Reencuentro con Elena

No os parece una locura meter a Javi en Pachá!!!
Lo más probable es que sea atacado por una jauría de mujeres enloquecidas por la lujuria... Es como dejar a Brad Pitt sólo y sin equipo de guardaespaldas en una cárcel de mujeres 😱😱
 
Última edición:
Le damos mucha caña a Javi y por extensión a @Keranos pero está claro que necesitamos la dosis diaria de Reencuentro con Elena :ROFLMAO:
Espero que no hayamos superado el umbral de resistencia de Keranos, con nuestras bromas sobre Javi. 😱
Nunca había dejado de publicar sin avisar.
Esperamos que esté bien y que nos obsequie con una nueva entrega.
 
Capítulo 630

Había un ambiente increíble, donde podías encontrar de todo: a gente vestida como nosotros, gente de blanco por completo y también como si estuvieran de carnaval. Mucha música y mucha fiesta, donde nos hinchamos a bailar, aunque procurábamos no separarnos. Ángela agarraba a su hermana del brazo, entrelazándolo con el suyo para no perderla de vista. Aunque cuando nos apartamos un poco para no estar tan rodeados y agobiados sí que la soltó, pudiendo bailar más cómodamente conmigo. Algún roce hubo y la verdad es que tenía muchas ganas de hacer algo con ella. Me hubiera encantado llevarla a los baños y echar un polvo allí, pero eso implicaría muchas cosas: dejar a su hermana sola con el peligro que tenía, que nos pudieran pillar y que nos echaran, que los baños estuvieran abarrotados con gente haciendo otras cosas...

No acabamos haciendo otra cosa que bailar, lo que hizo que nos diera sed. Eso y el calor que hacía por la cantidad de gente tan grande que había y por el que ya hacía de por sí en la isla. Así que fuimos a la barra para pedirnos algo de beber. Otro sablazo que nos llevamos al encontrar lo que valían las copas en ese sitio. Ni Ángela que se pidió algo sin alcohol como siempre que hacía al salir se libró. Tratamos de que diera de sí la bebida, porque a esos precios no íbamos a pillar más. Estuvimos allí alrededor de un par de horas hasta que dijimos de irnos, porque teníamos bastante calor y era todo muy caro. Así que salimos y dimos un paseo para ir de nuevo al puerto, haciendo ya algo de brisa, aunque con la humedad que había en el ambiente, el calor no se terminaba de ir. No tardamos mucho más en montarnos en el coche para volver a casa, conduciendo Ángela al no haber bebido nada mientras comentábamos que había sido algo decepcionante la experiencia. No estuvimos mal, aunque es verdad que la música electrónica que ponían allí no iba mucho con nosotros, pero el precio, el calor y también algún que otro pesado que se les acercó a las chicas, empañó un poco el momento. Aun así, nos quedamos contentos por haber ido, siendo algo que ni Lucía ni yo habíamos hecho y que ahora podíamos decir que sí.

Al llegar a casa nos dimos otra ducha por la sudada que teníamos encima entre el clima de la zona y tanto bailoteo. Luego nos fuimos al salón, como hicimos por la tarde para estar un rato comentando cómo había ido la noche, con algún cotilleo por parte de las chicas al haber visto a alguien famoso, aunque nosotros dijimos de irnos a la cama para dormir no mucho más tarde, cosa que era mentira, porque lo que teníamos en mente era ponernos los bañadores y bajarnos a la playa. Lucía se quedó un rato más, estando entretenida con el móvil. Ángela y yo hicimos hora en su habitación para ver si se iba a dormir, empezando a calentarnos con algún beso y toqueteo, saliendo en cuanto se entró a su habitación, tratando nosotros de hacer el menor ruido posible. Pero antes de ir a la playa, le propuse a Ángela darnos un baño en el jacuzzi, porque no había tenido oportunidad de probarlo. Como la habitación de Lucía daba a la otra parte de la casa, no hubo problema. Así que lo pusimos y nos metimos, llevando cuidado de no hacer mucho ruido igualmente por si acaso.

Allí nos volvimos a calentar después de reposar un poco a remojo. Ella lo encendió, aunque no lo puso muy alto, lo bastante para que el agua burbujeara y lo sintiéramos por el cuerpo, aunque yo quería sentir otra cosa a esas alturas. Por eso empecé a comentar lo guapa que se había puesto para salir aquella noche con ese vestido blanco ajustado que tan bien marcaban sus caderas y su culo, lo cual me tenía malo todo el tiempo. De hecho, bromeando le conté que debía ser por eso por lo que me entró calor más que por bailar, riéndose ella. Y la verdad es que su hermana no se quedaba atrás. Ella llevaba uno rojo, ajustado de la misma manera para permitirle lucir la figura tan impresionante que tenía, aunque a mi amiga no le dije que me fijé en esto también. Me había fijado bien, sí, y pensaba que su hermana también tenía un polvazo, pero Ángela llamaba más mi atención. Ella también me decía que le encantaba verme con camisa, sobre todo al estar musculado, confesándome también que le encantaban mis tatuajes, los cuales mostraba al ir con la camisa remangada.

Me lo decía de una manera que ya me indicaba lo excitada que estaba. Demasiadas situaciones parecidas para no darme cuenta de aquello ya a esas alturas. Pero estaba juguetona, porque, al igual que en la playa, ponía su pie para parar mi cuerpo e impedir así que pegara mi cuerpo al suyo. Había muchas risas por ambas partes, pero no podía dejar la cosa así, por eso agarré su pie para echarme hacia atrás y empezar a masajeárselo así. Ella puso una sonrisa preciosa con ese gesto y así seguimos hablando, aunque mientras le daba ese masaje, aprovechaba para hacer presión con su talón sobre mi polla para empezar así a estimularla. Ángela se daba cuenta de esto, obviamente y también colaboraba en ello, moviendo su pie un poco o incluso sumando el otro a dicha estimulación. Estaba encantado sintiendo eso, porque me encantaban sus pies. Ya venía disfrutando de esa parte del cuerpo de una chica desde hacía más de un año y la verdad es que los suyos eran de los más bonitos que había visto. Como con los que empecé jugando con esa parte del cuerpo...

Pero ahora ella ya parecía que evitaba ese masaje. O más bien, parecía estar más interesada en otra cosa, porque me la intentaba agarrar con sus pies. A tal punto llegamos que me la saqué una vez la tenía dura y sí que empezó a hacerme una paja con ellos. La cara que tenía mientras me hacía eso me tenía cardíaco. Me animé a sacar uno del agua para llevármelo a la boca y chuparle los dedos, metiéndomelos todos en la boca. Las chapetas que ya tenía entre lo que se calentó el agua, el calor que hacía y la excitación que iba creciendo exponencialmente, se volvieron muy intensas y no paraba de morderse el labio. No tuve más remedio que decirle lo preciosa que estaba en ese momento, regalándome ella otra de sus preciosas sonrisas como premio. Aunque lo solté rápido para que siguiera con lo que me estaba haciendo, en lo cual se esforzaba y ponía empeño. Me estaba gustando mucho y estuvimos así unos minutos, con ella haciéndolo de manera lenta durante todo el tiempo, aunque de vez en cuando sí que aceleraba la acción.

Pero de repente paró, abriendo yo los ojos para encontrarla justo a mi lado. Nos empezamos a besar otra vez y ella volvió a estimular mi polla, aunque ahora lo hacía con la mano. Yo pasé un brazo por sus hombros para pegar su cuerpo al mío y continuar así con los besos mientras ella seguía con su manualidad. Pero también quería participar y que ella disfrutara, por eso metí la mano por debajo de la braga negra de su bikini para tocar su raja. Lanzó un gemido pequeño y muy mono, notando yo la zona muy caliente. Colé mi dedo índice por la zona para rozarlo con sus labios interiores unas cuantas veces, lo que provocaba unos jadeos en ella que cada vez me ponían más caliente. Cada vez estaba más ansioso por metérsela, por eso metí un dedo en su orificio, el mismo con el que le estimulaba sus labios, con la intención de acelerar el proceso. En esta ocasión, Ángela echó su cabeza hacia atrás, ahogando un gemido, aunque rápidamente abrió los ojos y se incorporó.

-No, Javi. Para.
-¿Qué pasa? -pregunté acojonado temiendo que no hiciéramos nada aquella noche.
-No quiero hacer nada más aquí. Me da cosa, que se bañan mi madre y mi hermana aquí también.
-Ah... -dije aliviado.
-Vamos a la playa, que ya es algo tarde.
-Venga.

Salimos del jacuzzi, con ella apagándolo y tapándolo para poder bajarnos a la playa, aunque le entró la risa cuando vio el empalme que llevaba. Luego resopló y se acercó a mí para poner su mano sobre ella y acariciarla, aunque por encima de la tela, que la tapaba con dificultad. Me gustaba que estuviera así de participativa, como siempre lo había sido conmigo, pero la verdad es que no esperaba para nada que me bajara el bañador para ponerse de rodillas ahí mismo para empezar a comérmela. Y me encantó. Lo tenía muy fácil al haberse recogido el pelo con una pinza, por lo que no le estorbaba nada, empezando a chupar la punta mientras me pajeaba el resto con la mano, pasando a tragar más al poco. Le empujé un poco la cabeza, pero de nunca había sido de tragársela mucho, por lo que me daba pequeñas palmadas en el pecho para que la dejara respirar, mirándome ella con una sonrisa y cogiendo aire para seguir un poco más.

Pero se apartó de nuevo enseguida, subiéndomelo para coger mi mano y llevarme con ella hacia el camino que teníamos al lado de la casa para bajar. En todo momento la tenía delante de mí y no podía quitar la mirada de su culo, sobre todo cuando la parte de abajo de su bikini lo llevaba como un tanga. Me tenía embelesado con ese culazo. Y efectivamente, no veía a nadie más por la zona ni por ningún lado. Estaba hasta nervioso por empezar a follarla en cuanto llegáramos. Ya habiendo llegado a la arena, más nervioso me puse al saber que en cualquier momento iba a pasar, pero ella seguía en el plan en el que estuvo todo el día. Ahora iba tarareando algo, aunque no me soltaba la mano, llegando hasta la orilla. Allí la agarré por no poder esperar más, lanzando ella un gritito y riendo. La subí a mi cuerpo al poner mis manos en su culo para elevar su cuerpo. Ella colaboró abrazándose con sus piernas a mis caderas y con sus brazos a mi cuello.

Otra vez nos empezamos a comer lo boca, aunque ahora con más ansia. La erección no se me terminó de ir en ningún momento y ahora se había puesto dura por completo de nuevo, tratando yo de quitarme el bañador como podía, pero no había manera. Esto le hacía gracia a ella, diciéndome que me tranquilizara, pero no podía. Así que la solté y me lo quité, preguntándole si había echado condones en el pequeño bolso que llevaba. Me contestó afirmativamente y lo cogí, tratando de buscar uno.

-Aunque...
-¿Qué pasa? -le pregunté mientras seguía buscando.
-Me ha gustado mucho sentirte sin nada... -dijo acariciando mi pecho.
-Pfff... Ángela...
-¿No quieres?
-Joder que si quiero... Me muero por metértela a pelo y reventarte. Pero no es seguro.
-Podemos llevar cuidado. No es tan difícil.
-¿Estás acostumbrada a hacerlo?
-Para nada. Sí que lo he hecho con parejas que he tenido en momentos de calentón total en el que no teníamos condones. Y ya lo hemos hecho así y ha ido bien... -decía con tono de niña buena.
-Yo también tengo que reconocer que lo he hecho de esa manera. Y con alguna que otra chica que no era mi pareja...
-Y no pasó nada, ¿verdad?
-No, no pasó nada.
-Pues podemos hacerlo y así y cuando te notes cerca, pues me la sacas -dijo empezando a pajearme.
-Pfff... Pero una cosa.
-Ya. Te dejo el cuello tranquilo, jejejeje.
-Jajajajajaja.
-Aunque tú te aprovechas mucho de mi zona sensible, pero seré buena -decía con una sonrisa.
-Si es que eres la mejor -dije abrazándola y dándole un beso en la cabeza.

En cuanto le di ese beso, ella se volvió a poner de rodillas para empezar a chupármela de nuevo. Esta vez le solté el pelo, porque me gustaba más vérselo así y se lo agarré para hacerle una coleta con las manos y volver a como estábamos antes en el porche interior de su casa. Ángela ahora no se cortaba nada en mamar haciendo ruido, precisamente el de atragantarse por tratar de tragar todo lo que pudiera una vez más. Pero no llegamos ni a los 5 minutos así, porque tiró de mí para que me pusiera en cuclillas y tumbarme así cuando me empujó al poner sus manos en mi pecho. Estaba muy excitado por cómo de guapa y sexy la veía, además de por cómo llevaba bastante la iniciativa. De esa manera se corrió un poco a un lado la tela de su bikini que estaba en contacto con su raja. Se chupó los dedos y se los llevó ahí para humedecerse, luego gateó con sus rodillas para ponerse bien pegada a mí y me la agarró para dirigirla a su sexo y frotarse un poco con ella, terminando empalada cuando se la metió y bajó su cuerpo hasta tenerla por completo en sus entrañas.

La notaba tan caliente que hasta quemaba y más que parecía amplificarse esa sensación por el gemido tan sensual que lanzó en el proceso. También notaba sus contracciones internas y cómo empezaba a mojarse la zona. Una vez más, le dije que estaba preciosa, respondiendo ella con una sonrisa y volviendo esas chapetas a encenderse mucho. Me susurró que le encantaba sentirme de esa manera y se movió mínimamente, lanzando de nuevo otro pequeño gemido. Yo le retiré la parte de arriba del bikini un poco, pero sin llegar a quitársela. Lo hice lo justo para sacarle las tetas. Esos pechitos que tan bonitos eran y tanto me gustaban. Ya me apuntaban sus pezones antes de que los descubriera, pero ahora lo hacían más todavía. La luz no era la mejor, obviamente, pero aun así, la luz de la luna alcanzaba para dejar que nos viéramos con cierta claridad, apreciando bien las expresiones y ese tipo de detalles. Ángela no tardó en empezar a moverse para follarme, dejándome yo hacer para disfrutar bien del momento, poniendo enseguida mis manos en ese culazo que me tenía loco desde que nos fuimos de la casa esa noche.

Empezó botando sobre mí, poniéndose en cuclillas, aunque rápidamente hincó sus rodillas en la arena para seguir haciéndomelo de la misma manera. Yo tiré de la tela de su bikini para retirar más la tela y que no nos rozara demasiado en ese mete y saca que cada vez era más frenético y que ocasionaba un ruido cada vez más alto al humedecerse nuestras pieles. También me folló como a mí más me gustaba, con ese movimiento de cadera hacia delante y atrás, jadeando ella fuertemente, al igual que lo hacía yo, pero sí que se le escapaba a ella algún que otro gemido. Aunque seguía juguetona, parando en seco para besarme en los labios de manera muy húmeda al meter su lengua en mi boca mientras me agarraba la cara con suavidad. Era imposible estar mejor en ese momento. Me estaba encantado absolutamente todo lo que estaba haciendo. Y siguió con ese juego al levantarse e ir hacia el agua, con una risita traviesa. Me levanté como si tuviera un muelle en la espalda y fui con ella con la polla tiesísima. Ni con el cambio de temperatura que había al meterse en el agua cambió la cosa.

Dentro del mar estuvimos jugando un poco al pilla-pilla. Ella reía como si estuviera borracha, aunque no había bebido ni una gota de alcohol. Hasta que la pillé y la subí a mi cuerpo para besarnos de nuevo. Con el jugueteo y el forcejeo que teníamos, acabamos cayendo al agua, con ella partiéndose de risa otra vez. Yo también reía, pero necesitaba seguir, por eso la puse a cuatro y se la metí al correr de nuevo la parte de abajo de su bikini. Ángela lanzó un gemido mezclado con risa, aunque pronto se le fue cuando la empecé a follar a buen ritmo. Ahora gemía de placer mientras yo la agarraba de las caderas. Pero poco duró, porque se volvió a levantar para seguir con el juego. Aquella playa apenas tenía profundidad, porque nos adentramos como 20 metros y no llegaba al metro de profundidad. Por ahí fue cuando ella me agarró para empujarme y tirarme, poniéndose sobre mí para decirme que me quería follar ella a mí.

Otra vez la tenía montándome, empezando lento, pero subiendo el ritmo conforme pasaban los minutos. Estaba muy cachondo y me estaba encantado hacerlo en la playa. Ella me decía que le encantaba también, comentando que la tenía muy grande y que le daba mucho gusto. Todo eso lo decía susurrando en mi oreja, pasando a lamerla. Me tenía loco con todo lo que estaba haciendo en general. Y me encendí mucho, no para correrme sin control dentro, pero quería que le fuera más intenso a ella, por lo que le empecé a chupar las tetas y los pezones. No me podía importar menos que la zona estuviera muy salada por el agua del mar. De hecho, como que el sabor pasó a un plano muy lejano, porque lo que quería era estimularla, centrándome solo en eso y en lo que me hacía sentir ella a mí con la follada que me estaba pegando. Pero en una de estas que ella se revolvía por lo sensible que tenía los pezones, pude distinguir un par de siluetas en la orilla.
 
Capítulo 630

Había un ambiente increíble, donde podías encontrar de todo: a gente vestida como nosotros, gente de blanco por completo y también como si estuvieran de carnaval. Mucha música y mucha fiesta, donde nos hinchamos a bailar, aunque procurábamos no separarnos. Ángela agarraba a su hermana del brazo, entrelazándolo con el suyo para no perderla de vista. Aunque cuando nos apartamos un poco para no estar tan rodeados y agobiados sí que la soltó, pudiendo bailar más cómodamente conmigo. Algún roce hubo y la verdad es que tenía muchas ganas de hacer algo con ella. Me hubiera encantado llevarla a los baños y echar un polvo allí, pero eso implicaría muchas cosas: dejar a su hermana sola con el peligro que tenía, que nos pudieran pillar y que nos echaran, que los baños estuvieran abarrotados con gente haciendo otras cosas...

No acabamos haciendo otra cosa que bailar, lo que hizo que nos diera sed. Eso y el calor que hacía por la cantidad de gente tan grande que había y por el que ya hacía de por sí en la isla. Así que fuimos a la barra para pedirnos algo de beber. Otro sablazo que nos llevamos al encontrar lo que valían las copas en ese sitio. Ni Ángela que se pidió algo sin alcohol como siempre que hacía al salir se libró. Tratamos de que diera de sí la bebida, porque a esos precios no íbamos a pillar más. Estuvimos allí alrededor de un par de horas hasta que dijimos de irnos, porque teníamos bastante calor y era todo muy caro. Así que salimos y dimos un paseo para ir de nuevo al puerto, haciendo ya algo de brisa, aunque con la humedad que había en el ambiente, el calor no se terminaba de ir. No tardamos mucho más en montarnos en el coche para volver a casa, conduciendo Ángela al no haber bebido nada mientras comentábamos que había sido algo decepcionante la experiencia. No estuvimos mal, aunque es verdad que la música electrónica que ponían allí no iba mucho con nosotros, pero el precio, el calor y también algún que otro pesado que se les acercó a las chicas, empañó un poco el momento. Aun así, nos quedamos contentos por haber ido, siendo algo que ni Lucía ni yo habíamos hecho y que ahora podíamos decir que sí.

Al llegar a casa nos dimos otra ducha por la sudada que teníamos encima entre el clima de la zona y tanto bailoteo. Luego nos fuimos al salón, como hicimos por la tarde para estar un rato comentando cómo había ido la noche, con algún cotilleo por parte de las chicas al haber visto a alguien famoso, aunque nosotros dijimos de irnos a la cama para dormir no mucho más tarde, cosa que era mentira, porque lo que teníamos en mente era ponernos los bañadores y bajarnos a la playa. Lucía se quedó un rato más, estando entretenida con el móvil. Ángela y yo hicimos hora en su habitación para ver si se iba a dormir, empezando a calentarnos con algún beso y toqueteo, saliendo en cuanto se entró a su habitación, tratando nosotros de hacer el menor ruido posible. Pero antes de ir a la playa, le propuse a Ángela darnos un baño en el jacuzzi, porque no había tenido oportunidad de probarlo. Como la habitación de Lucía daba a la otra parte de la casa, no hubo problema. Así que lo pusimos y nos metimos, llevando cuidado de no hacer mucho ruido igualmente por si acaso.

Allí nos volvimos a calentar después de reposar un poco a remojo. Ella lo encendió, aunque no lo puso muy alto, lo bastante para que el agua burbujeara y lo sintiéramos por el cuerpo, aunque yo quería sentir otra cosa a esas alturas. Por eso empecé a comentar lo guapa que se había puesto para salir aquella noche con ese vestido blanco ajustado que tan bien marcaban sus caderas y su culo, lo cual me tenía malo todo el tiempo. De hecho, bromeando le conté que debía ser por eso por lo que me entró calor más que por bailar, riéndose ella. Y la verdad es que su hermana no se quedaba atrás. Ella llevaba uno rojo, ajustado de la misma manera para permitirle lucir la figura tan impresionante que tenía, aunque a mi amiga no le dije que me fijé en esto también. Me había fijado bien, sí, y pensaba que su hermana también tenía un polvazo, pero Ángela llamaba más mi atención. Ella también me decía que le encantaba verme con camisa, sobre todo al estar musculado, confesándome también que le encantaban mis tatuajes, los cuales mostraba al ir con la camisa remangada.

Me lo decía de una manera que ya me indicaba lo excitada que estaba. Demasiadas situaciones parecidas para no darme cuenta de aquello ya a esas alturas. Pero estaba juguetona, porque, al igual que en la playa, ponía su pie para parar mi cuerpo e impedir así que pegara mi cuerpo al suyo. Había muchas risas por ambas partes, pero no podía dejar la cosa así, por eso agarré su pie para echarme hacia atrás y empezar a masajeárselo así. Ella puso una sonrisa preciosa con ese gesto y así seguimos hablando, aunque mientras le daba ese masaje, aprovechaba para hacer presión con su talón sobre mi polla para empezar así a estimularla. Ángela se daba cuenta de esto, obviamente y también colaboraba en ello, moviendo su pie un poco o incluso sumando el otro a dicha estimulación. Estaba encantado sintiendo eso, porque me encantaban sus pies. Ya venía disfrutando de esa parte del cuerpo de una chica desde hacía más de un año y la verdad es que los suyos eran de los más bonitos que había visto. Como con los que empecé jugando con esa parte del cuerpo...

Pero ahora ella ya parecía que evitaba ese masaje. O más bien, parecía estar más interesada en otra cosa, porque me la intentaba agarrar con sus pies. A tal punto llegamos que me la saqué una vez la tenía dura y sí que empezó a hacerme una paja con ellos. La cara que tenía mientras me hacía eso me tenía cardíaco. Me animé a sacar uno del agua para llevármelo a la boca y chuparle los dedos, metiéndomelos todos en la boca. Las chapetas que ya tenía entre lo que se calentó el agua, el calor que hacía y la excitación que iba creciendo exponencialmente, se volvieron muy intensas y no paraba de morderse el labio. No tuve más remedio que decirle lo preciosa que estaba en ese momento, regalándome ella otra de sus preciosas sonrisas como premio. Aunque lo solté rápido para que siguiera con lo que me estaba haciendo, en lo cual se esforzaba y ponía empeño. Me estaba gustando mucho y estuvimos así unos minutos, con ella haciéndolo de manera lenta durante todo el tiempo, aunque de vez en cuando sí que aceleraba la acción.

Pero de repente paró, abriendo yo los ojos para encontrarla justo a mi lado. Nos empezamos a besar otra vez y ella volvió a estimular mi polla, aunque ahora lo hacía con la mano. Yo pasé un brazo por sus hombros para pegar su cuerpo al mío y continuar así con los besos mientras ella seguía con su manualidad. Pero también quería participar y que ella disfrutara, por eso metí la mano por debajo de la braga negra de su bikini para tocar su raja. Lanzó un gemido pequeño y muy mono, notando yo la zona muy caliente. Colé mi dedo índice por la zona para rozarlo con sus labios interiores unas cuantas veces, lo que provocaba unos jadeos en ella que cada vez me ponían más caliente. Cada vez estaba más ansioso por metérsela, por eso metí un dedo en su orificio, el mismo con el que le estimulaba sus labios, con la intención de acelerar el proceso. En esta ocasión, Ángela echó su cabeza hacia atrás, ahogando un gemido, aunque rápidamente abrió los ojos y se incorporó.

-No, Javi. Para.
-¿Qué pasa? -pregunté acojonado temiendo que no hiciéramos nada aquella noche.
-No quiero hacer nada más aquí. Me da cosa, que se bañan mi madre y mi hermana aquí también.
-Ah... -dije aliviado.
-Vamos a la playa, que ya es algo tarde.
-Venga.

Salimos del jacuzzi, con ella apagándolo y tapándolo para poder bajarnos a la playa, aunque le entró la risa cuando vio el empalme que llevaba. Luego resopló y se acercó a mí para poner su mano sobre ella y acariciarla, aunque por encima de la tela, que la tapaba con dificultad. Me gustaba que estuviera así de participativa, como siempre lo había sido conmigo, pero la verdad es que no esperaba para nada que me bajara el bañador para ponerse de rodillas ahí mismo para empezar a comérmela. Y me encantó. Lo tenía muy fácil al haberse recogido el pelo con una pinza, por lo que no le estorbaba nada, empezando a chupar la punta mientras me pajeaba el resto con la mano, pasando a tragar más al poco. Le empujé un poco la cabeza, pero de nunca había sido de tragársela mucho, por lo que me daba pequeñas palmadas en el pecho para que la dejara respirar, mirándome ella con una sonrisa y cogiendo aire para seguir un poco más.

Pero se apartó de nuevo enseguida, subiéndomelo para coger mi mano y llevarme con ella hacia el camino que teníamos al lado de la casa para bajar. En todo momento la tenía delante de mí y no podía quitar la mirada de su culo, sobre todo cuando la parte de abajo de su bikini lo llevaba como un tanga. Me tenía embelesado con ese culazo. Y efectivamente, no veía a nadie más por la zona ni por ningún lado. Estaba hasta nervioso por empezar a follarla en cuanto llegáramos. Ya habiendo llegado a la arena, más nervioso me puse al saber que en cualquier momento iba a pasar, pero ella seguía en el plan en el que estuvo todo el día. Ahora iba tarareando algo, aunque no me soltaba la mano, llegando hasta la orilla. Allí la agarré por no poder esperar más, lanzando ella un gritito y riendo. La subí a mi cuerpo al poner mis manos en su culo para elevar su cuerpo. Ella colaboró abrazándose con sus piernas a mis caderas y con sus brazos a mi cuello.

Otra vez nos empezamos a comer lo boca, aunque ahora con más ansia. La erección no se me terminó de ir en ningún momento y ahora se había puesto dura por completo de nuevo, tratando yo de quitarme el bañador como podía, pero no había manera. Esto le hacía gracia a ella, diciéndome que me tranquilizara, pero no podía. Así que la solté y me lo quité, preguntándole si había echado condones en el pequeño bolso que llevaba. Me contestó afirmativamente y lo cogí, tratando de buscar uno.

-Aunque...
-¿Qué pasa? -le pregunté mientras seguía buscando.
-Me ha gustado mucho sentirte sin nada... -dijo acariciando mi pecho.
-Pfff... Ángela...
-¿No quieres?
-Joder que si quiero... Me muero por metértela a pelo y reventarte. Pero no es seguro.
-Podemos llevar cuidado. No es tan difícil.
-¿Estás acostumbrada a hacerlo?
-Para nada. Sí que lo he hecho con parejas que he tenido en momentos de calentón total en el que no teníamos condones. Y ya lo hemos hecho así y ha ido bien... -decía con tono de niña buena.
-Yo también tengo que reconocer que lo he hecho de esa manera. Y con alguna que otra chica que no era mi pareja...
-Y no pasó nada, ¿verdad?
-No, no pasó nada.
-Pues podemos hacerlo y así y cuando te notes cerca, pues me la sacas -dijo empezando a pajearme.
-Pfff... Pero una cosa.
-Ya. Te dejo el cuello tranquilo, jejejeje.
-Jajajajajaja.
-Aunque tú te aprovechas mucho de mi zona sensible, pero seré buena -decía con una sonrisa.
-Si es que eres la mejor -dije abrazándola y dándole un beso en la cabeza.

En cuanto le di ese beso, ella se volvió a poner de rodillas para empezar a chupármela de nuevo. Esta vez le solté el pelo, porque me gustaba más vérselo así y se lo agarré para hacerle una coleta con las manos y volver a como estábamos antes en el porche interior de su casa. Ángela ahora no se cortaba nada en mamar haciendo ruido, precisamente el de atragantarse por tratar de tragar todo lo que pudiera una vez más. Pero no llegamos ni a los 5 minutos así, porque tiró de mí para que me pusiera en cuclillas y tumbarme así cuando me empujó al poner sus manos en mi pecho. Estaba muy excitado por cómo de guapa y sexy la veía, además de por cómo llevaba bastante la iniciativa. De esa manera se corrió un poco a un lado la tela de su bikini que estaba en contacto con su raja. Se chupó los dedos y se los llevó ahí para humedecerse, luego gateó con sus rodillas para ponerse bien pegada a mí y me la agarró para dirigirla a su sexo y frotarse un poco con ella, terminando empalada cuando se la metió y bajó su cuerpo hasta tenerla por completo en sus entrañas.

La notaba tan caliente que hasta quemaba y más que parecía amplificarse esa sensación por el gemido tan sensual que lanzó en el proceso. También notaba sus contracciones internas y cómo empezaba a mojarse la zona. Una vez más, le dije que estaba preciosa, respondiendo ella con una sonrisa y volviendo esas chapetas a encenderse mucho. Me susurró que le encantaba sentirme de esa manera y se movió mínimamente, lanzando de nuevo otro pequeño gemido. Yo le retiré la parte de arriba del bikini un poco, pero sin llegar a quitársela. Lo hice lo justo para sacarle las tetas. Esos pechitos que tan bonitos eran y tanto me gustaban. Ya me apuntaban sus pezones antes de que los descubriera, pero ahora lo hacían más todavía. La luz no era la mejor, obviamente, pero aun así, la luz de la luna alcanzaba para dejar que nos viéramos con cierta claridad, apreciando bien las expresiones y ese tipo de detalles. Ángela no tardó en empezar a moverse para follarme, dejándome yo hacer para disfrutar bien del momento, poniendo enseguida mis manos en ese culazo que me tenía loco desde que nos fuimos de la casa esa noche.

Empezó botando sobre mí, poniéndose en cuclillas, aunque rápidamente hincó sus rodillas en la arena para seguir haciéndomelo de la misma manera. Yo tiré de la tela de su bikini para retirar más la tela y que no nos rozara demasiado en ese mete y saca que cada vez era más frenético y que ocasionaba un ruido cada vez más alto al humedecerse nuestras pieles. También me folló como a mí más me gustaba, con ese movimiento de cadera hacia delante y atrás, jadeando ella fuertemente, al igual que lo hacía yo, pero sí que se le escapaba a ella algún que otro gemido. Aunque seguía juguetona, parando en seco para besarme en los labios de manera muy húmeda al meter su lengua en mi boca mientras me agarraba la cara con suavidad. Era imposible estar mejor en ese momento. Me estaba encantado absolutamente todo lo que estaba haciendo. Y siguió con ese juego al levantarse e ir hacia el agua, con una risita traviesa. Me levanté como si tuviera un muelle en la espalda y fui con ella con la polla tiesísima. Ni con el cambio de temperatura que había al meterse en el agua cambió la cosa.

Dentro del mar estuvimos jugando un poco al pilla-pilla. Ella reía como si estuviera borracha, aunque no había bebido ni una gota de alcohol. Hasta que la pillé y la subí a mi cuerpo para besarnos de nuevo. Con el jugueteo y el forcejeo que teníamos, acabamos cayendo al agua, con ella partiéndose de risa otra vez. Yo también reía, pero necesitaba seguir, por eso la puse a cuatro y se la metí al correr de nuevo la parte de abajo de su bikini. Ángela lanzó un gemido mezclado con risa, aunque pronto se le fue cuando la empecé a follar a buen ritmo. Ahora gemía de placer mientras yo la agarraba de las caderas. Pero poco duró, porque se volvió a levantar para seguir con el juego. Aquella playa apenas tenía profundidad, porque nos adentramos como 20 metros y no llegaba al metro de profundidad. Por ahí fue cuando ella me agarró para empujarme y tirarme, poniéndose sobre mí para decirme que me quería follar ella a mí.

Otra vez la tenía montándome, empezando lento, pero subiendo el ritmo conforme pasaban los minutos. Estaba muy cachondo y me estaba encantado hacerlo en la playa. Ella me decía que le encantaba también, comentando que la tenía muy grande y que le daba mucho gusto. Todo eso lo decía susurrando en mi oreja, pasando a lamerla. Me tenía loco con todo lo que estaba haciendo en general. Y me encendí mucho, no para correrme sin control dentro, pero quería que le fuera más intenso a ella, por lo que le empecé a chupar las tetas y los pezones. No me podía importar menos que la zona estuviera muy salada por el agua del mar. De hecho, como que el sabor pasó a un plano muy lejano, porque lo que quería era estimularla, centrándome solo en eso y en lo que me hacía sentir ella a mí con la follada que me estaba pegando. Pero en una de estas que ella se revolvía por lo sensible que tenía los pezones, pude distinguir un par de siluetas en la orilla.

 

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Capítulo 630

Había un ambiente increíble, donde podías encontrar de todo: a gente vestida como nosotros, gente de blanco por completo y también como si estuvieran de carnaval. Mucha música y mucha fiesta, donde nos hinchamos a bailar, aunque procurábamos no separarnos. Ángela agarraba a su hermana del brazo, entrelazándolo con el suyo para no perderla de vista. Aunque cuando nos apartamos un poco para no estar tan rodeados y agobiados sí que la soltó, pudiendo bailar más cómodamente conmigo. Algún roce hubo y la verdad es que tenía muchas ganas de hacer algo con ella. Me hubiera encantado llevarla a los baños y echar un polvo allí, pero eso implicaría muchas cosas: dejar a su hermana sola con el peligro que tenía, que nos pudieran pillar y que nos echaran, que los baños estuvieran abarrotados con gente haciendo otras cosas...

No acabamos haciendo otra cosa que bailar, lo que hizo que nos diera sed. Eso y el calor que hacía por la cantidad de gente tan grande que había y por el que ya hacía de por sí en la isla. Así que fuimos a la barra para pedirnos algo de beber. Otro sablazo que nos llevamos al encontrar lo que valían las copas en ese sitio. Ni Ángela que se pidió algo sin alcohol como siempre que hacía al salir se libró. Tratamos de que diera de sí la bebida, porque a esos precios no íbamos a pillar más. Estuvimos allí alrededor de un par de horas hasta que dijimos de irnos, porque teníamos bastante calor y era todo muy caro. Así que salimos y dimos un paseo para ir de nuevo al puerto, haciendo ya algo de brisa, aunque con la humedad que había en el ambiente, el calor no se terminaba de ir. No tardamos mucho más en montarnos en el coche para volver a casa, conduciendo Ángela al no haber bebido nada mientras comentábamos que había sido algo decepcionante la experiencia. No estuvimos mal, aunque es verdad que la música electrónica que ponían allí no iba mucho con nosotros, pero el precio, el calor y también algún que otro pesado que se les acercó a las chicas, empañó un poco el momento. Aun así, nos quedamos contentos por haber ido, siendo algo que ni Lucía ni yo habíamos hecho y que ahora podíamos decir que sí.

Al llegar a casa nos dimos otra ducha por la sudada que teníamos encima entre el clima de la zona y tanto bailoteo. Luego nos fuimos al salón, como hicimos por la tarde para estar un rato comentando cómo había ido la noche, con algún cotilleo por parte de las chicas al haber visto a alguien famoso, aunque nosotros dijimos de irnos a la cama para dormir no mucho más tarde, cosa que era mentira, porque lo que teníamos en mente era ponernos los bañadores y bajarnos a la playa. Lucía se quedó un rato más, estando entretenida con el móvil. Ángela y yo hicimos hora en su habitación para ver si se iba a dormir, empezando a calentarnos con algún beso y toqueteo, saliendo en cuanto se entró a su habitación, tratando nosotros de hacer el menor ruido posible. Pero antes de ir a la playa, le propuse a Ángela darnos un baño en el jacuzzi, porque no había tenido oportunidad de probarlo. Como la habitación de Lucía daba a la otra parte de la casa, no hubo problema. Así que lo pusimos y nos metimos, llevando cuidado de no hacer mucho ruido igualmente por si acaso.

Allí nos volvimos a calentar después de reposar un poco a remojo. Ella lo encendió, aunque no lo puso muy alto, lo bastante para que el agua burbujeara y lo sintiéramos por el cuerpo, aunque yo quería sentir otra cosa a esas alturas. Por eso empecé a comentar lo guapa que se había puesto para salir aquella noche con ese vestido blanco ajustado que tan bien marcaban sus caderas y su culo, lo cual me tenía malo todo el tiempo. De hecho, bromeando le conté que debía ser por eso por lo que me entró calor más que por bailar, riéndose ella. Y la verdad es que su hermana no se quedaba atrás. Ella llevaba uno rojo, ajustado de la misma manera para permitirle lucir la figura tan impresionante que tenía, aunque a mi amiga no le dije que me fijé en esto también. Me había fijado bien, sí, y pensaba que su hermana también tenía un polvazo, pero Ángela llamaba más mi atención. Ella también me decía que le encantaba verme con camisa, sobre todo al estar musculado, confesándome también que le encantaban mis tatuajes, los cuales mostraba al ir con la camisa remangada.

Me lo decía de una manera que ya me indicaba lo excitada que estaba. Demasiadas situaciones parecidas para no darme cuenta de aquello ya a esas alturas. Pero estaba juguetona, porque, al igual que en la playa, ponía su pie para parar mi cuerpo e impedir así que pegara mi cuerpo al suyo. Había muchas risas por ambas partes, pero no podía dejar la cosa así, por eso agarré su pie para echarme hacia atrás y empezar a masajeárselo así. Ella puso una sonrisa preciosa con ese gesto y así seguimos hablando, aunque mientras le daba ese masaje, aprovechaba para hacer presión con su talón sobre mi polla para empezar así a estimularla. Ángela se daba cuenta de esto, obviamente y también colaboraba en ello, moviendo su pie un poco o incluso sumando el otro a dicha estimulación. Estaba encantado sintiendo eso, porque me encantaban sus pies. Ya venía disfrutando de esa parte del cuerpo de una chica desde hacía más de un año y la verdad es que los suyos eran de los más bonitos que había visto. Como con los que empecé jugando con esa parte del cuerpo...

Pero ahora ella ya parecía que evitaba ese masaje. O más bien, parecía estar más interesada en otra cosa, porque me la intentaba agarrar con sus pies. A tal punto llegamos que me la saqué una vez la tenía dura y sí que empezó a hacerme una paja con ellos. La cara que tenía mientras me hacía eso me tenía cardíaco. Me animé a sacar uno del agua para llevármelo a la boca y chuparle los dedos, metiéndomelos todos en la boca. Las chapetas que ya tenía entre lo que se calentó el agua, el calor que hacía y la excitación que iba creciendo exponencialmente, se volvieron muy intensas y no paraba de morderse el labio. No tuve más remedio que decirle lo preciosa que estaba en ese momento, regalándome ella otra de sus preciosas sonrisas como premio. Aunque lo solté rápido para que siguiera con lo que me estaba haciendo, en lo cual se esforzaba y ponía empeño. Me estaba gustando mucho y estuvimos así unos minutos, con ella haciéndolo de manera lenta durante todo el tiempo, aunque de vez en cuando sí que aceleraba la acción.

Pero de repente paró, abriendo yo los ojos para encontrarla justo a mi lado. Nos empezamos a besar otra vez y ella volvió a estimular mi polla, aunque ahora lo hacía con la mano. Yo pasé un brazo por sus hombros para pegar su cuerpo al mío y continuar así con los besos mientras ella seguía con su manualidad. Pero también quería participar y que ella disfrutara, por eso metí la mano por debajo de la braga negra de su bikini para tocar su raja. Lanzó un gemido pequeño y muy mono, notando yo la zona muy caliente. Colé mi dedo índice por la zona para rozarlo con sus labios interiores unas cuantas veces, lo que provocaba unos jadeos en ella que cada vez me ponían más caliente. Cada vez estaba más ansioso por metérsela, por eso metí un dedo en su orificio, el mismo con el que le estimulaba sus labios, con la intención de acelerar el proceso. En esta ocasión, Ángela echó su cabeza hacia atrás, ahogando un gemido, aunque rápidamente abrió los ojos y se incorporó.

-No, Javi. Para.
-¿Qué pasa? -pregunté acojonado temiendo que no hiciéramos nada aquella noche.
-No quiero hacer nada más aquí. Me da cosa, que se bañan mi madre y mi hermana aquí también.
-Ah... -dije aliviado.
-Vamos a la playa, que ya es algo tarde.
-Venga.

Salimos del jacuzzi, con ella apagándolo y tapándolo para poder bajarnos a la playa, aunque le entró la risa cuando vio el empalme que llevaba. Luego resopló y se acercó a mí para poner su mano sobre ella y acariciarla, aunque por encima de la tela, que la tapaba con dificultad. Me gustaba que estuviera así de participativa, como siempre lo había sido conmigo, pero la verdad es que no esperaba para nada que me bajara el bañador para ponerse de rodillas ahí mismo para empezar a comérmela. Y me encantó. Lo tenía muy fácil al haberse recogido el pelo con una pinza, por lo que no le estorbaba nada, empezando a chupar la punta mientras me pajeaba el resto con la mano, pasando a tragar más al poco. Le empujé un poco la cabeza, pero de nunca había sido de tragársela mucho, por lo que me daba pequeñas palmadas en el pecho para que la dejara respirar, mirándome ella con una sonrisa y cogiendo aire para seguir un poco más.

Pero se apartó de nuevo enseguida, subiéndomelo para coger mi mano y llevarme con ella hacia el camino que teníamos al lado de la casa para bajar. En todo momento la tenía delante de mí y no podía quitar la mirada de su culo, sobre todo cuando la parte de abajo de su bikini lo llevaba como un tanga. Me tenía embelesado con ese culazo. Y efectivamente, no veía a nadie más por la zona ni por ningún lado. Estaba hasta nervioso por empezar a follarla en cuanto llegáramos. Ya habiendo llegado a la arena, más nervioso me puse al saber que en cualquier momento iba a pasar, pero ella seguía en el plan en el que estuvo todo el día. Ahora iba tarareando algo, aunque no me soltaba la mano, llegando hasta la orilla. Allí la agarré por no poder esperar más, lanzando ella un gritito y riendo. La subí a mi cuerpo al poner mis manos en su culo para elevar su cuerpo. Ella colaboró abrazándose con sus piernas a mis caderas y con sus brazos a mi cuello.

Otra vez nos empezamos a comer lo boca, aunque ahora con más ansia. La erección no se me terminó de ir en ningún momento y ahora se había puesto dura por completo de nuevo, tratando yo de quitarme el bañador como podía, pero no había manera. Esto le hacía gracia a ella, diciéndome que me tranquilizara, pero no podía. Así que la solté y me lo quité, preguntándole si había echado condones en el pequeño bolso que llevaba. Me contestó afirmativamente y lo cogí, tratando de buscar uno.

-Aunque...
-¿Qué pasa? -le pregunté mientras seguía buscando.
-Me ha gustado mucho sentirte sin nada... -dijo acariciando mi pecho.
-Pfff... Ángela...
-¿No quieres?
-Joder que si quiero... Me muero por metértela a pelo y reventarte. Pero no es seguro.
-Podemos llevar cuidado. No es tan difícil.
-¿Estás acostumbrada a hacerlo?
-Para nada. Sí que lo he hecho con parejas que he tenido en momentos de calentón total en el que no teníamos condones. Y ya lo hemos hecho así y ha ido bien... -decía con tono de niña buena.
-Yo también tengo que reconocer que lo he hecho de esa manera. Y con alguna que otra chica que no era mi pareja...
-Y no pasó nada, ¿verdad?
-No, no pasó nada.
-Pues podemos hacerlo y así y cuando te notes cerca, pues me la sacas -dijo empezando a pajearme.
-Pfff... Pero una cosa.
-Ya. Te dejo el cuello tranquilo, jejejeje.
-Jajajajajaja.
-Aunque tú te aprovechas mucho de mi zona sensible, pero seré buena -decía con una sonrisa.
-Si es que eres la mejor -dije abrazándola y dándole un beso en la cabeza.

En cuanto le di ese beso, ella se volvió a poner de rodillas para empezar a chupármela de nuevo. Esta vez le solté el pelo, porque me gustaba más vérselo así y se lo agarré para hacerle una coleta con las manos y volver a como estábamos antes en el porche interior de su casa. Ángela ahora no se cortaba nada en mamar haciendo ruido, precisamente el de atragantarse por tratar de tragar todo lo que pudiera una vez más. Pero no llegamos ni a los 5 minutos así, porque tiró de mí para que me pusiera en cuclillas y tumbarme así cuando me empujó al poner sus manos en mi pecho. Estaba muy excitado por cómo de guapa y sexy la veía, además de por cómo llevaba bastante la iniciativa. De esa manera se corrió un poco a un lado la tela de su bikini que estaba en contacto con su raja. Se chupó los dedos y se los llevó ahí para humedecerse, luego gateó con sus rodillas para ponerse bien pegada a mí y me la agarró para dirigirla a su sexo y frotarse un poco con ella, terminando empalada cuando se la metió y bajó su cuerpo hasta tenerla por completo en sus entrañas.

La notaba tan caliente que hasta quemaba y más que parecía amplificarse esa sensación por el gemido tan sensual que lanzó en el proceso. También notaba sus contracciones internas y cómo empezaba a mojarse la zona. Una vez más, le dije que estaba preciosa, respondiendo ella con una sonrisa y volviendo esas chapetas a encenderse mucho. Me susurró que le encantaba sentirme de esa manera y se movió mínimamente, lanzando de nuevo otro pequeño gemido. Yo le retiré la parte de arriba del bikini un poco, pero sin llegar a quitársela. Lo hice lo justo para sacarle las tetas. Esos pechitos que tan bonitos eran y tanto me gustaban. Ya me apuntaban sus pezones antes de que los descubriera, pero ahora lo hacían más todavía. La luz no era la mejor, obviamente, pero aun así, la luz de la luna alcanzaba para dejar que nos viéramos con cierta claridad, apreciando bien las expresiones y ese tipo de detalles. Ángela no tardó en empezar a moverse para follarme, dejándome yo hacer para disfrutar bien del momento, poniendo enseguida mis manos en ese culazo que me tenía loco desde que nos fuimos de la casa esa noche.

Empezó botando sobre mí, poniéndose en cuclillas, aunque rápidamente hincó sus rodillas en la arena para seguir haciéndomelo de la misma manera. Yo tiré de la tela de su bikini para retirar más la tela y que no nos rozara demasiado en ese mete y saca que cada vez era más frenético y que ocasionaba un ruido cada vez más alto al humedecerse nuestras pieles. También me folló como a mí más me gustaba, con ese movimiento de cadera hacia delante y atrás, jadeando ella fuertemente, al igual que lo hacía yo, pero sí que se le escapaba a ella algún que otro gemido. Aunque seguía juguetona, parando en seco para besarme en los labios de manera muy húmeda al meter su lengua en mi boca mientras me agarraba la cara con suavidad. Era imposible estar mejor en ese momento. Me estaba encantado absolutamente todo lo que estaba haciendo. Y siguió con ese juego al levantarse e ir hacia el agua, con una risita traviesa. Me levanté como si tuviera un muelle en la espalda y fui con ella con la polla tiesísima. Ni con el cambio de temperatura que había al meterse en el agua cambió la cosa.

Dentro del mar estuvimos jugando un poco al pilla-pilla. Ella reía como si estuviera borracha, aunque no había bebido ni una gota de alcohol. Hasta que la pillé y la subí a mi cuerpo para besarnos de nuevo. Con el jugueteo y el forcejeo que teníamos, acabamos cayendo al agua, con ella partiéndose de risa otra vez. Yo también reía, pero necesitaba seguir, por eso la puse a cuatro y se la metí al correr de nuevo la parte de abajo de su bikini. Ángela lanzó un gemido mezclado con risa, aunque pronto se le fue cuando la empecé a follar a buen ritmo. Ahora gemía de placer mientras yo la agarraba de las caderas. Pero poco duró, porque se volvió a levantar para seguir con el juego. Aquella playa apenas tenía profundidad, porque nos adentramos como 20 metros y no llegaba al metro de profundidad. Por ahí fue cuando ella me agarró para empujarme y tirarme, poniéndose sobre mí para decirme que me quería follar ella a mí.

Otra vez la tenía montándome, empezando lento, pero subiendo el ritmo conforme pasaban los minutos. Estaba muy cachondo y me estaba encantado hacerlo en la playa. Ella me decía que le encantaba también, comentando que la tenía muy grande y que le daba mucho gusto. Todo eso lo decía susurrando en mi oreja, pasando a lamerla. Me tenía loco con todo lo que estaba haciendo en general. Y me encendí mucho, no para correrme sin control dentro, pero quería que le fuera más intenso a ella, por lo que le empecé a chupar las tetas y los pezones. No me podía importar menos que la zona estuviera muy salada por el agua del mar. De hecho, como que el sabor pasó a un plano muy lejano, porque lo que quería era estimularla, centrándome solo en eso y en lo que me hacía sentir ella a mí con la follada que me estaba pegando. Pero en una de estas que ella se revolvía por lo sensible que tenía los pezones, pude distinguir un par de siluetas en la orilla.
Alto! Guardia Civil!
 
Capítulo 631

-Joder, Ángela...
-¿Qué pasa? -murmuró ella mientras se dejaba llevar.
-Hay gente en la orilla.
-¿Qué? -preguntó encogiendo su cuerpo.
-Veo dos siluetas, pero no hacen nada. Están ahí paradas.
-¿Y por qué no se van si estamos aquí nosotros? -dijo poniéndose bien la parte de arriba de su bikini para taparse las tetas y sacándose mi polla de sus entrañas para sentarse a mi lado de cara a ellos.
-¿Serán mirones?
-Pfff... Qué manera de cortar el rollo...
-Joder... Y mi bañador está en la orilla.

Desde donde estábamos les preguntamos si querían algo, aunque ninguno de los dos respondió, por lo que volvemos a insistir, pero obtuvimos el mismo resultado.

-Voy a acercarme.
-No. Ni hablar.
-¿Vas a ir tú con la polla empalmada? Yo tengo el bikini puesto. No va a pasar nada.
-No me parece buena idea.
-Que no pasa nada. Ya verás.

Ángela se levantó del agua y empezó a andar hacia ellos lentamente, siguiéndola yo mientras seguía sentado por si pasaba algo para estar más cerca aún, pero no me pude acercar mucho más por como tenía el asunto todavía. No pasó nada. De hecho, se quedó hablando con esas dos personas y hasta vi cómo mi amiga aireaba un poco sus brazos. Ella misma fue la que me dijo que me saliera del agua para irnos. Algo extrañado, me levanté para ir hacia donde estaba ella y las dos siluetas, sin taparme la erección que tenía, más que nada porque era imposible. Conforme me acerqué vi que se trataban de Lucía y aquel chico rubio que habíamos visto por la mañana y que tenía una buena herramienta. A esas alturas, menos me iba a tapar, porque Lucía ya me había visto desnudo, aunque no empalmado y respecto al chico, me daba bastante igual. Tampoco hice por donde para taparme, porque me fijé más en el enfado que tenía Ángela, esperando con sus brazos en jarra, aunque sí que aprecié cómo Lucía me fichaba bien con una pequeña sonrisa en su cara.

Ni tampoco dije nada, yendo a por mi bañador para ponérmelo de espaldas a ellos, acomodándomela lo mejor que pude y cogiendo la pinza para el pelo de Ángela. En lo que me daba la vuelta para ir hacia ellos, mi amiga le dijo a su hermana que ella sabría lo que hacía, respondiéndole ésta que no se enfadara, que no pasaba nada. Ángela no dijo nada más y empezó a andar en dirección al camino de vuelta a casa, siguiéndola yo. Parecía que la noche se había acabado para nosotros, porque la notaba muy enfadada y no dijo nada en lo que subíamos. Yo tampoco abrí mi boca, pensando que sería lo mejor para que se calmara. El problema era que yo seguía con ganas, por lo que una vez llegamos, le abracé desde atrás diciéndole que se tranquilizara, que no pasaba nada. Ella se quedó en silencio, aunque lanzó un pequeño murmullo cuando puse mis manos en sus caderas y pegué su cuerpo al mío del todo.

-¿Qué es lo que pasa?
-Nada, que esta niña es una cabra loca.
-Es normal con la edad que tiene.
-Yo cuando tenía 19 años no era tan tonta.
-Bueno, pero locuras hacíamos.
-¿Cómo cuál?
-La de irnos a Lille fue un poco...
-Bah, una escapada, sin más. Y lo pasamos muy bien sin que pasara nada raro. No probamos nada como los otros...
-Estaba yo para probar nada con el mareo que tenía del barco...
-Jajajajaja. Estabas muy mono con esa carilla.
-Sí, vaya... Aunque lo bien que lo pasamos tú y yo luego...
-Pero es que... Yo hacía eso sin tener novio. Ella sí lo tiene -decía poniendo énfasis en eso último.
-Pues ella sabrá.
-Y ahora a saber qué va a hacer con ese. No, si tonta no es...
-Desde luego, porque ha elegido al que iba bien cargado.
-Calla... -decía riendo.
-¿Lo vería ella también?
-Ni lo sé, ni me importa.
-¿Qué te importa entonces?
-Ésta de aquí -dijo agarrándomela al pasar su mano por detrás de su cuerpo.
-Mmm... Pensaba que se te habían quitado las ganas.
-Pues un poco, pero como tú siempre estás listo para... Pues... Jejejeje.
-Joder, ¿cómo no voy a estar así con lo bien que estábamos antes?
-De verdad... Con lo bien que estábamos y nos han cortado todo el rollo. Le voy a echar una bronca mañana...
-Déjala, anda. Para nada que nos queda aquí... -dije dándole la vuelta para besarla.

Nos enrollamos un poco, subiéndola yo al borde del jacuzzi para estar más cómodo y no tener que encorvarme tanto. Ella me la sacó fuera del bañador y me la empezó a menear de nuevo. Cambiando a su cuello le dije que me moría por volver a metérsela y que si fuera por mí, lo hacía ahí mismo, pero volvió esa vena juguetona de Ángela por suerte, porque ya esperaba que la noche fuera más tranquila sin que pasara nada más. Me dijo de subir para darnos una ducha e irnos a la cama para follar tranquilamente. Así que subimos y nos fuimos directamente a la ducha, sin pasar por la habitación para coger nada de ropa. Nos quitamos nuestros bañadores y nos metimos, dándole al agua, pero poniéndola yo fría, ocasionando que ella lanzara un grito, pero volvía esa Ángela juguetona y se volvía para hacerme cosquillas. Ni con eso, ni con el agua fría se me bajó la erección que tenía.

Ni tampoco enjabonándonos para quitarnos la sal del mar que llevábamos encima. Pero muy difícil iba a ser cuando nos enjabonamos un poco el uno al otro. Empecé yo al abrazarla por la espalda y empezar a masajear sus pechitos con jabón, haciendo que ella murmurara con tono de agrado. Tuve cuidado con no rozar mucho sus pezones, pero lo que no pude evitar fue bajar mi mano por su esternón, vientre y pubis, hasta llegar a su raja. Se la acaricié un poco, con ella gimiendo un poco, aunque también reía. Mientras hacía todo eso, flexioné mis piernas para colar mi polla entre sus muslos un poco, rozándome con la raja de su culo. Con la otra mano sí que empecé ya a jugar con sus pezones, acariciando también el poco vello púbico que se había dejado, pasando a su rajita de nuevo. Parecía gustarle mucho lo que le hacía, aunque me retiraba la mano de sus pechos cuando me pasaba de la raya.

Luego le aclaré el cuerpo y me puse de rodillas para comerle el coño y el culo desde atrás, con ella gimiendo con un tono más acorde a lo que le estaba haciendo. Puso sus manos en la pared y abrió bien sus piernas, dejándose hacer. Sin embargo, no quiso correrse y cuando estaba cerca de hacerlo, como bien me indicaban los temblores de sus piernas. Se dio la vuelta para ponerse de rodillas y besarme con intensidad. Luego se puso de pie e hizo lo mismo conmigo al tirar de mis manos, cogió jabón y me empezó a enjabonar la polla con sumo cuidado y de manera muy lenta. Me miraba con unas chapetas que me daban ganas de comérmela además de tener esa media sonrisa que la hacía más mona aún. Y de la misma manera que hice yo, me retiró el jabón del cuerpo para ponerse de rodillas y chupármela durante unos minutos. Aunque ella no tenía tanta ansia como yo y se tomaba su tiempo para hacerlo despacio y acelerar el ritmo un poco de vez en cuando, sin olvidarse de los huevos.

Con una sonrisa placentera se levantó, sin dejar de mover su mano, aunque lentamente. Me preguntó si me gustaba cómo me la chupaba, alabando yo su trabajo diciéndole que me encantaba y que pocas me lo hacían así. Ella respondió a eso diciendo que me conocía demasiado bien y sabía lo que me gustaba. Y no le faltaba razón, porque es cierto eso de que era de las mejores haciéndome sexo oral. Salimos de la ducha para secarnos e ir ambos desnudos hasta su habitación, cerrando ella su puerta, aunque dijo que no creía que su hermana fuera a volver pronto, deseando que tuviera la cabeza suficiente para que no nos cortara el rollo por segunda vez esa noche. En cuanto cerró la puerta, la cogí en volandas para comerle la boca, con ella lanzando uno de sus típicos grititos. La eché sobre la cama con demasiada rudeza quizá, pero es que estaba muy cachondo. Sin embargo, ella respondió con esas risas con las que empezó la noche.

Ya en la cama sí que me centré en comerle bien el coño, estimulándola bien por todos lados, llegando a meterle los dedos también. Hasta le estimulé el punto G, aunque ya sabía que ella no iba a hacer squirting, pero la iba a matar de gusto igual. No tardamos en ponernos a sudar, sobre todo ella que era la que más sensaciones estaba recibiendo y más sofocada estaba. Paraba para chincharla y retrasar así su orgasmo, aunque ella no se picaba como la mayoría de chicas con las que lo hacía, más que nada porque ya lo había sufrido con anterioridad y estaba acostumbrada por así decirlo. También le di la vuelta para comerle el culo, diciéndome ella que era un guarro mientras reía, aunque pasaba a gemir enseguida. Cuando le di la vuelta para volver a comerle el coño, estaba como atontada con sus ojos entornados y una sonrisilla tierna, aunque también tenía cara de estar cachonda. Le arranqué el primer orgasmo sorbiendo su clítoris mientras le metía los dedos, con ella agarrándome del pelo y tirando de él mientras gemía con fuerza.

La dejé tranquila cuando me empezó a hacer daño con esos tirones que me daba, pudiendo ver cómo se retorcía y cómo sus piernas temblaban y le daba algún espasmo. Su vientre se contraía y se relajaba con velocidad, aunque se diluía conforme pasaban los minutos. Yo no podía hacer otra cosa que masturbarme en lo que ella se recuperaba. Miraba cada parte de su cuerpo, aunque me centraba mucho en sus pezones duros como piedras, los cuales estaban de punta y también en su coño, pasando de un rosa tenue a uno más intenso, casi rojo por lo excitada que debía estar, sobre todo con su reciente orgasmo. También miraba mucho la franja de pelo que tenía justo encima. Qué bonita me parecía y cuánto me ponía... Ángela tiró de mí para que pegara mi cuerpo al suyo para besarnos de nuevo. Ahora era ella la que tenía rudeza en sus gestos, agarrando mi nuca con fuerza mientras lo hacíamos. Como si me fuera a escapar...

Rápidamente me tumbó bocarriba, estando visiblemente encendida y se puso entre mis piernas para comérmela a buen ritmo. Era una delicia tanto sentir lo que me hacía, como verlo, porque ponía unas caras increíbles, además de que por momentos ponía su culazo en pompa o se dedicaba a levantar y bajar los pies. Ahora el que empezaba a sudar era yo. Y cada vez más, porque Ángela le estaba poniendo un empeño brutal por tragársela entera. No lo lograba, pero desde luego sí que se metía más que de costumbre conmigo. Pero yo necesitaba follarla ya y para ello le dije que me mirara. Ella lo hizo y le dije que se pusiera sobre mí. Después de hacerlo nos empezamos a besar y le empecé a acariciar la raja con mi polla para clavársela de inmediato, porque me quedé con las ganas de hacerlo en la ducha. Me preguntó si no prefería acabar antes para tener más aguante, pero yo tenía otros planes en la cabeza. Estuvimos solo un par de minutos follando a pelo, saliéndome de ella para levantarme y coger un condón.

Ángela puso un poco cara de decepción con aquello, aunque se le pasó cuando le di un beso en los labios y le dije que es para aguantar más, ya que con él puesto, no me correría tan rápido y ella segura te disfrutaría más. Aun así, me dijo que prefería mucho más sentirme directamente a que aguantara más tiempo. Mi respuesta fue simple al decirle que ya tendríamos tiempo cuando tomáramos mejores medidas que la marcha atrás, porque era algo que no me gustaba hacer del todo por el riesgo que conllevaba y que usaba como último recurso cuando no había otra. Quedamos en hablarlo luego con más calma una vez acabáramos y estuviéramos tranquilos, porque ahora lo que queríamos era follar. Le dio mucho gusto que se la volviera a meter igualmente una vez me puse la goma, empezando en el típico misionero en el que ella se empeñaba en pegar nuestros cuerpos, poniendo sus manos en mi culo para estrujarlo y quedando con sus piernas bien abiertas y elevadas.

Mientras nos comíamos la boca me preguntó si también entrenaba el culo, porque me lo notaba más duro. Entre risas le respondí que algo hacía con esos minutos que le dedicaba a la bicicleta en el gimnasio, además de algún que otro ejercicio. Ella rio de vuelta, aunque se le quitó rápido la risa cuando le propiné una fuerte embestida que hizo que lanzara un alto gemido. También puso sus cejas caídas y abrió la boca, empezando yo a darle más fuerte. Aquí, mi amiga cerró sus ojos y se abrazó más a mí, pasando a poner sus manos en mi espalda y a arañarme cuando se la clavaba lo más profundo que podía. Sabía de sobra que no le hacía daño, pero le resultaba intenso y ella lo manifestaba así con los gritos que empezaba a pegar. También cambiamos de posturas, poniéndola yo después a cuatro para reventarla de la misma manera con sendas embestidas mientras la agarraba de sus prominentes caderas.
 
¿Quién era Valentina? ... 🤔 ...

Hakuna Matata
Vive y deja vivir

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Vive y sé feliz

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Debe hacerte sufrir

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Hakuna matata

Follar con Ángela como follan es pura "filosofía" Hakuna Matata ... folla y sé feliz, ningún problema debe hacerte sufrir ...
 
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Follar con Ángela como follan es pura "filosofía" Hakuna Matata ... folla y sé feliz, ningún problema debe hacerte sufrir ...
Cuando vuelva a su ciudad es capaz de decir que se había acordado mucho de ella.
 
Capítulo 632

Hasta me dio por agarrarla del pelo, lanzando ella un gemido diferente esta vez, aunque me indicaba que era algo que le había gustado. También hicimos la cucharita cuando ella se notaba cerca y se echaba sobre la cama. Justo antes de volver a follarla en esa postura, le besaba en la cabeza y en el cuello. Nuestros cuerpos estaban ya muy sudorosos, pero yo no podía esperar más y comenzaba de nuevo, al igual que mis jadeos. Ella volvía a sus gemidos, aunque para mi sorpresa, me movió para montarse encima de mí y hacer que su culo botara manteniendo nuestros cuerpos pegados y besándonos. También me lo hizo como a mí más me gustaba. Su cara era increíble y hasta me arañaba el pecho con esas uñas falsas que llevaba, aunque eran bonitas al no ser tan largas como otras que había visto. Se vino arriba, agarrando mis muñecas para follarme de esa manera, manteniendo nuestras caras muy cerca, momento que aproveché yo para follarla desde abajo al hincar mis talones en la cama.

Ángela gritaba de gusto y decía que siguiera, aunque al poco ella misma fue la que cambió de postura. Pero no tanto, porque lo que hizo fue darse la vuelta. Ahora podía ver en primer plano su culo subir y bajar a buen ritmo, con el típico sonido por el choque de nuestras pieles. Para estar con condón, me notaba bastante cerca, pero no quería acabar aún, por lo que le empecé a acariciar el ojete, con ella parando y riendo de nuevo. Me humedecí bien el dedo para seguir mientras ella continuaba la follada, aunque más lentamente. Al final con tanta caricia se lo acabé metiendo, aunque solo un poco, y ella agachó su cabeza, murmurando sensualmente. Ni se lo llegué a meter entero. Solo lo hice un poco para tantearla y la verdad es que tenía buena pinta para cuando dijéramos de hacerlo así. Ella se movía de manera muy sensual, tensando su espalda y subiendo y bajando su culo para seguir.

Pero ya sí que se estaba haciendo tarde y pensaba que su hermana estaba por venir también por estar fuera de la casa, por lo que me decidí a acabar la noche. Para ello, la puse a cuatro para follarla rápidamente de nuevo, con ella gimiendo al compás de mis empujones, pero me pidió que me pusiera sobre ella, dejando caer su cuerpo sobre la cama. Así que la acompañé, besándole el hombro y la cabeza. Seguí así y ella cogió mis manos y las metió por debajo de su cuerpo, pidiéndome que la abrazara. Me parecía una postura un poco rara y hasta incómoda, porque me pedía que lo hiciera bien, teniendo que dejar caer bastante mi cuerpo sobre el suyo. Pero acabé encontrando algo con lo que los dos nos quedamos a gusto. La abracé a la altura de su cabeza, hincando mis rodillas a los lados de su cuerpo, dejando caer mi peso sobre ellas y mis codos.

Ella puso sus manos en mis brazos, reanudando yo el mete-saca, pero llegamos a perfeccionar esa postura cuando le dije que pasara sus manos por debajo de su cuerpo para estimularse el clítoris, procurando mantener todo mi cuerpo pegado al suyo como me pidió. Algo que también hice fue despejar su cara del pelo que se le venía encima y que se le quedaba pegado por el sudor, manteniéndolo apartado al poner mi mano en la parte más alta de su frente, donde su cabello nacía. Ángela me rogaba que no parara y que apretara un poco más, pasando a expulsar muchos síes de su boca en forma de gritos. Se acabó corriendo encogiendo mucho su cuerpo, teniendo que controlarla yo para que no se hiciera daño. Fue uno de los orgasmos más intensos que le había visto, porque me apretaba con mucha fuerza. Con tanta que me daba la impresión de que me iba a quitar el condón y que se iba a quedar dentro de ella.

Me salí de ella con cuidado, dándole algunos besos pequeños por su cuerpo y poniéndola bocarriba para que pudiera respirar mejor. Esta vez tardó más en recuperarse, buscándome con su mirada una vez lo hizo, riendo bastante con tono de incredulidad y percatándose de que yo no había acabado y que de hecho seguía tocándome mientras la miraba. Me dijo que no podía más, que le palpitaba el coño, pero que quería que yo también acabara, por lo que me preguntó dónde quería hacerlo. Algo nervioso le dije que nunca me había corrido ni en su cara ni en su boca y que me gustaría romper esa barrera si a ella le parecía bien. Me miró con una de sus preciosas sonrisas y me sugirió que se lo echara en la cara. Así que ella se puso de rodillas sobre el suelo, levantándome yo para ponerme frente a ella. Me la empezó a chupar de nuevo y tampoco hizo falta mucho más por todo lo que había pasado esa noche.

Sentir su orgasmo fue algo que me dejó al borde del mío y verla ahora así de preciosa y colorada por el sofoco, me tenía casi ya. Por lo que después de un par de minutos de mamada, se la saqué de la boca para pajearme y descargar sobre su preciosa cara, recibiendo ella todo aquello con sus ojos cerrados y una enorme sonrisa en su cara. Me quedé sentado en la cama una vez acabé, mareado de la excitación y de haber hiperventilado en la parte final, aunque ella me pedía que le diera algo para limpiarse. Espabilé rápidamente y la cogí en brazos para volver a darnos una ducha, aunque ya no hubo tanto roce. Varios besos y caricias, pero ninguna por las partes más íntimas del cuerpo. También cambiamos las sábanas por la tremenda sudada que tuvimos y nos fuimos a dormir, porque era ya tarde. Ella cayó rendida en nada, dejando caer uno de sus brazos sobre mi cuerpo, estando yo bocarriba. A mí me costó algo más dormirme, llegando incluso a oír cómo Lucía volvía a casa y se daba una ducha rápida para irse a la cama, cayendo yo al poco una vez se quedó todo en silencio.

No sé cómo dormimos o lo que hicimos mientras tanto, pero me desperté en mitad de la cama, a media altura y teniendo la cabeza abrazada por los muslos de mi amiga. Hasta me encontraba desorientado por lo mismo, pero como entraba algo de luz por la ventana, podía ver lo que pasaba. Y me hizo hasta gracia, acomodándome para descansar un poco más, porque tenía pinta de ser temprano aún. Y digo eso, porque estaba tan atrapado por los carnosos muslos de mi amiga que no era capaz ni de moverme para poder mirar el despertador. Ella parecía dormir profundamente, y esa era la cosa, que yo no podía hacerlo más. Pero eso no me impidió disfrutar un poco más de esos minutos en los que se vaguea en la cama, aunque empecé a acariciar sus muslos, cosa que me encantaba por lo suave que tenía ella la piel, además de que su olor era algo que me atraía mucho de ella, tanto su olor natural como el que tenía cuando se echaba algún perfume.

Al final, no sé si por mis caricias o si fue por ella misma, se acabó despertando. Aunque dudaba que fuera por mí, pues no lo hacía con mucha intensidad como para despertarla, ni tan flojo como para hacerle cosquillas. Parecía también algo perdida, como si no supiera muy bien dónde estaba, aunque seguramente lo que más despistada le tenía era que yo estuviera entre sus piernas. Se desperezó, lanzando una ligera risa, preguntándome qué hacía ahí. Le respondí que no tenía ni idea y que ella sabría qué hacía durmiendo para tenerme así, lo que hizo que riera con más fuerza aún, pero pronto se le fue, liberándome para levantarse rápidamente de la cama, aunque la agarré de la muñeca para que volviera a tumbarse y poder yo así abrazarla, revolviéndose ella, continuando con ese tono juguetón que mantuvo durante todo el fin de semana, lo que se ganó que le empezara a hacer cosquillas, torturándola yo así un poco, aunque ella también trataba de hacerlo conmigo, llegando a un punto en el que la abracé con fuerza para inmovilizarla entre risas.

-Va, déjame levantarme. En serio...
-¿Necesitas ir al baño?
-No. Quiero ver si mi hermana está aquí ya o no.
-No hace falta. La oí llegar anoche y darse una ducha. Tú ya dormías.
-¿Seguro?
-Sí. Alguien entró. Eso seguro.
-¿Y si no está sola?
-Eso ya no puedo decir. No pude distinguir nada.
-Voy a ver, para quedarme más tranquila.
-Vale.
-Ahora vuelvo -dijo con una sonrisa muy bonita.

Ángela se levantó y fue de puntillas para no hacer ruido, y descalza también. En nada volvió, diciéndome que estaba sola y durmiendo, pasando a sentarse en la cama para quitarse la camiseta del pijama que se puso cuando nos fuimos a dormir, con la intención de ponerse un bikini, pero la detuve, volviéndola a abrazar para atraerla a mí y jugar un poco más con ella. Me preguntó si no había tenido suficiente con el polvazo que echamos la noche anterior y sí es verdad que estuvo genial, pero es que ahora me volvía a apetecer. Como no la veía muy interesada en ir a más le pregunté si no tenía ganas, diciéndome que algo de ganas sí tenía. En broma me dijo que me tenía que esforzar más en calentarla, porque para ella era muy notable que yo sí tenía ganas, no teniendo ella tantas en comparación. Me hizo gracia y la agarré para ponerla bocarriba y despojarla del resto de su ropa, poniéndome entre sus piernas para besarle el pubis y sus caderas, con ella riendo.

Luego dio un pequeño gritito muy mono que rápidamente cayó al tapar su boca con sus manos, porque le di una lamida en su rajita. Me pidió hablándome muy bajito que llevara cuidado, porque se encontraba sensible ahí abajo. Fue algo que me sorprendió, porque no recordaba que le hubiera pasado eso conmigo antes, preguntándole si estaba bien, asintiendo ella. Me dijo que era por haberlo hecho un poco en la playa, por el agua salada y eso. Así que se lo empecé a comer con cuidado, poniendo ella caras muy bonitas y muy dulces. No me costó mucho hacer que se corriera. Ni tuve que meterle los dedos. Tan solo di amplios lametones por todo su coño, centrándome en su clítoris en mayor parte al pasar mi lengua en movimientos circulares y al sorberlo. Lanzó una serie de jadeos en lo que su cuerpo se estremecía y sus piernas temblaban, pasando a tragar saliva y a humedecerse lo labios con la lengua como si se le hubiera secado la boca. Mientras se recuperaba le di algunos besos más por esas caderas que tanto me gustaban.

Me miró muy sonriente y me dijo de cambiar de posición. Soltó una risa un poco más alta cuando vio lo dura que la tenía al incorporarme, lanzando después una risita traviesa. No tardó nada en empezar a masturbarme con brío una vez se colocó entre mis piernas. Siguiendo con la broma le dije que podía hacer lo que quisiera, que yo no estaba sensible. Ella rio en forma de burla, aunque no la notaba molesta. Teníamos demasiada confianza como para picarnos por una tontería así, aunque puso una sonrisa que me hizo suponer que me la devolvería. Empezó a lamer con la punta de su lengua desde abajo hasta que llegó al glande, metiéndoselo en la boca para chuparlo un poco como si fuera un chupachups, aunque me lo llegó a sujetar con los dientes, cosa que hizo que me estremeciera un poco. Ella apretó mínimamente, lo que hizo que me riera un poco con algo de nerviosismo, aunque me soltó de inmediato, preguntándome si estaba sensible o algo para reaccionar así, aunque ella ya conocía de sobra que no debía hacer eso con nadie por lo sensible que es la zona de por sí.

Continuando con ese juego le dije con tono de niño que yo me había portado bien con ella, cuidándola para no hacerle daño por cómo se encontraba. Su respuesta fue subir por mi cuerpo hasta mi cara para darme un beso en los labios, bajando después para continuar la mamada que empezó hacía escasos segundos. Comenzó lentamente para hacerlo con más ganas e intensidad al poco. Despertarme como lo hice, su olor y todo ese jugueteo que teníamos, además de haberle comido el coño ya, me tenía muy a tono, por eso no tardé demasiado en sentir que estaba cerca de acabar, empezando a advertirla yo. Aunque ella seguía como si no lo hubiera hecho, usando bastante saliva para mantenerlo todo bien húmedo, continuando hasta ya que sí me notaba muy cerca. Se lo dije un par de veces más, sacándola ella de su boca y preguntándome dónde quería acabar esta vez, todo eso en susurros, porque la habitación de Lucía no quedaba muy lejos y no queríamos que nos oyera. El principal motivo para mí era para que no nos cortara el rollo una vez más.

Estaba tan cachondo y me estaba dando tanto placer con lo que me estaba haciendo que no me corté nada en expresarle que me quería correr en su boca y que después se lo tragara, mencionando que era algo que nunca había hecho conmigo y que me daba mucho morbo. Ella puso cara de sorpresa, supongo que por lo explícito que fui al comunicarle todo aquello, aunque no puso cara rara ni de asco ni nada. Me reconoció que no era mucho de tragar y que tampoco solía dejar que acabaran en su boca, pero que le apetecía. Por lo que se puso a ello, comiéndomela con más ganas que antes y tratando de tragar todo lo que podía. Ya sí que era muy fácil que acabara después de todo lo que estaba pasando, por lo que le avisé por última vez y empecé a descargar en su boca, dándome un placer tremendo, con ella poniendo cara de concentrada, sorbiendo y moviendo su lengua para continuar la estimulación.

Y siguió y siguió pese a que le pedí que parara. No lo hizo hasta que me empecé a retorcer, estando ya bastante sensible y escapándoseme algún gemido. Ella reía bajito y me soltó, siéndome imposible ver qué hacía, porque tenía mis ojos cerrados y no me podía mover mucho. Pero cuando me calmé un poco unos segundos después, me la encontré a cuatro, a mi lado mirándome con una sonrisa. Levantó sus cejas y vi cómo tragaba, enseñándome después su boca vacía sin resto del semen que le eché. Volvió a reír y se tumbó de lado para quedar los dos así, descansado un poco. Me gustó aquello, tanto lo que hizo como la manera en llevarlo a cabo, que le di un beso, gimiendo ella en mi boca por no esperarlo. Aunque se dejó llevar para seguirlo, despegándonos a los pocos segundos para descansar un poco quedando bocarriba. No fue algo que comentáramos ni siquiera, más que nada, porque Ángela se puso un bikini para irse a preparar el desayuno, porque me dijo que tenía hambre.

Yo no tardé mucho más en levantarme para hacer lo mismo e ir con ella a desayunar algo. No teníamos prisa, pues el avión salía en las últimas horas de la tarde, teniendo la idea de pasar la mañana en la playa para luego comer tranquilamente y regresar para ducharnos y prepararnos para volver a casa. Lucía no parecía querer levantarse, aunque es verdad que era bastante temprano, siendo algo pasadas las 9 y todos nos fuimos a dormir un poco tarde. Ángela le dejó un post-it, diciéndole dónde estábamos, para que se bajara con nosotros, no para otra cosa más que tenerla vigilada, porque no se fiaba de ella, aunque le dejó algo preparado para que desayunara también. Así que nos pusimos algo de ropa cuando acabamos: ella un pareo y yo una camiseta, saliendo de la casa y recorriendo el mismo camino que la noche anterior para bajar al mismo sitio, el cual estaba desierto para mi sorpresa al ser domingo.
 
Está resultando insuperable la conexión sexual entre Javier y Ángela, comparable a lo mejor de su época con Elena.

Está por verse si en el aspecto emocional avanzan al mismo nivel que se han demostrado sexualmente este finde.

Si por esta vez, Javier evita ser Javier, y no lo complica con Lucía, esta relación pudiera progresar. :oops:

Por muy liberales que ambos sean, no creo que Ángela acepte el sexo entre Javier y Lucía, aunque nunca se sabe. ;)

De Valentina, esperar que rehaga su vida con algún hombre más contemporáneo a ella, y a la vez manteniendo con cierta frecuencia encuentros con Javier, ese tipo de sesiones que sin duda la lleven al límite de su capacidad sexual.

Tengo la impresión que el sexo con Ángela termina siendo algo memorable para cualquier hombre que esté con ella, creo es la versión femenina más cercana a lo que representa Javier.

Lo que podría desembocar en un resultado tan positivo como negativo para ambos, dependiendo de la madurez con que lo gestionen.

Estos dos se ven tan bien que, fácilmente podemos renombrar esta historia..."Reencuentro con Ángela". :dancer1:
 
Está resultando insuperable la conexión sexual entre Javier y Ángela, comparable a lo mejor de su época con Elena.

Está por verse si en el aspecto emocional avanzan al mismo nivel que se han demostrado sexualmente este finde.

Si por esta vez, Javier evita ser Javier, y no lo complica con Lucía, esta relación pudiera progresar. :oops:

Por muy liberales que ambos sean, no creo que Ángela acepte el sexo entre Javier y Lucía, aunque nunca se sabe. ;)

De Valentina, esperar que rehaga su vida con algún hombre más contemporáneo a ella, y a la vez manteniendo con cierta frecuencia encuentros con Javier, ese tipo de sesiones que sin duda la lleven al límite de su capacidad sexual.

Tengo la impresión que el sexo con Ángela termina siendo algo memorable para cualquier hombre que esté con ella, creo es la versión femenina más cercana a lo que representa Javier.

Lo que podría desembocar en un resultado tan positivo como negativo para ambos, dependiendo de la madurez con que lo gestionen.

Estos dos se ven tan bien que, fácilmente podemos renombrar esta historia..."Reencuentro con Ángela". :dancer1:
De hecho, ahora mismo, en este momento de la historia, está siendo un "reencuentro con Ángela" tras su pasado universitario
 
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