Reencuentro con Elena

Bueno, creo que Javi ha manifestado y demostrado hasta el cansancio que le importa un pepino la exclusividad, no sé porque esperan algo diferente.

"Y dale con que las gallinas mean"...:D;)

Sabemos que en el mundo de Javier, cuando hablamos de exclusividad, nos referimos a su particular estilo de exclusividad o fidelidad, aquel que permite acercamientos con límites consensuados, en su presencia y con amigos de su confianza.

Hasta ahora, Elena ha sido la única pareja conocida que él ha "permitido acercarse" a otro hombre (Mario), y las especiales condiciones que se dieron para que ocurriese.

Destaco el "permitido acercarse", ya que es lo que Javier sabe y presenció, aún no conocemos la realidad de Elena sin la presencia de él, por ejemplo cuando ocurrió lo de su ex, y luego lo turbio con su jefe.;)
 
Capítulo 644

Esta vez no duraron tanto los besos, porque en nada ella se calentó mucho, despegándose de mí para quitarme la ropa, aunque poco tuvo que hacer por el trabajo que había hecho ya antes. Me quitó todo, dejando los calzoncillos para lo último, los cuales encerraban mi erección con dificultad. También me los quitó, saltando mi polla y quedándose ella mirándola bien. No tardó en agarrarla para mover su mano hacia arriba y abajo mientras me decía que le encantaba lo suave que estaba todo entre la depilación y la crema que me había echado después. Yo tampoco me quedé quieto, porque la empecé a desnudar también, empezando por sus tacones y siguiendo con el vestido. Me detuve a mirar el conjunto de ropa interior que llevaba con más detalle, porque en ese breve instante que lo vi antes de que nos fuéramos, ella me dijo que no la mirara mucho. Me encantaba lo bonito que era con esos bordados y por cómo transparentaba zonas estratégicas.

Pero yo también estaba ya bastante caliente para ese entonces y necesitaba algo más. Antes de quitárselo, le di la vuelta para verla bien de espaldas, apreciando cómo su culo quedaba increíblemente bonito con ese culotte. Hasta le di un mordisco en una de sus nalgas, lanzando ella un gritito juguetón como respuesta. Le quité todo, tirándolo por cualquier parte sin importarme nada, centrándome después en besar todo su cuerpo. Estaba muy cachondo, pero a la vez me apetecía hacerlo con cariño. Como que aquello que me contó me dejó un poco de mal cuerpo y me entró la necesidad de continuar así la noche. Y ella no le hacía ascos. Para nada. Le gustaba lo que le estaba haciendo, porque me acariciaba mucho la cabeza en todo momento mientras lanzaba pequeños sonidos de placer. Sonidos que se intensificaron cuando le empecé a chupar los pezones, cosa que duró un buen rato, aunque lo hacía con mucho cuidado y lentitud para no ocasionarle ninguna molestia.

No bajaría hasta su entrepierna hasta que me dijo que estaba mojadísima por lo que le estaba haciendo. Fue algo que comprobé nada más bajar, porque me dio ese olor tan íntimo y agradable, notando la zona brillante por sus fluidos. Pero antes le di varios besos en su pubis. Me fascinaba cómo lo tenía y me aceleraba el pulso. No tardé tampoco mucho en empezar a comerle el coño. Pero ella me detuvo de inmediato, tirando de mí para que me tumbara a su altura. Le pregunté si todo estaba bien, riendo ella y diciendo que demasiado bien. Pero que no quería acabar tan rápido. Nos quedamos unos momentos mirándonos mientras ella me pajeaba lentamente, aunque también nos besamos. Le pregunté si le gustaba cómo sabía ahí abajo, asintiendo ella sin llegar a responder con palabras. Pero lo hizo con algo de timidez, acentuándose las chapetas de su cara.

La veía tan mona cuando se ponía así que me la quería comer a besos. Y lo hice, con ella riendo por cómo me ponía. Y rápidamente bajó para comérmela mientras yo me relajaba para disfrutar. Me desconcertaba un poco que estuviera así de caliente después de lo ocurrido en el restaurante, pero a esas alturas me alegraba, porque ya no podíamos parar ninguno de los dos. Pero no me notaba cerca de acabar, diciéndoselo yo, por lo que pasamos a follar directamente. Ella empezó con el juego de frotarse conmigo, estando muy lubricada, pero se la acabó metiendo en poco tiempo para empezar a follarme lentamente al moverse hacia delante y atrás, pasando a botar después. Cuanto más botaba, más húmeda sentía la zona. Y ahora sus fluidos se escurrían más sobre mi suave piel. Aunque también la follé yo al abrazarla y pegarla contra mi cuerpo para moverme desde abajo. Ángela se acabó corriendo cuando la follé con rapidez después de abrir sus nalgas bastante con mis dos manos, abrazándose también ella a mí al meter sus manos por debajo de mi cuerpo, llegando a hincarme las uñas un poco de hecho, pero no mucho por no tener margen. Sonaba muy mojado en el momento en el que tuve que parar, notando cómo se resbalaba ese fluido por mis huevos habiendo quedado yo cerca, pero sin llegar al final.

Nos quedamos así un poco, pero de nuevo fue bajando por mi cuerpo, esta vez entre besos, para empezar a comerme la polla de nuevo. Lo hacía con sus ojos cerrados y concentrada, murmurando sensualmente mientras lo hacía, quedando lejos de esos gemidos que emitía en el previo mete-saca. Me gustaba el empeño que le ponía por tragar todo lo que pudiera, diciéndoselo yo, con ella abriendo sus ojos y achinándolos por sonreír. Pero le dije que quería seguir follándola y tras unos minutos se volvió a subir a mí, pero me pidió que la dejara hacer a ella esta vez. Apoyó sus manos en mi pecho y me empezó a follar, pasando después a los hombros cuando se movía con más intensidad. Y también lo hacía de manera muy sensual, aunque finalmente me agarró de las manos para entrelazar nuestros dedos y hacérmelo así con más rapidez al tener mejor estabilidad.

Ya sí que me acabé corriendo dentro de ella, llegando Ángela también a su orgasmo, el cuál manifestó con un alto gemido. Pero no paraba de moverse ni cuando yo se lo decía porque me encontraba muy sensible. Tuve que deshacer ese agarre que tenía sobre mis manos para abrazarla y detener su movimiento, estando ella temblando bastante y respirando con ansia. La dejé bocarriba mientras fui a por papel para limpiarnos bien a los dos, preguntándole por qué había hecho eso entre risas. Ella me decía que estaba muy cachonda y que no podía parar. Pero eso había ocasionado algún estrago y tuvimos que parar durante un rato para descansar, aunque no faltaban las caricias y los besos. Y una vez más bajó para comérmela y que yo así no me enfriara, porque entre el orgasmo que acababa de tener y que paramos en seco, se me empezó a bajar, percatándose ella y poniéndole solución de esa manera.

La verdad es que estaba muy a gusto, pero había sido un día muy largo y estaba cansado después de tanta caminata, sobre todo por esa última en la que ambos llevábamos un calzado no muy bueno para recorrer largas distancias. Pero Ángela estaba muy encendida, mucho más que yo. Por eso pensé en empezar en lo que habíamos quedado, porque entre el cansancio que se me empezó a acumular y lo ocurrido en el restaurante, me notaba no tan a la altura. Pensé que si hacíamos eso, concluiríamos la noche ahí, porque además, era ya algo tarde y quedamos en que seguiríamos haciendo algo de turismo a la mañana siguiente. Le dije que parara, agarrando una de sus manos para ponerla sobre mí y poder besarnos. Ella me preguntó si estaba bien y le dije que sí, pero que tenía ganas de dar el siguiente paso. Le pareció bien, aunque seguimos un poco más besándonos, abriendo ella sus piernas para estar más cómoda y abrazarme con todo su cuerpo, quedando mi polla entre nuestros cuerpos.

De pronto, Ángela separó sus labios de los míos para agarrar mi dedo corazón de la mano derecha y chuparlo muy sensualmente, mirándome fijamente a los ojos y manteniendo la mirada en todo momento. Una vez lo soltó, me susurró que empezara a jugar con su culo. Me encantó la forma que tuvo de decirme aquello, por no hablar de lo hecho previamente... Así que bajé mi mano hasta dicha parte, empezando a acariciar su ano con el dedo que me había chupado. Ángela se mordió el labio mientras ponía una sonrisa muy sugerente en su rostro y me volvió a besar, ahora con más intensidad, manteniendo la postura en la que nos encontrábamos. Aunque movía su cuerpo de manera muy ligera para estimular mi polla un poco, pero no era nada del otro mundo. Sí lo suficiente, junto al morbo que me daba por lo que estaba haciendo yo, como para mantenerla dura en todo momento.

Empecé a acariciar esa zona y mi amiga me indicaba que le gustaba con esos gemiditos que me lanzaba en mi boca al besarnos sin descanso. Sus manos no dejaban de agarrarme la cara con firmeza en lo que yo seguía a lo mío y con la otra mano le agarraba una nalga para tirar de ella y poder así tener más comodidad para tocarla. No me demoré mucho más en empezar a hacer presión, aunque ligeramente, para intentar colar mi dedo en su interior. Me estaba costando más de lo que pensaba con eso de que lo había hecho alguna que otra vez, aunque también es verdad que lo tenía cerradito a simple vista. Ahora murmuraba de manera juguetona, soltando mis labios para susurrar que le estaba gustando cómo lo estaba haciendo, pasando a besarme el hombro. Me puse algo tenso, porque estaba muy cerca del cuello. Pero no llegó a jugar con esa zona de mi cuerpo, siguiendo yo con lo mío, haciendo cada vez más presión, tratando de conseguir lo que me propuse.

Y si esperarlo por cómo me estaba costando, sin querer yo hacerle daño, acabó entrando el dedo, lanzando ella un gemido muy mono. Me pidió que no me moviera, alargando ella su mano hasta el bolso que tenía al lado de la cama, el que usó cuando salimos por la mañana, para sacar de él una goma de pelo que usó también por la mañana para recogerse el pelo e ir así más cómoda. Pensé que era para lo mismo, para recogérselo y que no le estorbara, pero me equivocaba, porque lo que hizo fue empezar a haberme una trenza en la barba, como ya había hecho anteriormente. Lo hizo muy rápido y usó la goma para atarla al final, pasando a poner su cara de lado sobre mi cuerpo, muy cerca de mi cuello de nuevo. Me pidió que siguiera con una voz casi infantil, dándole yo ese placer, aunque no tardó en volver a incorporarse para coger el bote de lubricante que compramos de camino para empezar a usarlo.

Lo abrió y se llevó el bote atrás para echar un poco de lubricante, recogiéndolo yo con el dedo que tenía clavado en ella, aunque sin sacarlo del todo, lo justo para que se embadurnara un poco y poder yo así lubricarle de manera interna. Dejó el bote a nuestro lado y se volvió a abrazar a mí. Yo continué con esa estimulación sobre su culo, metiendo y sacando el dedo, siendo algo muy fácil para lo que me había costado meterlo. Así, le metí otro dedo, para darle de sí la cavidad y poder follarla luego, que era el objetivo. Con la masturbación que le estaba haciendo, Ángela empezó a gemir un poco alto, pasando una de sus manos por debajo de su cuerpo para agarrar mi polla, aunque no era fácil por tener nuestros cuerpos tan pegados. Lo solucionó usando algo de lubricante, echándose un poco en su mano para que escurriera mejor. Y funcionó muy bien, porque ahora me pajeaba y me gustaba mucho cómo lo hacía, pero no quería que me estimulara de por más, por lo que le dije que se tocara a sí misma.

Me hizo caso y se empezó a masturbar al frotar su rajita en lo que yo continuaba metiéndole los dedos por el culo. Poco a poco, los dos lo hacíamos con más intensidad, tanta que se empezaba a retorcer. No me esperaba que echara mano a mi cuello, mordiéndolo para succionar y hacerme así un chupetón bastante grande. Menos mal que no me estaba estimulando ella en ese momento, porque ya sabemos cómo habría acabado la cosa. Ella sin embargo sí que se corrió de manera intensa, apretando su cuerpo contra el mío mientras me seguía perforando el cuello. Su cuerpo temblaba y a mí me encantaba sentir cómo lo hacía, con esas sacudidas que su cuerpo recibía cada pocos segundos. Me soltó el cuello para respirar con ansia al cabo de unos pocos segundos, porque aguantó la respiración desde que se empezó a correr hasta que comenzó a relajarse.

A los pocos minutos y una vez se relajó, Ángela me dijo que le había gustado mucho y me confesaba que seguía con ganas de más. Y quería ir hasta el final también, pero para ello quería prepararme, por eso gateó hacia atrás para comérmela una vez más y prepararla así para follarla después. No duró mucho esa mamada, pues en menos de 5 minutos, Ángela ya estaba a cuatro sobre la cama pidiéndome que la follarla, pero no por el culo aún. Ella misma agarró mi polla al echar su mano hacia atrás para metérsela por el coño, pidiéndome que jugara un poco más con su culo. Así que la empecé a follar lentamente, metiéndole los dedos una vez más. Era muy excitante ver a Ángela en esa postura con tal culazo. Estuvimos así durante un rato, aunque ella me pedía que le diera más fuerte con un tono que mezclaba algo de reproche y ternura. No podía evitar tratarla con más cariño que otra cosa por la situación ocasionada en el restaurante, pero trataba de satisfacerla, consiguiéndolo a juzgar por sus gemidos, pero le dije que ya no podía más y que quería follarle el culo.

A ella le pareció bien, alcanzándome el bote de lubricante, el cual abrí, echando en buena cantidad por su culo y mi polla, para que estuviera todo lo más lubricado posible. Quizá eché de menos comérselo un poco antes, pero ya a esas alturas no me iba a parar, porque seguro que tendríamos muchas más ocasiones de repetir aquello. Así que le empecé a acariciar su ojete con mi glande, tratando de meterlo, pero como al principio con los dedos, me costaba y tuve que intentarlo varias veces, con mucho cuidado para no hacerle daño. Con un click, terminó de entrar la punta, con ella irguiendo su espalda, lanzando un jadeo alto. Le pregunté si todo estaba bien y ella me dijo que sí, aunque me decía que la sentía más grande de lo que esperaba. Le acaricié el culo y ella gimió tiernamente, pidiéndome que la empezara a follar. Así que no la hice esperar y me comencé a mover, empezando de manera lenta.

Pensaba que no me podía sorprender ver cómo se comportaba Ángela en la cama a esas alturas, pero me equivocaba, porque la forma que tenía de retorcerse, de gemir, de hasta poner su voz, eran diferentes. Y era un cambio a bien, porque era todo muy sensual. Yo solo me limitaba a agarrar sus caderas y moverme lentamente, pero ella parecía que estaba siendo follada con intensidad. Durante unos minutos me mantuve así, notando lo apretada que estaba y sin llegar a metérsela del todo hasta que llegó un punto en el que ella se acostumbró y me pedía más. Por eso eché algo más de lubricante y se la acabé metiendo por completo, haciendo ella un gesto similar al que hizo cuando se la empecé a meter por ahí. Estaba muy excitada y me decía que nunca había sentido algo tan grande ahí atrás. Lo de excitada lo notaba por cómo se me humedecían los huevos al ir hasta el final y entrar en contacto ellos con su rajita, que estaba empapada.

Cada vez me pedía más y más, llegando a follarla con un ritmo contundente para estar haciéndolo por esa zona, pero me acabó pidiendo que parara. No porque le hiciera daño o nada parecido, sino porque quería verme cómo lo hacía, queriendo ella ponerse bocarriba. Pero no se puso tumbada por completo, ya que se apoyó bastante en el cabecero de la cama. Ahí fue donde continúe follándola, con los dos mirándonos a los ojos fijamente, empezando lento, pero apretando poco a poco. Agarré sus tobillos y los pegué también al cabecero en una postura que debía ser incómoda, pero ella era tan flexible que no se quejaba para nada. Me acariciaba el pecho con sus manos y también la cara, siendo algo tan tierno que me hacía reducir el ritmo, pidiéndome ella que lo subiera. Lo más inesperado fue que ella cogió el lubricante para echarse un poco en un dedo y llevarlo a mi culo para acariciarme con él al igual que hice yo con ella cuando empezamos. Era agradable y sabía cómo hacerlo. Una pequeña sonrisa por mi parte le indicaba que aquello estaba bien y ella parecía encantada.

Aunque después hizo amagos de meterlo, cosa que ya no me parecía tan bien, más que nada por esas uñas falsas que llevaba, que eran algo largas y hasta daban la sensación de ser afiladas. Pero no fue tan mal como esperaba, siendo algo que fui capaz de disfrutar, aunque por miedo a que me hincara su uña de alguna manera, fui aflojando la intensidad hasta tal punto en el que me quedé quieto. Ella me estimuló un poco más hasta que lo sacó y puso sus manos en mis nalgas para empujarlas y que continuara yo así la follada. Y así lo hice, dándole cada vez más fuerte hasta que me acabé corriendo dentro de ella, empezando a tocarse el coño cuando me notó cerca, llegando ella a su orgasmo también en cuestión de segundos. Nos quedamos rendidos por lo intensos que habían sido nuestros orgasmos, sin limpiarnos ni nada. Ángela se corrió de una manera que yo no había visto nunca por esos movimientos que hacía y esos gemidos tan altos y agudos, achinando mucho sus ojos para cerrarlos y apretarlos, junto al resto de su cara.
 
Capítulo 645

Cayó dormida enseguida, poniéndola yo bien para que pudiera dormir en una buena postura, echándome a su lado para recuperar el aliento, porque también quedé algo mareado. El problema era que me estaba entrando mucho sueño, tanto que era incapaz de levantarme para ir a por algo para limpiarnos y mucho menos para darme una ducha. Por eso apagué la luz y cogí la sábana para taparnos, abrazándola yo por detrás para darle un beso en la cabeza. No pude ni reflexionar nada acerca del tema del padre de mi amiga. Estaba exhausto y sorprendentemente lo único que me apetecía en ese momento era dormir, porque a la mañana siguiente teníamos también movimiento para ver más cosas de la ciudad. Me quedé dormido sin darme cuenta, durmiendo casi del tirón, despertándome tan solo un par de veces para encontrar a Ángela en ambas ocasiones sobre mí casi por completo, como cuando estuvimos al empezar yo a estimular su culo. Estábamos muy abrazados y bien tapados, en una postura muy cómoda, al menos para mí, pero por cómo de profundamente dormía mi amiga, seguro que también para ella.

Si hubiera dependido de mí, habríamos estado en la cama un par de horas más tranquilamente, tanto para dormir, como para lo que surgiera. Pero ella tenía otros planes, levantándose bastante temprano y dándose una ducha, que fue lo que me despertó. Estaba muy a gusto en la cama y había descansado muy bien, pero me apetecía mucho seguir vagueando un rato más, pero no pudo ser tampoco, porque ella salió enrollada en una toalla, con su pelo de la misma manera, abriendo las cortinas con fuerza mientras me decía que me levantara. Y lo hice, yendo derecho a la ducha para darme una, porque falta hacía. Pese a la confianza que teníamos los dos ya a esas alturas, estábamos un poco cortados. No tenía mucha idea de porqué lo podría estar ella. Por mi parte, era por el tema de su padre y cómo se abrió conmigo, porque me pareció muy reseñable aquello de que no hablaba de eso con casi nadie.

Estaba encantado con haber recuperado una confianza que perdí en su día y que hasta hacía unas pocas semanas atrás pensaba que estaba muerta. La vida cambia mucho continuamente, porque antes de verla no esperaba para nada haber pasado por tantas cosas como por las que pasé en esos días. Una ruptura con una persona a la que quería de verdad, cierto distanciamiento con Daniela, a quien consideraba una muy buena amiga, decepción por parte de mis amigos y aún más por parte de mi madre y finalmente el reencuentro con Ángela y su derivación. Toda una locura creía que era cada vez que me paraba a pensarlo. Pero que estuviéramos así como algo avergonzados por así decirlo, no fue impedimento para que empezáramos a disfrutar del día bien temprano. Ángela me contó que se había dejado algunos lugares que quería visitar y no se quería ir de allí sin pasar por ellos.

Pero antes teníamos que parar a desayunar y coger una energía que nos faltaba por todo el esfuerzo de la noche anterior y que necesitaríamos para otro día de caminata y turismo. Fue bastante natural la forma en la que ella permaneció en silencio, aunque me comentaba los lugares a los que íbamos a ir, pasando también a consultar el recorrido en una guía que encontró para ver a dónde deberíamos ir antes por cercanía y cómo seguir el recorrido. En mi caso, yo me limité a desayunar y a mirar el móvil, encontrando bastantes mensajes, aunque nada muy destacable. Lo único que respondí fueron las preguntas de cómo me había ido en el torneo del día anterior en el grupo que teníamos de amigos más cercanos con los que me juntaba para jugar y en otro grupo que teníamos con bastante más gente, la que solía frecuentar la tienda de juego. Informé un poco de cómo de mal me había ido y cómo estaba aprovechando el fin de semana para hacer turismo, aunque era muy temprano como para que leyeran mis mensajes.

Comenzamos por ir a uno de los barrios más bonitos de la ciudad, aunque antes paramos en un estudio de tatuajes que nos encontramos de camino. No fui yo el que dijo de parar allí, aunque me fijé en las imágenes que tenían y en el local, pero fue Ángela la que se paró más para mirar con detenimiento, pasando a mirarme con una sonrisa que no terminé de entender. Moví mi cabeza para preguntarle qué estaba pensado y ella dijo que le apetecía mucho hacerse uno. Fue algo muy impulsivo, con lo que no estoy para nada de acuerdo cuando se trata de temas de tatuajes, porque es algo que vas a llevar para siempre, al menos que te los quites con esas sesiones de rayos láser tan dolorosas por las que seguro que no merece la pena pasar. Por eso creo que hay que pensar bien lo que uno se tatúa, para no arrepentirse y para no acabar así. No soy capaz de entender cómo hay gente que se tatúa absurdeces o que eligen un diseño al azar. Pero el caso es que Ángela no iba a hacer eso pese a lo espontáneo que parecía todo.

Me dijo que había pensado muchas veces en hacerse alguno, porque veía que era algo muy normalizado ya dentro de lo que cabía y mucha gente a la que conocía llevaba. Era algo que tenía en mente hacer, pero que nunca terminaba de llevar a cabo y le pareció que era un buen momento para hacérselo y de paso para tener un buen recuerdo de ese fin de semana, además de haber visto todo lo que estaba viendo y de haberlo pasado conmigo. Me preguntó justo antes de entrar con una cara muy tierna si dolía mucho, negando yo con la cabeza mientras sonreía y le pasaba el brazo por sus hombros para entrar junto a ella. Fue un pequeño detalle el que se hizo, el cual estaba relacionado con su padre al ser una flor que para ella lo representaba, pues en los cumpleaños de las tres mujeres más importantes de su vida, les solía regalar esas flores además de otras cosas. Aunque Lucía era muy pequeña, también se las regaló en los últimos años que pudo hacerlo. No llegó a llorar, ni por dolor, ni por lo emotivo que era ese tatuaje, pero sí que se percibía cierta emoción en ella.

Tuvimos suerte de encontrar hueco para que se lo pudiera hacer y ella quedó muy contenta con el resultado, subiendo algunas fotos a redes sociales, como venía haciendo durante todo el fin de semana, echándonos algunas juntos a todo lo que veíamos en las paradas que hacíamos. Por el camino estuvimos hablando del tema de los tatuajes y así llegamos al barrio del que hablaba antes, a Castlefield. Era un barrio precioso por aquellos canales que tenía y las casas colindantes, siendo un panorama típico de película de sobremesa en la que una pareja pasea tranquilamente por la zona. A Ángela de siempre le había encantado pasear, siendo algo que usaba en su día para desconectar cuando estaba agobiada por los exámenes de la carrera, actividad en la que yo me sumaba a ella alguna que otra vez. En esta ocasión era muy diferente, sobre todo por la tranquilidad que llevábamos, permitiéndonos así poder charlar distendidamente de varias cosas, volviendo esa normalidad a nosotros después de lo cortados que estábamos por la mañana.

Por su puesto, vimos el fuerte romano de la zona, siendo muy bonito e impactante por lo que contrastaba con todo lo que tenía alrededor, aunque el verdor de los jardines cercanos te hacía viajar al pasado en tu mente para ponerte un poco en la piel de las personas que vivieran en esa época. Después fuimos al barrio chino de Manchester, ya que nos pillaba relativamente cerca y según me contó Ángela, se trataba de uno de los más grandes de Europa, por lo que quería verlo y darse un paseo para ver si encontraba algo que le gustara. El arco que había allí era espectacular, aunque ella comentó que lo suyo habría sido ir de noche, porque dicho arco se iluminaba por completo, como me enseñó en imágenes que buscó por Internet, diciendo que debía ser impresionante, al igual que todo el barrio en sí por dicha iluminación en la que predominan los colores cálidos. Cuando acabamos y salimos, Ángela miró su móvil y torció un poco el gesto. Le pregunté qué ocurría y al parecer se había equivocado en el itinerario, porque había un sitio al que quería ir que ya nos quedaba muy lejos. Ya lo hacía antes de que los alejáramos del barrio donde estaba el fuerte, pero ahora ya lo hacía mucho.

Le pregunté qué era y ella me lo enseñó con su móvil. Se trataba de otro museo que efectivamente, quedaba muy lejos de donde estábamos y ella decía que era una pena, porque parecía ser muy interesante, pero que no nos daría tiempo a ir, verlo bien y luego volver al hotel para poder descansar un poco antes de irnos. Yo le propuse una solución bastante simple al sugerirle pedir un taxi, pero ella no estaba muy de acuerdo al ser algo caro, pero a mí no me importaba con tal de que no se quedara con las ganas de haber ido, así que pedimos uno para ir. De camino pensé que a mí me daba bastante igual, ya que se trataba de una galería de arte contemporáneo, a la vez que hacía de teatro, algo de lo que nunca he sido fan y de lo que no he entendido mucho. Pero ella estaba ilusionada con ir y había hecho el poder de ir a Old Trafford y aguantar las 2 horas que duró la visita guiada, así que se lo debía.

Hasta en taxi tardamos en llegar, pero mereció la pena una vez dimos con el lugar. Era bastante impresionante verlo desde fuera, dando la impresión de ser muy futurista por la estructura metálica, aunque tenía un arco similar en estructura al del barrio chino y que tenía al lado una torre bastante grande. Por dentro era más increíble aún por todo lo que tenía, haciéndose un momento bastante entretenido en realidad pese a lo que pensaba yo que podría ser. Ángela quedó encantada y yo también lo estaba, sobre todo por verla así a ella, pero es cierto que lo pasé bien. Al salir me preguntó qué quería hacer a continuación, a lo que yo le recordé que era ella la que había hecho el planning para hacer turismo. Entre risas, mi amiga decía que no tenía nada más para ver y que habíamos cumplido con todo lo que ella consideraba importante, pasando a decirme que si quería que fuéramos en taxi o andando para volver al centro. Yo no tenía problema con ninguna de las dos opciones y ella tampoco, y como vimos que era temprano para almorzar, pues decidimos volver paseando para ir haciendo hambre, acabado así en Albert Square para comer allí en los diferentes lugares que había para ello, ya fueran bares o puestos mientras disfrutábamos del ambiente y del gentío que había, a lo que acompañaba también el tiempo al haberse despejado esas nubes que amenazaban con arrojar lluvia el día anterior.

Cuando acabamos de almorzar, regresamos al hotel para descansar un buen rato, porque los dos íbamos contentos con la caminata de vuelta desde The Lowry, pero estábamos un poco cansados pese a ir con ropa y calzado cómodo. Ambos nos pusimos cómodos, recurriendo ella a ponerse un pantalón de pijama, aunque se dejó la camiseta de tirantes con la que salió por la mañana. Yo lo hice casi al revés casi al ponerme un pantalón más cómodo y quitarme la parte de arriba. Comentamos todo lo visto por la mañana y también le hizo una llamada a su madre para contarle cómo estaba yendo el viaje al que había ido, diciéndole que volvería por la noche a casa, aunque no muy tarde. Ella parecía muy contenta al hablar con su madre y es que parecía que iba a estar en dónde vivía ahora junto a su hermana, por lo que iban a estar juntas tan pronto como regresáramos.

También le dijo que tenía algunas sorpresitas paras las dos y que había hecho algo que llevaba tiempo con ganas de hacer, refiriéndose al tatuaje por la risita que lanzaba mientras se lo contaba. Por lo que podía percibir, su madre estaba enterada de su nuevo tatuaje por haberlo subido a redes sociales, habiéndoselo enseñado su hermana. Le molestó un poco que le chafara esa sorpresa, pero aun así decía que se moría de ganas por enseñárselo igualmente, acabando ahí la conversación después de haber estado hablando durante un buen rato. Al acabar, Ángela se acordó de que se tenía que echar crema en el tatuaje, una crema que compramos de camino una vez acabamos de ver todo. Me preguntó si se la podía echar yo al tener tanta experiencia con todos los tatuajes que tenía. Por supuesto, acepté, aunque le dije riéndome que no tenía mucha dificultad, aunque parecía más una excusa para que hubiera acercamiento entre los dos.

Evidentemente acabamos echando un buen polvete en el que empezamos con los besos, tumbándola yo para comerle el coño con una calma que no teníamos la noche anterior por lo caliente que estaba la cosa. Ángela se relajó y se dejó hacer bastante en lo que su piel absorbía la crema esparcida sobre su nuevo tatuaje. Le dije que teníamos que aprovechar, porque al volver ella tenía a su familia en casa y no se iba a venir a la mía para echar un polvo y hacerles esperar. Ella asentía con cara de excitación y sus cejas algo caídas, empujándome la cabeza ligeramente para que continuara con la comida de coño que le estaba haciendo. Juraría que ella no se quería correr, pero lo acabó haciendo a pesar de lo lento que iba yo para evitar eso mismo. Ángela movía sus caderas hacia arriba, como si su cuerpo estuviera formado por las olas del mar. Lo hacía muy sensualmente y me encantaba tenerle así, notando sus fluidos en mi boca hasta que me empujó un poco para que me apartara de esa zona. Pero lo que hice fue ponerme sobre ella para besarla, recibiéndome ella muy bien, agarrando mi polla para pajearme un poco, aunque cambiamos las tornas para que ella me la empezara a comer, estando yo ahora tumbado.

Yo sí que no me acabé de correr con su mamada, porque ambos estábamos muy cachondos y queríamos follar cuanto antes. Se montó sobre mí para follarme en esa postura que me volvía loco, aunque hicimos varias más al ir cambiando cada pocos minutos. Pero acabamos teniéndola yo a cuatro y dándole con fuerza desde atrás, con su coño mojadísimo y con ella gimiendo alto mientras sonaba el cabecero de la cama. Se retorció e irguió su espalda de manera muy sexy, apurando yo para acabar dentro de ella y quedándome con mi polla clavada en lo más profundo de su coño. Acabamos extenuados sobre la cama para respirar con ansia, quedándome yo mirando cómo su cuerpo recibía algún espasmo, lanzando ella un gemido lastimero con cada uno de ellos. Nos quedamos en la gloria después de ese polvo relajado y frenético por momentos, dándonos otra ducha para después ponernos a prepararlo todo para ir a media tarde al aeropuerto y empezar el viaje de vuelta a casa, llegando después de un vuelo bastante cómodo.

-Gracias por invitarme -me dijo Ángela dándome un abrazo una vez el taxi nos dejó en la puerta de su casa-. Me lo he pasado muy muy bien.
-No, no. Gracias a ti por haberme acompañado. Si no hubieras venido, no habría hecho nada de lo que hemos hecho. Gracias a ti he visto muchas cosas y me lo he pasado muy bien.
-Joder, ¿no habrías salido si hubieras ido solo?
-Sí, claro, pero no habría visto nada de lo que tú me has enseñado.
-Bueno, jejeje.
-De verdad, Ángela, muchas gracias por haberme acompañado. No te haces a la idea de lo fácil que me lo estás poniendo -dije dándole otro abrazo para besarle también la cabeza.
-De nada. Es lo mínimo que podía hacer -dijo apretando el abrazo.
 
Par de cínicos...:ROFLMAO::ROFLMAO:

Se lo pasaron follando, y al despedirse apenas se agradecen mutuamente por la compañía, los paseos y visitas que hicieron.:ROFLMAO::p

Bueno, tal vez como dice Carlos, no se atreven a demostrar mayores sentimientos, sin trascender las sensaciones fuera del sexo, van con cierta cautela.

Ojalá los motivos para ir a ese ritmo sean los mismos para ambos, y todo se trate de priorizar e invertir en una relación a largo plazo por sobre una de corto plazo.
Serían una pareja formidable, la conexión que han desarrollado hasta ahora es superior a lo que Javier tuvo con Elena.:banana1:

Se acuerdan de Elena...no???...sí esa...la del otro reencuentro!!! :dancer1:
 
Última edición:
Capítulo 646

La vuelta a casa fue un poco amarga por seguir con ganas de estar con ella, o más que eso, de no estar solo. De vuelta a casa paseando levando la maleta, empecé a recordar todo lo que hicimos ese fin de semana. Fue un plan de diez, el cual tuve suerte de vivir con una persona tan genial como Ángela. Aunque esperaba hacerlo con otra persona y seguramente lo hubiéramos pasado igual de bien, con mi amiga fue todo sorpresivamente bien para haber sido algo muy repentino. De no haber sido por ella, no habría hecho ni la mitad de lo que hicimos. Si acaso hubiera ido a Old Trafford y poco más allá de dar algún paseo en donde hubiera algo de ambiente. Pese a no parecerlo, los momentos de soledad eran duros y esa losa de haber engañado a una persona tan importante para mí, como lo era Valentina, mi pareja, era algo que iba a costar que desapareciera. Me jodía habernos separado, porque disfrutaba a más no poder con ella, pero lo que peor llevaba era el haber hecho daño a una persona que para nada se lo merecía y que había depositado su confianza en mí.

Cada vez que me quedaba absorto en mis pensamientos se me venía la misma escena en la que su marido me pedía que cuidara de ella, respondiendo yo de manera bastante infantil por estar picado. Después de quitar esa duda y ver que Valentina estaba decidida a seguir conmigo, me entró seguridad y me sobraba todo lo que él me pudiera decir, pero ahora veía que quizá debería haberlo escuchado más atentamente y no haber ido tan de sobrado. Pero no quería empezar a amargarme tras el fantástico fin de semana que acababa de tener lugar, por lo que me puse a pensar de nuevo en los momentos compartidos con Ángela. Lo que más se me venía era su permanente sonrisa durante todo el tiempo, excepto en el restaurante cuando sacó el tema de su padre, y también los momentos de cama. Hasta se me puso una sonrisa en la cara cuando recordé haber visto cómo le llamaba su amigo Finn mientras echábamos un polvo ese mismo día al ver su nombre en la pantalla.

Pero acabé rememorando dicho momento del restaurante. Seguía algo descolocado con aquello, por no tener ni idea de nada, teniendo que ser algo bastante difícil por lo que pasar siendo tan joven, como por lo de que no era algo que hablara mucho, sobre todo si no tenía confianza con la otra persona. Dijo que podía contar con los dedos de una mano a las personas con las que había hablado de ese tema sin contar a su hermana y a su madre y eso me hacía ver el aprecio que me tenía Ángela. Había perdido a una persona que quería mucho pese a no estar enamorado de ella, como lo era Valentina, pero había recuperado a otra a la que quería de la misma manera, o puede que más por conocernos desde hacía varios años. Ella se sentía casi más culpable que yo con lo que había pasado y se esforzaba enormemente por distraerme todo lo que pudiera para que no pesara tanto y pudiera desconectar. Siempre que podíamos quedar, lo hacíamos, o me invitaba a ir a cenar con ella y sus amigos o proponía algún plan, como en este último, que nos hinchamos a ver muchas cosas.

Ese momento un poco amargo por pensar en varios temas delicados se esfumó un poco cuando abrí la puerta de casa y me inundó el olor de Andrea, recordándome que había vuelto para vivir allí conmigo de nuevo durante el curso que estaba por empezar en pocos días. Aunque no estaba allí, como pude comprobar al no responderme nadie cuando la llamé y al no ver a nadie por allí tampoco. Pero ver algo en la cocina preparado para que me lo comiera para cenar, hizo que me entrara esa sensación de estar acompañado. Le di las gracias por WhatsApp en cuanto dejé la maleta en mi habitación, hablando un poco con ella, diciéndome que se había ido de casa a media tarde y que era cuando me había preparado aquello, porque comió allí e hizo de por más para mí para la noche. También me contó que se vendría a mediados de semana, porque a la siguiente ya empezaba las clases, pero que quizá se iba el fin de semana a casa para despedirse de todos por así decirlo, sobre todo de su hermano, aunque fuera mucho por casa durante todo el curso.

Cuando cené y limpié lo que usé, me puse a desmontar la maleta y lavar todo lo que me llevé, estando así entretenido para no pensar mucho en los temas que se me venían a la cabeza últimamente. Luego me marché al sofá un poco, aunque estaba cansado después de tanto paseo y del viaje, por lo que no tardé mucho en irme a la cama, aunque recibí mensajes de Ángela para mi sorpresa, pues después de haber estado juntos todo el fin de semana, no esperaba que me fuera a hablar tan rápido. En esos mensajes me volvía a dar las gracias por haberla invitado al plan del que habíamos vuelto hacía nada, aprovechando para invitarme a comer a su casa al día siguiente, ya que su madre se iba a quedar un par de días allí y me la quería presentar. La veía ilusionada con aquello, por lo que acepté, aunque a mí me daba un poco de corte. Quizá Ángela lo notó y me dijo bromeando que no tenía que preocuparme por su hermana, porque con su madre por allí, no iba a hacer el tonto con nosotros como lo había hecho en la playa.

Así que ya tenía plan para el día siguiente, el cual empezó como solía ser lo más normal, yendo yo al gimnasio bien temprano para entrenar, luego volver a casa, ducharme, desayunar e ir a la academia. Ya estábamos más tranquilos por allí, porque esa misma semana empezaban las recuperaciones para todos los que habían suspendido, así que no teníamos tanto lío. Mi jefa me abordó para comentarme que el mes de septiembre solían tenerlo flojo por lo mismo, porque ya las recuperaciones habían llegado y todo el mundo solía dejar ese mes como toma de contacto para el nuevo curso, dejando para el siguiente apuntarse para recibir clases particulares. Así que la cosa iba a estar tranquila aquel mes, pero aún teníamos a lo de los cursos, contándome ella que me mantendría a mí para seguir dándolos y que ya iríamos organizando los nuevos horarios, porque tenía que darles vacaciones a otros compañeros míos.

De hecho, salí antes de tiempo de trabajar y me vino bien para dejar en la tienda lo que me dejaron para poder jugar en el torneo del pasado sábado, aunque me lo podía haber ahorrado para lo que hice. Y ya que estaba por esa zona de la ciudad, me di un paseo y compré unos dulces para el postre y no ir así con las manos vacías a la invitación que me hizo Ángela. Llegué sobre la 1 y media de la tarde, abriéndome ella y dándome un buen abrazo, encontrándome seguidamente a su hermana, quien también me saludó de manera afable. Al parecer le había caído bien. La madre de mi amiga se encontraba en la cocina, terminando de preparar nuestro almuerzo. Allí nos presentó Ángela, encontrándome a una mujer muy cercana que además de los dos besos típicos, me dio un buen abrazo, pasando a decirme que su hija Ángela le había hablado de mí alguna que otra vez.

Continuamos charlando en el salón, donde nos pusimos a comer, disfrutando de lo que ella había preparado. Hablamos de muchas cosas, interesándose la madre de mi amiga en lo que yo hacía para ganarme la vida, pidiéndome que le hablara de los tiempos de universidad, para ver si había algo que su hija le hubiera ocultado, aunque entre risas y una complicidad muy bonita de ver entre ellas. También les estuvimos contando cómo fue el viaje a Manchester, todo lo que estuvimos viendo, con la suerte de ser casi todo gratuito de visitar. Estaban muy interesadas en lo que les contábamos, pidiendo detalles y diciendo Lucía que tenía que hacer ese viaje con sus amigas. Mi amiga y su hermana parecían otras delante de su madre, porque no se chinchaban la una a la otra. No es que estuvieran abrazadas y dándose besos, pero no tenía nada que ver con la forma que tenían de comportarse en ese fin de semana que pasamos en la playa los tres.

Me dieron las gracias por haber llevado aquello y nos despedimos, porque yo tenía que regresar a la academia para seguir con el trabajo. Ángela me despidió en la puerta, diciéndome de quedar otro día, aunque no concretamos nada, pero me dijo que mientras su madre estuviera por allí, no nos podríamos ver para pasarlo bien. Y tampoco le parecía bien irse y dejarla allí cuando había ido un par de días para pasar tiempo con las dos. A mí me parecía bien, pensando que llevaba razón, así que le di un beso en la mejilla después de darnos un abrazo y me marché para continuar con las clases. Allí estuve pensando en cómo había ido la cosa, siendo mucho mejor de lo que imaginaba al no ser incómodo y ser ella tan cercana. Y lo mejor de todo era el comportamiento de Lucía, quién parecía otra, aunque habría que ver si le duraba una vez su madre se fuera, pero no pensaba que yo tuviera que aguantarla mucho.

El martes por la noche me diría de salir con ella al irse su madre el miércoles por la mañana. Pero tendría que ser por la noche, porque con ellas dos por allí saliendo y entrando y teniendo ella que acompañarlas al conocerse mejor la ciudad no había tenido todo el tiempo que ella quería para trabajar, así que ese día se pondría en serio para recuperar el tiempo perdido tanto el lunes como el martes. El problema era que teníamos que hacerlo con sus amigos, aunque ella me dijo que podíamos ir los dos a cenar si no me caían muy bien, pero me negué a eso. No quería que dejara de ver a sus amigos por mí. Además, no íbamos a estar horas con ellos, siendo como la otra vez, incluso teniendo pinta de que no saldríamos después a tomar nada. Otro problema que surgió fue que no podíamos irnos a su casa después al estar su hermana allí, pero no había problema, porque podíamos ir a la mía sin que nadie nos molestara.

O eso pensaba yo, porque al regresar de trabajar el miércoles al mediodía, me encontré allí a Andrea. Se me había pasado eso que dijo de que vendría a mediados de semana, pensando yo que iba a ser el jueves más que ese mismo día. Me encantaba tenerla allí y de hecho, me la encontré preparando algo de comer para los dos. Me dijo que había venido a media mañana y que había aprovechado para ir a comprar cosas al pequeño supermercado que teníamos cerca de casa. Pero también era una putada, porque tenía muchas ganas de verme con Ángela para poder echar un polvo tranquilamente, porque tanto el lunes como el martes nos calentamos por mensaje y con alguna imagen por WhatsApp. Ya veríamos lo que hacíamos, pero por lo pronto estaba con Andrea, charlando y preguntándome cómo me iba en el trabajo, explicándole yo las novedades de horarios y cómo ahora teníamos a menos gente.

Le pregunté qué iba a hacer lo que quedaba de día, contestándome ella que no tenía ni idea. Dijo que seguramente estaría allí toda la tarde tranquilamente viendo alguna película o serie, porque echaba también de menos ese silencio y tranquilidad que tenía durante el curso pasado mientras vivía conmigo. Me contaba que como no coincidíamos mucho por nuestros horarios al estar ella en clase por la mañana y yo trabajando por la tarde, parecía que vivía sola, y así era la mayor parte del tiempo. Me contaba que echaba de menos esos momentos de tranquilidad de poder ver algo sin ruidos de fondo o sin que la llamaran para algún recado. Decía que el silencio era de lo que más echaba de menos de los meses que vivíamos juntos, no estando yo del todo seguro por alguna que otra vez en la que acabé encamado con alguna chica y tuvo que oír algo a la fuerza al no ser las paredes de casa tan gruesas, porque cuando ella hablaba por teléfono oía un murmullo bastante alto, aunque no podía distinguir nada de lo que decía, pero se oía.

Antes de irme a trabajar, nos quedamos reposando la comida en el sofá mientras mirábamos la tele, sin que hubiera nada muy interesante. Aunque al parecer ella estaba muy atenta a lo que hacía yo, porque me llamó la atención diciéndome que estaba muy callado y pensativo por las caras que ponía y por cómo se me perdía la vista en el infinito. Comenté que era algo que me pasaba mucho últimamente, interesándose ella por qué me pasaba eso. No se me ocurría nada para escabullirme de esa situación y la verdad es que la consideraba una amiga y una persona importante para mí, por lo que le acabé contando la verdad. Le conté que Valentina y yo nos hicimos pareja a finales de julio. Comenté que por una serie de circunstancias, acabó surgiendo y que dimos ese paso. Andrea parecía atar cabos y ver por qué me encontraba así de callado y pensativo según ella. Y por si tenía alguna duda, yo terminé de despejarla, recordándole que le engañé con otra chica y que me dejó como consecuencia. Le volvió a sorprender bastante que yo hiciera eso y me preguntó por qué lo hice de nuevo. Le empecé a contar que se trataba de una persona muy especial para mí, prestándome ella mucha atención y pidiendo detalles que yo le di sin mucho problema, porque ya teníamos bastante confianza como para hablar de ciertos temas, aunque no preguntó nada raro, simplemente se interesó por el tipo de relación que teníamos Ángela y yo en tiempos de estudios, ya que ella nunca había tenido algo parecido más allá de su noviazgo.

Andrea me fue franca al darme su opinión, diciendo que no le parecía nada bien que hubiera hecho eso, pero por otra parte entendía que me fuera más difícil resistirme al no estar enamorado de Valentina según yo. En su opinión, la situación debía ser muy difícil de gestionar en esas circunstancias, pero también pensaba que hubiera sido tan fácil como haber quedado para tomar un café al día siguiente en una cafetería y no llevarla a casa, aunque se dio cuenta de que no fue algo premeditado al llevarla allí, sino que fue más un impulso. Aun así, seguía pensando que había estado muy mal y yo no hacía objeción alguna, dándole la razón, cosa por la que ella se sorprendía, pasando a preguntarme qué me tenía tan pensativo entonces si no estaba enamorado de ella. Le conté que no estarlo, no significaba no quererla como yo la quería y que me molestaba mucho hacerle ese daño tan grande a una persona que no se lo merecía para nada, sobre todo después de lo todo por lo que había pasado, siendo algo que quizá debería haberme ahorrado, porque ella me pidió detalles de eso y yo tuve que darle alguno para que tuviera algo más de contexto.
 
Despejada mi duda acerca de la madre de Ángela. ;)

Hay una serie de contradicciones que Javier manifiesta a cada momento que reflexiona.

"Aunque esperaba hacerlo con otra persona y seguramente lo hubiéramos pasado igual de bien..." - En verdad lo cree? :unsure:

"De no haber sido por ella, no habría hecho ni la mitad de lo que hicimos." - refiriéndose a Ángela.

Al menos reconoce haber actuado de forma inmadura gestionando lo de Valentina. Algo es algo. :rolleyes:

Volverán a salir junto a sus amigos, estando Finn presente es probable que ocurra algún hecho que les enturbie la noche, en especial a Javier.:oops:


Puede ser una ocasión ideal para mostrar al entorno de ella que tanto está interesada en Javier,

Lo que sin duda será esclarecedor, es el comportamiento que Ángela mantenga con uno u otro. :salido1:
 
Sin que se me ofenda el creador del personaje de Javi: La verdad es que por momentos se comporta como un adulto responsable y de repente, hace reflexiones propias de un niño.
Puedes autoconvencerte que para ti está siendo dura una ruptura, cuando te has pasado una semana en Ibiza y a continuación un fin de semana en Manchester, de festival sexual con la chica con la que engañaste a tu pareja?.
Es que me sabe mal haber engañado a Valentina, ella no se lo merecía... Esto: Voy a llamar a Ángela, a ver si se me pasa.
Si Valentina o alguien cercano, tuviera acceso a las redes sociales de Ángela, veria en las fotos que el pobre Javier está desolado.
 
Capítulo 647

Con tanto hablar, se me hacía tarde y me tenía que ir, dándome ella un abrazo, porque me veía arrepentido de haber hecho eso y ocasionar tal daño en lo que ya era mi expareja. Además del abrazo, me dijo que si necesitaba distraerme, hablarlo, o lo que fuera, que podía contar con ella ahora que iba a estar por ahí, dándole yo las gracias y riendo un poco mientras le decía que la persona con la que la había engañado estaba en el mismo plan, quedando ella un poco alucinada. Me preguntó si me seguía viendo con ella y yo le dije que por supuesto, porque era alguien importante para mí y ahora que no tenía pareja, no tenía ningún impedimento para verme con ella de esa manera, porque ambos nos atraíamos nos queríamos ver para eso muchas veces además de para pasar tiempo juntos como amigos. Me llegó a preguntar si estábamos juntos, negando yo y comentándole que solamente me estaba ayudando a pasar un mal trago al pasar tiempo conmigo para distraerme, porque se sentía muy culpable por lo que había ocasionado y porque también se preocupaba por mí al ser mi amiga.

Andrea flipaba un poco con mi relato de lo ocurrido en los meses en los que ella estuvo ausente, quedándose sentada en el sofá, mirando a un punto fijo. Me despedí de ella diciéndole que tenía que ir a trabajar y que no se preocupara por mí tanto, asintiendo ella con cara todavía de estar más pensando en sus cosas que escuchándome. También le comenté que no me esperara para cenar, porque precisamente había quedado con ella para hacerlo fuera con sus amigos, siguiendo ella con esa cara y moviendo su cabeza para decirme que me había escuchado. Así me fui a la academia, riendo un poco por la reacción de Andrea a todo lo que le conté, aunque la cara que puso cuando me dio su opinión sí que daba qué pensar, porque se puso seria y me miraba de manera muy intensa, notándose que estaba hablando algo serio. Aunque cuando llegué me despejé bastante al empezar las clases, porque ahora tenía nuevos grupos a los que llevar y tenía que estar pendiente de todos para ver cómo iban y demás.

Algo pasadas las 9 de la noche, una vez salí de trabajar, fui a casa de Ángela para recogerla. Por el camino pensé si pasar por casa para cambiarme e ir más formal, aunque no iba tan mal, porque antes de irme me cambié de ropa y me puse unas bermudas más de vestir, al igual que un polo. Con eso debía ser suficiente para no chirriar a los amigos algo estirados de Ángela, porque eran bastante pijos. Ella bajó preciosa de su piso con un vestido de verano y unas sandalias planas, dándome un beso en la mejilla y un abrazo en cuanto me vio, poniéndonos en marcha para ir al bar de la otra vez. Esta vez me relajé y me dejé llevar para que no se me hiciera tan coñazo como la otra vez. Me animé a dar mi punto de vista en alguna ocasión pese a ser temas aburridos para mí, en donde abundaba la política, como en la reunión anterior. Lo más entretenido me tenía era ver a Finn picadísimo conmigo, dando una opinión opuesta a la mía siempre que lo hacía, aunque lo hacía de manera argumentada, pero se notaba que estaba picado conmigo.

En una de estas, Ángela fue al baño, excusándome yo para ir también y pedirme otra cerveza de paso, aunque lo que realmente hice fue seguir a Ángela para colarme con ella y agarrar su mano para meternos junto en uno de los compartimentos. La empecé a besar, haciendo que ella le entrara la risa, preguntándome qué me pasaba. Estaba muy claro: estaba muy guapa y le tenía ganas desde hacía un par de días. Ella me susurraba que también tenía ganas, pero que podíamos esperar un poco más para cuando nos fuéramos a mi casa, pero yo no la escuchaba, porque la besaba por la cara y el cuello, desabrochando los primeros botones de su vestido para subirle el sujetador y comerle las tetas durante unos segundos. Se le pusieron los pezones de punta y ella me pedía que parara, porque no quería calentarse de por más, aunque yo no le hice mucho caso. Solo paré cuando me puse de rodillas para subir su falda y apartar su tanga un poco a un lado para comerle el coño brevemente.

Ella reía de manera muy baja, pero se dejaba hacer también y por momentos sentía cómo le temblaban un poco las piernas. No pude esperar más y me puse de pie, sacándome la polla al bajar un poco mis pantalones y mis boxers después de desabrochar cinturón, botón y cremallera, dándole la vuelta a ella para metérsela desde atrás. Lanzó un gemido con su boca cerrada, pero más alto de la cuenta, por lo que le puse la mano en la boca para indicarle que no hiciera ruido. No fue mucho tiempo el que estuvimos en el baño, pues la follé durante un par de minutos, lo justo para matar el gusanillo y quedarnos con ganas de más para después. Ni siquiera nos llegamos a correr, y eso que le propiné un par de buenas embestidas, apretando yo su boca por si se le escapaba algún gemido más. Se la saqué y le di la vuelta para besarla de nuevo, diciéndole que me moría de ganas por seguir, pero que ya lo haríamos después, pidiéndole que no tardara mucho para no llamar la atención.

Entré en el baño de hombres después de acomodármela bien y salir para echarme un poco de agua en la cara por el calor que me entró a causa de la excitación y de estar aún en verano. Fue muy fácil pasar desaparecido al llevar el polo suelto y al ser de color oscuro, ocultando bastante bien la erección que aún tenía y que se terminó de relajar en lo que iba a la barra y me pedía la cerveza que dije que pediría, sin que los demás me pudieran ver desde donde estaba. Ángela tardo unos minutos más en salir y la pobre no podía evitar ocultar esas chapetas que le salían cuando se excitaba y que más intensas se volvían cuando empezaba a follar. Y Finn parecía olerse algo, pero a mí me daba bastante igual. El problema era suyo y de nadie más, porque Ángela no le daba la bola que él seguramente querría. Y desde luego, yo no iba a quedarme quieto en esa situación pudiendo disfrutar de una chica tan increíble y atractiva como ella.

Tan picado estaba, que ni siquiera se despidió de nosotros. Bueno, de nosotros y de más de la mitad del grupo, porque él se acabó lo suyo rápido y fue al baño junto a alguno que otro más y no volvió. Ángela ni se dio cuenta de ese detalle por lo que podía intuir y no tardamos mucho más en irnos, yéndonos los dos con otras dos personas más, pero dividiéndonos finalmente. Ángela reía mucho por lo que había pasado en el bar, reconociendo que le había gustado y que le había pillado mucho por sorpresa, pasando a decirme que me prepara, porque me iba a enterar en cuanto llegáramos a casa. Aunque le comenté que no podríamos ser tan fogosos, porque mi compañera de piso había vuelto y ya no estaba solo en casa, sorprendiéndose ella. Pensé que ya lo sabía, ya fuera porque se lo había contado yo por la cantidad de cosas que habíamos habido, o porque lo había hecho Irene, pero no terminó de ser así, pasando a decepcionarse un poco por no poder pasar la noche que ella tenía pensada, aunque le prometí que estaría muy bien igualmente.

Al entrar en casa, nos encontramos a Andrea sentada en el sofá, viendo la tele y comiendo un poco de helado de una tarrina. Tenía un poco de vergüenza a juzgar por lo sonrojada que se puso, levantándose para saludar y darle dos besos a Ángela mientras yo las presentaba. Ella le saludó de manera muy alegre, aunque Andrea también lo hizo, pero estaba en plan tímida. Nos sentamos los tres en el sofá mientras yo sacaba algo para beber para Ángela y para mí, negándose Andrea a que le llevara algo, porque no le apetecía. Ellas empezaron a hablar para conocerse, con una Ángela muy extrovertida, como siempre y con Andrea abriéndose rápidamente y yéndose esa vergüenza que le entró cuando entramos en casa. Llegó a un punto en el que parecía que se conocían de toda la vida, cosa que me encantaba, aunque con Andrea siempre había sido muy fácil todo cuando le presentaba a mis amistades.

Andrea se acabó retirando no mucho más tiempo después, diciendo que nos dejaba intimidad, aunque nosotros le dijimos que no hacía falta que no se marchara si no quería. Pero ella se acabó marchando de todas formas, comentando que al día siguiente quería madrugar para ir a la universidad y consultar algunas cosas, además de que quería ir echando un vistazo a sus nuevos manuales para ver que le tocaba estudiar el curso que estaba por empezar. Así que nos dejó solos, acomodándonos Ángela y yo un poco mejor para empezar a darnos algún beso. Mis manos no tardaron mucho en ponerse sobre sus muslos para empezar a acariciarlos, subiendo por ellos amenazantes de dónde podían acabar en un rato. Ella sonreía y reía también, aunque se reprimía bastante para no hacer ruido. Pero me sorprendería mucho con el tema de conversación que me sacaría después de decirme que le había caído muy bien mi compañera de piso.

-Se me ha olvidado contarte una cosa... Jajajaja.
-¿El qué?
-He estado hablando con Cintia.
-¿En serio? ¿Al final le has hablado?
-No, no. Si fue ella la que me empezó a hablar.
-Joder. Parece que le has gustado.
-Pues sí. Bastante. Estuvimos hablando durante un buen rato.
-¿Cuándo?
-Hoy. Sobre las 4 o así.
-¿Y cómo ha ido la conversación?
-Muy bien. Me llamó para preguntarme de dónde era la ropa que llevaba cuando nos encontramos -dijo haciendo el gesto de unas comillas.
-Ya, seguro.
-Jajajaja, sí. Y hemos empezado a hablar y me ha dicho si quiere que nos veamos este viernes por la noche para salir de fiesta juntas.
-¿Y vas a ir?
-Sí. ¿Por qué no? -preguntaba riendo.
-Pues porque... Ángela, ten cuidado.
-Ya, ya. Si yo no tengo pensado estar mucho.
-Es una chica desequilibrada. Lo mismo es un encanto, que te quiere sacar los ojos. Bueno, olvida eso de que es un encanto...
-Pero fue así contigo porque estaba muy pillada por ti y tú le diste largas. Yo no le he hecho nada para que me trate mal.
-Ya, bueno...
-¿No te gustaría verme con ella en la cama? -me preguntó muy bajito, acercándose a mí para rozar nuestros labios y poner su mano sobre mi paquete.
-Joder... ¿Cómo no voy a querer? -respondí excitado.
-Claro que quieres verlo. Sé que lo que has hecho hoy tiene algo que ver.
-Ah, ¿sí?
-Claro, porque lo que me has hecho en el baño es justo lo que te describí que me gustaría que ella me hiciera. Ha sido muy parecido.
-Me has pillado.
-Aunque eres un ansias y me has acabado follando.
-Sí.
-Y me ha encantado. He estado a punto de tocarme para acabar allí, pero me he controlado para poder terminar lo que hemos empezado aquí.
-Has hecho bien, porque te voy a reventar.
-Uff... Pero no quiero que nos oiga tu compañera de piso.
-Ya. Te tendré que tapar bien la boca -dije dándole un beso.
-Sabes cómo calentarme.
-Sí. Tus tetas son la llave para llevarte a donde quiero. Si ya tienes los pezones de punta otra vez. Y seguro que estás mojada otra vez.
-¿Y si no he dejado de estarlo desde que me has hecho eso?
-Puede ser.
-Eres un poco cabrón, porque seguro que me lo han notado los demás.
-Has vuelto un poco roja. Eso es verdad. Pero con el interés que tenían en su conversación, seguro que no se han dado mucha cuenta. Quizá alguno que otro...
-Eres un capullo -dijo dándome un manotazo mientras negaba con la cabeza, aunque con media sonrisa.
-¿Yo? ¿Por qué? -pregunté haciéndome el loco.
-Lo sabes de sobra.
-Mmm, no caigo...
-Lo dices por Finn.
-Ah...
-Está enfadado conmigo.
-Pues que respire hondo.
-Si ya le he dicho lo que hay. No tiene derecho a decirme nada, porque no éramos nada.
-Se ilusionó, ¿verdad? Pues culpa suya cuando tú le dejaste claro desde el principio lo que había.
-Ya, bueno...
-Mira, yo voy a dejar de hacer esto porque él esté picado. Que espabile.
-¿Espabilar?
-Si te follara como te mereces, lo verías más.
-Ah, jajajaja. ¿Y crees que tú cumples eso?
-No lo creo, lo sé. Soy el que mejor te ha follado en tu vida. ¿O no te has dado cuenta de cómo te tiembla el cuerpo cuando lo hago? Y con lo que hemos hecho el fin de semana pasado, más todavía.
-Qué creído te lo tienes.
-Sabes que es verdad.
-Puede... -dijo sentándose sobre mí con una pierna a cada lado.
-Reconócelo.
-Jajajajaja. Qué duro estás ya.
-Hazlo -dije poniéndome serio.
-Oblígame -siguió desafiante.
-En cuanto entremos en mi habitación -dije apretando su culo con mis manos, aunque lo solté para desabrocharle los primeros botones de su vestido y poder sacarle las tetas para comérselas.
-Esperaba, espera -decía ella riendo y algo acelerada.
-No. Ya no me espero más.
-Es que te tengo que contar otra cosa.
-¿El qué?
-Irene también me ha llamado.
-¿Sí? ¿Para qué? -pregunte mientras le besaba el cuello.
-Para charlar, que hacía mucho que no lo hacíamos.
-Am...
-Me ha dicho que vayamos a su casa el sábado. Que llevamos mucho sin vernos y eso...
-¿En serio?
-Sí. ¿Por?
-Estaba un poco picada ella también conmigo.
-¿Por qué?
-Por haberle puesto los cuernos a mi ex. Estaba colada por ella.
-Jajajajaja -reía bajito y de forma aguda-. Me lo creo.
-Mira que le dije que no iba a hacer nada con ella, pues aun así, se ha enfadado un poco. Bastante que le vio las tetas.
-¿Sí? Jajajajaja.
-Fue por un problema con un bañador, no fue queriendo. Se le escaparon y ella se las vio. Te puedes imaginar cómo se puso.
-Sí. Me lo imagino.
-Pues me parece raro, porque a mí no me ha dicho nada.
-A lo mejor tiene alguna sorpresa.
-¿Sabes algo?
-No. Pero conociéndola y sabiendo que casi siempre que nos hemos visto hemos acabado...
-Luego la llamo -dije levantándome, con Ángela abrazándose a mí mientras reía bajito de manera encantadora.
 
Sin que se me ofenda el creador del personaje de Javi: La verdad es que por momentos se comporta como un adulto responsable y de repente, hace reflexiones propias de un niño.
Puedes autoconvencerte que para ti está siendo dura una ruptura, cuando te has pasado una semana en Ibiza y a continuación un fin de semana en Manchester, de festival sexual con la chica con la que engañaste a tu pareja?.
Es que me sabe mal haber engañado a Valentina, ella no se lo merecía... Esto: Voy a llamar a Ángela, a ver si se me pasa.
Si Valentina o alguien cercano, tuviera acceso a las redes sociales de Ángela, veria en las fotos que el pobre Javier está desolado.
Hola, buenas tardes.

Pues yo creo que has descrito perfectamente al personaje...

Creo que todos los que seguimos este relato pensamos que sí, que tiene una vida sexual muy interesante, pero unos problemitas en la cabecita de arriba...

Yo.... sigo esperando que se cierre el arco de Sara, lo siento, pero ahora es lo único en lo que pienso relativo a este relato.

Saludos y gracias

Hotam
 
Por lo visto, el turno de Finn ya fue, ahora toca Javier.

Tengo la idea que en el aspecto sexual Ángela puede ser más liberal y desinhibida que Javier, con un grado mayor de atrevimiento y curiosidad.

Su bisexualidad juega a su favor, duplicando la posibilidad de encontrar placer, y si sumamos que de 0 a 100 va con mucha rapidez y facilidad, resulta ser una hembra con gran poder sobre ambos sexos.

Lo de Cintia puede resultar en una gran salida para Ángela, nunca hizo daño a mujeres, lo más que podría afectar a Javier sería que se monten una memorable sesión de sexo con múltiples invitados sin estarlo él. :follar1::lamidaculo1::bdsm1::babeando1:

Lo de la reunión con sus íntimos más que seguro será memorable, Irene y Ángela lo incendiarán todo. :banana1:






Mientras, dispuesta a asumir el resultado de sus malas decisiones, se apronta a tomar ese vuelo de regreso en compañía de D...
 
Hola, buenas tardes.

Pues yo creo que has descrito perfectamente al personaje...

Creo que todos los que seguimos este relato pensamos que sí, que tiene una vida sexual muy interesante, pero unos problemitas en la cabecita de arriba...

Yo.... sigo esperando que se cierre el arco de Sara, lo siento, pero ahora es lo único en lo que pienso relativo a este relato.

Saludos y gracias

Hotam

Elena no?
 
Hola, buenas noches.

Hummmm. No, creo que no. ¿La chica que conoce del juego de cartas en la tienda no era Sara? La que empezaron el juego y al final no quiso terminarlo por guardarle fidelidad a Valentina. Igual me estoy equivocando, pero creo que era Sara, a la otra muchacha ya la tiene en la lista de Completado.

Me cae bien esa chica, y creo que esa historia podía darnos unos buenos ratos...

Saludos y gracias.

Hotam
 
Hola, buenas noches.

Hummmm. No, creo que no. ¿La chica que conoce del juego de cartas en la tienda no era Sara? La que empezaron el juego y al final no quiso terminarlo por guardarle fidelidad a Valentina. Igual me estoy equivocando, pero creo que era Sara, a la otra muchacha ya la tiene en la lista de Completado.

Me cae bien esa chica, y creo que esa historia podía darnos unos buenos ratos...

Saludos y gracias.

Hotam
Toda la razón. (y):adorar1:
 
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