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Una de las más arriesgadas que recuerdo fue en una Nochebuena. Habían cenado en mi casa mi cuñada y mi suegra. Era entonces, cuando mis hijos eran pequeños, bastante frecuente pasar con ellas las fiestas de Navidad. A veces se volvían a casa en un taxi, pero lo más normal era que se quedaran a dormir en casa. No había cama para todos. Mi suegra dormía con mi mujer en nuestra cama y yo con mi cuñada en un sofá, de esos con cheslón, en forma de L. Yo dormía en la parte larga y ella en la parte corta. El sofá era grande y no teníamos porqué tocarnos, cabíamos de sobra.
La cosa es que esta Nochebuena fue un poco diferente. Durante el verano mi cuñada y yo habíamos tenido un escarceo una tarde en mi casa (Ya lo he contado por ahí, creo, y sino en el antiguo foro de pajis) Una ocasión perdida, ya que aunque me la tenía que haber follado al final no lo hice. Habían pasado meses, pero yo seguía cachondo la verdad. Y un poco arrepentido de no haberme corrido en su culo.
Las Nochebuenas con mi familia política casi siempre terminaban en una bronca entre las hijas y la madre, pero esta vez no fue así. Fue bastante agradable. Despues de la cena acostamos a nuestros hijos y nos quedamos escuchando música, bebiendo y bailando. A eso de las tres de la mañana (más o menos) mi suegra se acostó y al poco mi mujer se quedó dormida en el sofá, sentada.
Yo seguí bailando con mi cuñada que de repente se puso a mover su culo delante de mi y luego a frotarse directamente contra mi polla. Aguanté un poquito, pero me pudo la excitación y la agarré por la cintura y me la senté encima. Ella siguió moviendo un poco el culo y yo, cada vez más empalmado, la eché mano a las tetas agarrándoselas por detrás. Ella seguía con el meneo y yo probé a meter las manos bajo la camisa para tocárselas mejor. Entonces ella dio un bote, se levantó y se despertó a mi mujer para que bailara con ella. Yo me quedé con un calentón tremendo. Al poco rato mi mujer se fue a acostar también y mi cuñada dijo que estaba muy cansada también , que si nos dormíamos.
Nos tumbamos en el sofá, cabeza contra cabeza, ella en el lado corto y yo en el largo del sofá como ya he dicho. Nos acostamos vestidos, solo quitándonos los zapatos y aflojando el cinturón. Con la luz apagada y después de horas de juerga y excesos nos quedamos dormidos. Yo, supongo que por lo excitado que estaba, me desperté al poco rato y empecé a explorar con mi mano hasta llegar a una teta de mi cuñada que empecé a acariciar. Ella se había soltado el sujetador para que no la apretara, pero no se lo había quitado. Conseguí meter la mano por debajo y tocarle la teta directamente sobre la piel. Ella empezó a respirar más rápido, aunque de vez en cuando soltaba un ronquidito. Yo no sabía si estaba despierta y excitada o dormida como un lirón.
Pensé en levantarme, bajarle las bragas y follarla, pensé en arrodillarme a su lado y meterle la polla en la boca. Al final no hice nada de eso. Seguí con mi mano en su teta y me masturbé con la otra mano hasta que me corrí dentro de los calzoncillos. Después me debí quedar dormido.
Poco tiempo después, aún no había salido el sol, se levantaron los cabrones de mis hijos para abrir los regalos que estaban bajo el árbol de Navidad en el salón. Dieron la luz e hicieron todo el ruido que pudieron hasta que nos despertaron. Y allí nos encontramos los dos con la cara descompuesta, despeinados y algo mareados todavía pero felices de ver la alegría de los pequeños.
Cuando ya abrieron todos los regalos, se pusieron a jugar cada uno con una cosa. Mi cuñada se dirigió a mi sonriendo y me dijo
-"¿No deberías darte una ducha y cambiarte de ropa?"
-"No me vendrá mal"
-"Si, anda ve. Luego voy yo y así me refresco".
La cosa es que esta Nochebuena fue un poco diferente. Durante el verano mi cuñada y yo habíamos tenido un escarceo una tarde en mi casa (Ya lo he contado por ahí, creo, y sino en el antiguo foro de pajis) Una ocasión perdida, ya que aunque me la tenía que haber follado al final no lo hice. Habían pasado meses, pero yo seguía cachondo la verdad. Y un poco arrepentido de no haberme corrido en su culo.
Las Nochebuenas con mi familia política casi siempre terminaban en una bronca entre las hijas y la madre, pero esta vez no fue así. Fue bastante agradable. Despues de la cena acostamos a nuestros hijos y nos quedamos escuchando música, bebiendo y bailando. A eso de las tres de la mañana (más o menos) mi suegra se acostó y al poco mi mujer se quedó dormida en el sofá, sentada.
Yo seguí bailando con mi cuñada que de repente se puso a mover su culo delante de mi y luego a frotarse directamente contra mi polla. Aguanté un poquito, pero me pudo la excitación y la agarré por la cintura y me la senté encima. Ella siguió moviendo un poco el culo y yo, cada vez más empalmado, la eché mano a las tetas agarrándoselas por detrás. Ella seguía con el meneo y yo probé a meter las manos bajo la camisa para tocárselas mejor. Entonces ella dio un bote, se levantó y se despertó a mi mujer para que bailara con ella. Yo me quedé con un calentón tremendo. Al poco rato mi mujer se fue a acostar también y mi cuñada dijo que estaba muy cansada también , que si nos dormíamos.
Nos tumbamos en el sofá, cabeza contra cabeza, ella en el lado corto y yo en el largo del sofá como ya he dicho. Nos acostamos vestidos, solo quitándonos los zapatos y aflojando el cinturón. Con la luz apagada y después de horas de juerga y excesos nos quedamos dormidos. Yo, supongo que por lo excitado que estaba, me desperté al poco rato y empecé a explorar con mi mano hasta llegar a una teta de mi cuñada que empecé a acariciar. Ella se había soltado el sujetador para que no la apretara, pero no se lo había quitado. Conseguí meter la mano por debajo y tocarle la teta directamente sobre la piel. Ella empezó a respirar más rápido, aunque de vez en cuando soltaba un ronquidito. Yo no sabía si estaba despierta y excitada o dormida como un lirón.
Pensé en levantarme, bajarle las bragas y follarla, pensé en arrodillarme a su lado y meterle la polla en la boca. Al final no hice nada de eso. Seguí con mi mano en su teta y me masturbé con la otra mano hasta que me corrí dentro de los calzoncillos. Después me debí quedar dormido.
Poco tiempo después, aún no había salido el sol, se levantaron los cabrones de mis hijos para abrir los regalos que estaban bajo el árbol de Navidad en el salón. Dieron la luz e hicieron todo el ruido que pudieron hasta que nos despertaron. Y allí nos encontramos los dos con la cara descompuesta, despeinados y algo mareados todavía pero felices de ver la alegría de los pequeños.
Cuando ya abrieron todos los regalos, se pusieron a jugar cada uno con una cosa. Mi cuñada se dirigió a mi sonriendo y me dijo
-"¿No deberías darte una ducha y cambiarte de ropa?"
-"No me vendrá mal"
-"Si, anda ve. Luego voy yo y así me refresco".