Reencuentro con Elena

Capítulo 614

-Joder, Valentina... Me vas a matar...
-Jejejeje. ¿Por qué?
-Porque estás tan buena que me va a dar algo.
-No será para tanto, hombre...
-Sí que lo es. Y yo que pensaba que hoy no iba a pasar nada especial...
-¿Por qué dices eso? -preguntó acercándose a mí.
-Pensaba que estabas saciada de anoche y bueno... Con lo que ha pasado esta mañana entre lo de Daniela y lo de que mi madre me ha llamado y eso...
-Ah, bueno. Pero hay tiempo para todo, ¿no?
-Claro.
-Precisamente por eso se me ha ocurrido todo esto. No me parecía justo que con lo bien que lo estábamos pasando, la cosa acabara un poco seria.
-Am...
-Espero que te haya gustado la cena y todo...
-Sabes de sobra que sí.
-¿Ya no te importa que no salgamos fuera?
-La verdad es que no. Aunque poco a poco damos pasos. Hemos estado muy acompañados este finde semana. Estar así era impensable cuando nos conocimos. Y mira cómo estamos ahora.
-Eso es cierto.
-Joder, si es que lo más impensable para mí era volver a echarme novia. Y ahora estamos juntos.
-¿Y te alegras por ello?
-¿Pero qué pregunta es esa? ¿No se me nota?
-Sí. Estás muy alegre. Y no hemos vuelto a tener ninguna discusión fuerte como alguna que hemos tenido semanas atrás.
-Eso es porque nos vemos de otra manera.
-¿Cómo me ves ahora mismo? -dijo acercándose más a mí para desabrochar su bata, dejándome ver cómo iba con un conjunto negro de ropa interior muy bonito.
-Te veo increíble.
-¿Quieres verme mejor?
-Sí.
-¿Así? -dijo sentándose sobre mí, pasando una pierna a cada lado.
-Uff...
-Jijijiji...
-Me va a dar algo.
-No -decía con pena-. Ven -dijo agarrando mis manos para ponerlas sobre sus tetas.
-Así es peor...
-Bueno, pues me levanto.
-De aquí no te mueves.
-Jijijiji...

La empecé a besar, apretando sus tetas. Ella se dejó llevar rápidamente al agarrar mi cara para sujetarme bien, aunque no me iba a ir a ningún sitio. Ya me empezaba a estorbar toda la ropa que llevábamos ambos encima, por eso le quité la bata, dejándola a nuestro lado en el sofá. Ella empezaba a respirar de manera acelerada, pasando a quitarme la parte de arriba de mi ropa para estar algo más en igualdad. Yo colaboré al levantar mis brazos y ella se quedó mirándome por todos lados, visiblemente muy excitada, llegándose a morder el labio incluso. Nos volvimos a empezar a comer la boca con ansia y ya mis manos pasaron a su culo al estar nuestros cuerpos más pegados. Al hacerlo, me di cuenta de que Valentina llevaba un tanga, cosa que me hizo resoplar con fuerza, provocando su risa una vez más, aunque también empujaba mi erección con su cuerpo.

-¿Y esto? Al final te vas a aficionar a esta prenda...
-Lo hago por ti.
-Pues gracias. Me gusta mucho.
-Lo sé.
-Aunque ha habido algo que no me ha gustado.
-¿El qué? -decía algo seria.
-Pues que no me hayas dejado quitarte el vestido.
-Ah... Jejejeje.
-Pero bueno, esto ha sido mejor diría yo.
-Mmm...
-¿Tienes ganas?
-No. Para nada. Me voy a ir a dormir -decía de manera sarcástica.
-Qué va.
-Bueno, pues despierta...
-Uff... -dije tomándomelo como un desafío.

Volví a besarla y la empecé a tocar más, quitándole su sujetador antes para dejarlo junto a la bata. Le empecé a comer las tetas, pasando a agarrar su culo de nuevo, dándome cuenta de que había algo por ahí que me resultaba extraño. Ella murmuraba y reía bajito, por eso investigué qué era lo que pasaba, descubriendo por el tacto que llevaba puesto el plug anal que le regalé. Me sorprendí tanto que cogí aire de la impresión. Ella se partía de risa, pasando a ponerse algo cariñosa, aunque yo no podía evitar besarla de manera muy guarra. Hasta le lancé algún azote con fuerza, preguntándome ella qué hacía, aunque riendo. De ahí la cosa era imposible que no fuera a más. Fue ella la que tomó de nuevo la iniciativa al bajarse de mí para quitarme toda la ropa y dejarme totalmente desnudo. Después puso un pie sobre mi muslo, haciendo un gesto para que le quitara una de sus sandalias, repitiendo el gesto con la otra.

Tras eso, se dio la vuelta y se puso en pompa para que viera cómo llevaba puesto el plug anal, el cual se dejaba entrever tras su tanga. La acerqué a mí para besarle la espalda y bajar rápidamente al culo, dando algún mordisco que hacía que ella lanzara pequeños gritos de manera juguetona. Le quité el tanga y lo dejé junto con la otra ropa, aunque no permití que se moviera, volviendo a ponerla en pompa para comerle el coño desde atrás. Valentina seguía con esos grititos de sorpresa por cómo estaba yo de encendido, pero rápidamente pasé a ponerla sobre mí para abrazarla y sobarle las tetas. Quizá se nos fue un poco de las manos, pero acabamos follando allí mismo en esa postura al ponerse ella sobre mí dándome la espalda, montándome después de que humedeciera mi polla con sus dedos mojados. Valentina se apoyó en la mesa que teníamos enfrente del sofá y empezó a mover su culo hacia arriba y abajo. Era consciente de que a ella no le gustaba hacer nada en el sofá y que siempre prefería la cama para follar, pero no iba a desaprovechar la manera en la que se estaba dejando llevar.

Por eso me concentré en disfrutar todo lo que pudiera mientras durara. Valentina estaba como ida al moverse de una manera muy salvaje para follarme en su sofá y verla con el plug puesto me tenía loco. Tanto, que me notaba cerca de acabar y el morbo que tenía en el momento hacía que me callara en vez de decírselo y correr el riesgo de manchar el sofá. No podía parar el momento ahora estando tan a gusto y tan excitado. Pero fue ella la que lo acabó haciendo.

-Ya, ya... -decía muy acelerada y temblorosa.
-¿Qué pasa?
-Vamos a la habitación.
-Vaya...
-Ya sabes que no me gusta hacer nada fuera de la cama. Va, vamos -dijo levantándose, pudiendo apreciar cómo le temblaban un poco las piernas.
-No parecía importarte eso cuanto te he follado en la cocina...
-Pues no, jejejeje. Pero ahí vamos a estar más cómodos. ¿Vamos? -dijo tendiendo su mano.

Me levanté y la cogí en brazos para llevarla a la habitación. Pero antes de que echara a andar con ella encima, se la metí. Valentina se agarró con fuerza a mí y levanté y bajé un poco su cuerpo para que hubiera penetración, pero rápidamente me puse en camino. Aunque me gustó hacerlo así un poco, por eso me detuve antes de llegar, en el pasillo para ponerla contra la pared y follarla durante unos segundos ahí. Valentina ahogaba sus gemidos como podía, aunque lo que más hacía era mirar al techo mientras la empotrada contra la pared.

-Por dios, Javi...
-¿Qué pasa? ¿No te gusta cómo te follo?
-Me encanta... -decía susurrando con su respiración ida.
-Tendríamos que hacer acabado en el sofá. Con lo cómodos que estábamos...
-No...
-Es por tu culpa. Me pones demasiado. Por eso me salen hacer todas esas guarradas contigo. Me tienes cachondo perdido todo el día.
-Y tú a mí.
-Te miro y no puedo dejar de pensar en follarte.
-Mmm... -gimió dejándose llevar.

Pero retomé mi camino hasta la habitación para dejarla sobre la cama, aunque sin despegarme de ella como para salirme de su interior. Ahí la terminé de follar, sin destapar la cama ni nada, de manera dura y rápida, como a ella le gustaba. Podía notar perfectamente como llegaba hasta su cérvix con cada empujón que le daba. Valentina se deshacía con la follada que le estaba pegando. Tanto, que acabó corriéndose en cuestión de segundos, lanzando una serie de gemidos sorprendentemente altos para cómo solía hacerlo ella, sobre todo al estar en su bloque con algunos vecinos por allí. Ello no hizo más que hacer que me viniera arriba para darle más duro aún, completando ella su orgasmo, llegando hasta arañarme la espalda con sus uñas. Por suerte no la hice sufrir mucho al acabar yo también dentro de ella y haciendo presión para clavársela lo más profundo que pude.

Me quedé varios minutos sobre ella, quizá aplastándola un poco. Sus tetas seguro, porque las notaba muy apretadas contra mi pecho. Pero es que tampoco tenía la oportunidad de levantarme, porque ella se abrazó a mí con tanta fuerza que no podía zafarme. También notaba su cuerpo temblar y cómo lanzaba algún gemido cuando le venía una oleada de placer. Al final me pude quitar de encima suya para tumbarme a su lado y poder descansar un poco, aunque a ella le estaba costando recuperarse, por eso me tomé la libertad de ir a por papel y toallitas para limpiarnos. Nos quedamos un buen rato con caricias y pequeños besos, diciéndome ella de broma que cualquier día la iba a matar. Yo reí de vuelta y le dije que estaba impresionado con el orgasmo que acababa de tener. Ella también lo estaba, dándose cuenta de que había gritado al llegar y ahora se arrepentía, pero yo le recordé todo lo que empezó a sentir, narrándole cómo temblaba su cuerpo y las caras de placer que ponía. Ella me decía que me callara, porque al parecer le daba vergüenza, pero con la tontería acabamos de nuevo a tono para seguir durante bastante más tiempo del que yo pensaba.

Estuvimos haciéndolo en varias posturas, realmente las que más solíamos practicar desde que nos conocimos, aunque ella estaba mucho más activa que de costumbre, haciéndome una buena cubana estando yo primero sobre ella para follarle las tetas y luego tumbado bocarriba para que ella lo hiciera. También me montó como más me gustaba, tanto dándome la cara, como la espalda. Algo nuevo para mí fue que me gustó más en esa última postura, cuando lo normal era que me gustara más al tenerla de frente. Aunque la razón estaba muy clara, lo que llevaba puesto en el culo. Era algo raro y me ponía mucho, por eso la disfruté más. También le di estando ella a cuatro sobre la cama, llegándole así su segundo orgasmo, el cual manifestó de manera parecida al primero, costándole de nuevo recuperarse. Yo acabé con ella sobre mí, apoyando sus manos en el cabecero de la cama para montarme como pocas veces lo había hecho. Aquella noche estaba desatada y casi irreconocible. Y yo encantado.
 
Capítulo 615

Dimos por concluida la sesión de sexo una vez yo terminé en ese momento y después de que le comiera yo el coño para que ella llegara y tuviera su tercer orgasmo, marchándonos de nuevo a la ducha, porque habíamos sudado bastante y su maquillaje estaba bastante corrido. Fue algo de lo que no se acordó y que lamentó cuando se vio en el espejo al entrar al baño, aunque íbamos algo borrachos como para que se enfadara o algo parecido. Nos dimos una ducha en la que hubo más tonteo todavía y me volví a encender, poniéndome de rodillas para comerle el coño una vez más y acabando ella en mi boca en pocos minutos, con sus piernas temblando, pasando a tirarme del pelo de lo sensible que estaba ya a esas alturas. Nos marchamos a la cama sin secarnos del todo el pelo y nos fuimos a dormir, porque era bastante tarde y teníamos que madrugar bastante. Ella cayó dormida en cuanto se dejó caer sobre mi hombro y yo la seguí en menos de 5 minutos.

Fue una noche en la que dormí del tirón, cosa rara y que de hecho, ni me acordaba de cuando había sido la última. Pero me desperté solo en la cama, aunque estaba muy a gusto. No tardó mucho en aparecer Valentina por la puerta para sentarse en la cama despacio para acariciar mi cara. Yo, bastante adormilado aún, le dije que se tumbara mi lado, preguntándole de paso qué hora era. Era bastante temprano aún y pensaba que era perfecto para poder echar una cabezada más juntos antes de que tuviera que prepararse para trabajar, pero resultó que ya no había hecho, porque se echó de manera breve sobre mí y noté que tenía su pelo bastante húmedo. Me contó que se había dado una ducha, a lo que yo le pregunté por qué lo había hecho tan temprano. Ella me recordó que le gustaba madrugar y prepararse bien para ir al trabajo todo lo despejada que pudiera, tanto para estar al 100% como para dar buena impresión y no ir con cara de sueño.

Aquello hizo que me diera un poco de risa, porque me parecía algo exagerado, por eso me gané una pequeña palmada en mi pecho, aunque luego me dio un beso. Además, me contó que tenían entre manos algo importante para esa semana en el trabajo y que necesitaba estar concentrada, por lo que ya sabía que iba a ser una semana en la que seguramente no íbamos a estar mucho en contacto. Y por desgracia no iba a ser la única mala noticia para mí, aunque de esta última me alegraba mucho por ella, porque seguía triunfando a nivel profesional, pero la otra noticia sí que era mala para los dos, porque le vino la regla y ya sabemos qué significa eso: nada de sexo hasta que no se le pasara. No fue algo que me tomara tan mal como cabría esperar, aunque la noche que pasamos tenía mucho que ver, pero conforme pasaban los días sí que iba notando esa falta en nuestro día a día.

Me confesó que por eso estaba tan caliente durante todo el fin de semana y esas últimas horas del día anterior, aunque no esperaba que le viniera el periodo hasta dentro de unos días más, pero al parecer se adelantó un poco y por suerte no llegó a manchar nada, dándose cuenta cuando se estaba duchando de que lo tenía. Como digo, no me lo tomé para nada mal, de hecho, no hice ningún comentario, pero ella sabía que el sexo era un aspecto bastante importante para mí, por eso se puso cariñosa, empezando a abrazarme y a besarme, aunque yo le dije que no pasaba nada y que todo estaba bien, pero tampoco le hice ascos para nada a esas muestras de cariño que me sabían a gloria. Aun así, Valentina me dijo que algo podríamos hacer, aunque no llegáramos hasta el final, diciéndole yo que no era necesario si no se encontraba cómoda. Ella me respondió diciendo que ambos sabíamos cómo me ponía cuando llevaba unos días sin sexo y también me contaba que ella se excitaba con facilidad y que seguramente me buscara para hacer alguna cosita.

Al final ahí quedó la conversación, yendo ella a arreglarse en lo que yo me espabilaba. Hice la cama y me vestí, yendo al otro baño para lavarme bien la cara y demás, marchándome después a la cocina para tratar de preparar el desayuno, aunque no tenía muy claro de dónde tenía la tostadora, por lo que preparé un poco de fruta e hice café. Le agradó mucho encontrarme así cuando ella apareció impresionantemente guapa por ahí. Iba muy bien arreglada, bien maquillada y bien peinada. Estaba supersexy con un traje ejecutivo azul marino, con su chaqueta un poco remandada y su falda hasta las rodillas. Llevaba una camisa blanca con los primeros botones desabrochados que lucía un pequeño escote muy sugerente que quizá se veía realzado de por más por estar sus pechos algo hinchados. También llevaba unos tacones altos y de color negro, de esos que tiene una pequeña apertura en la punta.

Valentina sonreía al ver cómo la miraba, porque no era para menos. Es que se me salían los ojos y ella para reírnos un poco más de la situación me preguntó si todavía me daba igual que estuviera con el periodo. Le respondí diciéndole que la verdad era que sí, que ya me estaba empezando a molestar, porque estaba para ponerla contra la mesa y follarla ahí mismo, aunque también comenté que no iba a pasar igualmente al ser ella tan cuadriculada, porque le arrugaría la ropa y seguramente también estropearía su peinado y su maquillaje. Ella reía dándome la razón en eso último, porque tenían una reunión a primera hora y no se podía permitir eso, aunque yo pensaba que la reunión era lo de menos, porque ya la conocía. Por todas esas cosas no acabó pasando nada de nada. Ni un triste beso me dejó que le diera para que su maquillaje siguiera intacto, aunque al final sí que nos acabamos dando uno de los buenos cuando nos despedimos.

Valentina me dijo que no tenía por qué irme de casa si no quería, porque la verdad es que era bastante temprano aún como para irme a la academia, pero sí que me acabé marchando a casa para preparar unas cosas. Al menos pude dejarla en el trabajo al pasar por allí después de montarnos ambos en mi coche. Para mi sorpresa, se despidió de mí con un pico y se bajó del coche, diciéndome que ya hablaríamos cuando estuviera libre para ver si podíamos comer juntos y si no se daba el caso, pues ya cenaríamos. Bastante contento por cómo estaba cambiando aquello de que nos vieran en público con esto último de dejarla en su trabajo, regresé a casa después de aparcar para ir preparando lo necesario para ir a la academia cuando me tocara, aunque también pensé en eso de que no íbamos a hacer mucho por el problemilla que tenía. Pensaba que lo iba a sobrellevar mejor, sobre todo por ser algo que ya había pasado con ella, pero lo cierto es que verla así de guapa me puso muy a tono y no paraba de imaginármela. Hasta se me metió en la cabeza hacer alguna cosa yendo así vestida, pero desde luego no iba a ser un deseo que pudiera saciar pronto.

Las clases en la academia fueron bastante bien dentro de lo que cabría esperar al faltar un mes para las recuperaciones. Había alguno que otro que se impacientaba y que se enfadaba por no terminar de entender alguna que otra cosa al salirles mal los ejercicios, pero era algo que tenía en mente mejorar, llegando a idear hacerles ejercicios más simples a ellos para que lo entendieran mejor y así poder aplicarlos después a la materia que tenían. Pero lo más importante era el vocabulario, cosa en la que les insistía mucho que estudiaran, porque sin eso, no iban a entender mucho de lo que iban los ejercicios. Así que yo también tenía tarea para casa en ese aspecto. Y algo más que iba a tener cuando tuve las clases con los de los cursos. No porque tuvieran el mismo problema, porque todos se adaptaron bien, sino por Julia, porque le estaba costando pese a lo lista que percibí que era y el decente inglés que tenía.

Así que también tenía que prepararle a ella alguna cosa para que pillara el ritmo, aunque también es verdad que no la veía excesivamente preocupada por no llegar a tiempo, pero tampoco íbamos apurados, porque aún quedaba para esos exámenes. Y fue algo que pude empezar a hacer después de comer al no poder venir Valentina por tener mucho lío en el trabajo. Estuve muy relajado con aire puesto para preparar algunos ejercicios, siendo algo que me llevó muy poco, por lo menos los de los que tenían que recuperar por ser cosas bastante simples. Con lo de Julia me entretuve un poco más buscando la forma de que lo pudiera entender todo bien desde primera hora, aunque el problema principal eran las trampas que solían poner para pillar a los que se examinaban. Le mandé por WhatsApp un PDF con algunos ejercicios de lo que yo creí conveniente, además de explicarle algún truco para evitar esas trampas, poniéndole además algún ejemplo. Ella me respondió rápido dándome las gracias por ser tan atento, mandando también muchos emoticonos de caras sonrientes.

No sería hasta la noche que no vería a Valentina. Apareció sobre las 10 y media de la noche, llamando a la puerta. No me había mandado ningún mensaje más desde que me dijo que no podía escaparse para el almuerzo y sí que tenían que haber tenido lío, porque venía con cara de estar agotada, aunque preciosa igualmente, pero la veía cansada. Por eso la hice pasar, aunque se me ocurrió que fuéramos a su casa para que cogiera ropa y todo lo necesario para que pudiera dormir en mi casa y se pudiera arreglar allí para el día siguiente y no necesitar madrugar tanto como lo hizo ese día. Le pareció bien, por eso fuimos hasta el coche para ir rápidamente y volver. En lo que ella se daba una ducha para relajarse, yo pedí algo a domicilio para cenar, pero no lo típico, porque sabía que no le gustaba, por eso pedí algo saludable a un buen restaurante. Se lo comenté y le pareció bien, porque estaba muy cansada como para ponerse ella también a preparar algo.

Estaba preciosa ya con su pijama de verano puesto, sin transparentar nada, aunque sí que marcaba sus pechos hinchados, y también sus pezones. Pero no estaba la cosa como para hacer nada, por partida doble, por estar con la regla y por el cansancio que tenía encima. Si hasta echaba su cabeza sobre mi hombro, quedándonos en silencio todo el tiempo, cosa que fue roto solamente para decirme que tenía hambre. Lo hizo de una manera que me hizo hasta gracia por ponerse tierna, pero por suerte para ella, la cena no tardó en llegar. Y menos mal, porque aquello le dio energía y sí que se animó bastante como para empezar a hablar. Me contó con detalle todo lo que había pasado en la oficina, siendo un momento que me recordó mucho a mi anterior relación, porque había vivido muchos momentos así. Y ella también se interesó por mí, explicándole yo lo que había hecho durante todo el día y cómo me tuve que traer algo de trabajo a casa.

Y justo en ese momento Julia se puso en contacto conmigo para mandarme los ejercicios ya resueltos para que se los pudiera corregir. Al ver su nombre en la notificación de WhatsApp se me cambió un poco la cara. Y eso que no estaba haciendo absolutamente nada con ella, pero lo veía peliagudo que justo se hubiera puesto en contacto conmigo estando su tía enfrente de mí. Valentina me preguntó si todo iba bien, contándole yo que sí y que se trataba de algo del trabajo. Se interesó por ello, preguntándome de qué se trataba y le dije la verdad, que me habían mandado unos ejercicios resueltos que había mandado. Me quedé pensativo en si corregirlos después de cenar o si hacerlo por la mañana antes de irme al día siguiente. Ella me sugirió que lo hiciera después de cenar, así tendría tiempo de ir al gimnasio al día siguiente, ya que decía que por su culpa no había podido ir ese mismo día.

Le resté importancia a eso último que dijo y le hice caso, poniéndome con ello en cuanto recogimos todo y nos sentamos en el sofá. Ella se tumbó a lo largo, con sus pies sobre mi regazo, mientras que yo estaba sentado con el portátil para corregir lo que me mandó Julia. No había nada que delatara que fuera ella, porque simplemente tenía las respuestas anotadas en los márgenes y la verdad es que estaba bastante bien, cosa que me alegró y que le comenté al enviarle la corrección de vuelta, pero ella ya no volvió a responder. Valentina estaba que se le cerraban los ojos en lo que yo terminaba de corregir aquello y le dije que se fuera a la cama, pero prefirió esperarme para que fuéramos juntos. Así que cerré el portátil y la cogí en brazos, con ella riendo, aunque estaba muy cansada y lo hacía muy suave. Ya en la cama le di un masaje de pies y otro en la espalda con la crema que se solía echar por las noches antes de dormir. Cayó rendida al poco de acariciar así su espalda, poniéndola yo de lado para que estuviera más cómoda a la hora de dormir y quedándome yo a su lado intentando hacerlo también, cosa que no me costó tanto como pensaba, pero era normal con el madrugón que nos metimos.

En esta ocasión me desperté yo antes, encontrándonos abrazados cara a cara. No podía estar más a gusto en ese momento, porque la sentía bien pegada a mí y todo estaba inundado de su olor, que me encantaba. Y al parecer tenía frío, porque estaba bien abrazada a mí, cosa que no era tan de extrañar al haberse dormido llevando solo puesto su pantalón de pijama y las braguitas. Pero el aire estaba muy flojo como para que le diera frío, aunque desde luego me pareció perfecto con tal de tenerla así. Entraba muy poca luz por la ventana, pero lo suficiente como para poder verle la cara un poco, aunque antes de poder hacerlo bien le pasé el pelo por detrás de la oreja. Sabía de sobra que era bastante temprano, porque la alarma que había dejado preparada ella en su móvil aún no sonó, por lo que me quedé unos minutos así para poder disfrutar bien el momento, empezando a acariciar su cuerpo.

Pero el problema fue que me desperté como siempre, con una buena erección que no era fácil de bajar, especialmente al estar tan pegado a ella y poder sentir su cuerpo desnudo contra el mío de esa manera. Casi de manera instintiva me empecé a rozar con ella, viniéndoseme a la cabeza el momento del día anterior que apareció vestida para ir a trabajar. Me la empecé a imaginar así y después pasé a montarme una escena en la que nos empezábamos a besar y teníamos sexo sobre la mesa en la que desayunamos. Y sin quitarle la ropa ni nada, tan solo le bajaba las bragas hasta los tobillos para metérsela al remangar su falda. Bueno, y también me imaginaba que le destapaba las tetas para verlas botar. Cada vez me estaba encendiendo más y por eso aplicaba más fuerza en esos roces. Tanta, que la acabé despertando, aunque ella lo hizo con bastante buen humor, desperezándose para abrazarse más todavía a mí, pasando a besarme el cuello.

Lancé un suspiro y ella rio, aunque me empezó a acariciar el cuerpo, pasando a darme pequeños besos por la cara. Yo aprovechaba para poner una de mis manos en su culo, aunque no tardaría en poner las dos al subirse ella a mí para sentarse en mi vientre. La veía muy participativa para estar en la situación que estaba con la regla, pero no iba a preguntarle, porque prefería dejarme llevar para disfrutar de lo que estaba pasando. Por momentos, Valentina echaba su mano atrás para agarrar mi polla por encima de la tela y estimularme un poco así, pero poco duró, porque se volvió a echar sobre mí para pegar sus tetas a mi pecho y continuar besando mi cuello, poniendo sus dos manos en mi pecho también. Me estaba empezando a retorcer y ya sí, de manera instintiva, apretaba su culo contra mi cuerpo, levantando yo mis caderas para hacer toda la presión que podía y seguir así con el estímulo que ella me empezó a hacer.
 
Buenas, hace bastante que no sigo la serie por temas de laburo, queria saber si ya sabemos algo mas de Elena. Recuerdo que el creia que ella tenia una relacion con su hermano, y que un tiempo despues la volvio a ver a lo lejos. De esto hace unos meses, se supo algo mas y me lo perdi? Gracias.
 
Esa manía de Javi de guardarse cosas importantes le va a traer problemas. No creo que a Valentina le haga gracia enterarse tarde de que su sobrina Julia es alumna de Javier y de que una noche estuvieron tonteando.
 
Buenas, hace bastante que no sigo la serie por temas de laburo, queria saber si ya sabemos algo mas de Elena. Recuerdo que el creia que ella tenia una relacion con su hermano, y que un tiempo despues la volvio a ver a lo lejos. De esto hace unos meses, se supo algo mas y me lo perdi? Gracias.

No, no se ha vuelto a saber nada de Elena, pero te has perdido muchas cosas que han pasado en la vida de Javi. Yo que tú, me ponía al día cuanto antes
 
Que alguien me haga ayuda memoria. Javi no le ha dicho nada a Valentina sobre que está ayudando a su sobrina?, menos supongo el acercamiento que tuvieron.
Es cierto:
Como también lo es que Valentina aún no le ha dicho que la chica con la que él tropezó al salir del ascensor ( Javi le contó el incidente ), era en realidad su sobrina. Javier lo averiguó por casualidad.
Si los personajes de éste relato, se comportasen con lógica y no provocaran enredos innecesarios y absurdos que desembocan en consecuencias graves... Nos hubiéramos quedado sin historia.
 
Es cierto:
Como también lo es que Valentina aún no le ha dicho que la chica con la que él tropezó al salir del ascensor ( Javi le contó el incidente ), era en realidad su sobrina. Javier lo averiguó por casualidad.
Si los personajes de éste relato, se comportasen con lógica y no provocaran enredos innecesarios y absurdos que desembocan en consecuencias graves... Nos hubiéramos quedado sin historia.
De hecho, sí que lo hizo. Sobre el final del capítulo 581 lo comenta
 
Capítulo 616

-Estás siendo muy mala -dije acelerado.
-¿Yo? ¿Por qué? -respondió riendo un poco- Si solo te estoy dando unos pequeños besos...
-Sabes de sobra lo que significan estos besos.
-Sí, jijiji...
-Y también sabes que no podemos hacer nada.
-Ajammm... -decía ahora apenada.
-Y si vas a empezar algo que no puedes acabar...
-Vale, ya paro.
-Joder, qué putada lo de que estés con la regla...
-Shhh...
-Ahora a ver cómo bajo esto...
-No es para tanto, ¿no? -dijo riendo.
-Claro, tú no tienes esto cuando te excitas. Aunque me estabas clavando los pezones, ¿sabes?
-¿Te quieres callar?
-Jajajajaja.
-Pero es verdad, estoy muy excitada.
-Yo lo estoy tanto que te follarla ahora mismo. Me da igual que tengas la regla.
-Pero a mí no.
-¿Confías en mí?
-Javi, que no vamos a hacerlo así -dijo de manera más seria.
-No te voy a follar. Pero...
-A ver... Ya verás.
-Estoy deseando tocarte.
-No. Ni hablar. ¿Tú qué parte de que me da asco no entiendes?
-Pero que no te voy a meter los dedos.
-¿Entonces?
-Tocándote el clítoris.
-Mmm, mejor no.
-Dime que no te mueres por tener ahora mismo un orgasmo.
-Pues claro. Pero así...
-Te aseguro que va a ser muy intenso.
-Mmm...
-Te prometo que no va a pasar nada raro. Y si pasa, pues nos lavamos y lo mismo con las sábanas.
-Es que...
-Vale, ya está.
-Pfff...
-Te apetece.
-Mucho. Pero es que me da asco.
-¿Qué te parece si lo intentamos y si ves que no puedes lo dejamos?
-¿Pero qué me vas a hacer?
-Yo te haría de todo ahora mismo. Bueno, comértelo no creo, pero follarte, seguro.
-¡Shhh!
-Jajajaja. Solo te voy a acariciar. Tengo lubricante por aquí. Con eso, ya verás qué bien.
-Mmm, bueno. Vamos a probar, pero dame un momento para ir al baño y prepararme, ¿vale?
-Claro.

Valentina se levantó para ir al baño y poder prepararse, quedándome yo mientras tumbado en la cama, dejando preparado el bote de lubricante sobre la mesita después de sacarlo del cajón. Y como ella seguía en el baño, me la saqué para empezar a masturbarme pensando en lo que iba a pasar, y eso que era algo muy simple, pero dar este paso era algo importante, o al menos así lo consideraba yo. Aunque en mi mente no pude evitar imaginar más cosas, empezando a pajearme con fuerza, aunque cuando la oí salir del baño paré y me la guardé. Ella entró en la habitación, cerrando la puerta y viniendo lentamente hacia mí, sentándose en la cama para tumbarse. No dijimos nada, pero tampoco hacía falta. Le empecé a acariciar el cuerpo y ella hizo lo propio, pasando después a besarnos. La notaba nerviosa, pero yo traté de tranquilizarla, abrazando su cuerpo y colaborando ella al echarse un poco sobre mí, enroscando también una pierna con una de las mías.

-¿Son muy grandes las compresas que usas?
-Estoy probando con tampones.
-Ah, genial. ¿Y cómo van?
-De momento bien. Es un poco raro al principio, pero bueno...
-Claro, con lo estrechito que lo tienes...
-Ay... -decía con fastidio.
-Jajajajaja. Pues mejor, así tengo más margen para maniobrar.
-No te emociones tampoco.
-Nooooo. Tranquila.

La empecé a besar de nuevo para que se relajara, aunque pensé que también lo hizo con esas bromas que le hacía. Ella se dejó llevar de inmediato, pero la seguía notando nerviosa, sobre todo cuando ponía mi mano sobre su vientre un poquito hinchado. Yo le siseaba para que no se pusiera más nerviosa, besándola también para colaborar en ello aún más. Ella me recibía con pequeños y dulces gemidos. Pero no tardé mucho en decirle que iba a dar un pequeño paso más. Le dije que tan solo iba a colar mi mano en su ropa interior para acariciar su pubis. Ella jadeó, pero lanzó un sonido para darme luz verde y ahí me lancé. Lo hice con delicadeza, notando el tacto de su vello, cosa que hizo que mi polla empezara a palpitar. No pude evitar resoplar un poco, haciendo que ella se riera. Bueno, al menos la cosa iba bien, pero yo me estaba excitando demasiado. Le acaricié durante unos momentos, pasando a preguntarle si se sentía lista.

Aunque ella me reconoció que le daba vergüenza, por eso le dije que se pusiera de lado, dándome la espalda. Cogí en bote de lubricante para tenerlo a mano y le empecé a besar la espalda y el cuello. Ella lanzaba sonidos muy sensuales y volví a acariciar su vientre y luego su pubis, entreteniéndome ahí un poco más, pero no quería que se los hiciera tarde, por lo que me eché un poco de lubricante en los dedos para empezar. Le besé en la cabeza y deslicé mis dedos por dentro de su ropa interior hasta llegar a su clítoris. Valentina dio un respingo en cuanto entré en contacto con él, pero se dejó llevar, aunque la notaba nerviosa todavía. Muy poco a poco la empecé a estimular, pasando la mano que tenía libre por debajo de su cuerpo para agarrar una de sus tetas y apretar también un pezón. Solo le hacía un poco de presión sobre ambas zonas, aunque parecía que estaba siendo intenso para ella.

Le pregunté si estaba todo bien entre susurros, contestándome ella con un sí muy bajito, pasando a gemir. Me tenía loco tenerla así, por eso decidí ir un poco más allá al estimularla bien. Y también aproveché para acercar mi erección a su culo, pegando mi cuerpo al suyo. Valentina me decía que siguiera así, que le estaba encantado. Yo también le decía que me estaba gustando mucho hacerlo, por lo que aumenté un poco el ritmo, pero me tuve que parar, porque notaba que iba a acabar de un momento a otro. Por eso le pedí que se pusiera boca arriba, porque quería verla bien. Ella ya parecía haber perdido esa vergüenza inicial, porque me hizo caso y se puso así al momento. Me eché un poco más de lubricante y le volví a estimular, aunque esta vez bajé mi cabeza para comerle les tetas, aunque por la postura no es algo que pudiera hacer con total libertad, pero sí que pude atrapar un pezón. Valentina ya gemía alto, pareciendo estar muriéndose de gusto, aunque no llegaba a decir nada, pero sus gemidos eran más que suficientes para mí.

Al final se acabó corriendo tras un fuerte grito, pasando a gemir durante unos segundos. Su cuerpo se tensó bastante, llegando a hacer fuerza como para incorporarse, aunque yo se lo impedí. También cerró sus piernas, las cuales estuvieron bastante abiertas en todo momento cuando se puso bocarriba, haciendo fuerza para atrapar mi mano. No pude evitar seguir un poco más para que su orgasmo fuera lo más intenso posible, pasando ella a pedirme que parara, pero apuré un poco más, retorciéndose como pocas veces había visto en ella. De esos gemidos pasó a jadear fuertemente, tardando un poco en recuperarse y empezando a sonar su alarma, apagándola yo para que pudiera descansar sin que nada la molestara. Pero sin decir nada, se incorporó, pareciendo estar algo desorientada, pasando a mirarme. Yo la recibí con una sonrisa, pero su cara no tenía ninguna, aunque irradiaba excitación. Y de manera bastante ruda para lo que solía ser ella, se puso de rodillas para quitarme los boxers casi arrancándomelos.

Valentina me empezó a pajear con fuerza mirándome muy fijamente a los ojos. Por un momento pensé que me iba a follar, pero lo que hizo después de la paja, fue acomodarse entre mis piernas para empezar a chupármela. Y no lo hizo de manera suave, para nada. Valentina empezó aquella mamada con fuerza y con ritmo, pareciendo tener mucha ansia por hacerlo. Yo me acomodé para deleitarme con lo que me estaba haciendo y la verdad es que me encantó, porque se esforzaba como nunca por tragar todo lo que podía. Que no conseguía hacerlo por completo, ni mucho menos, pero sí que conseguía meterse más que de costumbre. No meterla entera en su boca no la libraba de las típicas arcadas por llegar hasta su úvula, sobre todo por la fuerza con la que lo hacía. Al final me acabé corriendo dentro de su boca pese a advertirla varias veces.

Fue un orgasmo muy intenso para mí también, pues ella seguía moviendo su lengua una vez acabé, además de su mano. Estaba como loca chupando y succionando. Tanto, que tuve que suplicarle que parara. Valentina se incorporó, dejándome libre, pasando a quedarse sentada sobre sus talones para sonreírme. Le devolví la sonrisa y fui a decirle que se tumbara conmigo, pero se levantó para ir al baño, imaginando yo que era para escupir mi semen. La verdad es que me hubiera encantado haber estado un rato tumbados los dos y abrazados, pero entonces recordé que su alarma había sonado y al parecer no era el único, pues a los pocos segundos empecé a oír el ruido de la ducha. Así que me relajé yo solo, quedándome bastante a gusto con cómo había ido la situación. No esperaba que cediera en algo así, y tampoco es que hubiéramos hecho mucho, pero era una barrera más que rompíamos, siguiendo hacia delante y dándome esperanzas para llegar a hacer de todo con ella conforme pasara el tiempo.

Cuando pensé que estaba acabado de ducharse me fui levantando para hacer la cama y preparar algo de desayuno. Valentina salió radiante del baño, pareciendo hasta tener brillo en la cara por la sonrisa tan grande que tenía. Se me abrazó en lo que terminaba de preparar lo que íbamos a comer, girándome para darme un beso. Estaba guapísima al ir bien arreglada, aunque no lo estaba tanto como con ese modelito ejecutivo, pero me encantaba verla así. Nos sentamos para desayunar, aprovechando yo para preguntarle si le había gustado lo que habíamos hecho. Ella me confesó que sí, que ahora estaba bastante relajada y de muy buen humor, aunque seguía diciendo que prefería no hacer nada en ese estado, pero que no estaba nada mal para un caso de emergencia. Pero lo que sí me dijo que podíamos hacer fue lo que ella me provocó y cómo me lo provocó, así con esas palabras para no hablar de manera soez pese a haber hablado ya tantas veces del tema.

Le di la razón en eso de que para calmar la cosa no estaba mal, aunque seguía con las mismas ganas de follarla, pero sí es verdad que haber hecho eso me tenía más relajado. Cuando acabamos de desayunar, nos despedimos en la puerta con unos buenos besos y con muchas caricias por su parte. Estaba de muy buen humor y cuando se le juntaba la regla se ponía muy cariñosa. Tanto, que no parecía ni ella. Antes de irse me dijo que haría todo lo posible por salir a la hora del almuerzo para hacerlo juntos, aunque no podía prometerme nada. Después de irse ella, yo me puse ropa cómoda para salir a correr y no perder ese hábito, echando un buen rato, aunque llegando algo justo para darme una ducha e ir después a la academia, por eso tuve que volver corriendo también, cuando lo normal era que volviera trotando, pero al final no tuve problema para llegar a tiempo y poder seguir con las clases.
 
Capítulo 617

Las clases fueron bastante bien, donde lo más destacable era que Julia seguía con ese buen humor que siempre traía. Se me hacía una chica muy cercana y la verdad es que hacía todo lo posible por participar en la clase. La veía muy extrovertida y eso me gustaba, porque era algo que le venía genial para el speaking, como demostraba cuando practicábamos entre todos, aunque se atascaba un poco alguna que otra vez y se quedaba pensando en alguna palabra que no recordaba o trataba de buscar un sinónimo en su cabeza y se quedaba algunos segundos en silencio, cosa que restaba en dicho ejercicio. Pero no pasaba absolutamente nada, porque seguro que podría sacarlo con la práctica sin ningún problema. También la veía muy interesada en seguir con los ejercicios que le ponía para casa, explicándome ella cuando se iban todos que era algo que le gustaba hacer, porque así mantenía la cabeza ocupada y de paso practicaba para ponerse al día. Por lo que me pidió amablemente si podía prepararle más.

Ese día no tuve suerte para almorzar con Valentina, porque seguía muy liada con su trabajo, aunque tuvo el detalle de avisarme, diciéndome que lo sentía mucho. Le resté importancia, porque lo que tenía que hacer era importante y casi que me vino hasta bien para poder preparar más ejercicios extra para su sobrina. Así que en eso me entretuve, haciendo bastantes más de los que necesitaba, pero como tenía un buen rato hasta volver a entrar, pues dejé preparados muchos para ir enviándoselos poco a poco. Por la noche sí que nos podríamos ver, siendo una situación calcada a la del día anterior, viniendo ella reventada para que pudiéramos cenar juntos e irnos a dormir para poder descansar. Como tenía que levantarse bien temprano para varias reuniones que tenía durante toda la semana, acabó por hacer una maleta para traerse ropa a mi casa y poder estar así más cerca de su trabajo para estar más cómoda en general.

Ese día no hubo nada sexual, y no por falta de ganas, al menos por mi parte, pero ella estaba muerta y necesitaba dormir. Pero al día siguiente sí que tendríamos más movimiento. De la misma manera que el día anterior, no pudimos comer juntos, pero sí cenar y ese día vino más activa, por lo que estuvimos tonteando mucho cuando nos fuimos a la cama para descansar. Ella no quería que hiciera nada como le demostré que podía hacer, diciéndome que estaba muy bien servida con aquello y que aún no se veía tan necesitada como para repetirlo, pero sí que me regaló una buena paja y una buena mamada que duraría unos 20 minutos. No podía estar más a gusto mientras me lo hacía. Bueno, tal vez si hubiéramos ido hasta el final sí, pero no me podía quejar en absoluto con lo que había. Le ponía unas ganas y una intensidad excelentes, haciendo que tuviera un buen orgasmo, esta vez sacándosela de su boca justo a tiempo para correrme sobre mi propia polla y su mano. Me limpió de manera muy cariñosa, igual que luego se me abrazó a mí en lo que terminaba de calmarme.

Y el jueves fue exactamente igual, casi con los mismos tiempos y los mismos gestos, pero igualmente de satisfactorios. El único problema que surgió fue que el viernes por la mañana, Valentina recibió una llamada de su madre. Al parecer su padre se había puesto malo y lo tuvieron que ingresar en el hospital. En realidad, fue algo que ocurrió de noche, pero no quiso preocuparla hasta tal punto para que fuera hasta allí tan tarde. Hasta podía oír como su madre trataba de tranquilizarla, porque Valentina se puso nerviosa, diciendo que en cuanto pudiera iría hasta allí para verlo. Cuando colgó la llamada yo intenté tranquilizarla, pero estaba tensa. Hasta le costó desayunar. Y mientras trataba de hacerlo, le llamó su hermana. Al final quedaron en irse juntas por la tarde, aprovechando que la tranquilidad había vuelto al trabajo de mi novia y que su hermana no tenía guardia ni nada tampoco.

No esperaba que me ofreciera irme con ella para, aunque reconozco que me habría encantado. Quizá la situación para conocer a su familia no hubiera sido la mejor por las condiciones que había, pero desde luego era una oportunidad para demostrar que estaba ahí si me necesitaba. Dejé que ella tomara la decisión, aunque me quedó muy claro que ni se le pasó por la cabeza, porque no llegó a decir nada, pasando a disculparse por perdernos el tiempo que podríamos estar juntos ese fin de semana ahora que se le iba a ir el periodo. Porque obviamente no iba a verlo durante un par de horas y se iba a volver. Iba a aprovechar para estar con ellos el fin de semana, ya que llevaba sin hacerlo varias semanas. Puso una carilla cuando se fue después de almorzar que me llegaba a derretir, pero le dije que no pasaba nada y que no iba a ser nada lo que tenía su padre, aunque eso ya era algo que ya sabíamos, pero no podía dejar de preocuparse.

Así, se fue a trabajar durante casi todo su horario de tarde hasta que su hermana fuera a recogerla. Y se nos torció el plan que teníamos el fin de semana, que consistía en pasar el sábado con Irene y Mario en su casa para enseñarle la ciudad esta vez mejor al ir andando y no en coche, con un almuerzo en pareja y ya lo que surgiera por la tarde, con una cena también, haciendo noche allí para volvernos el domingo. Pero no pudo ser. Y aquello fue algo que también lamentaron mis amigos cuando se enteraron de la noticia, pero era lo que había. A mí se me quitaron las ganas de hacer nada, pero mi chica me dijo que no me quedara encerrado y que saliera a divertirme un poco. Le dije que no me parecía justo que yo saliera estando ella así, pero no quería que se nos chafara el fin de semana a los dos, por lo que me sugirió que me acercara a la tienda a jugar para socializar un poco. No era mala idea, pero en ese momento no me apetecía mucho.

Sin embargo, esa misma noche vi que se había organizado algo interesante para el sábado y dicho torneo tenía lugar tanto por la mañana como por la tarde, así que me entró el gusanillo de ir a jugar, sobre todo cuando iban a ir todos los de mi grupillo. Así que el sábado me levanté temprano, como venía siendo la rutina esa semana para aprovechar e ir al gimnasio y machacarme bien para recuperar lo que no pude hacer entre una cosa y otra. Después volví a casa para darme una ducha e ir a la cafetería donde quedaron todos para desayunar. Casi me da algo en lo que iba, porque tenía el estómago muy vacío y había hecho bastante ejercicio, pero lo logré y casi que no hablé por lo que necesitaba comer. Mis amigos me decían que estaba muy desaparecido, dando yo largas como podía hasta que les tuve que decir que me había echado novia, ganándome las típicas coñas.

El torneo de aquel día no fue tan bueno como los anteriores, pero me lo pasé muy bien igualmente, porque fueron buenas partidas y estaba en buena compañía durante todo momento, ya que hicimos una parada para comer juntos en un bar y luego volver para continuar jugando y acabar el torneo. Ese día no me pude meter entre los ocho primeros para jugar los cuartos, semis y final, pero dos de mi grupo sí que lograron entrar, por lo que me quedé para ver las partidas y cómo se daba. Durante el almuerzo le pregunté a Valentina cómo iba la cosa por ahí, aunque hablamos un poco por mensaje cuando llegó de noche, pero fue de manera muy breve. Esta vez me preguntó directamente y sin responderme la pregunta si estaba disponible para poder hablar por llamada, por lo que me salí de la tienda para poder hablar con ella tranquilamente, apartándome un poco al sentarme en un banco próximo.

Me contó que su padre estaba bien y que solo había sido un susto, pero que debía cuidarse mejor. Su hermana lo metió en vereda al explicarle bien lo que le había pasado y las consecuencias que podría tener si no cuidaba algunas cosas, porque para eso era médica. También me contó que había aprovechado para ir a hacer alguna que otra compra al estar allí también su hermana, teniendo ella pensado pasar la noche con su padre y que así pudiera ella descansar, al igual que su madre. Notaba en su voz que la cosa iba bien dentro de lo que había y no me podía alegrar más, aunque sí que lo acabé haciendo cuando me contó que una de las compras que había hecho tenía que ver conmigo. Le pregunté acerca de eso y ella se puso misteriosa, no queriendo contarme de qué se trataba, aunque me dijo que a lo mejor luego me enviaba una foto cuando pudiéramos hablar más tranquilos, aunque era algo que ya estábamos haciendo.

Pero me dijo que luego más tarde sería, por lo que nos despedimos y regresé con los demás para acabar de ver lo que quedaba de torneo. La cosa se dio bien y uno de los nuestros ganó, pensando entre todos en salir a celebrarlo yendo por ahí a cenar y luego a tomarnos algo. Así que se nos hizo un plan repentino pero que tenía buena pinta. Ya en casa, antes de prepararnos para la cena, estuve mandándome mensajes con Valentina, quien ya estaba con su padre, aunque también estaban su madre y su hermana. Iban a cenar por turnos para no dejarlo solo y ya luego se quedaba ella para dormir. Le expliqué el plan que se montó en el grupillo de amigos y se alegró, porque así no me quedaría encerrado y solo. Como iba a salir y no sabía muy bien cuándo iba a volver, le pregunté si me podía dar una pista de la sorpresa que había comprado. Me dijo que tenía suerte de que se había retirado un momento para que pudiéramos hablar por mensaje sin que nadie le molestara y entonces fue cuando me envió una foto de lo que compró.

Me envió una foto en la que salía ella frente a un espejo, con una expresión muy sexy, bien peinada y algo maquillada, como siempre. Y la sorpresa consistía en un mono blanco de lencería de encaje que era increíblemente sexy. Se ajustaba perfectamente a su cuerpo y se transparentaba bastante, permitiéndome ver sus pezones rosas, aunque era algo difícil por lo claros que eran. Aunque en lo que más me fijé fue en su entrepierna, donde sí que podía apreciar bien el vello de su pubis. Me puso malísimo esa foto y se lo dije tal cual, enviando ella emoticonos de caras que reían. Me encantó tanto lo que había comprado como la foto que se hizo para enviármela. Me decía que no podía esperar para verme y poder ponérselo para que la viera así en persona. Obviamente, ver esa foto hizo que hasta dijera algo en voz alta en casa, empezando a sobarme. Y como ella era muy lista, sabía que lo estaba haciendo, queriendo jugar, pero no como a mí me hubiera gustado. Me prohibió tocarme hasta que ella volviera el domingo por la noche.

Fue algo que me hizo gracia, pero que intenté llevar a cabo, cosa que me costó un poco, porque me puso muy cachondo verla así, quedándome unos minutos mirando la foto cuando dejamos de hablar y nos despedimos. Pero tampoco me podía despistar mucho, porque se estaba echando el tiempo encima, por lo que me di una ducha y me arreglé bien para ir a la cena y a salir luego a tomar algo después. Quedamos en un bar cercano a la tienda y me puse en camino, llegando a buena hora, habiendo ya algunos dentro. Estuve muy a gusto con ellos, tal y como hice durante todo el día y desde siempre cuando los conocí. Charlamos del torneo y cosas relacionadas con el juego y de otras cosas en general, aunque más de lo primero. Y luego nos fuimos a un pub, ya más por el centro para tomarnos alguna copa. Nos sentamos en uno de esos sofás que tienen esos locales, aunque casi que se empezaron a montar grupillos dentro del que ya éramos.

Amaya estaba con el chico que estaba por ella, aunque la notaba algo más callada y distante últimamente. Imaginaba que estaba algo cortada por estar conociendo a este chico de esa manera. Luego estaban los demás chicos, que estaban más buscando entrarle a alguna chica y, por último, quedamos Sara y yo. Ella seguía con el permanente tonteo cuando se juntaba conmigo y yo le seguía el rollo, aunque sin dar pie a nada en absoluto. Y no era por falta de ganas, porque la chica me atraía, pero ahora tenía pareja y no podía hacerle eso a Valentina. Pero eso no quitaba que me lo pasara bien con ella chinchándola un poco al ver que se desesperaba, porque seguía con ganas de mí. Y fue divertido hablar con ella de esa manera, interesándose por mi novia para ver cómo nos iba, pero tuve que pararle los pies, porque se venía bastante arriba, poniendo una de sus piernas sobre las mías, acercándose de más a mí y llegando incluso a rozar sus tetas sin sujetador contra mi brazo.

Ella se reía, pero la verdad es que era algo incómodo. Si hubiera estado soltero, hubiera seguido así toda la noche y más cosas que hubieran pasado, pero ahora me tenía que comportar, porque estaba muy contento en mi posición al tener una relación nuevamente y no quería cagarla. Así que me levanté para ir al baño y aprovechar para que corriera un poco el aire entre los dos, pero poco a poco volvimos a la situación de antes. No tenía miedo ni dudaba de mí mismo, pero me estaba empezando a agobiar un poco, por lo que me despedí de ellos para irme de allí. Ya en la calle me calmé un poco y le resté importancia a lo que acababa de pasar, porque yo tenía mi parte de culpa a decirle varias veces que nos íbamos a ver, no pudiendo ser al final. Además, tenía referencias mías por alguien cercana a ella. Pero era muy temprano para encerrarse. Demasiado. Por eso me di una vuelta para no irme a casa tan temprano.

Al estar en pleno centro de la ciudad, pasé por un parque bastante bonito y pequeño, teniendo pensado atravesarlo para encarar un pasaje y seguir así para ir a la zona más baja de la ciudad, porque me gustaba la iluminación de la zona y sabía que era mucho más tranquila. Pero resultó que me encontré a Julia sentada en un banco, justo en la mitad. Estaba sola y con su cabeza mirando al cielo, además de tener los ojos cerrados. Me preguntaba qué hacía por allí sola, especialmente cuando su abuelo estaba ingresado en el hospital. Aunque aún con esas, me parecía raro, porque lo más normal era que estuviera con sus amigas y no sola. Parecía bastante en su mundo y no quería asustarla, por lo que dudé si decirle algo, aunque fuera para saludarla, pero fue algo que pude hacer cuando ella abrió los ojos y miró hacia el frente, aunque yo estaba a su lado y un poco por detrás.

La saludé, mirándome ella y devolviendo el saludo de manera alegre y cercana, sentándome yo a su lado y dándome ella dos besos. Le pregunté qué hacía ahí sola y me empezó a explicar. Parecía tener mucha confianza conmigo, porque me relató con detalle. Empezó diciendo que el viernes por la tarde-noche se fue con su madre y con su tía a ver a su abuelo, que estaba malo, como ya sabía yo, aunque desconocía que ella también hubiera ido, pero ahora ya sabía que sí. Después me dijo que como no era para tanto y veía que la cosa iba bien, pues se vino esa misma tarde de sábado en autobús, porque era el cumpleaños de una amiga cercana y no se lo quería perder. Al contarme esto, le pregunté que por qué no estaba con ella entonces. Resultó que cenaron en un restaurante y bebieron vino y luego salieron para tomarse algo y bebieron más. El local en el que estaban se encontraba al lado del parque en el que estábamos, pero ella se había mareado y había salido a tomar el aire y estaba esperando a que se le pasara un poco.

Pero no terminaba de hacerlo, y eso que se había echado agua fría en la nuca de una fuente que había cercana. No tenía tanto malestar, pero estaba mareada. Decía que llevaba ahí unos 20 minutos y no sabía qué hacer. Para mí era muy simple la solución: irse a casa. Se lo comenté y ella dijo que era lo mejor, pero le daba pena por su amiga, porque habían hablado varias veces de ese día para celebrar su cumpleaños y no quería irse tan pronto. Pero al final dijo que era lo mejor, por eso sacó su móvil y le mandó un mensaje para tenerla informada por si se preocupaban al no verla regresar, porque según me dijo, el local estaba bastante lleno y no quería entrar de nuevo. Yo me presté a acompañarla a casa por si se caía o algo, porque también es que llevaba unos tacones, que en ese estado, o se partía un tobillo o se abría la cabeza si se caía. Me dio las gracias, llegando incluso a darme un abrazo y nos pusimos en camino, aunque su casa quedaba a menos de 5 minutos de donde estábamos.

Una vez se puso en pie y nos pusimos en camino pude ver lo guapa que iba. Llevaba un vestido ajustado de color verde agua. Las formas de su cuerpo se veían perfectamente. Iba supersexy con él, sobresaltado el buen tamaño de sus pechos, sobre todo por el escote que tenía, y de sus caderas. Hasta se marcaba un poco el tanga que llevaba puesto. Era tan parecida a Valentina que es que me resultaba difícil creer que no fuera su hija. Tenía menos culo, pero la silueta en general era muy parecida. De cara no tanto, como ya he descrito, pero el peinado sí que era casi idéntico, teniéndolo Julia algo más largo, pero tenía el mismo color, mismo alisado y mismo flequillo. En esta ocasión, iba sin gafas, estando más guapa y pareciendo menos inocente, llevando además algo de maquillaje. También llevaba unas altas sandalias con plataforma y un buen tacón. Ya era una chica alta de por sí, pero ahora lo era más todavía.

De camino, casi se cae en un par de ocasiones, por lo que al final se acabó agarrando a uno de mis brazos, riendo en todo momento. Hablamos algunas cosas y pensaba yo que ahí iba a quedar la cosa, pero ella me invitó a pasar. Rechacé su propuesta, pero ella insistió, diciéndome que no hiciera el feo y que me quería compensar por haberla acompañado y por ser un profesor tan bueno al estar preocupado por ella por preguntarle de seguido cómo le iba y si estaba bien además de prepararle ejercicios extra. No me gustaba por donde estaba yendo la cosa, pero ella me volvió a pedir que entrara para ponerme una copa. Solo eso para charlar un poco más. Le comenté que no veía oportuno que ella siguiera bebiendo conforme estaba, prometiéndome que solo iba a beber un refresco. No parecía tener ninguna intención más allá de lo que decía, por lo que acabé aceptando, aunque le dije que sería algo rápido.
 
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