Memorias de una solitaria

Por cierto que malos son el Zaragoza y la Penya. 😂😂😂😂😂.
Pues donde yo estoy ahora, debatiéndome entre el último café con leche y el primer vemute, tú no los tienes para repetir eso que has escrito.
Aquí, en la plaza Sas, viendo bajar a miles de personas desde hace ya horas con sus ramos de flores, te diría que si te metes con su glorioso equipo de segunda pasan de la pilar Iva y te cortan un huevo.

Bonito nublado y fresco día nos ha quedado.

PD:
Lo de la Penya entiendo que es tontería.
 
Pues donde yo estoy ahora, debatiéndome entre el último café con leche y el primer vemute, tú no los tienes para repetir eso que has escrito.
Aquí, en la plaza Sas, viendo bajar a miles de personas desde hace ya horas con sus ramos de flores, te diría que si te metes con su glorioso equipo de segunda pasan de la pilar Iva y te cortan un huevo.

Bonito nublado y fresco día nos ha quedado.

PD:
Lo de la Penya entiendo que es tontería.
Vamos a ver. Era en plan de coña, porque además son 2 equipos que me caen muy muy bien.
De hecho, me alegro mucho que la Penya vuelva a ser un equipo importante de la ACB.
A mí siempre me gustó el baloncesto e iba con asiduidad a ver al Caja San Fernando, hasta que por motivos obvios deje de hacerlo.
Y del Zaragoza solo le deseo verlo el año que viene en Primera, igual que me gustaría que otros históricos vuelvan cuanto antes.
 
A todo esto, me parece que todavía queda un encuentro más que tuvo con Luis antes de romper definitivamente contacto con él.
Yo no recordaba que antes de es último encuentro habían cortado la relación.
 
Voy a aclarar una cosa.
Yo no he criticado en ningún momento que Claudia rompiera con Luis.
Sólo he dicho que no recordaba que cortaran antes porque sencillamente no me acordaba de si ella estaba al tanto de sus líos sexuales.
Así que , espero que quede clara mi postura . Y no voy a añadir nada más porque ganas no me faltan, pero no tengo ganas de empezar una discusión, aunque otro se ve que sí.
 
A todo esto, me parece que todavía queda un encuentro más que tuvo con Luis antes de romper definitivamente contacto con él.
Yo no recordaba que antes de es último encuentro habían cortado la relación.

En realidad tuvo dos encuentros, uno en la residencia y otro en casa de Luis en Sevilla, que fue el último y donde le dejó la carta de despedida y ruptura final. También tienes que tener claro que el que rompió la relación fue Luis, por la mentirijilla que le contó el de una mamada que nunca hubo, y que él nunca le confesó sus infidelidades.
 
Tal vez esté equivocado, pero creo recordar que Luis ya llevaba en mente la ruptura con Claudia y una nueva "ilusión" con Nieves cuando fue a recoger a Claudia aquellas fatídicas Navidades en que acontecieron una serie de catastróficas desdichas. La mentirijilla no propició la decisión de Luis, que ya estaba ilusionado con Nieves, pero le permitió tomarla con menos sentimientos de culpa. Eso no quita para que el chaval lo pasase mal, no sé si por las dudas en sí de elegir entre una u otra, por el lógico sentimiento de pérdida o por la mala conciencia que le hablaba desde el fondo de su corazón.

Tampoco recuerdo bien, pero creo que cuando se encontraron en la Residencia Claudia y Luis a final de curso, ella ya le dejó una carta de despedida y ruptura junto con el regalo de la camiseta de futbol, y ella protagonizó una espantá como la de Sevilla. Y Luis no quedó tan hecho polvo como en la espantá posterior en Sevilla. La única diferencia es que, en la primera, Luis aún no era consciente o conocedor de que Claudia seguiría estudiando en Sevilla, y en la segunda creyó que aquello que pensaba que los había separado, la distancia, ya no sería un problema, y se hizo ilusiones de recuperar lo que dejó perder, después de las calabazas de Nieves y el desengaño con Marta. La oportunidad de ese encuentro, justo tras desengañarse de Marta y las experiencias de sus aventuras de sexo por sexo, le hizo creer que sería "bonito" poder recuperar lo mejor que había tenido ... y que parecía haber olvidado, hasta el minuto antes de ver a Claudia, por cómo se comportaba.

A ver cómo vivió Claudia ese tiempo entre Navidades y verano ... Intrigado estoy ¡Pues!

Sí, puede ser como dices, pero no deja de ser cierto que fue Luis el que rompió con ella. Porque parece que haya sido Claudia la lo que dejó, y no es cierto. Es verdad que cuando se vieron en la residencia y luego en Sevilla, Luis quería volver, y fue ella la que tuvo que pararle los pies y dejarle las cosas muy claras en una segunda carta, y rompió cualquier tipo de contacto o acercamiento.
 
Es que, como decía mi maestro:

"La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas."
"El amigo es parte del propio yo. Sin amistad el ser humano no puede ser feliz."
"Algunos creen que para ser amigos basta con querer, como si para estar sano bastara con desear la salud."

¿Qué habrá sido de Lourdes?

Así es, mi pequeño saltamontes.

(no todos entenderán esta frase)
 
No tener que estudiar como antes y el disponer de días libres entre agotadoras acumulaciones de guardias me hacía ver la vida de otra manera. En realidad me estaba perdiendo demasiadas cosas. No sólo salía con Edu y otros compañeros del hospital sino que además pude mantener las cenas en casa del doctor García e incluso alguna salida con su mujer y amigas de ellas que quedaban de vez en cuando para cenar sin los maridos.

Y podía hacerlo todo sin bajar mi rendimiento y seguir formándome entre el hospital y la clínica. Sentía que podía vivir. Me faltaba algo, y ese algo empezaba a desearlo demasiado pero me cortaba. No podía evitar la tensión sexual que sentía con Edu. Pero había varias circunstancias que me refrenaban.

Primero no quería ser una muesca en la culata de su pistola. Ya sabía que no iba a ser así por la amistad que teníamos pero me daba miedo liarme con él y ser sólo una más pues él desde luego no lo era para mí.

Segundo, me pesaban las comidillas en el hospital. Me molestaría que me vieran como una más de las que habían pasado por la piedra. No quería ser una más, sólo eso. Siempre me he sentido diferente a la gente que me rodeaba y ahora me veía una persona previsible, que hacía lo mismo que las demás.

Tercero, me daba miedo engancharme de Edu. Yo sabía que con él no podía aspirar más que a una amistad con sexo. Pero me sentía tan a gusto con él. Me gustaba tanto su frescura, su naturalidad, No tenía dobleces. No pretendía aparentar nada. Simplemente él era así. Bueno, y que estaba muy bueno. Si follaba bien temía que se convirtiera en adictivo.

Y había una cuarta circunstancia: él no se me había insinuado en algún momento. Nuestro contacto había sido natural, no forzado, sin buscar situaciones que llevaran al sexo. O al menos eso parecía cuando me enseñó los tatuajes o me dio el masaje. Él después se comportaba como si nada y yo era la que me cortaba.

Así que yo cada vez tenía más claro como él mismo me había dicho más de una vez que no se liaba con cualquiera así que probablemente yo no le gustaba y sólo me veía como una compañera de trabajo con la que había hecho amistad.

Pero el roce era constante. Un día venía con barba de pocos días y a pesar de la cara de cansancio por las horas de guardia le dije que estaba muy guapo. Incluso no pude evitar acariciarle el mentón y comprobar la rigidez del vello facial. Desde entonces venía muchos días así cuando antes solía ir bien afeitado. Yo desde luego no relacioné una cosa con la otra.

Otro día charlando le pregunté por sus últimas conquistas y me dijo que últimamente estaba más tranquilo. Como salíamos con compañeros no iba en ese plan.

Ya se empezaba a rumorear que debíamos tener algo por el hospital pues salíamos juntos muchas veces y Edu llevaba tiempo sin liarse con nadie allí. Cuando supe de los comentarios los desmentí discretamente. Pero la compañera que me había abierto los ojos aquel día tomando café me soltó una frase que me había dejado muy cortada:

-Mira nena, se te escucha la almeja chapotear cada vez que estás con él…

No supe como responder y me puse muy colorada negando con la cabeza. ¿Tan evidente era?

Empecé a pensar incluso intentar cambiar de turno. Pero no sería justo. No pasaba nada malo. Y me gustaba mucho trabajar con él. Tenía que superar mi miedo al qué dirán, que por desgracia arrastraba desde mis tiempos de adolescente en mi barrio. Y entonces fui capaz de superarlo aunque me llevase a meterme en un lío. Ahora, una mujer adulta e independiente ¿por qué no iba a hacer lo que le apeteciera? Si además es lo que todo el mundo pensaba…

Maldita indecisión mía. Pero una noche de marcha entre semana cuando vi que se hacía muy tarde decidí irme a casa y Edu me acompañó al coche. Él quería volverse en taxi y me negué en rotundo. Lo llevé a casa en mi coche pues ese día no había bebido.

De camino íbamos charlando como siempre pero notaba que en ocasiones se producían silencios incómodos. ¿En qué pensaba? No me atreví a preguntárselo. Según llegamos me ofreció un café pero como compartía piso no podríamos hacer mucho ruido.

-Gracias, ya me invitas el próximo día en el hospital- decliné amablemente.

De nuevo un silencio extraño y Edu no se bajaba del coche. Por fin habló:

-¿Puedo preguntarte algo?

-Claro…

Otro silencio, ¿por qué no preguntaba ya eso que le andaba rondando la cabeza?

-Claudia, ¿tú tendrías algo con un tío como yo?

No me esperaba por nada del mundo una pregunta semejante.

-¿Algo? ¿Cómo qué?

-No sé. No lo he pensado. Sólo sé que me gusta mucho estar contigo y siento cosas que no suelo sentir. Y no quiero meter la pata contigo..

-Me has dejado sin palabras. Joder…Edu, yo…, no sé…porque tú…

Viva mi elocuencia en esos momentos.

-Perdona. Creo que he sido muy brusco.

Salió del coche cortado como no lo había visto nunca y ya fuera me regaló una sonrisa forzada despidiéndose:

-Hasta mañana Claudia, nos vemos en el curro.
 
No lo sé, pero ese "desinterés" es muy usado a la hora de querer atraer a alguien. Creo que Edu se ha dado perfectamente cuenta que Claudia babea por él y la tiene a tiro, es la ingenuidad de Claudia la que me ha sorprendido, pensé que era más espabilada.
 
Llegué a pensar que había sido demasiado dura con Luis cuando me inventé mi lío con Gianni, pero en el fondo se lo merecía. Ya había llegado el momento de pensar en mí un poco más. Y la conclusión que había sacado es que ningún tío se merecía tanto.

Pero reconozco que me quedé muy a gusto. En mi mente Luis era ya pasado aunque no en mi corazón. La intensidad de lo vivido con él impedía que fuese tan fácil pasar página. Deseo y realidad no siempre van de la mano.

Pero mi estratagema había funcionado aunque demasiado bien, pues pasé semanas sin saber de él hasta que de nuevo me llegó otro cotilleo en el que Luis se había visto envuelto de nuevo en un lío sexual.

Lo habían pillado liándose con la misma amiguita en un almacén de productos de limpieza de la facultad. Esta vez no fue la cotilla de Vanessa la informadora sino que el chascarrillo llegó incluso a Lourdes a través de Víctor por comentarios en la residencia. Iba de mal en peor. Menos mal que al menos ya todos sabían que no éramos pareja pues no quería ser la comidilla por los pasillos.

Así que pese a todo mi sentimiento era de alivio. Triste por el fracaso pero aliviada por haber evitado un daño mayor. Pero la situación duró poco tiempo. El carnaval llegó a Bolonia y empezaron a agolparse los recuerdos en mi mente apretando cada vez más mi pecho. La sensación de culpabilidad de nuevo me agobiaba. Tenía que haber sido más sincera con él. Tenía que haber hablado de frente y no haber ido por detrás contándole falsedades que el muy crédulo se tragó ahogado en su remordimiento.

El domingo de carnaval estaba sola en mi dormitorio algo agobiada. Me pesaba la soledad aunque yo la hubiese elegido. Y como una tonta caí en tal grado de nostalgia que me sorprendí escribiéndole:

-Hola, Luis. ¿Cómo estás?

-Hola princesa.

¿Por qué me llamaba de nuevo así?

-Que cariñoso. ¿Y eso?

-Pase lo que pase tú siempre serás mi princesa.

-¿Ha pasado algo que no me hayas contado? Jajaja.

-Han pasado muchas cosas.

-Bien. Tengo una aburrida tarde de domingo. Puedes contármelas.

-Para empezar tengo un resacón terrible de anoche.

-¿Otra vez en carnaval? Jajaja. ¿De qué te has disfrazado esta vez?

-De Braveheart.

-Jajajaja. Estarías muy gracioso. Pásame una foto que te vea.

-Pues creo que no tengo. Le pediré a alguna amiga que me la mande y te la paso.

-Vale. Entonces te lo pasaste bien.

-No estuve mal a pesar de algún mal recuerdo pero con la papa que me pillé no me acuerdo de media noche.

-Tú siempre igual con el alcohol.

-Bueno y ¿tú qué tal?

-Pues aquí el carnaval es diferente. Es parecido al de Venecia. Buenos disfraces muy currados y la gente posando. Pero después la mayoría de la gente no se disfraza y el ambiente de los bares es el de cualquier finde pero con gente disfrazada.

-Entonces ¿no te disfrazaste?-

-No. No estoy saliendo mucho otra vez.

De golpe sentí un ataque de sinceridad.

-¿Y eso?

-Ya sabes que me quiero centrar en sacar buenas notas.

-¿Y Gianni?

-Luis, no es mi novio. Hacemos nuestras vidas.

-Bueno. ¿Y qué más cosas han pasado por ahí?

-Pues los exámenes bien. He aprobado todas menos una pero tú sabes que después en junio las recupero.

-¿Y qué más cosas han pasado?

Llevábamos mucho tiempo sin hablar y se notaba.

-Puff. No sé si debería contarle estas cosas a mi ex.

-Luis, siempre has podido contarme todo, otra cosa es que no lo hicieras.

-Bueno. Pues verás. ¿Te acuerdas la chica con la que me había enrollado?

-Sí. La de los gemidos, jajaja.

¿Luis se iba a sincerar?

-Pues me ha pegado hongos.

-Pero Luis. Esto es de 1º de primaria de sexualidad, ¿cómo no te pones protección?

-Un calentón, Claudia. Ya me conoces. Además contigo lo hacía a pelo.

-Pero éramos novios y se suponía que no follábamos con nadie más.

No podía evitar soltarle una puya de vez en cuando, pero las aceptaba con naturalidad.

-Vale, es verdad. Pero eso es lo de menos.

-¿Entonces?

-La niña se está tirando a otro del equipo a la vez que a mí. Se lo tiraba a pelo y no me dijo nada.

-¿Te interesa esa niña?

-La verdad es que me he dado cuenta de que no.

-Pues, Luis. Ya sabes lo que tienes que hacer. Una enfermedad venérea puede ser muy peligrosa. Esta vez ha sido algo leve. Los hongos se pueden pillar en una ducha compartida aunque en el caso de los hombres lo más común es transmitirlos por vía sexual.

-Gracias doctora. Lo sé. Ya lo tengo decidido. ¿Sabes cuál es mi problema? Que te echo de menos.

Mierda. No había contado con esto cuando me decidí a hablarle.

-No lo digo por acostarnos. Echo de menos tus consejos. Tu compañía. Tu saber llevarme. Que fueras mi princesa- continuó.

-Luis. No voy a hablar eso contigo ahora por aquí. Sabes que me tienes para lo que necesites pero no quiero hablar de eso así.

Necesitaba cortarlo pues sus palabras me estaban conmoviendo.

-¿Es malo que te eche de menos?

-No.

-Sé que estoy un poco perdido. También estaba perdido el año pasado y tú me enderezaste. Y me diste lo mejor y yo la cagué.

-Luis. Aquí no. Te sigo queriendo mucho y me vas a tener siempre dispuesta a ayudarte pero cuando yo vuelva ya hablaremos lo que tengamos que hablar.

Tenía que dejarle claro que me costaba olvidarlo pero que nunca íbamos a volver.

-¿Quieres que recuperemos la costumbre de hablar todos los domingos por la tarde?

-Claro. Me parece bien.

-Me alegro. ¿Te va bien con Gianni y por eso no quieres hablar del tema?

Madre mía, si se ponía pesadito iba a conseguir el efecto contrario.

-Luis. No. En serio. No es eso. Gianni no tiene nada que ver en que no quiera hablar de nosotros ahora.

-¿Folla mejor que yo?

-Luis. ¿Quieres que me arrepienta de haberte dicho que hablemos los domingos?

-Vale. Perdona. Pues no veas que vergüenza pasé.

Menos mal. Cambio de tercio.

-¿Cuándo?- quise saber.

-En el médico. Me tocó una señora mayor y me riñó cuando le conté lo que me pasaba y encima le tuve que enseñar la churra.

-Jajajaja. Normal. Tiene que examinar la zona para ver qué tipo de erupción tienes. Lo tuyo será candidiasis. ¿Tenías enrojecimiento en el prepucio y la base del glande especialmente brillante?

-Pues me picaba y tenía el nabo colorado, jajaja.

-Que brutito eres jajaja. Eso es que apenas tenías síntomas aún. Mejor, así se cura antes.

-Con lo que me ha mandado ya no me pica.

-Me alegro. Espero que hayas aprendido la lección.

-Sí. Las dos. No juntarme con niñas malas y tomar precauciones.

-No es una niña mala. Sólo es descuidada como tú.

-Vale. Acepto la reprimenda.

-Luis. Me alegro mucho de hablar contigo.

-Yo también. Perdona por lo de antes.

-No pasa nada. Yo también te echo de menos algunas veces.

No sé si me estaba equivocando pero es lo que realmente sentía en ese momento. La soledad no es buena consejera. A partir de aquel día retomamos nuestras charlas de los domingos por la tarde. Yo no había olvidado nada, pero tampoco era tan fácil desprenderse tan rápidamente de un sentimiento como el que yo sentía por Luis a pesar de todo lo ocurrido.
 
La época en que Luis sentía nostalgia de Claudia y quiso recuperarla, primero como amiga y confidente y luego ya vendría lo demás. Hasta que se le cruzó de nuevo Marta y las conversaciones de los domingos desaparecieron y se olvidó de Claudia.
 
Una vez superado el shock que provocó nuestra ruptura y retomando nuestra amistad, pues parecía que el pensaba en algo más, yo tenía claro que sería ya sólo amistad lo que podía haber entre nosotros. Echaba de menos su cuerpo, claro, no soy de piedra. Pero lo que más echaba de menos eran nuestras charlas antes de enrollarnos. A ese Luis era al que echaba de menos y al que parecía estar recuperando.

En charlas sucesivas parecía ir abriéndose de nuevo en canal y a buscar mis consejos contándome sus tribulaciones, que para mi asombro no fueron pocas. Ya no necesitaba a Vanessa contándome chismes ni a Lourdes compadecerse preocupada como buena amiga por los líos de Luis. Era él mismo el que abiertamente me los contaba.

Me había contado sin tapujos su problema con los hongos sin ocultarme como los había pillado. En realidad ahora ¿Quién mentía más? Pues negué tener una relación con Gianni pero no le dije que nunca había tenido nada con él. Luis siempre tenía esa habilidad, aunque hubiese mentido más después se derrumbaba y lo cantaba todo. En ese sentido era más débil que yo, que ahora empezaba también a arrepentirme de haberle mentido y no haber solucionado los problemas de otra forma. De nuevo la culpabilidad. Si lo hubiese enfrentado en Navidad habría cantado como un canario sin necesidad de inventarme historias para hacerlo reaccionar. Pero ya era tarde.

Luis bajaba la montaña a tumba abierta. No tenía nada que perder y me lo contaba todo incluso me reconoció definitivamente su historia con aquella chica de su ciudad, Nieves. En una de nuestras charlas de domingo me habló con total naturalidad de ella:

-¿Te acuerdas que te di a entender que había estado con otra persona mientras estabas en Italia?

-Sí.

-Pues he tenido un mal paso con esa persona.-me contaba.

-¿Y eso?

-Me lie varias veces con ella cuando tú no estabas.

-¿Pero llegasteis a salir?

-No, no. Yo te estaba esperando, pero ella se me ofrecía.

-Te conozco Luis, puedo imaginármelo. ¿Qué ha pasado ahora?

-Tiene novio y aunque yo ya no tengo interés en ella me ha molestado que me trate como a un estorbo, a un apestado.

Todo el mundo puede pensar que era una conversación extraña entre dos novios que habían roto por engañarse, pero cualquiera que nos hubiese conocido antes de ser novios y nuestro nivel de complicidad entendería que Luis se había dado cuenta de sus errores y ahora quería mostrarse traslúcido ante mis ojos. Y yo lo animaba en la conversación sin aparentar tampoco un excesivo interés por saber. Así que le respondí con tibieza:

-Y habéis peleado.

-Sí. Le he echado en cara sus pocos escrúpulos buscándome sabiendo que tenía novia y ahora ella me huye. El problema es que tenemos amigos comunes.

-Luis, ella tendría pocos escrúpulos, pero los cuernos me los pusiste tú no ella. Tu sentimiento de culpa no fue por ella, fue porque no eras capaz de perdonarme una infidelidad cuando tú me eras infiel. No la culpes de algo que es culpa tuya.

Temí que mi reprimenda lo cortara, pero continuó:

-La culpo de que me buscara descaradamente y ahora pase de mí.

-¿Quieres algo con ella?

-Noooo. Que va. Pero una cosa es no querer y otra muy distinta dejar que me utilizara sin escrúpulos y ahora me tire.

-¿Y qué ha pasado para que me cuentes esto?- pregunté.

-Ayer peleamos. Yo quería una explicación y ella me evitaba. La forcé a dármela y fue cruel conmigo. La amenacé con hablar con su novio.

-Eso está mal. Es impropio de ti. Tú tienes buen corazón pero mala cabeza, por eso tuviste remordimientos y cortaste conmigo.

-No iba a hacerlo- se defendió- sólo quería que se diera cuenta que ella se metió por medio de una pareja y yo también podía hacerlo.

-¿Y?

-Me ofreció sexo a cambio de que no lo hiciera.

-Menuda joya tu amiga. Dime que no lo has hecho.

-Claudia. Soy yo, tu Luis. Le canté las 40 y me fui dejándola toda cortada.

-Eso esperaba yo de ti.

-¿Te acuerdas las horas que echábamos mientras yo te contaba todos mis líos?

-Sí. Y este ratito se parece- respondí con nostalgia.

-Sólo que tú ya no me quieres.

-Eres un idiota de campeonato.

-¿Por contarte estas cosas?

-No. Por pensar las otras. Te quiero mucho Luis, sólo que ahora mismo de otra manera.

En ocasiones era como un niño. Parecía estar viéndolo otra vez llorando por Marta por su mala cabeza con la rubia de su clase.

-Ya. Para la otra manera tienes a Gianni.

Habría sido el momento de contarle la verdad, pero no quería romper el punto de sinceridad que Luis estaba alcanzando de nuevo y corté el tema:

-No vamos a discutir eso otra vez. Me alegro de que seas sincero y empieces a quitarte ese velo conmigo. Y tu reacción con esa chica es la mejor que podías tener. Evidentemente le interesabas y ya no por lo que sea, porque ese chico le gusta más simplemente. Pero está claro que no tiene ya otro interés en ti y que no tiene escrúpulos de ningún tipo. Haces bien en alejarte de ella.

-Gracias, mamá, jajajaja.

-Que tonto eres, jajaja.

Joder, ¡cómo me latía el corazón! El muy cabrón lo estaba haciendo de nuevo. No podía dejarme arrastrar otra vez. Pero es que a la vez no podía evitarlo. Tenía que poner fin a aquellas charlas. Pero ¿con qué excusa?
 
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