Memorias de una solitaria

El regreso a Bolonia después de romper con Luis había sido más sencillo que pasar los últimos días de vacaciones en casa. Allí no tenía que dar explicaciones a nadie pues ni Erika sabía que tenía novio. Mi hermetismo del bachillerato era fácilmente repetible entre compañeros extranjeros bastante menos interesado por mi vida personal que los españoles siempre más curiosos y chismosos.

El principal problema es que Luis empezó a convertirse en el perro del hortelano. Pretendía que siguiéramos hablando como si no hubiera pasado nada aunque evitando las expresiones de cariño propias de las parejas. Una cosa es que mi autocontrol me llevaran a tirar hacia adelante a pesar del palo sufrido en Navidad, y otro autofustigarme teniendo permanentemente presente al causante de todo.

No quería mandarlo a la mierda sin más. Por muy dolida que estuviera no había dejado de quererlo. Pero no me autoengañaba. Luis era un cabrón incapaz de perdonarme lo que él mismo hacía y transformar una ruptura provocada por sus remordimientos en un desajuste de pareja. Y encima después de amiguitos. Demasiado cinismo para que mi dolorido corazón lo pudiera soportar. Me jugaba demasiado con aquella beca como para echarlo a perder por los manejos de mi exnovio, pues desde que me subí a aquel autobús en la estación del Prado tenía muy claro que Luis era pasado. Cuando regresara a la residencia ya vería como lo afrontaría, pero por el momento mi presente era estudiar en Bolonia.

Además a la vez que insistía en mantener el contacto Vanessa no perdía la ocasión de contarme sus correrías. Literalmente. Pues una de sus últimas ocurrencias de regreso de las vacaciones había sido tirarse a la niñita del parque en la residencia con tal escándalo que fue la comidilla y el cachondeo de la residencia durante días. No se cortaba a la vez que me hacía promesas de vernos y recuperar lo nuestro. Demasiado para mi intelecto pero también para mi corazón así que tuve que cortar por lo sano buscando la fórmula que ya sabía que le hacía reaccionar: que yo estuviera con otro. Que le jodiera. Pues ya veríamos como reaccionaba. Así que una noche con guasa empecé a escribirle así:

-Me han dicho que vas a tener que insonorizar el cuarto de la residencia.

-Ya te han ido con el cuentecito.-contestó aparentemente incómodo.

-Luis ya conoces al personal. Están deseando contar un cotilleo y más si pueden hacer daño- respondí aparentando también desinterés.

-¿Y a ti que te parece?

-Mira que eres tonto. Te di libertad estando juntos así que ahora ¿qué quieres que te diga?

-No sé. A lo mejor te molesta.

-No vayas por ahí, Luis- lo frené en seco, pues prefería no saber de él en esos momentos que estar todo el día oyendo cotilleos.

-Bueno, ¿y tú qué?

-¿Yo? Ya me conoces, agobiada por los estudios.

-Pero me dijiste que allí todos los exámenes eran en enero. Ya has acabado.

-Pero hasta no ver las notas no me voy a quedar tranquila.

-Eres la mejor. Seguro que son buenas. Descansa unos días y relájate- ahora me molestaban sus alabanzas.

-Ya hemos tenido de eso aquí.

-¿Y eso?- quiso saber.

-El día que terminan los exámenes aquí sale todo el mundo de fiesta.

-¿Cómo antes de Navidad?

Ya estaba picando el anzuelo.

-Mucho más. Bares, discotecas, casas. Todo lleno de estudiantes de fiesta. Es curioso, Luis. Aquí se sale mucho menos que allí de marcha. Pero cuando cortan las clases o los exámenes se montan unas fiestas que allí ni nos imaginamos.

-Ya me imagino. Borracheras y tal- respondió molesto.

-¿Y tal? Jajaja. ¿Por donde vas Luis?

-Nada, nada. Por saber si te lo has pasado bien en esos desmadres.

Picó…

-Luis, estás deseando saber si me he enrollado con alguien como tú, ¿no?

-No tienes por qué contarme nada.

-Bueno. Somos amigos- me sorprendía su ingenuidad- Tú acabas de reconocerme que has pasado un buen rato con una nueva amiga.

-Pero a ti te da igual

¿Buscaba mis celos?

-Eso ya lo hablaremos cuando estemos en persona.

-Bueno, ¿has tenido algo o no?

No podía evitarlo. Y la curiosidad mató al gato…

-¿De verdad quieres saberlo?

-Somos amigos. Quiero que seamos confidente como antes. Tú ya sabes que mi churra ha estado jugando por ahí. Te han ido con el cuento y no te lo he negado.

“Somos amigos”, y ya. Y el daño que me había hecho ya estaba olvidado. Pues evidentemente que no.

-Bueno. En esta nueva amistad nuestra quieres recuperar el grado de confidentes que teníamos antes de salir por lo que veo. Aunque yo no muestro mi desagrado si lo hubiera, pero te conozco Luis…

-Prefiero saber a vivir en la ignorancia.

Pues te vas a quemar…

-Bueno, pues ha habido algunos cambios. En la fiesta me encontré a Gianni.

-Ese imbécil.

-Ese imbécil se disculpó reconociendo que se había pasado conmigo y que había abusado porque yo le gustaba mucho.

-¿Y no te lo habrás creído después del acoso que te hizo?

-No. Pero me ha dado algo que necesitaba después de que cortáramos, mimos y ganas de escucharme.

Se notaba su desconcierto.

-Pero, ¿estás saliendo con él?

-Como ya no compartimos piso tomamos café o alguna cerveza algún día.

-No digo eso. Digo salir de salir.

-Luis ¿crees que voy a salir con un tío con un temperamento peor que el tuyo? Jajajaja. Ya vengo escarmentada.

Zás, en toda la boca.

-Bueno, ¿y entonces?

-Bueno, siempre me pareció que estaba muy bueno pero lo rechacé por ti. Tú ya no estás.

-¿Sois pareja???

-No, jajaja. Luis. Que no. Pero me lo he follado.

No contestaba. Así que continué:

-Sabía que te iba a molestar. Pero tú querías saber y yo te lo he contado.

-Pero Claudia. Con cualquier otro. No lo entiendo. Pero Gianni no después de lo que te hizo pasar.

-Luis, no lo quiero. Ni siquiera me gusta su forma de ser. Pero me ha servido para ahogar otras penas y relajarme después de los exámenes. Y pare eso el tío me sirve. Ya le he dicho que cuando me ponga a estudiar otra vez se acabaron las salidas. Pero mientras me entretiene. En mayo vuelvo a casa y no habrá más Gianni.

-Bueno, no quiero saber más. Ya hablamos otro día que tengo que hacer cosas.

No estaba orgullosa de lo que acababa de hacer pero no podía continuar reviviendo una y otra vez los errores de aquella relación en la que me dejé llevar tan lejos. Desde luego no sabía que volvería a tropezar en la misma piedra.
 
Pero Gilipollas, Gilipollas, Gilipollas nivel Top vamos.
De todas formas entiendo que está pasando lo mal y resentida. Lo que no sabía es que ya habían cortado porque no recuerdo eso.
Lo que yo entendí es que cortaron cuando tuvieron sexo y ella le escribio una carta de despedida y rompió todo contacto.
 
Reconozco que he sido duro con ella, pero es que no le pega hacer lo que ha hecho. Si no quiere mantener contacto con el, se lo dices y punto no te inventas una trola, hecha además para hacer daño. Muy mal Claudia.
 
Te pongas como te pongas y por mucho que la quieras defender, en este capítulo ha estado muy gilipollas.

¡Huy!, pues si llego a ser yo. Luis se merecía eso y más. Ahí se demuestra de que pasta esta hecho cada uno. Claudia, con la oportunidad que ha atenido de humillarlo, se ha contenido y encima luego parece que se arrepiente. Luis, que se cree con todo el derecho del mundo a follarse a quien quiera, y más ahora que no tiene novia, le molesta que su ex haga lo mismo. Una actitud machista, machista.
 
Pero si es de broma!!!!!!.
No lo digo en serio.
Yo entiendo en realidad a Claudia, pero creo que sí no lo quiere tener como amigo porque le hace daño debió decírselo y no contarle esa trola.
 
"No quería mandarlo a la mierda sin más. Por muy dolida que estuviera no había dejado de quererlo. Pero no me autoengañaba. Luis era un cabrón incapaz de perdonarme lo que él mismo hacía y transformar una ruptura provocada por sus remordimientos en un desajuste de pareja. Y encima después de amiguitos. Demasiado cinismo para que mi dolorido corazón lo pudiera soportar."

Ella misma te da la respuesta.
 
En tomar aquella decisión había influido notablemente la situación de tranquilidad que me había supuesto el haber cambiado de piso. De hecho utilicé a Gianni con la única intención de provocar en Luis el enfado suficiente como para que me dejara tranquila. Yo ya no veía a Gianni ni a Tita ni por los pasillos de la facultad afortunadamente.

Incluso mis notas se habían visto afectadas. Aunque mi beca en Bolonia no dependía de una nota en concreto ante la dificultad idiomática yo no me conformaba con las notas vulgares obtenidas en los exámenes en enero y tenía que mejorar las medias en mayo. No había ido allí a perder el tiempo.

Además por mi forma de ser y mi bagaje no veía en mi viaje a Bolonia la culpa de mis males sino que cada vez tenía más claro que dejarme llevar con Luis había sido un error y todo mi esfuerzo se centraba en demostrarme a mí misma que era muy fácil vivir sin él aunque de vez en cuando asomaran los recuerdos felices de la residencia y la playa.

Desde fuera ambos podíamos ser vistos como mentirosos. Pero no eran mentiras iguales. Él había cometido el mayor pecado desde mi punto de vista: lo de menos era follarse a una niña, el problema es que con la otra tenía algo más. Así era insostenible nuestra relación. Pero como ya conocía su cinismo con la rubia de su clase y su exnovia preferí facilitárselo con una mentira piadosa. Bueno, dos. Mi rollo antes de Navidad y ahora mi supuesto lío con Gianni al que yo en realidad no soportaba pero sabía el efecto que tendría en Luis.

El efecto fue inmediato. Nuestras conversaciones se fueron distanciando dejándome más margen en mi cabeza para dedicarme a lo que me había llevado a Bolonia: aprender mucho allí para llegar a convertirme en una gran médico.

Si él no era capaz de confesar los motivos reales de nuestra ruptura desde luego mis mentiras no eran tan graves. De hecho se estaba aplicando a sí mismo su propia medicina pues no había soportado que yo hiciera lo que él realmente me estaba haciendo a mí.

En Bolonia yo llevaba la misma vida que había pretendido llevar en Granada cuando llegué a la residencia. Salir poco y estudiar mucho. Mis salidas solían consistir en largos paseos con Erika y alguna parada en un café y pocos fines de semana salimos por la noche a tomar una birra en algún pub de estudiantes. Cara agria con los moscones y mucha charla de chicas que evitan al sexo contrario.

¿Sentía pena? No lo voy a negar. ¿Me habría gustado que las cosas hubiesen sido como al principio? Pues claro. Pero llevaba ya tantos golpes dados que para mí levantarme era ya costumbre. Mi vida iba a continuar a pesar de que yo era consciente de que seguía enamorada del canijo de la residencia, aunque ahora estuviese fuertecito.

Pero una cosa es sentir y otra ser gilipollas y esos mismos tiros dados que yo tenía eran precisamente los que me daban la experiencia para buscar cortar por lo sano. Incapaz de mandarlo a la mierda, que quizá es lo que se habría merecido, mi propia indulgencia se limitó sólo a separarlo de mí. Ahora Bolonia era una ventaja. Al final decirle que me estaba enrollando con Gianni era una mentira piadosa, la fórmula para que él se alejase de mí sin tener que echarlo.

Me daba igual lo que pensara de mí. Nunca he vivido pensando en el que dirán tras salir de mi barrio por los motivos ya sabidos. Y es que había algo más. La sociedad de cardiología ya me había informado que si seguía becada podía trasladarme a alguna universidad más cercana a sus centros de referencia. Por lo que quizá nunca más volviera a la residencia y no tuviera que pensar más en un futuro entre Luis y yo.

No. Mentir a Luis no era un problema. Era seguramente la fórmula para vivir mi vida de nuevo. Volver a empezar una vez más sin renunciar a nada. No era tan mala idea. Pero por desgracia desconocía las vueltas que aún me daría el destino.

Cuando Lourdes me contó que Luis estaba muy dolido por mi “aventura” le reconocí la verdad aunque ella la había adivinado y sólo esperaba mi confirmación. Ya me conocía demasiado bien como para no sospechar cuáles habían sido mis intenciones con la mentirijilla.

De la conversación de Lourdes saqué otro convencimiento. Lo que habíamos vivido los cuatro el año anterior se había acabado para siempre. Un motivo más para no tener que volver a la residencia, Aunque si me iba a otra ciudad echaría mucho de menos a Lourdes, como en realidad ya hacía.
 
Me ha gustado mucho este capítulo, porque se empieza a vislumbrar como fue la etapa italiana de Claudia sin Luis. Aunque eso de sin Luis, tampoco duró mucho. Porque Luis era una mosca cojonera, que no podía estar con Claudia, pero tampoco sin ella.
 
Reconozco que he sido duro con ella, pero es que no le pega hacer lo que ha hecho. Si no quiere mantener contacto con el, se lo dices y punto no te inventas una trola, hecha además para hacer daño. Muy mal Claudia.
¿Le hubiese hecho menos daño si le cuenta que sabe lo de nieves y que es un sin vergüenza cobarde y mentiroso?
Eso hubiese sido una pata en los cojones de su inflamado ego.
Aunque seguro que es lo que se merecía.
De esta manera le da motivos para enfadarse con ella y que su “dignidad” siga intacta.
A los machitos hay que tratarlos entre algodones para que no sufran en su espíritu sobredimensionado.
 
Lo dicho cada vez que digo algo de Claudia, os tiráis como Hienas. Joer. Menos mal que no me da por meterme con vuestras mujeres, novias o equipos.
Por cierto que malos son el Zaragoza y la Penya. 😂😂😂😂😂.
Es broma,eh. Mi equipo sí que es malo, malo, pero malo malo malo.
 
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