Reencuentro con Elena

Para que luego vayan diciendo por ahí , que Javi no es un romántico.
Se ha prendado de la dulce y preciosa camarera, que le sirve el café cada día.
Igualito que en las películas 😍😍.
En realidad la camarera es una ejecutiva de NYC que no cree en la Navidad ni la felicidad y a la que un desengaño llevaba a Vermont. Por el camino se perdió por una tormenta de nieve y acabó en el Quebec sin saber cómo.
 
Capítulo 876

La miré algo extrañado, señalando ella el vaso de papel en el que me había servido el café, aunque no entendía qué me quería decir, porque me lo había acabado. Lo único que se me pasó por la cabeza fue quería que se lo llevara para tirarlo, así que fui a por él, entregándoselo, pero ella me hizo un gesto con una mirada para que observara bien el vaso.

Encontré su nombre y un número de teléfono, seguido de una frase en la que decía que le mandara un mensaje, todo escrito con una letra muy bonita. Cuando le devolví la mirada, ella parecía inquieta, estando un poco sonrojada también. Como llevaba un poco de prisa, le eché una foto al vaso y me marché de allí, comentándole que lo haría cuando saliera de trabajar, aunque fue algo que hice ya de camino hacia la puerta, sin poder ver muy bien su reacción, aunque de refilón vi que sonreía.

Anduve algo nervioso aquella tarde en el trabajo, estando muy sorprendido, pero también contento al encontrar esas palabras marcadas en ese vaso. Ahora de repente sí que le parecía bien un acercamiento entre nosotros, lo cual me dejaba un poco descolocado, pues distaba mucho de su reacción inicial.

Sí es verdad que siempre llevaba una sonrisa en su cara, aun después de haberle hecho yo pasar por aquella situación, pero pensaba que era un simple gesto de amabilidad. No podía esperar para salir de casa y escribirle. Tantas ganas tenía, que lo hice mientras cenaba, pues solía preparármela una vez llegaba a casa desde el trabajo.

Empecé rompiendo el hielo saludándole, diciéndole además que era el chico de la cafetería, por si no caía en que le estaba escribiendo yo. Me respondió a los pocos minutos, de manera muy amable y cercana, empezando a comunicarnos, en francés al hablar todo el mundo allí ese idioma.

Comenzamos por presentarnos formalmente, diciéndome ella que su verdadero nombre era Abigail, siendo Abby un diminutivo, contándole después yo cómo me llamaba. Al ver mi nombre, me preguntó por mi procedencia, pues no lo conocía demasiado, o más bien, no estaba acostumbrada a leerlo. Me contó que ya sospechaba que no era de allí por mi acento, aunque no sabía de dónde podía ser.

Antes de seguir charlando, le pedí que me explicara por qué había decidido darme su número de teléfono para que pudiéramos hablar mediante mensaje después de la reacción que había tenido al proponerle yo lo mismo, pero en persona. Se disculpó por aquello, diciéndome que ese día no estaba muy centrada y que le pilló por sorpresa, marchándome yo antes de que le diera tiempo a reaccionar.

Me disculpé con ella por si le había ocasionado incomodidad aquello, diciéndome ella que no demasiada, por lo que no tenía de lo que preocuparme. Mientras hablábamos aquello, me paré a pensar que era algo que podríamos estar haciendo en persona en lugar de por mensaje, porque así me parecía frío. Cuando le pregunté por eso mismo, ella me contó que estaba muy cansada cuando salía de trabajar y que haciéndolo así podía relajarse más al estar en pijama y tumbada en el sofá.

Fue algo que me hizo gracia, comentándoselo yo, viendo una buena oportunidad para preguntarle sobre su edad, diciéndole antes que seguro que no era tan mayor para que dijera esas cosas, pues era un comportamiento más propio de personas de edad más avanzada de la que ella aparentaba. Le hizo gracia mi comentario, diciéndome después que tenía 23 años. Luego me preguntó la mía, diciéndole que tenía 27.

Le sorprendió un poco, pensando que tenía algún año menos, aunque no percibía que fuera algo problemático para ella. Al menos, yo no le daba importancia, porque la diferencia de edad no era tan grande después de todo al llevarnos solo 4 años. Tras eso, me contó que estaba terminando de estudiar diseño gráfico en la universidad, cosa que captó mi atención, pues las posibilidades de encontrármela en la universidad eran muy altas, aunque no lo había hecho aún.

Luego me preguntó ella qué era lo que hacía, explicándole lo que ya había terminado de estudiar, cosa de lo que hacía ya un tiempo. Ahora entendía por qué hablaba su idioma de manera tan fluida, preguntándome si sabía hablar alguno más. Le conté los que sabía y ella me pidió que le escribiera algo para verlo, porque tenía curiosidad.

Así que le puse la misma frase en español, inglés, francés y alemán. Estuve a nada de ponerle un piropo, o al menos en los idiomas que suponía que ella no entendía, como el español y el alemán, pues inglés no es tan difícil de entender, al fin y al cabo.

Pero caí en que a lo mejor copiaba y pegaba el texto en un traductor o algo, por lo que opté por ponerle la misma frase: "Hola, pelirroja, ¿qué tal estás?". Al entenderlo en su idioma y seguramente también en inglés, se rio como respuesta. Le parecía muy interesante que pudiera hablar todos esos idiomas, aunque le confesé que seguramente estaba muy oxidado con el alemán por falta de práctica, pero que en los otros tres no había problema.

Tras eso, me preguntó qué hacía tan lejos de casa si no estaba estudiando nada, comentándole yo que sí que había ido a estudiar, explicándole lo que tenía en mente y su propósito. Le gustó lo que le dije, pareciendo le muy interesante que quisiera dedicarme a eso, aunque le dije que ya había trabajado de aquello durante más de un año dando clases de refuerzo en una academia, además de que también lo estaba haciendo allí por las tardes, ya que por la mañana tenía las clases del máster.

Me dijo que me saludaría si me veía, diciéndole yo lo mismo. En realidad, las zonas que frecuentábamos no estaban tan alejadas, por lo que era probable que nos viéramos alguna vez. Sobre todo, en el tiempo de descanso para desayunar algo, aunque yo solía hacerlo en casa al llenarse tanto la cafetería de lugar, pero me animaría más a pasarme por allí por si la veía.

A partir de ese momento prestaría mucha más atención para ver si la veía, porque la verdad es que nada más verla me llamó la atención, pero conforme más hablaba con ella, mejor me caía, siendo una chica muy abierta, amable y divertida por las ocurrencias que tenía, cosa que distaba mucho de la persona que yo me había imaginado con la poca interacción que había tenido con ella en la cafetería en la que trabajaba.

Habiendo charlado un ya durante un rato, me vi con la confianza de decirle si le podía hacer una pregunta, diciéndome ella que por supuesto, que sin ningún problema. Le comenté que me llamaba mucho la atención lo callada que era, porque no la había oído hablar palabra en ninguna de las ocasiones en las que había ido a su lugar de trabajo. Medio en broma le pregunté si era muda o es que solo era tímida.

Notando yo un cambio en el tono de la conversación, me preguntó si encontraba que fuera un problema que fuera muda, a lo que yo le dije que no, que no me lo parecía. Volviendo a la naturalidad de antes me dijo que no era muda, que una vez se acatarró mucho y que empezó a hablar menos y tomo eso por costumbre, aunque me confesó que sí que era bastante tímida, otra razón por la que prefería entablar conversación de primeras conmigo por mensaje.

Con la tontería, se nos hizo tarde, por lo que dejamos ahí la conversación para otra ocasión, ya que al día siguiente ambos teníamos clases. Me di cuenta casi de casualidad de que tenía un mensaje de Ángela, quien me preguntaba cómo me había ido el día, contándole yo que bastante bien, aunque no hice mención a lo ocurrido con la nueva chica. Quería esperar al menos a que viera que ese contacto se mantuviera o evolucionara para contarle de aquello.

Como era usual ya en nosotros, después de contarnos cómo había ido el día y demás, Ángela me preguntó si quería que jugáramos un poco a la consola, conectándonos cada uno con la suya para poder jugar juntos mientas hablábamos en llamada.

Eran momentos que me encantaban y que hacía que el tiempo pasara volando, aunque por lo general teníamos que cortar antes de lo que nos gustaría por la diferencia horaria, para que yo no me marchara tan tarde a la cama al tener luego tantas cosas que hacer en el día.​
 
Mi capacidad de retentiva de nombres de mujer no es lo suficientemente buena para este relato, otro nombre más para la lista de intentar recordar.

Vuelve el Javi follador? Tiene pinta de que ahora en Canadá se va a desatar otra vez.
 
No será muda, pero rara lo es un rato.
Así que se quedó afónica una vez, y le gustó eso de no hablar.
Entonces le habrá gustado a Javi por su expresividad. Imaginen cuando tiene que mostrarse contenta, enfadada, extrañada, sorprendida... Es como salir con una mimo.
A ver si ha encontrado una que está peor de la azotea que Elena 🤭🤭🤭
 
Pues ni idea, quizás se ponga de novio con la mudita, quien sabe.
No será muda, pero rara lo es un rato.
Así que se quedó afónica una vez, y le gustó eso de no hablar...
...si dice que es tímida no es raro el no hablar mucho hasta conocer a la persona pero no sé si esto le va a ir bien a Javi...
...Si esta nueva chica puede ser la de su vida que lo sea...
A ver si ha encontrado una que está peor de la azotea que Elena
No vaya ser que la raro-mudita tenga sótano en casa, que ya sabemos lo que sigue...Las memorias de Keranos. :eek::ROFLMAO:
 
Capítulo 877

Al día siguiente, presté mucha más atención cuando fui a la universidad, por si veía a Abby, pero no logré dar con ella. Ni siquiera en el descanso, pasándome por la cafetería, pero tampoco la vi. Sí que lo hice sin embargo en su puesto de trabajo cuando fui después de comer a la cafetería para tomarme un café y hacer hora hasta que entrara a trabajar.

Es cierto que era muy tímida, pues lo estuvo cuando fui, aunque no se le iba la sonrisa de la cara. En esta ocasión llevaba también el pelo suelto, aunque no le dije que me gustaba verla más así, pero no eran por falta de ganas. No quería incomodarla viendo cómo era, pero la verdad es que el pelo recogido también le sentaba muy bien.

Como en las ocasiones anteriores, en esta tampoco soltó palabra. Ni siquiera se acercó demasiado para ver qué quería, aunque fue más por mí, ya que le dije desde la lejanía lo que quería. Me lo trajo y me dedicó una buena sonrisa, tomándomelo yo todo con mejor ánimo del que tenía los días pasados. Tenía entre manos algunas cosas que hacer, teniendo en mente dejarlo hecho allí, pero es que no me terminaba de concentrar con ella por allí.

Ya por la noche hablamos precisamente de eso, de lo que estaba haciendo. Ella me dijo que me había visto con unos papeles, como si estuviera tomando nota. Le dije que se trataban de correcciones que tenía que hacer de los cursos que impartía para llevar un control de que todos estudiaran, aunque no era algo que fuera necesario, pero me gustaba hacerlo al estar acostumbrado de mi anterior trabajo.

Esta vez la charla fue más breve, contándome ella de qué iba lo que estaba estudiando, dándome detalles y contándome lo que tenía en mente hacer una vez se graduara. Tuvimos que cortar la conversación disculpándose ella al decirme que estaba muy cansada y que necesitaba irse a dormir, por lo que lo dejamos ahí, dándonos las buenas noches para que ella pudiera descansar, empleando yo las siguientes horas en cenar y jugar con Ángela a la consola mientras nos contábamos cómo había ido el día.

Los siguientes días fueron bastante parecidos en todos los aspectos. Yo seguía recibiendo mis clases por la mañana y dando las de la tarde, estando cada vez más cómodo al acostumbrarme, sobre todo al darlas por eso de tener a tanta gente a la vez a mi cargo, no como en mi anterior trabajo, en donde las clases se organizaban de cinco a diez personas.

En este caso era bastante más diferente, pues llegaba a superar la veintena, y no es que diera solo una clase, sino que eran varias. Y en realidad estaba bien así, primero porque no me suponía problema alguno al ser todos bastante aplicados y segundo, porque me servía de experiencia para el trabajo que yo aspiraba a conseguir.

También iba al gimnasio y hacía mis compras, pero las conversaciones con Abby no evolucionaban. Que eso no quitaba que me gustara hablar con ella, pues me hacía compañía de algún modo y no me sentía tan solo, pero es que aún no la había oído decir ni una palabra, porque todo lo extrovertida que era mediante mensaje, era de tímida en persona.

Y no era una timidez típica de cuando te gusta una persona, no, porque ella era tímida. Me dediqué a observarla cada vez que iba a la cafetería y me di cuenta de que era así con todo el mundo. Si por no hablar, no lo hacía ni con sus compañeras de trabajo. De hecho, me pareció captar alguna queja por parte de un cliente al decir que no le preguntaba qué quería tomar ni siquiera, aunque por suerte ella no lo escuchó.

Fue un comentario que esa persona lanzó al aire, pero a mí no me terminó de parecer que fuera algo positivo, más que nada por el tono que usó. No es que me encarara con esa persona, pero sí que comenté que no tenía por qué decir eso, porque esa persona era muy amable y yo jamás había tenido ningún problema en lo que llevaba yendo a esa cafetería, todo lo contrario.

No obtuve replica, marchándose esa persona y saliendo Abby para traerme lo que pedí, viniendo con una sonrisa preciosa, como siempre. Y me tomé aquello con gusto y con la esperanza de que esa persona que se quejó de esa manera no volviera por allí, sobre todo si no iba a tener un buen trato hacia Abby, porque no merecía unas palabras así.

Pero la cosa no avanzaba. Por momentos me figuraba que estaba hablando con una persona totalmente diferente, como si me hubiera dado el número de alguna amiga suya o algo así. Le volví a sugerir si le apetecía que nos viéramos en persona para poder charlar y tomarnos un café o algo, pero obtuve largas, como la primera vez que lo hice.

Me preguntó si no le gustaba que habláramos de esa manera, y le dije que me gustaba hablar con ella, pero que me gustaría hacerlo de otra manera en la que hubiera más interacción, porque a veces resultaba complicado interpretar el humor de la conversación, sobre todo las bromas y más teniendo en cuenta que estaba hablando en un idioma que no era mi lengua natal pese a controlarla con soltura.

Ella me dijo que tenía demasiado lío entre las clases, el trabajo y luego tener que encargarse de todas las tareas de su casa al vivir sola, por lo que tampoco pudo ser en esta ocasión. Al menos se abrió un poco al decirme que vivía sola, siendo información nueva, pero que yo tampoco consideré muy relevante.

Si es que tampoco la veía por la universidad, y eso que hacía por donde para ver si la encontraba, pasándome todos los días por la cafetería y por donde se suponía que estaba ella, pero ni rastro. Es verdad que podría identificarla fácil al ser pelirroja y tan bajita, ya que no superaba el metro y medio de estatura, pero es que aquello no era tan raro por allí, sobre todo ese color de pelo.

Unos pocos días después, saliendo del trabajo, al poco de salir de la universidad, yendo de camino a casa, alguien me dio un par de toques en la espalda, dándome yo la vuelta para ver de quién se trataba, siendo Abby. Me sorprendió mucho encontrarla por la calle, yendo con su ropa de día a día, estando muy mona.

Le pregunté sorprendido qué hacía ahí, encogiéndose ella de hombros, resultándome un poco incómodo porque no soltaba palabra aún. Esperé un par de segundos, pero viendo que no decía nada le dije si quería venir a mi casa y la invitaba a tomar algo o a cenar directamente. Ella se quedó pensativa durante unos momentos, pero asintió con una sonrisa.

El camino a casa sí que se me hizo más incómodo, pues ella no decía ni mu. Sabía ya cómo de tímida era, pero aun así traté de entablar conversación, pero ella se limitaba a afirmar con la cabeza o a sonreír, o las dos cosas al mismo tiempo, pero no decía nada y cada vez me ponía más nervioso. Al final opté por no hacerle más preguntas y llegamos a casa.

-Por favor, dime algo, es que no sé... Cada vez me resulta más raro que no digas palabra -le dije ya sin poder evitarlo.
-Te dije que era tímida, ¿no? -respondió ella con una voz preciosa.
-Sí, pero... -dije un poco sorprendido por escucharla al fin.
-Estos días me ha dado la sensación de que has perdido el interés en nuestras conversaciones.
-No, no es así -dije al instante y bastante seguro.
-Pues me había parecido que sí. No me hagas caso, me habré montado una película.
-Es que... Vamos a sentarnos mejor. ¿Quieres algo de beber?
-Vale.
-Es que veía raro que me hablaras tan abiertamente por mensaje y que no lo hicieras en persona para absolutamente nada -le dije después de traerle su bebida y sentarme.
-Ya, si te entiendo, pero...
-¿Pasa algo?
-Sí, es que tengo un problema.
-¿Qué problema?
-Una vez me pasó algo y me cuesta mucho relacionarme.
-Vaya, lo siento. Pero estás bien, ¿no?
-Sí, estoy bien, solo que con eso que me pasó me aislé mucho y estuve bastante tiempo sin tener contacto con nadie. Al final me acabé acostumbrando y fue algo que me hizo mal, porque cuando empecé a relacionarme con gente, me encontraba muy incómoda.
-Entiendo. ¿Y ahora lo estás? Supongo que sí, ¿verdad? Si quieres no tienes por qué contarme más.
-Tranquilo, está bien. Si te soy sincera, estoy un poquito nerviosa, porque llevaba mucho sin hablar de esta manera con nadie.
-¿Y por qué yo?
-Pues porque te acercaste a mí interesado en charlar.
-¿Y ya está?
-Sí -dijo de manera obvia.
-¿Nadie se ha acercado a ti para hablarte como lo he hecho yo?
-Mmm, no.
-¿En serio?
-De esa manera, no.
-A lo mejor fui demasiado directo, ¿no? Perdona.
-Bueno, no fue para tanto, aunque me pilló muy de sorpresa, por eso mi reacción.
-Ya, eso sí me lo contaste, pero no tenía ni idea de lo que había detrás y la razón por la que no hablabas. Te quiero pedir perdón por si te he incomodado más de la cuenta, pero es que me parecía raro. Pero ya está, todo aclarado.
-Me pareció buena idea que habláramos por mensaje para ir conociéndonos y que esto que estoy haciendo ahora no me costara tanto.
-¿Y ha funcionado?
-Sí. Aunque estaba nerviosa cuando te he llamado la atención. Te había visto salir de la universidad, pero me ha costado un poquito decidirme a hacer esto.
-Bueno, pues ya has dado el paso. Eso está muy bien. Me alegra que así haya sido.
-A mí también. Esto es un paso muy grande para mí, aunque tú lo veas algo normal. Tengo ansiedad social y me cuesta mucho hacer esto -dijo poniéndose roja.
-No pasa nada. Ya está. Si quieres ponemos la tele o algo. O pedimos la cena, o nos hacemos algo, como tú quieras, pero si no quieres hablar, no hace falta que lo hagas -dije un poco confuso por no conocer muy bien de lo que me estaba hablando-. Te enseñaría mi casa, pero es que no hay mucho más que enseñar, es muy pequeña.
-Jejeje -reía ella.

Al final nos pedimos una pizza para cenar, porque no es que tuviera gran cosa para que pudiéramos preparar una cena decente. En lo que venía, ella miraba mucho mi casa, y yo no sabía qué hacer, porque con todo eso que me había contado, me daba palo sacarle tema de conversación para no incomodarla, aunque no lo parecía a juzgar por su cara. Me pilló un par de veces mirándola, con ella sonriendo como respuesta.

-¿Te gusta jugar? -me preguntó señalando la consola.
-Sí. Suelo jugar en los ratos libres. ¿A ti también?
-Sí. Pero yo no tengo consola. Juego con mi ordenador portátil, aunque no es muy bueno y algunas cosas no las puedo jugar, pero no me aburro.
-Eso está genial. Si quieres puedes jugar con mi consola cuando quieras. No tengo problema.
-Vale, luego jugamos.
-Tengo varios juegos. Seguro que encontramos algo que te guste.
-Me gusta de todo, no te preocupes.
-Estupendo.
-¿Te molesta que te haya contado todo eso? -preguntó al cabo de unos pocos segundos.
-¿Cómo? Para nada.
-Pensaba que tal vez no te gustaba hablar de esos temas, porque es algo serio y...
-No te preocupes. Me has ayudado a entender por qué no hablabas. Ha sido una conversación necesaria pienso yo.
-¿Crees que soy rara?
-¿Por qué iba a pensarlo?
-Por mi problema.
-Todos tenemos problemas.
-¿Qué te pasa a ti?
-Que no hablo las cosas cuando debo hacerlo. Qué irónico, ¿no? Te pido explicaciones a ti de por qué no hablas y yo también soy muy callado a veces.
-Jejejejeje.
-He echado demasiadas cosas a perder por eso... Entre ellas a la persona que más he querido.
-Oh... Siento oír eso.
-No pasa nada. Todo está bien ya. Ya ha pasado lo peor.
-Me alegro de oír eso.
-Hay que pasar página.
-Sí. Lo sé... Perdí a mis padres. Sé lo que es todo eso.
-¿Has perdido a tus padres?
-Sí. Tuvieron un accidente de coche cuando yo tenía 16 años y bueno... Por eso todo esto que me pasa. Estuve aislada en casa durante mucho tiempo. Pero con el paso del tiempo pude salir adelante.
-Tendrías a alguien que te ayudara, ¿no?
-No. Estoy sola desde entonces.
-Pero... -dije desolado.
-No tengo más familia. Mis padres no tenían hermanos y mis abuelos murieron cuando yo era muy pequeña, porque eran bastante mayores.
-Vaya, cuánto lo siento. ¿Y no tenías amigos?
-Sí. Pero solo quería estar sola. Cuando empecé a querer seguir hacia delante todos se habían ido fuera para estudiar en otras ciudades, o para volver a las suyas.
-Vaya...
-Me preparé yo sola lo que me faltó para acabar el instituto y ya llevo unos años en la universidad. Si todo va bien, este curso es el último.
-Seguro que sí.​
 
El problema de Javi no es que no sepa cuál es su problema, sino que aunque sabe cual es, no intenta cambiarlo.

Ahora se abre con la muchacha que es bastante especial, pero en cuanto tenga algo que no sepa si contarle volverá a encerrarse.
 
Yo no veo que haya compasión. A Javi le gusta Abby, así que si que puede surgir el amor.
Acaso no has sentido tú compasión al conocer su historia?
Pues lo mismo le habrá ocurrido a nuestro personaje protagonista.
Sabemos que Javi tiene muy desarrollado el instinto protector, y eso junto a la atracción física que siente por ella, es suficiente para que su relación vaya creciendo.
 
Acaso no has sentido tú compasión al conocer su historia?
Pues lo mismo le habrá ocurrido a nuestro personaje protagonista.
Sabemos que Javi tiene muy desarrollado el instinto protector, y eso junto a la atracción física que siente por ella, es suficiente para que su relación vaya creciendo.
Si, pero a lo que voy es que a Javi le ha gustado Abby desde la primera vez que la vio.
 
Hola, buenas tardes.

La verdad es que llevo bastante tiempo sin hacer comentarios, pero hoy tenía tiempo y he dicho, venga. Es el día. También es cierto que presentía que no iba a pasar nada especial y por eso he leído el capítulo a esta hora, y no de madrugada, como suelo hacer.

Hace tiempo que el personaje protagonista se me hace bola, por su egocentrismo, sus obsesiones, sus tonterías y sus cositas. No tengo especial opinión del resto de personajes, me gustan más o menos, pero no tengo las filias y fobias de otros compañeros lectores. Todo muy respetable, por supuesto, cada uno es como es. Angela me puede parecer adorable, pero al final, hay que tener en cuenta que es un personaje creado para que la historia del protagonista vaya en un sentido u otro. Al final, a la mayoría de ellos los juzgo de forma bastante benévola, porque entre otras cosas, parto de la base de que cada uno es libre de hacer lo que quiera, incluido equivocarse. No me gusta cuando las equivocaciones de uno, provocan daño en otro, pero si es daño propio... toda acción tiene su consecuencia. Es uno de los motivos por lo que me cada mal Javier, sus equivocaciones siempre salpican a los demás, siempre...

Volviendo al momento actual, pues nada, lo único que me llama la atención es que Javier lleve varios capítulos sin dejar caer "cuanto tiempo lleva sin hacer nada". Desde la ruptura definitiva con Elena, apenas ha tenido momentos de sexo, incluso los polvos puntuales con Angela durante las semanas previas a la despedida fueron descritos de forma bastante fugaz. Personalmente, esto lo respeto dentro de la historia, no se trata de escribir un polvo cada 2 capítulos, pero también lo echo de menos, la verdad. La pobre Ángela ha pasado de ser una diosa del sexo y la diversión a la amiga genial que está ahí soportando tus mierdas y hobbys aunque a ella le aburran. Que no digo que sea malo, pero no es lo mismo.

Supongo que el autor tendrá sus motivos de contarnos la apasionante vida del protagonista en Canada y espero que la tímida (y traumatizada) Abbigail mueva un poquito el árbol para sacarnos de tanta acción. No la voy a juzgar aún, porque habrá un mundo detrás de sus silencios, pero mucho me temo que conocer a alguien tan "desestabilizador" como Javi puede ser... peligroso.

Debe ser que me pilla una generación por encima, pero lo de la consola y lo de jugar como aspecto más importante del día... esto sí que no lo entiendo.

El problema de Javi no es que no sepa cuál es su problema, sino que aunque sabe cual es, no intenta cambiarlo.

Ahora se abre con la muchacha que es bastante especial, pero en cuanto tenga algo que no sepa si contarle volverá a encerrarse.
No sé en que te basas para decir que Javi tiene un problema, el siempre lo hace todo bien, y cuando hace algo mal, es porque las circunstancias le obligaron. Y además, siempre se perdona a si mismo. Cuando la cagó por Elena porque Noelia le engañó...
Cuando la cagó con Valentina porque se encontró con Angela y surgió...
Cuando la cagó con Noelia porque estaba necesitado de cariño...
Etc Etc etc.

Si, pero a lo que voy es que a Javi le ha gustado Abby desde la primera vez que la vio.
A Javi le ha gustado toda mujer que ha pasado por esta historia. Da igual como sea, físicamente, el color de pelo, el carácter, la edad, el estado civil o el color de la lencería que llevaba. Lo único que cuenta como defecto para él, es que que lleve o no el tema arreglado "como a él le gusta". Con esto me refiero a que el hecho de que le haya gustado Abby mucho me temo que no significa nada. Veremos.

En fin, como siempre hago, dar muchísimas gracias a @Keranos por el trabajo y el tiempo que nos está regalando. Por supuesto, todos mis comentarios son relativos al relato y como máximo a la forma en que está creado, nunca podría hacer ningún comentario sobre el autor, más allá de la admiración.

También dar las gracias a los compañeros que leen y se toman la molestia de comentar las cosas, no como yo, hay días en que resulta mas entretenido que el relato en si mismo (no es un ataque al autor, siempre hay fases en que la historia tiene que ir más despacio para avanzar). No es que esté de acuerdo con todos los comentarios, porque alguno son muy ida de olla, pero no deja de tener su gracia leer como todos leemos lo mismo pero todos entendemos cosas distintas.
Saludos y gracias

Hotam
 
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