Memorias de una solitaria

Al día siguiente me levanté a media mañana y me fui al gimnasio. Estaba eufórica a pesar de que después del revolcón apenas habíamos hablado Edu y yo. Estaba deseando contarle a mis amigas algo, pero ¿qué? ¿Qué en un calentón me había lanzado a comerle la polla al tío que me tenía tonta? Y si me preguntaban ¿y qué más? No tenía nada que responder salvo las mariposas en el estómago.

Por eso me vino bien nadar un rato y después sudar en la sauna. La sorpresa vino cuando al regresar a casa me encontré a Edu en la puerta.

-He comprado churros pero ya se han quedado fríos.

Me dio un beso en la mejilla y lo hice pasar al portal. Preparé dos chocolates a la taza y nos tomamos los churros mojándolos mientras charlábamos de la última guardia obviando nuestro affaire.

Me sentí tan cómoda con él hablando como antes y sin ninguna alusión sexual, pues supongo que recordaba que estaba con la regla, que entendía perfectamente que otras chicas se quedaran colgadas de él. Y yo misma podría hacerlo si sus propias palabras no me hubieran dejado claro mucho tiempo antes que él no estaba por mantener una relación estable.

Sin darnos cuenta charlando en la mesa de la cocina se nos echó encima el mediodía y lo invité a comer. Pero se fue temprano porque tenía entrenamiento. Me había gustado mucho su detalle. Era la primera vez que se presentaba en mi casa y no había venido a follar. ¿A qué se refería con tener algo conmigo? Podíamos haberlo hablado y ninguno había sacado el tema. Quizá era mejor dejar que las cosas fueran pasando sin planteamientos previos.

Yo me sentía a gusto con lo que había pasado aunque evidentemente esperaba mucho más. Me lo tenía que follar y punto. Y era algo que yo tenía muy claro y parecía que él también. Pero su actitud demostraba que no me veía como alguien con quien echar un polvo. Estaba claro que entre nosotros había surgido algo más. Pero ¿qué? Yo no me lo había planteado todavía, pero ¿y él? Su pregunta aquel día en el coche tenía algo que ver con que me veía como algo más que una amiga que le atraía físicamente.

Ay, no tenía ganas de pensar. Quería dejar de ser la Claudia racional que tenía que encontrar una explicación a todo. ¿Por qué no me dejaba arrastrar? Sin planteamientos, sin objetivos…sólo vivir el momento.

Quizá no fuese tan fácil. Así empecé con Luis, dejándome llevar sin pretensiones y acabé colgada de él y arrepentida de haberle dado pie a lo que terminó convirtiéndose en la causa del fin de nuestra relación. Y aún teniendo yo bastante claro después de que me dejara burdamente aquella Navidad del año que me fui a Bolonia con la beca que me había convertido en la médico que soy ahora, que no habría una segunda oportunidad con él, caí como una boba. Todo empezó una semana después de Semana Santa, tras mi regreso a Bolonia cuando Lourdes me contó que había sido invitada al cumpleaños de Marta, la ex de Luis. Puede parecer una tontería. Pero verlo retomar esa relación me daba ¡celos?

Cualquiera pensaría que yo era como el perro del hortelano. Y ni yo misma me entendía a mí misma. Pero a pesar de ser yo la que había decidido marcar distancia allí estaba escribiéndole para ver qué me contaba.

-Luis, estás perdido. ¿Todo bien?

Luis tardaba en responder pero al rato lo hizo:

-Hola guapa ¿Cómo estás?

-Por fin das señales de vida, jajaja. En Semana Santa sé que mister Procesiones no está para nada pero pensé que el domingo pasado hablaríamos.

-Bueno, ya me conoces. Y el domingo pasado vine durmiendo en el tren y ni me acordé, la verdad.

-Vaya, que pronto te olvidas de las amigas.

-Tú sabes que no eres una simple amiga.

-Bueno, ¿qué tal todo?

-Muy bien en Semana Santa ya sabes, y aquí en la residencia ahora pues saliendo con los compañeros y tal.

-Ya me ha contado Lourdes que el viernes estuvisteis de cumpleaños.

-Pues sí. Lo pasamos bien. Hay que aprovechar ahora que en nada empiezan los exámenes. Bueno ¿Y tú qué tal?

-Pues al final vine unos días a casa. Llevaba sin ver a la familia desde Navidad y los echaba de menos.

-¿Sólo a la familia?

-Y a los amigos, claro, jajaja.

-¿Y cómo es que viniste?

-Encontré una oferta de vuelo de esos de última hora muy baratos y aunque perdí días de clase no me importó.

-Pero ¿cuándo has venido? -Aquí las vacaciones son del Jueves Santo al Lunes de Pascua y me encontré una oferta de Lunes Santo a Jueves Santo, perdí tres días de clase, pero he estado en casa primero y después los días sola en Bolonia recopilando los apuntes de los días que falté.

-Tú siempre tan aplicada.

-No me queda otra.

-¿Y cómo no me avisaste?

-Bueno, podía haberlo hecho, porque la oferta era volando de Bolonia a tu ciudad. Pero llegué el lunes por la noche, que tú estás con tu hermandad y regresaba el jueves noche y no quise estropearte tu Madrugá.

-No seas tonta, podía haberme acercado un momento al aeropuerto a darte un abrazo.

-A lo mejor me daba miedo.

-¿Abrazarme?

-Es broma, jajaja.

-Oye, ¿sabes cuándo vuelves?

-Pues aquí los exámenes son en mayo. Si voy aprobando todo para final de mayo estoy de vuelta en España y tendré que pasar unos días por nuestra universidad para llevar los certificados y que me convaliden lo que he hecho aquí. Serán dos o tres días nada más pero podremos vernos.

-Ya tengo ganas de verte.

-Lo malo es que vas a estar de exámenes.

-Ya me busco un hueco para verte. Bueno si te quedas en la residencia cenaremos y desayunaremos juntos.

-Claro.

-Me alegro de que me hayas escrito.

-¿Tengo motivos para no hacerlo?

-A ver si se me ocurre alguno, despecho, un exnovio capullo, un tal Gianni…

-Ay que bobito eres. Que no estemos juntos no significa que te rechace. Fracasamos como pareja pero eso no significa que tengamos que evitarnos.

-¿Me estás dando esperanzas?

-¿Sólo me quieres como novia?

-Te quiero sin más. El estado civil lo dirá el tiempo y lo que sintamos.

-No te pongas tan filosófico anda, jajaja.

-No me pongo filosófico. Tú también me quieres y te gusta saber de mí. Es recíproco. Lo que pase ya se verá.

-Eso, Luis. Ya se verá.

Vaya forma de dejarle las cosas claras…
 
Que considerada es esta Claudia.
Aunque estuvo en su ciudad no quiso molestarle.
Esta es la Semana Santa que luis se paseaba con Alba y su mantilla?
Pues mejor que no le hubiese llamado, no?

Y que diferencia entre las ansias sexuales incontenidas de luis y la contención cariñosa y detallista de Edu.
Que diferencia.
 
Que considerada es esta Claudia.
Aunque estuvo en su ciudad no quiso molestarle.
Esta es la Semana Santa que luis se paseaba con Alba y su mantilla?
Pues mejor que no le hubiese llamado, no?

Y que diferencia entre las ansias sexuales incontenidas de luis y la contención cariñosa y detallista de Edu.
Que diferencia.
Pringado Edu con pringada Claudia. Son tal para cual. 😈😈
 
Pringado Edu con pringada Claudia. Son tal para cual. 😈😈
Quizás la juventud te haga ver las cosas de forma equivocada. En mi barrio se decía que todos los ignorantes son valientes.
A las mujeres les gustan los malotes, los machitos y todo ese tipo de gente pero se quedan con los que les traen churros para desayunar y flores en San Valentin. Aunque el tipo en cuestión solo lo haga para mojar el otro churro que trajo consigo.
Al igual que a nosotros nos gustan las guarrillas pero nos quedamos con las buenas chicas. Aún cuando estamos locos por que estas se comporten como guarrillas cuando están en casa.
Si alguien te lo hace pasar genial con el sexo pero te da mala vida, huye. Seguro que encuentras a otra persona que te lo haga pasar igual de bien y que además te traiga churros.
Y sin mala vida.
 
Última edición:
Con todo lo avanzado en cuatro meses ahora volvía a caer. ¿Sería porque presentía que ya faltaba poco para volver y tenía que tomar una decisión? O quizá, porque en realidad no había tomado ninguna decisión porque pese a mi dureza no quería alejarme de él.

De escribirme él y yo huirle ahora le habíamos dado la vuelta a la tortilla. Él apenas me escribía y era yo la que iniciaba las conversaciones. Una de ellas era lógica. No podía saltarme su cumpleaños. Elegí una fórmula amistosa. Casi neutra.

-Felicidades, Luis. Espero que estés pasando un cumpleaños muy agradable en tu Feria con tu familia y tus amigos. Ya falta menos para que nos veamos. Muchos besos.

Tardó bastante tiempo en contestar y lo hizo de forma fría:

-Gracias por acordarte. Ya te contaré.

-Hey. ¿Ya estás en la residencia?

-No, en autobús volviendo.

-¿Qué tal la semana?

-Muy bien.

Su sequedad me abrumaba. Algo había pasado. Pero no habíamos discutido. No podía ser por mi culpa. Además había estado en su ciudad. En su Feria. Le encantaba. Se saltaba clases para ir. Algo tenía. O pasaba algo grave o…

…o yo estorbaba porque ya había sustituta en su corazón. Luis tenía la habilidad de usar la churra sin remordimiento hasta verse reflejado en mi engaño y como le dolió. Pero su sequedad simplemente podía significar que su corazón ya tenía dueña. Quizá definitivamente había llegado el fin y no había sido yo la que había puesto tierra de por medio. Como toda enamorada aunque estuviese despechada no estaba preparada para eso. Duele ser dejada, aunque eso ya hubiese ocurrido unos meses antes.

Evidentemente le pregunté a Lourdes, pero ella no sabía de las andadas de Luis en su ciudad pues en Granada estaba siempre con su ex, Marta, Ángela, la chica que me sustituyó en el dormitorio y otra compañera de clase, una tal Miriam. Ella creía que no se había liado con ninguna pero con Luis nunca se sabía. Esa coletilla me dolía en realidad. Pero ella creía que no había nada pues en la fiesta sorpresa que le habían hecho por su cumpleaños no había notado nada raro con ninguna de ellas aunque la organizadora de todo había sido Marta.

Lo que definitivamente había cambiado, según me contaba Lourdes, es que ya no quedaban para estudiar pues aunque ella se iba a la residencia con Víctor, Luis siempre estaba o con Ángela o con Marta.

Cayó en mis brazos después de que Marta lo dejara. ¿Caería en los brazos de Marta ahora que estaba sólo? La chica lo había dejado por un engaño pero si ya sabía que era falso y había vuelto a confiar en él…¿por qué me comía ahora la cabeza con esas cosas? Que se vaya con ella y me deje tranquila. ¿Era eso lo que yo realmente quería?

Yo misma había alabado a la chiquilla. No me caía mal. Y Luis, seguía tan perdido, que cualquier hombro donde apoyar la cabeza, un oído que lo escuchara y si se terciaba un chochito que follarse colmarían todas sus necesidades.

Efectivamente Lourdes me confirmó días después que Luis y Marta estaban enrollados. Aparentemente no eran pareja pero se comportaban como tales. Eso hoy en día es una mera formalidad. Estás con quien duermes y follas. Y Luis me había sustituido por la persona a la que yo sustituí. Vuelta al principio pero en realidad sin retorno, pues aquello, con luz y taquígrafo, a la vista de todo el mundo significaba simplemente que su nueva princesa era Marta.

Quise comprobarlo pero no me atreví a preguntárselo directamente. Varias conversaciones las cortaba con respuestas sencilla y sin mojarse. Estaba claro que todo el interés por mí se había diluido. De nuevo se repetía la escena de unos meses antes. Él me engañaba pero él me dejaba. Él estaba molesto por mi supuesta historia con Gianni, pero él era el que volvía con su exnovia.

No podía seguir colgada de esa relación. Me faltaban pocos días para acabar los exámenes y volver a casa. Y Luis me había facilitado en realidad las cosas. Si ni siquiera nos cruzábamos no teníamos ya nada que hablar. Él seguiría su vida y yo la mía sin él.

Esa era la decisión que él ya había tomado y que yo aceptaba por mi bien. Además me aclaraba mi futuro. Podría irme a otra universidad y así dejar atrás la residencia, Luis, y todos sus líos. Sólo me lamentaba por la pobre Lourdes, que se agobiaba pensando en cómo me sentiría yo. Y por más que le repetía que era una liberación para mí no se lo creía y siempre me ofrecía nuestras charlas ya que no podía ofrecerme su compañía. Incluso me ofreció irnos a su apartamento de la playa cuando llegara el verano. Me pareció buena idea al principio pero después pensé en los recuerdos que me traería y rechacé la idea en mi mente sin llegar a decírselo a Lourdes para no molestarla pese a su ofrecimiento tan cariñoso.

Yo entonces empecé a hacer mi vida completamente sin Luis. Corté nuestras charlas. Él tampoco me hablaba. Así que decidí presentarme a la segunda vuelta de los exámenes para subir notas y asegurarme la beca. Eso retrasaría mi regreso a España. Pero ya no tenía ninguna prisa.

Ahora sí, parecía que Luis era definitivamente pasado.
 
Con todo lo avanzado en cuatro meses ahora volvía a caer. ¿Sería porque presentía que ya faltaba poco para volver y tenía que tomar una decisión? O quizá, porque en realidad no había tomado ninguna decisión porque pese a mi dureza no quería alejarme de él.

De escribirme él y yo huirle ahora le habíamos dado la vuelta a la tortilla. Él apenas me escribía y era yo la que iniciaba las conversaciones. Una de ellas era lógica. No podía saltarme su cumpleaños. Elegí una fórmula amistosa. Casi neutra.

-Felicidades, Luis. Espero que estés pasando un cumpleaños muy agradable en tu Feria con tu familia y tus amigos. Ya falta menos para que nos veamos. Muchos besos.

Tardó bastante tiempo en contestar y lo hizo de forma fría:

-Gracias por acordarte. Ya te contaré.

-Hey. ¿Ya estás en la residencia?

-No, en autobús volviendo.

-¿Qué tal la semana?

-Muy bien.

Su sequedad me abrumaba. Algo había pasado. Pero no habíamos discutido. No podía ser por mi culpa. Además había estado en su ciudad. En su Feria. Le encantaba. Se saltaba clases para ir. Algo tenía. O pasaba algo grave o…

…o yo estorbaba porque ya había sustituta en su corazón. Luis tenía la habilidad de usar la churra sin remordimiento hasta verse reflejado en mi engaño y como le dolió. Pero su sequedad simplemente podía significar que su corazón ya tenía dueña. Quizá definitivamente había llegado el fin y no había sido yo la que había puesto tierra de por medio. Como toda enamorada aunque estuviese despechada no estaba preparada para eso. Duele ser dejada, aunque eso ya hubiese ocurrido unos meses antes.

Evidentemente le pregunté a Lourdes, pero ella no sabía de las andadas de Luis en su ciudad pues en Granada estaba siempre con su ex, Marta, Ángela, la chica que me sustituyó en el dormitorio y otra compañera de clase, una tal Miriam. Ella creía que no se había liado con ninguna pero con Luis nunca se sabía. Esa coletilla me dolía en realidad. Pero ella creía que no había nada pues en la fiesta sorpresa que le habían hecho por su cumpleaños no había notado nada raro con ninguna de ellas aunque la organizadora de todo había sido Marta.

Lo que definitivamente había cambiado, según me contaba Lourdes, es que ya no quedaban para estudiar pues aunque ella se iba a la residencia con Víctor, Luis siempre estaba o con Ángela o con Marta.

Cayó en mis brazos después de que Marta lo dejara. ¿Caería en los brazos de Marta ahora que estaba sólo? La chica lo había dejado por un engaño pero si ya sabía que era falso y había vuelto a confiar en él…¿por qué me comía ahora la cabeza con esas cosas? Que se vaya con ella y me deje tranquila. ¿Era eso lo que yo realmente quería?

Yo misma había alabado a la chiquilla. No me caía mal. Y Luis, seguía tan perdido, que cualquier hombro donde apoyar la cabeza, un oído que lo escuchara y si se terciaba un chochito que follarse colmarían todas sus necesidades.

Efectivamente Lourdes me confirmó días después que Luis y Marta estaban enrollados. Aparentemente no eran pareja pero se comportaban como tales. Eso hoy en día es una mera formalidad. Estás con quien duermes y follas. Y Luis me había sustituido por la persona a la que yo sustituí. Vuelta al principio pero en realidad sin retorno, pues aquello, con luz y taquígrafo, a la vista de todo el mundo significaba simplemente que su nueva princesa era Marta.

Quise comprobarlo pero no me atreví a preguntárselo directamente. Varias conversaciones las cortaba con respuestas sencilla y sin mojarse. Estaba claro que todo el interés por mí se había diluido. De nuevo se repetía la escena de unos meses antes. Él me engañaba pero él me dejaba. Él estaba molesto por mi supuesta historia con Gianni, pero él era el que volvía con su exnovia.

No podía seguir colgada de esa relación. Me faltaban pocos días para acabar los exámenes y volver a casa. Y Luis me había facilitado en realidad las cosas. Si ni siquiera nos cruzábamos no teníamos ya nada que hablar. Él seguiría su vida y yo la mía sin él.

Esa era la decisión que él ya había tomado y que yo aceptaba por mi bien. Además me aclaraba mi futuro. Podría irme a otra universidad y así dejar atrás la residencia, Luis, y todos sus líos. Sólo me lamentaba por la pobre Lourdes, que se agobiaba pensando en cómo me sentiría yo. Y por más que le repetía que era una liberación para mí no se lo creía y siempre me ofrecía nuestras charlas ya que no podía ofrecerme su compañía. Incluso me ofreció irnos a su apartamento de la playa cuando llegara el verano. Me pareció buena idea al principio pero después pensé en los recuerdos que me traería y rechacé la idea en mi mente sin llegar a decírselo a Lourdes para no molestarla pese a su ofrecimiento tan cariñoso.

Yo entonces empecé a hacer mi vida completamente sin Luis. Corté nuestras charlas. Él tampoco me hablaba. Así que decidí presentarme a la segunda vuelta de los exámenes para subir notas y asegurarme la beca. Eso retrasaría mi regreso a España. Pero ya no tenía ninguna prisa.

Ahora sí, parecía que Luis era definitivamente pasado.
Marta!!!! Joder, qué buena eres en la cama!!!!
 
Inevitable el deseo de que la historia cambie cada vez que la leemos, que el final conocido no lo sea en realidad, sea sólo otra etapa en la búsqueda del más grande amor de sus vidas, ellos.
 
Inevitable el deseo de que la historia cambie cada vez que la leemos, que el final conocido no lo sea en realidad, sea sólo otra etapa en la búsqueda del más grande amor de sus vidas, ellos.
Yo me desmarcó y me voy por la banda.
Vamos que soy el único que no coincide con el resto en ese deseo. Ya sabéis que siempre he sido más de Alba.
 
Hubieron unos episodios en los que el personaje de Claudia se estaba diluyendo. Tanta culpabilidad, tanta “añoranza”… parece que ese personaje fuerte y capaz está volviendo.

Tiembla Edu que va a por ti.
 
Yo no digo nada, pero ... por referencias, de este mismo relato, sabemos que lo ha tenido muy "presente" durante mucho tiempo. En este sentido la credibilidad de Claudia está un poco en entre dicho.
Lo tiene muy presente en la línea temporal que sigue su tiempo de estudiante.
En esta, en algún momento, ha de dejarlo atrás. Otra cosa no sería muy creíble.
Imagínate lo que sería que lo tuviese en la cabeza hasta el momento de la intervención al padre. Sería muy deprimente.
 
Tras poner las cartas sobre la mesa con nuestro revolcón en el vestuario y su visita a casa estaba claro que Edu y yo habíamos traspasado la línea de unos simples compañeros de trabajo con amistad. Sin embargo, pa pesar del corte inicial nuestra complicidad volvió como si no hubiera pasado nada, salvo que sí había pasado como ocurrió una noche en uno de nuestros descansos cuando sentados en las butacas de la salita tomando un café Edu me soltó:

-Le verdad es que todavía estoy algo perplejo.

-¿Con qué?- pregunté desconocedora de por dónde iba su comentario.

-Contigo, doctora.

-Huy, ahora me llamas doctora.

-Por eso. Me dejaste desarmado.

Yo imaginaba por donde iba pero me hice la nueva.

-A ver, explícame cuando te he dejado desarmado.

Se sonrió y respondió con picardía:

-¿Ya te has olvidado de lo que pasó en el vestuario?

-¿Es que nunca te habían comido la polla?- respondí con frescura.

-Precisamente a eso me refiero. La doctora Claudia, tan seria, tan eficiente. Vista desde fuera pareces aburrida, sólo pendiente de tu trabajo. Haces vida social con gente mayor…pues eso. No te imaginaba así.

-¿Te molesta que haya sido tan directa?

-En otras mujeres me incomoda. Contigo ha sido diferente. Has conseguido algo que no me suele pasar…

-Ah, ¿y se puede saber qué es?

-Que tengo más ganas de conocerte aún mejor.

El brillo en los ojos con el que me respondió provocó ese cosquilleo perfectamente conocido por mí en el bajo vientre. Pero no era el momento ni el lugar a pesar de lo ya ocurrido entre nosotros. Pero sí respondí:

-Pues yo también he descubierto algún secreto tuyo.

-¿Ah sí? A ver…

-Que tienes un pulpo con un tentáculo muy bien armado…

Su sonrisa socarrona me demostraba que le había gustado el comentario. Se levantó para acercarse a mí y me dijo con la voz muy suave pero muy ronca:

-Pues el pulpo tiene algo pendiente contigo.

-Y yo con él y con su dueño…-respondí sin apartar la mirada de sus ojos.

En ese momento justo nos avisaron de que teníamos una urgencia y con una sonrisa boba salimos los dos a cumplir con nuestro trabajo. Pero nos teníamos muchas ganas y las cartas estaban sobre la mesa. El deseo de terminar lo que habíamos empezado aquella noche estresante no se nos había olvidado y como no pudo ser de otra manera al salir del trabajo por la mañana decidimos ir a “desayunar” juntos. Nos fuimos directamente a mi piso y sin ni siquiera hacer café o tostar el pan nos metimos en mi dormitorio desnudándonos mutuamente sin perder tiempo para acabar revolcándonos en la cama recorriendo nuestros cuerpos desnudos con nuestras manos mientras nuestras pieles se pegaban.

Apenas hubo preliminares más allá de comernos la boca con deseo. Necesitábamos unirnos y en menos de 5 minutos Edu se había puesto un condón y se dirigía para colocarse entre mis piernas y penetrarme con su falo poderosísimo. Pocas veces he sentido una penetración de aquella manera.

En cuanto su polla se empezó a abrirse paso dentro de mi coño abrí la boca sintiendo que me faltaba el aire. No conseguía cerrarla junto con mis ojos muy abiertos mirándolo mientras sentía como me llenaba.

Generalmente expreso lo que siento y deseo mientras follo, pero era incapaz de cerrar la boca en esa sensación placentera de plenitud que su inmensa churra me proporcionaba estirando mi vagina hasta límites insospechados sintiendo como su glande alcanzaba el cuello de mi útero justo antes de que el semental empezara a moverse dentro de mí.

No sé si mi silencio y los jadeos para respirar le satisfacían o esperaba más iniciativa de mi parte. Pero sólo me dejaba hacer mientras sujetaba su pecho con mis manos separado de mi cuerpo por sus brazos fuertes flexionados para poder penetrarme.

Entre el tiempo que llevaba sin sentir una polla dentro de mí, el deseo acumulado por Edu y su maestría bombeando con sus caderas mi jadeo se convirtió en un grito ahogado muy agudo haciéndome doblar mi espalda y clavando mis uñas en su pecho en el instante en que mi chocho se contraía obligándome a cerrar los ojos en un orgasmo intensísimo cuyas contracciones debía sentir seguramente en su polla y el temblor de mis piernas.

Ufff. No recordaba lo que era el SEXO con mayúsculas. Y sólo acabábamos de empezar…
 

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