Memorias de una solitaria

Además es comprensible. Pero supongo que de vez en cuando coincidirán y hablarán de sus vidas.
 
Bueno, realmente en "La residencia", Luis cuenta la historia hasta un cercano presente pero no sabemos si Claudia aportará novedades que hayan pasado entre los dos desde ese final hasta ahora... Yo no descartaría una tercera entrega que se llamase "La residencia de ancianos" con nuestros queridos Luis y Claudia viviendo una historia de amor inconclusa en su juventud.
 
No estaba triste por dejar a Luis pues en apenas una semana volveríamos a estar juntos. Además estaba ilusionada y quería contarlo a los cuatro vientos pues sólo Lourdes y nuestro entorno de la residencia sabía que estábamos juntos.

Tras mi huida del barrio yo había regresado periódicamente, y más tras saber que nadie me implicaba en lo sucedido. Bueno, nadie del barrio, porque yo sí sabía lo que había y no descartaba que yo hubiera tenido mi parte de culpa en lo sucedido aunque no en la mutilación.

Desde luego mi mayor implicación había sido no medir donde me metía y con qué tipo de gente me enrollaba, siendo hasta novia de un asesino. Mejor no pensarlo. Cuando regresaba a casa dejando a Luis en la estación de autobuses evidentemente no lo pensaba.

Las primeras veces que regresé a casa tras lo sucedido con los dos traficantes no fueron precisamente alegres. Aunque mi madre siempre me trató con cariño tuve que aguantar los reproches de mis hermanos y el silencio de mi padre. Mi tía me pedía paciencia, pero ellos habían pasado miedo tras lo sucedido y mi madre estaba aun impactada por mi relato. Es difícil olvidar como me preguntaba con los ojos llenos de lágrimas: “¿Pero cómo pudiste irte con esos delincuentes, hija?...”

Reconocer con 15 años que te liabas con un tío mayor en mi barrio no era extraño. Que le habías puesto los cuernos con uno aún mayor, empeoraba algo. Reconocer que tú lo habías buscado eran palabras mayores. Te elevaba a la categoría de puta que se pirra por una polla. La decepción de mis padres con su niñita era enorme.

Pero mi cambio empezó viviendo con mi tía. Mis buenos resultados académicos. Mi estética menos llamativa. Y sobre todo las notas excepcionales en bachillerato y selectividad que me permitieron estudiar nada más y nada menos que medicina en una de las mejores universidades del país y con beca habían tapado todo aquello.

Y ahora regresaba a contarle a mis padres que tenía novio. Uno formal, como ellos querían. Un estudiante prometedor de buena familia. Alejado de las drogas, de los malos ambientes, tradicional…Les iba a dar más orgullo aún.

Y así fue. A mi madre se le saltaban las lágrimas escuchando como hablaba de Luis. De lo guapo que era, y buen estudiante, y cuanto me gustaba…Para ella era como si hubiese salvado a su niñita de todo lo malo que había sucedido. Cuando describiendo a Luis se me escapo “mi gordo” mi madre se pensó que era grueso. Juntas nos reímos mientras yo le explicaba que era un canijo, pero tan guapo…

No le gustó mucho la foto que le enseñé de Luis pues aunque sólo se le veía de cara aparecíamos los dos muy juntos echados en la almohada de su cama y no era difícil imaginar que llevábamos poca ropa. Ahí salió mi rebeldía adolescente por un momento: “Mamá, si follaba con 15 años ¿cómo no me va a apetecer hacerlo con mi gordo?”

Mi tía, como era de sospechar, puso más reparos. Para ella la idea de una relación siempre habían sido un freno a su carrera. Pero aun así se alegró de verme ilusionada cuando mi madre me obligó a llamarla para contárselo. Como todos los años nos iríamos juntas unos días de viaje y quería todos los detalles.

Tanta felicidad sólo se empeñó por un tonto ataque de celos que tuve a los dos días cuando Luis me contó que había visto a Marta. No me lo esperaba y sentí miedo de que se rompiera lo vivido las últimas semanas en la residencia. Eran unos celos absurdos. Me lo estaba contando…!Qué difícil es el amor! Tenía que controlar esas situaciones. La base de todo es la confianza. Si no nada funcionaría. No podía estar todo el verano pensando en que Luis me iba a dejar.

No. Nos reuniríamos en pocos días en la casa de la playa de Lourdes y ahí probaríamos cómo sería nuestra convivencia fuera de la residencia. En realidad estaba nerviosa. ¿Y si no encajábamos en otro ambiente? Era un temor innecesario, pues íbamos con Lourdes y Víctor. Lo pasaríamos bien seguro y sería una experiencia inolvidable. Nada podía salir mal con Luis.
 
Almutamid nos habías tenido olvidados con las vivencias de Claudia, pero estas perdonado, la espera para este capítulo ha valido la pena.
Ver como habla Claudia de Luis con su familia y lo feliz que esta con él, lo feliz que está su mamá de que al fin este con alguien normal.
Lo compensa todo
 
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