El BIG BANG de las sensaciones

En su Big Bang primigenio un diablo cojuelo espera, cavila, como saltar en espacio tiempo, cómo liberarse de la suya reclusión.
En ocasiones lo consigue. Sobrevuela tejados con sus pequeñas y torpes alas.
Entra por resquicio abierto de una confiada ventana entreabierta las noches verano.
O, sencillamente, tornase humano y entre ellos deambula.

¿Bulo, cuento, fábula, leyenda o realidad virtual?
No lo sé. Me limito publicar un escrito que hace tiempo apareció en el cajón de los olvidos.

Mikelo
 
Última edición:

La Marca


Llegas al apartamento a la hora concertada inquieta y curiosa. Esta mañana, por teléfono, te informó que te esperaba a la tarde con un juego pensado para ti y una sorpresa incluida.

La tímida luz del atardecer se abre paso a través de las cortinas que cubren el amplio ventanal, iluminando tenuemente la estancia del dormitorio. Te recibe a contraluz, con los brazos extendidos, enfundado solamente por el albornoz azul que ya conoces, vistiendo la sonrisa que también conoces y tanto te gusta.

-Voy a vendarte los ojos… No olvides que todo lo que suceda formará parte de un juego cuyo único fin es conseguir que disfrutemos plenamente de nuestros cuerpos y mentes, pero sobre todo, deseo, que esta vez seas tú la protagonista, y quien reciba la mayor parte del placer. Sólo una condición más…, no debes en ningún momento formular pregunta alguna; podrás gemir, jadear, gritar pidiendo más o menos… Te prometo que no habrá nada que pueda causarte dolor o malestar físico.

Aceptas complaciente, sin articular reparo alguno. -Me encanta que tomes la iniciativa –Le comentas divertida.

Completamente desnuda, de rodillas casi al borde de la cama, con las piernas ligeramente abiertas, la cabeza y el torso pegados al lecho, permaneces alerta. Un pañuelo de seda verde cubre tus ojos.

Experimentas la sensación de encontrarte dentro de una dimensión virtual. Todos los sentidos (menos la vista), están pendientes en este momento del nexo que deseas te una a la realidad del placer.

La brillante vulva de carnosos labios ya dispuesta, se le ofrece a la vista; solamente han transcurrido unos minutos y tu sexo está empapándose con sus propios jugos. Detrás, despacio, va recorriéndolo con sus besos, sin dejar su lengua un mínimo resquicio sin probar. Comienzas a moverte emitiendo tenues susurros de placer. Te presiona las nalgas con fuerza y, tirando de ellas para ambos lados, las abre aún más, para que la lengua esta vez, juegue libremente alrededor del ano y en su interior… El sonido de tus jadeos lo acompaña excitándolo; su verga ya está totalmente erecta y preparada...

-Discúlpame un momento, voy al cuarto de baño…, no te muevas ni mires, por favor -Te ruega mientras se levanta.

Continúas acariciándote el clítoris; obediente esperas atenta. Escuchas el caer del agua en el aseo y un lejano siseo cuyo significado no logras captar…, te parece el susurro de una canción entonada entre dientes.

Unos minutos más tarde, rozando la moqueta, se aproximan los pasos…
Llegándose a tu lado, te besa y, te muerde dejando ligeramente la marca de sus dientes por tu espalda y en los hombros y, te estremeces; después lo repite por las nalgas y los muslos y te vuelves a estremecer.

A continuación, se adentra de espaldas a la cama por debajo de ti, quedando su cara a la altura de tu sexo; instintivamente te acoplas buscando la cálida caricia de sus labios. Sientes como algo terso te roza el rostro; sujetas su pene enhiesto y te lo llevas a la boca, después, moviéndote arriba y abajo, lo vas succionado con verdadera fruición. A la vez, su boca se mueve tenazmente por tu vulva totalmente mojada, chupando y presionándola, auxiliándose de la lengua, que entre lametones, entra y sale en tu sexo. También notas como sus dedos se van introduciendo dentro de tu ano, girándolos lenta y suavemente hasta dilatarlo.

No caes en la cuenta del tiempo trascurrido, ni de los orgasmos que llevas disfrutados en esa postura...

De pronto, sin mediar palabra, se detiene y girándose, se coloca de nuevo debajo de ti, pero esta vez, frente con frente, y te empuja el busto con un leve toque hacia atrás; sus manos bajo tus nalgas las elevan para seguidamente dejarte caer delicadamente sobre su pene. Te quedas un momento quieta, deseas sentirte penetrada. Comienzas a moverte..., primero oscilando, adelante y atrás, apretando con fuerza tu sexo con su sexo y arqueas la espalda; después, inicias una furiosa cabalgada, arriba y abajo; sintiéndote como guerrera amazona en una noche de luna llena, galopando temeraria sobre un salvaje corcel.

Dejas caer tu torso sobre el suyo, buscando con avidez sus labios para morderlos... Aprovechándose del momento, eleva su pubis para acompañarte con sus embates. Estás fuera de sí, jadeante y, gimiendo imploras -¡Más, más…, más fuerte..., dame más! ¡Todo…, quiero todo!
Y, en ese preciso momento, sientes como “algo” detrás de ti, se apoya en el brocal de tu ano -¿Qué es eso…? -te preguntas, sabiendo que ahora mismo, sus dedos se encuentran por tu espalda y tu pelo, acariciándolos. Un respingo y te quedas quieta, paralizada por la sorpresa... Instintivamente llevas tu mano a la venda…, pero tomándola con la suya, la retira justo a tiempo; después, besándola, te estrecha consigo y te susurra al oído entre requiebros –No tengas temor preciosa, forma parte de la sorpresa; solamente trato de darte el mayor de los placeres. Confía en mí y disfruta con ello…

Te dejas llevar. El culo elevado oferente. Conteniendo la respiración percibes con todo detalle, como un bálano flexible se desliza adentrándose lentamente, franqueando el paso a un cipote firme y grueso.
Como si fueran uno sólo, los dos penes en su vaivén acompasado entran y salen dentro de ti, llevándote con cada uno de sus envites a un estadio cada vez más alto del éxtasis.
Tus manos se aferran a la sabana y la estancia, apenas ya sin luz, se llena de sollozos y gritos de placer. Sobre su boca receptiva, la tuya, con un gesto de entrega total, va dejando caer un hilo de saliva.
El “invitado”, abandona la armonía compartida y, entre bufidos, acelera el ritmo en su carrera. Frenético, te bombea ya sin pausa; acezante, clava sus dedos como garfios en tu trasero, con su mente puesta en el final deseado, persiguiendo su singular marca y el placentero Big Bang...

Al unísono brotan las interjecciones extasiadas de ambas gargantas y, entremedias un alarido... Los cuerpos resollando, se vencen agotados por el esfuerzo.


Vencido, reposa ya tu cuerpo satisfecho, recuperando poco a poco el aliento...
Te va acariciando con el roce de la mano la espalda y el pelo, con su beso quedo por la cerviz sudorosa.
Posando su dedo índice en tus labios te implora silencio; te descubre la venda y con un guiño sonriente de sus ojos, te señala al “invitado”. La escasa luz artificial que entra de la calle, a duras penas permite vislumbrarlo en la penumbra. De pié, en riguroso silencio, espera estoicamente, con el pantalón y el calzón bajados hasta los tobillos y los ojos y la cara cubiertos con un enorme pañuelo rojo.

Se levanta, y cubriéndose con el albornoz se acerca al “invitado”, le sube la ropa; después como un lazarillo, sale de la habitación llevándolo del brazo.
Los ves alejarse y no hay nada en el “invitado” que te sea familiar, tampoco le encuentras nada especial..., salvo una ligera cojera, que bien puede ser causada por el temblor resultante del esfuerzo.
De nuevo el sonido del agua en el baño y el siseo. Unos minutos más y es el ruido de la puerta del apartamento al cerrarse.

Estáis recostados sobre la cama, tú, desnuda completamente; distraído, él te acaricia los senos; el albornoz abierto descubre su torso, tus dedos se entretienen juguetones con los rizos del vello.

-Bueno… ¿No vas ha comentarme nada..., de la sorpresa? –Te pregunta ilusionado

-Ya lo creo... ¡Menuda sorpresa! Me has engañado, no cumpliste con la palabra prometida… Al final hubo dolor... ¿Acaso no escuchaste mi alarido...? -Le reprochas con un quejoso mohín.
-¡Cómo...! No entiendo... ¡Pero si estabas disfrutando...!
-¡Mira! -Le gritas dándote la vuelta mostrando la nalga derecha.
Tras encender la luz de la lámpara observa detenidamente...
-¡Menudo moratón! ¿Y cómo ha sido...? No comprendo nada...
-Éste moratón ¡Es un pellizco y con alevosía! Ese individuo, me lo propinó justo al final, cuando estalló de placer...
-¡Leches, la madre que lo…! Ahora entiendo a qué sé refería el muy canalla cuando me hablaba de su afición por las “marcas”...
-¡Pero bueno..., de dónde ha salido ese…!
-¡Ay,... no lo sé! ahora tengo serias dudas, pero…, me parece que del mismo infierno.

Fuera, en el callejón, el silencio de la noche queda roto por la risotada divertida de alguien que se aleja, cojeando..
.,siseando...
 
Última edición:
En su Big Bang primigenio un diablo cojuelo espera, cavila, como saltar en espacio tiempo, cómo liberarse de la suya reclusión.
En ocasiones lo consigue. Sobrevuela tejados con sus pequeñas y torpes alas.
Entra por resquicio abierto de una confiada ventana entreabierta las noches verano.
O, sencillamente, tornase humano y entre ellos deambula.

¿Bulo, cuento, fábula, leyenda o realidad virtual?
No lo sé. Me limito publicar un escrito que hace tiempo apareció en el cajón de los olvidos.

Mikelo
Mikelo, ¿puede a la mayor brevedad posible transmitirle al pato Secretario, que no es imprescindible que deje un rastro de plumas por los hilos, que tenga las alas necesarias de patiplantarse ante la mesa de mi despacho?

Y que deje de estar dándole piquitos a sus patiamigas las ocas de suave plumón y lindas colitas. Que aprenda de su hermanastro el Diablo Cojuelo, menos cháchara y más marca dejada en nalga ajena.

😎

La Jefa (queobservandoesta)
 
Última edición:
Mikelo ya no es necesario que le dé recado alguno. Acabo de ver pasar al pato Secretario.

Eso sí, tengo algunas preguntas para él.
- ¡Secre, Secre! ¿por qué tiene usted esa suave y delicada colita?
- ¡Secre, Secre! , ¿ por qué tiene usted ese piquito taaaan graaaande?
- ¡Secre, Secre! ¿por qué me está mirando de esa forma y manera, por encima de sus gafas?

La Jefa (quesemarchaya)
 
Wolasss chicasss...

Vaya, compruebo que algunasss todavía no llevaisss la marrrca... del biquini o del bañadorrr

Por fin puedo estarrr de nuevo en essste lugarrr

Nada de playassss ni de arrrenasss calientesss. Estosss días fuerrron durrros parrra mi perrrsssona... En parrrte, puésss algo ocurrrió que mi ansssiedad alivió. Osss lo cuento:

Dessspuésss de mucho insistirrr, finalmente, se me otorrrgó la gracia de poderrr sssalirrr del forrrzossso enclaussstramiento. Perrro ocasionalmente, con losss minutosss contadosss.

Sin más compañía “erótica” que la de mis hermanastros, los segundos se convierten en horas y, estas a su vez, en interminables e insufribles días; con la agravante de tener que soportar el insoportable y penetrante olor rancio de la tinta en la Libreta de Tapas Azules.
Nada que pudiese alegrarme la vista, ni tan siquiera una mísera imagen de unos glúteos de buena moza en los que poder clavar la mirada, y algo más... Nada con lo cual poder ejercitar mis cada vez más entumecidos dedos... ¡Nada!

Tedio y más tedio, suplicio, ansiedad..

El Secretario, a su bola, zambullido entre páginas, buscando la utopía: el viaje, según él, de no sé qué antepasado nuestro.
Mikelo... dormitando, y cuando no, peor aún: Tocando el saxofón entre suspiros.
La temperatura de mi cuerpo iba en aumento, a punto estaba de estallar en llamas y convertir en cenizas el cuaderno... Justo en ese preciso momento, ¡plofff!

Resonó la voz del Soñador:

-Diablo Cojuelo... ¿Te importa salir a comprar el pan?
-¡Jueeerrr! essso ni ssse pregunta –mascullando mis palabras.

-¿Perdón compañero.? no te oigo bien...
-Vaaale... ¡Oírrr esss obedecerrr!

-Una advertencia: dispones de veintiún minutos para tal cometido.
-Mi-errr-daaa –con un leve susurro, y después elevando la voz:
-¡Tomo nota!

-Toma buena nota, pues un solo minuto de más y, el borrador pasará sobre tu caliente existencia en mis sueños...
-¡Lechesss, que essstoy porrr la laborrr!

Polvo de harina

No necesité buscar mucho. Un delicioso aroma a pan recién cocido, me llevó directamente hasta la tahona. Allí la encontré, tras el mostrador, de espaldas a la entrada. Se movía graciosa mientras colocaba delicadamente panes de atrayentes y suculentas formas.
Ella misma era un enorme pan de apetitosa masa. Generosa en carnes, madura y de piel tan blanca como la harina. Buena, sí, muy buena... seguro que su íntima miga, era de lo mas suculento.
La saludé, y se giró quedándome enfrentada. Educada respondió a mi saludo y, sus ojos castaños se encontraron con el fulgor de los míos. Sonrío tímidamente... Nos entendimos.

Hola... ¿Qué desea señor?

Respondí internamente “tú eres lo que yo deseo” , a continuación, aproximándole mi rostro, sobre el mostrador –Quierrro una barrra de pan de leña y, que essste porrr favorrr, bien tossstada.

Eligió una de dorada corteza, pero algo descascarillada –¿Esta...? ¡Ay, perdón! Está un poco fea... ¿no...?

No ssse preocupe, porrr favorrr, no tiene la menorrr imporrrtancia. Me vale tal cual... Verrrá... lo imporrtante no esss parrra mi perrrsssona la belleza de la corrrteza; lo verrrdaderrramente herrrmossso ssse encuentra en el interiorrr: en sssu masssa buena.

El rostro se le iluminó. Sonrió y, unas finas arrugas adornaron unos ojos que ahora brillaban curiosos. Nos entendíamos cada vez más.

-Pues me alegro. Le aseguro que este pan le encantará...

En el justo momento que depositaba las monedas en su mano abierta, esta se contrajo un instante, el suficiente para apreciar el tacto de sus dedos en la mía.
De mi entrepierna surgió una estimulante sensación, un agradable escalofrío, que tras recorrerme vertiginosamente la columna vertebral, saltó de la nuca, para alojarse en mi garganta.

Al siguiente día, cuando ella me devolvía el cambio, aproveche para rozarla “descuidadamente” la palma de su mano.

De tal manera, sin apenas tiempo, sin articular palabras entre los dos, fue el transcurrir de los días. Con sus sabrosas y bien cocidas barras pan, acompañados de “los hola y los hasta luego” . Repletos de mensajes cada vez más evidentes, de sutiles señales a través de las sonrisas, de los guiños y sobre todo de los sensuales roces... Abiertos los sentidos, saboreándonos. Notando el calor de nuestros cuerpos apenas a dos palmas de distancia.

-Buen día ssseñorrra.

-¡Hola! Buenos días... ¿Lo de siempre verdad?

-Sssi, clarrro... ¡Que pena! El tiempo ssse me agotó. Esssta, esss mi ultima barrra pan.

-Vaya, que rápido pasó, sí.... Bueno, espero que guarde buen recuerdo de...

-¡Ya lo creo! Echarrré de menosss essste pan y essta... -No termine la frase; me incliné sobre el mostrador acercándo mis labios a su mejilla, con el propósito de la despedida... ¡ Y sucedió!

-Espera... – Sonriéndome, se retiró, mirándome de reojo. Después de extraer del cajón una cartulina del tamaño de un folio, se dirigió a la puerta de tienda, cerró por dentro con llave y dejó colgado el cartel:

DISCULPEN LAS MOLESTIAS,
REGRESO EN UNOS MINUTOS.
GRACIAS.​

-Ven... –Tiró con apremio de mi mano, arrastrándome tras ella dentro de local anexo donde se ubica el horno.

Me abrazó con sus generosos pechos y, mi pierna se deslizó entre sus muslos, mientras, apretaba con fuerza sus nalgas. Su boca húmeda se apoderó golosa de mis labios.

En un pispás se desnudo de la bata y las bragas. Volviéndose de espaldas a mí, apoyo medio cuerpo sobre varios sacos apilados de la harina. Alzó las caderas, y con la voz cargada de deseo me suplicó: -Móntame... ¡Fóllame ya!

La vulva se me ofreció magnifica y jugosa entre unos imponentes glúteos hermosamente blancos como la harina. Y me arrojé sobre ella, con el pantalón y el calzón apenas bajados.

Todo sucedió muy rápido. Mi ardiente sexo parecía poseer vida propia, entraba y salía sin dar cuartel ni reposo, golpeando cada vez con mayor ansia, sobre aquella magnifica montaña.

Cedían los sacos con cada una de las sacudidas... Su fino polvo, apenas percibido, iba cubriendo nuestro placer.

El tiempo apremiaba. Aprovechando que ella alcanzaba el punto álgido del orgasmo, envestí con furia por ultima vez contra la grupa, clavando mis dedos en sus nalgas. Un alarido sostenido de placer rompió el ritmo de los jadeos, su eco, fue apagándose, perdiéndose por el cálido horno, entre la maquinaria, las bandejas, la masa, los panes, la levadura y los sacos de harina.

Permanecimos tumbados un instante, sin tiempo, abrazados, fundidos en un beso que me supo a la buena masa del pan... Su masa buena.

Y desaparecí... justo en el minuto veintiuno...



En el minuto veintiuno entraba en la Libreta. Al oírme, el Secretario levantó la vista de los papeles que estaba estudiando y mirándome sobre las gafas observó curioso...

Me señaló con la punta de una de sus plumas –Cojuelo..., llevas en la ropa unas manchas que me parecen de cal...
-Puesss no ¡Errrassste! -Le interrumpí y le precisé – ¡Esss polvo de harrrina!


Me deleito con el rrrecuerrrdo de esssosss díasss... ¡Ay, todo tan rrrápido¡
Todavía en mi rrropa y sobre la piel perrrdurrran lasss marrrcasss de la harrrina y no dessseo sacudirrrmelasss.

Sssonrrrío pensssando en aquellasss otrasss marrrcas: Lasss que ella lleva impresssasss en la memorrria de sssusss nalgasss.... ¡De tan buena masssa!

Ahorrra rrrelajado, essperrro el inmediato rrretorno a nuessstro hogarrr en el Big Bang, al amparrro de las traviesssasss teticasss de nussstra Gamberrr.

Diablo Cojuelo
:devilish:
 
Wolasss chicasss...

Vaya, compruebo que algunasss todavía no llevaisss la marrrca... del biquini o del bañadorrr

Por fin puedo estarrr de nuevo en essste lugarrr

Nada de playassss ni de arrrenasss calientesss. Estosss días fuerrron durrros parrra mi perrrsssona... En parrrte, puésss algo ocurrrió que mi ansssiedad alivió. Osss lo cuento:

Dessspuésss de mucho insistirrr, finalmente, se me otorrrgó la gracia de poderrr sssalirrr del forrrzossso enclaussstramiento. Perrro ocasionalmente, con losss minutosss contadosss.

Sin más compañía “erótica” que la de mis hermanastros, los segundos se convierten en horas y, estas a su vez, en interminables e insufribles días; con la agravante de tener que soportar el insoportable y penetrante olor rancio de la tinta en la Libreta de Tapas Azules.
Nada que pudiese alegrarme la vista, ni tan siquiera una mísera imagen de unos glúteos de buena moza en los que poder clavar la mirada, y algo más... Nada con lo cual poder ejercitar mis cada vez más entumecidos dedos... ¡Nada!

Tedio y más tedio, suplicio, ansiedad..

El Secretario, a su bola, zambullido entre páginas, buscando la utopía: el viaje, según él, de no sé qué antepasado nuestro.
Mikelo... dormitando, y cuando no, peor aún: Tocando el saxofón entre suspiros.
La temperatura de mi cuerpo iba en aumento, a punto estaba de estallar en llamas y convertir en cenizas el cuaderno... Justo en ese preciso momento, ¡plofff!

Resonó la voz del Soñador:

-Diablo Cojuelo... ¿Te importa salir a comprar el pan?
-¡Jueeerrr! essso ni ssse pregunta –mascullando mis palabras.

-¿Perdón compañero.? no te oigo bien...
-Vaaale... ¡Oírrr esss obedecerrr!

-Una advertencia: dispones de veintiún minutos para tal cometido.
-Mi-errr-daaa –con un leve susurro, y después elevando la voz:
-¡Tomo nota!

-Toma buena nota, pues un solo minuto de más y, el borrador pasará sobre tu caliente existencia en mis sueños...
-¡Lechesss, que essstoy porrr la laborrr!

Polvo de harina

No necesité buscar mucho. Un delicioso aroma a pan recién cocido, me llevó directamente hasta la tahona. Allí la encontré, tras el mostrador, de espaldas a la entrada. Se movía graciosa mientras colocaba delicadamente panes de atrayentes y suculentas formas.
Ella misma era un enorme pan de apetitosa masa. Generosa en carnes, madura y de piel tan blanca como la harina. Buena, sí, muy buena... seguro que su íntima miga, era de lo mas suculento.
La saludé, y se giró quedándome enfrentada. Educada respondió a mi saludo y, sus ojos castaños se encontraron con el fulgor de los míos. Sonrío tímidamente... Nos entendimos.

Hola... ¿Qué desea señor?

Respondí internamente “tú eres lo que yo deseo” , a continuación, aproximándole mi rostro, sobre el mostrador –Quierrro una barrra de pan de leña y, que essste porrr favorrr, bien tossstada.

Eligió una de dorada corteza, pero algo descascarillada –¿Esta...? ¡Ay, perdón! Está un poco fea... ¿no...?

No ssse preocupe, porrr favorrr, no tiene la menorrr imporrrtancia. Me vale tal cual... Verrrá... lo imporrtante no esss parrra mi perrrsssona la belleza de la corrrteza; lo verrrdaderrramente herrrmossso ssse encuentra en el interiorrr: en sssu masssa buena.

El rostro se le iluminó. Sonrió y, unas finas arrugas adornaron unos ojos que ahora brillaban curiosos. Nos entendíamos cada vez más.

-Pues me alegro. Le aseguro que este pan le encantará...

En el justo momento que depositaba las monedas en su mano abierta, esta se contrajo un instante, el suficiente para apreciar el tacto de sus dedos en la mía.
De mi entrepierna surgió una estimulante sensación, un agradable escalofrío, que tras recorrerme vertiginosamente la columna vertebral, saltó de la nuca, para alojarse en mi garganta.

Al siguiente día, cuando ella me devolvía el cambio, aproveche para rozarla “descuidadamente” la palma de su mano.

De tal manera, sin apenas tiempo, sin articular palabras entre los dos, fue el transcurrir de los días. Con sus sabrosas y bien cocidas barras pan, acompañados de “los hola y los hasta luego” . Repletos de mensajes cada vez más evidentes, de sutiles señales a través de las sonrisas, de los guiños y sobre todo de los sensuales roces... Abiertos los sentidos, saboreándonos. Notando el calor de nuestros cuerpos apenas a dos palmas de distancia.

-Buen día ssseñorrra.

-¡Hola! Buenos días... ¿Lo de siempre verdad?

-Sssi, clarrro... ¡Que pena! El tiempo ssse me agotó. Esssta, esss mi ultima barrra pan.

-Vaya, que rápido pasó, sí.... Bueno, espero que guarde buen recuerdo de...

-¡Ya lo creo! Echarrré de menosss essste pan y essta... -No termine la frase; me incliné sobre el mostrador acercándo mis labios a su mejilla, con el propósito de la despedida... ¡ Y sucedió!

-Espera... – Sonriéndome, se retiró, mirándome de reojo. Después de extraer del cajón una cartulina del tamaño de un folio, se dirigió a la puerta de tienda, cerró por dentro con llave y dejó colgado el cartel:

DISCULPEN LAS MOLESTIAS,
REGRESO EN UNOS MINUTOS.
GRACIAS.​

-Ven... –Tiró con apremio de mi mano, arrastrándome tras ella dentro de local anexo donde se ubica el horno.

Me abrazó con sus generosos pechos y, mi pierna se deslizó entre sus muslos, mientras, apretaba con fuerza sus nalgas. Su boca húmeda se apoderó golosa de mis labios.

En un pispás se desnudo de la bata y las bragas. Volviéndose de espaldas a mí, apoyo medio cuerpo sobre varios sacos apilados de la harina. Alzó las caderas, y con la voz cargada de deseo me suplicó: -Móntame... ¡Fóllame ya!

La vulva se me ofreció magnifica y jugosa entre unos imponentes glúteos hermosamente blancos como la harina. Y me arrojé sobre ella, con el pantalón y el calzón apenas bajados.

Todo sucedió muy rápido. Mi ardiente sexo parecía poseer vida propia, entraba y salía sin dar cuartel ni reposo, golpeando cada vez con mayor ansia, sobre aquella magnifica montaña.

Cedían los sacos con cada una de las sacudidas... Su fino polvo, apenas percibido, iba cubriendo nuestro placer.

El tiempo apremiaba. Aprovechando que ella alcanzaba el punto álgido del orgasmo, envestí con furia por ultima vez contra la grupa, clavando mis dedos en sus nalgas. Un alarido sostenido de placer rompió el ritmo de los jadeos, su eco, fue apagándose, perdiéndose por el cálido horno, entre la maquinaria, las bandejas, la masa, los panes, la levadura y los sacos de harina.

Permanecimos tumbados un instante, sin tiempo, abrazados, fundidos en un beso que me supo a la buena masa del pan... Su masa buena.

Y desaparecí... justo en el minuto veintiuno...



En el minuto veintiuno entraba en la Libreta. Al oírme, el Secretario levantó la vista de los papeles que estaba estudiando y mirándome sobre las gafas observó curioso...

Me señaló con la punta de una de sus plumas –Cojuelo..., llevas en la ropa unas manchas que me parecen de cal...
-Puesss no ¡Errrassste! -Le interrumpí y le precisé – ¡Esss polvo de harrrina!


Me deleito con el rrrecuerrrdo de esssosss díasss... ¡Ay, todo tan rrrápido¡
Todavía en mi rrropa y sobre la piel perrrdurrran lasss marrrcasss de la harrrina y no dessseo sacudirrrmelasss.

Sssonrrrío pensssando en aquellasss otrasss marrrcas: Lasss que ella lleva impresssasss en la memorrria de sssusss nalgasss.... ¡De tan buena masssa!

Ahorrra rrrelajado, essperrro el inmediato rrretorno a nuessstro hogarrr en el Big Bang, al amparrro de las traviesssasss teticasss de nussstra Gamberrr.

Diablo Cojuelo
:devilish:
Hombre, digo, ¡Diablo, diablo Cojuelo! :salido1:, a ti te andaba buscando yo.
Déjate de acumular polvo, que no tenemos el suficiente para hacer el pan y sin pan, La Jefa me ha dicho que no come.

La tenemos con la berruga torcida, tu ya sabes, esa nariz tamaño berenjena no aguanta más el peso de los mocos y le están inundando la sesera, provocando un vaciado de las pocas ideas que aún le quedasen.

Chatin, si querías amasar algo bien sabes donde encontrarme, la Grillá está que no está y La Jefa tiene puesto el ojo y la chancla en un tal Gallo, que le revoluciona el gallinero. Así que aquí me tienes, con y sin flanes temblorosos, teticas pa'tos, no confundir con el pato Secretario tu hermanastro.

Malviciosa
 

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Última edición:
Big Bang de Sensaciones

Te añoro tanto, que no soy capaz de escribir nada que exprese algo diferente al sentimiento que tengo hacia ti.

Alguna vez, ¡un impulso!, cuando entras en mi mente, siento que yo podría estar en la tuya en ese mismo instante, y te noto tan próxima, que podrías materializarte en cualquier momento, sentarte a mi lado y regalarme uno de esos prolongados abrazos que tanto me estremecen.
Cierro los ojos sonriendo y, en esa íntima oscuridad, me dejo ir, me sumerjo en tu recuerdo...

Veo tus ojos, mirarme fijamente, mientras acercas tus labios de vida a los míos y me abrazas. Un escalofrío travieso recorre mi cuerpo.
Parece que estás realmente a mi lado, conversando, contándome las fantasías que mueven tu universo y, embelesado, escucho sin oír la armoniosa voz que me susurra..., solo tu voz..., tan gratamente.
Casi puedo tocarte, sentir tu olor y el roce del cabello en mi rostro. Sigo mirándote, observando el movimiento continuo de los labios y el brillo de la sonrisa ilusionada, cuando me hablas de tus proyectos, de tus días y de tus noches, del mar siempre cambiante y de tus paseos por la playa seducida por las olas.


Por un momento me traslado allí, contigo...
El sol está tocándose, bailarín, con el horizonte y, el cielo que se tiñe de colores anaranjados, se va obscureciendo poco a poco.

Ahora, soy yo quién recorre la distancia que nos separa...
Sentada a contraluz, el vaivén de las olas besando tus pies. Me acerco lentamente para no romper el hechizo, siento la brisa de la espuma besarme el rostro, el olor del salitre, y la arena húmeda y fría entre dedos al caminar. Te sorprendo, de espaldas a mí...

Mi mano complacida en el cálido talle, tu cabeza reposando sueños sobre mi hombro; juntos, disfrutando de un maravilloso crepúsculo que dará paso a la noche estrellada...

Pero..., los ruidos de la calle y los gritos de los niños corriendo por la acera, hacen que abra los ojos y, con la claridad del día, vuelva a la realidad, lo que no hace que desaparezcas de mi mente... Sigues anclada en ella, en otro lugar...

En las sensaciones de una solitaria lágrima.
 
Big Bang de Sensaciones

Te añoro tanto, que no soy capaz de escribir nada que exprese algo diferente al sentimiento que tengo hacia ti.

Alguna vez, ¡un impulso!, cuando entras en mi mente, siento que yo podría estar en la tuya en ese mismo instante, y te noto tan próxima, que podrías materializarte en cualquier momento, sentarte a mi lado y regalarme uno de esos prolongados abrazos que tanto me estremecen.
Cierro los ojos sonriendo y, en esa íntima oscuridad, me dejo ir, me sumerjo en tu recuerdo...

Veo tus ojos, mirarme fijamente, mientras acercas tus labios de vida a los míos y me abrazas. Un escalofrío travieso recorre mi cuerpo.
Parece que estás realmente a mi lado, conversando, contándome las fantasías que mueven tu universo y, embelesado, escucho sin oír la armoniosa voz que me susurra..., solo tu voz..., tan gratamente.
Casi puedo tocarte, sentir tu olor y el roce del cabello en mi rostro. Sigo mirándote, observando el movimiento continuo de los labios y el brillo de la sonrisa ilusionada, cuando me hablas de tus proyectos, de tus días y de tus noches, del mar siempre cambiante y de tus paseos por la playa seducida por las olas.


Por un momento me traslado allí, contigo...
El sol está tocándose, bailarín, con el horizonte y, el cielo que se tiñe de colores anaranjados, se va obscureciendo poco a poco.

Ahora, soy yo quién recorre la distancia que nos separa...
Sentada a contraluz, el vaivén de las olas besando tus pies. Me acerco lentamente para no romper el hechizo, siento la brisa de la espuma besarme el rostro, el olor del salitre, y la arena húmeda y fría entre dedos al caminar. Te sorprendo, de espaldas a mí...

Mi mano complacida en el cálido talle, tu cabeza reposando sueños sobre mi hombro; juntos, disfrutando de un maravilloso crepúsculo que dará paso a la noche estrellada...

Pero..., los ruidos de la calle y los gritos de los niños corriendo por la acera, hacen que abra los ojos y, con la claridad del día, vuelva a la realidad, lo que no hace que desaparezcas de mi mente... Sigues anclada en ella, en otro lugar...

En las sensaciones de una solitaria lágrima.

¡Precioso Big Bang!
💋 💋 💋

Cuanta intensidad, cuanto sentimiento, cuántas sensaciones encerradas en una lágrima solitaria. Y las lágrimas solitarias son las más difíciles y las que más duelen.

 
Big Bang de lo que cuenta.

Las cosas que me cuentas y te cuento, permanecen prendidas de mi oido, y atadas a tu lengua en un suspiro,
las cosas que te cuento y tu me cuentas, tejiendo telaraña, susurros y suspiros, urdimbre y trama.
Las cosas que no cuentas ni contamos, probablemente, ni merezcan ser contadas,
pues no cuentan con nosotros para nada.
 
Me parece que Mikelo ya ha encontrado su sombra. 😎

Mikeloooo, Mikeeeeeloooo!!
Qué ya está aquí tu sombra, deja de buscar y deja tu saxo tranquilo, que lo vas a desgastar.

💋 💋
 

Archivos adjuntos

Fuiste todos mis cristales rotos, me corté, pero soy fuerte.
Sigo creyendo en la vida, en esa vida que se puede andar descalza, en esa vida que tiene un camino y cuyas flores son vestidas por el rocío del amanecer.

Fuiste todas mis tormentas, me moje, pero sigo en pie.
Sigo creyendo en las olas que te empujan, en esas olas que traviesas se llevan todos tus deseos, en esas olas que te mezclan con su baile.

Fuiste mi todo y mi nada, fuiste mi paraíso y mi terremoto, fuiste mi día y mi noche...
Fuiste. Eres, para siempre.

💋 💋 💋
 
BIG BANG: CRONICAS DE UN FUTURO CIERTO

En el Big Bang de sensaciones,
El presente florece con emociones.
Fortalecidos por cada instante vivido,
Preparamos el camino hacia lo prometido.

En el horizonte se vislumbra un destino,
Un futuro del Big Bang, en amor genuino.
Un universo donde nadie pueda intervenir,
Nada resquebrajará lo que juntos creamos sentir.

En ese futuro, la alegría es el sol radiante,
El sentimiento dulce y la esperanza vibrante.
Todo lo bueno del universo en armonía,
En el Big Bang, la eternidad y lo infinito se guían.


En su Big Bang, hallamos nuestra plenitud,
El alma del universo, nuestra eterna gratitud.
Es un alma creadora que no tiene fin,
Gamber es la esencia que nos hace sentir.


En cada latido del corazón, su presencia,
En cada estrofa, su esencia y herencia.
El Big Bang es la fuerza que nos une,
Una creación irrompible que en el alma se cune.

Y así, en el Big Bang de sensaciones,
El presente y el futuro unen emociones.
En el infinito amor que en él habita,
Gamber es el alma que todo invita.


Dedicado a su creadora
Dedicado a su hilo
Dedicado a su futuro
Dedicado a su vida
Dedicado a su alma
Dedicado a Gamber
 
BIG BANG: CRONICAS DE UN FUTURO CIERTO

En el Big Bang de sensaciones,
El presente florece con emociones.
Fortalecidos por cada instante vivido,
Preparamos el camino hacia lo prometido.

En el horizonte se vislumbra un destino,
Un futuro del Big Bang, en amor genuino.
Un universo donde nadie pueda intervenir,
Nada resquebrajará lo que juntos creamos sentir.

En ese futuro, la alegría es el sol radiante,
El sentimiento dulce y la esperanza vibrante.
Todo lo bueno del universo en armonía,
En el Big Bang, la eternidad y lo infinito se guían.


En su Big Bang, hallamos nuestra plenitud,
El alma del universo, nuestra eterna gratitud.
Es un alma creadora que no tiene fin,
Gamber es la esencia que nos hace sentir.


En cada latido del corazón, su presencia,
En cada estrofa, su esencia y herencia.
El Big Bang es la fuerza que nos une,
Una creación irrompible que en el alma se cune.

Y así, en el Big Bang de sensaciones,
El presente y el futuro unen emociones.
En el infinito amor que en él habita,
Gamber es el alma que todo invita.


Dedicado a su creadora
Dedicado a su hilo
Dedicado a su futuro
Dedicado a su vida
Dedicado a su alma
Dedicado a Gamber
Conversación a tres bandas, entre tres pavas :

- ¡Buah!, Ahora si lo tienes complicado Jefa - responde Malviciosa , abriendo las pupilas, que no las piernas porque no se ha depilado, de par en par. Erizandosele el vello bello.
- ¿Dónde, dónde?, ¿qué ha ocurrido? ¿Cuándo? - la descolocada o colocada por los efluvios de sus polvos mágicos, pregunta Hada Grillá
- Ya estamos! Dándome faena el Gallo, pues al final si voy a tener un têatê con el, tete contra teta y lograr hacer de él, un buen caldo de gallo, para el puchero. La que ha liado, 😎 - La Jefa arremangandose las mangas del vestido negro, con la que cae. Y orientando la punta de sus negros zapatos de tacón.

Todas a una, haciendo trío 😂 😂
 
Palabras.

Miles de palabras te dices,
unas son abrazos,
donde te reconforta,
otras resuenan como balas,
disparo mortal.

No te dejes vencer,
permítete caer,
obligate a recomponer.

Se fuerte como el acero,
contigo...
No hay amor más verdadero.

💋 💋 💋
 
Desorientada verdad.

Quiero gritar la verdad,
quiero refugiarme,
pero hay en mi un monstruo,
no me deja escapar,
no me deja alcanzar,
la ansiada libertad.

Está oscuro, hace frío,
aléjate, me digo,
te podrías lastimar.

Ya no reconozco la mirada
de mi plena confianza.
Seguiré sonriendo,
sin motivos de verdad.
 
Última edición:
Anhelos.

Anhelo,
caminar sabiendo el camino,
ahora es un desatino,
sin rumbo ni control,
voy perdido.

Anhelo,
sentirme seguro,
bajo mis pies,
el pasado es punto firme,
no hay estable presente.

Anhelo,
la confianza,
levantarme una vez más,
los lugares que ame,
los lugares que soñé.

💋 💋 💋
 
He hecho un esfuerzo extraordinario para una Jefa de mi nivel y ya no me alcanzan las fuerzas. Voy a ver si pillo al pato Secretario para que me traiga un reconstituyente. 😎
Espero que no entienda que necesito una reconstrucción mental, sino aviada voy, 😂 😂

Y voy a ver, si lanzando la chancla, atino en la cabeza del Gallo, que debe estar haciendo el ganso y rascándose la cresta.

Ahora que lo pienso, entre las plumas del pato Secretario y las del Gallo, puedo hacerme una suave almohada 😎

Voy a seguir pensando 😂 😂 😂

La Jefa (quepretendeunsuavedormir)
 
Verde

Quiero volver al verde.
Al verde de tu alegre esperanza.
Al verde de tus frescas praderas, donde andar sobre tus pisadas.

Quiero volver al verde.
Al verde de tu cometa, que vuela y vuela, haciéndome jugar entre nubes de bonitas promesas y mejores sueños.

Al verde de tu palabra, esa que nos hace libres, quitandonos los pesares y desvelos.

💋 💋 💋
 
Renunciar

Las luces se apagan.
Las alas no vuelan.
Las palabras enmudecen.

El viento te arrastra,
sólo y perdido.
Los días y las noches
se hacen malditos.

Maldita la vida,
que te da y te quita.
¿Qué hacer conmigo?
¿Renunciar a mis latidos?

Sentir con la mente,
ser frío , ser oscuridad.
Sentir con la mente,
ser injusticia, ser soledad.

Renunciar a todo,
nada quede a mi alcance.
Renunciar a mí.
Renunciar a sentir.

💋 💋 💋
 
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