El culo y sus pelotas ocupaban el centro de la imagen. Tensando los músculos cada vez que su polla penetraba hasta el fondo antes de volver a salir completamente húmeda. A través del espejo de la habitación, se veía su cuerpo, encima del de ella, moviéndose en suave vaivén. Alba miraba su reflejo, percibiendo la imagen proyectada de sí misma. Sus ojos acuosos, se cerraron un instante. —¿Has acabado ya? —No, nena —contestó ufano—, todavía me queda mucha energía para darte. Y mucho semen. Ella no replicó, pero en su labio inferior se notó un imperceptible temblor. —Uffff, qué ganas tenía de follarte —decía él—. Seguro que no has echado un polvo así en años. Ella se mantuvo en silencio, sin dejar de mirarse en el espejo a través del cual, Dani veía sus ojos vidriosos.
—¿Puedes acabar ya, por favor? —El tono era apagado, como de súplica. Aníbal dejó de moverse con su polla enteramente dentro. Dani se puso en alerta. Se recostó en el sofá y tomó el móvil entre sus manos. —¿Pero qué dices? —dijo fijándose en ella por primera vez—. Lo hago despacio para que recuperes fuerzas. Ahora te voy a poner a cuatro patas para que grites como una perra. Alba no dijo nada. Seguía con la cabeza ladeada hacia el espejo y la mirada perdida en él. El temblor en su labio inferior se hizo más patente. —Ey, nena, ¿pero qué pasa? ¿Tu novio otra vez? No me jodas. —¿Puedes quitarte? —Venga ya, Alba. ¿En serio me estás haciendo esto? ¿De verdad te está dando un ataque de moralina a estas alturas?
—No debería estar aquí —dijo ella, que no lo escuchaba, con los ojos más hundidos que antes— No debería haber subido y no debería hacerle esto a Dani. —¿Y por qué no? Él te ha puesto los cuernos con su compañera de trabajo, con la hija del hippy e incluso con Eva. —Tampoco yo me he portado bien con él. Aníbal soltó un bufido. —Ese pichacorta no te quiere y tú no le quieres a él. Por eso estás aquí. —Cállate. Sí que le quiero. —No, eso es lo que quieres creer —espetó tajante—. Pero en realidad solo quieres tener a alguien que te rasque la espalda cuando vuelves a casa, que te haga compañía. —No es verdad —dijo negando con la cabeza—. Le quiero y no debería estar aquí. Quítate, por favor, no quiero seguir haciéndole más daño. —Claro que no quieres hacerle daño. Porque, aunque sea un pelele y alguien que no te merece, sigues sintiendo lástima por él. Lástima, no amor, pero en el fondo, lo que te atrae como un chute de adrenalina, lo que tu cuerpo te pide como a un yonki, es precisamente eso, la traición, el sabor del fruto prohibido, poseer algo que no deberías tener. Como el que mete la mano en la caja de galletas y saborea el fruto de su fechoría. El fruto de lo prohibido. Reconócelo, te excita ponerle los cuernos porque es como llevarte algo de otro, algo que no te pertenece. Alba permaneció callada, con el tormento de la culpa en su rostro. —Me excita la fantasía, no llevarla a cabo. Lo que estamos haciendo es cruel —contestó—. Joder, se nos ha ido completamente de las manos. Esto no era lo que habíamos hablado, Aníbal. —¿Qué dices? Hemos fantaseado con esto desde que llegaste. Las escapadas, los esquinazos a tu novio, los flirteos debajo del agua… —¿Pero es que no lo entiendes? Yo no quería esto. Lo que ha pasado…
—Mira, lo siento, pero no. Ni ahora ni ninguno de estos días ha pasado nada que tú no quisieras. Nadie te ha obligado a nada. Deja de hacerte la mártir. —Debería irme —dijo sin escucharlo—. Dani lleva demasiado tiempo solo. —¡Para ya, Alba! Para de una vez. Tu novio está durmiendo la mona, así que no estará preocupado por ti y no importará que llegues cinco minutos más tarde. Vamos, nena, relájate. Total, si le vas a querer igual después de follar conmigo. —Pero me voy a odiar más de lo que ya me odio. Puso las manos en su pecho y le obligó a separarse. La polla de Aníbal salió como una enorme anguila, quedando en estado de semierección. Incluso después de haberse corrido, su tamaño y dureza seguían intimidando.
Entiendo que todo esto ocurre con la polla de Aníbal dentro De Alba.
¿Estoy confundido? ¿No lo interpreto bien?
Es una parrafada bastante larga