Por mucho que nos excite a ambos estos nuevos juegos, que en dos días se hayan corrido en boca y coño de C, alguno varias veces, seis tíos distintos, es demasiado.
Si puedo os lo cuento hoy como ha pasado. Nos queda una semana de “aventuras” aunque ya ayer no hicimos nada y no tenemos previsto buscar nada hoy. Quizás ni esperemos a volver para parar.
Edito, Carmen duerme así que os lo cuento ahora, resumido:
El viernes por la tarde, después de contaros lo que había pasado el jueves, nos fuimos a una cala tranquila, casi vacía, a media tarde.Había una pareja de mediana edad, un poco alejada, un señor leyendo y un par de chavales jóvenes, entre 20 y 23 máximo, haciendo paddlesurf (no había demasiadas olas para surf). Como yo iba con el modo cachondo encendida, reté a C a que tonteara con ellos. Ella me dijo que perfecto, pero que si le ponía límite. Yo le dije que el único limite lo ponía ella.
Se fue para ellos, yo me quedé en la arena con un libro (al que no miré ni un momento) y veo que les hace gestos para que se acerquen a la orilla y uno de ellos lo hace. Charlan un poco y veo que C se sube a horcajadas en la tabla y empiezan a tirar para adentro. Luego me contó que le había dicho que nunca había hecho Paddlesurf y que si la enseñaban, que su marido era un aburrido. Estuvieron un rato enseñandole como se hacia, ella se subía, intentaba mantener equilibro, se caía, pasaba de una tabla a otra, etc. Las risas se oían desde donde yo estaba, no se habían ido muy lejos. Era evidente que los chavales se estaban poniendo las botas, cada vez que se caía y la ayudaban a subir la sobaban todo lo posible. Poco al principio, descarado al final. Hasta que de repente veo que uno de los chavales se sienta a horcajadas en la tabla y se echa para atrás, mi mujer hace lo mismo delante de él y se echa hacia delante, y aunque estábamos lejos y no se apreciaba, era más que evidente que le estaba comiendo la polla. La pareja que estaba en la cala se percató enseguida (estaban más que pendientes del tonteo) y sonreían y me miraban descaradamente. Mi mujer le estuvo comiendo la polla un buen rato (hasta que se corrió en su boca me dijo luego), y ni corta ni perezosa, se cambió de tabla y comenzó a hacerle igual al otro. La pareja de al lado ahí ya se quedó boquiabierta, no sabían si mirarme o no. Mientras mi mujer le chupaba el rabo al otro, veo que el primero tira para la playa, sale del agua, viene hacia mi (un poco cortado, cosas de la juventud) y me dice "dice tu mujer que se viene a nuestra caravana con nosotros, que si quieres nos acompañes.... ¿seguro? ¿Está todo bien?". El chaval no se había visto en una así en su vida. El otro debía haberse corrido también porque venían ya también para la arena. Él y mi mujer salieron del agua, vinieron hacia nosotros, ella cogió su pareo y chanclas y me dijo, delante de ellos "me van a follar estos yogures, este es Bi (señalando a uno), si quieres te vienes y me ayudas". Los chavales tenían los ojos como platos. A pesar de haberse corrido hacía poquísimo, estaban de nuevo empalmados (veintipocos años, fibrados y morenos, como decía mi mujer, unos yogures). Dije que por supuesto, y subimos a la explanada de las caravanas. Os podría relatar mucho y quizás lo haga otro día, pero os diré que estuvimos follando más de hora y media, los nenes no se cansaban nunca. Se la follaron los dos de todas las maneras posibles, boca, culo y coño, y uno de ellos, al principio nada más entrar en su caravana y mientras el otro empotraba a mi mujer, me comió la polla, y me estuvo follando un buen rato. Yo esperaba que C estuviera pendiente de mi enculada, pero más allá de unas cuentas miradas y un par de comentarios cerdos y cachondos, estaba más a lo suyo. No sé cuantas veces se corrió ella, pero muchas seguro, porque los nenes percutían que daba gusto.
Yo pensé que esto era de lo más cerdo que podíamos hacer estas vacaciones, pero nada más lejos de la realidad. Los chavales nos dijeron que había una zona de cruising de playa y bosque a unos 30 kilómetros, y que ellos iban a veces. Había mucho sexo gay y de vez en cuando parejas, así que como estábamos en plena cerdada, les dijimos de ir al día siguiente (sábado).
Aquí no voy a entrar en mucho detalle, de hecho mi cabeza aun no lo ha procesado, pero a media tarde del día siguiente, en unas dunas rodeadas de pinares, los dos chavales más dos tipos que se unieron, de los que rondan a ver que cae, estuvieron follándose a Carmen como mínimo una hora. Hubo un momento que estaban los cuatro con ella (no hubo doble penetración), pero sí uno follándola, dos dándole polla en la boca y otro manoseando entera. Uno de los "invitados" me dejó comerle la polla (así sí hizo C varios comentarios, ofensivos, duros) y me empotró muy duro, más de lo normal, cosa que no me gustó mucho.
Hubo un momento en el que Carmen tenía leche de tres de ellos en la cara y de otro en el coño, en el que mi cabeza hizo clic, y por eso estamos reflexionando. Es excitante, es morboso, quiero más... y ese es el problema. Que quiero (queremos) más. Y eso puede destrozar nuestra relación.
Nos dijimos aprovechar hasta el 4 de agosto pero ahora no sabemos qué hacer. Hemos hasta pensado hacer una sesión de psicólogo online hoy. Porque ambos, hoy, de momento, queremos más morbo pero estamos asustados.