Charón
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El Fruto Prohibido ( Continuación - 262 )
Una vez que comimos; tras los postres nos tomamos los cafés, té y los chupitos de licor que nos invitaron, el mio sin alcohol ya que debía conduicir. Tras pagar la factura con la tarjeta que tenía habilitada para ello, bajamos al parking donde tomamos el coche y nos me timos en carretera para regresar a Madrid, a nuestra rutina de siempre.
Salimos de la ciudad atravesando un hermoso puente sobre el cual cruzamos el Tormes y seguimos por la orilla sur en dirección Este. En esta ocasión iba Konrad delante a mi lado, ya que las chicas optaron por ir juntas en el asiento trasero e ir cotilleando sus cosas... Y así íbamos haciendo el viaje sin mayor novedad, conversando sobre lo vivido este par de días y que conclusiones sacábamos de esta experiencia. Al día siguiente me tocaba mostrar a David todo lo que habíamos hecho y enfrentarme a sus valoraciones.
Cuando llegamos a las proximidades de Sanchidrián fue que tomamos la autovía de peaje, y ya pusimos rumbo directo hasta Madrid. Inma nos comentaba que escapadas como esta las hiciésemos más veces, pero no por trabajo, si no por ocio.
----- Podíamos irnos algún finde a una casa rural. ----- propuso Carmen.
A Inma se le encendieron los ojos y comentó:
----- Pues yo conozco una zona en el norte de Caceres que está muy chuli.
----- ¿ Cual ? ----- le preguntó Carmen.
----- Las Batuecas...
----- No he oído hablar de ese sitio.
----- Pues está muy chuli. Hay un as cabañas de madera que son una monada, y también hay piscinas naturales en el río. He ido un par de veces con mi familia.
----- No estaría mal una escapadita por allí...----- comentó Carmen.
----- Estaría estupendo... ----- dijo Inma.
----- ¿ Como son esas cabañas ? ------ le preguntó Carmen.
----- Muy apañadas, tienen su cocina, pequeña eso si, pero bien equipada con su ajuar, y también tienen su baño muy bien apañado. Además las hay de dos y de cuatro plazas.
----- Tomamos nota, cariño... ----- me dijo Carmen.
Yo me encojí de hombros y le respondí:
----- Ya se verá, porque basta que haga planes para que surja algo ese mismo fin de semana y se joda el plan.
----- Yaaaaaa... Pero puedes hablarlo con David y hacer un pacto.
----- Buuuffff....!!!! No se, ahora no es el momento, andamos con mucha incertidumbre e improvisación.
Ambas se miraron con cara de sorpresa... y a continuación, Carmen me dijo:
----- Jodeeeerrrrr... Que quieres decir. No nos asustes.
Yo me reí... y les aclaré:
----- Tranquilas que no pasa nada malo.
----- Buuuffff... menos mal. ----- dijo Carmen.
Y les seguí explicando:
----- Como sabéis estamos en una etapa de expansión, estamos asumiendo secciones nuevas y andamos en un contínuo aquí te pillo aquí te mato.
Avanzando por la autopista ya nos íbamos acercando a Villacastín, en la provincia de Segovia; ya en las proximidades acordamos hacer una parada en el área de descanso de una gasolinera. Y así en la primera indicación salí hacia la vía de servicio; y unos cuantos centenares de metros después fue que entramos en la gasolinera, dejando a un lado el área de repostaje y avanzamos hasta un pequeño bar restaurante, además de tienda, que había allí mismo.
Estacioné el coche en una plaza habilitada para ello, y al bajar del mismo pudimos ver que había por allí más de una decena de motos de alta cilindrada.
----- Que cantidad de motos. ----- comentó Inma.
----- Una pasada. ----- le respondió Carmen.
Y enseguida añadió:
----- Debe haber parado un grupo de moteros por aquí.
Y justo en ese momento salían del establecimiento unos cuantos de aquellos moteros, luciendo sus camisetas negras con figuras satánicas, sus chupas de cuero con cadenas y otros adornos metálicos.
Y en esas Inma dijo:
----- Mirad, ese es Dieter.
Carmen miró y comentó:
----- Anda que jodido, que bien se lo monta.
Las dos se fueron acercando hacia él pronunciando su nombre: Dieter... Dieter... Y éste al verlas, puso una expresión de sorpresa... a la vez que alzando sus brazos salió al encuentro de ellas.
Y a la altura de ellas exclamó:
----- Jodeeeerrrr...!!!! pero si son las dos tías más buenorras de Madrid.
Carmen e Inma se abrazaron a él, que las tomó por la cintura, y volviéndose hacia sus compañeros les gritó:
----- Ehhhh... Colegas...!!!! Esto si que es ser chulo.
Las dos se partían de risa... a la vez que le decían que era un exagerado.
----- ¿ Que hacen por aquí mis chicas favoritas ? ----- les preguntó.
----- Venimos de Salamanca. ----- le respondió Carmen.
----- Joder, que bien os lo montáis jodidas.
----- Eh, eh... para, para; que no fuimos de movida. ----- le dijo Inma.
----- ¿ Ah no ?
----- Fuimos a currar en una convención... ----- le aclaró Carmen.
Konrad y yo llegamos a su lado, y al verme me dio una palmada en el hombro, a la vez que me estrechaba con fuerza la mano y me decía:
----- Que hay tronco... ¿ Que tal todo y como os va ?
----- Bueno, no podemos quejarnos. ----- le respondí ----- ¿ Que tal tú ?
----- De puta madre.
----- Ya veo, ya... ¿ Sigues ahí a donde te fuiste ?
----- Claro, y me va de puta madre. Al final me ampliaron la jornada y me acaban de hacer un contrato indefinido.
----- Oye pues me alegro, y veo que acertaste con tu decisión.
----- Pero totalmente.
Y luego añadió:
----- A ver, no me interpretes mal.
Yo sonreí y le dije:
----- No te mal interpreto nada.
Y me aclaró:
----- No estaba mal con vosotros, pero ya sabes como te comenté que...
----- Que no era lo tuyo. ----- le interrumpí.
----- Exacto, no era lo mío; y no me veía allí indefinidamente.
----- No pasa nada, David y yo lo entendimos. Y si algún día quieres volver tienes nuestras puertas abiertas.
Me dió una palmada en el hombro y me dijo:
----- Muchas gracias oye.
----- No hay que darlas; hiciste una gran labor y quedamos muy satisfechos contigo.
Y en esas intervino Inma:
----- Te presento a Konrad. Es el nuevo jefe de la sección, llegó justo cuando te marchaste.
Entonces le estrechó la mano y le dijo:
----- Dieter, es un placer.
----- Gracias, igualmente. ----- le respondió Konrad.
----- Por lo que veo me libre de tí ¿ no ?
Y sonriendo, konrad le respondió:
----- Eso parece.
----- ¿ Eres alemán ?
----- Si, soy de Hamburgo. ¿ Y tu ?
Entonces Dieter le respondió en alemán y comenzó con él una breve conversación en esa lengua, a la que también se añadió Inma.
Al ver que sus compañeros iban poniendo en marcha las motos, fue que se despidió de nosotros:
----- Bueno familia, me voy que se me escapa la peña... Dar recuerdos míos a la gente.
----- Lo haremos. ----- le dijo Carmen
----- Cuidaros.
----- Cuídate tu también. ----- le dijo Inma.
Y así, tras despedirnos vimos como montaba en su moto, la ponía en marcha, y tras ajustarse el casco hizo una seña a sus compañeros que salieron nuevamente hacia la autopista.
Carmen los miraba toda risueña, a la vez que decía:
----- Joder que envidia me dan. Si llego a tener aquí la moto me voy con ellos.
Y riendo le dijo Inma:
----- Y yo contigo.
Fuimos hacia el establecimiento donde hicimos un breve descanso, nos sentamos en la misma barra sobre unas banquetas y allí mismo pedimos de beber. Hablamos sobre Dieter y anécdotas vividas con él.
----- Todo un personaje. ----- dijo Carmen.
----- La verdad que si. ----- apuntó Inma.
Y luego añadió:
----- Al conocerle y verle así tan grandote, rapado al cero y ese bigotón con esa perilla... Uffff... como que impone respeto, pero al conocerle ves que es un pedazo de pan.
Y ahí seguimos hablando los cuatro en un ambiente cordial y de camaradería, en el cual percibí que Konrad se iba integrando y abriendo cada vez más hacia Carmen y hacia mí, rompiendo esa frialdad teutona que le caracterizaba.
Poco después reanudamos la ruta, y sin mayor novedad llegamos a Madrid. Comenzamos por dejar a Konrad en su casa, y después a Carmen, que me quedaba más a mano, y con quien subió Inma mientras que yo me quedé en el coche esperando ya que había estacionado en una salida de garaje.
Al final dejé también a Inma en su casa, parando en doble fila, justo delante de su portal. Fui sacando del maletero su trolley y de la bandeja la bolsa que contenía su vestido.
----- ¿ Te ayudo a subir ? ----- le pregunté.
Y sonriendo me respondió:
----- No, no hace falta; muchas gracias.
----- ¿ Seguro ?
----- Si, si... ya puedo yo sola.
Y luego añadió:
----- Pero si quieres subir y tomamos algo.
----- Ufffff... no muchas gracias; mejor en otra ocasión. Me siento cansado y prefiero llegar a casa cuanto antes para relajarme y descansar.
----- Si, te entiendo.
A continuación se me acercó; y poniendo su mano sobre mi hombro, me miró y me dijo:
----- Gracias por todo, Danny.
Hice un gesto y le respondí:
----- No hay nada que agradecer.
----- Si que lo hay, porque nunca me sentí tan a gusto en un trabajo como me siento aquí.
Sonreí y le dije:
----- Vaya, parece que lo estamos haciendo bien, porque ya sabes que nuestra prioridad es siempre el capital humano, y ponemos nuestro empeño en que la gente que contratamos esté a gusto con nosotros.
Ella sonrió con su encantadora sonrisa de siempre y me dijo:
----- Lo estáis haciendo muy bien.
Sin más nos despedimos cordialmente e intercambiamos un par de besos, a vez que nos emplazábamos al día siguiente en el trabajo.
Y así me fui para mi casa, donde nada más llegar me puse a deshacer el equipaje, para luego ir ordenando las carpetas con la documentación y revisar lo que tenía archivado en el portátil. Tras ello me dí una ducha reparadora que me dejó como nuevo; y sin más me fui a dormir, porque la verdad es que sentía un gran cansancio encima.
Continuará...........................................................................................
Una vez que comimos; tras los postres nos tomamos los cafés, té y los chupitos de licor que nos invitaron, el mio sin alcohol ya que debía conduicir. Tras pagar la factura con la tarjeta que tenía habilitada para ello, bajamos al parking donde tomamos el coche y nos me timos en carretera para regresar a Madrid, a nuestra rutina de siempre.
Salimos de la ciudad atravesando un hermoso puente sobre el cual cruzamos el Tormes y seguimos por la orilla sur en dirección Este. En esta ocasión iba Konrad delante a mi lado, ya que las chicas optaron por ir juntas en el asiento trasero e ir cotilleando sus cosas... Y así íbamos haciendo el viaje sin mayor novedad, conversando sobre lo vivido este par de días y que conclusiones sacábamos de esta experiencia. Al día siguiente me tocaba mostrar a David todo lo que habíamos hecho y enfrentarme a sus valoraciones.
Cuando llegamos a las proximidades de Sanchidrián fue que tomamos la autovía de peaje, y ya pusimos rumbo directo hasta Madrid. Inma nos comentaba que escapadas como esta las hiciésemos más veces, pero no por trabajo, si no por ocio.
----- Podíamos irnos algún finde a una casa rural. ----- propuso Carmen.
A Inma se le encendieron los ojos y comentó:
----- Pues yo conozco una zona en el norte de Caceres que está muy chuli.
----- ¿ Cual ? ----- le preguntó Carmen.
----- Las Batuecas...
----- No he oído hablar de ese sitio.
----- Pues está muy chuli. Hay un as cabañas de madera que son una monada, y también hay piscinas naturales en el río. He ido un par de veces con mi familia.
----- No estaría mal una escapadita por allí...----- comentó Carmen.
----- Estaría estupendo... ----- dijo Inma.
----- ¿ Como son esas cabañas ? ------ le preguntó Carmen.
----- Muy apañadas, tienen su cocina, pequeña eso si, pero bien equipada con su ajuar, y también tienen su baño muy bien apañado. Además las hay de dos y de cuatro plazas.
----- Tomamos nota, cariño... ----- me dijo Carmen.
Yo me encojí de hombros y le respondí:
----- Ya se verá, porque basta que haga planes para que surja algo ese mismo fin de semana y se joda el plan.
----- Yaaaaaa... Pero puedes hablarlo con David y hacer un pacto.
----- Buuuffff....!!!! No se, ahora no es el momento, andamos con mucha incertidumbre e improvisación.
Ambas se miraron con cara de sorpresa... y a continuación, Carmen me dijo:
----- Jodeeeerrrrr... Que quieres decir. No nos asustes.
Yo me reí... y les aclaré:
----- Tranquilas que no pasa nada malo.
----- Buuuffff... menos mal. ----- dijo Carmen.
Y les seguí explicando:
----- Como sabéis estamos en una etapa de expansión, estamos asumiendo secciones nuevas y andamos en un contínuo aquí te pillo aquí te mato.
Avanzando por la autopista ya nos íbamos acercando a Villacastín, en la provincia de Segovia; ya en las proximidades acordamos hacer una parada en el área de descanso de una gasolinera. Y así en la primera indicación salí hacia la vía de servicio; y unos cuantos centenares de metros después fue que entramos en la gasolinera, dejando a un lado el área de repostaje y avanzamos hasta un pequeño bar restaurante, además de tienda, que había allí mismo.
Estacioné el coche en una plaza habilitada para ello, y al bajar del mismo pudimos ver que había por allí más de una decena de motos de alta cilindrada.
----- Que cantidad de motos. ----- comentó Inma.
----- Una pasada. ----- le respondió Carmen.
Y enseguida añadió:
----- Debe haber parado un grupo de moteros por aquí.
Y justo en ese momento salían del establecimiento unos cuantos de aquellos moteros, luciendo sus camisetas negras con figuras satánicas, sus chupas de cuero con cadenas y otros adornos metálicos.
Y en esas Inma dijo:
----- Mirad, ese es Dieter.
Carmen miró y comentó:
----- Anda que jodido, que bien se lo monta.
Las dos se fueron acercando hacia él pronunciando su nombre: Dieter... Dieter... Y éste al verlas, puso una expresión de sorpresa... a la vez que alzando sus brazos salió al encuentro de ellas.
Y a la altura de ellas exclamó:
----- Jodeeeerrrr...!!!! pero si son las dos tías más buenorras de Madrid.
Carmen e Inma se abrazaron a él, que las tomó por la cintura, y volviéndose hacia sus compañeros les gritó:
----- Ehhhh... Colegas...!!!! Esto si que es ser chulo.
Las dos se partían de risa... a la vez que le decían que era un exagerado.
----- ¿ Que hacen por aquí mis chicas favoritas ? ----- les preguntó.
----- Venimos de Salamanca. ----- le respondió Carmen.
----- Joder, que bien os lo montáis jodidas.
----- Eh, eh... para, para; que no fuimos de movida. ----- le dijo Inma.
----- ¿ Ah no ?
----- Fuimos a currar en una convención... ----- le aclaró Carmen.
Konrad y yo llegamos a su lado, y al verme me dio una palmada en el hombro, a la vez que me estrechaba con fuerza la mano y me decía:
----- Que hay tronco... ¿ Que tal todo y como os va ?
----- Bueno, no podemos quejarnos. ----- le respondí ----- ¿ Que tal tú ?
----- De puta madre.
----- Ya veo, ya... ¿ Sigues ahí a donde te fuiste ?
----- Claro, y me va de puta madre. Al final me ampliaron la jornada y me acaban de hacer un contrato indefinido.
----- Oye pues me alegro, y veo que acertaste con tu decisión.
----- Pero totalmente.
Y luego añadió:
----- A ver, no me interpretes mal.
Yo sonreí y le dije:
----- No te mal interpreto nada.
Y me aclaró:
----- No estaba mal con vosotros, pero ya sabes como te comenté que...
----- Que no era lo tuyo. ----- le interrumpí.
----- Exacto, no era lo mío; y no me veía allí indefinidamente.
----- No pasa nada, David y yo lo entendimos. Y si algún día quieres volver tienes nuestras puertas abiertas.
Me dió una palmada en el hombro y me dijo:
----- Muchas gracias oye.
----- No hay que darlas; hiciste una gran labor y quedamos muy satisfechos contigo.
Y en esas intervino Inma:
----- Te presento a Konrad. Es el nuevo jefe de la sección, llegó justo cuando te marchaste.
Entonces le estrechó la mano y le dijo:
----- Dieter, es un placer.
----- Gracias, igualmente. ----- le respondió Konrad.
----- Por lo que veo me libre de tí ¿ no ?
Y sonriendo, konrad le respondió:
----- Eso parece.
----- ¿ Eres alemán ?
----- Si, soy de Hamburgo. ¿ Y tu ?
Entonces Dieter le respondió en alemán y comenzó con él una breve conversación en esa lengua, a la que también se añadió Inma.
Al ver que sus compañeros iban poniendo en marcha las motos, fue que se despidió de nosotros:
----- Bueno familia, me voy que se me escapa la peña... Dar recuerdos míos a la gente.
----- Lo haremos. ----- le dijo Carmen
----- Cuidaros.
----- Cuídate tu también. ----- le dijo Inma.
Y así, tras despedirnos vimos como montaba en su moto, la ponía en marcha, y tras ajustarse el casco hizo una seña a sus compañeros que salieron nuevamente hacia la autopista.
Carmen los miraba toda risueña, a la vez que decía:
----- Joder que envidia me dan. Si llego a tener aquí la moto me voy con ellos.
Y riendo le dijo Inma:
----- Y yo contigo.
Fuimos hacia el establecimiento donde hicimos un breve descanso, nos sentamos en la misma barra sobre unas banquetas y allí mismo pedimos de beber. Hablamos sobre Dieter y anécdotas vividas con él.
----- Todo un personaje. ----- dijo Carmen.
----- La verdad que si. ----- apuntó Inma.
Y luego añadió:
----- Al conocerle y verle así tan grandote, rapado al cero y ese bigotón con esa perilla... Uffff... como que impone respeto, pero al conocerle ves que es un pedazo de pan.
Y ahí seguimos hablando los cuatro en un ambiente cordial y de camaradería, en el cual percibí que Konrad se iba integrando y abriendo cada vez más hacia Carmen y hacia mí, rompiendo esa frialdad teutona que le caracterizaba.
Poco después reanudamos la ruta, y sin mayor novedad llegamos a Madrid. Comenzamos por dejar a Konrad en su casa, y después a Carmen, que me quedaba más a mano, y con quien subió Inma mientras que yo me quedé en el coche esperando ya que había estacionado en una salida de garaje.
Al final dejé también a Inma en su casa, parando en doble fila, justo delante de su portal. Fui sacando del maletero su trolley y de la bandeja la bolsa que contenía su vestido.
----- ¿ Te ayudo a subir ? ----- le pregunté.
Y sonriendo me respondió:
----- No, no hace falta; muchas gracias.
----- ¿ Seguro ?
----- Si, si... ya puedo yo sola.
Y luego añadió:
----- Pero si quieres subir y tomamos algo.
----- Ufffff... no muchas gracias; mejor en otra ocasión. Me siento cansado y prefiero llegar a casa cuanto antes para relajarme y descansar.
----- Si, te entiendo.
A continuación se me acercó; y poniendo su mano sobre mi hombro, me miró y me dijo:
----- Gracias por todo, Danny.
Hice un gesto y le respondí:
----- No hay nada que agradecer.
----- Si que lo hay, porque nunca me sentí tan a gusto en un trabajo como me siento aquí.
Sonreí y le dije:
----- Vaya, parece que lo estamos haciendo bien, porque ya sabes que nuestra prioridad es siempre el capital humano, y ponemos nuestro empeño en que la gente que contratamos esté a gusto con nosotros.
Ella sonrió con su encantadora sonrisa de siempre y me dijo:
----- Lo estáis haciendo muy bien.
Sin más nos despedimos cordialmente e intercambiamos un par de besos, a vez que nos emplazábamos al día siguiente en el trabajo.
Y así me fui para mi casa, donde nada más llegar me puse a deshacer el equipaje, para luego ir ordenando las carpetas con la documentación y revisar lo que tenía archivado en el portátil. Tras ello me dí una ducha reparadora que me dejó como nuevo; y sin más me fui a dormir, porque la verdad es que sentía un gran cansancio encima.
Continuará...........................................................................................