Memorias de una solitaria

Yo no digo nada, pero ... por referencias, de este mismo relato, sabemos que lo ha tenido muy "presente" durante mucho tiempo. En este sentido la credibilidad de Claudia está un poco en entre dicho.
Lo tiene muy presente en la línea temporal que sigue su tiempo de estudiante.
En esta, en algún momento, ha de dejarlo atrás. Otra cosa no sería muy creíble.
Imagínate lo que sería que lo tuviese en la cabeza hasta el momento de la intervención al padre. Sería muy deprimente.
 
Tras poner las cartas sobre la mesa con nuestro revolcón en el vestuario y su visita a casa estaba claro que Edu y yo habíamos traspasado la línea de unos simples compañeros de trabajo con amistad. Sin embargo, pa pesar del corte inicial nuestra complicidad volvió como si no hubiera pasado nada, salvo que sí había pasado como ocurrió una noche en uno de nuestros descansos cuando sentados en las butacas de la salita tomando un café Edu me soltó:

-Le verdad es que todavía estoy algo perplejo.

-¿Con qué?- pregunté desconocedora de por dónde iba su comentario.

-Contigo, doctora.

-Huy, ahora me llamas doctora.

-Por eso. Me dejaste desarmado.

Yo imaginaba por donde iba pero me hice la nueva.

-A ver, explícame cuando te he dejado desarmado.

Se sonrió y respondió con picardía:

-¿Ya te has olvidado de lo que pasó en el vestuario?

-¿Es que nunca te habían comido la polla?- respondí con frescura.

-Precisamente a eso me refiero. La doctora Claudia, tan seria, tan eficiente. Vista desde fuera pareces aburrida, sólo pendiente de tu trabajo. Haces vida social con gente mayor…pues eso. No te imaginaba así.

-¿Te molesta que haya sido tan directa?

-En otras mujeres me incomoda. Contigo ha sido diferente. Has conseguido algo que no me suele pasar…

-Ah, ¿y se puede saber qué es?

-Que tengo más ganas de conocerte aún mejor.

El brillo en los ojos con el que me respondió provocó ese cosquilleo perfectamente conocido por mí en el bajo vientre. Pero no era el momento ni el lugar a pesar de lo ya ocurrido entre nosotros. Pero sí respondí:

-Pues yo también he descubierto algún secreto tuyo.

-¿Ah sí? A ver…

-Que tienes un pulpo con un tentáculo muy bien armado…

Su sonrisa socarrona me demostraba que le había gustado el comentario. Se levantó para acercarse a mí y me dijo con la voz muy suave pero muy ronca:

-Pues el pulpo tiene algo pendiente contigo.

-Y yo con él y con su dueño…-respondí sin apartar la mirada de sus ojos.

En ese momento justo nos avisaron de que teníamos una urgencia y con una sonrisa boba salimos los dos a cumplir con nuestro trabajo. Pero nos teníamos muchas ganas y las cartas estaban sobre la mesa. El deseo de terminar lo que habíamos empezado aquella noche estresante no se nos había olvidado y como no pudo ser de otra manera al salir del trabajo por la mañana decidimos ir a “desayunar” juntos. Nos fuimos directamente a mi piso y sin ni siquiera hacer café o tostar el pan nos metimos en mi dormitorio desnudándonos mutuamente sin perder tiempo para acabar revolcándonos en la cama recorriendo nuestros cuerpos desnudos con nuestras manos mientras nuestras pieles se pegaban.

Apenas hubo preliminares más allá de comernos la boca con deseo. Necesitábamos unirnos y en menos de 5 minutos Edu se había puesto un condón y se dirigía para colocarse entre mis piernas y penetrarme con su falo poderosísimo. Pocas veces he sentido una penetración de aquella manera.

En cuanto su polla se empezó a abrirse paso dentro de mi coño abrí la boca sintiendo que me faltaba el aire. No conseguía cerrarla junto con mis ojos muy abiertos mirándolo mientras sentía como me llenaba.

Generalmente expreso lo que siento y deseo mientras follo, pero era incapaz de cerrar la boca en esa sensación placentera de plenitud que su inmensa churra me proporcionaba estirando mi vagina hasta límites insospechados sintiendo como su glande alcanzaba el cuello de mi útero justo antes de que el semental empezara a moverse dentro de mí.

No sé si mi silencio y los jadeos para respirar le satisfacían o esperaba más iniciativa de mi parte. Pero sólo me dejaba hacer mientras sujetaba su pecho con mis manos separado de mi cuerpo por sus brazos fuertes flexionados para poder penetrarme.

Entre el tiempo que llevaba sin sentir una polla dentro de mí, el deseo acumulado por Edu y su maestría bombeando con sus caderas mi jadeo se convirtió en un grito ahogado muy agudo haciéndome doblar mi espalda y clavando mis uñas en su pecho en el instante en que mi chocho se contraía obligándome a cerrar los ojos en un orgasmo intensísimo cuyas contracciones debía sentir seguramente en su polla y el temblor de mis piernas.

Ufff. No recordaba lo que era el SEXO con mayúsculas. Y sólo acabábamos de empezar…
 
Encontrarme con su sonrisa de satisfacción cuando fui capaz de abrir los ojos fue arrollador. Con su polla aún clavada en mí su sonrisa divertida la acompañó de un comentario:

-Eres toda una caja de sorpresas.

-Seguro que estás acostumbrado a que se derritan contigo.

-Pero tú eres diferente…- respondió iniciando una suave penetración que me hacía encoger la cara y exhalar de nuevo con la boca muy abierta por la sensibilidad de mi coño.

-Me vas a matar…-respondí entre gemidos.

-Pues que sea para llevarte al cielo.

-Debo estar en él- respondí antes de que bajara su cara para besarme sin dejar de penetrarme con la misma suavidad.

Apenas me metía la mitad de la longitud de su churra rozando su glande contra las paredes de mi vagina hasta que con un golpe de cadera volvió a clavarse casi entero en mí haciéndome dar un gritito.

-Este debe ser el sonido de los ángeles…-me susurró al oído volviendo a sus suaves penetraciones.

-No sé si tú eres otro ángel o el mismísimo demonio disfrazado de buena persona.

-A lo mejor tengo que ser malo para que me conozcas…

-¿Me va a doler?- pregunté mimosa.

-Eso me lo dirás después- respondió con otra clavada que se ganó otro gritito.

Empezó entonces a follarme con intensidad obligándome a abrir mucho las piernas mientras ahora mis manos se aferraban a sus músculos dorsales. Esperaba que los tabiques no fueran demasiado finos pues mis nuevos vecinos estarían escuchando unos gritos de fácil interpretación a media mañana cada vez que sus caderas me clavaban su gran percutor. Al menos los niños estarían en el colegio.

No tardé demasiado en alcanzar un segundo orgasmo más intenso que el anterior mientras Edu se clavaba completamente en mí esperando que mis contracciones se detuvieran mientras yo incapaz de controlar mis gestos me quedaba despatarrada abandonada a su merced. Como no se salía de mí mi placer se prolongaba en la sucesión de temblores y contracciones que mis orgasmos solían generarme. Incluso sentí como el líquido caliente que manaba de mi chocho en esas circunstancias resbalaba por mi ingle mojando la suya y seguramente sus cojones de semental que habían estado golpeando mi perineo al ritmo de su follada.

No sentía tanto placer desde que había acabado con Luis dejándome clara la poca conexión que había llegado a tener con Borja. Guapo, buena persona, divertido, cuerpazo, pollón…y me estaba llevando al éxtasis.

-Espectacular…

Fueron las palabras que salieron de su boca cuando empecé a recuperar la consciencia. Pero sólo la consciencia porque mi corazón seguía latiendo a mil, mi chocho seguía con leves contracciones y mis piernas temblaban sin cesar agitándome el bajo vientre.

Avergonzada de que con dos pollazos me hubiese corrido de aquella forma me tapé la cara con las manos sintiendo como Edu me dejaba un gran vacío saliéndose de mí para echarse a mi lado y besarme la sien mientras me decía que le encantaba. ¿Dónde estaría esa vergüenza cuando me lancé a comerle la polla en el vestuario?

Me gustaba sentirme entre sus brazos con su piel sorprendentemente suave pegada a mi costado. Y ya más relajada me quité las manos de la cara y le reconocí que llevaba demasiado tiempo sin sentir a un hombre. De nuevo su sonrisa me llenó y fui yo la que busqué sus labios levantando mi cabeza de la almohada. Él me regaló no sólo sus labios sino también mi boca. Estaba algo incómoda y empujando con mi mano lo quité de encima de mí dándome la oportunidad de sentarme en su regazo con su polla apretada bajo mi peso. Ahora sí podía besarlo cómodamente. Y además podía acariciar su pecho disfrutando de su tersura.

Entonces se fijó por primera vez en mis tetas, acariciándolas primero y haciendo que irguiera mi torso después para chuparlas. Las sujetaba con sus manos mientras sus labios succionaban mi pezón a la vez que sentía su nabo presionar para intentar entrar de nuevo en mí.

Me incorporé lo justo para poder llevar de nuevo semejante falo a mi cueva sin que soltara mis tetas empalándome yo misma mientras me apoyaba en sus hombros. Su gemido coincidió con le vaciamiento de mis pulmones. Oxígeno y polla no parecían caber a la vez en mi cuerpo. Casi todas mis zonas erógenas estaban atendidas aunque echaba en falta algo en mi boca. Pero lo que me apetecía tener ya estaba clavado en mis entrañas. Me habría metido cualquier cosa en ese momento entre mis labios atrapándolo como mis labios inferiores ya hacían.

El placer en forma de escalofrío se extendía por mis tetas y mi coño a través de mi espina dorsal. Sentía que podía volver a correrme en cualquier momento y él aunque parecía atrapado por mis pezones durísimos debía sentir como de mi chocho no dejaba de manar la humedad del deseo.

Pero quería darle más. Tanto como él a mí. Y mis piernas empezaron a contraerse junto con mis glúteos para poder follarlo yo a él. Mis movimientos pélvicos debían rozar su glande pues empezó a succionar mis pezones al ritmo de mis caderas haciendo que la sensación de placer de mi cuerpo llevase el mismo ritmo en mis tetas y en mi coño, acompañándolo además con su mano libre apretando mi nalga.

Le gustaba y quería darle más por lo que empecé a cabalgar. Oía mi coño chapotear y mi boca no podía dejar de jadear cada vez que yo misma me clavaba en su falo.

-Aghhh, aghhhh, aghhh…

Acompañada de sus gemidos guturales:

-Mmmmm…mmmmm…mmmm

No iba a durar demasiado tiempo así. Ya tenía calambres en mis muslos y no eran de agotamiento. Mis gemidos ya eran grititos agudos. Me dio tiempo a decirle con dificultad: “Córrete…lléname…” justo antes de que me faltara el aire y me quedara paralizada insertada en el mástil que me mataba de placer. Me derrumbé sobre su pecho. A Edu debía de faltarle poco pues con su fuerza me levantó lo justo como para que su polla se saliera de mí que estaba tan floja entre mis espasmos de placer que no me quejé hasta que sentí el evidente gesto de su mano masturbándose con fuerza agitando mis nalgas y tras un gruñido ronco sentir su esperma caliente caer sobre mi culo y salpicar mi espalda.

Se había quitado el condón para regalarme su semen y ahora sentía su cuerpo relajarse tras alcanzar su merecido orgasmo quedándome inerte sobre su pecho para sentir su corazón latir agitado entre sus inspiraciones profundas.
 
Por fin una ALEGRÍA para Claudia, en mayúsculas.

Sobre la flipada de pintar un personaje con un tentáculo tatuado en la polla, no voy a comentar nada, salvo que espero que Claudia compruebe la toxicidad de los pigmentos antes de dedicarse a mamarla con asiduidad.
Los tatuados somos, todos, mala gente pero damos mucho juego.
 
Pues parece que esta chica está descubriendo algo nuevo.
Un orgasmo impresionante pero en vez de desfallecer a acabar así llegó el enfermero y supo sacarle dos más.
Va a ser que en el sexo, al final, si le va a resultar fácil pasar pagina.
 
Se que no soy objetivo en la referente a Claudia y luis.
Pero esta chica se merece olvidar a luis y encontrar a alguien que le haga feliz sin egoísmos ni infidelidades de por medio.
Si Edu se convierte en pareja, genial. Y si solo se convierte en follamigo, pues genial también.
Lo que a ella le haga feliz.
Si resulta que Edu es su pareja actual, aún con aquella informalidad que contó, genial.
Y si resulta que la relación se torció en algún momento, pues que le quiten lo bailao.

Imaginaos que retoma el trato con luis y tras una cenita de parejas en casa acaban haciendo una orgia Alba, Claudia, Edu y luis.
Eso si sería genial de la leche.
 
Se que no soy objetivo en la referente a Claudia y luis.
Pero esta chica se merece olvidar a luis y encontrar a alguien que le haga feliz sin egoísmos ni infidelidades de por medio.
Si Edu se convierte en pareja, genial. Y si solo se convierte en follamigo, pues genial también.
Lo que a ella le haga feliz.
Si resulta que Edu es su pareja actual, aún con aquella informalidad que contó, genial.
Y si resulta que la relación se torció en algún momento, pues que le quiten lo bailao.

Imaginaos que retoma el trato con luis y tras una cenita de parejas en casa acaban haciendo una orgia Alba, Claudia, Edu y luis.
Eso si sería genial de la leche.
Que va hombre. No sé nota absolutamente nada que no eres objetivo. Igual que a mí tampoco se me nota que tampoco soy muy objetivo y prefiero a Claudia antes que a Alba. 😁
 
Encontrarme con su sonrisa de satisfacción cuando fui capaz de abrir los ojos fue arrollador. Con su polla aún clavada en mí su sonrisa divertida la acompañó de un comentario:

-Eres toda una caja de sorpresas.

-Seguro que estás acostumbrado a que se derritan contigo.

-Pero tú eres diferente…- respondió iniciando una suave penetración que me hacía encoger la cara y exhalar de nuevo con la boca muy abierta por la sensibilidad de mi coño.

-Me vas a matar…-respondí entre gemidos.

-Pues que sea para llevarte al cielo.

-Debo estar en él- respondí antes de que bajara su cara para besarme sin dejar de penetrarme con la misma suavidad.

Apenas me metía la mitad de la longitud de su churra rozando su glande contra las paredes de mi vagina hasta que con un golpe de cadera volvió a clavarse casi entero en mí haciéndome dar un gritito.

-Este debe ser el sonido de los ángeles…-me susurró al oído volviendo a sus suaves penetraciones.

-No sé si tú eres otro ángel o el mismísimo demonio disfrazado de buena persona.

-A lo mejor tengo que ser malo para que me conozcas…

-¿Me va a doler?- pregunté mimosa.

-Eso me lo dirás después- respondió con otra clavada que se ganó otro gritito.

Empezó entonces a follarme con intensidad obligándome a abrir mucho las piernas mientras ahora mis manos se aferraban a sus músculos dorsales. Esperaba que los tabiques no fueran demasiado finos pues mis nuevos vecinos estarían escuchando unos gritos de fácil interpretación a media mañana cada vez que sus caderas me clavaban su gran percutor. Al menos los niños estarían en el colegio.

No tardé demasiado en alcanzar un segundo orgasmo más intenso que el anterior mientras Edu se clavaba completamente en mí esperando que mis contracciones se detuvieran mientras yo incapaz de controlar mis gestos me quedaba despatarrada abandonada a su merced. Como no se salía de mí mi placer se prolongaba en la sucesión de temblores y contracciones que mis orgasmos solían generarme. Incluso sentí como el líquido caliente que manaba de mi chocho en esas circunstancias resbalaba por mi ingle mojando la suya y seguramente sus cojones de semental que habían estado golpeando mi perineo al ritmo de su follada.

No sentía tanto placer desde que había acabado con Luis dejándome clara la poca conexión que había llegado a tener con Borja. Guapo, buena persona, divertido, cuerpazo, pollón…y me estaba llevando al éxtasis.

-Espectacular…

Fueron las palabras que salieron de su boca cuando empecé a recuperar la consciencia. Pero sólo la consciencia porque mi corazón seguía latiendo a mil, mi chocho seguía con leves contracciones y mis piernas temblaban sin cesar agitándome el bajo vientre.

Avergonzada de que con dos pollazos me hubiese corrido de aquella forma me tapé la cara con las manos sintiendo como Edu me dejaba un gran vacío saliéndose de mí para echarse a mi lado y besarme la sien mientras me decía que le encantaba. ¿Dónde estaría esa vergüenza cuando me lancé a comerle la polla en el vestuario?

Me gustaba sentirme entre sus brazos con su piel sorprendentemente suave pegada a mi costado. Y ya más relajada me quité las manos de la cara y le reconocí que llevaba demasiado tiempo sin sentir a un hombre. De nuevo su sonrisa me llenó y fui yo la que busqué sus labios levantando mi cabeza de la almohada. Él me regaló no sólo sus labios sino también mi boca. Estaba algo incómoda y empujando con mi mano lo quité de encima de mí dándome la oportunidad de sentarme en su regazo con su polla apretada bajo mi peso. Ahora sí podía besarlo cómodamente. Y además podía acariciar su pecho disfrutando de su tersura.

Entonces se fijó por primera vez en mis tetas, acariciándolas primero y haciendo que irguiera mi torso después para chuparlas. Las sujetaba con sus manos mientras sus labios succionaban mi pezón a la vez que sentía su nabo presionar para intentar entrar de nuevo en mí.

Me incorporé lo justo para poder llevar de nuevo semejante falo a mi cueva sin que soltara mis tetas empalándome yo misma mientras me apoyaba en sus hombros. Su gemido coincidió con le vaciamiento de mis pulmones. Oxígeno y polla no parecían caber a la vez en mi cuerpo. Casi todas mis zonas erógenas estaban atendidas aunque echaba en falta algo en mi boca. Pero lo que me apetecía tener ya estaba clavado en mis entrañas. Me habría metido cualquier cosa en ese momento entre mis labios atrapándolo como mis labios inferiores ya hacían.

El placer en forma de escalofrío se extendía por mis tetas y mi coño a través de mi espina dorsal. Sentía que podía volver a correrme en cualquier momento y él aunque parecía atrapado por mis pezones durísimos debía sentir como de mi chocho no dejaba de manar la humedad del deseo.

Pero quería darle más. Tanto como él a mí. Y mis piernas empezaron a contraerse junto con mis glúteos para poder follarlo yo a él. Mis movimientos pélvicos debían rozar su glande pues empezó a succionar mis pezones al ritmo de mis caderas haciendo que la sensación de placer de mi cuerpo llevase el mismo ritmo en mis tetas y en mi coño, acompañándolo además con su mano libre apretando mi nalga.

Le gustaba y quería darle más por lo que empecé a cabalgar. Oía mi coño chapotear y mi boca no podía dejar de jadear cada vez que yo misma me clavaba en su falo.

-Aghhh, aghhhh, aghhh…

Acompañada de sus gemidos guturales:

-Mmmmm…mmmmm…mmmm

No iba a durar demasiado tiempo así. Ya tenía calambres en mis muslos y no eran de agotamiento. Mis gemidos ya eran grititos agudos. Me dio tiempo a decirle con dificultad: “Córrete…lléname…” justo antes de que me faltara el aire y me quedara paralizada insertada en el mástil que me mataba de placer. Me derrumbé sobre su pecho. A Edu debía de faltarle poco pues con su fuerza me levantó lo justo como para que su polla se saliera de mí que estaba tan floja entre mis espasmos de placer que no me quejé hasta que sentí el evidente gesto de su mano masturbándose con fuerza agitando mis nalgas y tras un gruñido ronco sentir su esperma caliente caer sobre mi culo y salpicar mi espalda.

Se había quitado el condón para regalarme su semen y ahora sentía su cuerpo relajarse tras alcanzar su merecido orgasmo quedándome inerte sobre su pecho para sentir su corazón latir agitado entre sus inspiraciones profundas.
Qué cabrón!!! Qué máquina!!! Adiós Marta!!!! Edu!!!! Fóllame!!!! Clávame tu jeringón!!!
 
Tras saber que Luis había vuelto con Marta yo había dejado de hablar con él los domingos por la tarde. Y él evidentemente conmigo también. Pensé que me afectaría para los estudios pero sorprendiéndome de mí misma descubrí que me ayudaba a concentrarme. De ese modo pasaron las semanas y llegó el momento de volver a casa tras los exámenes sabiendo ya que tenía algunas notas excelentes.

Estando todavía en Bolonia recibí una carta en la que se me invitaba a continuar con la beca si cumplía una serie de requisitos. Aparte de una nota media mínima que debía demostrar con el certificado correspondiente una vez recibidos todos los resultados. Eso me retuvo unos días más en Italia, días que aproveché para hacer excursiones yo sola pues Erika ya llevaba semanas en Alemania.

Otro requisito era trasladarme a una de las ciudades donde la Sociedad Española de Cardiología tenía centros de formación concertados. Y Granada no estaba en la lista a pesar del prestigio de su universidad. Sopesé los distintos destinos e incluso intenté hacer un cálculo de costes. La ciudad más cómoda de la lista era Sevilla, por cercanía a casa y por costes, pues los alquileres y residencias eran más baratos que en las demás ciudades.

Pero allí estaría Luis. La ciudad era suficientemente grande para evitarnos pero tan pequeña como para encontrarme si me buscaba. Lo mejor era evitarlo. Así que programé mis siguientes pasos de forma que Luis no se me cruzara y torciera mis intenciones. Ni yo misma sabría cómo iba a reaccionar estando frente a él.

Tras recibir el certificado de notas volví a casa donde mis padres y hermanos me hicieron una fiesta a la que acudió mi tía desde Córdoba. Me alegraba de volver y cuando les dije que mi siguiente destino probablemente sería Sevilla se alegraron enormemente pues temían que con la beca me fuera lejos otra vez.

Efectivamente la siguiente semana me fui a la capital de Andalucía a solicitar el traslado de matrícula y empezar a ver disponibilidad de pisos o residencias para el curso siguiente. La cuantía de las dos becas que disfrutaba me daban más margen que mi primer año en Granada. Tenía que convalidar los estudios en Bolonia y trasladar el expediente desde Granada.

Lourdes me contó que se había despedido de Luis y que creía que él ya no estaría en la residencia por lo que para hacer mis gestiones en la universidad llamé a la residencia y me cedieron una habitación por una noche de las que ya estaban vacías pues apenas quedaban ya residentes.

Podría ir tranquila a Granada. Solicitar mi certificado de estudios y el traslado de expediente a Sevilla sin ver a Luis que parecía no acordarse de mí enfrascado en su relación con Marta. Parecía que todo me allanaba el camino para dejar atrás los momentos tortuosos vividos con él desde que me fui a Bolonia. De hecho, ya apenas tenía ese sentimiento de culpabilidad que me había acompañado desde el que nos habíamos separado en verano y que se acentuó tras su visita a Italia, no apagándose a pesar de constatar que su churra no había parado desde que nos separamos.

“Dicen que la distancia es el olvido…” cantaba el viejo disco recopilatorio de boleros de mi tía, y aunque yo no había olvidado desde luego podía vivir alejada de Luis hasta que el tiempo fuera curando todas las heridas.

Yo misma me reía cuando recordaba que apenas un par de meses antes yo había intentado retomar el contacto a través de nuestras charlas de los domingos por la tarde. Habría sido un enorme error, pero como él ya había cortado todo contacto simplemente había que esperar que se gastara la cera para que se apagara la llama.

Empezaba a acostumbrarme a vivir hasta sin su amistad, sus charlas, sus consejos…sus errores. Pues su cuerpo había empezado a olvidarlo. Parecía que todo se alineaba para permitirme cerrar la puerta y que todo fuese sólo un recuerdo del pasado tan hermoso en su principio como desagradable al final.

Mi plan era fácil. Me iría a Granada un domingo por la tarde en autobús, dormiría en la residencia. Por la mañana temprano haría mis gestiones en la secretaría de la facultad y antes del mediodía cogería el tren para comer con mi tía en Córdoba y pasar unos días con ella antes de llevar la documentación a la universidad de Sevilla. Y en esa relación no aparecía Luis que supuestamente ya habría acabado los exámenes.

Con esa tranquilidad me planté en Granada el domingo por la tarde con el tiempo justo de cenar algo en la residencia y acostarme. Llegué en una típica tormenta de verano que me retuvo un poco en la estación hasta que dejó de llover. La ciudad estaba muy tranquila ya sin estudiantes y la residencia estaba incluso sombría en aquel atardecer nublado. Pero cuando estaba en el vestíbulo de la residencia esperando que me dieran la llave de la habitación vi que alguien asomaba por el pasillo del comedor para subir a las habitaciones. Estaba de espaldas pero esos andares y esa silueta eran inconfundibles. Dudé en hablar, pero mi boca se adelantó a mi cerebro.

-Luis…

No era una llamada, era una constatación. Era él. Se giró y su estupefacción se hizo evidente. Como si hubiera visto una aparición o un fantasma. Sin decir nada mientras se me aceleraba el pulso vi como me observaba y se dirigía a mí. Me abrazó haciéndome derretir. Su olor característico a gel de ducha y el calor de su piel me hicieron estremecer devolviéndole el abrazo. Joder, seguía echándolo de menos.
 
Si Almu no estuviese relatando la historia en dos tiempos estaría con el alma en un sin vivir.
Como le afectará este encuentro a Claudia?
Pero ahora que sabemos de la existencia del pulpo me siento muy relajado.
Todo camino te lleva a destino.
Aún cuando el camino sea largo.

El sinvergüenza de Almu, que conoce el final de la historia ( si es que no es el que se da tras aquel café) se estará riendo.
 
Si Almu no estuviese relatando la historia en dos tiempos estaría con el alma en un sin vivir.
Como le afectará este encuentro a Claudia?
Pero ahora que sabemos de la existencia del pulpo me siento muy relajado.
Todo camino te lleva a destino.
Aún cuando el camino sea largo.

El sinvergüenza de Almu, que conoce el final de la historia ( si es que no es el que se da tras aquel café) se estará riendo.
Vamos a dejarlo en pulpillo de 200 gramos.
 
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