Memorias de una solitaria

Y ten por seguro cosa.
Ninguna de nuestras parejas nos cobra pero todos todos pagamos de una manera u otra.
Y el que diga que no es que aún no se ha dado cuenta.
Esperaba esta respuesta, naturalmente.

Espero que el autor sea generoso y tenga a bien otorgar a Claudia la felicidad que se merece, igual que se la concedió Luis, perdonándole sus pecadillos de juventud.

Me gusta cuando nos explica la vida de Claudia al margen de Luis, aunque no me guste tanto lo que nos explica y ver que el personaje que dibuja tiene tantas dificultades para sentirse feliz.
He conocido a personas como Claudia, que a ojos de aquellos cuyo ideal es similar al de Luis, pueden parecer personas con "problemas que les impedirán llegar a ser felices", pero te aseguro que, cuando consiguen vivir la vida que eligen libremente, los momentos felices siempre aparecen. Y esa vida que se han construido por sí mismos, incluso con muchas cosas en contra, yo la valoro especialmente.
Es otra manera de aproximarse a lo que podríamos llamar una persona realizada y feliz, diferente de aquella otra manera en la que el entorno te envuelve y te empuja, y tú te dejas llevar y te sientes cómodo y seguro, porque fuera de ese entorno todo es raro y amenazante. Caminos distintos buscando el mismo destino.
 
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Ya esperaba esta respuesta ¿Y ellas no pagan de una manera u otra?
Bueno… yo me hago muy poco de rogar.
Y no es que ella se lo haga, que no.
Pero el “mira, cariño…” de ella funciona mucho mejor que el mío.
Y claro que paga, me cuida mucho, pero igual que se ve mejor la paja en ojo ajeno se sienten más las cosas en carne propia.
 
He conocido a personas como Claudia, a ojos de aquellos cuyo ideal es similar al de Luis, pueden parecer personas con "problemas", pero te aseguro que cuando consiguen vivir la vida que eligen libremente, están muy cerca de la felicidad, y es la que te has construido por sí mismos, incluso con todo en contra. Es otra manera de aproximarte a lo que podríamos llamar una persona realizada y feliz, diferente a aquella en la que el entorno te empuja y te envuelve, y tú te dejas llevar. Caminos distintos buscando el mismo destino.
Pues a eso me refería con lo de cual de los dos se sentirá a día de hoy más satisfecho consigo mismo y su trayectoria.
Lo que pasa es que tú con tu labia lo pones más bonito.
 
Las semanas siguientes Luis pareció relajarse. No insistía tanto, ni se ponía tan meloso y además no salió el tema de Gianni en ningún momento. Aunque mi determinación era clara volvía a sentirme cómoda con él. Pero no quería pensar ahora en lo que pasaría cuando yo volviera. Además llegaban las vacaciones y Erika me había invitado a irme unos días entre Semana Santa y Pascua a Alemania con su familia.

Pero como no me había gastado nada del dinero que mi tía me había dado en septiembre al venirme a Bolonia preferí pasar unos días en casa con la familia. No los veía desde Navidad y mis últimos días no habían sido precisamente alegres.

Lo malo es que el vuelo que encontré era directo a Sevilla. Llegué a pensar en escribirle a Luis pero iría en contra de todo lo que estaba realmente pensando hacer con él. Que el encuentro fuese inevitable y no provocado. No quería darle falsas esperanzas.

Necesitaba algo así. Estar en otro lugar, respirar otro aire. No pensar en las mismas cosas. A veces había que tomar decisiones dolorosas y poner distancia entre Luis y yo quizá fuera necesario pues era consciente que en la distancia me dejaba arrastrar por él, por lo que en persona me sería muy difícil resistirme.

Así que aquellos fueron días de familia y descanso a pesar de haber pasado dos veces cerca de él. Además tuve que coger un vuelo de regreso en realidad antes de que acabara la Semana Santa regresando a Bolonia cuando en realidad aún no habían empezado las clases por las fiestas de Pascua. No fue tan difícil estar sin él a pesar de estar tan cerca.

No sé por qué me vienen esos recuerdos de como intentaba huir de Luis relacionándolo con mi indecisión con Edu. Ése era siempre mi problema. No me aclaraba cada vez que aparecía un hombre de por medio. Después el tiempo me daba la razón, pero ¿Cómo vivir asumiendo la soledad cuando sientes que tienes capacidad de amar?

En esas estaba después de la supuesta confesión de Edu. Tener algo. ¿Pero qué es tener algo con Edu? ¿Follar? Encantada. Cada vez me costaba más trabajo controlar mi deseo por semejante espécimen de macho. ¿Una relación? ¿Edu pillado por mí? No. No lo creía. Pero ¿Qué era entonces ese algo que quería tener conmigo?

Lo fácil preguntarlo. Lo difícil era adivinarlo. Él era transparente. Precisamente era esa transparencia la que me hacía dudar sobre a qué se refería con ese “algo”. Y si yo me atrevería. Porque si era sexo ya me empezaba a dar igual lo que pensara nadie. Estaba un poco obsesionada con sus tatuajes.

Edu tras aquella pregunta en mi coche no había vuelto a comentarme nada. Parecía como si hubiese sido un pensamiento verbalizado delante de mí pero que ante mi indecisión había descartado. Su comportamiento era el de siempre. Sus comentarios agradables al verme llegar vestida de calle al trabajo o su buen trato durante la jornada laboral.

Además el siguiente descanso no coincidimos pues él se iba de competición al lago Bañolas con su club de remo mientras que yo intentaba poner orden en mi cabeza. Una compañera me mandó un enlace de una noticia local de Gerona en la que se mencionaba la competición con fotos del pódium. Allí estaba el 4x4 de Edu saludando sonrientes con su medalla de plata y una bandera de Andalucía desplegada orgullosos.

Pero había otro enlace a una galería gráfica del evento deportivo y ahí fue donde me quedé impactada. Cualquiera podría pensar que transcurrido tanto tiempo desde la ruptura con Borja estaba un poco salida. Pero es que había una foto que no podía dejar indiferente a ninguna hembra, y menos a mí con todo lo vivido ya con él.

Tras terminar la carrera, los remeros sacan la embarcación del agua y como vienen muy acalorados suelen bajarse los tirantes de su mono y dejar sus torsos desnudos. Quien realizó la foto debió ser una chica pues pilló a Edu de frente hablando con sus compañeros. Estaba espectacular. Parecía un reportaje erótico para mujeres. Gafas de sol deportivas, pelo revuelto, barba de pocos días y su torso desnudo con los músculos en tensión por el esfuerzo realizado. Pero esos monos son de licra ajustada a sus cuerpos para facilitar sus movimientos durante la competición. Edu me había explicado que para no lastimarse debían ir completamente depilados como los nadadores y que el mono era tan ajustado que no podían usar ropa interior. Y no había duda de que así era comprobando aquella foto pues era difícil que los ojos al recorrer el cuerpo perfecto de la fotografía no se fijaran en aquel paquete completamente marcado en la licra del mono de competición. Y qué bien puesto estaba mi compañero.

Me avergoncé ampliando la foto para verlo mejor y como si alguien pudiera verme casi a escondidas no pude fijarme en los detalles de su cuerpo sin dejar atrás aquel paquete de macho semental en el que no quedaba ningún detalle a la imaginación pese a la tela que lo cubría. Se notaba perfectamente el contorno del pene de lado apoyado sobre unos cojones de buen tamaño.

Me sentía como una adolescente espiando a su hermana mayor con su novio, a la vez excitada y avergonzada. Vaya sofoco tan tonto que me pillé. Que si quería algo con él. Joder, lo estaba deseando.
 
Pero del dicho al hecho va mucho trecho. Y yo era incapaz de transmitirle mis sentimientos. Tampoco me daba pie con su naturalidad. Se comportaba como si nunca me hubiera lanzado la pregunta. ¿Arrepentimiento o escudo? ¿Me vería como una persona asexuada incapaz de expresar mis deseos?

Al final fue la naturaleza la que siguió su curso de la forma más inesperada. Un sábado por la noche mientras hacíamos una guardia aburrida en que yo dormía me despertó con prisa. Se había producido un accidente grave de circulación en una avenida en la que estaban implicados varios vehículos. Se había producido una pelea posterior y había derivado a los heridos a distintos hospitales para evitar líos en la sala de espera.

Como había bastante movimiento en urgencias habían movilizado a todo el personal de guardia. Como venía una muchacha en parada cardiorrespiratoria me la habían asignado pero a Edu lo llamaron a urgencias generales para atender a otros implicados en el accidente. En uno de los coches venían varios menores y algunos estaban bastante graves.

Gracias a la rcp de los paramédicos del 061 y a mi rápida actuación conseguimos reanimar a la chica aunque estuve un buen rato analizando sus constantes vitales y esperando un análisis de sangre hasta dejarla completamente estabilizada.

Tras la tensión vivida me tomé una infusión intentando rebajar mi nivel de adrenalina y regresé a la salita de guardias a relajarme. Edu no había tenido tanta suerte y uno de los menores había fallecido por los traumatismos mientras entre el médico y él se turnaban para reanimarlo. No podían intervenir hasta estabilizarlo. Pero por desgracia pese a haber entrado consciente en el hospital había fallecido.

Fue otra compañera la que me avisó que Edu había salido tocado de su colaboración en urgencias. Lo busqué por el hospital y di con él al final en las taquillas del vestuario masculino. Estaba solo y pasé a ver como estaba. No podía imaginarme que ese cuerpo tan grande pudiera llorar de esa manera. Se sentía inútil. Era la primera vez que se le moría alguien y además tan joven.

No sabía como consolar a mi amigo y lo ofrecí un abrazo. Se deshizo entre lágrimas de impotencia mientras yo buscaba la forma de ofrecerle mi apoyo. Le acariciaba la espalda mientras se desahogaba contándome su impotencia. Me partía el corazón verlo así y empecé a acariciar su pelo mientras Edu se iba serenando. Estaba consiguiendo soltar la rabia que llevaba y yo me sentía satisfecha.

No sé decir si fue él o yo. Pero tras un momento de silencio en el que nos mantuvimos abrazados y yo atusaba su pelo empezamos a besarnos. Primero despacio, con pequeños picos, para seguir explorando nuestras bocas poniendo nuestras lenguas a jugar. No había sido algo premeditado y ni siquiera soy capaz de asegurar quien empezó. Pero estuvimos besándonos entrechocando nuestras bocas varios minutos hasta que Edu se separó lo justo para poder hablar y preguntarme si estaba segura.

-Segurísima- respondí buscando de nuevo sus labios.

Ahora me abrazaba con más fuerza. Con ansia diría. Como si por fin tuviera algo que deseaba dese hace tiempo. Al subir sus brazos para abrazarme se levantó la camiseta de su pijama de enfermero y mi mano tocó la piel de su espalda. Fuerte y musculosa. Pero suave y caliente.

A partir de ahí todo fue ya impulsivo. Edu gemía en mi boca por las caricias en su espalda y yo sentía su excitación pegada a mi bajo vientre. Si entraba alguien nos pillaría pero afortunadamente faltaba bastante para el siguiente cambio de turno.

No sé cuanto tiempo estuvimos besándonos y acariciándonos hasta que Edu me susurró entre besos:

-Me muero por hacértelo ahora mismo…

Yo entonces respondí:

-Mierda…

-Tengo condones en mi taquilla- respondió apurado.

-No es eso- respondí sin dejar de buscar sus labios entre pausas- es que tengo la regla.

Pese a mi confesión no dejamos de besarnos y mi mano ya no acariciaba la piel de su espalda sino la de su pecho, tan duro como lo imaginaba. Él, algo más cohibido me apretaba con sus manos en mi espalda sin atreverse a tocar mi piel o mi culo. Cuando por fin saltamos la barrera mi inoportuna menstruación se colaba por medio.
 
Lo del calentón en el hospital no se lo recomiendo a Claudia, luego se acaba y esta, con lo hiperreflexiva que es, luego se iría acordando de Edu al pasar por cada rincón en que follaron.
Hiperreflexiva dice!!!
¿No éramos todos igual que ella cuando teníamos su edad?
Se te acercaba una chica en algún local, te ponía ojitos, te tocaba un poco aquí y allá y uno empezaba a preguntarse si la chica querría algo y cuando salías de tu ensimismamiento ya está con otro menos hiperreflexivo que tú. 😅

Carlos lo llamaría pringaismo.
Tú lo llamarías hiperreflexismo.
Yo, la puta vida.

Venga Claudia que tú puedes!!!
A callar bocas toca.

Le contó a luis, en la cafetería aquella, que tenía una relación un tanto así con alguien. Quizás sea Edu.
 
Un tipo orgulloso de su bandera andaluza ha de ser buena gente y si es sevillano, entonces buena gente de la mejor del mundo.
No te equivoques. En todas partes hay gente menos buena que otra.
Puedes ser sevillano de ocho apellidos y ser del Betis.
No hace falta ser del norte para no tener gracia. 🤪 también los encuentras en sevilla. Y aún no sabemos de qué equipo es Edu.
 
A esta chica siempre la viene la regla en los momentos mas inoportunos. Que se lo digan a Luis. Lo peor es que cuando ya se le haya pasado la regla, también se le haya pasado el calentón y su mente fría, habrá tomado el control de su cuerpo. Otra oportunidad perdida.

Y que previsor Edu, siempre con condones hasta en el trabajo, porque nunca se sabe cuando te surge la oportunidad.
 
Pero ahí apareció la Claudia que se fue en busca del matón guaperas del barrio. Y la que no tenía problemas en demostrarle a su novio cuanto lo deseaba. La que llevaba demasiado tiempo reprimida porque cuando quiso volver a disfrutar de esa libertad con Borja, él la paraba. Tenía ganas de disfrutar de ese macho y no me lo iba a impedir la regla. En ese momento sólo un aviso para atender una urgencia me impediría demostrarle a Edu cuánto lo deseaba. Y por suerte no llegó.

Mientras nos besábamos pues nuestros labios seguían buscándose y nuestras lenguas forcejeando con determinación bajé mi mano por su abdomen de atleta y sin previo aviso la colé dentro de su pantalón de pijama y su calzoncillo encontrándome con la dureza que sentía desde hacia rato. Edu estaba excitado por mis besos y caricias tanto como yo, pero en su caso era más evidente.

La polla que había imaginado recta y gruesa tras aquella foto con el mono de remo ahora estaba en mis manos y no defraudaba a mi imaginación. Apenas podía rodearla con mi mano mientras mi pulgar rozaba la suavidad de su glande. Y era mía…

Edu gemía dentro de mi boca aumentando mi deseo. Vaya calentón malo que me estaba llevando y no podía follar. Pero sí podía dar placer.

Soltando su boca me separé para poder bajar su ropa y liberar la polla que llevaba unos instantes acariciando. Ahí apareció el tatuaje del pulpo con un tentáculo estirándose en un falo largo, grueso y recto. Todo en Edu era fuerza y vigor. Probar ese cuerpo podría llegar a ser adictivo pero ya no había marcha atrás. Me gustaba ese hombre y lo iba a tomar.

¡Mierda! La jodida regla venía a fastidiarme ahora cuando ya tenía a ese hombre entre mis manos pero quería tenerlo entre mis piernas. Y él desde luego estaba entregado con la respiración alterada y respondiendo con gemiditos a cada una de mis caricias en su polla.

Lo quería entero para mí. Le subí la parte de arriba del pijama descubriendo su torso que se hinchaba y deshinchaba al ritmo de su respiración agitada y me lancé a besar su piel suave sin dejar de masturbarlo suavemente más concentrada en recorrer su polla con mi mano que en el posible placer que pudiera estar generándole.

Sentía el tampón empaparse y mi clítoris palpitar de deseo. No me lo iba a pensar. Me iba a comer a ese macho. Me incliné hacia adelante lo suficiente para acercar mi cara a su polla recibiendo un potente olor a hombre, que no a orines. Las feromonas que lanzaba su cuerpo me atraían ya casi inconscientemente aunque yo no quería perder detalle poniendo mis sentidos a jugar, pues tras la vista, el tacto y el olfato, entré en juego el gusto recorriendo su glande con mi lengua regalándome entonces un estímulo a mi oído:

-Claudia…

Mi nombre en su boca mientras la mía comenzaba a apoderarse de su polla introduciendo su glande en ella comprobando su suavidad y grosor. Tenía la piel erizada y todo mi cuerpo reaccionaba erógenamente al contacto de mis labios con su órgano sexual. Los pezones casi me dolían por su dureza y mi respiración se agitaba necesitando controlarla para disfrutar del trozo de carne que me iba a comer.

Me agaché por comodidad apoyando una rodilla en el suelo dándole mayor movilidad a mi cabeza lo que me permitió empezar a engullir mi presa. Ahora gemía yo. Y él…

-Claudia…

Casi me ahogo intentando tragarla toda mientras Edu apoyaba su mano en mi cabeza llegando a acariciar mi mejilla hinchada por su polla. No podía tragarme entero tal falo. Así que subí mi mano para acariciar sus huevos gordos. Edu era un semental y mugió de placer cuando mi mano apretaba sus testículos.

Yo enfebrecida dejé de intentar tragarme toda su churra a mamar con rápidos movimientos de cabeza que recorrían el extremo superior de su polla, especialmente su glande.

-Ay, Claudia. Llevo tiempo sin follar y no voy a poder resistir el placer que me das…

No respondí que quería que me lo diera todo porque con la boca llena no se puede hablar. Pero mi objetivo en ese momento era llevarlo al éxtasis.

-Claudia…

Ya podía sentir sus primeros espasmos de placer antes de que su glande se hinchara y soltara un primer lefazo que casi me atraganta. Dejé de mamar limitándome a recibir en mi boca su placer. Como su carácter, salado con un fondo dulce. Pero sentía cómo me temblaban las piernas obligándome a apoyar la otra rodilla en el suelo. ¿Qué me pasaba? Sentía contracciones en mi entrepierna. Sí, era un orgasmo.

Me había corrido sin siquiera tocarme el coño sólo disfrutando de mis sentidos apoderándose de Edu.
 
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