Morbo ver mujeres/novias de amigos, familiares, vecinas..... en bikini

Venga, que pongo otra. Me he animado.

En mi primer verano como socorrista me tocó trabajar en una urbanización un poco más "pijilla" digamos. No era nada del otro mundo, bloques de pisos de gente trabajadora, solo que con la particularidad de que el recinto de la piscina disponía de una zona de vestuarios que en la mayoría de ocasiones no se usaba, salvo por el típico vecino gorrón que se duchaba abajo y no en su casa. Digo pijilla porque fue de las pocas urbanizaciones en las que estuve que disponía de vestuarios. Ya os digo que lo más normal era que la gente bajase cambiada de casa.

Por normativa, los vestuarios estaban siempre cerrados con llave. Llave que teníamos los socorristas en nuestro puesto y que teníamos que dar a los vecinos que nos la solicitasen. Para acceder a ellos había que bajar unas escaleras que daban a un pequeño rellano con cuatro puertas. Una de ellas daba al garaje, otra a la depuradora y las dos más estrechas a los vestuarios. Pequeños y con solo una ducha cada uno. Una mañana en la que anduve haciendo tareas de mantenimiento antes de abrir, me fijé en un pequeño agujero que había cercano al techo. Parecía el típico ventanuco, pero sin cristal. Debió haberse roto y por dejadez no fue reparado. Me apoye sobre unas garrafas grandes de productos de limpieza y conseguí asomarme. Estaba alucinando por la idea de que aquel ventanuco diese donde quería que diese. Justo era el vestuario femenino. Hice un par de comprobaciones y me cercioré de que, a no ser que supieses que iba a estar ahí asomado, nadie podia sospechar que estaría ahí.

Una semana después una de las chicas de la urbanización invitó a varias compañeras de clase a pasar la tarde en la piscina. Ninguna quiso molestar a los padres y todas usaron los vestuarios para cambiarse. Coincidió con una hora en la que no había nadie bañándose y bajé a la depuradora con la cohartada de reponer pastillas de la prueba del pH, que en ese momento no tenía. Cinco chicas que iban a empezar la universidad el siguiente curso me enseñaron sus tetas sin saberlo. A alguna incluso pude verla también el coño.

Brutal aquello.
 
Venga, que pongo otra. Me he animado.

En mi primer verano como socorrista me tocó trabajar en una urbanización un poco más "pijilla" digamos. No era nada del otro mundo, bloques de pisos de gente trabajadora, solo que con la particularidad de que el recinto de la piscina disponía de una zona de vestuarios que en la mayoría de ocasiones no se usaba, salvo por el típico vecino gorrón que se duchaba abajo y no en su casa. Digo pijilla porque fue de las pocas urbanizaciones en las que estuve que disponía de vestuarios. Ya os digo que lo más normal era que la gente bajase cambiada de casa.

Por normativa, los vestuarios estaban siempre cerrados con llave. Llave que teníamos los socorristas en nuestro puesto y que teníamos que dar a los vecinos que nos la solicitasen. Para acceder a ellos había que bajar unas escaleras que daban a un pequeño rellano con cuatro puertas. Una de ellas daba al garaje, otra a la depuradora y las dos más estrechas a los vestuarios. Pequeños y con solo una ducha cada uno. Una mañana en la que anduve haciendo tareas de mantenimiento antes de abrir, me fijé en un pequeño agujero que había cercano al techo. Parecía el típico ventanuco, pero sin cristal. Debió haberse roto y por dejadez no fue reparado. Me apoye sobre unas garrafas grandes de productos de limpieza y conseguí asomarme. Estaba alucinando por la idea de que aquel ventanuco diese donde quería que diese. Justo era el vestuario femenino. Hice un par de comprobaciones y me cercioré de que, a no ser que supieses que iba a estar ahí asomado, nadie podia sospechar que estaría ahí.

Una semana después una de las chicas de la urbanización invitó a varias compañeras de clase a pasar la tarde en la piscina. Ninguna quiso molestar a los padres y todas usaron los vestuarios para cambiarse. Coincidió con una hora en la que no había nadie bañándose y bajé a la depuradora con la cohartada de reponer pastillas de la prueba del pH, que en ese momento no tenía. Cinco chicas que iban a empezar la universidad el siguiente curso me enseñaron sus tetas sin saberlo. A alguna incluso pude verla también el coño.

Brutal aquello.
Bufff brutal, de esas casualidades que pocas veces se dan pero que hay que aprovechar sí o sí.

¿No estuviste tentado de grabar? ¿O era demasiado riesgo al estar trabajando?
 
Bufff brutal, de esas casualidades que pocas veces se dan pero que hay que aprovechar sí o sí.

¿No estuviste tentado de grabar? ¿O era demasiado riesgo al estar trabajando?
No, la verdad que no. Te puedes meter en un lío gordo. He tenido situaciones de lo más variopintas, con mujeres de todas las edades y condiciones, y todas me las llevo en la retina y la memoria. Es mejor así.

La que más tentado estuve fue una vez que una niñatilla de una urbanización se trajo unas amigas, todas con bikini de tanga, e hicieron las delicias de los viejos verdes que estaban por allí. No por el hecho del bikini en sí, sino por las diversas posturas en las que, inconscientemente, se ponían y las pude ver. Si lo hubiese hecho hoy tendría una excelente foto de una de ellas totalmente en pompa frente a mí mientras buscaba en el interior de un bolso.
 
en una epoca tuve la oportunidad de vivir en una casa cuya ventana daba una playa de mi zona... primero empeze a tirar de prismaticos ciuando estaba solo...ver muejeres de todo tipo en bañador, biikini.. gente de mi barrio, mi pueblo...despues intentaba con el movil apoyado en el visor de los prismaticos inmortalizar akellos cuerpos para mi disfrute...
despues me compre una camara con un buen zoom...buenas tardes de pajas...jeje..
 
Mi esposa ha sido vista varias veces en bikinis por amigos o conocidos y no tienen que esforzarse mucho para imaginar màs...
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Venga, que cuento otra.

La familia de una de mis mejores amigas tiene una parcela en el campo. Una casa grande, un terreno amplio y piscina enorme. En verano pasamos bastantes días allí, haciendo barbacoas o simplemente en la piscina. El caso es que el terreno está como muy a la vista. Algo apartado de la carretera (hay que coger un camino para llegar) pero visible desde una explanada algo más alta que queda cerca. Una noche en la que salimos de cervezas una chica del grupo hizo un comentario que a mí me iluminó la bombilla. Estaban hablando de quedar para ir a la piscina al día siguiente.

-Veniros sobre las 15:00 y así tomamos el sol un rato.

Me quedé un poco extrañado, porque las había visto tomar el sol a cualquier hora siempre que íbamos. Otra del grupo iba a despejar mi duda enseguida.

-Bufff tía. Verás el día que a alguien le de por asomarse y nos pille, que el cerro ese está muy cerca y se ve todo.

Sí, até cabos rápido. Yo estaba a mí bola, haciendo como que miraba el móvil y era ajeno a la conversación, y creo que coló. Al día siguiente sobre las 15:30 me acerqué a ese cerro y pude ver cómo mi grupito de amigas tomaba el sol en las tumbonas de la piscina sin parte de arriba. Todas, incluida la que recelaba el día anterior sobre las privacidad.

Que gustazo me di.

Si alguno quiere profundizar en esta u otra historia que me abra privado.
 
Tenía 14 años y eran las fiestas del pueblo. Aquel sábado, unas primas segundas nos habían invitado a su terreno a pasar el día, paella y piscina. En mi pueblo hay una zona en las afueras en la que mucha gente utilizó parte de las tierras para hacer piscina y una pequeña "habitación" en la que realizar reuniones sin estar a la intemperie.

Yo no era muy partidario de ir. En esa rama de la familia los rangos de edad son muy diversos, así que ya veía que me tocaba estar al cuidado de niños pequeños. Además me perdía parte del programa de fiestas de aquel día. Llegué con pocas ganas de acudir y muchas de marcharme, aunque la sorpresa vino pronto.

Una de las primas anunció que al final también se había apuntado su hija, Noemí, así que la cosa se ponía algo menos aburrida. Noemí es un pivon. Bajita y delgada, pero con el volumen justo y necesario en las zonas donde se debe tener. Guapa de cara, con ojos llamativos y labios prominentes, sería la delicia de todos los hombres de no ser por su actitud prepotente y sabelotodo.

Ella tenía 19 años por aquel entonces. Llegó al rato, con su coche. Vestía una camiseta larga naranja, que usaba como vestido, y zapatillas de deporte que se cambio al llegar por unas chanclas. Por los laterales de la camiseta, que quedaban bastante amplios, podía verse el sujetador del bikini que llevaba debajo, palabra de honor y a rayas azul marino y blancas, bastante marinero. No perdí detalle en cada ocasión que la tuve de perfil para observar detenidamente el volumen del pecho que gastaba. Era la primera vez que la veía en ropa de baño en persona. Incluso en redes eran contadas las ocasiones en las que subía algo en ropa de baño, la mayoría de veces eran sus amigas las que la etiquetaban en fotos grupales. No lo entendía. Con lo fanfarrona que era a veces y el cuerpo que gastaba, lo normal era presumir con algún posado veraniego.

Comimos tranquilamente, tomamos tarta y café. Los niños, de los que había renegado, fueron entonces mis mejores aliados. Comenzaron a insistir en ir a la piscina y que la prima Noemí también se bañase. La tiraron del brazo y consiguieron que saliese al patio, a la zona de la piscina. Yo no perdí ocasión y también fui a bañarme. Metió uno de los pies e intentó que los niños cambiasen de opinión, "es que está muy fría chicos." Pero nada. Noemí se quitó la camiseta y se zambulló. Su piel, blanca y frágil, marcó rápidamente el estado del agua, como si fuese un termómetro, con una carne de gallina que daba especial morbo en la zona del escote. No sé si de un verano a otro había aumentado la talla de sujetador o es que, por el contrario, le gustaba lucir así, pero aquellas dos tetas estaban súper comprimidas en el sujetador. Con cada movimiento, el bikini se bajaba ligeramente, como si los pechos luchasen por zafarse de la sujeción, teniendo ella que estar cada dos por tres estirando hacia arriba la tela para evitar sustos.

En uno de los movimientos, saltando con los niños en un juego, no tuvo tiempo de corregir nada y pude ver, de forma rápida, como uno de esos pechos escapaba y me regalaba la imagen de un pezón rosado y erecto chocando directamente contra el agua. Ella agarró rápido, aunque tarde, la tela y volvio a guardar su pecho, para después mirarme con gesto enfadado, como si aquello hubiese sido mi culpa y no fruto del azar. Se sabía pivon, y sabía que había regalado un momento agradable a un chaval en plena pubertad que se pajearia duro aquel día.
 
Tengo mil anécdotas así, trabajé durante algunos años como socorrista en distintas piscinas de mi zona...

Pero una de mis favoritas fue siendo un canijo. No recuerdo si fue el primer verano que entré al instituto o al anterior. El caso es que uno de mis amigos/vecino de entonces me invitó a pasar unos días de verano en su casa del pueblo, un pedazo chalet con piscina de la hostia. Su madre era la definición perfecta de MILF, la mas joven de todas las madres del grupo y que además se cuidaba, y desde siempre nos había puesto brutisimos a toda la pandilla. El chaval era más frikillo y no se pispaba de que las veces que nos invitaba a su casa más de uno se perdía en las habitaciones y acababa curioseando el cajón de su mamá... Más de una vez intentamos ver algo más, pero por más que nos lo curramos nada... Hasta ese finde.

Yo ya me volvía a casa contento después de verla varias veces en bikini, tomando el sol o bañadose, o comiendo con nosotros en sujetador del bikini. Además de un momento fugaz en el que, de buena mañana, apareció a desayunar con un camisón.

Estábamos cenando en un pequeño saloncito que tenían en la planta inferior, junto al garaje, cuando el marido me dijo que subiese arriba a preguntar a su mujer donde había dejado una cosa (no recuerdo cual, pero era algo de comida.)

Con toda la inocencia del mundo, quizá por eso salió tan bien, subí y abrí la primera puerta que me encontré entre abierta y que se veía con luz, la de su dormitorio. Allí estaba ella, tetas completamente al aire, mientras se colocaba otro sujetador de bikini para bajar a cenar. Aún tengo la imagen grabada en la cabeza, eran perfectas. De tamaño medio/grande y con una firmeza más propia de una chica de veinte años que de una mujer de cuarenta. La de pajas que me habrá sacado ese momento a lo largo de los años...

Pero como os he dicho, tengo anécdotas así por un tubo. Si alguno quiere profundizar en esta o preguntar sobre temas concretos estoy abierto a resolver vuestra curiosidad.
Creo que todos alguna vez hemos tenido algún flechazo por la madre buenorra de algún compañero de clase o amigos de la infancia. Yo no llegué a verle los pechos a ninguna, pero recuerdo a la madre que de un compañero de instituto a cuya casa íbamos a veces a hacer trabajos en grupo, y la mujer, que sería de unos 40 y pocos, siempre llevaba unas camisetas súper ajustadas y escotadas mostrando el canalillo de sus abundantes pechos. Estoy absolutamente seguro de que lo hacía a propósito, para provocar a los amigos quinceañeros de su hijo.
 
Venga, que pongo otra. Me he animado.

En mi primer verano como socorrista me tocó trabajar en una urbanización un poco más "pijilla" digamos. No era nada del otro mundo, bloques de pisos de gente trabajadora, solo que con la particularidad de que el recinto de la piscina disponía de una zona de vestuarios que en la mayoría de ocasiones no se usaba, salvo por el típico vecino gorrón que se duchaba abajo y no en su casa. Digo pijilla porque fue de las pocas urbanizaciones en las que estuve que disponía de vestuarios. Ya os digo que lo más normal era que la gente bajase cambiada de casa.

Por normativa, los vestuarios estaban siempre cerrados con llave. Llave que teníamos los socorristas en nuestro puesto y que teníamos que dar a los vecinos que nos la solicitasen. Para acceder a ellos había que bajar unas escaleras que daban a un pequeño rellano con cuatro puertas. Una de ellas daba al garaje, otra a la depuradora y las dos más estrechas a los vestuarios. Pequeños y con solo una ducha cada uno. Una mañana en la que anduve haciendo tareas de mantenimiento antes de abrir, me fijé en un pequeño agujero que había cercano al techo. Parecía el típico ventanuco, pero sin cristal. Debió haberse roto y por dejadez no fue reparado. Me apoye sobre unas garrafas grandes de productos de limpieza y conseguí asomarme. Estaba alucinando por la idea de que aquel ventanuco diese donde quería que diese. Justo era el vestuario femenino. Hice un par de comprobaciones y me cercioré de que, a no ser que supieses que iba a estar ahí asomado, nadie podia sospechar que estaría ahí.

Una semana después una de las chicas de la urbanización invitó a varias compañeras de clase a pasar la tarde en la piscina. Ninguna quiso molestar a los padres y todas usaron los vestuarios para cambiarse. Coincidió con una hora en la que no había nadie bañándose y bajé a la depuradora con la cohartada de reponer pastillas de la prueba del pH, que en ese momento no tenía. Cinco chicas que iban a empezar la universidad el siguiente curso me enseñaron sus tetas sin saberlo. A alguna incluso pude verla también el coño.

Brutal aquello.
¡Qué cabrón afortunado! Tu ética profesional deja bastante que desear 😜 pero te comprendo, yo también lo habría hecho. ¿Cómo perderse el espectáculo de ver esas tetas en edad legal por poco, firmes, prietas, en un estado irrepetible… 🤤
 
reconozco que siempre me ha dado mucho morbo ver a chicas cercanas en bikini, amigas de novias, imaginandolas desnudas en trios, tambien novias de mis colegas, la flaquita con tetitas pequeñas y culazo, la tetona con culo grande y en definitiva cualquier chica cercana, da mucho morbo
 
Muchísimo morbo cuando vienen a la piscina o vamos a la llaya en un grupito de cuatro parejas todas en bikinis ...
siempre le pido a mi mujer que sea la primera en sacarse el sujetador ( eso me pone muchísimo )....alguna vez ya va directamente va sin nada debajo de la blusa...todas hacen topless y para mí todas estan buenísimas 🤩
 

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