Pues no, era la primera vez que la veía desnuda y eso era lo más excitante de la situación. En su casa no eran de andar desnudos, ni siquiera en ropa interior y mi mujer siempre cuenta que él aparecía casualmente por el pasillo cuando salía de la ducha envuelta en la toalla, vamos que buscaba verla desnuda por todos los medios. Por aquel entonces debía andar por los 18 recién cumplidos.
Nosotros compartimos con él que llevábamos tiempo yendo a playas nudistas, él se quedo flipando y empezó a hacer las típicas preguntas, que si no nos daba corte, que si ella se desnudaba completamente, etc. Yo terminé diciéndole que se viniera un finde con nosotros al apartamento de mi madre y así lo probaba.
A Elena, mi mujer, no le hizo mucha gracia en principio la propuesta. Yo, evidentemente, le decía que no pasaba nada, que en familia era lo más normal del mundo y que en cualquier caso siempre podía limitarse a ir en topless que era, y sigue siendo, lo más frecuente.
El caso es que nos fuimos ese fin de semana y ya, al llegar la primera noche, nos pusimos a juguetear en la cama y yo me esmeré en comerle el coño, que le vuelve loca, provocándole que se desatara y se pusiera a gemir sin ningún recato. Luego me puse a follármela diciéndole al oído que qué le ponía más cachonda, si que su hermano nos estuviera escuchando o que al día siguiente fuera a verla desnuda. No decía nada pero estaba a cien.
Al día siguiente, nos plantamos en la playa en una zona un tanto alejada de la gente. Yo me despeloté nada más llegar y ella se quitó la parte de arriba del bikini mostrándole a su hermano, por primera vez en su vida, sus maravillosas tetitas. Él no sabía que hacer y yo le espeté "No te lo pienses y quítatelo ya, cuanto antes pases el trago, mejor" Dicho y hecho, se quitó el bañador dejando a la vista una polla morcillona pero todavía bajo control.
Tras un rato en las toallas decidimos pegarnos una zambullida y mi mujer dijo "¿Sabes lo que te digo?, que me uno a vosotros" y se quitó el bikini quedándose como Dios la trajo al mundo y se fue corriendo al agua dejándonos a la vista el trasero. Tras un rato en el agua, ya en la orilla, su hermano no sabía donde mirar y Elena le dijo "¿Qué, vas a estar toda la mañana mirando al horizonte?. Anda, mírame bien, que no pasa nada".
Entonces dio unos pasos atrás, para que pudiera contemplarla mejor, extendió los brazos y en cuestión de segundos vimos como la polla de mi cuñado se ponía a apuntar al cielo. Él se puso colorado como un tomate, Elena le decía que no pasaba nada y yo por lo caliente de la situación también me empalmé. Nos lo tomamos a broma y al cabo de un rato ya nos fuimos tranquilizando.
Eso sí, el polvo que nos pegamos esa noche fue de campeonato.