empujarle la cabeza y que se la tragara entera.

Pero a mí también me apetecía mucho hacer lo mismo con ella y verla desnuda de una vez, por eso me incorporé para tirar de ella y besarnos un poco más, poniéndola enseguida bocarriba, empezando a desnudarla. Empecé por quitarle los botines que llevaba, dejándolos por el suelo como podía al lanzarlos sin quitarle el ojo de encima. Luego le empecé a quitar los vaqueros ajustados que llevaba, desabrochándolo todo como ella hizo conmigo antes. Se los quité y los tiré también al suelo, viendo que llevaba puestos unos panties negros, los cuales dejaban entrever la piel tan clara de sus piernas, al igual que lo que parecían ser unas braguitas blancas. Seguí con esos panties, dejando sus piernas totalmente descubiertas y luego fui a por su blusa, dejándola así solo en ropa interior. Laura parecía nerviosa y a mí me encantaba tenerla así, por lo que la quería hacer sufrir un poco más poniéndome de nuevo sobre ella para besarla, aunque ella agarraba mi polla para masturbarme, teniendo que apartarla yo de ahí.

-Déjame cogerla -decía molesta.
-No. Ahora vas a ser tú la que te vas a callar. Quiero comerte el coño y es lo que voy a hacer.
-Pues venga.
-Shhhhh -la mandé a callar.

Ahora estaba algo picado, por lo que le quité la ropa interior con algo de rudeza. Para ello, le di la vuelta y poder tener más facilidad con el sujetador. En el proceso. Me di cuenta de que la prenda que llevaba dejando era un tanga bastante fino que dejaba su culito redondo y respingón al aire. Le solté un azote por lo que me gustó verlo así, quejándose ella y llegando a decir que era un cabrón por haberlo hecho tan fuerte. Ese comentario hizo que se ganara que le diera otro, además de que la volviera a mandar a callar. Le volví a dar la vuelta después para quitarle ese tanga, pudiendo verla desnuda por completo para mi suerte. Sus tetas eran bastante pequeñas, pero también redonditas y con sus pezones bastante pálidos. Cuando bajé mi mirada a su coño tuve un flash de una conversación que tuve con mi ex en un momento dado en el que me explicaba una anécdota en la que pilló a Laura teniendo sexo, comentando que le llamaba la atención cómo de parecido era el coño de su amiga al suyo.

Y era verdad, porque me encontré un coño pequeño, con los labios muy finos y rositas. La sensación era muy agridulce, porque me encantaba su coño y tenía unas ganas tremendas de comérselo y follárselo, pero también me trajo recuerdos. Quise concentrarme en pasarlo bien, por eso me lancé a comérselo, encontrándolo húmedo. Ella se estremeció y lanzó un gemido, dejándose hacer mientras yo seguía a lo mío. Me encantaba cómo sabía también, por eso me entraron más ganas aún y se lo empecé a comer con demasiada intensidad. Lo único que le faltaba era que tuviera vello, como a mí me gustaba, pero me lo encontré totalmente rasurando y muy suave de hecho, cosa que sumaba en realidad. Pero esa ausencia de aquel detalle no impidió que se lo comiera encantado hasta provocarle un orgasmo que ella manifestó con un par de gemidos ahogados y varios jadeos mientras su cuerpo temblaba un poco. Una vez llegó, le di varios besos por sus ingles y por su pubis, subiendo poco a poco hasta llegar a su cara para besarla, aunque me entretuve en sus tetas, comiéndoselas un poco.

-Qué ganas tengo de follarte.
-Mmm...
-¿Quieres que te la meta ya?
-Ponte condón.

Tenía pensado hacerlo, pero me cortó un poco el rollo que fuera tan estúpida al decírmelo. Aun así, no se iba a librar de una buena follada, la cual empecé en nada al coger un condón del cajón de la mesita y ponérmelo, metiéndosela aprovechando lo lubricada que estaba de por sí y sobre todo, por su reciente orgasmo. Lanzó un par de gemidos lastimeros cuando llegué hasta el final para metérsela entera. Pegué mi cuerpo al suyo para besarle el cuello, estremeciéndose ella. Parecía que era tan sensible como yo en esa zona por su reacción, cosa que aproveché. Se lo seguí besando mientras me empezaba a mover en su interior. Ahora Laura pasó a lanzar gemidos más tiernos, abrazándose bien a mi cuerpo con todas sus extremidades. Me agarraba la nuca con una de sus manos y luego me acariciaba el pelo, pasando a poner sus manos en mi culo para empujarlo y hacer así la follada más rápida. No la hice sufrir en ese aspecto, porque a mí también me apetecía follarla rápido, por eso lo empecé a hacer.

Despegué mi cuerpo del suyo para agarrarla de los tobillos y metérsela más rápido, apretando ella su cabeza hacia atrás y agarrándose las tetas. Le dije que me ponía muy cerdo tenerla así y hasta me llegué a meter los dedos de uno de sus bonitos pies en mi boca, cosa que no le importó, porque no reaccionó de ninguna manera. Yo seguí a lo mío, estando ella concentrada en lo que sentía, aunque en un momento dado me pidió que le diera más fuerte. Lo hice al instante, aunque ella no era de gemir mucho, pero sí que jadeaba y me ponía bastante cómo lo hacía. La cambié y la puse a cuatro para empotrarla bien al agarrarla de las caderas. Ella hundía su cara en la almohada y también colaboraba al empujar con su culo, aunque se salió no mucho después de empezar yo a follarla así. Me agarró con fuerza y me puso bocarriba para montarme. Primero lo hizo dándome la espalda, permitiéndome ver cómo su culo subía y bajaba, aunque luego pasaría a darme la cara, botando encima de mí para acabar haciéndolo moviéndose hacia delante y atrás.

Lo hacía con tal velocidad y ponía unas caras que me resultó imposible no correrme contra mi voluntad. Hasta le apretaba el culo y lo movía para que fuera más rápida la follada. Laura se volvió a correr, lanzando ahora un gemido más fuerte, pasando luego a jadear pesadamente. Yo me vacié dentro del condón, dando pequeñas embestidas involuntarias, hasta que ella se acabó derrumbando encima de mí, agarrándose a mis hombros. Me parecía una pasada de polvo y tenía pensado seguir, pero necesitaba ir al baño, donde me eché agua a la cara y me lavé bien al quitarme el condón y demás para continuar, pero cuando salí y fui a la habitación, ella estaba terminando de vestirse, diciéndome en cuanto me vio que se tenía que ir y que ya hablaríamos. Me pilló desprevenido que se fuera de manera tan repentina y también me jodió, porque me había encantado el polvo que habíamos echado y me apetecía más de ella, pero no pudo ser, quedándome con las ganas y llegando a pensar que me había sabido a poco y que había sido demasiado rápido todo.

Lo único bueno que veía era que me dijo que ya hablaríamos. Eso me daba a pensar que nos volveríamos a ver y era bastante probable que para acabar igual, aunque también es cierto que estaba algo seria. Me quedé el resto de la tarde pensando en cómo de diferente era Laura a como la esperaba en ese sentido. Mucho más atrevida y juguetona, cosa que me encantó. Además, era muy guapa y estaba muy buena también y eso siempre sumaba. Lo malo es que también pensé en los parecidos con mi primera ex. Ella misma me dijo las similitudes que había en cierta parte de su cuerpo y ahora podía afirmarlo yo también. En realidad, estaba de mejor humor en comparación a los días anteriores. ¿Cómo no estarlo con el polvo que acababa de echar? Pero era inevitable terminar pensando en ella por mucho que tratara de bloquear esos flashes que se me venían por momentos.
 
Capítulo 729

El resto de la tarde la pasé bastante tranquilo, estando a mis cosas, preparando material para el trabajo y también evadiéndome un poco con la consola y demás. Ya de noche, estando solo, se me volvían a venir los gemidos de Andrea a la cabeza. Me resultaba curioso no haberlos recordado cuando me acosté con Laura, pero ahora sí que lo hacía. Me pasaba exactamente lo mismo que en días anteriores, en donde cualquier sonido que percibiera mi oído lo relacionaba instantáneamente con un gemido de ella. Y eso que aún no había regresado a casa, pero ahí estaba yo, masturbándome pensando en esos gemidos y en ella, claro. También me llamaba la atención lo fácil que me resultaba llegar al orgasmo cuando pensaba en ella, porque ya tenía la imaginación entrenada de más pajas que me hacía al poco de venirse ella a vivir conmigo. Imaginarla de rodillas entre mis piernas, apretándome ahí abajo con sus labios mientras me miraba por encima de las gafas o verla montándome con cara de placer en mi cabeza eran detonantes perfectos para llegar rápidamente al final.

De nuevo me quedaría mirándola al día siguiente cuando volvió a casa sobre las 4 de la tarde. Vino bastante alegre y se sentó en el sofá para estar un rato jugando con la consola, porque estaba muy enganchada y ella no tenía en su casa. Mientras ella lo hacía, yo la miraba con atención y hasta me llegaba a excitar al recordar esos sonidos que le escuché. Ella no se enteraba de cómo la miraba, pero yo sí que veía que lo hacía de por más y era algo que no me terminaba de gustar, porque me estaba empezando a obsesionar. Me moría de ganas por hacer algo con ella, pero a la vez me daba reparo, especialmente habiéndolo intentando muchos meses atrás y teniendo respuesta negativa por su parte. Aunque tampoco tardó mucho en irse, preguntándole yo a dónde iba. Me recordó que ese día era el cumpleaños de Noelia, cosa que se me había pasado, y que iba a ir a ayudarle a preparar la cena, pues había invitado a varias chicas, y también a mí.

Se fue diciéndome que ya nos veríamos allí, dando por hecho que iría, cosa que no tenía clara del todo. Me quedé un buen rato pensando qué hacer, si ir o si no y al final me decidí a ir. Lo hice por varias razones: Andrea se pondría pesada pidiéndome que fuera si veía que no aparecía, estaba seguro de ello pese a la cierta normalidad que había vuelto entre nosotros. También porque Noelia se pondría de la misma manera y en ella sería incluso peor. Y por último, porque tenía ganas de echar un polvo desde que me quedé a medias con Laura por así decirlo. Si iba mataba varios pájaros de un tiro y la verdad es que no tenía mejor cosa que hacer. Así que me fui a darme una ducha para arreglarme, recordando lo que me dijo de a quién iba a invitar. Comentó que no sería algo excesivo, que solo iba a invitar a su nuevo grupo de amigas, a sus compañeras de piso y a Arantxa. Me entró mucha curiosidad por ésta última, preguntándome si estaría tan guapa como lo estaba cuando la solía ver cuando éramos vecinos.

Aún seguía teniendo su número de cuando me avisaba cuando Noelia se metía en algún lío. Y la verdad es que la chica estaba muy bien. Quizá podría intentar un acercamiento con ella también. Por eso me esmeré al peinarme la barba bien y al arreglarme para dar buena impresión. Pensaba que ellas también se pondrían guapas y debía estar a la altura, aunque tampoco es que tuviera pensado ir con traje. Me puse sin embargo una camisa blanca, un jersey azul, unos vaqueros y mis botas de color mostaza. Me gustaba mucho cómo me veía, porque la ropa se me ajustaba un poco y podía marcar bien musculatura, además de que no me solía poner ropa así, sobre todo por el jersey y de vez en cuando gustaba. Solo veía que me faltaba algo como un reloj, pero no tenía ninguno desde que devolví el que me regalaron. Me eché algo de colonia y cogí un abrigo para ir hacia el coche y montarme en él para ir a la casa de Noelia.

Al llegar y aparcar me puse un poco nervioso, pero no por Noelia, nada más lejos, sino por Arantxa, por lo que podría pensar de mí al verme por allí junto a Noelia. También me ponía un poco nervioso lo que pudiera pensar al verme, sin más, por la barba y demás. Pero a la vez tenía ganas de ver su cara. Así que me bajé del coche y me planté en la puerta, llamando al timbre. Noelia me abrió enseguida, estando muy guapa. Llevaba un vestido rojo, de manga larga, con un buen escote al tener un cuello en V. La falda le llegaba casi hasta las rodillas, donde se dejaban ver unas medias oscuras con pequeños corazones negros, aunque eran muy discretos. Lo último que llevaba eran unas sandalias con tacón y plataforma, de color negro. Tampoco se había olvidado de ponerse el collar que le regalé y además, iba maquillada, aunque no muy cargada, con sus labios de rojo a juego con el vestido, el típico rabillo de ojos que se hacía cuando se pintaba y algo de colorete. Lo que más resaltaba era que tenía unas hondas en su pelo, quedándoles bastante bien de hecho.

La cara se le iluminó cuando me vio al abrir la puerta, haciéndome pasar enseguida mientras decía que me estaban esperando para empezar a cenar, pues ya eran casi las 10 de la noche. Cuando pasé, me agarró de la mano para darme la vuelta y mirarme de arriba a abajo, diciéndome que le encantaba verme así vestido. Tras eso, tiró de mí para que nos pudiéramos dar dos besos, aprovechando yo para felicitarla, aunque mis palabras se fueron apagando poco a poco al notar que llevaba el perfume que solía usar su hermana. Se me puso muy mal cuerpo por un momento, pero cuando ella siguió hablando se me pasó un poco, pues sus voces eran distintas y eso me sacaba de mis pensamientos. No se pudo contener cuando me despegué de ella y me volvió a agarrar la cara, pero para darme un beso en los labios en esta ocasión, aunque fue algo breve y ella misma me pasó los dedos por los labios para quitarme el pintalabios que me debió haber manchado.

Me agarró de la mano, contenta como si le hubiera tocado la lotería para llevarme al salón, donde ya estaban todas sentadas. Saludé de manera escueta, haciendo ellas lo propio. Entre las chicas que se encontraban allí había de todo un poco, aunque ninguna me terminaba de llamar la atención, y eso que las había monas. Quizá era que yo tenía en mente ya algunas, como podría ser Andrea, Arantxa, o la misma Noelia, con la que ya había tenido varios encuentros a esas alturas y no lo pasaba del todo mal. En la primera en la que me fijé fue en Andrea. Su color de pelo tan vivo era muy dispar entre castaños, morenos y algunas mechas rubias. Estaba muy sonriente, encantándome verla así. La veía algo rara sin gafas, aunque tampoco era la primera vez. Pude verla bien al levantarse, porque todas lo hicieron para las presentaciones. Estaba muy guapa, con un vestido similar al de Noelia, pero mucho más discreto en el tema escote, además de que éste era oscuro, cosa que disimulaba bien el tamaño de culo.

Arantxa me sorprendió al ser ella misma la se acercó rápidamente para saludarme, diciendo que era toda una sorpresa verme allí. También me dijo que se alegraba mucho de hacerlo, preguntándome cómo me iba y demás, aunque comentó que Noelia le había comentado algo. Le respondí de manera breve que todo bien, preguntándole lo mismo. Estuvimos hablando un poco en lo que Noelia, con la ayuda de algunas más traían los platos para empezar a picar. Así que nos sentamos y entre todas empezaron a sacar conversación. Yo me mantuve bastante callado. De hecho, no llegué a comentar nada, limitándome a observar y a escuchar. Las amigas de Noelia parecían bastante simpáticas, pero ya me hacía alguna idea de alguna vez que había coincido con ellas, aunque solo fueran unos segundos. Ahora podía ver que era un grupo bastante bonito el que habían montado, aunque también las veía algo infantiles, o inocentes quizá. Una de las compañeras de piso de Noelia también era simpática, bastante de hecho, pero la otra sí que era más mustia.

La única intervención que tuve en todo ese rato fue para responderle precisamente a ella, porque soltó un chascarrillo al decir que vaya novio era, que ni siquiera le había traído un regalo. La dejé cortada al responderle de manera algo borde que no era mi novia y que mi regalo se lo daría después. Me miró fijamente a los ojos, pero acabó bajando su mirada al plato. Por si no fuera poco para ella, Noelia le echó un poco la bronca al decirle que pensaba que estaba todo arreglado como para que soltara aquello, además de decir que mi presencia era mucho mejor que cualquier regalo que le pudieran hacer. Fue algo raro sentir como orgullo al ver cómo daba la cara por mí pese a no necesitarlo al haberla puesto yo en su sitio, pero me gustó. Andrea puso un poco de orden, no al pedirnos que paráramos, sino al cambiar de tema, empezando otra conversación en la que yo solo me limité a observar y escuchar una vez más.

Noelia estuvo bastante pendiente de mí en todo momento, preguntándome con voz baja si me gustaba la comida y demás, asintiendo yo. Me comentó que el plato principal de la cena lo había preparado su madre, que estaba enterada de que iba a dar una pequeña cena. Y el resto lo habían hecho entre ella y Andrea. Tampoco tenía mucha dificultad al ser más bien canapés fríos casi en su totalidad, pero la verdad es que estaba todo muy bueno y acabé bastante saciado. También me ponía muchos ojitos, no dejando de mirarme a los ojos y a los labios, mordiéndose el labio inferior alguna que otra vez, aunque de manera leve y tímida, devolviendo la mirada a sus amigas para que no la pillaran. Me animé a jugar un poco con ella al poner mi mano sobre su muslo, acariciándolo y subiendo un poco. Podía notar lo nerviosa que se ponía por aquello. Se ponía roja y sus pezones se endurecían. No llevaba sujetador por cómo se le marcaban, además de los piercings. Todas debieron darse cuenta de ese detalle, aunque a mí me daba bastante igual. Me sorprendió mucho cuando llegué hasta el final con mi mano. Fue en un momento en el que sabía que no nos iban a pillar. La sorpresa fue no encontrar nada de ropa interior, porque le toqué un poco los labios, estando húmedos, haciéndolo también con su vello púbico.

Nos vimos interrumpidos cuando Andrea y Arantxa regresaron con la tarta, empezando a cantar cumpleaños feliz, sumándose el resto. Yo no me animé a tanto, quedándome callando y observando la escena. Noelia parecía emocionada con todo aquello, porque se le veía y la conocía. Nos miraba a todos con unos ojos que daban mucha ternura y justo antes de soplar las velas nos dio las gracias a todos por haber estado allí, poniéndose sus ojos vidriosos incluso. Luego se quedó callada unos segundos y me miró, pasando a soplar las velas de su decimonoveno cumpleaños. Nos comimos la tarta tranquilamente y una vez acabamos, Noelia se puso a abrir los regalos que le habían traído. Estaba encantada y muy agradecía con todo, sin parar de darles abrazos y besos a sus amigas. Luego nos echamos una copa en el pub que tenía justo enfrente de casa, aquel que me dijo que se había puesto muy de moda. Estuvimos bastante tranquilos y a gusto, pues al día siguiente había clase y no había mucha gente, pero tampoco es que nos quedáramos mucho tiempo.

Noelia nos invitó a una copa y cuando nos la acabamos, cada una se empezó a ir a su casa. Andrea me dijo que no me preocupara por ella, que dos amigas la acompañaban a casa, porque les pillaba de camino. También tuve unas palabras con Arantxa, sugiriéndole yo quedar para tomar un café y poder hablar más tranquilamente, cosa que le pareció bien. Me extrañó un poco que solo nosotros dos regresáramos a su casa, pero por el camino me dijo que había hablado con sus compañeras de piso, pidiéndoles que nos dejaran solos esa noche. Así que entramos en su casa y nos fuimos hacia el salón, donde nos sentamos un poco en el sofá. Ella se acurrucó contra mí, porque hacía frío, aunque no dejaba de mirarme con una cara bastante tonta por la sonrisilla que no se le iba en ningún momento. Hasta pusimos el brasero, empezando a hablar un poco, aunque la notaba con bastantes ganas, pero quería hacerla sufrir un poco.
 
Hay algo que no entiendo, el no tuvo reparos en estar con la hermana de la novia, (que fue la tercera en discordia), no tuvo reparos en engañar a su novia con una amiga, no tuvo reparos en estar con la hermana de la que queria que fuese su novia... pero para ir a encarar a Andrea tiene reparos???
Por otro lado, se abren las apuestas... en cuantos capitulos se voltea a Arantxa??
 
Hay algo que no entiendo, el no tuvo reparos en estar con la hermana de la novia, (que fue la tercera en discordia), no tuvo reparos en engañar a su novia con una amiga, no tuvo reparos en estar con la hermana de la que queria que fuese su novia... pero para ir a encarar a Andrea tiene reparos???
Por otro lado, se abren las apuestas... en cuantos capitulos se voltea a Arantxa??
Es que Andrea fue la única que lo rechazó. Pero para su consuelo, seguro que es lesbiana, sino no se entiende como pudo aguantar.
 
Una adicción en toda forma, la condición que presenta Javier es latente, toda interacción con el sexo opuesto termina en contacto sexual. :banana1:

Era usual que al primer acercamiento solía fantasear con ellas, manteniendo disponibilidad a la iniciativa de ellas, pero ahora inicia una búsqueda activa, sin importar la situación emocional, ni si ellas tienen compromiso, anuladas cada vez más su escala de valores y su moral. :cool:

El daño, más bien el dolor que le ha provocado la ausencia de Elena, de noticias al menos, parece contrarrestarlo de esa única forma. :unsure:

Encuentros íntimos que no pasan de orgasmos físicos sin ninguna carga emocional, tan frecuentes que ni morbo causan ya. :rolleyes:
 
Última edición:
Capítulo 730

-¿Te lo has pasado bien entonces? -le pregunté.
-Síiiiiiiiii. Jo, me ha encantado el día de hoy.
-A ver, cuéntame...
-Pues esta mañana, cuando me he levantado, mi madre y mi abuela me esperaban en la cocina con el desayuno preparado. Me han felicitado, con globos y demás, ¿sabes? -decía risueña- Me han dado los regalos también en ese momento. Luego, me cambié y me fui a dar un buen paseo con mi abuela mientras mi madre se quedaba preparando la comida para las tres y lo que hemos cenado esta noche. Las dos estaban muy contentas.
-¿Sí?
-Sí. Les he contado lo del grupo de amigas. Están encantadas. Me dicen que se me nota mucho y que me ven muy diferente.
-¿No les habrás contado nada de mí...?
-No... -decía poco convincente.
-Noelia... Lo último que necesito es que tu madre esté encima de mí dando por culo, ¿eh?
-Que no, que no. Que no le he dicho nada a mi madre. Ha sido a mi abuela. Y muy de pasada. Ni siquiera he dicho tu nombre.
-Ah...
-Solo me ha pedido que lleve cuidado. Se alegra mucho por mí.
-Pues no sé de qué, si no somos novios.
-Ya, bueno... Pero hoy has venido.
-Ya.
-Sabía que no me fallarías.
-¿Y no te ha felicitado nadie más?
-Pues claro, jajajaja. Todas las chicas que han estado aquí. Lo han hecho esta mañana también.
-Ya.
-Y mi tía también, la hermana de mi madre. Y mi primo pequeño también, su hijo.
-¿Y tu padre?
-¿Eh? -preguntó despistada.
-¿Te ha felicitado él?
-No lo sé. Lo tengo bloqueado.
-Pues no deberías.
-Es que...
-Noelia, ¿aún no te has dado cuenta de que tu padre te quiere? Por mucho que tu madre le haya echado mierda encima, lo hace. Él es un buen hombre. Cometió un error, sí, ¿pero quién no comete errores? Desde luego, no se merece lo que tu madre le ha hecho.
-Hace mucho que no hablo con él.
-Pues con más razón. Desbloquéalo y llámale.
-¿Qué dices? No, no, que me pongo nerviosa.
-No sabes la suerte que tienes de tener un padre que te quiere. No todo el mundo puede decir eso. Hazlo.

Noelia puso un poco cara de circunstancia, pero al verme tan serio, acabó cogiendo su móvil para desbloquear a su padre. Efectivamente, le llegaron muchos mensajes, aunque no de WhatsApp, sino de las llamadas que le había ido haciendo a lo largo de todo ese tiempo que lo tuvo bloqueado. Las últimas veces que lo hizo fueron en ese mismo día, preguntándole yo si veía cuánto la quería al haberla llamado tantas veces. Estaba muy nerviosa, pero al final le llamó, aunque quizá era algo tarde, porque en su día él madrugaba bastante para trabajar e imaginaba que lo seguiría haciendo, pero lo cogió casi al instante. Podía oír un poco su voz al estar todo tan en silencio, preguntándole a su hija si realmente era ella. Noelia tardó un poco en contestar, pero lo acabó haciendo, afirmando. Se me llegó a poner la piel un poco de gallina al notar cómo se le quebraba la voz al padre de Noelia, quien no tardó mucho en echarse a llorar. Noelia también lo hizo.

Parecía que todo aquello que decía era fachada, porque se vino bastante abajo, aunque en esta ocasión fue para acabar bien, pues estuvieron hablando un poco y hasta quedaron para verse por lo que pude intuir al escuchar ya solo a Noelia por el ruido de tanto lloro y respiración agitada. No llegaron a los 10 minutos, disculpándose Noelia con que era tarde, pero diciendo que le había gustado hablar con él y que quería verle. Ya de últimas sí que pude escucharle a él, afirmando enérgicamente y despidiéndose de ella. Noelia dejó el móvil sobre la mesa y se me abrazó, llorando un poco contra mi pecho, apretándome con sus brazos. Cuando pudo calmarse me dio las gracias y un pequeño beso. Yo no le dije nada. Tan solo me levanté, agarrándola de la mano para llevarla a su habitación, donde encontré que había una cama nueva. Mucho más grande que la que yo había visto. Era para dos personas y bastante cómoda como pude comprobar cuando me senté.

Me explicó que pensaba que llevaba razón y que la anterior era muy mala y muy vieja. Dijo algo de que se había levantado alguna vez con dolor de espalda y que por eso se animó a cambiarla, comentando también que le vendría bien para cuando me dejara caer por su casa. Se disculpó un momento conmigo, porque quería ir al baño para quitarse el maquillaje, que después de llorar se le había estropeado, pidiéndome que me pusiera cómodo y que cogiera lo que necesitara. En realidad, me quedé sentado sin hacer mucho más que levantarme para ir a su estantería y ver cómo seguía teniendo por allí pastillas anticonceptivas, de las cuales había menos que la última vez que más vi, pareciendo estar tomándolas aún. Me quedé pensando en la situación que acababa de pasar con su padre y la verdad es que me alegraba de verlo tan contento. Para mí él era un gran hombre y se merecía que su hija se volviera a interesar por él.

Noelia no tardó mucho en volver, haciéndolo conforme se fue, con un gesto triste, aunque ya no llevaba maquillaje. Se lo había quitado y en cuanto entró, se sentó a mi lado, en su cama. Me miró con gesto triste y se fijó en mi pecho. Rápidamente se disculpó conmigo, porque me había manchado con su maquillaje cuando se abrazó a mí con fuerza. Llegó hasta a decir que ella me lo lavaba para dejármelo como nuevo, aunque yo le puse la mano en la boca para que se callara mientras negaba, diciéndole después que no hacía falta. Cuando quité mi mano de su boca, ella se acercó a mí para darme un beso muy tierno, con sus labios húmedos, pero sin llegar a sacar su lengua. También puso su mano en mi cara para terminar de darle dulzura a ese momento. Una vez se retiró de mí, me abrazó con fuerza, dándome las gracias entre susurros por lo que acababa de hacer. Se retiró de nuevo, pero esta vez para mirarme a los ojos, siguiendo con esa expresión tristona, pero acerqué mi cara a la suya para darnos otro beso y ver si así se le pasaba.

-Con lo bien que estaba yendo el día y mira cómo estás ahora.
-Es que... Jo... -decía a punto de echarse a llorar de nuevo.
-Bueno, ya está, ¿no? Parece que haya pasado una tragedia... Este fin de semana lo vas a ver.
-¿Y qué le digo?
-Pues lo que sientes. Tu padre no se merece todo por lo que ha pasado por muy mal que haya hecho las cosas. No se merece todo el tiempo que ha estado sin poder verte y sin hablarte. Haz las cosas bien.
-¿Por qué has dicho eso de que tengo la suerte de tener un padre así? ¿Pasa algo con el tuyo?
-No vamos a hablar de eso.
-Tenía pensado una noche muy diferente para este punto... -decía cambiando de tema- Pero... Me da miedo que se haya echado a perder.
-No tiene por qué. Tenía yo también pensado algo para este momento, tu regalo.
-¿Mi regalo? Pensaba que había sido lo de mi padre.
-Solo te he dicho que lo llamaras. No he hecho nada más.
-Sí que lo has hecho.
-Bueno, ahora puedo hacer algo más.
-¿Sí? -decía ya sonriendo.
-Hoy estás muy guapa -dije mientras empezaban a sonar un par de mensajes en mi móvil.
-Me he puesto así de guapa para ti.
-Solo he encontrado una cosa que no me ha gustado.
-¿El qué? -preguntaba apenada.
-Tu perfume. No me gusta.
-Pero ha sido un regalo... De mi madre.
-Bueno, pues cuando estés conmigo no te lo pongas, por favor.
-Vale.
 
Javi es un tipo sensato y de un gran corazón, siempre pensando en los demás ... ¡Qué gran gesto con el padre de Elena! ... Si hasta me he emocionado, parecía un pasaje de Corín Tellado. Antes sufría por el frágil corazón de Noelia, ahora veo que Javi es todo dulzura y consideración, si hasta le ha pedido a Noelia "por favor" que no use el perfume que le ha regalado su madre. Sí, sí con las palabras mágicas ... "por favor".
Si hasta se preocupa por la salud de Noelia y comprueba que tome su "medicación", y ese dulce gesto de taparle la boca con la mano para hacerla callar, tan tierno, tan delicado, tan considerado ... no me extraña que Noelia esté perdidamente enamorada de él.
Hasta un reloj averiado, da bien la hora dos veces al día ... Alguna tenía que hacer bien 😂😂
 
Capítulo 731

Empecé a acariciar su cuerpo de manera suave, diciéndole que me gustaba bastante el vestido que llevaba puesto, aunque se lo empecé a quitar al bajar la cremallera que tenía en la espalda. Noelia se empezó a poner un poco roja. Al verla así le pedí que se relajara, aunque le costaba mucho, especialmente al estar desnudándola. Cuando le quité su vestido, lo dejé apartado, centrándome en mirar su cuerpo y seguir acariciándolo. La veía supersexy sin nada de ropa interior, con esas medias y sus tacones aún puestos, con sus piercings en sus pezones, que había cuidado el detalle de llevar a juego con las medias al ser dos bolitas de color negro. El detalle que más me gustaba era su pubis cubierto por una capa de vello, el cual estuve acariciando durante unos momentos. Noelia empezó a respirar entrecortadamente y yo le di otro beso, pasando a su cuello, empezando ella a jadear.

Le sugerí que me empezara a desnudar ella también, empezando a hacerlo de manera acelerada y nerviosa, pero la paré, pidiéndole que lo hiciera despacio, tal y como yo lo había hecho con ella. Me hizo caso, empezando por el jersey, el cual me lo quitó poco a poco, pegándolo a su cuerpo para llevárselo a la cara y olerlo una vez me lo quitó, dejándolo bien puesto sobre la silla de su escritorio. Continuó con la camisa, empezando a desabrochar todos los botones de ella lentamente, aunque antes de quitármela me acarició el pecho, besándolo después. Dejó la camisa sobre el jersey cuando acabó, bien colocada también y volvió a mí para continuar. Ahora me quitó las botas, también de manera lenta, siguiendo después con los pantalones y todo lo demás para quedarnos ambos totalmente desnudos, aunque ella mantenía sus medias y sus tacones, pidiéndole yo que se los dejara un rato, porque me gustaba cómo le quedaban.

Desde mi pantalón volvieron a sonar un par de mensajes más en mi móvil, preguntándome Noelia quién me mandaba mensajes tan tarde. Le dije que no importaba, pero a ella sí que parecía hacerlo, así que me levanté para ver qué pasaba. Se trataba de Laura, quien me decía que había estado pensando, diciendo que quería que nos viéramos el fin de semana. Me sugirió quedar en una cafetería para charlar. Le puse rápidamente si eso iba a ser todo o si iba a pasar algo más. Ella me respondió de vuelta diciendo que teníamos que hablar. Dejé el móvil en silencio para que no nos molestaran más y lo puse sobre su escritorio, aunque bocabajo. Ella me preguntó si pasaba algo, diciéndole yo que era Andrea, que me avisaba de que había llegado a casa y que no tenía que ponerse celosa al oír cómo me llegaban mensajes. La había calado por completo diciendo eso, porque ella miró al suelo, pero volví con ella para tumbarnos y empezar a besarnos y acariciarnos.

Qué rápido se le olvidó aquello de los mensajes cuando empezamos a enrollarnos de esa manera. Noelia parecía estar muy a gusto por los sonidos que emitía, aunque también la notaba nerviosa. La puse sobre mí, agarrando su culazo, con ella poniendo sus manos en mi pecho y siguiendo con los besos, aunque también los repartía por toda mi cara, por mi pecho y hombros. Pero me apetecía llevar las riendas de la situación, por eso la puse bocarriba, abriéndose ella bien de piernas y colándome yo entre ellas, aunque aún no tenía pensando metérsela. Lo que hice fue empezar a besarla de manera tierna, empezando por sus labios, siguiendo por el resto de su cara y empezando a bajar por su cuerpo muy lentamente. Le comí las tetas un poco, jugando con sus pezones. También le hacía algunas succiones y le daba pequeños mordiscos juguetones. Continué bajando por su cuerpo hasta llegar a sus caderas. Noelia se estaba empezando a retorcer pese a no haberle hecho nada de estimulación por el momento. Pasé de largo de hecho después de besarle un poco el pubis y sus ingles, llegándome su olor más íntimo, el cual encontré muy excitante.

Mi nuevo objetivo fueron sus piernas, por las cuales bajaba entre besos y algún mordisco pequeño. Al final le quité los tacones, porque llevaba mucho rato con ellos y pensé que sin ellos estaría más cómoda. Le besé los pies, mirándome ella con atención y comencé a subir por sus piernas para acabar a la altura de sus caderas. Otra vez estaba nerviosa, pero ya no quería esperar más, por lo que le empecé a comer el coño. Lo hice muy lentamente, aunque para ella era demasiada estimulación por cómo reaccionaba y se movía. Trataba de que se tranquilizara al parar y empezar a darle besos por los alrededores, pero cuando volvía a ello, Noelia no tardaba en ponerse de la misma manera con suma rapidez. Como veía que se iba a correr de un momento a otro, preferí que lo hiciera con mi polla dentro. Se lo acaricié un poco, estando ella temblando y con su respiración muy entrecortada. Se la metí lentamente, dando unas tres o cuatro embestidas lentas también, pero eso fue más que suficiente para que ella acabara.

Intentó reprimir su orgasmo, pero no pudo hacerlo, abrazándome con todo su cuerpo y apretando su cara contra mi hombro. Paré en seco, notando como me estrujaba ahí abajo y cómo también se escurrían sus fluidos, pero rápidamente reaccionó. Lo primero que hizo fue pedirme perdón por haber acabado tan rápido, aunque le dije que no importaba. Luego comentó que le había parecido una maravilla todo lo que había hecho. Yo seguía con la polla durísima y seguía con ganas de más, por lo que le pregunté si se veía bien para seguir, respondiendo ella que podía hacer lo que quisiera. Así que la empecé a follar de nuevo, pero de la misma manera, levantando mi cuerpo para apoyarme en mis brazos y poder así mirarnos a la cara, aunque no me alejé mucho de ella. La cara de Noelia era un poema, por sus expresiones que mezclaban placer y ternura, acariciándome la cara varias veces cuando sus manos no estaban en mi culo, apretándolo y acompañándolo en mis pequeñas embestidas.

-Lo querías así, ¿no?
-Sí... Me encanta... -decía casi extasiada.
-¿Quieres hacérmelo tú a mí también?
-Como tú quieras.
-Venga, ponte ahora tú encima.

En un rápido movimiento, nos moví a los dos, ocasionando una pequeña risa en ella, aunque rápidamente continuamos. Noelia pegó su cuerpo al mío para besarnos, hincándome sus pezones en el pecho, aunque su culo robó el protagonismo a aquello cuando puse mis manos sobre él. Sin despegarse de mí, ella empezó a mover su culo hacia arriba y abajo, empezando lento, aunque los movimientos cogían rapidez de manera uniforme. No paraba de besarme y yo de devolverle los besos, aunque pasados varios minutos ya sí que se animó a incorporarse para ponerse de manera vertical. Me miró con una sonrisa preciosa, poniendo sus manos en mi pecho y continuando con sus movimientos. Ahora lo hacía como más me gustaba a mí. Y lo hacía fenomenal, porque subía y bajaba el ritmo marcando buenos tiempos. Tampoco dejaba de acercarse para besarme en los minidescansos que hacía, pero la notaba cerca de acabar y yo no me notaba así.

-¿Quieres que acabe yo también?
-Sí. Quiero que acabemos juntos -respondió con una voz muy dulce.
-Ven -dije haciéndole un gesto con el dedo para que se acercara.
-Dime.
-Sigue así. Y cuando veas que no puedas más, me besas el cuello.
-¿Estás seguro? -preguntó de manera inocente, parándose por completo.
-Sí.
-Pero...
-Noelia, si es lo que quieres, hazlo. Disfruta el momento, ¿vale?

Se quedó unos segundos mirándome fijamente a los ojos, pero no tardó mucho en empezar a moverse, reanudando sus movimientos lentos, aunque cogieron rapidez en pocos minutos. Hacía lo que podía tratando de retener su orgasmo, pero le estaba costando horrores. Hasta apretaba sus ojos con fuerza y lanzaba gemidos de queja por lo mismo, pero yo la tranquilicé, diciéndole que podríamos seguir después si quería. Pareció funcionar, empezando a dejarse llevar, aunque en menos de 5 minutos ya estaba otra vez así, echando mano a mi cuello, empezando a correrse ella con gemidos lastimeros y haciéndolo yo también en su interior. Era una locura cómo temblaba Noelia. Su cuerpo vibraba y yo también estaba teniendo un buen orgasmo, aunque ella no parecía ser consciente de aquello, porque estaba muy ida. De hecho, tardó bastante en recuperarse de su orgasmo con tantos espasmos que le daba su cuerpo, aunque se le empezó a pasar cuando le acaricié el cuerpo.

Cuando ya ambos estábamos recuperados por completo, nos limpiamos con papel y toallitas. Noelia me miraba mucho, estando seria, aunque cuando yo le devolvía la mirada ella me sonreía. También me empezó a dar muchos besos, pareciendo seguir con ganas de más por los cariñitos que me hacía. Así que no tardamos en volver a empezar, aunque esta vez lo hicimos tapados, pues ya era bastante tarde y hacía frío, además de que nos habíamos enfriado en ese proceso largo de recuperación. Ella se volvió a poner sobre mí para darme besos, aunque acabó con aquello para comerme la polla, porque aún no lo había hecho. La dejé hacer todo lo que quiso y se volvió a clavar mi polla, quedando sobre mí. Ahora no le costaba tanto durar y nos lo tomamos con más calma si cabía. De esa postura pasamos al típico misionero en el que ella mantenía sus piernas bien abiertas, pero quería acabar como a ella le gustaba, poniéndola a cuatro.

Se la metí muy lentamente, moviéndome de la misma manera, aunque también subía el ritmo, jugando con aquello. Mis manos sujetaban sus caderas y también acariciaban su culo y su espalda, pero la manera en la que quise acabar fue estando más pegados. Lo que hice fue poner mi cuerpo sobre el suyo con cuidado, pegándolo para estar piel con piel. Ella quedó bocabajo y yo sobre ella, abrazándola con mis brazos a la altura de su cuello y de su esternón al pasar mis manos por allí. Noelia estaba muy cómoda por lo que podía intuir. Parecía que había dado con una postura que le había gustado mucho, porque además de empujar con su culo para colaborar en la estimulación, no paraba de decirme que le encantaba y que se iba a correr en nada. Lo acabó haciendo, procurando yo que su cara quedara de lado sobre la almohada, besándola en el proceso y volviendo a descargar yo en su interior, cosa que hizo que su orgasmo se amplificara. De la misma manera que antes, tuvo un orgasmo muy intenso. El mío no lo fue tanto, por eso no me costó recuperarme y empezar a limpiarla con papel, tapándole el coño con él para que absorbiera y luego ya hacerlo con toallitas una vez estuviera más tranquila.

Al final me quedé a dormir con ella una vez nos terminamos de limpiar. Me quedé bocarriba en la cama y ella bien abrazada a mí, estando los dos bien tapados. Ella acariciaba mi pecho con su mano y yo hacía lo propio con su espalda. Noelia empezó a decir lo bien que había ido el día, no recordando haber tenido uno tan bueno como ese en general. Se me hacía muy evidente que media sus palabras al milímetro, suponiendo yo que, para no enfadarme, aunque con todo lo que había pasado ese día debería ver que estaba siendo muy permisivo con prácticamente todo. Pero ella parecía preferir salvar las distancias por si acaso. Yo estuve más pensativo que otra cosa, sobre todo con el tema de su padre, porque me dio por imaginar cómo iría la situación una vez se diera. En realidad, me costaba mucho imaginármela y no sé cómo acabé pensando en Elena y en la reacción que podría haber tenido al ver a su padre hablar con su hermana, aunque no tenía ni idea de si estaba con él en ese momento o no, suponiendo que no era así al ser ya bastante tarde cuando aquella llamada tuvo lugar y teniendo en cuenta que al día siguiente era día laboral.

-¿Te ha llamado tu hermana? -solté sin pensar.
-Javi... ¿Aún piensas en ella?
 
Javi, parece encontrarse cada vez más a gusto con esa especie de "sucedáneo de Elena", que es para él Noelia.
Tampoco está mal, lo de la ONG que pretende montar nuestro héroe: "Reconciliando Familias"... No duden en hacer sus donativos 😜
 

📢 Webcam con más espectadores ahora 🔥

Atrás
Top Abajo