Keranos
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Capítulo 610
-¿Estás bien? -le pregunté al verla así.
-¡Ay! ¡Qué susto!
-Joder, ¿no me has oído venir?
-Pues no. Estaba en mi mundo, pensando.
-Ah... ¿Y qué pensabas? Si se puede saber, claro. Porque vaya cara tienes... Jajajaja.
-Anoche me pasé bastante bebiendo. Que suelo hacerlo cuando salgo con mis amigas casi todos los fines de semana, pero ayer me colé bastante.
-No estuvisteis mucho rato más tampoco, ¿no?
-No me acuerdo mucho...
-¿Y qué tal la noche? ¿Quieres un café?
-Sí, por favor. El agua fría no me termina de espabilar.
-Vale, jajaja.
-Anoche... La cosa fue bien. ¿Por qué lo preguntas?
-No, por nada en especial... Sé que mis amigos tienen mucha marcha. Y que tú eres muy extrovertida.
-¿Te han contado algo?
-No. No lo han hecho. Pero anoche oí como se lo pasaban bien y...
-¿Y...?
-Pues que oía varios gemidos diferentes. Y juraría que alguno tuyo oí.
-Te lo estás imaginando.
-Daniela -dije dándome la vuelta para mirarla-, que nos hemos acostado varias veces. Sé cómo suenas en el tema.
-Ay... -decía tapándose la cara.
-Pero que no pasa nada. ¿Por qué te pones así? Jajajajaja.
-Porque fue un poco desfase.
-¿Sí? ¿Y eso?
-Porque... -dijo mirando a la puerta por si aparecía alguien- Pasaron varias cosas.
-¿Me quieres contar, o...?
-Cuando Valentina y tú os fuisteis nos pusimos a bailar y bueno... Algún roce y tal...
-Jajajaja.
-No te rías... -dijo algo enfurruñada y dándome un manotazo.
-Si es que me hace gracia que te pongas así con lo abierta que tú eres.
-Es que... Digamos que todos se pusieron más cariñosos. Que si empezaban a dejar caer sus brazos por los hombros, que si algún bailecito bien pegados, algún beso en el cuello...
-¿Pero solo contigo?
-No, entre todos.
-¿Y tú no participabas así?
-Sí. Me dejé llevar.
-Bien entonces, ¿no?
-Sí, pero luego...
-¿Qué pasó luego?
-Pues que se desnudaron para bañarse así. En plan locura, ¿sabes?
-Jajajaja. Sí, de ellos me lo creo.
-Y me animaron a hacerlo yo también.
-¿Y lo hiciste?
-Pues sí.
-Estaríais todos encantados entonces.
-Fue divertido.
-¿Y te llamó algo la atención?
-Pero hombre...
-Es que está interesante la cosa. ¿Me vas a dejar así?
-Pues me fijé en todo, claro. Hay que ver lo diferentes que somos las tres, ¿eh?
-Bueno, pero eso no significa que no estéis todas muy bien.
-¿Qué vas a decir tú? Jajajaja.
-Ya ves.
-Me contaron que te has acostado con ellas.
-Sí. Así es.
-Entonces no tengo que darte detalles, ¿no?
-No, no hace falta.
-Aunque sí que me llamó bastante la atención cómo lo tiene Irene. Si eso no se lleva...
-Pues a ella le gusta.
-Y tú encantado, ¿no? Bueno, ya no, que estás con Valentina.
-En su día supe apreciarlo. Pero no me quejo para nada, ¿eh? Que ahora mismo estoy mejor de lo que quiero.
-Me alegra oír eso.
-¿Y solo te fijaste en eso?
-¿Tú qué crees?
-¿Te gusta Mario?
-Está muy bien.
-¿Solo eso?
-Joder, ¿qué quieres que te diga? Jajajaja.
-Nada, si ya sé lo que piensas. ¿Pasó algo más interesante después?
-Puede... -decía haciéndose la interesante.
-Mmm, bueno, parece que no me quieres contar...
-Es que me da un poco de corte. Y no quiero que nos pillen.
-Todo el mundo está durmiendo. No se oye nada.
-Pues hubo tonteo. Mucho. Yo no tenía ni idea de que Irene y Mario tenían una relación abierta. Pero me di cuenta de pronto cuando Sofía se le acercó y le comió la boca.
-¿Te sorprendió?
-Lo que me sorprendió de verdad fue la cara que puso Irene. Estaba muy cachonda.
-Ya. Ella es así, jajaja.
-Y luego me miraron para ver si me quería unir.
-Y lo hiciste -afirmé.
-Ajam. Pero no solo con él. Algún beso tonto cayó con las chicas también. Estaba muy borracha.
-No tanto si te acuerdas tan bien.
-Ya...
-¿Y te gustó?
-Fue algo nuevo. Pero me excité bastante al notar a Mario...
-¿Empalmado?
-Pues sí. La cosa se calentó demasiado.
-Jajajajaja.
-Cuando salimos del agua la tenía tiesa. No podía quitar la vista de ahí. Qué vergüenza... -decía tapándose la cara con las manos.
-Es lo normal.
-Imagino. Luego nos secamos y Mario fue al coche corriendo.
-¿Cogió el coche con lo que bebió?
-No, no. Fue a por algo.
-¿A por qué?
-A por condones -dijo bajito.
-Bueno, eso está bien, ¿no?
-Sí. Me contaron que ellos no solían usarlos, pero como la cosa se estaba animando conmigo, pues...
-Bueno, entonces supongo que llevo razón en eso de que oí gemidos tuyos.
-Pues sí, vale. Llevas razón.
-Hay algo que no me cuadra.
-¿El qué?
-Tiene pinta de que lo pasasteis muy bien por lo que me cuentas y por lo que oí yo, pero te veo una cara que...
-Es que no sé cómo tomarme esto de que haya hecho cosas con chicas.
-Ah, es eso.
-De siempre me han gustado los chicos. Y sigo pensando igual. Pero anoche me dejé llevar.
-¿Cuál es el problema?
-No sé. Ninguno. Pero me da qué pensar que no terminen de gustarme las chicas y acabe así.
-Yo creo que fue por la curiosidad. Ya sabemos que tenías curiosidad por experimentar.
-Bueno...
-Pero ya está, ya lo has hecho. Si no te gusta no tienes por qué hacerlo más. ¿O sí te gustó?
-Sin más. No fue algo que me echara para atrás, pero tampoco era algo que buscara. No participé mucho, no te vayas a pensar. Aunque no te voy a dar tanto detalle.
-No hace falta.
-Yo la verdad es que solo me fijaba en Mario. Me pone bastante y tenía ganas de hacer de todo con él. Pero las chicas estaban ahí y pues ya que estábamos...
-Fue una experiencia nueva. No hace falta que te comas la cabeza.
-No, si tampoco lo hago mucho. Pero me llama la atención por cómo me dejé llevar. Solo es eso.
Dejamos ahí la conversación, aunque la seguimos por otra parte al hablar de otras cosas. Ella me decía que le encantaba el sitio en el que estábamos y que era como para quedarse ahí a vivir y no salir nunca, porque lo tenía todo para estar tranquilo y pasarlo bien a la vez. Me contó que le encantaba ir la piscina y que esa era increíble. Se imaginaba ahí todo el verano tomando el sol y bañándose, porque le encantaba el verano. Parecía espabilarse y más cuando preparamos algo para desayunar, porque yo también estaba hambriento, pero justo cuando lo hacíamos se presentó Valentina por la cocina, guapa y radiante, saludando de manera muy alegre para preguntarnos qué hacíamos y sumándose a preparar algo para desayunar, haciéndolo los tres en la cocina, aunque Daniela subió rápidamente para ponerse una ropa más presentable y lavarse bien la cara, aprovechando Valentina para hablar conmigo.
-¿Estás bien? -le pregunté al verla así.
-¡Ay! ¡Qué susto!
-Joder, ¿no me has oído venir?
-Pues no. Estaba en mi mundo, pensando.
-Ah... ¿Y qué pensabas? Si se puede saber, claro. Porque vaya cara tienes... Jajajaja.
-Anoche me pasé bastante bebiendo. Que suelo hacerlo cuando salgo con mis amigas casi todos los fines de semana, pero ayer me colé bastante.
-No estuvisteis mucho rato más tampoco, ¿no?
-No me acuerdo mucho...
-¿Y qué tal la noche? ¿Quieres un café?
-Sí, por favor. El agua fría no me termina de espabilar.
-Vale, jajaja.
-Anoche... La cosa fue bien. ¿Por qué lo preguntas?
-No, por nada en especial... Sé que mis amigos tienen mucha marcha. Y que tú eres muy extrovertida.
-¿Te han contado algo?
-No. No lo han hecho. Pero anoche oí como se lo pasaban bien y...
-¿Y...?
-Pues que oía varios gemidos diferentes. Y juraría que alguno tuyo oí.
-Te lo estás imaginando.
-Daniela -dije dándome la vuelta para mirarla-, que nos hemos acostado varias veces. Sé cómo suenas en el tema.
-Ay... -decía tapándose la cara.
-Pero que no pasa nada. ¿Por qué te pones así? Jajajajaja.
-Porque fue un poco desfase.
-¿Sí? ¿Y eso?
-Porque... -dijo mirando a la puerta por si aparecía alguien- Pasaron varias cosas.
-¿Me quieres contar, o...?
-Cuando Valentina y tú os fuisteis nos pusimos a bailar y bueno... Algún roce y tal...
-Jajajaja.
-No te rías... -dijo algo enfurruñada y dándome un manotazo.
-Si es que me hace gracia que te pongas así con lo abierta que tú eres.
-Es que... Digamos que todos se pusieron más cariñosos. Que si empezaban a dejar caer sus brazos por los hombros, que si algún bailecito bien pegados, algún beso en el cuello...
-¿Pero solo contigo?
-No, entre todos.
-¿Y tú no participabas así?
-Sí. Me dejé llevar.
-Bien entonces, ¿no?
-Sí, pero luego...
-¿Qué pasó luego?
-Pues que se desnudaron para bañarse así. En plan locura, ¿sabes?
-Jajajaja. Sí, de ellos me lo creo.
-Y me animaron a hacerlo yo también.
-¿Y lo hiciste?
-Pues sí.
-Estaríais todos encantados entonces.
-Fue divertido.
-¿Y te llamó algo la atención?
-Pero hombre...
-Es que está interesante la cosa. ¿Me vas a dejar así?
-Pues me fijé en todo, claro. Hay que ver lo diferentes que somos las tres, ¿eh?
-Bueno, pero eso no significa que no estéis todas muy bien.
-¿Qué vas a decir tú? Jajajaja.
-Ya ves.
-Me contaron que te has acostado con ellas.
-Sí. Así es.
-Entonces no tengo que darte detalles, ¿no?
-No, no hace falta.
-Aunque sí que me llamó bastante la atención cómo lo tiene Irene. Si eso no se lleva...
-Pues a ella le gusta.
-Y tú encantado, ¿no? Bueno, ya no, que estás con Valentina.
-En su día supe apreciarlo. Pero no me quejo para nada, ¿eh? Que ahora mismo estoy mejor de lo que quiero.
-Me alegra oír eso.
-¿Y solo te fijaste en eso?
-¿Tú qué crees?
-¿Te gusta Mario?
-Está muy bien.
-¿Solo eso?
-Joder, ¿qué quieres que te diga? Jajajaja.
-Nada, si ya sé lo que piensas. ¿Pasó algo más interesante después?
-Puede... -decía haciéndose la interesante.
-Mmm, bueno, parece que no me quieres contar...
-Es que me da un poco de corte. Y no quiero que nos pillen.
-Todo el mundo está durmiendo. No se oye nada.
-Pues hubo tonteo. Mucho. Yo no tenía ni idea de que Irene y Mario tenían una relación abierta. Pero me di cuenta de pronto cuando Sofía se le acercó y le comió la boca.
-¿Te sorprendió?
-Lo que me sorprendió de verdad fue la cara que puso Irene. Estaba muy cachonda.
-Ya. Ella es así, jajaja.
-Y luego me miraron para ver si me quería unir.
-Y lo hiciste -afirmé.
-Ajam. Pero no solo con él. Algún beso tonto cayó con las chicas también. Estaba muy borracha.
-No tanto si te acuerdas tan bien.
-Ya...
-¿Y te gustó?
-Fue algo nuevo. Pero me excité bastante al notar a Mario...
-¿Empalmado?
-Pues sí. La cosa se calentó demasiado.
-Jajajajaja.
-Cuando salimos del agua la tenía tiesa. No podía quitar la vista de ahí. Qué vergüenza... -decía tapándose la cara con las manos.
-Es lo normal.
-Imagino. Luego nos secamos y Mario fue al coche corriendo.
-¿Cogió el coche con lo que bebió?
-No, no. Fue a por algo.
-¿A por qué?
-A por condones -dijo bajito.
-Bueno, eso está bien, ¿no?
-Sí. Me contaron que ellos no solían usarlos, pero como la cosa se estaba animando conmigo, pues...
-Bueno, entonces supongo que llevo razón en eso de que oí gemidos tuyos.
-Pues sí, vale. Llevas razón.
-Hay algo que no me cuadra.
-¿El qué?
-Tiene pinta de que lo pasasteis muy bien por lo que me cuentas y por lo que oí yo, pero te veo una cara que...
-Es que no sé cómo tomarme esto de que haya hecho cosas con chicas.
-Ah, es eso.
-De siempre me han gustado los chicos. Y sigo pensando igual. Pero anoche me dejé llevar.
-¿Cuál es el problema?
-No sé. Ninguno. Pero me da qué pensar que no terminen de gustarme las chicas y acabe así.
-Yo creo que fue por la curiosidad. Ya sabemos que tenías curiosidad por experimentar.
-Bueno...
-Pero ya está, ya lo has hecho. Si no te gusta no tienes por qué hacerlo más. ¿O sí te gustó?
-Sin más. No fue algo que me echara para atrás, pero tampoco era algo que buscara. No participé mucho, no te vayas a pensar. Aunque no te voy a dar tanto detalle.
-No hace falta.
-Yo la verdad es que solo me fijaba en Mario. Me pone bastante y tenía ganas de hacer de todo con él. Pero las chicas estaban ahí y pues ya que estábamos...
-Fue una experiencia nueva. No hace falta que te comas la cabeza.
-No, si tampoco lo hago mucho. Pero me llama la atención por cómo me dejé llevar. Solo es eso.
Dejamos ahí la conversación, aunque la seguimos por otra parte al hablar de otras cosas. Ella me decía que le encantaba el sitio en el que estábamos y que era como para quedarse ahí a vivir y no salir nunca, porque lo tenía todo para estar tranquilo y pasarlo bien a la vez. Me contó que le encantaba ir la piscina y que esa era increíble. Se imaginaba ahí todo el verano tomando el sol y bañándose, porque le encantaba el verano. Parecía espabilarse y más cuando preparamos algo para desayunar, porque yo también estaba hambriento, pero justo cuando lo hacíamos se presentó Valentina por la cocina, guapa y radiante, saludando de manera muy alegre para preguntarnos qué hacíamos y sumándose a preparar algo para desayunar, haciéndolo los tres en la cocina, aunque Daniela subió rápidamente para ponerse una ropa más presentable y lavarse bien la cara, aprovechando Valentina para hablar conmigo.