Reencuentro con Elena

Una lástima lo que ha sucedido, no el hecho en sí, sino por el momento poco propicio.

Nunca aposté por una relación a largo plazo, muchas diferencias les separan, pero con tanta dificultad que tuvieron que sortear, al menos podrían haber recorrido algo más de camino juntos, despacio y constante, ambos iban mejorando.

El atractivo sexual que presenta Javier, de ser un superpoder ha pasado a ser una maldición, así como va, se ve difícil que al reencontrarse con el amor, él le pueda corresponder con algo básico que es la lealtad.

Todos dan por sentado que Ángela está disponible emocionalmente para Javier, eso no lo sabemos con certeza.

Aunque no lo creo, capaz si Valentina regresa con él en modo liberal, y le da a probar de su propia sopa.
Ángela, parece no tener problema en seguir relacionándose con Javi.
Probablemente nuestro protagonista reciba un frasco de su propia medicina si se ilusiona con ella.
Lo del retorno de Valentina en modo liberal... No lo veo: El papel soporta casi todo, pero no tendría mucho sentido con la línea seguida por el personaje.
 
Para mí, sería una decepción grande que Elena acepte algún tipo de acercamiento carnal. No me gusta que la gente se quiera tan poco y no tenga dignidad.
Sabes que Elena me gustaría para terminar al lado de Javier, pero tienen dos grandes escollos que superar.

Lo primero, las explicaciones de lo que sucedió mientras estaban juntos, ambos se deben respuestas, la responsabilidad del fracaso de esa relación es compartida.

Sin logran aclarar eso, viene lo segundo, lo que sucedió luego de terminar, el inexplicable comportamiento que tuvieron con David y Maribel.

Se ve difícil.:oops::(
 
Lo q mas me sorprende es que no haya ningún amigo o familiar que lo siente y le ponga los puntos sobre las ies. Flaco, cada relación que tenes la rompes por infiel, pero principalmente por no saber decir que no, por no saber guardar las distancias. Sabia desde el vamos, que la relación con Valentina exigía mucho compromiso por su parte, si no estaba dispuesto lo mejor hubiese sido bajarse, pero nuevamente quebró a otra mujer. Es un tipo totalmente toxico en cuanto a parejas.
Como decían por aquí arriba, parece que ser el Don Juan, el Macho fornicador, le esta saliendo mal, ya que no puede aguantar el acoso de las mujeres.
Abro apuestas... en cuantos capitulos se voltea a la sobrina??
 
Capítulo 624

M: ¿Qué pasa, Javi?
S: ¿Todo bien?
J: Pues no mucho, la verdad.
I: ¿Qué te pasa?
J: Pues... Valentina y yo hemos roto -dije yendo al grano-. Bueno, me ha dejado ella.
I: ¿Por qué?
J: Porque le he engañado.
S: ¿En serio?
M: ¿Es esta una de tus bromas?
J: Ojalá. Pero no, va en serio. Fue el sábado por la noche. Ella estaba fuera, porque su padre se había puesto malo y había ido a verlo. No tenía pensado salir, pero ella me dijo que lo hiciera para distraerme.
M: ¿Distraerte?
J: Era por... La semana pasada tuvo lío en el trabajo y estuvo con la regla y no tuvimos mucha oportunidad de... Le dije que las horas se me estaban pasando muy lentas y por eso lo de salir, para que se me pasara rápido.
S: Y se lo has contado.
J: Claro.
I: ¿Pero cómo ha sido?
J: Salí por la noche con algunos amigos de aquí. Ya os he hablado de ellos.
I: ¿Ha sido con la del pelo rosa? Joder, Javi... Vaya cagada, tío...
J: No. No fue con esa. Y no fue por falta de oportunidades, porque se puso insistente. De hecho, me fui por lo mismo, porque llevaba ya varios días sin hacer nada y no quería liarla.
M: Pues ya ves de qué sirvió.
J: Ya... Al salir me encontré con alguien.
S: ¿Con quién?
J: Con su sobrina.
I: ¿De quién? ¿De Valentina? ¿Otra vez metiendo a familia de por medio?
J: Pero que no pasó nada con ella, coño.
S: ¿Pero entonces?
J: La cosa con ella solo se calentó. Demasiado, pero no pasó nada. No le iba a hacer eso con su sobrina, joder...
I: ¿Y qué pasó con ella entonces?
J: Pues que me la encontré en la calle sentada en un banco. Estaba mareada por haber bebido, porque estaba de fiesta. Y como la conozco un poco de darle clase en la academia, pues la acompañé a casa. Allí estuvimos hablando bastante y bueno... De repente se fue a su habitación y salió en bikini, porque le entró calor y se quería bañar en la piscina que tenía en su casa. Ya se me había insinuado alguna vez, pero empezó a ir más a saco y hasta se llegó a desnudar. Pero aun así no pasó nada con ella.
S: ¿Y con quién fue entonces?
J: Pues fue al irme de su casa. Me paré en el sitio en el que ella estuvo, porque tenía calor y estaba nervioso y me encontré a alguien. La vi, pero no me acerqué. Y me arrepentí, pero fue ella la que se acabó acercando a mí sin que me diera cuenta. Es alguien a quien conocéis todos...
I: ¿Quién? -preguntó incorporándose.
J: Ángela.
S: ¿Ángela? ¿Y qué tal?
J: Pues imagínate si acabamos en la cama -dije riendo, aunque de manera un poco triste.
I: No pensaba que os pudierais encontrar...
J: Pues acabó pasando. Está ayudando a su hermana a instalarse para el curso que viene y está viviendo con ella unos días. También está saliendo con unos amigos por lo que me contó.
M: Llevamos una temporada sin hablar con ella y sin vernos.
J: Sí, eso me dijo. Hablamos muchas cosas y al parecer ha estado bien informada de mí...
I: Ah... Eso...
J: No me importa, ¿eh? Si yo también he preguntado alguna vez...
M: Entonces bien con ella, ¿no?
J: Sí. Muy bien. No estaba nada enfadada como cuando hablamos por última vez. Era la Ángela de siempre.
I: Sabía que pasaría eso si os volvíais a ver.
J: ¿El qué? ¿Acabar en la cama?
I: No, que os llevaríais bien de nuevo. Los dos sois especiales para el otro.
J: Ah... En cuanto vi la sonrisa que tenía cuando me habló, estaba claro que venía en plan conciliador.
I: Se alegraba mucho de cómo te empezó a ir cuando saliste de...
J: Ya, si lo hablamos todo. Me dijo que le aconsejasteis que no se acercara a mí por si se despertaba algo en ella, porque lo último que yo necesitaba esos días era que ella se pusiera en ese plan. Creo que hicisteis bien aconsejándole eso. Aunque la verdad es que me hubiera gustado tenerla a mi lado también en esos momentos, pero no merecía la pena arriesgarse.
M: Es que es eso.
J: También me contó lo de cómo se enganchó al puesto que dejé yo cuando me echaron del periódico. Me alegré mucho por ella, porque aún sigue ahí.
S: Sí, se me ocurrió cuando me contó que no estaba contenta con el que tenía esos días.
J: Pues después de hablar bastante, no pude evitar besarla. La veía tan guapa, tan espectacular y tan todo... Me vinieron muchos recuerdos de cuando íbamos a la universidad y me lancé. Y eso que ella me preguntó por mi novia en ese momento, porque también lo sabía, pero yo ya no podía parar. Y ella se dejó llevar también y acabamos follando.
I: ¿Y cómo se lo tomó Valentina?
J: ¿Tú qué crees? Aunque la conversación empezó mucho antes, porque su sobrina se fue de la lengua antes de tiempo. Que iba a hablar con ella de eso, porque le tuve que decir que estaba con su tía para que me dejara en paz de una puta vez. Y eso pues tuvo su consecuencia de que la chica se enterara de que su tía se había divorciado, que ahora estaba conmigo y todo eso.
M: Uff...
J: Sí. Tuve que darle detalles con pelos y señales. Bueno, lo de los pelos no se lo conté...
S: Anda... Y encima estás con las coñas con lo que ha pasado.
J: Ya. Es que es raro, porque no ha sido como la otra vez. Ni mucho menos.
I: ¿A qué te refieres?
J: Pues a que una vez me levanté al día siguiente, no me encontraba tan mal como esperaba al haber hecho aquello. No sé... Esperaba estar peor, pero supongo que por eso mismo me dejé llevar así también, porque al fin y al cabo no estaba enamorado de Valentina. Es lo que pienso, ya os lo comenté, que no sentía las mismas cosas con ella.
M: Entonces no sería tan duro contarle lo que pasó.
J: Bueno... Se me secó la boca en el momento y me puse nervioso. Lo normal, supongo, pero desde luego no fue fácil. Yo quiero a Valentina y no quería hacerle eso. No quería hacerle daño después de lo que había pasado con su marido. No os vayáis a pensar que estaba dando saltos cuando ya volví en mí al día siguiente. Estaba raro. Ángela también se echa la culpa a ella, pero le he dicho que no es así. La culpa es solo mía por no saber frenarme a tiempo. Ni tampoco el alcohol ni las ganas que tenía de echar un polvo eran excusa para haber acabado así.
I: ¿Y por qué lo hiciste entonces?
J: Porque me hizo mucha ilusión verla y por recordar tantas cosas. Ángela es alguien muy importante para mí. Y hemos quedado en vernos de seguido. No quiero que se vuelva a ir de mi vida.
M: ¿Qué dijo Valentina cuando le contaste eso?
J: Pues ya os podéis imaginar. Se quedó como bloqueada, pero me dijo que no quería volver a verme más y se fue. Llamé a Daniela para contarle lo que había pasado y que fuera con ella. No quería que estuviera sola.
S: ¿Y fue?
J: Sí. Estuvo haciéndole compañía. Y también lo ha hecho estos días.
S: ¿Y qué has hecho tú?
J: Pues aguantar. No me quedaba otra. Antes de que se fuera le dije que no tomara una decisión en caliente y que pensara bien lo que quería hacer. He dejado pasar un par de días y hasta le he mandado flores con una nota. Pero no ha dicho nada hasta esta noche, un rato antes de que os dijera de hablar.
S: ¿Y qué te ha dicho?
J: Lo mismo, que no me quiere ver y que la deje en paz.
I: ¿Qué cara tenía?
J: No lo sé. Lo ha hecho por mensaje.
M: ¿En serio?
J: Sí. Y también me ha dicho que me aleje de Daniela. Que solo voy a lo que voy y que seguro que la corrompo.
I: Bueno, pero esa decisión no es de ella. Al final es también tu amiga y tanto tú como ella tendréis que decidir eso, ¿no?
J: Supongo.
S: ¿Y cómo has estado estos días?
J: De bajón. Yo no quería romper con ella o que me dejara. He estado un poco mal. Más pensativo que otra cosa.
I: Joder, Javi, es que ya te vale...
J: Ya sé que la he cagado. Me he sincerado con ella y me he disculpado. ¿Qué más hago?
S: No puedes hacer mucho más.
I: No es que tengas que hacer nada. Tenías que haberte estado quieto.
J: ¿Me lo dices tú que estabas tocándote en la puerta de nuestra habitación mientras nos oías follar?
I: ¿Pero pasó algo?
J: Irene, que no te la ibas a follar. No te piques conmigo porque no la vayas a ver más.
I: Que no, imbécil. Me jode porque te iba bien y estaba muy contenta de verte así de nuevo. También es verdad que me gustaba pasar tiempo con vosotros y verla, pero no es por eso. Tonto, que eres tonto.
S: Bueno, ya está. No os enfadéis.
M: ¿Y ahora qué?
J: Pues nada. Cada uno por su lado.
S: ¿Quieres que quedemos este finde?
J: Me ha dicho Ángela de irme con ella.
M: ¿A dónde?
J: Se ha ido de vacaciones una semana a Ibiza, que tiene allí una casa. Hemos hablado estos días, porque se seguía sintiendo mal por mí y eso y quería estar informada de lo que pasaba con mi relación y también por si necesitaba hablar. Me ha dicho que me vaya con ella este finde allí para despejarme y me lo estoy pensando.
S: Suena muy bien. Yo creo que te vendría bien para desconectar un poco
I: Tengo que hablar yo con ella.
J: ¿Para qué? No la líes, ¿eh?
I: Qué va. Solo quiero que me cuente todo desde su punto de vista. A ver si se anima a darme algún detalle de la noche que pasasteis, que tú no estás para hablar eso ahora mismo.
J: Pues la verdad es que no me apetece mucho.
 
Capítulo 624

M: ¿Qué pasa, Javi?
S: ¿Todo bien?
J: Pues no mucho, la verdad.
I: ¿Qué te pasa?
J: Pues... Valentina y yo hemos roto -dije yendo al grano-. Bueno, me ha dejado ella.
I: ¿Por qué?
J: Porque le he engañado.
S: ¿En serio?
M: ¿Es esta una de tus bromas?
J: Ojalá. Pero no, va en serio. Fue el sábado por la noche. Ella estaba fuera, porque su padre se había puesto malo y había ido a verlo. No tenía pensado salir, pero ella me dijo que lo hiciera para distraerme.
M: ¿Distraerte?
J: Era por... La semana pasada tuvo lío en el trabajo y estuvo con la regla y no tuvimos mucha oportunidad de... Le dije que las horas se me estaban pasando muy lentas y por eso lo de salir, para que se me pasara rápido.
S: Y se lo has contado.
J: Claro.
I: ¿Pero cómo ha sido?
J: Salí por la noche con algunos amigos de aquí. Ya os he hablado de ellos.
I: ¿Ha sido con la del pelo rosa? Joder, Javi... Vaya cagada, tío...
J: No. No fue con esa. Y no fue por falta de oportunidades, porque se puso insistente. De hecho, me fui por lo mismo, porque llevaba ya varios días sin hacer nada y no quería liarla.
M: Pues ya ves de qué sirvió.
J: Ya... Al salir me encontré con alguien.
S: ¿Con quién?
J: Con su sobrina.
I: ¿De quién? ¿De Valentina? ¿Otra vez metiendo a familia de por medio?
J: Pero que no pasó nada con ella, coño.
S: ¿Pero entonces?
J: La cosa con ella solo se calentó. Demasiado, pero no pasó nada. No le iba a hacer eso con su sobrina, joder...
I: ¿Y qué pasó con ella entonces?
J: Pues que me la encontré en la calle sentada en un banco. Estaba mareada por haber bebido, porque estaba de fiesta. Y como la conozco un poco de darle clase en la academia, pues la acompañé a casa. Allí estuvimos hablando bastante y bueno... De repente se fue a su habitación y salió en bikini, porque le entró calor y se quería bañar en la piscina que tenía en su casa. Ya se me había insinuado alguna vez, pero empezó a ir más a saco y hasta se llegó a desnudar. Pero aun así no pasó nada con ella.
S: ¿Y con quién fue entonces?
J: Pues fue al irme de su casa. Me paré en el sitio en el que ella estuvo, porque tenía calor y estaba nervioso y me encontré a alguien. La vi, pero no me acerqué. Y me arrepentí, pero fue ella la que se acabó acercando a mí sin que me diera cuenta. Es alguien a quien conocéis todos...
I: ¿Quién? -preguntó incorporándose.
J: Ángela.
S: ¿Ángela? ¿Y qué tal?
J: Pues imagínate si acabamos en la cama -dije riendo, aunque de manera un poco triste.
I: No pensaba que os pudierais encontrar...
J: Pues acabó pasando. Está ayudando a su hermana a instalarse para el curso que viene y está viviendo con ella unos días. También está saliendo con unos amigos por lo que me contó.
M: Llevamos una temporada sin hablar con ella y sin vernos.
J: Sí, eso me dijo. Hablamos muchas cosas y al parecer ha estado bien informada de mí...
I: Ah... Eso...
J: No me importa, ¿eh? Si yo también he preguntado alguna vez...
M: Entonces bien con ella, ¿no?
J: Sí. Muy bien. No estaba nada enfadada como cuando hablamos por última vez. Era la Ángela de siempre.
I: Sabía que pasaría eso si os volvíais a ver.
J: ¿El qué? ¿Acabar en la cama?
I: No, que os llevaríais bien de nuevo. Los dos sois especiales para el otro.
J: Ah... En cuanto vi la sonrisa que tenía cuando me habló, estaba claro que venía en plan conciliador.
I: Se alegraba mucho de cómo te empezó a ir cuando saliste de...
J: Ya, si lo hablamos todo. Me dijo que le aconsejasteis que no se acercara a mí por si se despertaba algo en ella, porque lo último que yo necesitaba esos días era que ella se pusiera en ese plan. Creo que hicisteis bien aconsejándole eso. Aunque la verdad es que me hubiera gustado tenerla a mi lado también en esos momentos, pero no merecía la pena arriesgarse.
M: Es que es eso.
J: También me contó lo de cómo se enganchó al puesto que dejé yo cuando me echaron del periódico. Me alegré mucho por ella, porque aún sigue ahí.
S: Sí, se me ocurrió cuando me contó que no estaba contenta con el que tenía esos días.
J: Pues después de hablar bastante, no pude evitar besarla. La veía tan guapa, tan espectacular y tan todo... Me vinieron muchos recuerdos de cuando íbamos a la universidad y me lancé. Y eso que ella me preguntó por mi novia en ese momento, porque también lo sabía, pero yo ya no podía parar. Y ella se dejó llevar también y acabamos follando.
I: ¿Y cómo se lo tomó Valentina?
J: ¿Tú qué crees? Aunque la conversación empezó mucho antes, porque su sobrina se fue de la lengua antes de tiempo. Que iba a hablar con ella de eso, porque le tuve que decir que estaba con su tía para que me dejara en paz de una puta vez. Y eso pues tuvo su consecuencia de que la chica se enterara de que su tía se había divorciado, que ahora estaba conmigo y todo eso.
M: Uff...
J: Sí. Tuve que darle detalles con pelos y señales. Bueno, lo de los pelos no se lo conté...
S: Anda... Y encima estás con las coñas con lo que ha pasado.
J: Ya. Es que es raro, porque no ha sido como la otra vez. Ni mucho menos.
I: ¿A qué te refieres?
J: Pues a que una vez me levanté al día siguiente, no me encontraba tan mal como esperaba al haber hecho aquello. No sé... Esperaba estar peor, pero supongo que por eso mismo me dejé llevar así también, porque al fin y al cabo no estaba enamorado de Valentina. Es lo que pienso, ya os lo comenté, que no sentía las mismas cosas con ella.
M: Entonces no sería tan duro contarle lo que pasó.
J: Bueno... Se me secó la boca en el momento y me puse nervioso. Lo normal, supongo, pero desde luego no fue fácil. Yo quiero a Valentina y no quería hacerle eso. No quería hacerle daño después de lo que había pasado con su marido. No os vayáis a pensar que estaba dando saltos cuando ya volví en mí al día siguiente. Estaba raro. Ángela también se echa la culpa a ella, pero le he dicho que no es así. La culpa es solo mía por no saber frenarme a tiempo. Ni tampoco el alcohol ni las ganas que tenía de echar un polvo eran excusa para haber acabado así.
I: ¿Y por qué lo hiciste entonces?
J: Porque me hizo mucha ilusión verla y por recordar tantas cosas. Ángela es alguien muy importante para mí. Y hemos quedado en vernos de seguido. No quiero que se vuelva a ir de mi vida.
M: ¿Qué dijo Valentina cuando le contaste eso?
J: Pues ya os podéis imaginar. Se quedó como bloqueada, pero me dijo que no quería volver a verme más y se fue. Llamé a Daniela para contarle lo que había pasado y que fuera con ella. No quería que estuviera sola.
S: ¿Y fue?
J: Sí. Estuvo haciéndole compañía. Y también lo ha hecho estos días.
S: ¿Y qué has hecho tú?
J: Pues aguantar. No me quedaba otra. Antes de que se fuera le dije que no tomara una decisión en caliente y que pensara bien lo que quería hacer. He dejado pasar un par de días y hasta le he mandado flores con una nota. Pero no ha dicho nada hasta esta noche, un rato antes de que os dijera de hablar.
S: ¿Y qué te ha dicho?
J: Lo mismo, que no me quiere ver y que la deje en paz.
I: ¿Qué cara tenía?
J: No lo sé. Lo ha hecho por mensaje.
M: ¿En serio?
J: Sí. Y también me ha dicho que me aleje de Daniela. Que solo voy a lo que voy y que seguro que la corrompo.
I: Bueno, pero esa decisión no es de ella. Al final es también tu amiga y tanto tú como ella tendréis que decidir eso, ¿no?
J: Supongo.
S: ¿Y cómo has estado estos días?
J: De bajón. Yo no quería romper con ella o que me dejara. He estado un poco mal. Más pensativo que otra cosa.
I: Joder, Javi, es que ya te vale...
J: Ya sé que la he cagado. Me he sincerado con ella y me he disculpado. ¿Qué más hago?
S: No puedes hacer mucho más.
I: No es que tengas que hacer nada. Tenías que haberte estado quieto.
J: ¿Me lo dices tú que estabas tocándote en la puerta de nuestra habitación mientras nos oías follar?
I: ¿Pero pasó algo?
J: Irene, que no te la ibas a follar. No te piques conmigo porque no la vayas a ver más.
I: Que no, imbécil. Me jode porque te iba bien y estaba muy contenta de verte así de nuevo. También es verdad que me gustaba pasar tiempo con vosotros y verla, pero no es por eso. Tonto, que eres tonto.
S: Bueno, ya está. No os enfadéis.
M: ¿Y ahora qué?
J: Pues nada. Cada uno por su lado.
S: ¿Quieres que quedemos este finde?
J: Me ha dicho Ángela de irme con ella.
M: ¿A dónde?
J: Se ha ido de vacaciones una semana a Ibiza, que tiene allí una casa. Hemos hablado estos días, porque se seguía sintiendo mal por mí y eso y quería estar informada de lo que pasaba con mi relación y también por si necesitaba hablar. Me ha dicho que me vaya con ella este finde allí para despejarme y me lo estoy pensando.
S: Suena muy bien. Yo creo que te vendría bien para desconectar un poco
I: Tengo que hablar yo con ella.
J: ¿Para qué? No la líes, ¿eh?
I: Qué va. Solo quiero que me cuente todo desde su punto de vista. A ver si se anima a darme algún detalle de la noche que pasasteis, que tú no estás para hablar eso ahora mismo.
J: Pues la verdad es que no me apetece mucho.

Esta Irene, parece que le falta un verano. Es increíble lo infantil que es.
 
Capítulo 625

No tardamos mucho más en despedirnos para marcharnos a la cama, porque todos debíamos madrugar para ir a trabajar, aunque yo no había ni cenado aún, así que me puse a ello, pero le pregunté a mi madre si estaba disponible para hablar, porque también quería informarle a ella. Se llevó un chasco bastante grande cuando se enteró de la noticia, dándole lástima por no haberle dado tiempo a conocerla ni siquiera, aunque al menos la había visto, que no era poco. Y de ese chasco pasó a la decepción cuando le conté el motivo de la ruptura. A nadie le gusta enterarse de que alguien cercano ha sido infiel en su relación, pero para una madre debe ser peor aún. Aun así, no me echó la bronca ni nada, pero sí dejó constancia de que aquello no le había gustado nada. Hasta me llegó a preguntar con quién había sido. Se lo conté, porque ya le había hablado de Ángela a mi madre en alguna ocasión, sobre todo cuando estaba estudiando con ella.

Fue una información que no varió nada su estado de ánimo, ni para bien ni para mal, pero me dijo que tenía que tener cabeza y no meterme en una relación en la que viera que no iba a estar cómodo. Yo le dije que lo estaba con Valentina y que me hubiera gustado seguir con ella, pero fue un reencuentro muy especial que me hizo mucha ilusión. También le conté que andábamos un poco así antes de que acabáramos la carrera, aunque no llegamos nunca a ser pareja, pero a ella le daba igual, porque en el momento en el que me reencontré con ella sí que la tenía y me veía contento cuando le hablaba de ella. Por ahí dejamos la conversación, porque no quería recibir más de lo que ya lo había hecho por mucho que lo mereciera, así que nos despedimos dándonos las buenas noches. Aunque antes de irme a dormir le mandé un mensaje a Ángela diciéndole que le tomaba la palabra en eso de pasar el fin de semana junto a ella. Y mi amiga me respondió encantada con varios emoticonos con caras sonrientes.

Ya al día siguiente recibiría mensajes de Daniela para ver cómo estaba después de la decisión que había tomado Valentina, porque estaba enterada al estar mucho encima de ella para que no estuviera sola y pasara aquello mejor. Le comenté que era algo que prefería hablar con tranquilidad, aunque lo quería hacer así más por otro motivo, por el que me exigió Valentina, pidiéndome que me alejara de ella. A Daniela le pareció bien, aunque pensaba que ella no estaba enterada de esto último por cómo fue ella la que tuvo la iniciativa de hablarme para ver cómo me encontraba. También aproveché para preguntarle cómo estaba mi expareja, porque asumía que se le tenía que estar haciendo duro por lo ilusionada que la veía cuando estábamos juntos. Efectivamente, Daniela me contó que no estaba siendo algo agradable para ella precisamente, aunque al menos ya no lloraba, pero sí que notaba de bajón. Pero ella hacía lo que podía al ir a su casa para hacerle compañía y también me contaba que se refugiaba mucho en el trabajo, quedándose allí a comer incluso.

Quedamos en vernos pronto, pero lo cierto es que no pudimos llevar esa reunión a cabo, porque yo no iba a ir a la cafetería pudiendo estar Valentina por ahí y porque tenía que trabajar. Y para cuando ella salía por la tarde-noche y yo ya estaba disponible también al acabar en la academia, se iba con Valentina para cenar juntas, ya que me contó que no tenía mucho apetito y tenía que estar encima de ella para vigilarla en ese aspecto. Así que hasta mi vuelta de Ibiza no podríamos hacerlo. Me moría de ganas por ver a Valentina y poder hablar con ella, abrazarla, olerla e incluso besarla, pero me resultaba muy difícil por horarios y demás. Ella permanecía en la oficina desde bien temprano hasta la noche y no veía nada viable ir, porque seríamos el centro de atención de toda la empresa y sabía que eso la reventaba hasta tal punto que empeoraría la cosa más aún, porque nadie de allí conocía que Valentina estaba conmigo y dudo mucho que también supieran que se había divorciado.

Solo veía bien la posibilidad ir a su casa por la noche, aunque en esas horas ya estaba con Daniela. Era algo que contemplaba bastantes veces con seriedad, llegando al punto de que me acerqué en un par de ocasiones hasta la misma puerta de su edificio, aunque no llegué a llamar. Ella tenía claro desde el minuto 1 que no quería verme más, recordándomelo el miércoles por la noche con ese mensaje y bloqueándome a los pocos minutos. No estaba tan desesperado como la otra vez en la que seguramente podría haber hecho más de lo que hice, pero eso tampoco quitaba que no estuviera triste por todo lo que había pasado. Esos días me pasé bastante tiempo pensando y recordando momentos con ella teniendo hasta la televisión apagada, pero cuando reaccionaba y veía que era algo que me hacía daño, me ponía a jugar para distraerme y sobrellevarlo mejor. Eso y hacer la maleta para pasar el fin de semana con Ángela.

El jueves estuve mirando vuelos que estuvieran bien de precio para que no me saliera muy caro y tuve la suerte de encontrar uno relativamente bien de precio para el próximo día, que era justo cuando quería salir, el viernes por la noche una vez saliera de trabajar. El vuelo fue bastante tranquilo, aunque no estaba pendiente de eso, además de que era corto de por sí. Bastante diferente al último que hice en el que estaba bastante nervioso, pero ahora no tenía ningún motivo para estarlo, porque ya había pasado todo. Estaba muy a mis cosas pensando y escuchando música en el móvil, llegando antes de lo que esperaba. Se me hizo más corto de lo que pensaba que sería en realidad. Al llegar, me dirigí a la terminal en un pequeño bus, porque quedaba algo retirado y me dirigí a la salida, encontrándome a Ángela allí pese a que no quedamos en nada en concreto.

Sabía que el vuelo tenía lugar a esa hora, pero no quedamos en que iría a por mí. Me encantó verla agitar su mano mientras me llamaba con su voz algo aniñada. Me pareció un gesto tierno, que se volvió así más aún cuando puso esa cara conforme me acercaba a ella. Me miraba con cara de sentirse muy culpable, con sus cejas caídas. La misma que cara que puso en la videollamada que hicimos un par de días antes. Me dio un abrazo grandísimo que me llegó hasta a impresionar, porque debía pensar que estaba muy mal para recibirme así. Me gusto también ese gesto, pasando después a darme un beso en la mejilla y saliendo juntos del aeropuerto para ir hacia el pequeño coche que se encontraba el parking de dicho lugar y que tenía por costumbre alquilar siempre que iba allí para poder moverse mejor. Me preguntó si quería conducir yo, pero se recordó a sí misma que no me conocía el camino para ir a su casa mientras reía, aunque le sugerí de ir a cenar algo, porque yo no lo había hecho.

La cosa es que eran algo más de las 12 de la noche y a esa hora no habría gran cosa abierto, prefiriendo ella dejarlo para la noche siguiente e ir a buen sitio de paso. Por eso nos montamos en el coche, para regresar a su casa y ya cenaría algo allí. Por el camino, Ángela me preguntó cómo me encontraba, diciéndole yo que no era para tanto, porque la veía afectada de verdad, mirándome a cada rato con esa expresión de pena. Y es verdad que al verla me animé más, porque durante toda la semana no había visto a nadie realmente cercano a mí, alguien con quien pudiera contar y lo cierto es que con ella a mi lado, esa tristeza que venía teniendo se iba disipando. Hasta le pedí que no estuviera ella así para poder disfrutar de ese fin de semana juntos. Por suerte, Ángela pareció cambiar el chip y puso una de sus preciosas sonrisas en su cara para continuar hablando, aunque ya de otras cosas.

No esperaba que su casa estuviera tan alejada del aeropuerto, pues se encontraba a más de media hora y conforme más nos acercábamos, más sinuosas eran las carreteras. Un motivo por el que prefiero conducir yo en un viaje es que me mareo mucho, y más con ese estilo de caminos, pero la verdad es que Ángela conducía muy bien y no iba muy rápido. Eso, más la charla que teníamos bastante distendida hizo que se me pasara rápido el momento y que no me pusiera mal. En lo que íbamos, me contó que era una casa que estaba en las proximidades a una cala que ella decía que siempre estaba muy tranquila, tanto que parecía que era exclusiva para ella y su familia, porque nunca había nadie, especialmente bien entrada la noche. En algún momento me había hablado de ella, sobre todo cuando se acercaba el final del curso en el que nos encontrábamos, aunque nunca me enseñó ninguna foto ni me dio detalles de ella, pero sí me decía que le encantaba ir y que antes solía pasar mucho más tiempo allí en verano, pero los últimos años ya no era tan así, porque tenía que trabajar y otras cosas más.

Me quedé muy impresionado una vez llegamos, porque la casa tenía una pinta increíble. Una vez la vi por dentro a fondo y nos fuimos a la cocina para preparar algo para que pudiera cenar le acabé diciendo que me gustó mucho. No era una casa exageradamente grande como las que todo el mundo imagina al estar en una ubicación como esa, pero tampoco quedaba lejos de aquello. Lo que más la diferenciaba de una de esas era que no era tan grande y que no tenía piscina. Aunque no le hacía falta eso último cuando tenías una pequeña porción de playa para ti solo prácticamente, además de que tenían un jacuzzi en el pequeño porche que había en la planta de abajo, el cual tenía una pequeña valla que daba a un pequeño sendero que bajaba a esa miniplaya. Todo estaba muy acorde al lugar al predominar el color blanco y al estar todo bien abierto, aunque las habitaciones y los baños sí que tenían puertas, pero ninguna estancia más las tenía.

Tenía tres habitaciones grandes, aunque una predominaba. Ella me contó que esa era la de sus padres, cosa que ya deduje yo al ver una foto de ambos colgada sobre el cabecero de la cama. Fue la primera vez que los vi, encontrándome que su madre era rubia, como ella y su padre moreno. Podía ver cómo Ángela se parecía más a su madre que a su padre, pero tampoco me dio tiempo a ver bien la imagen, porque tiró de mí para enseñarme el resto de la casa. Siguió con la habitación de su hermana, la cual iba a venir al día siguiente, o eso pensaba ella, porque estaba saliendo con los amigos, pero se iba a quedar la semana siguiente por completo también. Era más pequeña que la de sus padres, pero bastante amplia y bonita igualmente. Luego pasamos a la suya, que era clavada a la de su hermana, aunque cambiaba en la decoración un poco, pero tampoco mucho, porque seguía manteniendo el estilo de la casa. Lo que más llamaba la atención era la cama, que era diferente, porque era más grande, como una de matrimonio y la diferencia más grande era que tenía un baño propio, como el de la habitación más grande, aunque este era bastante pequeño y no llegaba a tener ducha.

Después de enseñarme el baño de arriba me enseñó la planta de abajo, porque ahí es donde hacían vida por así decirlo, teniendo un gran salón con una cocina casi americana, por tener como una ventana que conectaba con él, mostrándome por último el baño de esa planta. Ya nos fuimos a la cocina a preparar algo, recurriendo a hacer algo de pasta, ya que se prepara rápido, aunque tampoco es que hubiera gran cosa para hacer, porque siempre que iban solían comer en un pequeño local que hacía de pensión, pero es que conocían al personal de muchos años y servían buena comida, por eso iban siempre allí. Nos salimos al pequeño porche para poder cenar yo con vistas al mar, aunque la vegetación del lugar al estar algo altos tapaba un poco, pero eran unas vistas muy bonitas igualmente. Fue un momento que me encantó, con ambos charlando de momentos vividos en la universidad, recordando tantos ratos buenos y divertidos.

Ella me miraba bebiendo su refresco con pajita, con una sonrisa permanente en su rostro, aunque a veces los cerraba cuando recordábamos alguna anécdota graciosa. El único problema que vi fue el calor que hacía. Más que eso, humedad. Demasiada, que unida al calor típico del mes de agosto, hacia transpirar de por más. Ángela estaba como si tal cosa, supongo que al estar acostumbrada, aunque también ayudaba bastante cómo iba vestida al llevar una camiseta blanca de pijama con algunos dibujos de flores. Era de tirantes y no le llegaba al ombligo, permitiéndole lucirlo. En la parte de abajo llevaba unos pantaloncitos muy bonitos, a juego con la camiseta, aunque eran tan cortos que sus nalgas asomaban un poco. También podía apreciar que llevaba tanga por cómo se movía su culazo, además de cómo se transparentaba el color. No me dejó verla cambiarse, como si le diera vergüenza, aunque su cuerpo no escondía ya nada para mí.

El caso es que yo sí que sudaba al ir aún con la camiseta y las bermudas. Ella se dio cuenta y me preguntó si me quería dar una ducha. Por supuesto, acepté el ofrecimiento, marchándome de inmediato para estar más cómodo, aunque una vez me la di, empecé a sudar de nuevo un poco conforme me secaba el cuerpo. Tuve que abrir la puerta en mitad de la operación para no meterme otra vez en la ducha y darme otra. Total, Ángela me había visto ya muchísimas veces desnudo y no tenía por qué estar cerrando puertas en ese sentido. De hecho, me llegó a ver, riendo ella de manera encantadora como si le diera otra vez vergüenza. Le pregunté que a qué venían esas reacciones, diciendo ella que a nada. Cuando acabé, fui hasta su habitación en boxers, porque eché la otra ropa a lavar para hacerlo al día siguiente, pasando a preguntarle dónde me tocaba dormir a mí. Ella me contestó que allí mismo, con ella, si yo no tenía ningún problema, claro.

Por mi parte ninguno. Si más veces que lo habíamos hecho ya habiendo jugado o sin hacerlo... Así que nos tumbamos, ella con su pijama y deshaciendo la coleta que se hizo al llegar a la casa para dormir con el pelo suelto, quedándome yo en calzoncillos. Nos dimos las buenas noches y nos pusimos cómodos para dormir, haciéndolo ella de momento, poniéndose de lado para darme la espalda, pero yo no conseguía conciliarlo. De primeras me quedé mirando su cuerpo, porque entraba algo de luz desde fuera y se podía adivinar bien su silueta y algunos detalles más. Qué cuerpo tan bonito tenía con esa espalda estrecha y ese culazo. Me entraron muchas ganas de acariciar su cuerpo e incluso me llegué a acercar a ella para poder olerla, consiguiéndolo, lo que ocasionó que me excitara entre eso y lo que veía.

Pero no acabé de hacerlo, porque aún tenía a Valentina rondando mi cabeza. Hasta llegué a coger el móvil para distraerme y dejar de pensar en ir más allá con Ángela. Miré a ver si tenía algún mensaje destacable, pero nada interesante más allá de los que encontraba siempre en los grupos de amigos. Como no encontré nada del otro mundo me puse a revisar el chat que tenía con Valentina. Ponía una sonrisa en mi cara al ver cómo empezábamos a hablar y cómo la cosa iba cada vez a más, pero pasé a poner gesto triste por obvias razones. Al final me levanté con cuidado de no despertar a mi amiga para abrir el ventanal que tenía y salirme al pequeño balcón que tenía, también con vistas al mar, ya que se encontraba justo encima del porche en el que habíamos estado un rato antes. Allí me puse a mirar fotos de Valentina. Todas las que tenía, parándome más en las que salíamos los dos juntos sonrientes y dándonos algún beso.

Me notaba muy raro, porque me venía todo como en oleadas. Lo mismo estaba bien, que me empezaba poner triste. Pensaba que con la presencia de alguien muy cercano a mí, como era Ángela, la cosa iría a mejor y me olvidaría bastante del tema al estar más distraído, pero lo cierto es que en esos momentos de "soledad" como en el que me encontraba al no poder dormir y al hacerlo ya mi amiga, me daba por pensar y acababa así. Hasta traté de llamarla, pero no estaba disponible. Efectivamente me había bloqueado, porque no me daba tono ni siquiera. Con lo bien que había empezado la cosa al llegar y ahora me encontraba así de decaído. Me puse de nuevo a mirar las imágenes que tenía de ella, parándome esta vez en una que foto que le eché en esa cena que hicimos en su casa en la que ambos nos pusimos guapos. En la primera, llevando ella el vestido que se puso para la boda a la que asistió.
 
Acostumbro perdonar y disculpar errores o decisiones mal tomadas por los protagonistas de relatos que leo.

Excepto ahora, resulta indefendible lo que ha hecho Javier, inmediatamente después de ser infiel a Valentina, decide irse el finde a pasarlo junto a la mujer con quien la traicionó, y a ese paraíso de fiesta y sexo como es Ibiza.:banana1:

Un lindo retiro de penitencia y duelo para reflexionar lo que hizo, le servirá para hacerle crecer, y no precisamente su yo interior. :LOL:

Toda la razón Oteador, es un niño en cuerpo de un adulto, una persona inmadura, y bastante cobarde por lo demás, ya que nunca se ha dado el valor para enfrentar lo que resulta de afrontar la verdad. Lo hizo antes y ahora. Siempre asoman excusas, unas tras otras.

Noto gran desapego emocional hacia Valentina, si no fuera por estos últimos flashes emocionales con ella, pensaría que provocó la ruptura. Pareció estar pasando de ella

Hay situaciones que al repetirse parecen virtuales clichés fetichistas en la vida amorosa de Javier, lo fue Noelia, puede aún serlo Julia, y ahora resulta que Ángela también tiene hermana, que justo se deja caer este finde donde ellos. Ya asemeja un culebrón esto.;)
 
Acostumbro perdonar y disculpar errores o decisiones mal tomadas por los protagonistas de relatos que leo.

Excepto ahora, resulta indefendible lo que ha hecho Javier, inmediatamente después de ser infiel a Valentina, decide irse el finde a pasarlo junto a la mujer con quien la traicionó, y a ese paraíso de fiesta y sexo como es Ibiza.:banana1:

Un lindo retiro de penitencia y duelo para reflexionar lo que hizo, le servirá para hacerle crecer, y no precisamente su yo interior. :LOL:

Toda la razón Oteador, es un niño en cuerpo de un adulto, una persona inmadura, y bastante cobarde por lo demás, ya que nunca se ha dado el valor para enfrentar lo que resulta de afrontar la verdad. Lo hizo antes y ahora. Siempre asoman excusas, unas tras otras.

Noto gran desapego emocional hacia Valentina, si no fuera por estos últimos flashes emocionales con ella, pensaría que provocó la ruptura. Pareció estar pasando de ella

Hay situaciones que al repetirse parecen virtuales clichés fetichistas en la vida amorosa de Javier, lo fue Noelia, puede aún serlo Julia, y ahora resulta que Ángela también tiene hermana, que justo se deja caer este finde donde ellos. Ya asemeja un culebrón esto.;)
Nos vamos a convertir en los mejores amigos de Keranos... El relato tiene algo de autobiográfico
 
Capítulo 626

-¿No puedes dormir? -me preguntó Ángela poniendo su mano en mi espalda, asustándome un poco.
-Pues la verdad es que no. Me he desvelado y he salido un poco a tomar el aire.
-Con el calor que hace...
-Ya. ¿Y tú? ¿Te he despertado?
-No. Iba a por agua y he visto que no estabas. Y... ¿Por qué te has desvelado? ¿Es por ella?
-Bueno...
-Ay... -dijo dándome un abrazo.

Fue un abrazo más largo de lo que cabría esperar, pero es que necesitaba uno y ella parecía saberlo, porque me lo dio con mucho cariño, acariciando mi espalda y mi nuca, dándome algún beso en el hombro y en la cabeza. Tras eso, me agarró de la mano y me metió de nuevo en la habitación para cerrar la ventana y echar las cortinas, diciéndome que me tumbara. Tras unos instantes, volvió de beber agua y se sentó en la cama con sus piernas cruzadas para preguntarme sí quería hablar del tema para desahogarme, aunque yo le dije que no, porque pensaba que sería peor y había ido a despejarme, no a pensar más en el tema. Como no quería colaborar en tranquilizarme, me dijo que me pusiera bocabajo para que me diera un masaje, encontrando ella mi espalda tensa, aunque me relajó bastante una vez acabó, pero luego nos volvimos a sentar en la cama y nos quedamos mirándonos. A Ángela no se le iba esa sonrisa, aunque su gesto sí que cambiaba al poner sus cejas caídas. La veía tan mona que no pude evitar besarla al acercar mi cuerpo al suyo.

Ella lanzó un gemidito como si se sorprendiera por haber hecho yo eso, llegando incluso a echarse ligeramente hacia atrás, aunque no llegamos a despegar nuestros labios. Rápidamente se echó un poco hacia delante para poner su mano en mi cara y participar así más en el beso. Empezó de manera breve, tan solo entrando en contacto nuestros labios, sin lengua de por medio, pero no tardamos mucho en empezar a usarla. Pasamos a darnos un morreo en toda regla, como si lleváramos años sin vernos. La excitación que calmé anteriormente después de verla al mirar el móvil y salir al balcón volvió de inmediato, pasando yo a abrazarla para tumbarme bocarriba, arrastrándola a ella conmigo para ponerla sobre mí. No podía estar más a gusto en ese momento al estar ambos así, con el aire puesto para estar más cómodos, percibiendo su olor tan genial, empezando a pasar mis manos por su culo y por su espalda por dentro de la camiseta...

Ángela parecía estar también de la misma manera por los gemiditos que lanzaba y por cómo sus manos no se separaban de mi mentón. Pero el cuerpo pedía más. Al menos el mío, porque se empezó a despertar algo en mí, llegando a tener una erección tremenda que se moría de ganas por sentir algo más que la presión de mi amiga sobre ella. Ángela empezó a reír una vez notó eso y se movía de manera un poco juguetona para estimularme ligeramente. Yo cada vez le sobaba el culo de manera más intensa con mis manos, pero es que ese culo era demasiado increíble como para no hacerlo. Y fácil que resultaba de por sí por ser ese pantaloncito que llevaba elástico, permitiéndome meter mis manos dentro de él por la parte de las piernas. Aquí sí que confirmé del todo que llevaba tanga, porque tocaba su piel directamente y en ocasiones también el hilo de dicha prenda al mover mis manos tanto sobre él.

En un momento que nos separamos para mirarnos, como era lo normal en nuestros encuentros sexuales, manteniendo mucho la mirada en los ojos, resoplé por las ganas que tenía de ir más allá, diciéndoselo a ella. Ángela no llegaba a decir nada, permaneciendo con su bonita sonrisa, aunque ya la conocía bien y esa cara no me engañaba. Ella también tenía ganas, eso era innegable. Pero estaba juguetona al parecer, porque no llegaba a dar el paso para ponernos a ello. Se entretuvo dándome besitos por la cara y rozando su nariz con la mía, todo con esa sonrisa resplandeciente. Tampoco tenía mucho problema, porque yo seguía a lo mío con el toqueteo de culo y haciendo que su cuerpo presionara progresivamente mi erección al empujarlo. Cada uno estábamos a lo nuestro, aunque no puedo negar que me gustaban mucho esos cariñitos que me estaba haciendo, supongo que para animarme por ese bajón que me entró cuando me descubrió en el balcón.

Por fin empezó a bajar por mi cuerpo con pequeños besos, tal y como yo solía hacer cuando me iba a la cama con una chica. Ya era algo que ponía en práctica cuando Ángela y yo nos veíamos regularmente y como que se convirtió en algo que siempre hacíamos como parte de los preliminares. Me estaba poniendo nervioso la parsimonia que tenía para hacerlo, aunque me sabía a gloria. Hasta me lamió los pezones, pero no podía ser más inverso el efecto en comparación con los suyos. Finalmente llegó a mis caderas, tirando de mis boxers para abajo hasta quitármelos por completo y dejarlos apartados en la cama al ser tan grande. Por suerte, no hizo la típica que hacía yo de pasar de largo para seguir bajando por el cuerpo. Ella agarró mi polla directamente para empezar a masturbarla, dándole algún beso al glande, cosa que me hacía estremecer un poco.

Después de un poco de jugueteo de esa forma, empezó a chupármela, aunque de manera lenta. Me gustaba mucho cuando me lo hacía así, pero ya estaba demasiado excitado y mi cuerpo pedía más movimiento aún, por eso le hice una coleta con las manos para tratar de dirigir la mamada, cosa que logré conseguir al apretar su cabeza contra mi cuerpo para que tragara más de lo que ya lo hacía, aunque no llegaba mucho más allá. Necesitaba descansos para respirar, porque le follaba la boca por momentos al mover mis caderas manteniendo su cabeza quieta. Hasta llegaba a resoplar, acariciando mi pecho para que me tranquilizara, porque estaba muy caliente. Se lo transmití así, pidiéndole perdón por si me estaba pasando, pero me dijo que no era para nada así. Tan solo me pidió una cosa antes de ir más allá, diciéndome que no me pasara con sus pezones, porque sabía que me iba a calentar más aún.

Le prometí que así sería y me preguntó qué quería hacer a continuación. La respuesta era más que obvia para mí, explicándole que me moría por comérselo, porque me encantaba su coñito. Ella puso una risa nerviosa que no llegué a entender, aunque empezó por quitarse esa pequeña camiseta de tirantes de pijama que llevaba. Antes de que lo hiciera, podía ver cómo se les marcaban los pezones de manera exagerada, y ahora que se la quitaba podía ver cómo su color se había oscurecido un poco. Me llegué a relamer al vérselas, cosa que le hizo gracia. Le pregunté si me dejaba comérselas un poco, riendo ella ahora con más intensidad, aunque le pareció bien con tal de no dejarlo para después y que se lo hiciera luego de manera más intensa. Así que me puse a ello, pero no quería que se pusiera muy sensible. Para ello la puse sobre mi cuerpo, sentada sobre mi polla y se las empecé a comer en lo que seguía sobando su culo.

Me fascinaba cómo se estremecía esta chica con algo tan simple como eso. Conocía de sobra lo diferentes que son los pezones de las chicas a los de los chicos, pero es que no había visto nada igual con ninguna otra chica. Sí me había topado con alguna que los tenía sensibles de por sí, pero con Ángela, la cosa era diferente. No la hice sufrir mucho, dejando libres sus pezones para levantar mi cara y besarla. Ella estaba encantada con cómo se lo estaba haciendo, susurrándomelo. Pero deseábamos seguir, por eso la puse bocarriba en la cama, tirando de su pantalón de pijama para quitárselo y dejarlo con el resto de la ropa que ya nos habíamos quitado. Tan solo quedaba su tanga verde, y ella empezó a jugar otra vez, porque me apartaba las manos o directamente lo sujetaba para que no se lo pudiera bajar. Yo también ya nervioso le pregunté si ocurría algo, negando ella con la cabeza, aunque sonriendo, pero soltó la prenda y se la pude quitar, aunque cerró sus piernas, pero se las abrí cuando me puse en posición de comérselo.

-¿Y esto? -pregunté nervioso y acelerado al ver que tenía una franja de vello de unos dos dedos de grosor en su pubis, perfectamente recortada y de un rubio que no terminaba de imaginarme nunca en ella.
-Jejejejeje...
-Ángela... -balbuceé nervioso al ver que no me respondía.
-Jajajaja -reía ella ahora con ganas-. Es verdad entonces...
-¿Mmm?
-Irene me ha contado muchas veces que te pone burrísimo que las chicas tengan pelo ahí abajo.
-Pues sí. Me pone malísimo.
-¿Y eso?
-No lo sé. Pero es algo que... Uff...
-¿Y cómo es que no me lo has dicho antes?
-Pues... Bueno... No quería que te lo dejaras así por mí, porque está claro que a ti te gusta más sin nada, porque siempre te lo he visto así.
-Sí. Es verdad. Pero podríamos haberlo hablado. Me acordé ya en casa cuando me fui de la tuya y como tampoco tenía pensado hacer nada esta semana, pues me lo dejé por si nos volvíamos a ver. Aunque dejármelo todo como Irene no me convence. Pero así no me parece mal. Lo veo mono. ¿Te gusta así?
-Me encanta -dije muy acelerado-. Joder, qué bonito lo tienes así... -seguí para hundir mi cabeza en su pubis y poder besarlo.

Ángela se partía de risa, diciéndome que le hacía cosquillas, pero pronto se le fue en cuanto se lo empecé a comer. No esperaba encontrarla tan mojada, aunque sabía que tenía ganas por las caras que ponía, pero no me llegó un olor a sexo como cabría esperar al haber empezado a emanar esos fluidos. Aun así, no me distraje nada pensando en eso y se lo empecé a comer bien. Ella gemía y me acariciaba la cabeza en lo que yo disfrutaba de su sabor y de darle placer. También empecé a pensar en el gesto tan bueno que había tenido conmigo al dejarse aquello de esa manera, cayendo en la cuenta de las palabras que decía antes. Efectivamente, me calenté mucho más de la cuenta en cuanto vi eso, y si le hubiera comido las tetas después de haber visto eso, seguramente la habría llegado a incomodar. Eso era seguro, porque el coño se lo comí de manera rápida e intensa, pudiendo decir que agresiva también, llegando ella a correrse a los pocos minutos, retorciéndose y apretando mi cabeza con sus piernas hasta que me suplicó que parara.

Me relamía una vez me retiré de ella, aunque no lo hice del todo al quedarme en esa postura y al hacer fuerza para abrir sus piernas y poder seguir contemplando su pubis con ese cabello rubio tan nuevo para mí. Cuanto más lo veía, más me gustaba y así se lo decía yo, aunque ella no estaba para escuchar nada. Con paciencia esperé a que se calmara, porque respiraba con mucha ansia, pero me entretuve con sus caderas y sus muslos, dándole besos por ambas zonas. Ángela pasó a emitir pequeños gemidos muy agradables y sensuales. Hasta largos en alguna ocasión, lo que me indicaba que le gustaba mucho que le hiciera eso. También me empezó a acariciar la cabeza de nuevo y poco a poco subí por su cuerpo, pasando por sus tetas una vez más para lamer un poco sus pezones, retorciéndose ella, llegando finalmente a su cara para darle un buen beso.

-Pfff... -resoplaba ella.
-No sabes cómo me has puesto...
-Sí que lo sé. ¿No ves cómo aún estoy que se me va a salir el corazón por la boca...? Jajajaja.
-Necesito follarte.
-Claro -dijo acariciando mi cara.
-Pero no he traído condones -me lamenté.
-No te preocupes. Yo sí tengo. Compré en cuanto me dijiste que vendrías por si acaso.
-Vale. Aunque...
-¿Qué pasa?
-Nunca lo hemos hecho sin condón. Me muero de ganas por sentirte así...
-Uff... Javi...
-¿No quieres?
-Claro que me gustaría, pero es peligroso.
-Ya. Es verdad.
-Aunque ahora mismo estoy... Uff... ¿Y si...? ¿Un poquito?
-Pfff... -resoplé ahora yo- Pero solo un poco, que no quiero que con la emoción...
-Sí, sí. Para quedarnos contentos. Ya lo haremos así más tranquilamente.
 
Capítulo 626

-¿No puedes dormir? -me preguntó Ángela poniendo su mano en mi espalda, asustándome un poco.
-Pues la verdad es que no. Me he desvelado y he salido un poco a tomar el aire.
-Con el calor que hace...
-Ya. ¿Y tú? ¿Te he despertado?
-No. Iba a por agua y he visto que no estabas. Y... ¿Por qué te has desvelado? ¿Es por ella?
-Bueno...
-Ay... -dijo dándome un abrazo.

Fue un abrazo más largo de lo que cabría esperar, pero es que necesitaba uno y ella parecía saberlo, porque me lo dio con mucho cariño, acariciando mi espalda y mi nuca, dándome algún beso en el hombro y en la cabeza. Tras eso, me agarró de la mano y me metió de nuevo en la habitación para cerrar la ventana y echar las cortinas, diciéndome que me tumbara. Tras unos instantes, volvió de beber agua y se sentó en la cama con sus piernas cruzadas para preguntarme sí quería hablar del tema para desahogarme, aunque yo le dije que no, porque pensaba que sería peor y había ido a despejarme, no a pensar más en el tema. Como no quería colaborar en tranquilizarme, me dijo que me pusiera bocabajo para que me diera un masaje, encontrando ella mi espalda tensa, aunque me relajó bastante una vez acabó, pero luego nos volvimos a sentar en la cama y nos quedamos mirándonos. A Ángela no se le iba esa sonrisa, aunque su gesto sí que cambiaba al poner sus cejas caídas. La veía tan mona que no pude evitar besarla al acercar mi cuerpo al suyo.

Ella lanzó un gemidito como si se sorprendiera por haber hecho yo eso, llegando incluso a echarse ligeramente hacia atrás, aunque no llegamos a despegar nuestros labios. Rápidamente se echó un poco hacia delante para poner su mano en mi cara y participar así más en el beso. Empezó de manera breve, tan solo entrando en contacto nuestros labios, sin lengua de por medio, pero no tardamos mucho en empezar a usarla. Pasamos a darnos un morreo en toda regla, como si lleváramos años sin vernos. La excitación que calmé anteriormente después de verla al mirar el móvil y salir al balcón volvió de inmediato, pasando yo a abrazarla para tumbarme bocarriba, arrastrándola a ella conmigo para ponerla sobre mí. No podía estar más a gusto en ese momento al estar ambos así, con el aire puesto para estar más cómodos, percibiendo su olor tan genial, empezando a pasar mis manos por su culo y por su espalda por dentro de la camiseta...

Ángela parecía estar también de la misma manera por los gemiditos que lanzaba y por cómo sus manos no se separaban de mi mentón. Pero el cuerpo pedía más. Al menos el mío, porque se empezó a despertar algo en mí, llegando a tener una erección tremenda que se moría de ganas por sentir algo más que la presión de mi amiga sobre ella. Ángela empezó a reír una vez notó eso y se movía de manera un poco juguetona para estimularme ligeramente. Yo cada vez le sobaba el culo de manera más intensa con mis manos, pero es que ese culo era demasiado increíble como para no hacerlo. Y fácil que resultaba de por sí por ser ese pantaloncito que llevaba elástico, permitiéndome meter mis manos dentro de él por la parte de las piernas. Aquí sí que confirmé del todo que llevaba tanga, porque tocaba su piel directamente y en ocasiones también el hilo de dicha prenda al mover mis manos tanto sobre él.

En un momento que nos separamos para mirarnos, como era lo normal en nuestros encuentros sexuales, manteniendo mucho la mirada en los ojos, resoplé por las ganas que tenía de ir más allá, diciéndoselo a ella. Ángela no llegaba a decir nada, permaneciendo con su bonita sonrisa, aunque ya la conocía bien y esa cara no me engañaba. Ella también tenía ganas, eso era innegable. Pero estaba juguetona al parecer, porque no llegaba a dar el paso para ponernos a ello. Se entretuvo dándome besitos por la cara y rozando su nariz con la mía, todo con esa sonrisa resplandeciente. Tampoco tenía mucho problema, porque yo seguía a lo mío con el toqueteo de culo y haciendo que su cuerpo presionara progresivamente mi erección al empujarlo. Cada uno estábamos a lo nuestro, aunque no puedo negar que me gustaban mucho esos cariñitos que me estaba haciendo, supongo que para animarme por ese bajón que me entró cuando me descubrió en el balcón.

Por fin empezó a bajar por mi cuerpo con pequeños besos, tal y como yo solía hacer cuando me iba a la cama con una chica. Ya era algo que ponía en práctica cuando Ángela y yo nos veíamos regularmente y como que se convirtió en algo que siempre hacíamos como parte de los preliminares. Me estaba poniendo nervioso la parsimonia que tenía para hacerlo, aunque me sabía a gloria. Hasta me lamió los pezones, pero no podía ser más inverso el efecto en comparación con los suyos. Finalmente llegó a mis caderas, tirando de mis boxers para abajo hasta quitármelos por completo y dejarlos apartados en la cama al ser tan grande. Por suerte, no hizo la típica que hacía yo de pasar de largo para seguir bajando por el cuerpo. Ella agarró mi polla directamente para empezar a masturbarla, dándole algún beso al glande, cosa que me hacía estremecer un poco.

Después de un poco de jugueteo de esa forma, empezó a chupármela, aunque de manera lenta. Me gustaba mucho cuando me lo hacía así, pero ya estaba demasiado excitado y mi cuerpo pedía más movimiento aún, por eso le hice una coleta con las manos para tratar de dirigir la mamada, cosa que logré conseguir al apretar su cabeza contra mi cuerpo para que tragara más de lo que ya lo hacía, aunque no llegaba mucho más allá. Necesitaba descansos para respirar, porque le follaba la boca por momentos al mover mis caderas manteniendo su cabeza quieta. Hasta llegaba a resoplar, acariciando mi pecho para que me tranquilizara, porque estaba muy caliente. Se lo transmití así, pidiéndole perdón por si me estaba pasando, pero me dijo que no era para nada así. Tan solo me pidió una cosa antes de ir más allá, diciéndome que no me pasara con sus pezones, porque sabía que me iba a calentar más aún.

Le prometí que así sería y me preguntó qué quería hacer a continuación. La respuesta era más que obvia para mí, explicándole que me moría por comérselo, porque me encantaba su coñito. Ella puso una risa nerviosa que no llegué a entender, aunque empezó por quitarse esa pequeña camiseta de tirantes de pijama que llevaba. Antes de que lo hiciera, podía ver cómo se les marcaban los pezones de manera exagerada, y ahora que se la quitaba podía ver cómo su color se había oscurecido un poco. Me llegué a relamer al vérselas, cosa que le hizo gracia. Le pregunté si me dejaba comérselas un poco, riendo ella ahora con más intensidad, aunque le pareció bien con tal de no dejarlo para después y que se lo hiciera luego de manera más intensa. Así que me puse a ello, pero no quería que se pusiera muy sensible. Para ello la puse sobre mi cuerpo, sentada sobre mi polla y se las empecé a comer en lo que seguía sobando su culo.

Me fascinaba cómo se estremecía esta chica con algo tan simple como eso. Conocía de sobra lo diferentes que son los pezones de las chicas a los de los chicos, pero es que no había visto nada igual con ninguna otra chica. Sí me había topado con alguna que los tenía sensibles de por sí, pero con Ángela, la cosa era diferente. No la hice sufrir mucho, dejando libres sus pezones para levantar mi cara y besarla. Ella estaba encantada con cómo se lo estaba haciendo, susurrándomelo. Pero deseábamos seguir, por eso la puse bocarriba en la cama, tirando de su pantalón de pijama para quitárselo y dejarlo con el resto de la ropa que ya nos habíamos quitado. Tan solo quedaba su tanga verde, y ella empezó a jugar otra vez, porque me apartaba las manos o directamente lo sujetaba para que no se lo pudiera bajar. Yo también ya nervioso le pregunté si ocurría algo, negando ella con la cabeza, aunque sonriendo, pero soltó la prenda y se la pude quitar, aunque cerró sus piernas, pero se las abrí cuando me puse en posición de comérselo.

-¿Y esto? -pregunté nervioso y acelerado al ver que tenía una franja de vello de unos dos dedos de grosor en su pubis, perfectamente recortada y de un rubio que no terminaba de imaginarme nunca en ella.
-Jejejejeje...
-Ángela... -balbuceé nervioso al ver que no me respondía.
-Jajajaja -reía ella ahora con ganas-. Es verdad entonces...
-¿Mmm?
-Irene me ha contado muchas veces que te pone burrísimo que las chicas tengan pelo ahí abajo.
-Pues sí. Me pone malísimo.
-¿Y eso?
-No lo sé. Pero es algo que... Uff...
-¿Y cómo es que no me lo has dicho antes?
-Pues... Bueno... No quería que te lo dejaras así por mí, porque está claro que a ti te gusta más sin nada, porque siempre te lo he visto así.
-Sí. Es verdad. Pero podríamos haberlo hablado. Me acordé ya en casa cuando me fui de la tuya y como tampoco tenía pensado hacer nada esta semana, pues me lo dejé por si nos volvíamos a ver. Aunque dejármelo todo como Irene no me convence. Pero así no me parece mal. Lo veo mono. ¿Te gusta así?
-Me encanta -dije muy acelerado-. Joder, qué bonito lo tienes así... -seguí para hundir mi cabeza en su pubis y poder besarlo.

Ángela se partía de risa, diciéndome que le hacía cosquillas, pero pronto se le fue en cuanto se lo empecé a comer. No esperaba encontrarla tan mojada, aunque sabía que tenía ganas por las caras que ponía, pero no me llegó un olor a sexo como cabría esperar al haber empezado a emanar esos fluidos. Aun así, no me distraje nada pensando en eso y se lo empecé a comer bien. Ella gemía y me acariciaba la cabeza en lo que yo disfrutaba de su sabor y de darle placer. También empecé a pensar en el gesto tan bueno que había tenido conmigo al dejarse aquello de esa manera, cayendo en la cuenta de las palabras que decía antes. Efectivamente, me calenté mucho más de la cuenta en cuanto vi eso, y si le hubiera comido las tetas después de haber visto eso, seguramente la habría llegado a incomodar. Eso era seguro, porque el coño se lo comí de manera rápida e intensa, pudiendo decir que agresiva también, llegando ella a correrse a los pocos minutos, retorciéndose y apretando mi cabeza con sus piernas hasta que me suplicó que parara.

Me relamía una vez me retiré de ella, aunque no lo hice del todo al quedarme en esa postura y al hacer fuerza para abrir sus piernas y poder seguir contemplando su pubis con ese cabello rubio tan nuevo para mí. Cuanto más lo veía, más me gustaba y así se lo decía yo, aunque ella no estaba para escuchar nada. Con paciencia esperé a que se calmara, porque respiraba con mucha ansia, pero me entretuve con sus caderas y sus muslos, dándole besos por ambas zonas. Ángela pasó a emitir pequeños gemidos muy agradables y sensuales. Hasta largos en alguna ocasión, lo que me indicaba que le gustaba mucho que le hiciera eso. También me empezó a acariciar la cabeza de nuevo y poco a poco subí por su cuerpo, pasando por sus tetas una vez más para lamer un poco sus pezones, retorciéndose ella, llegando finalmente a su cara para darle un buen beso.

-Pfff... -resoplaba ella.
-No sabes cómo me has puesto...
-Sí que lo sé. ¿No ves cómo aún estoy que se me va a salir el corazón por la boca...? Jajajaja.
-Necesito follarte.
-Claro -dijo acariciando mi cara.
-Pero no he traído condones -me lamenté.
-No te preocupes. Yo sí tengo. Compré en cuanto me dijiste que vendrías por si acaso.
-Vale. Aunque...
-¿Qué pasa?
-Nunca lo hemos hecho sin condón. Me muero de ganas por sentirte así...
-Uff... Javi...
-¿No quieres?
-Claro que me gustaría, pero es peligroso.
-Ya. Es verdad.
-Aunque ahora mismo estoy... Uff... ¿Y si...? ¿Un poquito?
-Pfff... -resoplé ahora yo- Pero solo un poco, que no quiero que con la emoción...
-Sí, sí. Para quedarnos contentos. Ya lo haremos así más tranquilamente.
Venga!!! a follar sin condón!! sólo un poquito...:ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO: verás cuando estén calientes quien para a poner un preservativo... Vaya tela!!!
 
Uf!! Angela siente mucho por Javi, parece que nunca le ha olvidado y sigue enamorada de él, o al menos eso me da a entender por los gestos que tiene hacia Javi. Solo espero que no resulte dañada nuevamente por Javi, porque este no se entera ni teniendo los planos delante.
 
Uf!! Angela siente mucho por Javi, parece que nunca le ha olvidado y sigue enamorada de él, o al menos eso me da a entender por los gestos que tiene hacia Javi. Solo espero que no resulte dañada nuevamente por Javi, porque este no se entera ni teniendo los planos delante.
Es difícil saber quién de la historia no está enamorada de Javi. Estoy seguro de que hasta Mario lo está.
 
Atrás
Top Abajo