Keranos
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Capítulo 805
Después de comer nos fuimos a casa para descansar un poco, contándome ella que cuando yo me fuera a trabajar otra vez, ella volvería a casa, aunque le dije que no tenía por qué irse si no quería, que se podía quedar allí y luego podíamos cenar juntos si le parecía bien, pero ella tenía que trabajar, por lo que estaba descartado.
No le puse ninguna objeción, pero a la vez fue un poco chasco, porque me apetecía estar más tiempo con ella y el rato que estuvimos comiendo juntos se me pasó volando, como el que quedó hasta que me tuve que volver a ir. Pero ella me dijo que no pasaba nada, que nos podíamos ver el fin de semana si me apetecía para estar más tiempo juntos, pudiendo comer en algún lado o en casa y luego darnos una vuelta o algo.
Me pareció genial, sobre todo viendo que lo iba a tener libre por estar Elena ocupada y por no tener en realidad ningún otro plan, así que quedamos en eso, porque ella tampoco es que tuviera gran cosa. Nos despedimos con un fuerte abrazo y me acompañó hasta la puerta de la academia, despidiéndonos de nuevo hasta el fin de semana.
Todo parecía apuntar a que sería así de no ser porque Ángela me contó que Irene le había dicho de quedar para hablar, invitándola a casa por la tarde para tomar un café y poder disculparse en persona para también tratar alguna que otra cosa más, contándome que notó a Irene muy conciliadora en la llamada y que le había dado hasta cosa, porque parecía una niña con la forma tan suave de hablar que tenía, además de por la vocecilla de culpabilidad que tenía.
Pero eso no tenía por qué ser un problema para que nos pudiéramos seguir viendo, ya fuera antes o después, porque me había hecho a la idea y me apetecía, por lo que seguimos con el plan. Aunque sí que terminó por cambiar cuando Elena me llamó el viernes por la noche diciendo que al día siguiente íbamos a quedar todos para pasar la tarde juntos en mi ciudad, porque acababa de hablar con Irene y surgió el plan de la nada. Me contó que estaba muy estresada del trabajo y que necesitaba despejarse.
Yo le dije que podía haber avisado con un poco más de tiempo, porque se había montado de manera muy repentina y demás, preguntándole además si ya había acabado con los proyectos que tenía en el trabajo. Ella empezó por preguntarme si tenía algo que hacer o si directamente es que no quería quedar con ellos.
Claro que me apetecía, por eso le dije que ese no era el problema y que ese plan me parecía muy bien, pero que no podían hacerlo de esa manera tan repentina. Elena me explicó que fue ese mismo día en el que dejaron todo listo en el trabajo para que los que iban a ir a la oficina el sábado terminaran de retocar unos detalles, pero que ya estaba todo listo. El plan en realidad consistía en quedar todos para comer y luego dar un paseo por la tarde, tomarnos un café o algo y estar así con los amigos.
Le dije que me parecía genial y que tenía muy buena pinta, pero que tenía que consultar un momento, así que dejamos ahí la conversación durante un momento, viendo que tenía mensajes de Ángela, persona con la que tenía pensado contactar para contarle lo que Elena me había dicho, aunque ella parecía estar también enterada.
Irene la volvió a llamar para preguntarle si podían dejar esa quedada para el domingo, porque le había surgido una cosilla. Yo le acabé informando de lo que le había surgido, no importándole a ella en realidad que se aplazara un día ese momento, pero si es verdad que ahora se había quedado sin plan.
La gran mayoría de sus demás amistades habían hecho una escapada a una casa rural, mientras que el resto tenían otros compromisos, por lo que estaba bastante sola en casa, porque su hermana no iba a ir y su madre también estaba de viaje. Me dio bastante pena y seguía teniendo ganas de verme con ella, por lo que le propuse que comiéramos nosotros dos juntos y luego ya me uniría yo a ellos más tarde.
Ángela dudó un poco, creyendo que no hacía falta que hiciera eso, pero le dije que es que me apetecía, por lo que al final quedamos en eso. Volví a llamar a Elena para informarle, diciendo ella que si no había más remedio, pues que estaba bien, por lo que nos veríamos después de comer.
Después de hacer mi rutina de ejercicio y de recoger bien la casa, me puse en marcha para ir a casa de Ángela, aunque no salí para llegar justo a la hora de comer, sino que quise llegar un poco antes por si necesitaba ayuda en algo. También me pasé por un supermercado para llevar el postre, el cual le encantó una vez llegué a su casa y ella me abrió.
Nos dimos un buen abrazo, diciéndome ella que olía muy bien y que estaba muy guapo, ya que fui arreglado con jersey y camisa. De hecho, ella también se acabó cambiando una vez terminamos de preparar la comida, porque dijo que no le gustaba ir con ropa de estar por casa con lo bien que iba yo.
Fue una comida muy amena, en la que hablamos de muchas más cosas de las que hablamos el miércoles, porque la conversación se centró sobre todo en lo ocurrido con Elena el fin de semana pasado. Nos comimos el postre tranquilamente mientras veíamos algo en la tele y comentábamos aquello, pero no tardé mucho en despedirme de ella para irme con los demás, como les había dicho.
Nos despedimos como solíamos hacerlo, con un buen abrazo y con ella dándome un beso en la mejilla, pidiéndome que disfrutara de la tarde con los demás, dándole las gracias por esas palabras, aunque yo también le deseé que le fuera bien al día siguiente con esa reunión que tenía con Irene y Mario.
Puso una sonrisa muy mona en su cara y me acompañó hasta la puerta en donde se despidió de mi con la mano hasta que nos perdimos de vista. Mientras volvía al coche le pregunté a Elena dónde estaban, mandándome ella solamente ubicación, por lo que me puse en marcha, aparcando cerca de la cafetería donde se encontraban para entrar y unirme a ellos. En cuanto entré, me llamaron la atención para que fuera hasta donde estaban.
El lugar era bastante agradable, siendo como una mezcla entre cafetería y pub al tener zonas apartadas para pequeños grupos, con una luz tenue que daba buen ambiente, al igual que un poco de música, que no estaba muy alta ni nada. Al parecer lo habían abierto hacía poco y se había hecho famosillo.
Nada más sentarme me tomaron nota de lo que quería, pasando todos a saludarme después, con abrazos por partes de las chicas y apretones de manos por parte de Mario y Hugo. Es cierto que noté a Elena algo más fría que Irene y Sofía en lo que a ese saludo se refiere, suponiendo yo que aún seguía molesta con lo ocurrido el fin de semana anterior, o tal vez era por no haber ido con ellos a comer. Pero ese detalle no nos impidió pasar una buena tarde en la cual Irene me miraba mucho.
De hecho, en una de las veces en las que nos levantamos para pedir algo o para ir al baño, me interceptó, dándome un abrazo desde atrás para darme otro cuando me di la vuelta. Me miró con unos ojillos que podrían derretir a cualquiera, pasando a decirme que estaba muy feliz de que estuviéramos todos juntos de nuevo y que hayamos dejado de lado todo lo que había pasado en los últimos meses. Nos volvimos a dar otro abrazo y regresamos con los demás, aunque luego nos fuimos a su casa, estando allí todos hasta que se hizo de noche.
Hablamos de muchas cosas y nos dijeron de quedarnos a cenar, pero Elena dijo que luego tenía que volver a casa y que se le iba a hacer muy tarde. Pero Irene le ofreció que se quedara a dormir, haciendo lo mismo conmigo. De primeras, Elena puso alguna pega, empezando porque no tenía ropa limpia que ponerse al día siguiente, aunque Irene le dijo que le podía dejar algo cómodo para que durmiera y que podían lavar la que tenía puesta, aunque no es que hiciera falta.
Ya que estábamos, pues yo también me quedé una vez convenció a Elena, así que estuvimos ahí durante un buen rato más después de que cenáramos todos juntos. Sofía y Hugo se retiraron no muy tarde, porque preferían volver a casa para descansar, sin tener pensado salir ni tomar nada más por el problema de Hugo, el cual seguían tratando y evolucionaba bien, pero estaban muy concienciados en salir lo justo para que él no lo pasara mal al asociar momentos con aquello y al evitar tentaciones.
Y nosotros no tardamos mucho más en retirarnos a la cama, porque Irene y Mario seguían con ese duro horario que tenían de trabajo en el que luego acababan bastante cansados. Elena también se veía cansada, por eso nos fuimos a la cama, yéndonos nosotros dos a la habitación de invitados, como tantas veces habíamos hecho en su día.
Irene le dejó ropa cómoda a Elena al ser friolera, mientras que yo me quedé en boxers. Al acostarnos, sentirla tan cerca, con su olor y con lo guapa que había ido aquel día, pues me acabé acercando a su cuerpo más aún para pasar mi brazo por encima de ella y rodarla, intentando darle un beso después de decirle que había ido muy guapa, aunque ella me apartó la cara.
No le di importancia de primeras, pasando a acariciar su cuerpo al meter mi mano por dentro de su camiseta, haciéndolo por su vientre. Ella no decía nada, ni se movía siquiera, por lo que yo seguí con las caricias hasta que volví a intentar darle otro beso, pero ella se apartó de nuevo.
Después de comer nos fuimos a casa para descansar un poco, contándome ella que cuando yo me fuera a trabajar otra vez, ella volvería a casa, aunque le dije que no tenía por qué irse si no quería, que se podía quedar allí y luego podíamos cenar juntos si le parecía bien, pero ella tenía que trabajar, por lo que estaba descartado.
No le puse ninguna objeción, pero a la vez fue un poco chasco, porque me apetecía estar más tiempo con ella y el rato que estuvimos comiendo juntos se me pasó volando, como el que quedó hasta que me tuve que volver a ir. Pero ella me dijo que no pasaba nada, que nos podíamos ver el fin de semana si me apetecía para estar más tiempo juntos, pudiendo comer en algún lado o en casa y luego darnos una vuelta o algo.
Me pareció genial, sobre todo viendo que lo iba a tener libre por estar Elena ocupada y por no tener en realidad ningún otro plan, así que quedamos en eso, porque ella tampoco es que tuviera gran cosa. Nos despedimos con un fuerte abrazo y me acompañó hasta la puerta de la academia, despidiéndonos de nuevo hasta el fin de semana.
Todo parecía apuntar a que sería así de no ser porque Ángela me contó que Irene le había dicho de quedar para hablar, invitándola a casa por la tarde para tomar un café y poder disculparse en persona para también tratar alguna que otra cosa más, contándome que notó a Irene muy conciliadora en la llamada y que le había dado hasta cosa, porque parecía una niña con la forma tan suave de hablar que tenía, además de por la vocecilla de culpabilidad que tenía.
Pero eso no tenía por qué ser un problema para que nos pudiéramos seguir viendo, ya fuera antes o después, porque me había hecho a la idea y me apetecía, por lo que seguimos con el plan. Aunque sí que terminó por cambiar cuando Elena me llamó el viernes por la noche diciendo que al día siguiente íbamos a quedar todos para pasar la tarde juntos en mi ciudad, porque acababa de hablar con Irene y surgió el plan de la nada. Me contó que estaba muy estresada del trabajo y que necesitaba despejarse.
Yo le dije que podía haber avisado con un poco más de tiempo, porque se había montado de manera muy repentina y demás, preguntándole además si ya había acabado con los proyectos que tenía en el trabajo. Ella empezó por preguntarme si tenía algo que hacer o si directamente es que no quería quedar con ellos.
Claro que me apetecía, por eso le dije que ese no era el problema y que ese plan me parecía muy bien, pero que no podían hacerlo de esa manera tan repentina. Elena me explicó que fue ese mismo día en el que dejaron todo listo en el trabajo para que los que iban a ir a la oficina el sábado terminaran de retocar unos detalles, pero que ya estaba todo listo. El plan en realidad consistía en quedar todos para comer y luego dar un paseo por la tarde, tomarnos un café o algo y estar así con los amigos.
Le dije que me parecía genial y que tenía muy buena pinta, pero que tenía que consultar un momento, así que dejamos ahí la conversación durante un momento, viendo que tenía mensajes de Ángela, persona con la que tenía pensado contactar para contarle lo que Elena me había dicho, aunque ella parecía estar también enterada.
Irene la volvió a llamar para preguntarle si podían dejar esa quedada para el domingo, porque le había surgido una cosilla. Yo le acabé informando de lo que le había surgido, no importándole a ella en realidad que se aplazara un día ese momento, pero si es verdad que ahora se había quedado sin plan.
La gran mayoría de sus demás amistades habían hecho una escapada a una casa rural, mientras que el resto tenían otros compromisos, por lo que estaba bastante sola en casa, porque su hermana no iba a ir y su madre también estaba de viaje. Me dio bastante pena y seguía teniendo ganas de verme con ella, por lo que le propuse que comiéramos nosotros dos juntos y luego ya me uniría yo a ellos más tarde.
Ángela dudó un poco, creyendo que no hacía falta que hiciera eso, pero le dije que es que me apetecía, por lo que al final quedamos en eso. Volví a llamar a Elena para informarle, diciendo ella que si no había más remedio, pues que estaba bien, por lo que nos veríamos después de comer.
Después de hacer mi rutina de ejercicio y de recoger bien la casa, me puse en marcha para ir a casa de Ángela, aunque no salí para llegar justo a la hora de comer, sino que quise llegar un poco antes por si necesitaba ayuda en algo. También me pasé por un supermercado para llevar el postre, el cual le encantó una vez llegué a su casa y ella me abrió.
Nos dimos un buen abrazo, diciéndome ella que olía muy bien y que estaba muy guapo, ya que fui arreglado con jersey y camisa. De hecho, ella también se acabó cambiando una vez terminamos de preparar la comida, porque dijo que no le gustaba ir con ropa de estar por casa con lo bien que iba yo.
Fue una comida muy amena, en la que hablamos de muchas más cosas de las que hablamos el miércoles, porque la conversación se centró sobre todo en lo ocurrido con Elena el fin de semana pasado. Nos comimos el postre tranquilamente mientras veíamos algo en la tele y comentábamos aquello, pero no tardé mucho en despedirme de ella para irme con los demás, como les había dicho.
Nos despedimos como solíamos hacerlo, con un buen abrazo y con ella dándome un beso en la mejilla, pidiéndome que disfrutara de la tarde con los demás, dándole las gracias por esas palabras, aunque yo también le deseé que le fuera bien al día siguiente con esa reunión que tenía con Irene y Mario.
Puso una sonrisa muy mona en su cara y me acompañó hasta la puerta en donde se despidió de mi con la mano hasta que nos perdimos de vista. Mientras volvía al coche le pregunté a Elena dónde estaban, mandándome ella solamente ubicación, por lo que me puse en marcha, aparcando cerca de la cafetería donde se encontraban para entrar y unirme a ellos. En cuanto entré, me llamaron la atención para que fuera hasta donde estaban.
El lugar era bastante agradable, siendo como una mezcla entre cafetería y pub al tener zonas apartadas para pequeños grupos, con una luz tenue que daba buen ambiente, al igual que un poco de música, que no estaba muy alta ni nada. Al parecer lo habían abierto hacía poco y se había hecho famosillo.
Nada más sentarme me tomaron nota de lo que quería, pasando todos a saludarme después, con abrazos por partes de las chicas y apretones de manos por parte de Mario y Hugo. Es cierto que noté a Elena algo más fría que Irene y Sofía en lo que a ese saludo se refiere, suponiendo yo que aún seguía molesta con lo ocurrido el fin de semana anterior, o tal vez era por no haber ido con ellos a comer. Pero ese detalle no nos impidió pasar una buena tarde en la cual Irene me miraba mucho.
De hecho, en una de las veces en las que nos levantamos para pedir algo o para ir al baño, me interceptó, dándome un abrazo desde atrás para darme otro cuando me di la vuelta. Me miró con unos ojillos que podrían derretir a cualquiera, pasando a decirme que estaba muy feliz de que estuviéramos todos juntos de nuevo y que hayamos dejado de lado todo lo que había pasado en los últimos meses. Nos volvimos a dar otro abrazo y regresamos con los demás, aunque luego nos fuimos a su casa, estando allí todos hasta que se hizo de noche.
Hablamos de muchas cosas y nos dijeron de quedarnos a cenar, pero Elena dijo que luego tenía que volver a casa y que se le iba a hacer muy tarde. Pero Irene le ofreció que se quedara a dormir, haciendo lo mismo conmigo. De primeras, Elena puso alguna pega, empezando porque no tenía ropa limpia que ponerse al día siguiente, aunque Irene le dijo que le podía dejar algo cómodo para que durmiera y que podían lavar la que tenía puesta, aunque no es que hiciera falta.
Ya que estábamos, pues yo también me quedé una vez convenció a Elena, así que estuvimos ahí durante un buen rato más después de que cenáramos todos juntos. Sofía y Hugo se retiraron no muy tarde, porque preferían volver a casa para descansar, sin tener pensado salir ni tomar nada más por el problema de Hugo, el cual seguían tratando y evolucionaba bien, pero estaban muy concienciados en salir lo justo para que él no lo pasara mal al asociar momentos con aquello y al evitar tentaciones.
Y nosotros no tardamos mucho más en retirarnos a la cama, porque Irene y Mario seguían con ese duro horario que tenían de trabajo en el que luego acababan bastante cansados. Elena también se veía cansada, por eso nos fuimos a la cama, yéndonos nosotros dos a la habitación de invitados, como tantas veces habíamos hecho en su día.
Irene le dejó ropa cómoda a Elena al ser friolera, mientras que yo me quedé en boxers. Al acostarnos, sentirla tan cerca, con su olor y con lo guapa que había ido aquel día, pues me acabé acercando a su cuerpo más aún para pasar mi brazo por encima de ella y rodarla, intentando darle un beso después de decirle que había ido muy guapa, aunque ella me apartó la cara.
No le di importancia de primeras, pasando a acariciar su cuerpo al meter mi mano por dentro de su camiseta, haciéndolo por su vientre. Ella no decía nada, ni se movía siquiera, por lo que yo seguí con las caricias hasta que volví a intentar darle otro beso, pero ella se apartó de nuevo.