Keranos
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Capítulo 721
Esa noche se me jodió bastante y no conseguí dormir demasiado bien. Cada vez veía peor la situación con Irene. Mario ni siquiera me puso un mensaje ni nada. Ella sin embargo sí que se dignó a escribirme, aunque no lo hacía con fines conciliadores. Tampoco es que esperara que lo hiciera, pero no imaginaba que fuera a meter más leña al fuego. No me desmintió lo que pensaba, como le dejé entrever y eso sí que me dolió. Veía que había acompañado a Sofía para meter mierda y que ella también me diera la espalda. No me creía hasta dónde habíamos llegado para acabar así, pero lo que sí creía era que cada vez era más difícil que volviéramos a estar como antes. Y habría que ver qué pasaba con Sofía, cosa que tendría respuesta bastante rápido al haber quedado con ella al siguiente día. Una cosa sí que estaba clara: cada vez tenía a menos personas cercanas, o más bien, cada vez me encerraba más en mí mismo.
No pude dormir mucho, levantándome bastante temprano para salir a correr por la parte más baja de la ciudad, que tenía un camino larguísimo para ello, el cual era aprovechado por mucha gente para eso mismo, o para andar en el caso de las personas más mayores. Le puse un mensaje a Sofía en el que le decía que me pasaría sobre las 10 de la mañana, para que tampoco fuera muy temprano. No se me quitaba de la cabeza la breve conversación que tuve con Irene la noche anterior. No me terminaba de creer que con lo que habíamos sido estuviera ahora así de desligada de mí hasta tal punto como para querer que Sofía dejara de ser mi amiga también. No me pude concentrar mucho en correr, porque no podía dejar de pensar en aquello y me iba parando, disminuyendo el ritmo hasta tal punto que a veces acababa andando o me paraba directamente. Me senté unos instantes para tratar de despejar la mente, pero me costaba mucho hacerlo. Tampoco quise desperdiciar el tiempo que tenía pensado emplear y seguí un poco más, pero cuando ya no daba más de sí, volví a casa de mis abuelos para darme una ducha y desayunar algo, aunque no tenía nada de hambre.
Decidí ir andando a casa de Sofía, que pillaba en realidad bastante retirada, pero no hacía un día tan feo como el anterior, pudiendo ir por la calle sin paraguas. Sobre las 10 me presenté allí después de mirar que ella me dio el visto bueno para la hora cuando le puse ese mensaje. Nada más llegar encontré el primer problema, porque vi el coche de Hugo aparcado muy cerca de la puerta. Estuve a nada de darme la vuelta, porque le había dicho de hablar solos, pero en realidad, que estuviera el coche de Hugo allí no significaba que estuviera allí en ese momento. Tal vez se había ido a dar una vuelta en lo que nosotros hablábamos lo que teníamos que hablar, por lo que al final llamé al timbre con la idea de quitarme eso de encima cuanto antes. Me abrió enseguida, estando con una expresión seria y un tanto triste. Iba con ropa de andar por casa y me indicó que pasara con un gesto, haciéndolo yo para ir al salón y sentarme en el sofá.
-¿Quieres tomar algo?
-No. He venido a hablar contigo.
-Ya, ya lo sé. Pero, no sé... Quizá quieras un café o algo, ¿no?
-No, estoy bien.
-Vale. Javi... Estos días lo he pasado regular.
-Ya, estoy al tanto. Me lo habéis dicho montones de veces.
-No quiero que estés así.
-¿Así, cómo?
-De mal humor. Quiero arreglar las cosas, no que vayan a peor.
-Ya.
-He estado tratando de comprender por qué estás así de enfadado, pero me cuesta.
-Te lo dije muy claro la última vez que hablamos.
-Ya. Le he estado dando vueltas y... No sé.
-Vueltas las que te habrá dado Irene comiéndote la cabeza.
-¿De qué hablas?
-Pues que sé que fue el viernes contigo a mi casa. Seguro que habéis estado hablando mucho estos días. ¿Cuánta mierda me ha echado encima?
-No sé de qué me hablas...
-Anoche hablé con ella y sé que habéis hablado. Me vuelves a mentir.
-No, o sea... Claro que hemos hablado, pero no te ha echado mierda. No sé por qué piensas eso.
-Porque es bastante obvio. Me dijo que cuanto antes habláramos, mejor. Noté bastante alivio en esas palabras. Y viendo cómo está ella conmigo, no creo que te haya hablado muy bien de mí.
-Pues no es como lo piensas.
-Ya, seguro.
-Javi, no te dejes llevar por malentendidos. Ya lo has hecho algunas veces y has salido mal.
-Lo que tú digas.
-¿Por qué te molesta tanto que Hugo y yo nos estemos viendo?
-No me molesta para nada. De hecho, es genial que os estéis conociendo y que haya algo entre vosotros. Me molestan los secretismos, eso de venir a mi casa de pasada porque en realidad vas a verlo a él y no a venir a verme como siempre me has dicho.
-Pero es que no es así. Siempre que he ido ha sido a verte. No tiene nada que ver una cosa con la otra. Tú eres mi amigo y te quiero y he ido a verte a tu casa, ya fuera por gusto, o porque te viera mal. Aprovechaba que estaba allí y también veía a Hugo. Sin más.
-¿El día siguiente de la noche que pasé con Valentina también fue así?
-Sí.
-¿En serio?
-Claro. Tenía pensado ir para verte, pero como me dijiste eso, pues pensé en ir igualmente antes para verme con Hugo.
-No sé... No me lo parece.
-Javi, parece que estás celoso.
-Sabes de sobra que no.
-Pues es justo lo que parece. Es que no le encuentro otra explicación, de verdad.
-No son celos.
-En su día tuviste la oportunidad de intentar algo conmigo. Ya es muy tarde para que sientas celos.
-Qué no son celos, joder -dije hablando más alto.
-¿Entonces?
-Ya te lo dije, Sofía. No veo ninguna razón para que me ocultaras eso.
-Volvemos otra vez... Tú nos has ocultado muchísimas cosas, Javi.
-Pero no es lo mismo.
-Ah, ¿no?
-Yo tenía mis razones para no contar las cosas que ocultaba. ¿O no recuerdas cómo acabó mi relación? ¿O lo que ha pasado con Irene y Mario? Era justo por evitar todo eso, coño. Si ya lo sabes todo.
-Pienso que lo podrías haber hecho de otra forma.
-A lo mejor como tú con todo este tema. Yo ya te he dicho las razones por las que lo he hecho, pero tú todavía no me has dado las tuyas. Será que no las hay...
-Si las hay, Javi. Lo estabas pasando mal por una cosa o por otra y pensé que si te lo contaba te sentaría mal.
-Pues no has podido fallar más.
-Por eso tampoco te conté lo de que quedamos los dos con Irene y Mario.
-Eso sí me sentó mal. Pero más mal me sentó que no quisierais quedar conmigo por ese plan. Me lo tendríais que haber dicho.
-Pienso que no. Si te dolió tanto ver esa foto, también lo hubiera hecho comentarte ese plan que teníamos con ellos.
-Me da igual, Sofía. Viendo esa foto me sentí muy desplazado, como sustituido. Con lo que hemos sido los cuatro.
-Javi, ¿qué querías que hiciera? ¿Decir que no a un plan que realmente me apetecía mucho y que me hacía hasta ilusión?
-¡Qué me lo contaras, joder! ¡Eso era lo que quería!
Quizá me pasé levantando así la voz, porque hasta Sofía se quedó callada sin saber qué decir.
H: Mira que eres cabezón...
J: ¿No se suponía que estábamos solos? -dije mirando a Sofía al ver que Hugo también estaba allí.
S: Hemos hablado solos tú y yo.
J: Ya...
H: ¿Por qué querías estar solo con ella?
J: Para hablar las cosas. Cosas que son entre ella y yo. Nadie más.
H: ¿Seguro?
J: ¿Cómo que si estoy seguro?
H: ¿Es por eso, o porque te la quieres follar? Otra vez...
S: Hugo, no empecemos.
J: ¿De qué coño hablas?
H: Sé que habéis tenido lo vuestro. Sé que sois muy amigos. Demasiado.
S: Hugo... -decía con tono de reprimenda.
J: Tal vez si me hubierais contado lo que pasa entre vosotros...
H: O sea que lo has intentado. ¿No decías que no, Sofía?
S: Es que no ha intentado nada. Javi, ¿eres gilipollas? ¿Por qué has dicho eso?
J: Pero si no he dicho nada.
S: Hugo, no le hagas caso. Está muy dolido por la foto esa que nos echamos los cuatro cuando fuimos a cenar juntos.
H: Pues que se meta caballo si te se siente tan mal, que le gusta mucho...
J: ¿Pero tú eres retrasado? Anda, no te metas más coca, que estás más nervioso de la cuenta.
S: ¡Ya está bien!
H: Que te den por culo, gilipollas -me dijo para irse de allí dando un portazo.
Nos quedamos un rato callados, estando yo tapándome la cara y masajeando mis sienes.
-Qué cansada estoy de todo esto…
-Anda que yo...
-Hugo es muy celoso. Muy desconfiado. Su anterior relación fue... En fin. Y sé lo de las drogas.
-Ya. Es evidente con lo que ha dicho.
-Javi, ¿qué has hecho para meterte de eso?
-Fue para probar. Nada más.
-Ya, como él, ¿no?
-Él sí tiene un problema. Yo solo tenía curiosidad.
-Me ha dicho que lo va a dejar.
-Sí, como le prometió a su ex en su día.
-Oye, esas palabras no ayudan, ¿sabes?
-Es la verdad. ¿Ahora te molesta que te la cuente?
-Ay... -dijo en un suspiro- Tengo una amiga que es terapeuta para estas cosas y me ha dado algunos consejos. Tal vez me vaya a vivir con él para que no le resulte tan difícil dejarlo.
-Pues tienes trabajo con el alijo que tiene.
-Joder, Javi, ya está bien.
-Bueno, ya está todo hablado, me voy.
-No.
-¿No? ¿Qué nos queda?
-Hemos hablado, pero no lo hemos arreglado. Estás más enfadado todavía. Y yo también lo estoy con el comportamiento que has tenido durante toda la conversación y con esas contestaciones. Parece que no quieres arreglar este problema para que estemos lo bien que hemos estado siempre.
-Estoy saturado.
-Javi, ¿por qué te sigues viendo con Noelia?
-Joder con las preguntitas...
-Irene se enfadó mucho cuando fuimos el viernes para hablar contigo y la oyó dentro de tu casa.
-Joder, ¿oís algo y tiene que ser ella?
-Nos resultó bastante evidente cuando llamamos y no abrías la puerta.
-¿Y por qué le molestó a Irene? Si ya no somos amigos.
-Joder, qué tonto eres... Claro que sois amigos.
-Pues vaya amiga.
-Fue para darte un rapapolvo por lo de las drogas.
-Sí que habláis...
-Es que es grave.
-Grave es lo de Hugo. Lo mío fue por probar.
-¡Ya! -dijo tirándome un cojín.
-Es la verdad.
-No me has respondido a mi pregunta de por qué te sigues viendo con Noelia -dijo tras unos segundos en los que nos quedamos en silencio.
-¿Qué más da el motivo?
-Quiero saberlo.
-Pues lo hago porque me siento muy solo. Ella me trata bien, mejor de lo que me merezco.
-¿Por qué no sales a conocer a alguien?
-Porque no me apetece.
-¿Te gusta Noelia? ¿Estáis juntos?
-No. Solo es para pasar el rato.
-¿Por qué no me llamas si te sientes tan solo?
-¿Ahora que estábamos enfadados? ¿Y viniendo en otra ciudad también?
-Te deberías venir aquí otra vez. Allí no tienes nada. Y aquí estamos todos y también tu familia.
-¿Mis amigos que están enfadados conmigo y mi familia que está rota? No me apetece mucho, la verdad.
-¿Estás más tranquilo ya?
-Bah... -dije encogiéndome de hombros.
-Yo... Ya hablaré con Hugo para que se tranquilice y habléis calmados para que arregléis lo vuestro. Pero tenéis que hablar sin reproches. Aunque primero tengo que hablar yo con él. Me hace daño que sea tan celoso. No le doy razones para que se ponga así.
-Él ha dejado bastante claro el motivo.
-Joder, es que solo hice un comentario. Un puto comentario. Nada más. No se lo puede quitar de la cabeza. Le comenté que me pillé de ti y que nos acostáramos no ayudaba a retener lo que sentía. Él se habrá montado sus películas.
-Pues habla con él y arréglalo. Yo me voy ya.
-Pero nos veremos, ¿no?
-No.
-¿No? ¿No quieres que seamos amigos ya?
-Necesito un tiempo. Últimamente... Es que... Estoy cansado. Está muy claro que os estorbo más que otra cosa.
-Eso no es así -dijo triste.
-Sí. Sí que lo es. No te mereces tener un amigo como yo. Te mereces algo mejor.
-Pero yo quiero que lo sigas siendo.
-Necesito tiempo para desconectar y tranquilizarme.
-Llámame si necesitas algo.
-Ya veremos.
-¿Y Daniela? Ella es una chica muy buena. ¿Por qué no te apoyas en ella?
-Ahora vive con Valentina y con ella las cosas no están muy allá. Quiere espacio por lo que pasó en su chalet.
-¿Y Andrea?
-Me cuesta confiar en ella después de cómo ha actuado entre Noelia y yo por mucho que ya no esté en ese plan.
-Bueno, tienes a Ángela, ¿no?
-Sí.
-Aunque está lejos. Pero ya mismo está por aquí.
-Sí.
-Javi, por favor, no te aísles. Habla. Llámame si me necesitas.
-Vale.
-Que no estorbas ni nada. No pienses esas cosas -dijo sollozando.
-Me voy. Ya nos veremos.
-No te olvides de mí -dijo abrazándome con fuerza y llorando.
-Va Sofía, no lo pongamos más difícil.
Esa noche se me jodió bastante y no conseguí dormir demasiado bien. Cada vez veía peor la situación con Irene. Mario ni siquiera me puso un mensaje ni nada. Ella sin embargo sí que se dignó a escribirme, aunque no lo hacía con fines conciliadores. Tampoco es que esperara que lo hiciera, pero no imaginaba que fuera a meter más leña al fuego. No me desmintió lo que pensaba, como le dejé entrever y eso sí que me dolió. Veía que había acompañado a Sofía para meter mierda y que ella también me diera la espalda. No me creía hasta dónde habíamos llegado para acabar así, pero lo que sí creía era que cada vez era más difícil que volviéramos a estar como antes. Y habría que ver qué pasaba con Sofía, cosa que tendría respuesta bastante rápido al haber quedado con ella al siguiente día. Una cosa sí que estaba clara: cada vez tenía a menos personas cercanas, o más bien, cada vez me encerraba más en mí mismo.
No pude dormir mucho, levantándome bastante temprano para salir a correr por la parte más baja de la ciudad, que tenía un camino larguísimo para ello, el cual era aprovechado por mucha gente para eso mismo, o para andar en el caso de las personas más mayores. Le puse un mensaje a Sofía en el que le decía que me pasaría sobre las 10 de la mañana, para que tampoco fuera muy temprano. No se me quitaba de la cabeza la breve conversación que tuve con Irene la noche anterior. No me terminaba de creer que con lo que habíamos sido estuviera ahora así de desligada de mí hasta tal punto como para querer que Sofía dejara de ser mi amiga también. No me pude concentrar mucho en correr, porque no podía dejar de pensar en aquello y me iba parando, disminuyendo el ritmo hasta tal punto que a veces acababa andando o me paraba directamente. Me senté unos instantes para tratar de despejar la mente, pero me costaba mucho hacerlo. Tampoco quise desperdiciar el tiempo que tenía pensado emplear y seguí un poco más, pero cuando ya no daba más de sí, volví a casa de mis abuelos para darme una ducha y desayunar algo, aunque no tenía nada de hambre.
Decidí ir andando a casa de Sofía, que pillaba en realidad bastante retirada, pero no hacía un día tan feo como el anterior, pudiendo ir por la calle sin paraguas. Sobre las 10 me presenté allí después de mirar que ella me dio el visto bueno para la hora cuando le puse ese mensaje. Nada más llegar encontré el primer problema, porque vi el coche de Hugo aparcado muy cerca de la puerta. Estuve a nada de darme la vuelta, porque le había dicho de hablar solos, pero en realidad, que estuviera el coche de Hugo allí no significaba que estuviera allí en ese momento. Tal vez se había ido a dar una vuelta en lo que nosotros hablábamos lo que teníamos que hablar, por lo que al final llamé al timbre con la idea de quitarme eso de encima cuanto antes. Me abrió enseguida, estando con una expresión seria y un tanto triste. Iba con ropa de andar por casa y me indicó que pasara con un gesto, haciéndolo yo para ir al salón y sentarme en el sofá.
-¿Quieres tomar algo?
-No. He venido a hablar contigo.
-Ya, ya lo sé. Pero, no sé... Quizá quieras un café o algo, ¿no?
-No, estoy bien.
-Vale. Javi... Estos días lo he pasado regular.
-Ya, estoy al tanto. Me lo habéis dicho montones de veces.
-No quiero que estés así.
-¿Así, cómo?
-De mal humor. Quiero arreglar las cosas, no que vayan a peor.
-Ya.
-He estado tratando de comprender por qué estás así de enfadado, pero me cuesta.
-Te lo dije muy claro la última vez que hablamos.
-Ya. Le he estado dando vueltas y... No sé.
-Vueltas las que te habrá dado Irene comiéndote la cabeza.
-¿De qué hablas?
-Pues que sé que fue el viernes contigo a mi casa. Seguro que habéis estado hablando mucho estos días. ¿Cuánta mierda me ha echado encima?
-No sé de qué me hablas...
-Anoche hablé con ella y sé que habéis hablado. Me vuelves a mentir.
-No, o sea... Claro que hemos hablado, pero no te ha echado mierda. No sé por qué piensas eso.
-Porque es bastante obvio. Me dijo que cuanto antes habláramos, mejor. Noté bastante alivio en esas palabras. Y viendo cómo está ella conmigo, no creo que te haya hablado muy bien de mí.
-Pues no es como lo piensas.
-Ya, seguro.
-Javi, no te dejes llevar por malentendidos. Ya lo has hecho algunas veces y has salido mal.
-Lo que tú digas.
-¿Por qué te molesta tanto que Hugo y yo nos estemos viendo?
-No me molesta para nada. De hecho, es genial que os estéis conociendo y que haya algo entre vosotros. Me molestan los secretismos, eso de venir a mi casa de pasada porque en realidad vas a verlo a él y no a venir a verme como siempre me has dicho.
-Pero es que no es así. Siempre que he ido ha sido a verte. No tiene nada que ver una cosa con la otra. Tú eres mi amigo y te quiero y he ido a verte a tu casa, ya fuera por gusto, o porque te viera mal. Aprovechaba que estaba allí y también veía a Hugo. Sin más.
-¿El día siguiente de la noche que pasé con Valentina también fue así?
-Sí.
-¿En serio?
-Claro. Tenía pensado ir para verte, pero como me dijiste eso, pues pensé en ir igualmente antes para verme con Hugo.
-No sé... No me lo parece.
-Javi, parece que estás celoso.
-Sabes de sobra que no.
-Pues es justo lo que parece. Es que no le encuentro otra explicación, de verdad.
-No son celos.
-En su día tuviste la oportunidad de intentar algo conmigo. Ya es muy tarde para que sientas celos.
-Qué no son celos, joder -dije hablando más alto.
-¿Entonces?
-Ya te lo dije, Sofía. No veo ninguna razón para que me ocultaras eso.
-Volvemos otra vez... Tú nos has ocultado muchísimas cosas, Javi.
-Pero no es lo mismo.
-Ah, ¿no?
-Yo tenía mis razones para no contar las cosas que ocultaba. ¿O no recuerdas cómo acabó mi relación? ¿O lo que ha pasado con Irene y Mario? Era justo por evitar todo eso, coño. Si ya lo sabes todo.
-Pienso que lo podrías haber hecho de otra forma.
-A lo mejor como tú con todo este tema. Yo ya te he dicho las razones por las que lo he hecho, pero tú todavía no me has dado las tuyas. Será que no las hay...
-Si las hay, Javi. Lo estabas pasando mal por una cosa o por otra y pensé que si te lo contaba te sentaría mal.
-Pues no has podido fallar más.
-Por eso tampoco te conté lo de que quedamos los dos con Irene y Mario.
-Eso sí me sentó mal. Pero más mal me sentó que no quisierais quedar conmigo por ese plan. Me lo tendríais que haber dicho.
-Pienso que no. Si te dolió tanto ver esa foto, también lo hubiera hecho comentarte ese plan que teníamos con ellos.
-Me da igual, Sofía. Viendo esa foto me sentí muy desplazado, como sustituido. Con lo que hemos sido los cuatro.
-Javi, ¿qué querías que hiciera? ¿Decir que no a un plan que realmente me apetecía mucho y que me hacía hasta ilusión?
-¡Qué me lo contaras, joder! ¡Eso era lo que quería!
Quizá me pasé levantando así la voz, porque hasta Sofía se quedó callada sin saber qué decir.
H: Mira que eres cabezón...
J: ¿No se suponía que estábamos solos? -dije mirando a Sofía al ver que Hugo también estaba allí.
S: Hemos hablado solos tú y yo.
J: Ya...
H: ¿Por qué querías estar solo con ella?
J: Para hablar las cosas. Cosas que son entre ella y yo. Nadie más.
H: ¿Seguro?
J: ¿Cómo que si estoy seguro?
H: ¿Es por eso, o porque te la quieres follar? Otra vez...
S: Hugo, no empecemos.
J: ¿De qué coño hablas?
H: Sé que habéis tenido lo vuestro. Sé que sois muy amigos. Demasiado.
S: Hugo... -decía con tono de reprimenda.
J: Tal vez si me hubierais contado lo que pasa entre vosotros...
H: O sea que lo has intentado. ¿No decías que no, Sofía?
S: Es que no ha intentado nada. Javi, ¿eres gilipollas? ¿Por qué has dicho eso?
J: Pero si no he dicho nada.
S: Hugo, no le hagas caso. Está muy dolido por la foto esa que nos echamos los cuatro cuando fuimos a cenar juntos.
H: Pues que se meta caballo si te se siente tan mal, que le gusta mucho...
J: ¿Pero tú eres retrasado? Anda, no te metas más coca, que estás más nervioso de la cuenta.
S: ¡Ya está bien!
H: Que te den por culo, gilipollas -me dijo para irse de allí dando un portazo.
Nos quedamos un rato callados, estando yo tapándome la cara y masajeando mis sienes.
-Qué cansada estoy de todo esto…
-Anda que yo...
-Hugo es muy celoso. Muy desconfiado. Su anterior relación fue... En fin. Y sé lo de las drogas.
-Ya. Es evidente con lo que ha dicho.
-Javi, ¿qué has hecho para meterte de eso?
-Fue para probar. Nada más.
-Ya, como él, ¿no?
-Él sí tiene un problema. Yo solo tenía curiosidad.
-Me ha dicho que lo va a dejar.
-Sí, como le prometió a su ex en su día.
-Oye, esas palabras no ayudan, ¿sabes?
-Es la verdad. ¿Ahora te molesta que te la cuente?
-Ay... -dijo en un suspiro- Tengo una amiga que es terapeuta para estas cosas y me ha dado algunos consejos. Tal vez me vaya a vivir con él para que no le resulte tan difícil dejarlo.
-Pues tienes trabajo con el alijo que tiene.
-Joder, Javi, ya está bien.
-Bueno, ya está todo hablado, me voy.
-No.
-¿No? ¿Qué nos queda?
-Hemos hablado, pero no lo hemos arreglado. Estás más enfadado todavía. Y yo también lo estoy con el comportamiento que has tenido durante toda la conversación y con esas contestaciones. Parece que no quieres arreglar este problema para que estemos lo bien que hemos estado siempre.
-Estoy saturado.
-Javi, ¿por qué te sigues viendo con Noelia?
-Joder con las preguntitas...
-Irene se enfadó mucho cuando fuimos el viernes para hablar contigo y la oyó dentro de tu casa.
-Joder, ¿oís algo y tiene que ser ella?
-Nos resultó bastante evidente cuando llamamos y no abrías la puerta.
-¿Y por qué le molestó a Irene? Si ya no somos amigos.
-Joder, qué tonto eres... Claro que sois amigos.
-Pues vaya amiga.
-Fue para darte un rapapolvo por lo de las drogas.
-Sí que habláis...
-Es que es grave.
-Grave es lo de Hugo. Lo mío fue por probar.
-¡Ya! -dijo tirándome un cojín.
-Es la verdad.
-No me has respondido a mi pregunta de por qué te sigues viendo con Noelia -dijo tras unos segundos en los que nos quedamos en silencio.
-¿Qué más da el motivo?
-Quiero saberlo.
-Pues lo hago porque me siento muy solo. Ella me trata bien, mejor de lo que me merezco.
-¿Por qué no sales a conocer a alguien?
-Porque no me apetece.
-¿Te gusta Noelia? ¿Estáis juntos?
-No. Solo es para pasar el rato.
-¿Por qué no me llamas si te sientes tan solo?
-¿Ahora que estábamos enfadados? ¿Y viniendo en otra ciudad también?
-Te deberías venir aquí otra vez. Allí no tienes nada. Y aquí estamos todos y también tu familia.
-¿Mis amigos que están enfadados conmigo y mi familia que está rota? No me apetece mucho, la verdad.
-¿Estás más tranquilo ya?
-Bah... -dije encogiéndome de hombros.
-Yo... Ya hablaré con Hugo para que se tranquilice y habléis calmados para que arregléis lo vuestro. Pero tenéis que hablar sin reproches. Aunque primero tengo que hablar yo con él. Me hace daño que sea tan celoso. No le doy razones para que se ponga así.
-Él ha dejado bastante claro el motivo.
-Joder, es que solo hice un comentario. Un puto comentario. Nada más. No se lo puede quitar de la cabeza. Le comenté que me pillé de ti y que nos acostáramos no ayudaba a retener lo que sentía. Él se habrá montado sus películas.
-Pues habla con él y arréglalo. Yo me voy ya.
-Pero nos veremos, ¿no?
-No.
-¿No? ¿No quieres que seamos amigos ya?
-Necesito un tiempo. Últimamente... Es que... Estoy cansado. Está muy claro que os estorbo más que otra cosa.
-Eso no es así -dijo triste.
-Sí. Sí que lo es. No te mereces tener un amigo como yo. Te mereces algo mejor.
-Pero yo quiero que lo sigas siendo.
-Necesito tiempo para desconectar y tranquilizarme.
-Llámame si necesitas algo.
-Ya veremos.
-¿Y Daniela? Ella es una chica muy buena. ¿Por qué no te apoyas en ella?
-Ahora vive con Valentina y con ella las cosas no están muy allá. Quiere espacio por lo que pasó en su chalet.
-¿Y Andrea?
-Me cuesta confiar en ella después de cómo ha actuado entre Noelia y yo por mucho que ya no esté en ese plan.
-Bueno, tienes a Ángela, ¿no?
-Sí.
-Aunque está lejos. Pero ya mismo está por aquí.
-Sí.
-Javi, por favor, no te aísles. Habla. Llámame si me necesitas.
-Vale.
-Que no estorbas ni nada. No pienses esas cosas -dijo sollozando.
-Me voy. Ya nos veremos.
-No te olvides de mí -dijo abrazándome con fuerza y llorando.
-Va Sofía, no lo pongamos más difícil.