Reencuentro con Elena

Uf!! Angela siente mucho por Javi, parece que nunca le ha olvidado y sigue enamorada de él, o al menos eso me da a entender por los gestos que tiene hacia Javi. Solo espero que no resulte dañada nuevamente por Javi, porque este no se entera ni teniendo los planos delante.

Que forma de deprimirse este Javier, vengan años de depresión.:banana1:
 
Con Ángela la química sexual es explosiva, como conejos estarán en espera de la llegada de la hermana.

Se ve muy intenso lo que sucede entre los dos...mmmhm, a veces eso puede jugar en contra de una relación más estable y duradera.:unsure:

Sucede que tienden a hipersexualizar la relación, provocando un permanente estado de elevada sensibilidad y alta respuesta al sexo, en sencillas palabras "siempre andan calientes".
:babeando1:


Aunque parece contradictorio, cuanto más acostumbras a estar sexualmente bien atendida a tu pareja, crece un mayor riesgo de traicionar esa relación.

Cualquier cambio en la intensidad y calidad, sea distanciamiento, estrés laboral o familiar, lo que sea, les puede terminar redirigiendo en busca de alternativas para compensar ese estándar.

Siendo una apuesta arriesgada, me atrevo a asegurar que arrodillado volverá con Valentina.:cautious:
 
Capítulo 627

La volví a besar, estando como drogado por el subidón que tenía en el cuerpo con la situación que se montó en general. Ángela se me abrazó con todas sus extremidades y puso más intensidad al beso, el cual pasó de nuevo a ser un morreo. Me moría de ganas por metérsela ya, pero a la vez, quería esperar un poco más para mentalizarme de hacerlo bien y centrarme en disfrutarlo sin llegar a pensar en nada más. Pero lo más importante era que debía llevar mucho cuidado para que no se me escapara nada dentro de ella, porque se podía quedar embarazada y yo estaba demasiado excitado con ese detalle que tanto me gustó, por la mamada que me hizo antes y por lo que me gustaba mi amiga. Así que pasé a besarle el cuello, dejándose ella hacer para incorporarme después y echar un poco de saliva en mis dedos para esparcirla tanto por su raja, como por mi glande.

Estaba nervioso, muchísimo. Tanto, que sudaba bastante. Ella me miraba con una sonrisa tierna esta vez, como si estuviera muy vulnerable en ese momento. Tras preguntarle si estaba segura de hacerlo así, me dijo que sí, pero que llevara mucho cuidado. Conforme empecé a acariciar su zona más íntima con la mía, Ángela comenzaba a respirar más rápidamente. Estaba cachonda de sobra como para que le fuera placentero, pero también nerviosa, seguramente más que yo. Me rocé con sus labios exteriores e interiores en numerosas ocasiones, volviendo a notar cómo se mojaba ella al segregar fluidos. Y por fin se la empecé a meter. Lo primero, obviamente, el glande, el cual dejé metido en su orificio durante unos segundos, quedándome quieto. Al ver que todo iba bien, lo saqué para volver a meterlo y hacer así una pequeña penetración que me sabía a gloria. Y a ella también por cómo se mordía el labio y cerraba sus ojos. Pero no tardé mucho en meterla por completo a un ritmo más normal que lo lento que cabría esperar en ese momento.

Fue increíble hacerlo así para mí. Notar así a Ángela era tan diferente a como lo habíamos hecho siempre, que parecía que era nuestra primera vez. Sentía un calor tan único para las veces que había entrado ahí ya a esas alturas que me hizo estremecer. También mucha humedad, como ya conocía bien al lubricar ella bastante bien. Ángela por su parte lanzó un extraño gemido una vez llegué al final. Hasta arqueó su espalda, poniendo sus manos en sus tetas. Me quedé apoyado sobre mis manos sobre ella para observarla, estando preciosa, aunque deseaba que abriera los ojos, como acabó haciendo. Mirarnos en ese momento era lo único que necesitábamos para comunicarnos y estaba claro lo que ella quería, que no era algo muy diferente a lo que yo tenía en mente. Por eso me empecé a mover, lento, pero constantemente, haciendo que ella levantara sus piernas para abrirse más a mí.

Era imposible no apretar para darle con más intensidad teniéndola así y viendo lo preciosa que era y lo buena que estaba. Mis ojos recorrían su cuerpo, pero donde más me paraba era en sus ojos, tan raros de color como preciosos y en ese nuevo detalle que me tenía con la sangre hirviendo. Llegamos a un punto en el que la estaba follando de verdad, ocasionando que el cabecero retumbara contra la pared y que nuestras carnes manifestaran nuestro encuentro con ese sonido tan característico de palmadas con cierta humedad. Humedad que notaba chorrear por mis huevos cuando tocaban su cuerpo. Ángela me animaba a seguir e incluso a darle con más fuerza. Y yo encantado lo hacía, porque mi cuerpo como que me pedía más pese a poco poder hacer a esas alturas. Mi amiga gemía de manera algo aguda, cosa que me encantaba y también he de reconocer que a mí se me escapaba alguno que otro bastante alto, algo raro en mí, que siempre me limito a bufar, resoplar o jadear.

Llegados a ese punto, era inevitable que se acercara el clímax y menos mal que era consciente de que estaba muy cerca y de cómo lo estábamos haciendo, porque las consecuencias podrían haber sido desastrosas. Me salí de ella cuando noté un cosquilleo intenso en mis huevos, sacándola de inmediato para no terminar dentro de ella. Ángela murmuró con cierta ternura y molestia a la vez, pasando a dejar su cuerpo relajado sobre la cama mientras yo decía que casi me había corrido dentro de ella. Hasta me levanté de la cama para que se me pasara un poco, viendo como tenía la polla brillante por los fluidos de ella y como se resbalaban por mi cuerpo. También me daba su olor íntimo y la verdad es que no ayudaba a que me calmara, porque me ponía muy burro. Ángela me preguntó si estaba bien, contestándole yo que demasiado, provocando su risa para después decirme que me sentara en la cama y me tumbara a su lado, cosa que hice después de beber agua de la botella que se trajo.

Ángela acariciaba mi sudoroso cuerpo, mirándome con atención y con los ojos muy abiertos para haberse dormido un poco hacía un momento. Yo la miraba, pero cambiaba al techo para tratar de tranquilizarme un poco. La notaba con ganas de seguir, con muchísimas, al igual que yo, pero necesitaba un pequeño respiro. Ella tenía tantas ganas, que echó mano a mi polla para pajearme un poco, pero le tuve que decir que así no ayudaba entre risas. Cambió su manera de tocarme al poner su mano sobre mi pubis y acariciar mi vello, pasando a acercarse más a mi cuerpo para darme algún beso en el hombro o en los labios. Pero la notaba impaciente de seguir y yo me moría de ganas también por hacerlo, pero no veía responsable seguir de esa manera, por eso se lo dije, diciéndome ella que un poquito más y que quería follarme ella a mí. Tras discutirlo un poco, acabé aceptando, pero con la condición de comérselo un poco antes para que se me fuera la sensibilidad que tenía por las zonas bajas. Ella me pidió que no lo hiciera con mucha intensidad, porque tampoco quería acabar de esa manera.

Así que me puse entre sus piernas para pasar mi lengua por su coño. Me resultaba increíble lo empapada que estaba, porque tenía sus ingles y nalgas muy húmedas y hasta algo pegajosas. Se lo comenté y ella reía, pasando yo a besarle el pubis. Ángela se estremecía para no estar recibiendo un estímulo claro, pero era porque le hacía cosquillas. Yo no podía parar de decirle que me encantaba cómo lo llevaba, ganándome sus risas de nuevo. Pero seguí jugando un poco más antes de continuar, pasando mi lengua varias veces más, aunque evitando su clítoris, porque sabía que ahí acabaría la cosa si me centraba mucho en él. Aunque opté por tomar una ruta diferente. Nunca habíamos jugado con su culo. Y no era por falta de ganas por mi parte, pero no terminaba de ver a Ángela disfrutando de ello por cómo era ella, aunque es verdad que cuando nos veíamos de manera más regular yo no era tan atrevido como para sugerir explorar esa zona con una chica.

Ángela lanzó un gritito muy mono, pasando a reír con fuerza cuando pasé mi lengua por su ojete, preguntándome qué hacía. La respuesta no podía ser más clara. Le expliqué que tenía uno de los mejores culos que había visto en mi vida y que tenía esa zona interna muy bonita, provocando que se volviera a reír como si tuviera vergüenza. Después me dijo que era un marrano, aunque con una sonrisa en su cara. Tras volver a alabar su culo le pregunté si no estaba cómoda, reconociéndome ella que no tenía problema y que no le importaba que jugaran con su culo, siendo algo que llegaba a disfrutar, aunque tenían que hacérselo bien. Vi el cielo abierto cuando me dijo eso, pasando a comérselo un poco, aunque no tenía intención de hacer nada con ella por esa zona en ese momento. Cada cosa a su tiempo. En ese momento estábamos disfrutando de algo nuevo entre nosotros y no quería quemar todo lo nuevo con ella tan rápido. Ya tendríamos tiempo de pasarlo bien de otras maneras.

-¿Me vas a follar, o qué? -dije después de comerle un poco el culo, dejándola como atontada al estar centrada en lo que le hacía.

Ángela se incorporó y me movió con fuerza para ponerme bocarriba, agarrando mi polla con fuerza para comérmela durante unos minutos, aunque le recordé que yo había tenido piedad con ella. Ángela, muy risueña, se incorporó para ponerse de rodillas y sentarse sobre sus talones, mirándome con atención y cierto rubor de la excitación que tenía encima. Le hice una señal con un dedo para que se acercara y así lo hizo, abriendo sus piernas para sentarse sobre mis muslos, muy cerca de mi polla. La puso pegada a mi vientre y se empezó a restregar con ella, haciéndolo en unas cuantas ocasiones, aunque no tardó mucho más en ponerla de manera vertical con su mano para apuntar a su agujerito y empezar a encajarla para ir dejando caer su cuerpo muy lentamente, llegando hasta el final y permitiéndome sentir de nuevo ese calor interno de su vagina que me estimulaba con intensidad además del roce que tenía lugar.

-Joder, es que vaya polla tienes... -dijo bajito para luego suspirar.
-Y tú que lo tienes estrechito... -dije muy excitado.
-Ni te imaginas cómo te siento -me reconoció.
-Me puedo hacer una idea, ¿sabes?

Ángela no dijo nada más y se empezó a mover muy lentamente, recordándole yo que solo un poco más para ponerme un condón después y poder hacerlo de manera más segura. Ella asintió y continuó con ese movimiento lento, pasando a botar cada vez con más intensidad sobre mí mientras se apoyaba en mi pecho con sus manos. Por suerte, no tardaría mucho en cambiar su manera de follarme, aunque tengo que admitir que me encantaba ver sus pechos botar de esa manera. Suerte o desgracia, porque pasó a follarme como a mí más me gusta, diciéndomelo ella expresamente de esa manera, porque me conocía muy bien. Desgracia, porque eso iba a acelerar mucho la cosa como para llevarme hasta el final. Verla así, encima de mí era increíble, su manera de moverme, de mirarme, de jadear y gemir... Y debía ser muy placentero para ella también, porque apretaba sus manos en mi pecho y me hincaba las uñas para llegar hasta a arañarme, sintiendo cierto escozor yo por el sudor que tenía por todo mi cuerpo.

Me excitó demasiado, aunque por suerte no tanto como para correrme dentro de ella, pero sí como para moverla bruscamente y ponerla bocarriba para follarla yo con todo lo que tenía. Había entrado como en trance y no calculaba bien el peligro del momento, dejándome llevar, centrándome solo en hacerla disfrutar, en su mirada y su cuerpo y en lo que yo sentía también. Estábamos como al principio, en un misionero en el que no podía darle con más fuerza, con ella gimiendo muy alto y escapándoseme alguno a mí también. Ángela me suplicaba que no parase por lo que más quisiera, aunque me estaba costando mucho, porque estaba ya casi ahí. La última vez que estuve en esa situación casi me cuesta un susto y esta ocasión estaba yendo por ese camino también, pero quería apurar lo máximo posible para ver si ella llegaba, porque también estaba a nada de acabar.

Afortunadamente, no acabé dentro de ella, eso sí, de milagro. Ángela tuvo su orgasmo, el cual manifestó con un grito bastante alto, seguido de gemidos agudos mientras se retorcía, yo tuve el mío en ese preciso instante, sacándola de su coño, casi llegando a expulsar parte dentro de ella, pero al final acabó todo en su pubis mientas decía que me corría a grito limpio. Mi amiga agarraba las sábanas con fuerza y arqueaba su espalda, vibrando sus piernas, pero yo la sujeté para descargar todo sobre dicha zona, pasando a darle unos golpecitos con la polla por ahí cuando acabé de echarlo todo, cosa que hacía que me diera algún espasmo. Tras eso, me derrumbé a su lado para tumbarme bocarriba. Estaba tan mareado como si estuviera borracho, pero no había bebido nada de nada. Tan solo se oían nuestras respiraciones aceleradísimas y algún que otro gemido lastimero de ella, quien cayó dormida en cuanto se terminó de recuperar. Yo no tardé mucho más después de limpiarle la zona con toallitas al menos.

Al día siguiente me desperté estando ella sobre mi brazo izquierdo. Hasta dormido lo tenía, pero era lo único, porque tenía una erección bastante pronunciada para el movimiento que había tenido hacía escasas horas. Aún podía notar el olor a sexo pese a tener la puerta abierta, aunque en realidad, el olor que me daba eran los fluidos resecos de Ángela pegados a mi polla. No era algo muy higiénico, pero desde luego el olor me ponía, porque era más intenso que el que ella desprendía de por sí en esa zona una vez en el tema, aunque no era precisamente desagradable. Por eso me empecé a excitar más de lo que mi cuerpo ya lo estaba con esa erección que tenía. Al estar yo boca arriba me puse de lado, abrazándola desde atrás y encajando mi polla entre sus nalgas. Ella estaba profundamente dormida, pero con los movimientos que hacía por necesidad para que no me doliera el brazo y con los besos y caricias que le di, se despertó, haciéndolo con una risa de estar adormilada, aunque fue muy mona.

Luego se puso ñoña, siguiendo con ese tono, aunque no le hacía ascos a lo que yo le estaba haciendo. Es verdad que se puso algo nerviosa cuando empecé a tocarle las tetas, en especial los pezones, que se les pusieron duros muy rápidamente. Empezó a resoplar y yo mientras le besaba el cuello, con ella poniendo su mano en mi cara, pero no la hice sufrir más al dejar esa zona y bajar por su pecho y vientre hasta su pubis para acariciarlo, siendo yo ahora el que lanzó un pequeño gemido al recordar cómo lo tenía por notar el tacto de su vello. Ángela rio y me empujó un poco con su culo, así que pasé directamente a su raja, la cual no tardó mucho en humedecerse a medida que mis dedos se apoderaban de ella. Poco me importaba ya que mi brazo estuviera dormido con lo que estaba teniendo lugar, pasando yo a coger mi polla para acariciarle la raja ahora con ella. Ángela murmuraba de gusto y yo empujé un poco para meter el glande en su interior, diciéndole que solo un poco.

Al final de un poco nada, porque acabó cayendo un buen polvo mañanero. Otra vez sin protección, pero es que ambos estábamos muy a gusto y nos encendimos demasiado como para pararnos a pensar en eso. Siendo sincero, también me moría por follarla así, porque habiéndola sentido de esa manera la noche anterior, ponerme en ese momento un condón me habría cortado mucho el punto y seguramente no hubiera acabado. En esta ocasión fue rápido e intenso, estando casi todo el tiempo en la postura de la cucharita, conmigo agarrando sus caderas con una mano mientras le empujaba cada vez con más fuerza y ella poniendo su culo en pompa. Sus gemidos cada vez eran más altos, pero ya pasaron a gritos cuando me noté relativamente cerca de acabar y la puse tumbada bocabajo en la cama para hacerle un rápido mete-saca para terminar sacándola y acabar en su culo, llenándoselo con varios hilos de semen que yo me esmeré en sacar de mi polla con movimientos rápidos de muñeca para masturbarme.

En realidad, tuve suerte, no por no haber acabado dentro de ella una vez más, sino por no haberme partido el brazo izquierdo. Cuando la cambié de postura me apoyé en él, olvidando que lo tenía completamente dormido y casi me disloco el codo por lo poco que servía como punto de apoyo. Eso no impidió que acabáramos el polvo, apoyándome en el cabecero de la cama con la otra mano en lo que esa se me despertaba agitándola yo. Ver a Ángela correrse de esa manera era algo especial y excitante. Sus piernas temblaban y hasta levantaba su culo un poco, apretando las sábanas con sus manos e hinchando su cabeza en la almohada. Yo por mi parte, me volví a marear cuando acabé de esa manera en su culo, teniendo que echarme a su lado con la respiración sobrecogida. Estaba vez no llegué a gemir del todo, limitándome a bufar y jadear.

Y otra vez que nos pusimos a sudar mucho. El calor de ese lugar no era normal, porque teníamos puesto el aire y es normal sudar aun así cuando se folla, pero es que parecía que nos íbamos a deshidratar. Por eso quería ir cuanto antes a la ducha. Primero la limpié de nuevo con toallitas, para que no se manchara nada, aunque las sábanas había que lavarlas igual, pero bueno. Le dije que me iba a la ducha, estando ella de acuerdo, aunque me dijo que necesitaba un respiro y que iría después. Así que cogí ropa limpia y me fui al baño, metiéndome rápidamente en la ducha para quitarme todo ese sudor. Al salir noté de nuevo ese calor pegajoso y sofocante. Tan exagerado era el calor que hacía que empezaba a sudar conforme me secaba con la toalla, igual que me pasó la noche anterior. Y tan mal lo pasaba que por eso abrí la puerta del baño, para que hubiera ventilación, pero aun así costaba.

Mientras lo hacía, me pareció que Ángela andaba por allí por notar algo por el rabillo del ojo, pero resultó que no era ella. Bajo el umbral de la puerta me encontré a una chica rubia con un cuerpo muy parecido al de mi amiga. Demasiado. Aunque ahí quedaba la cosa, porque de cara eran bastante diferentes. Ella tenía una cara más redonda, con unas cejas algo más pronunciadas y unos ojos azules bonitos. Era la típica chica alemana que ves de vacaciones por las playas o por los hoteles. Me quedé un poco parado por encontrar a alguien ajeno en casa de mi amiga, llegando a pensar que se había colado en la casa, pero reaccioné tapándome bien con la toalla, sobre todo por la zona baja, aunque ella no se cortó nada en darme un buen repaso. Vi cómo sus ojos paseaban por mi cuerpo y cómo acababan enfrentados a los míos mientras me miraba con una sonrisa pícara en la cara.
 
Nada que decir, el sexo que Javier experimenta con Ángela se distancia en años luz a lo vivido con Valentina.

Pocas posibilidades tiene Valentina ante eso, en todo caso espero que ella lo mantenga lejos y lo supere. A no ser...

Sin Valentina se le abre un inmejorable panorama, puede volver al mundo liberal que tanto extraña con sus amigos, Ángela se sintió muy cómoda con ellos, además su hermana se instala a terminar su carrera, y Julia sigue siendo un capítulo inconcluso.

Estamos acostumbrados a dar por sentado que todas las mujeres en la vida de Javier están siempre disponibles para él, pero me huele que falta enterarnos más de la vida privada de Ángela, de nombres como Finn y Keith.

Noté cierta decepción en Ángela al Javier decirle que trabaja en la academia, incluso le pregunta por dar un paso más allá. Hipergamia?.
 
Nada que decir, el sexo que Javier experimenta con Ángela se distancia en años luz a lo vivido con Valentina.

Pocas posibilidades tiene Valentina ante eso, en todo caso espero que ella lo mantenga lejos y lo supere. A no ser...

Sin Valentina se le abre un inmejorable panorama, puede volver al mundo liberal que tanto extraña con sus amigos, Ángela se sintió muy cómoda con ellos, además su hermana se instala a terminar su carrera, y Julia sigue siendo un capítulo inconcluso.

Estamos acostumbrados a dar por sentado que todas las mujeres en la vida de Javier están siempre disponibles para él, pero me huele que falta enterarnos más de la vida privada de Ángela, de nombres como Finn y Keith.

Noté cierta decepción en Ángela al Javier decirle que trabaja en la academia, incluso le pregunta por dar un paso más allá. Hipergamia?.
Yo creo que como siga así Javi terminará trabajando de scort. En serio, es lo que hace mejor. Escuchasteis alguna queja de sus conquistas, parejas, follamigos, polvos de una noche.... Al contrario! Todas quieren repetir. Ganaría dinero, llegaría satisfecho a casa y sin ganas de follar. Podría ser fiel a una pareja
 
Nada que decir, el sexo que Javier experimenta con Ángela se distancia en años luz a lo vivido con Valentina.

Pocas posibilidades tiene Valentina ante eso, en todo caso espero que ella lo mantenga lejos y lo supere. A no ser...

Sin Valentina se le abre un inmejorable panorama, puede volver al mundo liberal que tanto extraña con sus amigos, Ángela se sintió muy cómoda con ellos, además su hermana se instala a terminar su carrera, y Julia sigue siendo un capítulo inconcluso.

Estamos acostumbrados a dar por sentado que todas las mujeres en la vida de Javier están siempre disponibles para él, pero me huele que falta enterarnos más de la vida privada de Ángela, de nombres como Finn y Keith.

Noté cierta decepción en Ángela al Javier decirle que trabaja en la academia, incluso le pregunta por dar un paso más allá. Hipergamia?.
Pienso que están todos para asistir a terapia psicológica... Lo malo es que en esta historia la psicóloga es Mónica 😱😱
 
Capítulo 628

A: ¿Pero no venías mañana, Lucía? -preguntó Ángela agarrándola de la mano para girarla y que la mirara.
L: Ángela, te dije el sábado por la mañana. A ver si me escuchas, que no estás a lo que estás. Ya veo por qué... Jajajaja.

Ángela cerró la puerta del baño, llevándose a su hermana para seguir hablando más alejadas. Podía oír sus voces, pero no lo que decían. Y otra vez que empezaba a tener calor y sudar, aunque había una nueva razón. La hermana de Ángela estaba muy buena. Era muy parecida a ella como he dicho, aunque ahora viéndolas juntas, Lucía era más alta que su hermana, aunque no tanto. Era fácil hacer comparaciones al ir ella en bikini, teniendo pinta de que o iba al jacuzzi o a la playa. Sí que pude pensar en las diferencias entre ambas y lo más notable era que Lucía estaba algo tonificada, como si fuera al gimnasio con regularidad. Tenía unas tetas redondas y algo más grandes que las de su hermana, teniendo el culo de la misma manera, aunque no más grande que Ángela. No me empalmé ni nada, pero la situación me puso algo nervioso y me excitó también, pareciéndome graciosa al mismo tiempo.

Sinceramente, prefería a mi amiga Ángela en todo lo que veía. Ella se me hacía muy atractiva y guapísima de cara, siendo muy difícil competir con ella. Y su hermana también era guapa y estaba buena, pero desde luego no tanto en mi opinión. Y seguiría pensando de la misma manera una vez bajáramos los tres a la playa. Aunque antes me encontré a Ángela saliendo de la cocina refunfuñando un poco como si estuviera molesta mientras podía oír a su hermana riendo de fondo. Le pregunté si pasaba algo, pero me dijo que nada y que se iba a duchar. No sabía si entrar en la cocina, porque la situación me cortó un poco por hacerme visto ella desnudo a las primeras de cambio y por cómo Ángela parecía molesta por aquello. Decidí esperar a mi amiga en la habitación mientras me ponía un bañador y miraba el móvil, notando cómo había cambiado las sábanas, aunque no veía dónde estaban las de antes. Ella acudió al poco con su pelo mojado y envuelta en una toalla para quitársela y ponerse un bikini y poder así irnos después de coger algo de la cocina para desayunar en la playa.

Antes de salir me di cuenta de que Lucía estaba mirando una foto de sus padres que andaba por la entrada, pareciendo bastante pensativa, pero rápidamente la dejó donde estaba y nos fuimos. Para ello, tuvimos que ir por detrás de la casa y andar un poco casi entre la maleza para bajar por un camino escalonado y sinuoso que conectaba con la cala que me describió mi amiga la noche anterior. Allí nos sentamos sobre las toallas que llevamos y empezamos a desayunar ella y yo, porque Lucía ya lo había hecho en el aeropuerto. No era muy tarde tampoco, siendo casi las 11 de la mañana cuando nos sentamos en la playa y se estaba a gusto ahí pese al calor que hacía en general, porque había una gran sombra que nos resguardaba bien, cosa que nos venía bien, sobre todo por Ángela, que era la más blanquita de piel, aunque también es cierto que estaba un poco morena, notándolo yo por las marcas de bikini al haberla visto desnuda unas cuantas veces ya desde nuestro reencuentro.

Ella misma fue la que me contó que por la mañana era cuando mejor se estaba ahí por eso mismo, porque por la tarde sí que daba el sol con intensidad. Y ese mismo fue el problema que surgió por parte de Lucía, porque ella entre unas cosas y otras no había tenido oportunidad de tomar mucho el sol, poniéndose cabezona para movernos e ir a donde diera. Ángela me miraba con pesadez, pero acabamos aceptando. Yo no puse impedimento alguno, porque me daba lo mismo, pero Ángela parecía querer estar allí más tranquila. Nos tuvimos que echar crema, eso sí, porque picaba bastante, aunque nos acabamos yendo a unas tumbonas con sombrilla que había para resguardarnos nosotros, que no queríamos tanto sol. Lucía por su parte, estuvo tumbada bocarriba y luego bocabajo como una gamba a la plancha, aunque no se acabó quemando, cosa que me pareció raro por lo fuerte que pegaba el sol.

Algo reseñable y que por suerte no fue en presencia de Lucía, porque había ido a hacer una breve visita a los dueños del hostal donde solían comer que estaba a unos 100 metros, fue que llegó un grupo chicos para tomar el sol y bañarse. Los teníamos como 30 metros poniéndose pegados a la enorme pared de roca. El caso es que varios se cambiaron ahí, aunque todos lo hicieron de espaldas a nosotros menos uno. Un rubio con cuerpo tonificado, que marcaba una buena tableta. Era delgado y alto, con el pelo corto y pues me fijé cuando se cambió.

-Joder, mira ese... -le dije a mi amiga.
-¿Qué pasa? Madre mía, jajajaja.
-Me cago en la puta, vaya tranca... Si es como la mía y eso que está calmada, ¿no?
-Imagino.
-Si está así tranquila, habrá que verla cuando esté...
-Pero que esas no... No cambian mucho.
-Ya, pero cuando la sangre llegue ahí para que se ponga dura, algo tiene que hacer. Se hinchará y se estirará un poco.
-Bueno, puede...
-Joder, qué incómodo tiene que ser ir por ahí con eso ocupando tanto.
-Pues como tú cuando...
-Pero yo no voy empalmado todo el día, jajaja.
-¿Seguro?

Entonces, apareció Lucía, poniéndose a nuestro lado.

L: ¿De qué habláis?
A: De nada.
L: Joder, qué sosos... ¿O es que no queréis que me entere? Jajajaja.
J: No era nada. Tonterías.
L: Tonterías... ¿Las mismas que se escuchaban esta mañana? Jajajajaja.
A: Lucía, cállate un poquito, anda.
L: Que es broma... Si es normal que gritaras así...
A: Ya vale -dijo seria.
L: Joder, qué sosa eres... Ni siquiera me lo has presentado.
A: Él es Javi. Javi, ella es Lucía, mi hermana. ¿Contenta?
L: Sí -dijo acercándose a mí para darme dos besos.
J: ¿Sois de las que se llevan como el perro y el gato? -dije bromeando para relajar el ambiente.
L: No.
A: Es que es muy graciosa ella. Le gusta mucho pincharme.
L: Pero si quien te ha pinchado ha sido él. Y muy bien por lo que se oía... Jajajajaja.
A: ¿Ves? -dijo mirándome algo molesta.
J: Bueno, ya está. Lucía, deja a tu hermana un poco, que acabas de llegar y ya la estás calentando.
L: No, si... -dijo con pinta de que iba a hacer otra gracia, pero se acabó callando al ver como la miré y por un gesto que le hice.

Al final Ángela se quedó callada, quedándose tomando el sol mientras Lucía y yo nos conocíamos contándonos un poco de nuestras vidas. Me dijo que estaba estudiando empresariales, aunque no era lo que quería hacer desde un principio, pero por motivos de notas de corte acabó en esa carrera. Y le parecía algo aburrida, pero no le terminaba de importar, porque se veía dirigiendo y administrando empresas y pensaba que así llegaría a ser alguien importante y eso le gustaba. Por obvias razones, yo me quedé un poco de aquella manera por recordarme a Valentina, porque era básicamente lo que había estudiado ella y algo de lo que últimamente había oído hablar mucho. Todo estaba muy reciente y eso que estaba haciendo méritos para olvidarla al tener varios encuentros con Ángela, pero aún me dolía recordarla. Sobre todo, por cómo acabó todo.

Por suerte, Ángela me echó una mano al cambiar un poco de tema, preguntando Lucía cómo nos conocimos y demás, así que le empezamos a contar entre los dos. También tocamos el tema del trabajo, contándole a qué me dedicaba yo y cómo acabó siendo el trabajo de su hermana, aunque no entramos mucho en detalles de porqué yo perdí ese trabajo. A ella le parecía aburridísimo, porque había visto a su hermana trabajando alguna que otra vez con su portátil y le parecía un muermo. Sin embargo, se interesó más por el que yo tenía entonces, preguntándome muchas cosas acerca de las clases. Por suerte, ella ya tenía varios cursos hechos como para apuntarse a la academia y que yo le diera clase. No tenía problema en hacerlo si se daba el caso, pero por cómo reaccionó Ángela a cuando nos encontró en esa escena del baño, prefería salvar las distancias con ella. Además, era un poco pesada. No conmigo por estar encima de mí o por ser descarada, sino porque tenía el ego bastante subido y la conversación giraba mucho entorno a ella. No debía ser cómoda una clase teniéndola a ella queriendo llamar la atención todo el tiempo como empezó a hacer desde que vino.

Aun así, no me pareció una mala chica. Era divertida por momentos por las bromas y gracias que soltaba, porque reconozco que yo soy así también, pero alguna que otra sí que era demasiado y creaba incomodidad. Esa marcha de más era lo que le sobraba para poder estar a gusto con ella. En el rato que estábamos hablando, era normal que acabara diciendo alguna tontería que finalmente se acababa convirtiendo en una barbaridad. Eso parecía que era lo que tenía a Ángela un poco quemada, aunque ella no se cortaba en reprimir a su hermana interrumpiéndola cuando veía que iba a soltar una. Lo bueno es que con esto no nos aburríamos y hablábamos bastante. Otra cosa de la que me di cuenta era de que Lucía era un poco como una pulga. No sé podía estar quieta. Se movía bastante tomando el sol y casi le veo las tetas cuando se puso bocabajo y se movió mientras hablamos, pero no lo acabé haciendo, aunque sí que el culo lo tenía a buena vista al ponerse la parte de abajo del bikini blanco que llevaba como si fuera un tanga.

No podían ser más diferentes las dos hermanas pese a lo que se parecían físicamente sin contar la cara. Ángela estaba preciosa con un bikini azul celeste que no marcaba mucho, sin ni siquiera realzar sus pequeños pechos al llevar algún tipo de relleno ni nada, pero en la parte de abajo era diferente al ser también un poco descubierto. Se quedaba a medio camino entre culotte y tanga. Pese a tener a Lucía a mi derecha tumbada en la arena sobre su toalla mostrando más, no podía evitar fijarme más en mi amiga. Le miraba el pubis como si pudiera ver a través de la tela para ver esa franja de pelo rubio que se había dejado y me excitaba mucho. Tanto que me empezó a dar calor, por lo que dije que me iba al agua, aunque ellas me siguieron. Allí me pude calmar bastante por lo fría que estaba el agua y por no verlas al meternos con el agua casi hasta la barbilla mientras hablábamos de otras cosas, contándome ellas cómo era la isla y varias anécdotas que tenían por veranear desde hacía tiempo.

Aunque Lucía al rato se despegó de nosotros, yéndose con el grupo de chicos que vimos antes, aquel en el que se encontraba el rubio ese con una buena herramienta. Parecía pasarlo bien por las risas que se oían desde donde estaban. Yo mientras tanto le pregunté a Ángela si estaba bien. Lo único que reprochaba ella era que quería pasarlo bien, pero que ahora tenía que estar de niñera con su hermana, porque según me contaba, se las traía. Me decía que le apetecía mucho enseñarme varios sitios y que quería estar tranquila, pero con ella por medio le iba a costar. Intenté quitarle hierro diciéndole que no era para tanto y que podríamos seguir haciendo todo eso, pero llevándola a ella con nosotros. Ella se conformaba con eso, pero también deseaba que fuera algo más formal, porque me ponía el ejemplo de lo que estaba pasando justo en ese instante en el que estaba con todos esos chicos, explicándome que tenía novio, aunque con algo de cansancio dijo que ella sabría lo que hacía.
 
Lo unico que resta saber es si Javi va a estar solo con la hermana o si va a hacer un trio con la hermana y el rubio de la herramienta que da miedo. Aunque, sabemos seguro que si hace el trio, el va a ser mejor semental que el otro.
 
Ambas hermanas están "papo", nada que decir, y mucho que envidiarle ese finde a Javier.

Ángela y Lucía parecen ya tener historia con desencuentros por sus respectivas parejas, con Javier entrando al cuento veremos como evoluciona esa hermandad.

La mención del "superdotado" indica que algo hará Lucía por ahí, esperemos que no Ángela.

Javier no tiene prisa, sabe que solas llegan tarde o temprano a tocar su puerta. Consideremos que también tendrá a Lucía a mano en su ciudad.
 
Capítulo 629

-Bueno, pero tampoco es que vaya a hacer nada, ¿no? Solo está hablando.
-Javi, conozco a mi hermana. La he visto con sus amigos y... En fin...
-Pues si es así no sé por qué tiene novio... Aunque yo tampoco soy el más indicado para decir eso...
-Pero tú situación fue diferente. Fue... No sé. Me dijiste que podías haberla engañado con otras dos chicas que te atraían teniéndolo muy fácil y no lo acabaste haciendo. Esa es la diferencia.
-Pero lo acabé haciendo.
-Lo hiciste con una persona a la que conoces desde hace mucho tiempo y con la te habías reconciliado.
-Bueno, sus amigos serán especiales para ella también.
-¿Y estos a los que acaba de conocer? ¿También lo son?
-Ya, eso es verdad. Aunque tampoco tiene porqué pasar nada entre ninguno de ellos y tú hermana.
-Ya veremos qué pasa. A ver si se comporta para dos días que me quedan aquí. Ya el lunes viene mi madre y con ella sí que se le quitan las tonterías.
-Va, tranquilízate -dije acercándome a ella.
-No, no, no -decía ella riendo y poniendo su pie por delante para pararme.
-¿Qué pasa? -pregunté riéndome y agarrando su pie.
-Me da mucha vergüenza que nos vea mi hermana así en plan...
-Pero si nos ha oído follar. ¿Qué más da ya?
-Pero es que yo no sabía que nos estaba oyendo. Y me sigue dando vergüenza igual. Va a pensar que somos novios.
-Vale, vale. Me aparto -dije soltando su pie.
-No te enfades...
-No, coño. Jajajaja.
-Si yo también tengo ganas de... A ver si esta noche cuando vengamos y nos vayamos a dormir nos podemos escapar a la cala y hacemos algo ahí, ¿no?
-Joder, suena muy bien.

Al poco salimos del agua, quedándose Lucía con el grupo de chicos con el que se fue durante un rato más. Incluso estuvo con ellos fuera del agua hablando donde estaban ellos. Mientras tanto, Ángela y yo hablábamos de otras cosas, contándome un poco con quién salía en la ciudad en la que estábamos viviendo de nuevo. Al parecer había bastante gente de la clase a la que íbamos los dos. Nunca estábamos los mismos, porque a algunos les interesaban otras asignaturas optativas, pero sí que nos seguíamos llevando durante toda la carrera. Incluso había gente de los que vinieron de Erasmus a estudiar con nosotros. Según me contó, habían encontrado trabajo en la universidad y algunos estaban dando clase. Me dijo que en cuanto volviéramos a casa, tenía que ir con ellos para reencontrarme con varias caras conocidas y para pasarlo bien. Lo cierto es que me entraron muchas ganas de ello, porque me lo describía tan bien que tenía muy buena pinta.

Para comer fuimos al hostal que teníamos justo detrás de nosotros. Era bastante pequeño, al menos lo que era el comedor, aunque tenía también una buena terraza que quedaba bien resguardada entre enramadas que se enredaban en una estructura de metal. Nos trataron muy bien, siendo lo normal, pero más aún cuando conocían a las dos desde hacía bastante tiempo. La comida estaba genial también, siendo bastante asequible de precio para dónde estábamos y por abundar tanto extranjero. Hasta nos tomamos un helado como postre tranquilamente para aguantar las horas más fuertes del sol, aunque terminamos por irnos a la casa para estar allí hasta una hora más prudencial, porque el calor era inaguantable y era muy fácil quemarse al sol. Lo primero que hicimos nada más llegar fue darnos una ducha para quitarnos la sal de la playa, aunque luego bajaríamos igual, pero así estaríamos más cómodos cuando nos sentáramos para descansar en el sofá del salón mientras veíamos la tele.

L: Entonces tú eres el famoso Javi...
J: ¿Famoso? ¿Por qué?
A: Lucía, no empieces...
L: Que no, hermanita. Te lo prometo.
A: A ver si es verdad -dijo recostándose, pareciendo perder el interés en la conversación.
L: Famoso, porque ella me ha hablado de bastante de ti.
J: Ah, ¿sí? -dije mirando a Ángela, aunque ella miraba la tele.
L: Pero fue hace mucho. Estaba muy pillada por ti.
J: Ah, eso...
L: ¿Lo sabías ya?
J: Sí. Me lo contó hace un tiempo.
L: Está muy contenta de que estés aquí, ¿sabes? Te ha mencionado un par de veces, aunque no sé si sigue por ti.
J: No creo que lo haga -dije riéndome.
L: No sé si sigue por ti o si tiene a alguien más, porque ya no me cuenta nada.
A: Porque eres un coñazo y te metes mucho conmigo.
L: Pero si es por las risas.
A: Ya, y luego le vas a mamá con el chisme y tengo que explicarle todo con pelos y señales.
L: Pero eso es normal, Angelita. ¿O te crees que yo no tuve esa charla cuando me eché novio?
A: No sé. No estaba.
L: Pues sí. Y fue intensa -dijo riéndose-. Me pidió detalles de todo para ver si era un buen chico o no.
A: ¿Y la madre de tu novio hizo lo mismo con él?
L: ¿Por qué no os pusisteis novios? -preguntó mirándome e ignorando a su hermana.
J: Pues porque yo no buscaba pareja. De nunca he sido de eso. Fíjate que mi primera novia la tuve con 25 años.
L: Vaya... -decía impresionada.
A: Yo también había salido de una relación.
L: Pero te gustaba mucho. Y fue así durante toda la carrera.
J: Tampoco supe darme cuenta de lo que ella sentía. Se me da regular eso.
L: Pues que sepas que estaba que no paraba de hablar de ti. Sobre todo con sus amigas. Y los veranos... Uff... Se les hacían muy largos y estaba deseando empezar otro curso para verte.
J: Pero si nos veíamos igualmente en verano.
A: No le hagas caso. Es tonta.
L: Ay... Bueno, me marcho a descansar un rato. A ver si me duermo un poco, que hoy he madrugado mucho.

Lucía se marchó y Ángela y yo nos quedamos solos en el salón. Ella estaba tumbada con sus piernas sobre mi regazo, estando yo sentado y un poco escurrido. La veía tan mona con su pijama de verano que se puso para estar más cómoda, que me entraban ganas de jugar con ella. Podía notar perfectamente su tanga marcarse en su pantalón y hasta transparentarse al ser éste negro y su pantalón blanco. También marcaba pezones con esa camiseta de margas muy cortas que esta vez sí que le llegaba hasta las caderas para taparle el abdomen. Aunque ella no estaba muy por la labor. No sabía si era por la presencia de su hermana, quien le causaba pesadez como había comprobado ya un par de veces, pero también parecía algo cansada. Aun así, yo le masajeaba las piernas con suavidad, pasando a sus bonitos pies. Ángela reía como si le hiciera cosquillas, por lo que llevé cuidado para no incomodarla con aquello.

Pero seguí sin suerte, porque ella se puso a hablar, aunque estaba adormilada. Al final decidió dejar la playa para la mañana siguiente, pensando en que podíamos emplear la tarde en salir con el coche para que me pudiera enseñar algunas cosas. A mí me parecía bien, porque estaba harto de playa a esas alturas del año, cuando yo no era mucho de playa en general. Cuando fuimos a su habitación para cambiarnos, una media hora después, pasamos por la de Lucía para contarle el plan que habíamos ideado. Ella estaba muy empanada al haberse dormido y nos dijo que prefería quedarse allí descansado y luego irse a la playa, que nos fuéramos sin ella, pero su hermana dijo que de ninguna manera, yendo a subir la persiana, cosa que me dejó apreciar una cosa que no esperaba ver para nada, porque al llevar Lucía también un pijama blanco, ahora se le transparentaban un poco las tetas, dejándome ver con cierta claridad sus pezones.

Ángela iba de manera similar a ella, aunque ya la había visto mucho desnuda como para fijarme tanto. Pero a Lucía era la primera vez que la veía así. Por suerte, ninguna de las dos se dio cuenta, dándome tiempo a apreciar lo que veía. Ya noté sus pechos más grandes que los de mi amiga, pero ahora podía ver cómo sus areolas también lo eran. Y no eran muy oscuras, ese era el caso, pero podía verlas con total claridad, supongo que por lo fina que debía ser la tela. Y la cosa no quedó ahí, porque se sentó en la cama para desperezarse, regalándome más perspectiva de sus tetas, pero se levantó para coger algo de ropa que andaba por el suelo, poniéndose en pompa a un par de metros de mí. Juraría que no llevaba ropa interior tampoco en la parte de abajo, porque se le marcaron sus labios vaginales de manera exagerada, aunque en esta ocasión no pude ver nada con claridad.

Cambiando la mirada a otra parte para no ponerme nervioso, pude ver su sujetador sobre una silla, aunque no veía ningunas bragas o tanga por ahí, como tampoco se le marcaban los elásticos de esa ropa interior cuando se encorvó. Me marché a la habitación de Ángela para cambiarme, porque lo tenía todo allí, poniéndome un polo y unas bermudas. Mi amiga se puso un vestido muy bonito con un estampado de flores, con falda de vuelo y unas sandalias planas. Lucía optó por unos shorts vaqueros cortos que dejaban asomar sus nalgas, una camiseta blanca de manga corta con un dibujo y unas sandalias parecidas a las de su hermana. Nos terminamos de arreglar, con las chicas echándose algo de perfume y salimos de la casa, pidiéndome Ángela que condujera yo, aunque no tenía ni idea de por dónde ir, pero me dijo que ella me daba iniciaciones.

En lo que salimos a la carretera, me contó que lo suyo hubiera sido ir con más tiempo para poder visitar todas las calas bien, pero al parecer eran muchas y no nos iba a dar tiempo a verlas todas. Lo que sí hicimos fue ver algunos pueblos bastante bonitos que ella consideraba los mejores. Lucía también comentaba que habían ido a todos y que estaban muy bien. Generalmente los vimos desde el coche, aunque sí que nos bajamos también para poder verlo todo mejor. Al menos con lo que ellas consideraron oportuno. También vimos un par de calas más aparte de la teníamos al lado de la casa. Me gustó bastante la tarde que echamos, sobre todo por estar resguardados del calor, aunque ver todo aquello y la compañía estaba muy bien también. Luego volvimos a casa para cambiarnos y ponernos algo más de salir, porque pensamos en acercarnos a la zona donde más marcha había, diciéndome ambas que no me podía ir de ahí sin ir a ese sitio, sobre todo Lucía.

Aunque antes paramos en el puerto para cenar en un bar que estaba pegado a él, empezando a ver a mucha gente ir a todos lados. Estaba bastante abarrotado de gente y se empezaba a oír la música en los locales. También estuvimos viendo todas las embarcaciones que había atracadas. Se podía ver de todo ahí, donde lo que más abundaban eran los yates. No muy grandes, siendo normalitos de tamaño, aunque sí que había alguno que otro que era como el doble. Pero lo que sí demostraban era el dineral que debían costar por cómo lucían. La verdad es que no había tenido ocasión de ver tantos juntos y fue algo que me gustó, aunque no me veía subido en uno de esos, porque me pondría malísimo, como ya comprobé en su día precisamente con Ángela en ese viaje que hicimos desde Francia a Inglaterra en ferry. Pero eran muy bonitos y a ellas también les gustaban.

Finalmente fuimos a donde queríamos, a Pachá. Fue un poco caos, porque había mucha gente, tanto dentro como en los alrededores. Ya sabíamos que había que pagar entrada, pero no teníamos mucha idea de cuánto tendríamos que pagar, porque Ángela solo fue una vez hacía ya unos años y Lucía no había ido aún. Le pregunté que cómo era posible eso con lo que me insistía y la respuesta era muy sencilla. Cuando ella venía, su madre estaba siempre presente y no la dejaba, por eso estaba eufórica en el momento. Al final nos encontramos con que había que pagar más de lo que pensábamos. A ellas les costaba 35 euros y a mí 40. Nos quedamos mirándonos un poco y decidimos entrar, porque era algo que yo ni podía ni quería perderme, además de que Lucía estaba muy ilusionada por ello. Por dentro era como esperaba, una pasada y más grande de lo que parecía a simple vista desde fuera.
 
Atrás
Top Abajo