Keranos
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Capítulo 781
Como le dije, fui a comprar el desayuno para todos, volviendo después de varios minutos en realidad al haber bastante gente que tuvo la misma idea para tomar aquello para desayunar. Hasta me llegué a encontrar a algún conocido, cosa por lo que no terminé de pensar en la conversación que había tenido con mi madre, haciéndolo tan solo un poco durante el camino.
Me quedó bastante claro que finalmente no había pasado todo como yo pensaba, o al menos, así lo creía mi madre. Lo que ella me contó no confirmaba en su totalidad que realmente no fuera así, pero sí que rebajaba mucho las posibilidades de que Elena y mi hermano hubieran estado juntos.
Eso no hacía más darme más ganas de establecer ese contacto con ella que ya tenía pensado llevar a cabo, pero que no hubiera tenido nada con mi hermano no significaba que no lo hubiera tenido con otra persona, como tenía pinta por lo de sostener un bebé con sus brazos.
Al llegar, nos pusimos a desayunar de inmediato, porque llevaban un rato esperándome. Les gustó mucho a todos y llegaron a decir que mereció la pena la espera. Tras eso, nos fuimos hasta donde estaba colocado el árbol de Navidad, habiendo varios regalos bajo él. Nos tomábamos aquello con normalidad, excepto mi madre, que siempre se metía mucho en el papel y se hacía de nuevas a todo lo que había allí, cuando era ella la que lo solía preparar siempre.
Dejé que abrieran ellos sus regalos, tanto los que se hicieron entre ellos, como los que les llevé yo, gustándoles bastante lo que llevé, con mi madre quedándose impresionada al mirarme con una expresión de no entender y saliéndose de ese papel que hacía al preguntarme qué era ese regalo. Le devolví lo que ella solía responder diciendo que no tenía ni idea y que era cosa de los Reyes, suponiendo que se había portado muy bien si le habían regalado aquello.
No fue para tanto en realidad, porque le regalé un juego de pendientes con una pulsera de plata. No sé cuánto se pensaba que me había dejado en aquello, pero seguro que mucho más de lo que realmente fue. Me apeteció tener un buen detalle con ella por ser de las pocas personas capaces de aguantarme como lo hacía, porque en aquellos días la verdad es que no eran de los mejores para mí.
Tras abrir ellos los suyos, abrí yo un par de regalos que tenía allí, dándome cuenta de que también había alguno para mi hermano. Me gustó mucho también lo que me regalaron a mí, con alguna prenda de ropa, un juego y algunos detalles más, volviendo mi madre a ese papel y abrazándome por detrás mientras yo abría dichos regalos de rodillas en el suelo. También me preguntó si me habían gustado, asintiendo yo con fuerza y poniéndome esa sudadera que me regalaron, porque me gustó bastante.
Por la mañana di un paseo para despejarme un poco, porque seguía algo tenso con lo de buscar ese contacto con Elena y pensé que así se me podría pasar. Como ya he comentado anteriormente, pasear en el frío del invierno es algo que me gusta mucho y efectivamente, me ayudó a despejarme un poco.
También ayudaba mucho ver a varios niños y niñas en la calle jugando con lo que le habían traído los Reyes, ya fuera con patines, balones, bicicletas, coches teledirigidos... También encontré muchas cajas de juguetes en cada contenedor por el que pasaba, mirando yo aquello con la nostalgia de esos tiempos en los que no tenía ninguna responsabilidad.
Volví al cabo de un par de horas, ayudando a mi madre a preparar la comida echándole una mano con lo que podía, comentándome que mi hermano iría al día siguiente, aunque no le di bola con aquello, comiendo todos juntos al poco de terminar de preparar la comida.
No tardé mucho en prepararme para irme con mis amigos después de despedirme de mi familia, montándome en el coche para ir a por Ángela y dirigirnos a la casa de Sofía, donde habíamos quedado para juntarnos los cuatro.
Ángela salió de su casa con un par de bolsas, estando muy sonriente y poniéndose más guapa de lo que esperaba, yendo más maquillada de lo que solía ir normalmente, además de llevar un vestido bastante sexy, aunque tampoco es que fuera de noche, siendo de día a día, pero marcaba muy bien sus curvas, aunque era largo.
Tenía una gran apertura en el pecho que le dejaba un poco de escote, aunque en realidad eso lo vería después, porque sobre aquello llevaba un largo abrigo. De lo que sí me di cuenta era de que llevaba unas botas bastante altas y con bastante tacón. Me dio un abrazo tremendo cuando entró al coche, además de un beso en la mejilla, correspondiéndole yo en ambos gestos.
Ya pensé en ella de la misma manera en la que lo hice la noche pasada con esas ganas que tenía de tener un acercamiento con ella en lo que venía al coche, pero una vez entró y tuvo esos gestos de cariño que fueron acompañados por su genial olor, aquel pensamiento se intensificó tanto como para llegar a ponerme nervioso por las ganas que me habían vuelto a entrar.
La veía tan contenta y activa que era hasta contagioso, por lo que me puse rápidamente en marcha para llegar a la casa de Sofía. Me preguntó cómo habían ido los Reyes, aunque me pidió que me guardara los detalles para cuando nos juntáramos los cuatro. Le dije que fueron bastante bien, suponiendo que para ella también con lo contenta que estaba, asintiendo ella con energía.
Costó un poco encontrar aparcamiento cerca de la casa de Sofía, más de lo que esperaba, pero al final logré encontrar uno, pidiéndole a Ángela que me esperara para que pudiera coger las bolsas que tenía en el maletero, donde se encontraban los regalos de todos.
Una vez llegamos a casa de Sofía, nos abrió ella de inmediato, estando también bastante contenta por lo que podía ver. Nos dio un buen abrazo y un par de besos a ambos, haciéndonos pasar para llevarnos hasta el salón, donde se encontraba Hugo. Nos saludamos con él también y rápidamente nos sentamos para empezar a charlar, habiendo preparado ellos café para que nos lo pudiéramos tomar y no hacernos esperar.
También tomamos un poco de roscón de Reyes para acompañar, aunque yo no abusé mucho, porque también había comido un poco de aquello con mi familia y no me quería empachar. No tardamos mucho en ponernos a abrir los regalos que nos hicimos entre todos.
Fueron más detalles que otra cosa, pero lo importante no eran los regalos, que en realidad todos acabamos bastante contentos. Al menos así era para mí, porque en esos momentos sentí cosas que hacía mucho que no sentía. Sentía ese calor de tener a personas que aprecias cerca de ti y yo ya con eso estaba conforme.
Ángela me agradeció mucho las Converse que le regalé de su color favorito, además de otro detalle de algo que prácticamente solo entendíamos ella y yo por algunas bromas que teníamos en tiempos de universidad, teniendo que contarles a Sofía y a Hugo de qué iba la cosa.
A Sofía le encantó ese par de juegos que le regalé también y Hugo flipó con la figura que le conseguí. Se quedó mirándola con cara de pasmado durante varios minutos y también le echó varias fotos. Quedamos muy contentos con los regalos que nos hicimos entre todos, sorprendiéndome bastante que Ángela y yo coincidimos en esa coña que teníamos al hacer ella algo parecido conmigo, aunque lo que me regaló también fue muy bueno, agradeciéndoselo yo al darle un gran abrazo.
Nos contamos también qué nos regaló la familia, echando así gran parte de la tarde hasta que dijimos de dejarlo por ahí, despidiéndonos de ellos para llevar yo a Ángela de vuelta a su casa.
-Ángela, casi se me olvida -dije una vez nos montamos en el coche.
-¿El qué?
-Tengo algo más para ti -dije abriendo la guantera, en donde se encontraba otro regalo más para ella.
-¿Y esto?
-Ábrelo.
-¿Qué es?
-Ábrelo y lo ves.
-¿Pero por qué no me lo has dado cuando estábamos todos?
-Me daba un poco de corte, jajaja.
-¿Y eso?
-No sé...
Ángela abrió ese último regalo que tenía para ella, desenvolviendo el papel de esa pequeña caja alargada. Luego la abrió para encontrar un colgante de plata, el cual se trataba de una flor que yo imaginé que era muy parecida a la que se tatuó en nuestro viaje a Manchester en memoria de su padre.
Se quedó mirándolo sin decir nada durante varios segundos, haciendo solo un gesto en forma de pequeño puchero al hacer aquello con su labio inferior, poniéndome bastante nervioso por creer que la había cagado.
-Es que le he hecho un regalo parecido a mi madre y vi este colgante y me acordé de ti...
-Me encanta -dijo bajito.
-¿Sí?
-Claro que sí.
-Joder, menos mal. Has puesto una cara... Es la misma flor, ¿no?
-Mmm, no. Se parece, pero no es.
-Vaya...
-Pero no importa. Sé la intención que tenías y me encanta. Me gusta mucho, porque me recuerda mucho a él y ahora también me va a recordar a ti -dijo dándome un abrazo muy tierno y largo.
-Me alegro de que te haya gustado tanto.
-Las zapatillas me han encantado, pero esto ya... Uff... ¿Me ayudas a ponérmelo?
-Claro -dije cogiéndolo mientras ella se daba la vuelta y se recogía el pelo con las manos para ponérmelo fácil.
-¿Qué tal?
-Te queda genial. Estás muy guapa.
-Jo... -decía mirándose con un espejo que llevaba en su bolso- Te ha tenido que costar un dinero...
-Lo que tú me has aguantado estos meses vale mucho más que lo que me he gastado yo en este colgante.
-No digas eso -dijo dándome otro abrazo.
Cuando nos separamos de ese abrazo no pude remediar darle un beso que ella recibió de manera algo rara, por lo que me separé de ella.
-Javi, no deberíamos...
-Lo sé. Pero es que te quiero un montón. Y me ha apetecido darte un beso. De hecho, me apetece darte otro. Y hacer más cosas también.
-Pfff...
-Lo sé, no tiene sentido decir todo esto respecto a lo que siento, pero es que no puedo evitarlo. Te quiero mucho, Ángela.
-Yo también te quiero mucho, Javi -dijo acercándose a mí.
-Ángela... ¿Una última vez?
-Mmm... Vamos a mi casa -dijo para darme un beso ella esta vez.
Como le dije, fui a comprar el desayuno para todos, volviendo después de varios minutos en realidad al haber bastante gente que tuvo la misma idea para tomar aquello para desayunar. Hasta me llegué a encontrar a algún conocido, cosa por lo que no terminé de pensar en la conversación que había tenido con mi madre, haciéndolo tan solo un poco durante el camino.
Me quedó bastante claro que finalmente no había pasado todo como yo pensaba, o al menos, así lo creía mi madre. Lo que ella me contó no confirmaba en su totalidad que realmente no fuera así, pero sí que rebajaba mucho las posibilidades de que Elena y mi hermano hubieran estado juntos.
Eso no hacía más darme más ganas de establecer ese contacto con ella que ya tenía pensado llevar a cabo, pero que no hubiera tenido nada con mi hermano no significaba que no lo hubiera tenido con otra persona, como tenía pinta por lo de sostener un bebé con sus brazos.
Al llegar, nos pusimos a desayunar de inmediato, porque llevaban un rato esperándome. Les gustó mucho a todos y llegaron a decir que mereció la pena la espera. Tras eso, nos fuimos hasta donde estaba colocado el árbol de Navidad, habiendo varios regalos bajo él. Nos tomábamos aquello con normalidad, excepto mi madre, que siempre se metía mucho en el papel y se hacía de nuevas a todo lo que había allí, cuando era ella la que lo solía preparar siempre.
Dejé que abrieran ellos sus regalos, tanto los que se hicieron entre ellos, como los que les llevé yo, gustándoles bastante lo que llevé, con mi madre quedándose impresionada al mirarme con una expresión de no entender y saliéndose de ese papel que hacía al preguntarme qué era ese regalo. Le devolví lo que ella solía responder diciendo que no tenía ni idea y que era cosa de los Reyes, suponiendo que se había portado muy bien si le habían regalado aquello.
No fue para tanto en realidad, porque le regalé un juego de pendientes con una pulsera de plata. No sé cuánto se pensaba que me había dejado en aquello, pero seguro que mucho más de lo que realmente fue. Me apeteció tener un buen detalle con ella por ser de las pocas personas capaces de aguantarme como lo hacía, porque en aquellos días la verdad es que no eran de los mejores para mí.
Tras abrir ellos los suyos, abrí yo un par de regalos que tenía allí, dándome cuenta de que también había alguno para mi hermano. Me gustó mucho también lo que me regalaron a mí, con alguna prenda de ropa, un juego y algunos detalles más, volviendo mi madre a ese papel y abrazándome por detrás mientras yo abría dichos regalos de rodillas en el suelo. También me preguntó si me habían gustado, asintiendo yo con fuerza y poniéndome esa sudadera que me regalaron, porque me gustó bastante.
Por la mañana di un paseo para despejarme un poco, porque seguía algo tenso con lo de buscar ese contacto con Elena y pensé que así se me podría pasar. Como ya he comentado anteriormente, pasear en el frío del invierno es algo que me gusta mucho y efectivamente, me ayudó a despejarme un poco.
También ayudaba mucho ver a varios niños y niñas en la calle jugando con lo que le habían traído los Reyes, ya fuera con patines, balones, bicicletas, coches teledirigidos... También encontré muchas cajas de juguetes en cada contenedor por el que pasaba, mirando yo aquello con la nostalgia de esos tiempos en los que no tenía ninguna responsabilidad.
Volví al cabo de un par de horas, ayudando a mi madre a preparar la comida echándole una mano con lo que podía, comentándome que mi hermano iría al día siguiente, aunque no le di bola con aquello, comiendo todos juntos al poco de terminar de preparar la comida.
No tardé mucho en prepararme para irme con mis amigos después de despedirme de mi familia, montándome en el coche para ir a por Ángela y dirigirnos a la casa de Sofía, donde habíamos quedado para juntarnos los cuatro.
Ángela salió de su casa con un par de bolsas, estando muy sonriente y poniéndose más guapa de lo que esperaba, yendo más maquillada de lo que solía ir normalmente, además de llevar un vestido bastante sexy, aunque tampoco es que fuera de noche, siendo de día a día, pero marcaba muy bien sus curvas, aunque era largo.
Tenía una gran apertura en el pecho que le dejaba un poco de escote, aunque en realidad eso lo vería después, porque sobre aquello llevaba un largo abrigo. De lo que sí me di cuenta era de que llevaba unas botas bastante altas y con bastante tacón. Me dio un abrazo tremendo cuando entró al coche, además de un beso en la mejilla, correspondiéndole yo en ambos gestos.
Ya pensé en ella de la misma manera en la que lo hice la noche pasada con esas ganas que tenía de tener un acercamiento con ella en lo que venía al coche, pero una vez entró y tuvo esos gestos de cariño que fueron acompañados por su genial olor, aquel pensamiento se intensificó tanto como para llegar a ponerme nervioso por las ganas que me habían vuelto a entrar.
La veía tan contenta y activa que era hasta contagioso, por lo que me puse rápidamente en marcha para llegar a la casa de Sofía. Me preguntó cómo habían ido los Reyes, aunque me pidió que me guardara los detalles para cuando nos juntáramos los cuatro. Le dije que fueron bastante bien, suponiendo que para ella también con lo contenta que estaba, asintiendo ella con energía.
Costó un poco encontrar aparcamiento cerca de la casa de Sofía, más de lo que esperaba, pero al final logré encontrar uno, pidiéndole a Ángela que me esperara para que pudiera coger las bolsas que tenía en el maletero, donde se encontraban los regalos de todos.
Una vez llegamos a casa de Sofía, nos abrió ella de inmediato, estando también bastante contenta por lo que podía ver. Nos dio un buen abrazo y un par de besos a ambos, haciéndonos pasar para llevarnos hasta el salón, donde se encontraba Hugo. Nos saludamos con él también y rápidamente nos sentamos para empezar a charlar, habiendo preparado ellos café para que nos lo pudiéramos tomar y no hacernos esperar.
También tomamos un poco de roscón de Reyes para acompañar, aunque yo no abusé mucho, porque también había comido un poco de aquello con mi familia y no me quería empachar. No tardamos mucho en ponernos a abrir los regalos que nos hicimos entre todos.
Fueron más detalles que otra cosa, pero lo importante no eran los regalos, que en realidad todos acabamos bastante contentos. Al menos así era para mí, porque en esos momentos sentí cosas que hacía mucho que no sentía. Sentía ese calor de tener a personas que aprecias cerca de ti y yo ya con eso estaba conforme.
Ángela me agradeció mucho las Converse que le regalé de su color favorito, además de otro detalle de algo que prácticamente solo entendíamos ella y yo por algunas bromas que teníamos en tiempos de universidad, teniendo que contarles a Sofía y a Hugo de qué iba la cosa.
A Sofía le encantó ese par de juegos que le regalé también y Hugo flipó con la figura que le conseguí. Se quedó mirándola con cara de pasmado durante varios minutos y también le echó varias fotos. Quedamos muy contentos con los regalos que nos hicimos entre todos, sorprendiéndome bastante que Ángela y yo coincidimos en esa coña que teníamos al hacer ella algo parecido conmigo, aunque lo que me regaló también fue muy bueno, agradeciéndoselo yo al darle un gran abrazo.
Nos contamos también qué nos regaló la familia, echando así gran parte de la tarde hasta que dijimos de dejarlo por ahí, despidiéndonos de ellos para llevar yo a Ángela de vuelta a su casa.
-Ángela, casi se me olvida -dije una vez nos montamos en el coche.
-¿El qué?
-Tengo algo más para ti -dije abriendo la guantera, en donde se encontraba otro regalo más para ella.
-¿Y esto?
-Ábrelo.
-¿Qué es?
-Ábrelo y lo ves.
-¿Pero por qué no me lo has dado cuando estábamos todos?
-Me daba un poco de corte, jajaja.
-¿Y eso?
-No sé...
Ángela abrió ese último regalo que tenía para ella, desenvolviendo el papel de esa pequeña caja alargada. Luego la abrió para encontrar un colgante de plata, el cual se trataba de una flor que yo imaginé que era muy parecida a la que se tatuó en nuestro viaje a Manchester en memoria de su padre.
Se quedó mirándolo sin decir nada durante varios segundos, haciendo solo un gesto en forma de pequeño puchero al hacer aquello con su labio inferior, poniéndome bastante nervioso por creer que la había cagado.
-Es que le he hecho un regalo parecido a mi madre y vi este colgante y me acordé de ti...
-Me encanta -dijo bajito.
-¿Sí?
-Claro que sí.
-Joder, menos mal. Has puesto una cara... Es la misma flor, ¿no?
-Mmm, no. Se parece, pero no es.
-Vaya...
-Pero no importa. Sé la intención que tenías y me encanta. Me gusta mucho, porque me recuerda mucho a él y ahora también me va a recordar a ti -dijo dándome un abrazo muy tierno y largo.
-Me alegro de que te haya gustado tanto.
-Las zapatillas me han encantado, pero esto ya... Uff... ¿Me ayudas a ponérmelo?
-Claro -dije cogiéndolo mientras ella se daba la vuelta y se recogía el pelo con las manos para ponérmelo fácil.
-¿Qué tal?
-Te queda genial. Estás muy guapa.
-Jo... -decía mirándose con un espejo que llevaba en su bolso- Te ha tenido que costar un dinero...
-Lo que tú me has aguantado estos meses vale mucho más que lo que me he gastado yo en este colgante.
-No digas eso -dijo dándome otro abrazo.
Cuando nos separamos de ese abrazo no pude remediar darle un beso que ella recibió de manera algo rara, por lo que me separé de ella.
-Javi, no deberíamos...
-Lo sé. Pero es que te quiero un montón. Y me ha apetecido darte un beso. De hecho, me apetece darte otro. Y hacer más cosas también.
-Pfff...
-Lo sé, no tiene sentido decir todo esto respecto a lo que siento, pero es que no puedo evitarlo. Te quiero mucho, Ángela.
-Yo también te quiero mucho, Javi -dijo acercándose a mí.
-Ángela... ¿Una última vez?
-Mmm... Vamos a mi casa -dijo para darme un beso ella esta vez.