Reencuentro con Elena

Pues yo hasta dudo que haya estado enamorado de Elena la verdad, lo de Danny es una especie de idealización que tiene en la cabeza. Es que hace cosas muy raras que se contradice mucho con lo que piensa.

Osea, piensa y medita sobre algo, pero hace lo contrario. Entonces, es difícil descifrar sus sentimientos la verdad.
Hola, buenas noches.

Javi, que te bailan los relatos... (como a mi)

Saludos

Hotam
 
Capítulo 636

Nos volvimos a dar otro abrazo y nos despedimos para marcharme a la academia, aunque era temprano para la hora a la que solía entrar yo en la temporada de verano, pero pude aprovechar el tiempo preparando algunas cosas para las siguientes clases. También pensé en la conversación que acabábamos de tener Daniela y yo y la verdad es que no era para menos, porque daba de sí. Me pude desahogar bastante al contarle todo de manera tan clara, dándole muchos detalles de quién era Ángela para mí. Y me encantó que lo entendiera y su manera de tratarme. No me hubiera extrañado que se hubiera puesto a la defensiva por defender a su amiga, pero por suerte no fue así, portándose como una amiga de verdad. Pero lo que más me dejó trastocado fue su resolución de que estaba enamorado de Ángela. Segunda vez que me lo decía, dejándome el mismo estado: atolondrado y pensativo. No pensaba que fuera así, pero ella tenía una perspectiva desde fuera que podía ser muy concluyente. ¿Y si de verdad era así y no me daba cuenta? No era muy bueno viendo esas cosas cuando estaba yo involucrado, eso creo que está claro a estas alturas. Lo que no estaba claro para mí era si de verdad sentía esas cosas por mi amiga o no. Pero no iba a empezar a comerme la cabeza acabando de salir de una relación. Prefería descansar un poco y pasar tiempo con ella como lo hacíamos en antaño, porque me gustaba pasar tiempo con ella, eso desde luego.

Poco antes de salir de trabajar, Ángela me mandó un mensaje para preguntarme si seguía en pie eso de cenar juntos. Obviamente le contesté que sí, que estaría muy bien, porque me apetecía estar con ella. Acabamos de pasar todo el fin de semana juntos y no me cansaba de tenerla a mi lado. Aunque no podíamos hacer nada, porque me contó que seguía con malestar y que de hecho había pensado ir a mi casa para que pidiéramos algo a domicilio. Me venía bien de todos modos, porque no solía apetecerme entrar en la cocina después de salir de trabajar durante todo el día. Así que a las 9 salí, cuando llegué pasados unos pocos minutos me la encontré en la puerta de mi casa. Estaba echada en la pared mirando el móvil. Para ser un plan la mar de sencillo, iba muy guapa, pero es que ella era increíble se pusiera lo que pusiera. Tampoco iba arreglada, pues llevaba un vestido veraniego con falda de vuelo, la cual le llegaba como a las rodillas de altura. Llevaba un pequeño bolso con un asa muy larga y fina que cruzaba su cuerpo. También iba con unas sandalias y con su típico peinado con esas dos trencitas a los lados de su nuca, quedándole ambas un poco más allá bajando los hombros.

Conforme la vi al girar la esquina le silbé desde la parte alta de la calle. Ella levantó su cabeza para poner una buena sonrisa en cuando se dio cuenta de que era yo y me saludó con la mano. Hasta aceleré el paso para no hacerla esperar, dándole un abrazo y un beso en la cabeza en cuanto llegué a su altura. Mientras lo hacíamos me contó que había terminado de pedir la cena, sabiendo de sobra lo que me tenía que pedir ya a esas alturas de tantas veces que me había quedado en su casa a cenar en otros tiempos. Le di las gracias y le dije que se pusiera cómoda para hacer yo lo mismo al cambiarme de ropa en mi habitación, saliendo con un pantalón corto y una camiseta, la ropa que usaba para estar por casa en esa época del año. Nos estuvimos contando nuestro día y no tardó en venir la cena, cortando la conversación para ir yo a por ella, aunque la reanudamos cuando empezamos a cenar en la mesa grande del salón.

Ángela miraba curiosa la casa, diciendo que aún no se creía que estuviera en ella después de haber pasado tantas veces por ahí anteriormente. Decía que se había imaginado cómo era por dentro, llegando a hacerse una idea, la cual iba evolucionado conforme pasaba en tiempo, pero estaba muy sorprendida de que fuera tan grande, porque a su parecer, no lo parecía para nada desde fuera. También nos contamos cómo nos había ido el día en el trabajo y todo muy bien, sin nada que destacar. Lo que también le pregunté fue si se encontraba mejor del malestar que tenía, aunque por su estado de ánimo podía adivinar que se encontraba mejor. Y llevaba razón, aunque me contó que seguía teniendo malestar y que sería conveniente no hacer nada en un par de días más para ir sobre seguro. Fue algo que consultó con su ginecóloga y ella le recomendó eso al parecer para que la molestia no fuera a más. Se partía de risa contándome lo cortada que estaba en esa conversación, llegando a ponerse hasta roja.

Era una putada no poder hacer nada con ella, porque tenía ganas. Y muchas de hecho pese a todo el movimiento que llevábamos teniendo. Pero estaba tan guapa y tan alegre que me daban ganas con nada. Pero no podía ser, por lo que nos quedamos un rato en el sofá viendo la tele una vez acabamos de cenar. Ángela se descalzó y se tumbó a lo largo del sofá. Yo opté por sentarme, porque lo hice después de que lo hiciera ella por pasar antes por el baño. Me puse sus pies sobre mi regazo y estuvimos un rato callados, comentando tan solo lo que veíamos en la tele hasta que me llamaron al móvil. Estaba muy a gusto y no quería dejar de estarlo, porque sabía que si lo cogía, se me iba a ir la tranquilidad. Ángela me preguntó si no lo cogía y tuve que explicarle que quien me estaba llamando era Cintia para solo ella sabía qué. Mi amiga puso una pequeña sonrisa y también cara de curiosidad, pasando a preguntarme detalles de los encuentros que habíamos tenido en esos últimos meses.

Conocía a mi amiga de sobra y sabía que quería escuchar detalles íntimos, sobre todo ahora que sabía que también le gustaban las mujeres. Le fui contando poco a poco lo que fue pasando con ella, aunque no fui tan gráfico, porque no hacía falta. Sí que le conté detalles que en su día no le dije, como que Cintia tenía pelo ahí abajo cuando la conocí y que ahora sin embargo no llevaba nada de nada. Ella rio bajito, diciéndome con sorna que debió ser una decepción con lo que me gustaba a mí eso. Y le di la razón, aunque no fue algo que me parara una vez empezamos. Ella ya había visto fotos de ella en redes sociales, aunque tenía el perfil en privado, pero la aceptó y pensaba que estaba muy bien. Me decía que pensaba que ahora estaba mejor que cuando la conoció, porque en ese entonces estaba bastante más delgada y ahora tenía unas curvas muy bonitas. En especial las de sus pechos, pero también gastaba buen culo.

Le di la razón a mi amiga, pasando a contarle que teníamos un sexo muy agresivo cuando lo hacíamos por cómo chocábamos por nuestra manera de ser y por cómo era ella ahora. Aquello le llamaba mucho la atención, pasando yo a explicarle la anécdota de cuando me inmovilizó en su casa con intenciones maliciosas. Ángela se partía de risa incrédula de lo que le contaba, pero al ver que no me reía tanto, me creyó. También le conté lo que vi en su portátil y flipaba bastante, sobre todo con lo de las grabaciones. También le dije que había unas pocas con chicas, aunque a ellas ni de lejos las trataba como a los chicos. Con ellas era hasta cariñosa y cuidadosa, aunque se notaba que le gustaba llevar las riendas en el momento igualmente. Con la tontería le empecé a masajear los pies, esos bonitos pies que tanto me gustaban y algo se despertaba en mí. Ella se dio cuenta al instante, pero hacía como si nada, dándome conversación para que le contara más de Cintia, aunque jugaba a estimularme con sus pies un poco al apretar mi bulto.

Le conté un poco más y se me vino a la cabeza que lo tendría muy hecho con ella si quería verla para eso. Aunque no fuera algo que le recomendaba especialmente. Ella se limitaba a reír, diciendo que estaría bien, aunque también tenía que verla en persona antes para ver si le gustaba, porque las fotos esas engañan a veces. Y lo gracioso es que tendría oportunidad de comprobar si le atraía más rápido de lo que pudiéramos imaginar, porque como a los 10 minutos llamaron a la puerta. No había que ser un lince para saber de quién se trataba, por lo que bajé el volumen de la tele y le hice un gesto para que guardara silencio, vocalizando yo que era Cintia. Ángela se tapaba la boca con una de sus manos, riendo bajo ella con una expresión divertida. Volvieron a llamar, pero nos quedamos en el sofá hasta que oímos un taconeo alejarse. Estaba claro que era ella, ahora más con eso de los tacones. Mi amiga se me quedó mirando con una sonrisa y se levantó de golpe.

Le pregunté qué iba a hacer y dijo que no podía desaprovechar la ocasión, por lo que se puso sus sandalias y me dijo que volvía en nada. Me hizo mucha gracia ese arranque que le dio, aunque también es verdad que tenía cierta preocupación por la persona con la que iba a tratar. Le dije que llevara cuidado y que me llamara si pasaba algo. Ella reía mientras decía que volvía enseguida, saliendo de casa con cuidado para no hacer ruido. Me quedé solo y estaba muy a tono, con una erección por el tonteo que teníamos con sus pies y por lo que le estaba contando. No pude evitar tocarme por encima de la ropa, aunque me la acabé sacando al imaginarme a las dos en la cama. Se me venía a la cabeza el olor de ambas y eso ponía mucho más fácil que mi imaginación volara. Las veía enrollándose en mi cama, empezando a comerse las tetas y lo que no son las tetas... Me estaba poniendo muy malo yo solo con lo que estaba montando en mi cabeza, pero me vi interrumpido por el timbre de mi casa.

Sabía que era Ángela, aunque miré por la mirilla por si acaso, pero ella me dijo que se trataba de ella con una voz baja que me hizo mucha gracia. Entró como una niña que acababa de hacer una travesura, a paso ligero y tapándose la boca con las manos. Estaba para comérsela. Ya cuando volví con ella al sofá me empezó a contar, pero soltó un comentario al ver mi erección que también le hizo gracia. Me estuvo contando que lo hizo de manera que pareciera fortuito y que salió muy bien. La encontró simpática para lo que le había contado, cosa que me sorprendió bastante, empezando yo a creer que era verdad eso de que estaba más calmada con ese nuevo tratamiento que había empezado a seguir. Me dijo que le encantó y que estaba superguapa y supersexy. Lo que le llevó a preguntarme si me estaba imaginando a las dos liándose o algo para estar de esa manera. Le dije que me caló por completo y ella se echó a reír, aunque me dijo que había que poner remedio a eso. No sabía a qué se refería del todo, pero me lo dejó claro cuando me dijo que me tumbara en el sofá, haciéndolo ella a mi lado para besarme en los labios de manera delicada mientras me acariciaba las partes bajas.

Mi polla no tardó nada en ponerse dura por completo con eso. Ángela agarró mi camiseta desde abajo para tirar hacia arriba y quitármela, ayudándola yo al incorporarme un poco y levantar los brazos. Le pregunté si quería que me desnudara del todo, asintiendo ella, por lo que mi ropa voló. Me volví a tumbar y nos empezamos a besar ya en condiciones, con su mano acariciando mi pecho. Lo malo era que Ángela no estaba desnuda. Tan solo se había vuelto a quitar sus sandalias, tumbándose a mi lado con su vestido puesto. De primeras estuvimos en silencio, con ella acariciándome bien hasta que me empezó a hablar muy bajito, en susurros y de manera muy dulce para describirme lo que le gustaría hacer con Cintia, empezando a masturbarme lentamente. Entre beso y beso me contaba que se había quedado con las ganas de darle uno como los que nos estábamos dando, cosa que noté por cómo apareció ella con unas ligeras chapetas. Luego me dijo que le encantaría besarle todo el cuerpo, que desnuda tenía que ser increíble, afirmando yo con un pequeño gemido.

Y pegó el acelerón al decirme que se imaginaba con ella en los baños de un pub, liándose y poniéndola contra la pared para ponerse ella de rodillas, subirle el vestido que llevaba puesto en ese momento que la había visto, apartar sus braguitas y comerle el coño. El gemido que solté cuando me dijo eso fue más alto que el anterior, lanzando ella otro y besándome con ardor. Me dijo que se lo comería hasta que se corriera y que luego le encantaría que ella hiciera lo mismo. Ángela señalaba que le gustaría que la pusiera de cara a la pared para comerle el culo mientras le acariciaba el clítoris con los dedos, porque con las uñas que tenía descartaba que se los metiera, cosa que me hizo gracia, pero que no me llegó a cortar el punto para nada. Era lo bueno de Ángela, que me ponía a mil y no paraba de reírme con ella. Después pasó a relatarme que le gustaría llevarla a casa para poder follar en condiciones sin que nadie las molestara, pero que de repente aparecía yo y nos montábamos un trío, regalándome una visión por los detalles que mencionaba que era acompañadas por la sensual voz que estaba poniendo para contarme todo eso.

Describió varias posturas que podríamos hacer, notando yo ya escalofríos, aunque no le decía que estaba cerca de acabar, porque mis labios estaban sobre su cuello o sobre los suyos con los besos que no paraban de tener lugar en lo que ella me contaba todo eso. Pero fue cuando me dijo que finalmente yo acabaría sobre las caras de ambas, llenándolas de leche para luego morrearse entre ellas y limpiar sus caras con sus lenguas para jugar con mi semen mientras se besaban de nuevo. Lancé un gemido impropio de mí y me empecé a correr, descargando en mi pecho por cómo ella me pajeaba a buen ritmo. Me decía que así, que muy bien, que se lo diera todo. Me retorcía de gusto, pasando ella a concentrar los movimientos en mi glande hasta que le tuve que pedir que parara, soltándolo ella para acariciar mi polla a lo largo de manera muy suave y lenta. Yo estaba extasiado, respirando pesadamente y notando como se me ponía la piel de gallina por momentos.

Ella me besaba el hombro y el pecho, yendo finalmente a mis labios hasta que me serené. De repente me dijo que se le había ocurrido una idea: quería que me depilara por completo. Como ella había tenido ese detalle conmigo al dejarse algo de vello en su pubis, ahora le apetecía que le devolviera el favor, porque nunca me había visto así. A mí me parecía bien y mi amiga se animó, diciéndome que me lo quería hacer ella. Me sorprendió y me hizo gracia, pero no me negué a nada, porque sabía cómo iba a acabar eso. Así que le dije que cuando ella quisiera lo hacíamos, poniendo mi amiga una sonrisa y cara de tener muchas ganas. Pero por lo pronto, me fui al baño a darme una ducha rápida para limpiarme bien, estando Ángela ya en mi habitación esperándome, porque se había hecho tarde y los dos madrugábamos, así que se quedó a dormir conmigo.

Cuando llegué estaba mirando las cartas con las que jugaba las cuales estaban encima del escritorio. Le pregunté si le daba una camiseta mía para dormir, respondiéndome ella algo sobresaltada, porque la asusté al parecer. Me respondió que sí y se quitó su vestido para dejarlo bien puesto sobre la silla, quitándose también su sujetador, permitiéndome ver sus preciosas tetas y se la puso. Me di cuenta de que llevaba unas braguitas normales y no un tanga, que era lo normal en ella. Sí que debía tener molestia en la zona para llevar esa prenda, aunque no hice ningún comentario. Ya en la cama, quedándome yo en boxers, como siempre, me estuvo preguntando por el juego, porque al ver las cartas le entró curiosidad, por lo que le empecé a contar. Luego me pidió que le contará de qué iban mis tatuajes y por qué había decidido hacerme esos diseños. Y se lo conté con sumo gusto, aunque ella se quedó dormida por el cansancio que tenía y también por el malestar que le venía de vez en cuando. Yo tardé más en dormirme, quedándome mirándola al estar frente a mí y acariciando su cuerpo por momentos hasta que pude quedarme dormido.
 
Capítulo 637

Al día siguiente me desperté al oír ruido que venía de la ducha. Estaba bastante sorprendido con que ella se hubiera despertado antes que yo, porque era bien temprano. Yo no me di una ducha, porque tenía pensado ir al gimnasio, así que me desperecé y me vestí, haciendo la cama y demás para esperarla. Salió vestida con la ropa que trajo obviamente y con su pelo húmedo. Estaba preciosa con su cara despejada por completo y con el pelo así. Me dio los buenos días muy alegremente, pidiéndome perdón por haberse quedado dormida mientras yo le contaba, aunque no me importó y de hecho, que se hubiera disculpado fue algo que me gustó y que me hizo gracia al mismo tiempo. La acompañé a casa, porque tenía que trabajar y llevaba un horario muy a rajatabla que solo se saltaba cuando tenía algo importante o cuando se sentía regular, como pasó el día anterior. Ella me preguntó qué iba a hacer, contándole yo que procuraba ir al gimnasio para luego volver, ducharme e ir a trabajar, cosa que le parecía un poco rara a ella, porque pensaba que haciéndolo así luego de me podría hacer cuesta arriba el día al no tener tanta energía, pero a mí me pasaba al revés, porque eso me activaba.

Quedamos en no vernos ese día, porque ella continuaba con esas molestias, además de que quería esperar un par de días más para que pudiéramos hacer algo. Y ambos sabíamos que si nos veíamos, íbamos a estar con ganas y al final nos íbamos a saltar esa medida de prevención para poder disfrutar luego mucho más. Eso no significara que no habláramos mediante mensaje en los descansos para almorzar y cenar, siendo en ese último momento más prolongada la conversación al haber terminado ya el día. Nos contábamos cómo nos iba, explicándome ella cosas interesantes de artículos que tenía que traducir y también me preguntaba si había muchos alumnos problemáticos. Además, tratamos otros temas, con ella contándome un poco que había estado hablando con Irene, aunque no me dio detalle de esa conversación. Pero luego me contaría algo las interesante, un plan para el día siguiente, cosa que me extrañaba un poco al ser miércoles.

No resultó ser finalmente el plan que esperaba, porque pensaba que sería irnos de fiesta, pero nada más lejos. Era algo que yo hacía con mis amigos de mi ciudad, con el grupo grande, con el cual salía entre semana para tomarnos algo en un bar y aprovechar para cenar y luego marcharnos. La excusa perfecta para vernos, socializar un poco y salir de casa, vaya. Pues ella me contó que era justamente eso, pero con sus amigos. Conocía a algunos, porque eran compañeros de clase de universidad, aunque no me llevaba ya con ellos, pero ella sí que seguía manteniendo el contacto. Había varías chicas con las que estudiaba y demás cuando no lo hacía conmigo y a esas ya no las conocía. También algunos chicos con los que nos solíamos encontrar por la biblioteca de otros grados, pero tampoco había cruzado yo mucha palabra con ellos. Hasta había gente que vino de Erasmus. No tenía para nada mala pinta el plan, por lo que le dije que iría cuando me lo ofreció.

Pero antes de aquello, lo cual tendría lugar el miércoles por la noche, unas horas antes recibiría una grata visita cuando salí de trabajar al mediodía mientras me preparaba la comida para el almuerzo. No fue otra que Andrea. Me hizo mucha ilusión verla, además de que la encontraba muy guapa. No iba vestida de manera sugerente. De hecho, nada más lejos, porque iba con unos vaqueros anchos y largos que tenían que estar cociéndole las piernas, llevando también una camiseta ancha de manga corta varias tallas más grande que la suya, porque las mangas le llegaban hasta los codos en realidad. Pero de cara iba muy bien con un ligero maquillaje consistente en un brillo de labios rosado y su típico rabillo en los ojos. La veía muy blanca para estar en verano, cosa que me hacía pensar lo poco que había pisado playas y piscinas. Pero del detalle que más me di cuenta fue de que se había cortado un poco el pelo. No tanto como para ser un cambio radical, pero sí que había recortado varios centímetros.

Le sorprendió que me diera cuenta de aquello, agradeciéndome también que le dijera lo guapa que estaba y la hice pasar después de darnos un abrazo y dos besos. Le pregunté si había comido ya y resultó que no, por lo que la invité a almorzar. Ella me lo agradeció mucho, aunque dijo que no quería ser una molestia, pero para nada lo era, porque me gustaba verla de nuevo y me apetecía mucho hablar con ella para ponernos al día. A cambio de invitarla, me dijo que ella se encargaba de preparar algo, cosa a la que me negué, pero ella insistió y dijo que ya sabía lo que me gustaba, por lo que la dejé maniobrar, aunque yo le ayudaba en todo lo que me pedía. Nos quedamos un breve instante en silencio, echando una mirada a ella por completo. La camiseta era larga y oscura, cosa que no ayudaba a dejarme verla bien, pero por los movimientos al tratar de alcanzar algo, se le subía y destacaba su tremendo culo que tantas veces me había dejado embobado y que me había dado inspiración para alguna cosa...

-¿Y qué haces por aquí? -le pregunté para sacar conversación y tratar de evitar excitarme- No me dirás que solo pasabas por aquí...
-Pues de hecho... Sí. Tenía que ir a la universidad para una cosilla y pues ya que estaba por aquí he pensado venir a verte.
-¿Entonces...?
-Dime.
-¿El curso que viene no te quedas?
-Pues... Si tu pregunta es si me han dado la beca, pues sí. Lo han hecho.
-Enhorabuena -dije dándole un abrazo, aunque en realidad me dio un poco de bajón por no tenerla por allí como el curso anterior-. Me alegro mucho, de verdad.
-Muchas gracias. Aunque tú tienes mucho que ver. De no ser por tu ayuda, no la hubiera conseguido.
-Anda ya... No digas tonterías. Tú eres la que ha sacado esas notazas.
-Tú me has ayudado en la asignatura que peor llevaba, me has dado un buen cobijo, una tranquilidad que no tenía en casa, buena compañía... ¿Sigo?
-Bueno, si lo ves así, pues... Pero que ha sido mutuo. Ya sabes que he estado encantado contigo. Me alegro mucho de que te hayan dado la beca, de verdad. Pero me da pena que no vayas a estar aquí.
-Bueno... Yo no he dicho que no vaya a estar aquí... Solo lo estaré si a ti te parece bien.
-¿Pero no te han dado la beca? ¿No tienes alojamiento?
-Esa no la pedí al final.
-¿Y me lo dices ahora?
-Es que... Jejejeje. Bueno... -decía cortada.
-Qué boba eres, de verdad.
-Me daba mucha cosa decirte de vivir aquí otra vez en el mismo plan.
-Pero si fui yo el que te lo ofreció.
-Ya, pero... Este curso va a ser diferente. Este curso te pago parte del alquiler.
-Qué va.
-Que sí. ¿Cuánto te tengo que dar?
-Nada.
-Te lo pago con el dinero de la beca. Que no hay problema.
-Ese dinero te lo quedas y lo ahorras por si necesitas comprarte algún libro, un portátil o algo.
-Pero...
-Que no, Andrea. Que no me hace falta ese dinero. Con tu compañía voy bien servido.
-No me gusta esto, ¿eh? Que lo sepas.
-Pues es lo que hay. Si es que no me hace falta, Andrea. De verdad. Prefiero que te lo quedes tú para comprarte algo que necesites o para darte algún capricho, que te lo mereces.
-Ay...
-Pero me lo tendrías que haber dicho antes, por si acaso. Que no pasa nada, pero... Tan repentino...
-Ya. Es que me daba mucha cosa. De hecho... No me terminaba de decidir porque... Mira, es que Irene me llamó hará un mes.
-Ah, ¿sí? No tenía ni idea.
-Sí. Fue para decirme que me fuera con vosotros a la playa, pero le dije que no. Ella se puso insistente y...
-Pues no me había contado nada.
-Luego me volvió a llamar al par de semanas para decirme que te habías echado novia y que de hecho había ido a pasar unos días a la playa con vosotros.
-Eh, sí. Así es.
-Me alegro un montón de que te hayas echado pareja otra vez. ¿Cómo os va? ¿Puedo verla?
-Ya, es que... Ya no estamos juntos.
-Uy... Perdón.
-No pasa nada. No sabías nada de eso. Gracias por alegrarte igualmente.
-Vaya... Pues lo siento.
-Gracias. De hecho, la conocías.
-¿Sí? ¿Qué era, tu amiga Sofía?
-No, no. Era otra persona.
-¿Quién?
-¿Recuerdas a la mujer que se dejaba caer por aquí antes de que tú te fueras?
-¿La que te estaba cuidando cuando te pusiste malo con la infección de oído? ¿Tú tía?
-Es que no era mi tía, jajaja.
-Ah, ¿no?
-No. Fue... Pues como un ligue que se convirtió en amiga... No sé si me entiendes.
-Mmm, sí.
-Y pues nos cogimos cariño y empezamos a salir.
-Pues qué pena que hayáis roto...
-No hemos roto. Me ha dejado.
-¿Por qué?
-Pues... Porque le engañé con otra.
-Uff... -dijo cortada, con cara de incomodidad.
-Me encontré a una buena amiga y no pude pararlo. Acabamos mal en su día y al encontrarnos nos alegramos mucho. Empezamos a hablar y nos venimos aquí y bueno...
-No hace falta que me cuentes más si no quieres.
-No hay mucho más que contar.

Mientras comimos hablamos otras cosas para ponernos al día de lo que habíamos hecho en ese tiempo que no nos vimos. Ella me contó que no hizo nada interesante, porque no había salido de casa para casi nada, porque tenía que cuidar de su hermano. Le pregunté si no había hecho alguna escapada con su novio y me respondió que sí, aunque no había podido ser gran cosa por no tener ella mucho dinero ahorrado y por tener que trabajar él, pero sí que se habían visto algo más de lo que solían. Yo le conté que bastante normal todo ese tiempo, narrándole lo que pasaba por la academia y demás, sin entrar en mucho detalle, como el de Julia. Le pregunté que cuando tenía pensado instalarse, diciéndome ella que ese mismo fin de semana, cosa que me parecía bien, porque el curso empezaba en nada y necesitaba traer sus cosas para asentarse, pero había un problema, porque yo el fin de semana iba a estar fuera. Aun así, tenía mucha confianza en ella y le di un juego de llaves para que entrara y saliera cuando ella quisiera. Dijo que no le parecía bien al no estar yo, pero a esas alturas no tenía nada que temer con ella, por lo que le dije que estuviera tranquila y que esa era su casa. Tan solo le pedí que cerrara bien la puerta cuando se marchara.
 
Capítulo 638

Nos despedimos con un buen abrazo poco antes de que yo me marchara a la academia para seguir trabajando. Me ofrecí a llevarla a casa, pero no quería, diciendo que se iba en autobús. Así que nos dimos otro par de besos y nos marchamos por caminos opuestos, quedando en que hablaríamos por mensaje o llamada para cualquier cosa. Estaba muy contento con esa noticia y por haberla visto de nuevo. Y menos mal que fue así, porque el bajón que me entró cuando pensé que no se quedaría a vivir conmigo fue tan grande que me quitaron hasta las ganas de la quedada con Ángela y sus amigos. Por suerte, cuando me confirmó que estaría viviendo conmigo para el siguiente curso, eso cambió y ahora estaba hasta con más energía, porque daba las clases con más ímpetu y tenía ganas de volver a casa para darme una ducha, arreglarme e ir a recoger a Ángela para el plan que teníamos para la noche.

No sabía muy bien qué ponerme de ropa, si ir en camiseta o más arreglado con una camisa. Le pregunté a mi amiga y me dijo que ni una cosa ni la otra, que a ver si podía encontrar algo intermedio. Al final me puse un polo, pensando yo que quedaba entre ambos. También me puse unas bermudas vaqueras y unas zapatillas de sport. No tardé mucho en salir de casa, porque nos estaban esperando, por lo que fui a la casa de Ángela para recogerla, ya que el bar al que íbamos a ir estaba bastante cerca. Estaba deslumbrante con un vestido muy bonito con estampado de flores, de tirantes con un lazo en cada uno que se dejaba caer y con la falda que era muy larga, aunque tenía una buena raja, la cual le llegaba hasta las caderas casi. Estaba claro que esa noche iba a pasar algo entre ella y yo por la vestimenta que usó, donde acababa su atuendo con unas sandalias con tacón. Quizá demasiado arreglada para cenar en un bar, pero desde luego no me iba a quejar con lo guapa que estaba. Nos dimos dos besos y ella me dijo que estaba muy guapo también al ir así vestido, fijándose mucho en mis brazos. Le recordé que íbamos tarde y nos marchamos de inmediato para ir andando, llegando al sitio en menos de 5 minutos.

De camino le pregunté si ya estaba bien del todo por las molestias que tenía y ella no me llegó a responder con palabras, aunque asintió con energía mientras ponía una sonrisa muy grande en su cara. Ese gesto ya sí que me daba a entender que esa noche sería divertida. Ahora el problema era no dar la nota delante de sus amigos, cosa que iba a estar complicada con las ganas que le tenía desde la paja que me hizo en mi casa dos días atrás. La dificultad se incrementaba con lo guapa que iba, porque ese vestido le hacía un culo... Y sus andares tan sensuales, su olor... Quizá lo iba a pasar un poco mal hasta que dijéramos de retirarnos para estar más a solas. Pero tampoco empezó mal la cosa una vez llegamos y nos saludaron. Vi varias caras conocidas de hacía años, con bastantes cambios. El más notable era en las chicas, que solían ir siempre a clase con una coleta, pero ahora sin embargo iban casi todas con un look bastante diferente al que llevaban entonces, con una media melena y ondas en sus cabellos.

Todas estaban apañadas y fueron simpáticas conmigo de primeras, sobre todo en las presentaciones. Pero es que Ángela despuntaba demasiado entre ellas. Y como para no con la preciosidad que era. Con los chicos me pasó algo parecido, porque a los que conocía, los vi con ese paso del tiempo que me pasaba con las chicas, sobre todo por las barbas más frondosas. Estaba claro que los años de universidad quedaban bastante atrás. Con ellos tuve un trato más masculino con sendos apretones de mano en donde hubo uno que me encontré más serio que otra cosa, porque todo el mundo estaba allí con una sonrisa al vernos menos aquel chico. No le di importancia de primeras, porque tampoco es que me resultara incómodo ni nada, pero conforme iba pasando la cena, ya me resultaba un tanto raro. Miraba mucho a Ángela y también se me quedaba mirando a mí.

Recordé algo que pasó con Ángela nada más reencontrarnos. Bueno, a la mañana siguiente más bien. Un chico la llamó mientras nosotros desayunábamos y hablábamos y no se lo terminó de coger. En cuanto me lo presentó identifiqué que era él, porque no había nadie más con ese nombre. Era el chico irlandés del que me habló, cuyo nombre era Finn. En las presentaciones, Ángela me preguntó si me acordaba de él, porque vino de Erasmus y estudiaba con nosotros y también salía de vez en cuando en el tiempo que estuvo aquí. No lo recordaba de primeras, pero luego ya sí que empecé a hacer memoria y algo me vino. Desde luego, aquel chico alto y esbelto había cambiado bastante. Ahora tenía una melenita pelirroja, al igual que su barba, que era de pocos días. Pero ahora estaba algo más fuerte, con más masa muscular, porque estaba muy delgado entonces. La verdad es que era guapete pese a llevar unas grandes gafas de pasta de color negro que cubrían sus ojos azules y gran parte de una cara que estaba llena de pecas. No fui capaz de ver nada más llamativo en él más que lo blanca que tenía la piel.

Algo pasaba ahí, eso estaba claro, aunque no tenía ni idea de si era algo serio o no. Ángela no me dijo nada desde luego, pero era muy evidente que entre ellos había algo. Ya sí que me entró más curiosidad cuando Ángela fue al baño y él la siguió a los pocos segundos. Me hice el loco de primeras, pero me acerqué a la barra a pedir una cerveza más para mí, viéndolos cerca de los baños hablar, con él teniendo una cara de estar molesto, mientras que la de Ángela parecía más conciliadora. No hice nada más que observarlos, asegurándome de que no me vieran para volver con los demás. Allí se hizo algún comentario respecto a los dos en tono de broma. Ese comentario hizo que le preguntara a una de las chicas qué pasaba. Así fue como me enteré de que había un tonteo entre ambos, aunque alguien de los dos estaba más interesado en la otra persona. No necesitaba saber más al respecto, por eso no indagué preguntando más, aunque me extrañaba que Ángela no me dijera nada al respecto.

Lo sorprendente fue que volvió sola, sentándose en su sitio, el cual estaba cerca del mío, pero no a mi lado. Ahora entendía por qué no se había sentado a mi lado cuando yo era alguien a quien ella había traído. Tampoco se sentó muy cerca de Finn. Lo hizo de tal manera que quedó bastante casual sin que diera pie a que nadie pensara nada. Tal vez se extrañaran de no verlos a ellos dos tan juntos, no sabía si era algo que los demás tenían asumido o algo, pero así fue como se desenvolvió la situación. Ángela vino normal del baño y se sentó como si tal cosa, continuando con la cena que estábamos teniendo. No puso gesto raro en ningún momento ni nadie comentó nada más. Cuando me miraba a mí, me sonría como siempre, así que por esa parte no estaba preocupado, pero era algo que necesitaba hablar con ella para aclararlo. No pasó nada más relevante en la cena, aunque luego dijeron de irnos a tomar algo a un pub, pero algo rápido para irnos a casa, porque todos trabajaban o tenían cosas que hacer.

Allí, nos fuimos todos a un patio interior para charlar y tomarnos algo, con Ángela tomándose algo sin alcohol, como siempre. Nunca la había visto tomar nada y tampoco me extrañaba, pero sí que veía llamativo eso, porque siempre era la que se quedaba fuera de la típica ronda de chupitos post-cena y también le cobraban una buena cantidad por un simple refresco cuando salíamos. Me excusé un momento para salir fuera del local diciendo que necesitaba ir al baño, porque la verdad es que me parecían aburridos los temas de conversación que tenían lugar, donde el más recurrente era la política. Me parecían un poco estirados todos y sentía que no estaba en la onda. No saqué el móvil por respeto, pero la verdad es que no tenía nada que aportar a lo que ellos decían, ni quería. Pero Ángela me sorprendió saliendo detrás de mí un instante después de que lo hiciera yo, dándome un pequeño susto de hecho al agarrarme de la mano.

-¿A dónde vas?
-A ningún lado. Solo quería tomar el aire.
-¿Qué aire? Si estábamos en un patio... Jajajajaja. ¿Qué pasa?
-Nada.
-No te han caído bien mis amigos...
-No es eso. Son simpáticos, pero...
-¿Cuál es el problema?
-Me aburren esos temas de conversación que tienen, ya me conoces.
-Ya... -decía poniendo una carilla muy tierna- ¿Quieres que nos vayamos?
-No tienes por qué irte si no quieres. Son tus amigos y no quiero que te vayas por mí.
-Pero es que me apetece. Esa es la cosa. Además, es ya un poco tarde.
-Mmm...
-¿Todo bien? No me digas que te vas a echar ahora para atrás... Jejejeje.
-No, si ganas tengo... -dije mirándola de arriba a abajo.
-Menos mal.
-Pero así...
-Javi, ¿me quieres decir que es lo que pasa?
-Es por lo del chico ese pelirrojo.
-¿Finn?
-Sí.
-¿Qué pasa con él?
-No sé. Dímelo tú. ¿Es tu novio o algo?
-No -dijo rotundamente-. ¿Pensabas que sí?
-He visto algunos detalles que me han llevado a pensar que entre vosotros hay algo.
-Mira, vámonos y te cuento por el camino. O en casa más tranquilos.
-Como quieras.

Volvimos a entrar y nos despedimos de los demás para marcharnos a su casa, la cual quedaba más cerca de donde estábamos. Sin embargo, de camino no hablamos nada, yendo los dos en silencio, aunque veía a Ángela muy normal y con una sonrisa en su boca. Parecía que se había vuelto complicado quitársela. Y eso me gustaba, pero veía rara la situación en la que nos encontrábamos. Ya en su casa, fuimos al salón, poniendo ella el aire acondicionado y yendo a la cocina a por dos refrescos para estar más tranquilos. Allí me dijo que entre ese chico y ella no había nada serio. Se empezaron a ver con frecuencia, porque a él le gustaba bastante, llegando a decírselo casi de primeras y reconociéndole que ya cuando vino varios años atrás le pasaba lo mismo, pero que ella en ese entonces no estaba para nada receptiva. En esta ocasión sí que estaba más abierta, pero le contó que había salido de una relación no muy buena, tal y como hizo conmigo, por eso no quería meterse en nada tan rápido.

Al parecer llegaron al punto en el que él lo entendió, pero quería seguir viéndose con ella, pasando a tener algo como lo que Ángela y yo teníamos en ese preciso momento o meses después de que nos conociéramos. Me dejó totalmente claro que no tenía nada de qué preocuparme en el tema de salud, porque con él sí que usaba preservativo. Me contó que le parecía bastante mono y reconocía que se manejaba bastante bien, pero por otra parte, le hizo ilusión verme de nuevo después de más de un año, teniendo como espina clavada el no haberse puesto en contacto conmigo después de enterarse que me habían dejado y que lo estaba pasando mal. También me encontró muy atractivo, poniendo énfasis más en mis tatuajes y en mi barba que en el cambio físico en general, aunque también le gustaba. Por eso me insistió en que no pasaba absolutamente nada porque ella y yo nos estuviéramos viendo de nuevo de esta manera, aunque yo no estaba tan convencido.
 
Capítulo 638

Nos despedimos con un buen abrazo poco antes de que yo me marchara a la academia para seguir trabajando. Me ofrecí a llevarla a casa, pero no quería, diciendo que se iba en autobús. Así que nos dimos otro par de besos y nos marchamos por caminos opuestos, quedando en que hablaríamos por mensaje o llamada para cualquier cosa. Estaba muy contento con esa noticia y por haberla visto de nuevo. Y menos mal que fue así, porque el bajón que me entró cuando pensé que no se quedaría a vivir conmigo fue tan grande que me quitaron hasta las ganas de la quedada con Ángela y sus amigos. Por suerte, cuando me confirmó que estaría viviendo conmigo para el siguiente curso, eso cambió y ahora estaba hasta con más energía, porque daba las clases con más ímpetu y tenía ganas de volver a casa para darme una ducha, arreglarme e ir a recoger a Ángela para el plan que teníamos para la noche.

No sabía muy bien qué ponerme de ropa, si ir en camiseta o más arreglado con una camisa. Le pregunté a mi amiga y me dijo que ni una cosa ni la otra, que a ver si podía encontrar algo intermedio. Al final me puse un polo, pensando yo que quedaba entre ambos. También me puse unas bermudas vaqueras y unas zapatillas de sport. No tardé mucho en salir de casa, porque nos estaban esperando, por lo que fui a la casa de Ángela para recogerla, ya que el bar al que íbamos a ir estaba bastante cerca. Estaba deslumbrante con un vestido muy bonito con estampado de flores, de tirantes con un lazo en cada uno que se dejaba caer y con la falda que era muy larga, aunque tenía una buena raja, la cual le llegaba hasta las caderas casi. Estaba claro que esa noche iba a pasar algo entre ella y yo por la vestimenta que usó, donde acababa su atuendo con unas sandalias con tacón. Quizá demasiado arreglada para cenar en un bar, pero desde luego no me iba a quejar con lo guapa que estaba. Nos dimos dos besos y ella me dijo que estaba muy guapo también al ir así vestido, fijándose mucho en mis brazos. Le recordé que íbamos tarde y nos marchamos de inmediato para ir andando, llegando al sitio en menos de 5 minutos.

De camino le pregunté si ya estaba bien del todo por las molestias que tenía y ella no me llegó a responder con palabras, aunque asintió con energía mientras ponía una sonrisa muy grande en su cara. Ese gesto ya sí que me daba a entender que esa noche sería divertida. Ahora el problema era no dar la nota delante de sus amigos, cosa que iba a estar complicada con las ganas que le tenía desde la paja que me hizo en mi casa dos días atrás. La dificultad se incrementaba con lo guapa que iba, porque ese vestido le hacía un culo... Y sus andares tan sensuales, su olor... Quizá lo iba a pasar un poco mal hasta que dijéramos de retirarnos para estar más a solas. Pero tampoco empezó mal la cosa una vez llegamos y nos saludaron. Vi varias caras conocidas de hacía años, con bastantes cambios. El más notable era en las chicas, que solían ir siempre a clase con una coleta, pero ahora sin embargo iban casi todas con un look bastante diferente al que llevaban entonces, con una media melena y ondas en sus cabellos.

Todas estaban apañadas y fueron simpáticas conmigo de primeras, sobre todo en las presentaciones. Pero es que Ángela despuntaba demasiado entre ellas. Y como para no con la preciosidad que era. Con los chicos me pasó algo parecido, porque a los que conocía, los vi con ese paso del tiempo que me pasaba con las chicas, sobre todo por las barbas más frondosas. Estaba claro que los años de universidad quedaban bastante atrás. Con ellos tuve un trato más masculino con sendos apretones de mano en donde hubo uno que me encontré más serio que otra cosa, porque todo el mundo estaba allí con una sonrisa al vernos menos aquel chico. No le di importancia de primeras, porque tampoco es que me resultara incómodo ni nada, pero conforme iba pasando la cena, ya me resultaba un tanto raro. Miraba mucho a Ángela y también se me quedaba mirando a mí.

Recordé algo que pasó con Ángela nada más reencontrarnos. Bueno, a la mañana siguiente más bien. Un chico la llamó mientras nosotros desayunábamos y hablábamos y no se lo terminó de coger. En cuanto me lo presentó identifiqué que era él, porque no había nadie más con ese nombre. Era el chico irlandés del que me habló, cuyo nombre era Finn. En las presentaciones, Ángela me preguntó si me acordaba de él, porque vino de Erasmus y estudiaba con nosotros y también salía de vez en cuando en el tiempo que estuvo aquí. No lo recordaba de primeras, pero luego ya sí que empecé a hacer memoria y algo me vino. Desde luego, aquel chico alto y esbelto había cambiado bastante. Ahora tenía una melenita pelirroja, al igual que su barba, que era de pocos días. Pero ahora estaba algo más fuerte, con más masa muscular, porque estaba muy delgado entonces. La verdad es que era guapete pese a llevar unas grandes gafas de pasta de color negro que cubrían sus ojos azules y gran parte de una cara que estaba llena de pecas. No fui capaz de ver nada más llamativo en él más que lo blanca que tenía la piel.

Algo pasaba ahí, eso estaba claro, aunque no tenía ni idea de si era algo serio o no. Ángela no me dijo nada desde luego, pero era muy evidente que entre ellos había algo. Ya sí que me entró más curiosidad cuando Ángela fue al baño y él la siguió a los pocos segundos. Me hice el loco de primeras, pero me acerqué a la barra a pedir una cerveza más para mí, viéndolos cerca de los baños hablar, con él teniendo una cara de estar molesto, mientras que la de Ángela parecía más conciliadora. No hice nada más que observarlos, asegurándome de que no me vieran para volver con los demás. Allí se hizo algún comentario respecto a los dos en tono de broma. Ese comentario hizo que le preguntara a una de las chicas qué pasaba. Así fue como me enteré de que había un tonteo entre ambos, aunque alguien de los dos estaba más interesado en la otra persona. No necesitaba saber más al respecto, por eso no indagué preguntando más, aunque me extrañaba que Ángela no me dijera nada al respecto.

Lo sorprendente fue que volvió sola, sentándose en su sitio, el cual estaba cerca del mío, pero no a mi lado. Ahora entendía por qué no se había sentado a mi lado cuando yo era alguien a quien ella había traído. Tampoco se sentó muy cerca de Finn. Lo hizo de tal manera que quedó bastante casual sin que diera pie a que nadie pensara nada. Tal vez se extrañaran de no verlos a ellos dos tan juntos, no sabía si era algo que los demás tenían asumido o algo, pero así fue como se desenvolvió la situación. Ángela vino normal del baño y se sentó como si tal cosa, continuando con la cena que estábamos teniendo. No puso gesto raro en ningún momento ni nadie comentó nada más. Cuando me miraba a mí, me sonría como siempre, así que por esa parte no estaba preocupado, pero era algo que necesitaba hablar con ella para aclararlo. No pasó nada más relevante en la cena, aunque luego dijeron de irnos a tomar algo a un pub, pero algo rápido para irnos a casa, porque todos trabajaban o tenían cosas que hacer.

Allí, nos fuimos todos a un patio interior para charlar y tomarnos algo, con Ángela tomándose algo sin alcohol, como siempre. Nunca la había visto tomar nada y tampoco me extrañaba, pero sí que veía llamativo eso, porque siempre era la que se quedaba fuera de la típica ronda de chupitos post-cena y también le cobraban una buena cantidad por un simple refresco cuando salíamos. Me excusé un momento para salir fuera del local diciendo que necesitaba ir al baño, porque la verdad es que me parecían aburridos los temas de conversación que tenían lugar, donde el más recurrente era la política. Me parecían un poco estirados todos y sentía que no estaba en la onda. No saqué el móvil por respeto, pero la verdad es que no tenía nada que aportar a lo que ellos decían, ni quería. Pero Ángela me sorprendió saliendo detrás de mí un instante después de que lo hiciera yo, dándome un pequeño susto de hecho al agarrarme de la mano.

-¿A dónde vas?
-A ningún lado. Solo quería tomar el aire.
-¿Qué aire? Si estábamos en un patio... Jajajajaja. ¿Qué pasa?
-Nada.
-No te han caído bien mis amigos...
-No es eso. Son simpáticos, pero...
-¿Cuál es el problema?
-Me aburren esos temas de conversación que tienen, ya me conoces.
-Ya... -decía poniendo una carilla muy tierna- ¿Quieres que nos vayamos?
-No tienes por qué irte si no quieres. Son tus amigos y no quiero que te vayas por mí.
-Pero es que me apetece. Esa es la cosa. Además, es ya un poco tarde.
-Mmm...
-¿Todo bien? No me digas que te vas a echar ahora para atrás... Jejejeje.
-No, si ganas tengo... -dije mirándola de arriba a abajo.
-Menos mal.
-Pero así...
-Javi, ¿me quieres decir que es lo que pasa?
-Es por lo del chico ese pelirrojo.
-¿Finn?
-Sí.
-¿Qué pasa con él?
-No sé. Dímelo tú. ¿Es tu novio o algo?
-No -dijo rotundamente-. ¿Pensabas que sí?
-He visto algunos detalles que me han llevado a pensar que entre vosotros hay algo.
-Mira, vámonos y te cuento por el camino. O en casa más tranquilos.
-Como quieras.

Volvimos a entrar y nos despedimos de los demás para marcharnos a su casa, la cual quedaba más cerca de donde estábamos. Sin embargo, de camino no hablamos nada, yendo los dos en silencio, aunque veía a Ángela muy normal y con una sonrisa en su boca. Parecía que se había vuelto complicado quitársela. Y eso me gustaba, pero veía rara la situación en la que nos encontrábamos. Ya en su casa, fuimos al salón, poniendo ella el aire acondicionado y yendo a la cocina a por dos refrescos para estar más tranquilos. Allí me dijo que entre ese chico y ella no había nada serio. Se empezaron a ver con frecuencia, porque a él le gustaba bastante, llegando a decírselo casi de primeras y reconociéndole que ya cuando vino varios años atrás le pasaba lo mismo, pero que ella en ese entonces no estaba para nada receptiva. En esta ocasión sí que estaba más abierta, pero le contó que había salido de una relación no muy buena, tal y como hizo conmigo, por eso no quería meterse en nada tan rápido.

Al parecer llegaron al punto en el que él lo entendió, pero quería seguir viéndose con ella, pasando a tener algo como lo que Ángela y yo teníamos en ese preciso momento o meses después de que nos conociéramos. Me dejó totalmente claro que no tenía nada de qué preocuparme en el tema de salud, porque con él sí que usaba preservativo. Me contó que le parecía bastante mono y reconocía que se manejaba bastante bien, pero por otra parte, le hizo ilusión verme de nuevo después de más de un año, teniendo como espina clavada el no haberse puesto en contacto conmigo después de enterarse que me habían dejado y que lo estaba pasando mal. También me encontró muy atractivo, poniendo énfasis más en mis tatuajes y en mi barba que en el cambio físico en general, aunque también le gustaba. Por eso me insistió en que no pasaba absolutamente nada porque ella y yo nos estuviéramos viendo de nuevo de esta manera, aunque yo no estaba tan convencido.

 

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Me da a mí que esté Finn no ha aceptado muy bien que ella se esté viendo con Javi. Por otra parte si no son novios ya, poco les falta. Aunque entiendo que Javi, después de terminar mal en sus 2 relaciones, no quiera dar el paso.... De momento.
 
"...Allí me dijo que entre ese chico y ella no había nada serio. Se empezaron a ver con frecuencia, porque a él le gustaba bastante, llegando a decírselo casi de primeras y reconociéndole que ya cuando vino varios años atrás le pasaba lo mismo, pero que ella en ese entonces no estaba para nada receptiva. En esta ocasión sí que estaba más abierta, pero le contó que había salido de una relación no muy buena, tal y como hizo conmigo, por eso no quería meterse en nada tan rápido.
Al parecer llegaron al punto en el que él lo entendió, pero quería seguir viéndose con ella, pasando a tener algo como lo que Ángela y yo teníamos en ese preciso momento o meses después de que nos conociéramos. Me dejó totalmente claro que no tenía nada de qué preocuparme en el tema de salud, porque con él sí que usaba preservativo. Me contó que le parecía bastante mono y reconocía que se manejaba bastante bien, pero por otra parte, le hizo ilusión verme de nuevo después de más de un año, teniendo como espina clavada el no haberse puesto en contacto conmigo después de enterarse que me habían dejado y que lo estaba pasando mal. También me encontró muy atractivo, poniendo énfasis más en mis tatuajes y en mi barba que en el cambio físico en general, aunque también le gustaba. Por eso me insistió en que no pasaba absolutamente nada porque ella y yo nos estuviéramos viendo de nuevo de esta manera, aunque yo no estaba tan convencido"

Una forma perfecta de explicar algo sin tener la real intención de explicarlo. :unsure::rolleyes:

Hasta que Finn apareció todo era miel sobre hojuelas, nada grato es probar la propia sopa cuando la sabemos amarga. ;)

Según entendí Finn es un follamigo para Ángela, lo mismo que Javier. Por ahora.

Por la manera de compararlos, dio la impresión de no tener una preferencia determinada, ni intención de hacerlo.

El mismo Javier no pareció muy convencido con la "explicación" de Ángela, veremos cómo definen esta relación que están iniciando.

Ocúpate Javier, que te veo muy enganchado, y a ella muy...entusiasmada. :oops:

Donde él pone sentimientos, ella sensaciones.:cautious:
 
Bueno, en todo caso, el tal Finn no creo que sea ni de cerca una opción seria para Angela, sino, no hubiera llevado a Javi a esa reunión sabiendo que él iba. Y por parte de Javi, ya sabemos de sobra que si Angela tiene otros follaamigos, a él como si le picara un huevo.
 
Bueno, en todo caso, el tal Finn no creo que sea ni de cerca una opción seria para Angela, sino, no hubiera llevado a Javi a esa reunión sabiendo que él iba. Y por parte de Javi, ya sabemos de sobra que si Angela tiene otros follaamigos, a él como si le picara un huevo.

Una opción ni seria ni tan seria tampoco lo es Javier. :cunao1:

De las intenciones de Ángela recién nos estamos enterando, en una de esas nos sale igual a Javier, y gusta mantener abiertas sus opciones. ;)

No estoy tan seguro que Javier se sienta cómodo con que Ángela mantenga follamigos, ni de lejos. :sneaky:

Lo veo pidiéndole muy pronto exclusividad a Ángela. De no aceptar, a estas alturas del relato, sería una derrota para Javier. :censored:
 
Capítulo 639

Pero ella sí, porque se puso sobre mí después de descalzarse, con una pierna a cada lado de mi cuerpo para agarrar mi cara y empezar a besarme. Poder tocar uno de sus muslos ahora era lo que me faltaba para terminar de calentarme, porque en el rato que cenamos y luego cuando nos fuimos a tomar algo, se le veía por completo al cruzar ella sus piernas y tener el vestido esa apertura tan grande. Me ponía muy malo verla así y ahora la tenía sobre mí para hacer lo que quisiera. La pequeña duda que tenía en mi cabeza se disipó, prefiriendo centrarme en pasarlo bien, por lo que puse mis manos en su culo para seguirle el beso, quedándonos así durante unos cuantos minutos. Aunque mi polla no tardó mucho en ponerse dura, con ella lanzando una de sus típicas risitas al notarlo. También murmuró de manera sensual y se empezó a mover sobre ella para rozarse un poco.

Lo hacía de tal manera que se exponía demasiado a mí, dejándome ver su ropa interior y cómo se marcaban sus labios en ella. Lo único malo del vestido era que no tenía nada de escote, y me molestaba, porque quería comerle las tetas, porque me gustaban y sabía que aquello la pondría como una perra. Por eso eché mano a la cremallera para empezar a bajarla, con ella de nuevo riendo como si llevara el punto de alcohol cuando en realidad no había tomado ni una gota. Colaboró al subir sus brazos para que se lo pudiera quitar del todo, dejándolo a nuestro lado en el sofá. Me encantó el conjunto de ropa interior que llevaba, con ese sujetador blanco sin tirantes para cubrir sus pechitos, al igual que el tanga del mismo color que cubría su más que segura húmeda rajita. El sujetador voló pocos segundos después, centrándome en comerle las tetas como deseaba antes. Ángela se revolvía pidiéndome que fuera más despacio, recordándome lo sensible que era en esa zona.

Y traté de hacerle caso, pero la espera de ese par de días, lo guapa que iba, lo bien que olía y lo que me ponía esta chica me lo ponía difícil. Tanto, que me notaba nervioso y cuando sorbía uno de sus pezones, lo rocé bastante con mis dientes sin querer, provocando que ella lanzara un grito de dolor bastante alto. Me disculpe con ella de inmediato, aunque mi amiga no le dio importancia, acariciando mi cara. Yo le agarré la suya con una mano para atraerla a mí y besarnos de nuevo. Había conseguido encenderme muchísimo pese a la conversación que habíamos tenido hacía nada. Ella también parecía impaciente por continuar, por eso me empezó a quitar el polo que llevaba, colaborando yo como había hecho ella hacía pocos minutos. Y así estuvimos otros tantos minutos, comiéndonos la boca con mucha ansia, pero no podía esperar más, por eso me levanté, con ella aún sobre mí, para cargarla a mi hombro e irnos a su habitación, partiéndose ella de risa por la manera en la que la llevaba.

La dejé sobre la cama, venciéndome con ella para quedar sobre su cuerpo y seguir con esos besos, aunque su risa no se le iba. Le pregunté a qué venía tanta risa y ella me contestó con que le hacía cosquillas con la barba. No era la primera vez que me pasaba eso y ya había encontrado una solución con otra persona por lo que le dije que me hiciera una trenza para recogerla. Ella volvió a reír, aunque cuando vio que iba en serio parando los besos y sentándome en la cama, ella se puso de rodillas sobre ella para coger una goma del pelo de su mesita y ponerse a hacérmela. Estaba muy mona con esa sonrisa que no se le iba en ningún momento y sus chapetas que se le ponían siempre que se excitaba. Me encandilaba lo guapa que era, aunque mi amiga estaba tan concentrada en recoger mi vello facial que no reparaba en cómo me fijaba el ella, aunque cuando acabó sí que me miró, pasando a darme un beso, empezando a murmurar de manera algo empalagosa.

La volví a tumbar y me puse sobre ella, continuado con esos besos y preguntándole yo si se había resuelto el problema, afirmando ella al mover su cabeza un poco mientras reía. Ahora parecía tenerme más ganas, acariciando mi cuerpo, sobre todo mi espalda. Pero no tardó mucho en echar mano a mi cinturón para desabrocharlo, al igual que los botones y cremallera del pantalón para lo mismo. De hecho, consiguió aflojar todo eso, pero no podía bajármelos por mucho que se esforzara, pero por la postura, mi cuerpo no le permitía continuar al bajar. Me hizo un sonido mono de queja para que le dejara hacerlo, pero no lo hice, porque fui bajando por su cuerpo para llegar hasta sus caderas, quitándole si tanga para dejarla desnuda por completo. Mimosa me dijo que no, que se la metiera ya, pero de nuevo, negué con mi cabeza, explicándole que se lo quería comer, porque ya sabía de sobra lo que me gustaba hacerlo.

Su olor íntimo se empezó a expandir por la habitación, siendo algo notable sin acercarse mucho a la zona y me encantaba. Me gustaba y me encendía una barbaridad, por eso se lo empecé a comer, y no de manera suave precisamente. Ángela reía por la manera en lo que se lo hacía, pero no tardó en centrarse en pasarlo bien. Me acariciaba la cabeza y por momentos me tiraba del pelo cuando parecía sentir más de la cuenta. Hasta me pedía que fuera más lento para no hacerla acabar rápido, pero me daba bastante igual que así fuera. Y se intentó resistir para no hacerlo, pero mi manera de lamer y sorber por toda su raja, metiéndole algún dedo por momentos hizo que se corriera, levantando su cabeza para poner su cuerpo en tensión, apretando mucho los ojos y comenzando a temblar sus piernas. Agarré sus manos para que no intentara apartarme, hasta que vi que ya no podía más y la solté.

Se quedó bocarriba, con sus articulaciones bien extendidas por toda la cama mientras se mordía los labios por dentro, aún con cara de placer y con algún espasmo. La veía tan bonita que no podía evitar acariciar su cuerpo, pero sí que logré no empezar de nuevo a estimularla. Me fascinaba cómo de duros se veían sus pezones, volviéndose un poco más oscuros. Tampoco se me iba la vista de esa franja de pelo púbico que llevaba. La tenía dura a más no poder y me molestaba todo lo que llevaba encima, por eso aproveché para desnudarme del todo en lo que ella se recuperaba. Una vez lo hice, me volví a echar en la cama, tumbándome a su lado para volver a acariciar su cuerpo con suavidad, evitando su coño y sus pezones hasta que no viera que ella volviera en sí. Pero me notaba tan acelerado que probé a darle besos por su cuerpo, evitando dichas zonas de nuevo. Y parece que acerté de lleno por los soniditos que lanzaba.

-Eres malo... -me decía mimosa.
-¿Yo? ¿Por qué? -pregunté dejando de besar su cuerpo para mirarla.
-Porque no quería acabar tan rápido y tú has seguido...
-¿Y cuál es el problema? ¿Tienes prisa? Aún nos queda un buen rato.
-Mmm... -murmuraba riendo.
-Tenía muchas ganas de que llegara esta noche como para que duremos solo media hora.
-Jajajaja. ¿Me vas a dejar que te la chupe?
-Claro. ¿Cómo no te voy a dejar?

Con una sonrisa juguetona esta vez, me señaló que me tumbara en la cama, cosa que hice al momento y se puso entre mis piernas para pajearme un poco, mirándome fijamente a los ojos. Me decía riendo que lo que más le apetecía era montarse encima en ese momento, porque estaba muy mojada, pero que también quería pasarlo bien y quería hacerme una mamada, por eso bajó su cabeza para empezar a lamer cuidadosamente, aunque no tardó en metérsela en la boca para comenzar a chupar a la vez que succionaba. De broma le pregunté si me iba a hacer la misma que le hice yo, porque yo tampoco me quería correr aún. Me sorprendió bastante cómo me respondió, haciéndolo al levantar su cabeza para mirarme con una cara de excitación tremenda, con sus ojos entornados para decirme que ella era una niña buena y que prefería que le descargara todo dentro de ella para que soltara lo máximo posible, ya que era la primera vez que lo iba a haber y quería que fuera especial. Cuanto más, mejor, me dijo.

Por eso continuó chupándomela, para calentarme todo lo que pudiera y poder así soltarle una buena cantidad dentro. Lo hacía extremadamente bien al tomarse sus tiempos para todo, sin olvidar los huevos ni nada. Había momentos en los que me sentía realmente cerca de acabar, sobre todo cuando me estimulaba el glande con su boca y con su mano, estando bastante recubierto de sus babas. No tuve que decirle en ningún momento que parara, porque cuando se me escapaba algún gemido o cuando jadeaba alto, ella se daba cuenta y bajaba el ritmo, o paraba en seco. Lo que no se iba era esa pequeña risa por verme así. Me dijo en varias ocasiones que se moría por empezar a follarme. Y yo también, por eso le dije de empezar cuanto antes. Se sentó con sus piernas de lado en la cama como si esperara a que yo diera el paso, cosa que hice al instante.

Me notaba acelerado y algo nervioso, pero respiré hondo y la puse bocarriba en la cama con delicadeza, porque era algo que yo consideraba bastante especial y quería hacerlo bien. Estaba muy mojada, con sus fluidos mezclados un poco con mi saliva, cosa que me venía perfecta para empezar a frotarme con ella. Además, mi polla estaba muy mojada también por las suyas, así que el roce era muy placentero. Ángela puso cara de placer de manera instantánea y me entraron ganas de jugar de nuevo. Estaba muy dividido entre metérsela cuanto antes y hacerla sufrir un poco. Al final me decanté por lo segundo, siguiendo con ese roce y haciendo amagos de metérsela, hasta que ella lanzó un sonido de molestia muy ñoño y me reí, dándole un beso para decirle que ya paraba. Ahora sí que hice presión para empezar a metérsela, colando el glande en su agujerito caliente, húmedo y estrechito. Ángela murmuró y yo se la saqué para volver a metérsela, aunque solo el glande otra vez, repitiendo el proceso varias veces.

Le pregunté si estaba preparada para que se la metiera más, contestándome ella entre risas que lo estaba desde hacía como media hora. Así que se la empecé a meter más al dejar caer mi cuerpo más aún sobre el suyo en ese misionero que pensé que sería la mejor postura para el momento, aunque luego hiciéramos más, pero venía perfecta para no perder detalle de sus caras. Me encantaba verla en todo momento mientras cada vez iba más profundo, llegando ella a encorvar su espalda hacia arriba, abrazándose a mi cuerpo una vez llegué hasta el final. Le pregunté cómo se sentía, expresándome ella en susurros que no podía estar mejor, pasando a hacerme a mí la misma pregunta. Yo le respondí que me encantaba sentirla así, pero que notaba algo diferente. Sin moverme absolutamente nada, Ángela agarró mi cara con sus manos para explicarme que eso era la parte del DIU que asomaba desde su útero, porque preguntó si podría llegar a haber algún problema una vez en el asunto y al parecer sí que se podían llegar a notar esos pelillos del aparato que asomaban y que de hecho, podría llegar a ocasionar molestia al chico. No era mi caso, porque no me arañaba ni se me hacía molesto, aunque sí que notaba algo ajeno.

Así se lo comuniqué a ella y no dejé que aquel detalle nos quitara las ganas, por eso me empecé a mover para iniciar por fin la follada. Ángela se agarraba a mi cuello con sus manos, manteniendo nuestras caras bastante cerca. Me encantaba ese momento. Sentirla así sin correr a penas riesgos, ver esas caras tan preciosas que ponía y todo lo demás me tenían loco. Por eso aumentaba el ritmo rápidamente, aunque tenía que bajarlo por lo cerca que me notaba. Ella resoplaba de vez en cuando, sobre todo cuando paraba, pero es que quería que durara más. Probé a cambiar de postura al ponerla de lado y metérsela desde atrás para hacer la cucharita, follándola así un rato mientras jugaba con sus tetas y con su raja con mis manos, pero el problema era que al cerrar ella sus muslos, la penetración se veía afectada para bien, porque la nota a más apretada. Fue algo que intenté remediar al subir su pierna y sostenerla, pero al final se le vencía y la volvía a bajar.

Por eso cambié de nuevo para ponerla bocarriba una vez más y comérselo un poco y hacer así tiempo, aunque esta vez sí llevé cuidado para que no se corriera. Al rato la puse a cuatro para reventarla bien, como tenía en mente desde hacía días por no poder irnos a la cama. Ángela gritaba a pleno pulmón, encendiéndola al máximo, porque así era como más le gustaba que la follaran. Aunque no esperaba para nada que se incorporara para tumbarme con cierta rudeza y metérsela en lo más profundo de sus entrañas para follarme a mí después. Empezó a botar sobre mi polla, estando ya ambos bastante sudados a esas alturas pese a tener el aire puesto, pero nos daba igual. Estábamos follando como queríamos, sin preocuparnos de que nadie conocido nos oyera o de que no acabara dentro de ella para no dejarla embarazada. Luego pasó a follarme como más me gustaba a mí, preguntándome si me gustaba cómo me follaba, diciéndole yo en voz bastante alta que me encantaba. Pero el problema era que me veía cerca de acabar.
 
No estoy tan seguro que Javier se sienta cómodo con que Ángela mantenga follamigos, ni de lejos. :sneaky:

Lo veo pidiéndole muy pronto exclusividad a Ángela. De no aceptar, a estas alturas del relato, sería una derrota para Javier. :censored:
???? De cuando acá a Javi le importa con quién se enrollen los demás?, si todo era transparente, ni con Elena tenía problemas, es más, hasta me da la sensación algunas veces de tener un perfil de cornudo consentidor 😅.
 
???? De cuando acá a Javi le importa con quién se enrollen los demás?, si todo era transparente, ni con Elena tenía problemas, es más, hasta me da la sensación algunas veces de tener un perfil de cornudo consentidor 😅.

De acuerdo, todos sabemos que Javier es liberal, pero eso está muy lejos de permitir que su pareja folle con cualquiera, como una relación abierta.

Todo encuentro de ese tipo fue consensuado con Elena, en su presencia y con gente de su entorno.

Es muy diferente si Elena hubiera "ido por fuera" buscando follamigos, recordemos lo mal que lo pasó con ese inconcluso tema de Alberto, su jefe.
 
Te estás aplicando Javier, da la impresión de una sutil y especial dedicación en tu desempeño sexual con Ángela..

Puede ser algo rondando por tu cabeza, algo que empieza con "F" y termina en "n". ;)
 
Capítulo 640

Le pedí un respiro y la cambié de postura para volver a ese misionero, aunque fue algo diferente, porque la agarré de los tobillos con fuerza para tenerla bien sujeta. Ángela volvía a esos gemidos altos ahora que estaba siendo follada en vez de darla, agarrando sus pechos con sus manos y pellizcando sus pezones, aunque se notaba que no lo hacía con fuerza. La notaba cerca y yo también lo estaba, así que decidí intentar que acabáramos los dos a la vez. Para ello, me aproveché de su tremenda flexibilidad para poner sus pies pegados a la almohada, dejándolos a cada lado de su cabeza y volver a follarla con rapidez. Parecí dar en el clavo, porque Ángela me decía que le encantaba y que siguiera, que no parara. Nuestros cuerpos resonaban bastante por el choque de mis embestidas hasta que no pude más y estallé en un orgasmo muy intenso, el cual se vio amplificado por cómo apretaba ella de manera interna al tener el suyo y que manifesté con un grito enorme.

No recuerdo su reacción, porque fue un orgasmo muy intenso que me dejó muy K.O. Me costó mucho recuperarme de las sensaciones que atravesaban mi cuerpo y sentí cómo ella nos movía para ponernos de lado, acariciando mi cuerpo, centrándose sobre todo en mi cara. Y luego nos movería de nuevo para ponerme bocarriba y quedar ella sobre mí sin que me llegara a salir de ella. Solo notaba las pulsaciones de mi polla y cómo su vagina se contraía periódicamente, aunque cada vez con menos intensidad. La zona estaba muy caliente, casi quemaba. Y la guinda fue cómo Ángela se puso a darme pequeños besos por la cara. Estaba rozando el cielo de tal manera que me quedé dormido sin enterarme. Ni me enteré de qué hora era, ni de qué había pasado justo después. Ni siquiera volví a ver su cara una vez nos corrimos casi de manera sincronizada. Tampoco recordaba cuándo fue la última vez que me había pasado algo similar al tener tales sensaciones como para acabar así.

Me desperté muy atolondrado, aunque era consciente de dónde estaba y de lo que había pasado antes de quedar dormido. Ángela dormía de lado muy cerca de mí, dejando caer su brazo sobre mi vientre estando ambos desnudos. Joder, si es que era guapa hasta durmiendo. Esta chica tenía un atractivo tan natural que era imposible no quedarse mirándola, cosa que me sirvió para espabilarme un poco y entrar en sí del todo. Y ella también se acabó despertando, desperezándose para abrir sus ojos y sonreír cuando vio que la miraba. Me dio un abrazo grandísimo para continuar con esos momentos tan placenteros de recién despierto en la cama vagueando. En lo que terminábamos de vaguear, me contó que me quedé dormido mientras nos recuperábamos y que ella se encargó de limpiarnos bien con papel y toallitas y que acabamos tarde entre una cosa y otra, pero que por suerte no nos había afectado para despertarnos temprano.

Me explicó con detalle lo que le había gustado todo lo que habíamos hecho, sobre todo cuando acabé dentro de ella. Me confesó que era algo que le ponía mucho hacer, aunque no lo hacía tanto como deseaba por varias razones, sobre todo por no tenerlo tan fácil al no poder tomar pastillas anticonceptivas, por muchas maneras más que hubiera. Pero ahora sí que podía saciar ese pequeño fetiche que tenía, aunque era algo con lo que sabía de sobra que debía llevar cuidado por obvias razones. También me contó que era algo que solo hacía en pareja o con gente muy cercana a ella, a quien conociera bien para poder hacerlo con confianza y no llevarse ningún susto por ningún lado. Me encantó oír aquello, porque además de darme seguridad para saber que no habría ningún tipo de problema, me estaba diciendo con otras palabras que confiaba en mí hasta tal punto como para hacer eso.

Más mimosa, pasando a acariciar mi cuerpo, me contó cómo de bien se sentía mi semen dentro de ella. Decía que casi le quemaba de lo caliente que lo sentía y que explotó en un orgasmo muy intenso que no sabía cómo no la había dejado como a mí. Yo poco tenía que decirle al ser ella más consciente en ese momento, ya que pudo mirarme para ver cómo me corría, diciéndome que fue algo que le encantó también. Hizo memoria, pero no recordaba haberme visto llegar a ese punto nunca antes, diciéndole yo que no era para menos por lo especial que fue la situación en general, compartiendo esa primera vez. Y de ahí pasó a sacar el tema de su amigo Finn, cosa que yo no veía oportuna y que casi cortaba el rollo en el momento, pero solo lo hizo para asegurarme que no lo estaba engañando conmigo, porque no tenía nada con él más allá de un tonteo como el que teníamos nosotros y también que usaba protección siempre con él en forma de preservativo, así que no tenía que preocuparme por nada.

Con tanta caricia, al tenerla tan cerca con su buen olor pese a la sudada que tuvimos hacía unas horas y con el sobeteo sobre mi polla, que ya estaba bastante morcillona de por sí, nos empezamos a calentar. Por eso nos empezamos a besar y algo más, porque yo le empecé a tocar su rajita con suavidad, aunque al poco lo hacía con más intensidad. Se le humedeció muy rápido y eso me incitaba a seguir. Ella no se quedaba corta al pajearme con brío mientras murmuraba en mi boca por los gemidos que intentaba emitir a causa de mi estimulación. Y no tardamos en ir más allá al subirse ella encima de mí para empezar a follarme, y no de manera lenta, pues se movía con ritmo, empezando el cabecero a sonar. Además de guapa, follaba de maravilla, siendo algo que me encantaba de ella, lo cual se veía mejor cuando ella no solía mostrar remilgos en la cama, sobre todo ahora que ya habíamos hecho cosas nuevas y algo que nos quedaba por probar pero que ya estaba hablado.

Más cachondo me puse de lo que ya lo estaba cuando se dio la vuelta para continuar montándome, aunque ahora dándome la espalda. Ver su culo botar y cómo su coñito se tragaba toda mi polla era extasiante. Tan caliente estaba que me chupé un dedo para acariciar su ojete con él, parando ella de follarme, dando un respingo y lanzando un gritito muy mono. Me dijo que la había asustado, aunque lo dijo mimosa y pasó a murmurar sensualmente. No hice nada más aparte de acariciárselo, porque tenía pensado profundizar más en su culo en una ocasión más especial, un par de días después cuando nos fuéramos juntos a Manchester sin ir más lejos. Por eso la dejé tranquila, continuando ella con la follada, aunque cambiamos a otra postura, poniéndola yo a cuatro para reventarla, con el cabecero sonando de nuevo y aguantando así hasta el final de un polvo que no llegó ni a los 10 minutos, pero que fue muy placentero igualmente.

Ángela me preguntaba si le iba a dar mi leche dentro de ella, a lo que yo le respondía diciéndole que sí y afirmando con la cabeza pese a que no me podía ver. Me tenía muy caliente y hasta le solté algún azote con un poco de fuerza de más, aunque a ella parecía no importarle, porque estaba concentrada en los pollazos que le daba, lanzando unos gemidos muy altos y que no hacían más que encenderme. Seguí dándole con fuerza y ella colaborando al empujar con su culo hasta que empezó a decirme que se la diera ya, que se iba a correr ella también. Arqueó su espalda para pegar su cara de lado a la cama, poniendo su culo bien en pompa para dejarlo a mi disposición, aunque yo quería tenerla de otra manera, por eso, dejándome llevar por la calentura que tenía, la agarré del pelo para tirar de él y levantarla, haciéndolo con firmeza, pero llevando cuidado de no hacerle daño. Hasta llegué a pegar nuestros cuerpos instantes antes de empezar a descargar en su interior, empezando a notar ya las contracciones de su orgasmo y cómo segregaba de por más, aunque sus gemidos y la manera de gritar mi nombre eran otros buenos indicios de que se estaba corriendo.

Nos derrumbamos juntos sobre la cama, con Ángela temblando bastante mientras me atrapada la polla con su coño, estrujándola y como succionándola. También emitía gemidos lastimeros muy agradables de oír, aunque no tan altos, quedando los dos en silencio al poco, oyéndose tan solo nuestros jadeos. Estábamos sudados de nuevo, pero nos daba igual, porque estábamos a gusto. Era algo que sabía, porque ella me pidió que no me moviera y que la abrazara bien. Y así lo hice, envolviendo su cuerpecito con el mío, dándole varios besos en la cabeza, cara, hombros... No llegamos a dormirnos por suerte, saliéndome de ella para poner mi amiga una de sus manos en su coño para tapárselo bien y no derramar nada, quedando ambos tendidos, pero no por mucho tiempo, porque se levantó de inmediato para meterse en la ducha, como comprobé al oír el agua correr. Yo me quedé tumbado sobre la cama, bien estirado para relajarme por lo acelerado que estaba por el gran orgasmo que acababa de tener.

Aquel día no almorcé con ella como le propuse, porque me dijo que tenía una conversación pendiente con Finn, porque la noche anterior no se podía hablar con él según me dijo y le dijo de verse ese día para que pudieran charlar tranquilamente mientras comían juntos. No dije nada al respecto, sugiriéndole otro plan sin embargo, por si se quería pasar por casa para cenar juntos y tal cuando saliera de trabajar. Ahí no puso ninguna pega, diciéndome que ya me contaría por mensaje. Así que nos despedimos con nuestro típico abrazo, aunque ella también me dio un buen beso en la mejilla y me marché de allí para ir a mi casa, ponerme ropa de deporte e irme esta vez por la parte más baja de la ciudad para correr por los largos caminos que casi la bordeaban. Estaba de bastante buen humor por la noche que había pasado con Ángela, bueno y por ese rato cuando despertamos también. No se me había olvidado lo divertido que era irse con ella a la cama, pero ahora la cosa se había puesto incluso mejor. Ambos nos conocíamos y sabíamos lo que nos gustaba, pero ahora estábamos dando pasos más atrevidos en ese aspecto y los dos lo disfrutábamos por igual. Estaba deseando que llegara el fin de semana para dar otro paso más e intentar el anal con ella, porque ya me había quedado claro que era algo que disfrutaba por algún comentario que me hizo.

Desde luego, la vuelta de Ángela a mi vida me había gustado mucho pese a ser la razón por la que engañé a ya mi expareja. No le echaba la culpa a ella, ni la más mínima parte, porque el único culpable era yo. Ella no tenía por qué tenerla, ya que la decisión de seguir adelante fue solo mía. Pese a ser el detonante del final de la relación, Ángela me sumaba mucho, haciéndome una compañía que escaseaba en mi nueva ciudad por no poder conectar con nadie de por allí de manera tan profunda como lo hacía con ella o con mis amigos. Estaba Daniela, que la verdad es que sí que llegaba a esa zona, pero con todo lo ocurrido, no podía apoyarme del todo en ella por lo que quedamos al estar Valentina bastante enrabietada. Mi amiga me venía perfecta para distraerme de esos bajones que naturalmente, me seguían dando por la reciente ruptura, sobre todo en momentos de soledad.

Salí de trabajar con muchas ganas, esperando encontrarla en la puerta de mi casa al doblar la esquina, pero no fue así. Me extrañó un poco, porque tampoco dijo nada, dando yo por hecho que vendría. Una vez entré, le mandé un mensaje para preguntarle y me respondió diciendo que no podía, porque habían ido un par de amigas a verla y no podía meterles prisa para marcharse después de haber tenido el detalle de ir a su casa. De hecho, iban a cenar allí las tres juntas y según me dijo iban a tener una noche de chicas, así que quedamos en vernos al día siguiente sí o sí, porque teníamos que coger un vuelo juntos. Me dio un poco de bajón al haberme quedado sin plan y al estar solo, por lo que no tenía ni ganas de prepararme nada para cenar. Así que me acabé pidiendo algo a domicilio. Estuve meditando cuando acabé, pero se me venía mucho a la cabeza Valentina, preguntándome cómo se sentiría en ese momento, por lo que decidí pensar en otras cosas para no volver a tener recuerdos con ella y demás.

Y de pronto me acordé de que no tenía nada con qué jugar en el torneo del fin de semana, ya que se trataba de un formato del que yo no tenía nada y que había jugado poco. Menos mal que uno de los del grupillo sí que tenía un mazo para poder jugarlo, porque lo mismo me habría quedado sin jugar y habríamos ido solo para ver la ciudad, que también estaba muy bien, pero el principal objetivo era participar en ese torneo clasificatorio. Tuve mucha suerte de que me pudieran dejar algo con lo que jugar y quedé con él esa misma noche, acercándome a su casa para recogerlo. Y me vino fantástico, no porque me quedara con él para jugar, porque él tenía sus planes, pero sí para ponerme a ver cosas cuando volví a casa. Estuve mirando bien todo con detenimiento y varias guías y partidas que me pudieran ilustrar un poco para saber cómo y cuándo tenía que jugar cada cosa.

Me vino genial para mantener la cabeza distraída durante todo el tiempo que estuve despierto hasta que me fui a dormir bien tarde al estar concentrado en eso, ya que no había mirado absolutamente nada desde que gané aquel torneo y se me informó a dónde iba a ir y qué formato tenía que jugar. Estaba demasiado ocupado con Valentina como para pararme a estudiar todo eso con detenimiento. Y ahora me entraban las prisas, porque recuerdo verme partidas en YouTube con la velocidad aumentada para poder ver el mayor número posible. En el grupo me echaron la bronca un poco por ser tan dejado y haberlo dejado todo para ultimísima hora, porque el torneo tenía lugar en menos de 48 horas. Hasta se prestaron por si necesitaba algo, sobre todo los que tenían más conocimiento del formato, pero no quería ser una molestia, por lo que me puse yo solo. Y bien entretenido que estuve, teniendo que hacer la lista para presentarla una vez fuéramos a jugar también.

También le estuve dando alguna vuelta al día siguiente en los ratos muertos en la academia, o cuando nos quedábamos en silencio cuando los ponía a hacer ejercicios o algún examen de repaso. Incluso en la hora de comer, ya que estuve solo también. Se me pasó el rato muy rápido, teniendo que volver a trabajar una hora antes en realidad por pedir la última libre para poder ir más desahogado y no con prisa y estrés. En cuanto salí y fui a casa, sí que me encontré a Ángela en la puerta con una maletita, esperándome para irnos juntos al aeropuerto, embarcar y montarnos en el avión cuando saliera. Mientras esperábamos me pidió que le contara cómo le había ido el día y que también le explicara un poco acerca de aquel juego para ver de qué trataba. Siempre me ha gustado explicar que ese juego se trata de una mezcla entre ajedrez y poker, porque es de estrategia, como el primero, en el que tienes que derrotar al oponente con las piezas de las que dispones y respecto al segundo, pues por tener ambos en común que se juega con cartas y que tiene un factor aleatorio.

Le expliqué lo básico, porque si le cuento con detalle todo, podríamos estar allí aún. Ella me atendía con atención y asentía, pareciendo entender más o menos lo que le decía. Le parecía fascinante que fuera capaz de retener tanta información y aplicarla al juego sin volverme loco, riéndome yo por la cara que ponía de alucinar cuando me lo contaba. También se extrañó de no haberle contado nunca que jugaba a aquello cuando pasábamos más tiempo juntos en la universidad. Le reconocí que no jugaba tanto como me hubiera gustado al no disponer de un buen presupuesto y porque además tenía varias cosas más, entre las que se encontraba ella. Pareció gustarle oír eso y el resto del vuelo lo hicimos ya en silencio, con ella echando su cabeza sobre mi hombro para descansar un poco, aunque sin llegar a dormirse mientras yo seguía echando algún ojo a lo del torneo.
 
"Estuve meditando cuando acabé, pero se me venía mucho a la cabeza Valentina, preguntándome cómo se sentiría en ese momento, por lo que decidí pensar en otras cosas para no volver a tener recuerdos con ella y demás"

Quizás yo sea el raro, pero a veces pienso que Javi es una especie de robot que se maneja apretando botones 😅
 
"Estuve meditando cuando acabé, pero se me venía mucho a la cabeza Valentina, preguntándome cómo se sentiría en ese momento, por lo que decidí pensar en otras cosas para no volver a tener recuerdos con ella y demás"

Quizás yo sea el raro, pero a veces pienso que Javi es una especie de robot que se maneja apretando botones 😅

Lo raro sería no encontrarte la razón.

Defines perfectamente como ha sido su comportamiento en algunos pasajes del relato.
 
"...para asegurarme que no lo estaba engañando conmigo, porque no tenía nada con él más allá de un tonteo como el que teníamos nosotros..."
Esta frase deja meridianamente claro que para Ángela, Finn y Javier están al mismo nivel de follamigos, el tonteo es con ambos.:banana1:

Lo que no sería un problema, si no fuera por las expectativas que en forma exponencial parecen ir creciendo en Javier.

Muestran una elevada atracción y conexión sexual, pero creo notar en Javier un poco más de compromiso emocional. Cosa rara. :rolleyes:

Pensaba callarlo, y no puedo...:oops:

Es una sensación que más bien es una sospecha, "la noche de chicas". También dudan o soy el único de mente podrida??? :salido1:

Lo que comienza como una comida con Finn, cuyo motivo no es claro, pasa a una ineludible cena con amigas, y termina en una inesperada noche de chicas.

Muy conveniente sucede todo durante la tarde y noche antes de viajar Ángela a Manchester, donde pasará días sin verse con Finn. :unsure:

Insisto, Ángela apareció y en pocos días borró a Valentina, ni imaginar hasta dónde desordenará el corazón y mente de Javier. :dancer1:
 
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