Capítulo 856
Yo no me pude dormir tan fácilmente, entreteniéndome en mirar el móvil para ver los mensajes que tenía en los grupos y demás, aunque una vez acabé de hacerlo, me quedé pensando en la sugerencia de Ángela de despedirme de Paula. Era algo que habría encantado hacer, pero que veía sumamente difícil al estar las cosas como estaban con Elena.
No veía muy oportuno ir a verla sin comentárselo a ella, porque sabía de sobra dónde vivía al haber ido a por ella en alguna ocasión. Era algo que debía pensar, porque quería verla, aunque fuera una vez más, pero no sabía si debía decirle lo que pasaba o no.
No nos levantamos muy temprano tampoco al día siguiente, desayunando tranquilamente para luego irnos a dar una vuelta. Se estaba muy bien al haber mucha menos gente que la que había cuando fui la vez anterior.
Ese lugar siempre era muy visitado, pero aún no había empezado la temporada fuerte, por lo que era mucho más sencillo ir a ver algunos lugares de interés y poder estar tranquilo en la playa. Como teníamos varios días, Ángela decidió tomarse con calma eso de enseñarme algunas cosas, aunque lo que en realidad tenía en mente era mostrarme con algo más de detenimiento lo que me enseñó el pasado verano.
Fue algo que hicimos bastante de pasada al no tener tiempo y no de la manera que tenía en mente al estar su hermana presente, pensando que ahora que estábamos solos, nos podíamos entretener más.
Esa mañana vimos un par de cosas con calma, siendo algo agradable, volviendo a media mañana para bajar a la playa y poder descansar allí tomando el sol, pues estuvimos andando un buen rato pese a alquilar un coche, pero es que teníamos que meternos por varios sitios y preferimos dejarlo aparcado.
En esta ocasión sí que nos echamos crema, poniéndonos los bañadores antes de bajar, estando ya cada uno en su toalla. Ambos nos ayudamos a echarnos crema, pero no percibí nada por su parte, aunque yo no me pude resistir a mirar un poco su precioso cuerpo mientras se daba crema y yo le ayudaba. Tan solo me preguntó si le quedaba bien el bikini, porque se lo había comprado sin poder estrenarlo, viéndolo una vez en una página y comprándolo.
La verdad es que le sentaba muy bien, siendo de un verde agua que combinaba bien con lo clara que tenía ella la piel, aunque quería remediar un poco eso tomando el sol. Nos bañamos juntos y por separado, volviendo a la casa para darnos una ducha e ir a comer a un restaurante, diciendo Ángela que le apetecía bastante. Nos pasamos a saludar a donde ella y su familia solían comer, aunque no lo hicimos allí, dejándolo para otro día, porque a ella le apetecía algo diferente.
Acabamos en un restaurante más moderno que otra cosa, aunque no estuvo mal, pero había estado en mejores. A Ángela tampoco es que le hiciera mucha ilusión una vez salimos, pero dijo que no había problema, que tendríamos ocasión de ir a otros sitios.
Ya en casa, reposando, me dijo que había estado hablando con Irene por mensaje, contándome el plan que tenía para celebrar sus cumpleaños. Al parecer, quería aprovechar el jueves y el viernes, que eran festivos, para ir a ver a la familia y celebrar con ellos el cumpleaños en esos días, queriendo hacerlo con los amigos el sábado y si se daba, también el domingo.
No entendí eso último, contándome Ángela que Irene aún no tenía claro cómo hacerlo para que pudiéramos estar todos sin que hubiera choques entre Elena y yo. Me pilló un poco a contrapié que me dijera eso, porque no sabía en qué plan iba a ir Elena. Ángela me pidió opinión, contándole yo que no me importaba verla siempre y cuando no pasara nada, pero que si alguien iba a estar incómodo, pues que habría que ver cómo hacerlo.
Ángela me reconoció que no sabía muy bien qué hacer, porque le apetecía ir y juntarse con todos los que iban a estar invitados al ser tan extrovertida, pero que a la vez, no le hacía mucha gracia ir por Elena.
No por ella en sí, sino porque sabía de sobra que Elena no podía ni verla y eso podría ocasionar problemas, sobre todo si íbamos ella y yo juntos, por eso de que ahora vivíamos juntos. Yo tampoco tenía mucha idea de qué podíamos hacer, porque también necesitaba saber cómo iba a estar Elena para esos días.
Ni siquiera sabía si se le había empezado a pasar ya el enfado o si aún lo tenía, por lo que tenía que llamar a Irene para saber si había hablado con ella como me dijo que haría, como también tenía pensado llamar a Sofía por lo mismo.
Ángela dijo que no me preocupara, que aún quedaban varios días para aquello y que seguro que encontrábamos la solución a eso, prefiriendo centrarse en desconectar y pidiéndome perdón de paso por no parar de sacar a Elena como tema de conversación, habiéndolo hecho también el día anterior, aunque le dije que no me importaba y que había sido relevante las veces que lo había hecho.
Por lo pronto, los siguientes días nos lo tomamos con calma, siendo un calco del lunes, en donde ella me llevaba a visitar lugares de interés que ya habíamos visitado en su día, aunque con más detenimiento, incluyendo además visitas a otros lugares que se dejó la otra vez.
Luego pasábamos un rato en la playa, dándonos buen de crema para no quemarnos, porque el sol picaba a esas horas y dándonos un baño para refrescarnos. Después íbamos a la casa para darnos una ducha e ir a comer, generalmente fuera, aunque alguna vez sí que lo hicimos en casa preparando algo entre los dos.
Las ocasiones que salimos fuera a comer fueron otra cosa en comparación al primer día. En esas veces posteriores fuimos a sitios que tenían mejor fama y que ella conocía casi en su totalidad. Y para las cenas, pues lo hacíamos en la playa, como el primer día, o en el local que había muy cerca, el cual era muy frecuentado por Ángela y su familia, siendo geniales tanto el trato como la comida para lo barato que era. Lo importante era cenar con vistas al mar y lo más cerca de él posible, porque era muy agradable la brisa y hacerlo así era relajante.
No hubo mucho problema en esos días, donde quizá lo más reseñable fue que Ángela me preguntó si me importaba que hiciera topless. Yo no tenía ningún problema en absoluto, pero ella me dejó claro que no quería hacerlo para provocarme ni nada, que simplemente quería coger algo de color por todo el cuerpo y poder así lucir mejor sus trajes cuando dijera de salir de fiesta, pensando que el cumpleaños de Irene podría ser una gran ocasión, aunque no pensaba que pudiera ser así finalmente por la presencia de Elena.
No voy a negar que se me fueron un poco los ojos en varias ocasiones, pero la realidad es que no tenía ganas de hacer nada. Me paré un poco a pensar en ello, dándome cuenta de que no es que tuviera demasiado vista a Ángela, porque, aunque fuera así, era un auténtico bombón, dándome cuenta de cómo muchas personas la miraban cuando decíamos de dar una vuelta por la noche para tomarnos algo, aunque nos recogiéramos pronto.
El problema era similar a cuando Elena me dejó en su día, estando un poco desanimado y desganado en ese aspecto. En su día lo estaba de manera preocupante, pero en esta ocasión tampoco es que fuera así. Era más acorde a mi estado de ánimo en general, que si bien es verdad que no estaba llorando por las esquinas, tampoco es que estuviera contento todo el tiempo.
Seguía con esa tristeza de darme cuenta de que las cosas con Elena no tenían prácticamente arreglo y que el amor de mi vida se me escapaba, aunque el desencanto que me llevé hizo que no me fuera tan trágico.
Y tampoco percibía esa provocación por parte de Ángela, primero porque me preguntó si me importaba, aclarándome que no buscaba incomodarme. Y también porque se preocupaba mucho por ese aspecto, no queriendo que yo pensara que se me estaba poniendo a tiro continuamente. A esas alturas ya lo tenía bastante claro, porque lo habíamos hablado muchas veces, pero que ella me lo dijera me daba cierta tranquilidad.
Además, se notaba que no estaba acostumbrada a hacer topless, porque cada vez que pasaba alguien por nuestro trocito de playa particular, siempre se abrazaba las piernas, dejando caer su barbilla sobre una de sus rodillas, ya que de vez en cuando pasaba alguna que otra persona al estar andando a lo largo de toda la playa.
Hasta que no se perdía de vista, no se volvía a tumbar para tomar sol, echándose bien de crema para no quemarse esa parte. Para rebajar esa tensión previa al decirme ella que no buscaba provocarme, le dije que si no se ponía cachonda al frotarse así los pezones mientras se echaba crema al tenernos ella tan sensibles.
Hice que le entrara una buena risa, aclarándome ella que no se excitaba mientas lo hacía, como tampoco lo hacía mientras se echaba crema siempre que se duchaba en casa. Me explicó que lo importante para que aquello tuviera lugar era estar en situación, ya fuera mientras estaba con una persona, o ella sola.
Me entró curiosidad por eso último, diciéndome mi amiga que no me iba a dar detalles de cuándo y cómo se masturbaba, poniéndose un poco roja, algo que me hacía mucha gracia y que provocó la risa de ambos, diciendo yo que no me había parecido percibir que lo hiciera en los días que habíamos estado viviendo juntos hasta el momento.
Para chincharme un poco, ella me preguntó a mí sobre cuando me masturbaba, porque tampoco es que notara nada. Le dije que no lo había hecho todavía. Que desde la última vez que había tenido sexo con Elena, el día del cumpleaños de Sofía, no había hecho nada de nada, sorprendiéndose ella.
Aunque para rebajar la cosa, ella me dijo que tampoco es que lo fuera a hacer a mi vista, dando a entender que lo hacía mientras yo estaba fuera trabajando en la academia, aunque también dejó caer que no es que fuera muy efusiva estando ella sola. Nos volvió a entrar la risa y ahí quedó el tema de conversación, pasando a tratar otros temas.