De muchas la siguiente es la mejor experiencia de mi vida y de esos milagros que solo pasan una vez en la vida.
Recuerdo como si fuera ayer, siendo yo un chaval, unas vacaciones con mis padres en un hotel en La Manga. En la habitación de al lado una familia, matrimonio y dos hijos (uno cerca de los 18 y otro más pequeño), la madre tendría unos 40, rasgos afilados, morena y con buen cuerpo 1,70 aprox. Tuve la grandísima suerte de un par de mañanas verla en topless (un ratito porque al marido y los hijos se ve que no les hacía mucha gracia) pechos algo caídos pero generosos, blanquitos en contraste con la piel morena y pezones grandes y bastante oscuros.
Mis padres después de comer se quedaban echando la partida de Mús con otro matrimonio amigo y yo me subía a la habitación. Aquella tarde camino al ascensor vi que los hijos de los vecinos iban camino de la piscina. Entré en mi habitación y al otro lado se escuchaba la tele y retazos de la conversación del matrimonio. Pasados unos minutos apagaron la tele, les oía susurrar y alguna risilla de ella, luego vino el silencio. Pasaron unos 15min y de pronto el rítmico sonido de una cama y al poco empezaron a sobresalir los gemidos de ella, de estos contenidos, como cogiendo aire entre dientes y soltándolo como un soplido. Yo ya estaba empalmadísimo, él empezó a pillar ritmo y ella a gemir más rápido. Por el ruido (de palmadas jejeje) yo apostaría que la tenía a cuatro patas, ella llegó a soltar algún "siiii" y "siiiigue" hasta que él marido emitió un gruñido y se debió de correr. Les oí murmurar durante un rato, minutos de silencio y...

¡A por el segundo! Yo ya la polla la tenía a reventar y se me ocurrió salir al balcón a ver si asomándome podía verles. Me gustaría contaros que los vi desnudos follando pero no tuve tanta suerte. Las cortinas estaban medio echadas y solo alcancé a verles hasta media pantorrilla de perfil. Estaban a lo misionero, ritmo más pausado, ella abría y cerraba con fuerza los dedos de los pies, lo estaba disfrutando porque resoplaba más alto que antes. Duraron como 5 minutos hasta que ella se corrió, solto un gemido ahogado mientras apretaba sus pies contra las piernas del marido. Yo solté una monumental descarga en mis pantalones allí en el balcón. Por desgracia no hubo más tardes como aquella y era una época en la que no había móviles.