Capítulo 617
Las clases fueron bastante bien, donde lo más destacable era que Julia seguía con ese buen humor que siempre traía. Se me hacía una chica muy cercana y la verdad es que hacía todo lo posible por participar en la clase. La veía muy extrovertida y eso me gustaba, porque era algo que le venía genial para el speaking, como demostraba cuando practicábamos entre todos, aunque se atascaba un poco alguna que otra vez y se quedaba pensando en alguna palabra que no recordaba o trataba de buscar un sinónimo en su cabeza y se quedaba algunos segundos en silencio, cosa que restaba en dicho ejercicio. Pero no pasaba absolutamente nada, porque seguro que podría sacarlo con la práctica sin ningún problema. También la veía muy interesada en seguir con los ejercicios que le ponía para casa, explicándome ella cuando se iban todos que era algo que le gustaba hacer, porque así mantenía la cabeza ocupada y de paso practicaba para ponerse al día. Por lo que me pidió amablemente si podía prepararle más.
Ese día no tuve suerte para almorzar con Valentina, porque seguía muy liada con su trabajo, aunque tuvo el detalle de avisarme, diciéndome que lo sentía mucho. Le resté importancia, porque lo que tenía que hacer era importante y casi que me vino hasta bien para poder preparar más ejercicios extra para su sobrina. Así que en eso me entretuve, haciendo bastantes más de los que necesitaba, pero como tenía un buen rato hasta volver a entrar, pues dejé preparados muchos para ir enviándoselos poco a poco. Por la noche sí que nos podríamos ver, siendo una situación calcada a la del día anterior, viniendo ella reventada para que pudiéramos cenar juntos e irnos a dormir para poder descansar. Como tenía que levantarse bien temprano para varias reuniones que tenía durante toda la semana, acabó por hacer una maleta para traerse ropa a mi casa y poder estar así más cerca de su trabajo para estar más cómoda en general.
Ese día no hubo nada sexual, y no por falta de ganas, al menos por mi parte, pero ella estaba muerta y necesitaba dormir. Pero al día siguiente sí que tendríamos más movimiento. De la misma manera que el día anterior, no pudimos comer juntos, pero sí cenar y ese día vino más activa, por lo que estuvimos tonteando mucho cuando nos fuimos a la cama para descansar. Ella no quería que hiciera nada como le demostré que podía hacer, diciéndome que estaba muy bien servida con aquello y que aún no se veía tan necesitada como para repetirlo, pero sí que me regaló una buena paja y una buena mamada que duraría unos 20 minutos. No podía estar más a gusto mientras me lo hacía. Bueno, tal vez si hubiéramos ido hasta el final sí, pero no me podía quejar en absoluto con lo que había. Le ponía unas ganas y una intensidad excelentes, haciendo que tuviera un buen orgasmo, esta vez sacándosela de su boca justo a tiempo para correrme sobre mi propia polla y su mano. Me limpió de manera muy cariñosa, igual que luego se me abrazó a mí en lo que terminaba de calmarme.
Y el jueves fue exactamente igual, casi con los mismos tiempos y los mismos gestos, pero igualmente de satisfactorios. El único problema que surgió fue que el viernes por la mañana, Valentina recibió una llamada de su madre. Al parecer su padre se había puesto malo y lo tuvieron que ingresar en el hospital. En realidad, fue algo que ocurrió de noche, pero no quiso preocuparla hasta tal punto para que fuera hasta allí tan tarde. Hasta podía oír como su madre trataba de tranquilizarla, porque Valentina se puso nerviosa, diciendo que en cuanto pudiera iría hasta allí para verlo. Cuando colgó la llamada yo intenté tranquilizarla, pero estaba tensa. Hasta le costó desayunar. Y mientras trataba de hacerlo, le llamó su hermana. Al final quedaron en irse juntas por la tarde, aprovechando que la tranquilidad había vuelto al trabajo de mi novia y que su hermana no tenía guardia ni nada tampoco.
No esperaba que me ofreciera irme con ella para, aunque reconozco que me habría encantado. Quizá la situación para conocer a su familia no hubiera sido la mejor por las condiciones que había, pero desde luego era una oportunidad para demostrar que estaba ahí si me necesitaba. Dejé que ella tomara la decisión, aunque me quedó muy claro que ni se le pasó por la cabeza, porque no llegó a decir nada, pasando a disculparse por perdernos el tiempo que podríamos estar juntos ese fin de semana ahora que se le iba a ir el periodo. Porque obviamente no iba a verlo durante un par de horas y se iba a volver. Iba a aprovechar para estar con ellos el fin de semana, ya que llevaba sin hacerlo varias semanas. Puso una carilla cuando se fue después de almorzar que me llegaba a derretir, pero le dije que no pasaba nada y que no iba a ser nada lo que tenía su padre, aunque eso ya era algo que ya sabíamos, pero no podía dejar de preocuparse.
Así, se fue a trabajar durante casi todo su horario de tarde hasta que su hermana fuera a recogerla. Y se nos torció el plan que teníamos el fin de semana, que consistía en pasar el sábado con Irene y Mario en su casa para enseñarle la ciudad esta vez mejor al ir andando y no en coche, con un almuerzo en pareja y ya lo que surgiera por la tarde, con una cena también, haciendo noche allí para volvernos el domingo. Pero no pudo ser. Y aquello fue algo que también lamentaron mis amigos cuando se enteraron de la noticia, pero era lo que había. A mí se me quitaron las ganas de hacer nada, pero mi chica me dijo que no me quedara encerrado y que saliera a divertirme un poco. Le dije que no me parecía justo que yo saliera estando ella así, pero no quería que se nos chafara el fin de semana a los dos, por lo que me sugirió que me acercara a la tienda a jugar para socializar un poco. No era mala idea, pero en ese momento no me apetecía mucho.
Sin embargo, esa misma noche vi que se había organizado algo interesante para el sábado y dicho torneo tenía lugar tanto por la mañana como por la tarde, así que me entró el gusanillo de ir a jugar, sobre todo cuando iban a ir todos los de mi grupillo. Así que el sábado me levanté temprano, como venía siendo la rutina esa semana para aprovechar e ir al gimnasio y machacarme bien para recuperar lo que no pude hacer entre una cosa y otra. Después volví a casa para darme una ducha e ir a la cafetería donde quedaron todos para desayunar. Casi me da algo en lo que iba, porque tenía el estómago muy vacío y había hecho bastante ejercicio, pero lo logré y casi que no hablé por lo que necesitaba comer. Mis amigos me decían que estaba muy desaparecido, dando yo largas como podía hasta que les tuve que decir que me había echado novia, ganándome las típicas coñas.
El torneo de aquel día no fue tan bueno como los anteriores, pero me lo pasé muy bien igualmente, porque fueron buenas partidas y estaba en buena compañía durante todo momento, ya que hicimos una parada para comer juntos en un bar y luego volver para continuar jugando y acabar el torneo. Ese día no me pude meter entre los ocho primeros para jugar los cuartos, semis y final, pero dos de mi grupo sí que lograron entrar, por lo que me quedé para ver las partidas y cómo se daba. Durante el almuerzo le pregunté a Valentina cómo iba la cosa por ahí, aunque hablamos un poco por mensaje cuando llegó de noche, pero fue de manera muy breve. Esta vez me preguntó directamente y sin responderme la pregunta si estaba disponible para poder hablar por llamada, por lo que me salí de la tienda para poder hablar con ella tranquilamente, apartándome un poco al sentarme en un banco próximo.
Me contó que su padre estaba bien y que solo había sido un susto, pero que debía cuidarse mejor. Su hermana lo metió en vereda al explicarle bien lo que le había pasado y las consecuencias que podría tener si no cuidaba algunas cosas, porque para eso era médica. También me contó que había aprovechado para ir a hacer alguna que otra compra al estar allí también su hermana, teniendo ella pensado pasar la noche con su padre y que así pudiera ella descansar, al igual que su madre. Notaba en su voz que la cosa iba bien dentro de lo que había y no me podía alegrar más, aunque sí que lo acabé haciendo cuando me contó que una de las compras que había hecho tenía que ver conmigo. Le pregunté acerca de eso y ella se puso misteriosa, no queriendo contarme de qué se trataba, aunque me dijo que a lo mejor luego me enviaba una foto cuando pudiéramos hablar más tranquilos, aunque era algo que ya estábamos haciendo.
Pero me dijo que luego más tarde sería, por lo que nos despedimos y regresé con los demás para acabar de ver lo que quedaba de torneo. La cosa se dio bien y uno de los nuestros ganó, pensando entre todos en salir a celebrarlo yendo por ahí a cenar y luego a tomarnos algo. Así que se nos hizo un plan repentino pero que tenía buena pinta. Ya en casa, antes de prepararnos para la cena, estuve mandándome mensajes con Valentina, quien ya estaba con su padre, aunque también estaban su madre y su hermana. Iban a cenar por turnos para no dejarlo solo y ya luego se quedaba ella para dormir. Le expliqué el plan que se montó en el grupillo de amigos y se alegró, porque así no me quedaría encerrado y solo. Como iba a salir y no sabía muy bien cuándo iba a volver, le pregunté si me podía dar una pista de la sorpresa que había comprado. Me dijo que tenía suerte de que se había retirado un momento para que pudiéramos hablar por mensaje sin que nadie le molestara y entonces fue cuando me envió una foto de lo que compró.
Me envió una foto en la que salía ella frente a un espejo, con una expresión muy sexy, bien peinada y algo maquillada, como siempre. Y la sorpresa consistía en un mono blanco de lencería de encaje que era increíblemente sexy. Se ajustaba perfectamente a su cuerpo y se transparentaba bastante, permitiéndome ver sus pezones rosas, aunque era algo difícil por lo claros que eran. Aunque en lo que más me fijé fue en su entrepierna, donde sí que podía apreciar bien el vello de su pubis. Me puso malísimo esa foto y se lo dije tal cual, enviando ella emoticonos de caras que reían. Me encantó tanto lo que había comprado como la foto que se hizo para enviármela. Me decía que no podía esperar para verme y poder ponérselo para que la viera así en persona. Obviamente, ver esa foto hizo que hasta dijera algo en voz alta en casa, empezando a sobarme. Y como ella era muy lista, sabía que lo estaba haciendo, queriendo jugar, pero no como a mí me hubiera gustado. Me prohibió tocarme hasta que ella volviera el domingo por la noche.
Fue algo que me hizo gracia, pero que intenté llevar a cabo, cosa que me costó un poco, porque me puso muy cachondo verla así, quedándome unos minutos mirando la foto cuando dejamos de hablar y nos despedimos. Pero tampoco me podía despistar mucho, porque se estaba echando el tiempo encima, por lo que me di una ducha y me arreglé bien para ir a la cena y a salir luego a tomar algo después. Quedamos en un bar cercano a la tienda y me puse en camino, llegando a buena hora, habiendo ya algunos dentro. Estuve muy a gusto con ellos, tal y como hice durante todo el día y desde siempre cuando los conocí. Charlamos del torneo y cosas relacionadas con el juego y de otras cosas en general, aunque más de lo primero. Y luego nos fuimos a un pub, ya más por el centro para tomarnos alguna copa. Nos sentamos en uno de esos sofás que tienen esos locales, aunque casi que se empezaron a montar grupillos dentro del que ya éramos.
Amaya estaba con el chico que estaba por ella, aunque la notaba algo más callada y distante últimamente. Imaginaba que estaba algo cortada por estar conociendo a este chico de esa manera. Luego estaban los demás chicos, que estaban más buscando entrarle a alguna chica y, por último, quedamos Sara y yo. Ella seguía con el permanente tonteo cuando se juntaba conmigo y yo le seguía el rollo, aunque sin dar pie a nada en absoluto. Y no era por falta de ganas, porque la chica me atraía, pero ahora tenía pareja y no podía hacerle eso a Valentina. Pero eso no quitaba que me lo pasara bien con ella chinchándola un poco al ver que se desesperaba, porque seguía con ganas de mí. Y fue divertido hablar con ella de esa manera, interesándose por mi novia para ver cómo nos iba, pero tuve que pararle los pies, porque se venía bastante arriba, poniendo una de sus piernas sobre las mías, acercándose de más a mí y llegando incluso a rozar sus tetas sin sujetador contra mi brazo.
Ella se reía, pero la verdad es que era algo incómodo. Si hubiera estado soltero, hubiera seguido así toda la noche y más cosas que hubieran pasado, pero ahora me tenía que comportar, porque estaba muy contento en mi posición al tener una relación nuevamente y no quería cagarla. Así que me levanté para ir al baño y aprovechar para que corriera un poco el aire entre los dos, pero poco a poco volvimos a la situación de antes. No tenía miedo ni dudaba de mí mismo, pero me estaba empezando a agobiar un poco, por lo que me despedí de ellos para irme de allí. Ya en la calle me calmé un poco y le resté importancia a lo que acababa de pasar, porque yo tenía mi parte de culpa a decirle varias veces que nos íbamos a ver, no pudiendo ser al final. Además, tenía referencias mías por alguien cercana a ella. Pero era muy temprano para encerrarse. Demasiado. Por eso me di una vuelta para no irme a casa tan temprano.
Al estar en pleno centro de la ciudad, pasé por un parque bastante bonito y pequeño, teniendo pensado atravesarlo para encarar un pasaje y seguir así para ir a la zona más baja de la ciudad, porque me gustaba la iluminación de la zona y sabía que era mucho más tranquila. Pero resultó que me encontré a Julia sentada en un banco, justo en la mitad. Estaba sola y con su cabeza mirando al cielo, además de tener los ojos cerrados. Me preguntaba qué hacía por allí sola, especialmente cuando su abuelo estaba ingresado en el hospital. Aunque aún con esas, me parecía raro, porque lo más normal era que estuviera con sus amigas y no sola. Parecía bastante en su mundo y no quería asustarla, por lo que dudé si decirle algo, aunque fuera para saludarla, pero fue algo que pude hacer cuando ella abrió los ojos y miró hacia el frente, aunque yo estaba a su lado y un poco por detrás.
La saludé, mirándome ella y devolviendo el saludo de manera alegre y cercana, sentándome yo a su lado y dándome ella dos besos. Le pregunté qué hacía ahí sola y me empezó a explicar. Parecía tener mucha confianza conmigo, porque me relató con detalle. Empezó diciendo que el viernes por la tarde-noche se fue con su madre y con su tía a ver a su abuelo, que estaba malo, como ya sabía yo, aunque desconocía que ella también hubiera ido, pero ahora ya sabía que sí. Después me dijo que como no era para tanto y veía que la cosa iba bien, pues se vino esa misma tarde de sábado en autobús, porque era el cumpleaños de una amiga cercana y no se lo quería perder. Al contarme esto, le pregunté que por qué no estaba con ella entonces. Resultó que cenaron en un restaurante y bebieron vino y luego salieron para tomarse algo y bebieron más. El local en el que estaban se encontraba al lado del parque en el que estábamos, pero ella se había mareado y había salido a tomar el aire y estaba esperando a que se le pasara un poco.
Pero no terminaba de hacerlo, y eso que se había echado agua fría en la nuca de una fuente que había cercana. No tenía tanto malestar, pero estaba mareada. Decía que llevaba ahí unos 20 minutos y no sabía qué hacer. Para mí era muy simple la solución: irse a casa. Se lo comenté y ella dijo que era lo mejor, pero le daba pena por su amiga, porque habían hablado varias veces de ese día para celebrar su cumpleaños y no quería irse tan pronto. Pero al final dijo que era lo mejor, por eso sacó su móvil y le mandó un mensaje para tenerla informada por si se preocupaban al no verla regresar, porque según me dijo, el local estaba bastante lleno y no quería entrar de nuevo. Yo me presté a acompañarla a casa por si se caía o algo, porque también es que llevaba unos tacones, que en ese estado, o se partía un tobillo o se abría la cabeza si se caía. Me dio las gracias, llegando incluso a darme un abrazo y nos pusimos en camino, aunque su casa quedaba a menos de 5 minutos de donde estábamos.
Una vez se puso en pie y nos pusimos en camino pude ver lo guapa que iba. Llevaba un vestido ajustado de color verde agua. Las formas de su cuerpo se veían perfectamente. Iba supersexy con él, sobresaltado el buen tamaño de sus pechos, sobre todo por el escote que tenía, y de sus caderas. Hasta se marcaba un poco el tanga que llevaba puesto. Era tan parecida a Valentina que es que me resultaba difícil creer que no fuera su hija. Tenía menos culo, pero la silueta en general era muy parecida. De cara no tanto, como ya he descrito, pero el peinado sí que era casi idéntico, teniéndolo Julia algo más largo, pero tenía el mismo color, mismo alisado y mismo flequillo. En esta ocasión, iba sin gafas, estando más guapa y pareciendo menos inocente, llevando además algo de maquillaje. También llevaba unas altas sandalias con plataforma y un buen tacón. Ya era una chica alta de por sí, pero ahora lo era más todavía.
De camino, casi se cae en un par de ocasiones, por lo que al final se acabó agarrando a uno de mis brazos, riendo en todo momento. Hablamos algunas cosas y pensaba yo que ahí iba a quedar la cosa, pero ella me invitó a pasar. Rechacé su propuesta, pero ella insistió, diciéndome que no hiciera el feo y que me quería compensar por haberla acompañado y por ser un profesor tan bueno al estar preocupado por ella por preguntarle de seguido cómo le iba y si estaba bien además de prepararle ejercicios extra. No me gustaba por donde estaba yendo la cosa, pero ella me volvió a pedir que entrara para ponerme una copa. Solo eso para charlar un poco más. Le comenté que no veía oportuno que ella siguiera bebiendo conforme estaba, prometiéndome que solo iba a beber un refresco. No parecía tener ninguna intención más allá de lo que decía, por lo que acabé aceptando, aunque le dije que sería algo rápido.