Keranos
Miembro muy activo
- Desde
- 22 Jun 2023
- Mensajes
- 1,006
- Reputación
- 6,782
Capítulo 869
Pero me sorprendió al frotarse un poco conmigo después de lanzar una pequeña risa. Abrí mis ojos buscando una explicación, aunque ella me mira a sonriente y mordiéndose un poco el labio. No pude evitar sonreírle de vuelta, preguntándole yo en forma de susurro si le apetecía. Ella asintió de manera un poco tímida, acercándose a mí para decirme que teníamos que ir despacio, porque no quería que nos escucharan.
No tenía problema en ello, aunque ella necesitaba ir al baño para lavarse las manos por la crema que me estaba echando. No tardó nada en volver, tumbándose a mi lado para besarme. No me podía gustar más cómo olía, cosa que le dije, a lo que ella me respondió besándome de nuevo. Entre una cosa y otra, Ángela acabó entre mis piernas después de quitarme los boxers para empezar a pajearme, pasando a chupármela después.
Después de un par de minutos chupando, paró para quitarse la camiseta de su pijama, permitiendo que le pudiera ver las tetas. Cada vez estaba más caliente con lo que estaba pasando, preguntándome si el resto estarían también haciendo lo mismo que nosotros. Desde luego, no se oía nada, cosa que me decía que no tenía pinta de que estuviera pasando nada, en especial por parte de Irene, que era más efusiva en la cama y le daba bastante igual que la escucharan.
Notaba a Ángela muy caliente también, siendo algo que le dije. Me comentó en susurros que llevaba ya varios días sin hacer nada y que le había puesto ver cómo de dura la tenía. Mientras ella seguía chupando, le dije que al mediodía me había pasado lo mismo y que por eso tardé un poco en volver con los demás, haciendo que le entrara la risa de nuevo. Le pregunté si le extrañaba al estar con tres chicas tan guapas y atractivas, teniendo a mi parecer la que más justo a mi lado en ese momento.
Ella negaba con la cabeza sonriendo, diciéndole que era lo que pensaba de verdad, siguiendo con que me había gustado mucho el bikini que había usado ese día, como también me gustó mucho su vestido. Ella me dijo que me había puesto muy guapo también ese día y que el cambio en la barba me sentaba muy bien, terminando yo con que además de eso, era mucho más cómoda a la hora de lavarla y arreglarla.
Ángela gateó por mi cuerpo hasta que llegó a mi cara, dándome un beso mientras se terminaba de desnudar, poniéndose después sobre mi cara, con una pierna a cada lado, para que le comiera el coño, cosa que estaba deseando hacer. La encontré húmeda y saborearla me gustó tanto, que no pude evitar lanzar un gemido, pidiéndome ella que tuviera cuidado para que no nos escucharan.
Se lo comí durante un buen rato, encantándome cómo sabía, como a ella parecía gustarle también cómo lo hacía por cómo se movía y por cómo resoplaba. Pero no tardamos en pasar más allá cuando se empezó a desplazar sobre sus rodillas hacia atrás hasta llegar a mis caderas, frotándose contra mí de nuevo, aunque ahora sin nada de ropa que nos pudiera estorbar.
Ángela se la metió poco a poco, estando bastante sonrojada, cosa que me encantaba ver. Ahora sí que notaba yo que me había quemado un poco la piel, pues me estaban empezando a dar escalofríos y es algo que se nota mucho más con la piel quemada. Pero eso no me impedía disfrutar de lo que estaba pasando.
Ángela comenzó una follada que me estaba encantando, pudiendo estar muy despreocupados al no hacer la cama nada de ruido por ser bastante nueva. Tras un rato cambiamos a otra postura al ponerse ella en cuatro, donde sí que teníamos que llevar más cuidado por el cabecero de la cama, que de vez en cuando golpeaba la pared. Por eso pasamos a hacer la cucharita, pero finalmente acabamos con ella encima de mí.
Ángela pegó su cuerpo al mío, corriéndose con su respiración entrecortada, poniendo su cara en mi hombro, mientras que yo apuré un poco más para terminar dentro de ella, jadeando también bastante, siendo un orgasmo intenso en el que también expulsé demasiado al no follar ya con tanta asiduidad. Ambos quedamos rendidos sobre la cama, aunque Ángela no se podía mover, tapándose el coño con una mano para no ensuciar nada.
Le acerqué papel y toallitas que tenía en su maleta, pudiendo limpiarnos así y luego yendo ella a tirar todo eso tras ponerse su pijama de nuevo. Yo me puse los boxers y ya sí que nos acomodamos para dormir, porque se había hecho tarde entre una cosa y otra y no queríamos levantarnos muy tarde al día siguiente para disfrutar de la mañana en la playa antes que volviéramos a casa.
Al día siguiente nos levantamos como si tal cosa. Y la verdad es que lo agradecía, porque pese a no ser muy común que nos acostáramos, haciéndolo cuatro veces contadas en aproximadamente poco más de dos meses; lo podíamos hacer como si nada, no estando ninguno de los dos de ninguna manera especial, al menos así era por mi parte y era lo que podía percibir en ella.
Quizá cabría esperar que nuestros encuentros sexuales fueran más abundantes, o que se pudieran generar ciertos sentimientos por ese apego que manteníamos de manera "regular", pero no era algo que fuera así realmente. Puede que fuera porque ya habíamos estado así durante bastante tiempo cuando íbamos juntos a la universidad y tuviéramos normalizado una relación así.
O puede que fuera porque ninguno buscábamos nada en especial. Ella ya me había dicho en varias ocasiones que no buscaba una relación, porque le habían hecho daño en el pasado, aunque de eso ya hacía bastante según tenía entendido, pero al parecer seguía pensando de la misma manera, o tal vez disfrutaba de esa libertad de poder hacer lo que quisiera sin rendir cuentas a nadie.
Mi situación era mucho más fácil de entender al haber pasado muy recientemente por el duelo de dejar ir a la persona que más has querido en tu vida. Lo seguía teniendo muy presente y pensaba en ella con cierta periodicidad, aunque ya no me venía sintiendo tan mal como solía mientras trataba de lo que nuestro funcionara de nuevo y tenía lugar una mala situación. En cualquier caso, estaba muy contento por poder disfrutar de nuevo de esa amistad algo especial que tenía con Ángela.
Cuando los demás se levantaron y nos fuimos reuniendo en el salón, me percaté de que no se habían enterado de lo que había pasado entre Ángela y yo, porque no se hizo ningún comentario, como tampoco había miradas como sí que las había en una situación similar y en las que sí se habían dado cuenta.
No nos habíamos ido a dormir tan tarde para que tuvieran la cara de sueño que tenían todos los demás sin contarnos a Ángela y a mí. De hecho, me llamó tanto la atención que se lo comenté a Ángela, diciéndole que nosotros sí que habíamos tardado más en dormirnos que ellos, aunque ella me dijo que tal vez habían hecho lo mismo que nosotros, solo que no los habíamos oído.
Fue algo que me hizo gracia y que llamó la atención de todos por la risa que solté, preguntándome qué pasaba, aunque no les dije nada. Al parecer Ángela llevaba razón, porque hubo momentos en los que se dormían, aunque Ángela y yo seguíamos como si tal cosa, estando más activos al irnos al agua para bañarnos y a dar un paseo durante un buen rato, esperando a que los demás se espabilaran un poco, porque era aburrido tener que estar en silencio para no molestarles mientras dormían.
La cosa se animó más cuando volvimos, pues encontramos a Nadine allí con ellos. Ya sí estaban todos despiertos y más espabilados. Me percaté de que la madre de Sofía seguía conservando esa buena figura que pude apreciar en su día hasta desnuda, aunque en esta ocasión llevaba un bañador de una pieza, pero sus formas se seguían distinguiendo muy bien.
Durante todo el momento que estuvo con nosotros me fijé en Irene, pues tenía curiosidad de ver si le ponía. Y es cierto que la vi mirarla bastante, pero no como cabría esperar en ella, aunque también es verdad que llevaba gafas de sol durante casi todo el tiempo, menos cuando nos fuimos a comer al mismo sitio en el que lo hicimos el día anterior al gustarnos.
A Nadine le sorprendió bastante lo que iba a hacer al irme tan lejos y al estar allí durante tanto tiempo, pero me dijo que se alegraba mucho por mí y que aprovechara esta oportunidad que iba a tener, porque prometía. Ella nos contó que le habría encantado haber viajado como lo iba a hacer yo, pero que era algo que no podía plantearse al haberse quedado embarazada tan joven. Pero no es que le echara la culpa a Sofía, ni mucho menos, porque dijo que ella era lo mejor que le había pasado en la vida.
Nos tomamos la comida con calma, tomándonos de paso un café mientras seguíamos charlando de otras cosas, pero teníamos la idea de ir saliendo para no llegar muy tarde a casa, así que nos despedimos de Nadine, quien se fue a su casa después de darme un buen abrazo para despedirse de mí, aunque también lo hizo con los demás, mientras que nosotros nos fuimos a casa de Sofía para darnos una ducha y poder viajar cómodos.
Pero me sorprendió al frotarse un poco conmigo después de lanzar una pequeña risa. Abrí mis ojos buscando una explicación, aunque ella me mira a sonriente y mordiéndose un poco el labio. No pude evitar sonreírle de vuelta, preguntándole yo en forma de susurro si le apetecía. Ella asintió de manera un poco tímida, acercándose a mí para decirme que teníamos que ir despacio, porque no quería que nos escucharan.
No tenía problema en ello, aunque ella necesitaba ir al baño para lavarse las manos por la crema que me estaba echando. No tardó nada en volver, tumbándose a mi lado para besarme. No me podía gustar más cómo olía, cosa que le dije, a lo que ella me respondió besándome de nuevo. Entre una cosa y otra, Ángela acabó entre mis piernas después de quitarme los boxers para empezar a pajearme, pasando a chupármela después.
Después de un par de minutos chupando, paró para quitarse la camiseta de su pijama, permitiendo que le pudiera ver las tetas. Cada vez estaba más caliente con lo que estaba pasando, preguntándome si el resto estarían también haciendo lo mismo que nosotros. Desde luego, no se oía nada, cosa que me decía que no tenía pinta de que estuviera pasando nada, en especial por parte de Irene, que era más efusiva en la cama y le daba bastante igual que la escucharan.
Notaba a Ángela muy caliente también, siendo algo que le dije. Me comentó en susurros que llevaba ya varios días sin hacer nada y que le había puesto ver cómo de dura la tenía. Mientras ella seguía chupando, le dije que al mediodía me había pasado lo mismo y que por eso tardé un poco en volver con los demás, haciendo que le entrara la risa de nuevo. Le pregunté si le extrañaba al estar con tres chicas tan guapas y atractivas, teniendo a mi parecer la que más justo a mi lado en ese momento.
Ella negaba con la cabeza sonriendo, diciéndole que era lo que pensaba de verdad, siguiendo con que me había gustado mucho el bikini que había usado ese día, como también me gustó mucho su vestido. Ella me dijo que me había puesto muy guapo también ese día y que el cambio en la barba me sentaba muy bien, terminando yo con que además de eso, era mucho más cómoda a la hora de lavarla y arreglarla.
Ángela gateó por mi cuerpo hasta que llegó a mi cara, dándome un beso mientras se terminaba de desnudar, poniéndose después sobre mi cara, con una pierna a cada lado, para que le comiera el coño, cosa que estaba deseando hacer. La encontré húmeda y saborearla me gustó tanto, que no pude evitar lanzar un gemido, pidiéndome ella que tuviera cuidado para que no nos escucharan.
Se lo comí durante un buen rato, encantándome cómo sabía, como a ella parecía gustarle también cómo lo hacía por cómo se movía y por cómo resoplaba. Pero no tardamos en pasar más allá cuando se empezó a desplazar sobre sus rodillas hacia atrás hasta llegar a mis caderas, frotándose contra mí de nuevo, aunque ahora sin nada de ropa que nos pudiera estorbar.
Ángela se la metió poco a poco, estando bastante sonrojada, cosa que me encantaba ver. Ahora sí que notaba yo que me había quemado un poco la piel, pues me estaban empezando a dar escalofríos y es algo que se nota mucho más con la piel quemada. Pero eso no me impedía disfrutar de lo que estaba pasando.
Ángela comenzó una follada que me estaba encantando, pudiendo estar muy despreocupados al no hacer la cama nada de ruido por ser bastante nueva. Tras un rato cambiamos a otra postura al ponerse ella en cuatro, donde sí que teníamos que llevar más cuidado por el cabecero de la cama, que de vez en cuando golpeaba la pared. Por eso pasamos a hacer la cucharita, pero finalmente acabamos con ella encima de mí.
Ángela pegó su cuerpo al mío, corriéndose con su respiración entrecortada, poniendo su cara en mi hombro, mientras que yo apuré un poco más para terminar dentro de ella, jadeando también bastante, siendo un orgasmo intenso en el que también expulsé demasiado al no follar ya con tanta asiduidad. Ambos quedamos rendidos sobre la cama, aunque Ángela no se podía mover, tapándose el coño con una mano para no ensuciar nada.
Le acerqué papel y toallitas que tenía en su maleta, pudiendo limpiarnos así y luego yendo ella a tirar todo eso tras ponerse su pijama de nuevo. Yo me puse los boxers y ya sí que nos acomodamos para dormir, porque se había hecho tarde entre una cosa y otra y no queríamos levantarnos muy tarde al día siguiente para disfrutar de la mañana en la playa antes que volviéramos a casa.
Al día siguiente nos levantamos como si tal cosa. Y la verdad es que lo agradecía, porque pese a no ser muy común que nos acostáramos, haciéndolo cuatro veces contadas en aproximadamente poco más de dos meses; lo podíamos hacer como si nada, no estando ninguno de los dos de ninguna manera especial, al menos así era por mi parte y era lo que podía percibir en ella.
Quizá cabría esperar que nuestros encuentros sexuales fueran más abundantes, o que se pudieran generar ciertos sentimientos por ese apego que manteníamos de manera "regular", pero no era algo que fuera así realmente. Puede que fuera porque ya habíamos estado así durante bastante tiempo cuando íbamos juntos a la universidad y tuviéramos normalizado una relación así.
O puede que fuera porque ninguno buscábamos nada en especial. Ella ya me había dicho en varias ocasiones que no buscaba una relación, porque le habían hecho daño en el pasado, aunque de eso ya hacía bastante según tenía entendido, pero al parecer seguía pensando de la misma manera, o tal vez disfrutaba de esa libertad de poder hacer lo que quisiera sin rendir cuentas a nadie.
Mi situación era mucho más fácil de entender al haber pasado muy recientemente por el duelo de dejar ir a la persona que más has querido en tu vida. Lo seguía teniendo muy presente y pensaba en ella con cierta periodicidad, aunque ya no me venía sintiendo tan mal como solía mientras trataba de lo que nuestro funcionara de nuevo y tenía lugar una mala situación. En cualquier caso, estaba muy contento por poder disfrutar de nuevo de esa amistad algo especial que tenía con Ángela.
Cuando los demás se levantaron y nos fuimos reuniendo en el salón, me percaté de que no se habían enterado de lo que había pasado entre Ángela y yo, porque no se hizo ningún comentario, como tampoco había miradas como sí que las había en una situación similar y en las que sí se habían dado cuenta.
No nos habíamos ido a dormir tan tarde para que tuvieran la cara de sueño que tenían todos los demás sin contarnos a Ángela y a mí. De hecho, me llamó tanto la atención que se lo comenté a Ángela, diciéndole que nosotros sí que habíamos tardado más en dormirnos que ellos, aunque ella me dijo que tal vez habían hecho lo mismo que nosotros, solo que no los habíamos oído.
Fue algo que me hizo gracia y que llamó la atención de todos por la risa que solté, preguntándome qué pasaba, aunque no les dije nada. Al parecer Ángela llevaba razón, porque hubo momentos en los que se dormían, aunque Ángela y yo seguíamos como si tal cosa, estando más activos al irnos al agua para bañarnos y a dar un paseo durante un buen rato, esperando a que los demás se espabilaran un poco, porque era aburrido tener que estar en silencio para no molestarles mientras dormían.
La cosa se animó más cuando volvimos, pues encontramos a Nadine allí con ellos. Ya sí estaban todos despiertos y más espabilados. Me percaté de que la madre de Sofía seguía conservando esa buena figura que pude apreciar en su día hasta desnuda, aunque en esta ocasión llevaba un bañador de una pieza, pero sus formas se seguían distinguiendo muy bien.
Durante todo el momento que estuvo con nosotros me fijé en Irene, pues tenía curiosidad de ver si le ponía. Y es cierto que la vi mirarla bastante, pero no como cabría esperar en ella, aunque también es verdad que llevaba gafas de sol durante casi todo el tiempo, menos cuando nos fuimos a comer al mismo sitio en el que lo hicimos el día anterior al gustarnos.
A Nadine le sorprendió bastante lo que iba a hacer al irme tan lejos y al estar allí durante tanto tiempo, pero me dijo que se alegraba mucho por mí y que aprovechara esta oportunidad que iba a tener, porque prometía. Ella nos contó que le habría encantado haber viajado como lo iba a hacer yo, pero que era algo que no podía plantearse al haberse quedado embarazada tan joven. Pero no es que le echara la culpa a Sofía, ni mucho menos, porque dijo que ella era lo mejor que le había pasado en la vida.
Nos tomamos la comida con calma, tomándonos de paso un café mientras seguíamos charlando de otras cosas, pero teníamos la idea de ir saliendo para no llegar muy tarde a casa, así que nos despedimos de Nadine, quien se fue a su casa después de darme un buen abrazo para despedirse de mí, aunque también lo hizo con los demás, mientras que nosotros nos fuimos a casa de Sofía para darnos una ducha y poder viajar cómodos.