Capítulo 791
Me costó mucho dormir, porque no paraba de pensar en Elena. Pese a su comportamiento algo agrio en general, pasé un gran día en su casa, aunque la pequeña Paula tenía mucho que ver en eso. Me hizo tanta ilusión verla que no me importaba para nada que el plan original con Elena se hubiera visto afectado por ella. Jugamos y reímos mucho ese día, no sabiendo yo de dónde podía sacar tanta energía una personita tan pequeña.
Y no quedaba ahí, porque ya de noche quería salir a jugar con la nieve. Me gustaba pensar que haber pasado ese día los tres juntos había hecho que Elena se calmara un poco y viera que mis intenciones eran buenas. No podía evitar poner una sonrisa en mi cara mientras trataba de dormir al pensar en cómo había ido el día con Paula, haciéndome también ilusión ver que seguía teniendo el peluche de oso panda que le regalé.
De vez en cuando lo cogía para sostenerlo en brazos y cuando no lo tenía encima, lo dejaba sentado en la sillita que Elena preparó para ella en aquel rincón. Y si no, se lo llevaba a dormir, como hizo por la tarde en ese breve momento que se marchó a la cama, o para dormir de noche.
Fui al baño al no poder dormir, levantándome de la cama para ver si oía algo para no cruzarme con ellas al no haberme puesto nada de ropa. Como no oí nada, fui y luego me dirigí a la cocina a beber algo de agua, dándome Elena un susto al preguntarme si no podía dormir. Di la luz y la vi sentada en una de las sillas que tenía en su cocina, apoyando sus brazos en la mesa, teniendo también un vaso de agua a su lado. Le dije que me estaba costando hacerlo y que quería beber un poco de agua. Me aguantó la mirada fija a los ojos casi en todo momento pese a ir yo en boxers solamente.
Ella iba con su pijama de invierno, el cual le vi antes de que se marchara a dormir. La veía con su pelo un poco alborotado por haber dado vueltas en la cama seguramente al no poder tampoco dormir, aunque como no sabía si era esa la razón, le pregunté. Me dijo que no podía dormir y que se iba a tomar algo para hacerlo, ofreciéndome algo a mí también, aunque le dije que no, porque me sentaban regular y al día siguiente tenía que conducir de vuelta a casa.
Estuvimos hablando un poco al sentarme yo frente a ella, contándome que ya había dejado de nevar y que pensaba que al día siguiente podría volver, aunque debía llevar mucho cuidado. También me dijo que se había cogido el día siguiente libre, porque el hermanito de Paula seguía un poco mal aún y tenía que cuidar de ella, teniendo que llevarla al colegio para luego también recogerla y comer juntas.
Le confesé que me había encantado el día que habíamos pasado los tres juntos, sonriendo ella de manera breve. También le dije que esperaba que el hermano de Paula se pusiera bueno cuanto antes, comentando ella que ya se encontraba mucho mejor, pero que tenían que estar pendiente de él un poco más.
Me echó un poco la bronca también por el tema de los regalos, diciéndole yo que no pude evitarlo al tener tantas ganas de verla y ver algunas cosas que pensaba que le podían gustar mucho. Me volvió a insistir en que me llevara la botella de vino que llevé, porque ella no bebía nada de alcohol y se iba a quedar sin abrir, pero le dije que no importaba, que podía abrirla si tenía visita o algo.
En esos últimos minutos que nos quedamos en silencio, puse una de mis manos sobre una de las suyas, apartándola ella tras no más de un segundo, levantándose para dejar el vaso que usó en el fregadero y decirme que se marchaba a la cama para ver si podía dormir finalmente, poniendo una de sus manos sobre mi hombro de manera muy breve para darme las buenas noches e irse de la cocina. Me llamaba la atención cómo no reparaba en mí cuerpo para nada. No vi que mirara a otra parte que no fuera a mis ojos o al vaso mientras hablábamos.
Ya de vuelta en la cama, seguí pensando en ella, pero al final me acabé durmiendo. No hizo falta ni que se disparara la alarma que había puesto en mi móvil, porque me desperté antes de que lo hiciera, vistiéndome y pasando por el baño para quedarme sentado en el sofá. Elena también se levantó temprano, pudiendo oír yo cómo abría algún cajón en su habitación y cómo pasaba por el baño.
Carraspeé un poco para hacerle ver que estaba sentado en el salón una vez vi que salía del baño para que no se asustara si me veía ahí tan repentinamente. Entró en el salón dándome los buenos días, quedándose de pie mientras yo se los devolvía. Me preguntó inmediatamente si quería un café, pidiéndoselo yo por favor.
La seguí hasta la cocina, donde ella preparó el café, preguntándome si quería comer algo, aunque no me apetecía. Ella tampoco tenía apetito, así que nos tomamos el café juntos en silencio. Para romperlo le pregunté si iba a llevar a la niña al colegio habiendo nevado, teniendo ella en mente que sí al menos que su madre le dijera algo por si se ponían en contacto con ella.
Elena siguió al decir que Paula se había despertado cuando ella lo había hecho, pero que le dijo que siguiera durmiendo un poco más, porque era muy temprano. Paula accedió con la condición de que me despidiera de ella antes de que me fuera, pareciéndome a mí genial, aunque no quería despertarla tampoco si dormía profundamente.
Tenía que irme y me asomé a la habitación de Elena, gustándome bastante cómo se veía, aunque la pequeña mano de Paula saludándome llamó más mi atención. Estaba muy adormilada, pero me acerqué igualmente, sentándome en la cama para decirle que me tenía que ir.
Ella me pidió que le diera un abrazo, dándoselo yo en el acto mientras me decía que le había gustado mucho verme otra vez y que quería verme más, dándome además un beso en la mejilla. Yo le di otro y le dije que me podría ver siempre que quisiera, pidiéndole que durmiera un poco más para que tuviera fuerza para el resto del día.
De Elena me despedí en la entrada con un abrazo que se alargó más por mi parte que por la suya. Cuando nos separamos le volví a decir que me había encantado el domingo que habíamos pasado y que me gustaría volver a repetirlo. Quedamos en que ya hablaríamos, con la intención de hacer aquella comida que teníamos pendiente para seguir hablando.
Fui a casa con cuidado, aunque la carretera no estaba tan mal en comparación a la cantidad de nieve que había dentro de la ciudad. Una vez llegué, no tenía tiempo para irme al gimnasio, aunque tampoco es que lo hubiera hecho, porque me quedaba embobado pensando en Elena y también en Paula.
Se me iba el santo al cielo varias veces durante las clases de aquel día pensando en ambas, aunque lo hice más aún cuando llegué a casa. También tenía la excusa perfecta para ponerme en contacto con ella al pedirle información del hermanito de Paula, quien ya estaba mucho mejor y había vuelto a casa, volviendo todo a la normalidad.
También informé del fin de semana que pasé a mi madre, a Ángela y a Sofía, las cuales se alegraron bastante de ver que la cosa iba a mejor. Sofía comentó que le gustaría mucho volver a verla, diciéndole yo que se lo comentaría mientras que mi madre estaba encantada al haber vuelto a ver yo a Paula, pidiéndome que le diera muchos besos de su parte la próxima vez que la viera.
Lo más destacado que hice entre semana fue hablar con Ángela, quien me dijo que no le habían puesto muchas pegas en lo que propuso de volver a España para trabajar desde casa, aunque debía quedarse unos días allí para arreglar papeleo del trabajo, de su casa y alguna que otra cosa más como ya imaginaba que iba a pasar.
Me alegré mucho de que no hubiera tenido problemas con aquello, estando ella también muy contenta por poder volver y estar más cerca de los suyos. También hablé con Andrea, bueno, más que hablar, intenté ponerme en contacto con ella para ver cómo le iba, buscando que me informara un poco de la situación de Noelia también, pero no me respondió, dejándome en visto una vez más.
No me gustaba haber terminado así con ella, pero entendía que estuviera muy enfadada aún. Leía entre líneas que Noelia seguía pasándolo mal por mi culpa y que eso no me lo había perdonado, pensando yo que le iba a costar bastante hacerlo. Como he dicho, también estuve hablando con Elena a lo largo de la semana para preguntarle sobre su primo, quien se fue recuperando como esperaban.
En esta ocasión fui yo el que le dijo de quedar. En realidad, no tenía mucho más que hablar con ella más de lo que lo hicimos en nuestro reencuentro, pero quería verla. Era como una necesidad que tenía. Necesitaba verla, olerla y deseaba ir más allá. Ya llevaba un par de semanas sin hacer nada de nada más allá de masturbarme, donde ella era la principal protagonista.
Desde que la volví a ver en persona la deseaba y me entraban ganas, recordaba los momentos que ambos compartíamos en la cama. Me llegaban de una manera tan vívida qué me resultaba inevitable no acabar pronto. Recordar su olor al haber estado en su casa un par de veces ya también lo ponía muy fácil.
Recordaba las tantas veces que nos habíamos acostado, sobre todo con esos momentos más morbosos, ya fuera cuando follamos en una piscina pública habiendo más gente, alguna tontería en algún probador, el polvo de la fiesta de Halloween en donde nos pilló Laura, o los tantos juegos que llevamos a cabo con nuestros amigos.
Por suerte, me dijo que sí, que si quería nos podíamos ver. Para ello la invité a casa, comentándole que le prepararía yo la cena, a lo que ella respondió preguntando si creía que era buena idea. No supe captar muy bien si su pregunta era una broma o si iba en serio, porque hablamos mediante mensaje.
Desde luego, que no pusiera ningún emoticono me hacía ver que iba en serio, por lo que le dije que sí, pero que si veíamos que no salía bien podíamos pedir una pizza o algo para salir del paso. Al menos se rio un poco con aquello, pero le pareció bien y quedamos para el sábado por la noche, porque ella tenía lío por la mañana en la oficina.
Yo no tenía nada que hacer, por lo que me entretuve en el gimnasio durante un buen rato, saliendo también a correr. Le pregunté cómo iba a venir, diciéndome ella que lo haría en su coche, que ya se lo habían arreglado, así que no había problema por aquello.
La tarde la dediqué a salir a comprar lo que necesitaba para la cena. En realidad, no tenía pensado hacer algo muy elaborado, porque lo que quería era que saliera bien. Pensé en hacer un plato que hice en Nochebuena cuando comí con Ángela a través de una videollamada, un plato que hacía mi madre y que me gustaba mucho, pero pensaba que iba a ser muy complicado para que me saliera bien, porque aquella vez, aunque dio el pego, no me salió como ella y era lo que pretendía para esta vez.
Así que al final compré algo de pescado, preguntándole a la chica que me atendió cómo podía hacerlo para que me saliera rico. Me dio una idea y me dijo más o menos cómo tenía que hacerlo, pareciendo bastante fácil, pero tenía pensado buscar algún video en el que lo explicaran paso por paso para que me saliera lo mejor posible. Además de eso, compré lo que tenía en mente usar para la guarnición y algunas cosas más para picar antes y luego para el postre.
Al llegar a casa y después de dejar en la nevera gran parte de lo que compré, me puse a recoger bien todo, aunque en realidad lo mantenía muy bien, pero quería que todo estuviera perfecto, por lo que me puse a ello. Hasta vacié la lavadora al lavar toda la ropa que tenía dentro. Luego me marché a mi habitación para ver qué ropa me podía poner, pero no me aclaraba, por lo que llamé a mi amiga Ángela, quien se puso entusiasmada con aquello, entrándole mucha risa al verme nervioso.
Al final me recomendó un atuendo que ya me había hecho ella antes, diciéndome que a ella le encantó verme con esa ropa y que estaba para comerme, pensando que a Elena le parecería lo mismo. Se me escapó que ojalá, a lo que ella preguntó de manera curiosa. Le conté que llevaba sin hacer nada con nadie desde la última vez que nosotros nos acostamos, entrándole a ella la risa, aunque me dijo que yendo así vestido y preparando una cena para ella tenía muchas papeletas para acabar como yo quería.