Digo otra vez. NO LO VEO
“—Ya te digo —se carcajeó ella—. Menudo cipote que gasta el cabrón. —Lo miró divertida, aliviada de verlo sonreír y se quedaron mirando el uno al otro—. Sí, quizás me guste la fantasía de hacérmelo en la playa, con un tío con una polla como esa.
Esperó la reacción de su novio. Éste levantó una ceja y de nuevo sonrió agradecido por la complicidad que suponía esa confianza.
—Tumbada boca arriba, con él entrando y saliendo de mí, y yo gritando a pleno pulmón —dijo sin apartar la vista de sus ojos, vigilándolo—. Y él berreando de placer. Y yo chupándosela, porque se la chuparía. —Volvió a esperar la reacción hasta que éste asintió—. Y le lamería los huevos, que seguro que también son enormes. Le cogería las pelotas mientras se la meneo con la otra mano y me la metería en la boca hasta el fondo. Hasta hacerle correr su polla enorme. Su superpolla golosa.
Pero entonces percibió en Dani la sombra de la inseguridad. Su sonrisa se había ido apagando y, en su lugar, solo quedaba una mueca en la que intentaba levantar los labios por los bordes. Alba lo abrazó por el cuello y lo besó con ternura.”
“—Ey, estamos jugando. Sabes que solo fantaseo.”
Hasta aquí llega Dani. No más.
Son fantasías, solo eso, para nada las quiere ver cumplidas. En cuanto Alba se pasa de la raya, la fantasía se acaba para el