Reencuentro con Elena

Asumamos el peor escenario, y que lo que se viene en la vida de Javier no nos va a gustar nada.

Ya lo hemos acompañado en tantos triunfos y fracasos, que nobleza obliga una vez más...

Veremos que tan curioso intentará llegar a ser, no nos desesperemos a la primera.

No olvidar nuestra carta bajo la manga, el último recurso...podemos llamar a Irene. :eek:
 
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Capítulo 678

Al día siguiente, me levanté algo atolondrado. Parecía que aún tenía algo de eso en mi cuerpo. O tal vez pasaba como con los somníferos y quedaba algo de manera residual que tardaba en irse. El caso es que me desperté con la boca seca y me levanté para ir a la cocina después de mirar el móvil y ver que eran pasadas las 11 de la mañana, cosa que me sorprendió mucho, porque es cierto que me fui a la cama algo tarde, pero eso no quitaba que hubiera dormido bastante viendo la hora que era, cosa que últimamente estaba imposible. El susto me lo llevé al ver a Hugo tumbado en el sofá durmiendo. Hasta lo desperté del susto que me di, preguntando él que pasaba. Le dije eso, que me había asustado y él me pidió perdón, pero pensó que lo mejor era quedarse allí para ver que aquello no me sentaba mal y que tenía una buena noche descansando, como comprobó varias veces al entrar en mi habitación para echarme un ojo.

Lo único que me pareció mal fue que se hubiera quedado en ese sofá para dormir siendo mi cama bastante grande, porque podríamos haber estado a gusto los dos sin problema, pero él decía que no le importaba, pasando a preguntarme cómo me encontraba. Le conté que estaba bien, aunque un poco empanado. No le preocupó, porque dijo que desayunando se me pasaría, así que hicimos eso precisamente, desayunar. Qué menos que invitarle a hacerlo conmigo ya que estaba allí y después de haber cuidado de mí estando atento para ver que todo marchaba bien. Hasta le dije que se quedara a comer, que yo invitaba, pero me dijo que tenía que ir a ver a su familia, porque tenían una comida familiar o algo así. Así que no tardó mucho más en irse a casa una vez desayunamos tranquilamente. Nos despedimos quedando en vernos por el gimnasio, pudiendo hablar también por mensaje o llamada.

En cuanto se fue me eché en el sofá después de recoger mi habitación al hacer la cama y echar a lavar la ropa. Me quedé pensativo después de lo que había hecho la noche anterior. Era una estupidez muy grande, ya me daba cuenta del todo, pero me entró mucha curiosidad y quería probarla. Desde luego era algo con lo que tener mucho cuidado, porque ya es algo peligroso de por sí, pero viendo lo buena que era y lo bien que te hacía sentir, era muy fácil caer en la tentación de seguir probándola. Aunque tampoco entraba en mis planes comprar más, pero seguía teniendo una dosis todavía. También pensé en lo estrecha que se estaba haciendo mi relación de amistad con Hugo para conocerlo de pocas semanas. Las cosas que habíamos hablado no era algo que se pudiera tomar a la ligera. Ambos nos habíamos abierto el uno con el otro en lo que más daño nos había hecho en nuestras vidas, viendo también que se preocupaba por mí al no recomendarme que tomara nada de aquello y estando pendiente de mí en todo momento cuando lo hacía para que no me pasara nada. Eso sumado a una confianza que cogimos como si nos conociéramos de toda la vida me hacía pensar que Hugo iba a ser un muy buen amigo, porque desde luego, ya lo estaba siendo.

El día se me pasó lentísimo, porque estaba solo en casa y no me apetecía hacer nada en realidad. Me puse a jugar un rato a la consola, pero me acababa cansando al rato y lo mismo con la batería. Pasé a llamar a amigos para charlar y distraerme, empezando con Sara, para ver cómo estaba y demás. Y no parecía irle mal, porque la notaba bien en su tono de voz y aunque no fuera la Sara que yo conocía de siempre, tampoco era ya aquella Sara que me encontré en el entierro de nuestra amiga y en los días posteriores. Poco a poco lo iba superando y yo me alegraba mucho de aquello. También hablé con mis amigos más cercanos, aunque con Irene y Mario fue algo breve por tener ellos un plan, pero nos pusimos al día, ya que no hablábamos tanto como nos gustaría, pero no les terminé de dar algunos detalles de lo que había en mi vida últimamente.

Con Sofía sí que me entretuve un poco más, aunque tampoco le conté nada que debiera, porque no me parecía oportuno hacerlo por llamada, pensando que sería mejor en persona, aunque en realidad no estaba seguro de querer contarles a ninguno de los tres que me había reencontrado con Noelia y todo lo que había pasado con ella. Al fin y al cabo, ellos también le tenían rabia por todo lo que provocó en mi vida y no sabía cuál podría ser su reacción. Lo mismo se presentaban allí y la buscaban para cantarles las 40, pero yo lo último que necesitaba era más líos en mi vida. Solo quería estar tranquilo. Por eso no les dije nada y hablamos cosas de las que solíamos charlar, aunque algo que sí fue reseñable era que se aproximaba la típica fiesta de Halloween que solíamos montar cada año. Y este no iba a ser menos, así que tendría oportunidad de verlos el fin de semana siguiente y estar con ellos. También hablé con Sofía que el cumpleaños de Mario estaba muy cerca y que entre ella e Irene le estaban preparando una pequeña sorpresa, ofreciéndome yo para formar parte de ella, aunque estando en ciudades diferentes y con nuestros horarios, iba a estar algo complicado.

Me contó que la sorpresa sería en su misma casa, porque como ambos salían de trabajar algo tarde, pues no iba a tener tiempo de prepararlo todo, porque ella al tener un horario más desahogado sí que tenía la oportunidad de poder montarlo todo con facilidad. Otra razón por la que no quería hacerlo en la casa de Irene y de Mario era que al día siguiente tenían que trabajar y no quería que tuvieran luego que recoger todo lo que iban a poner por medio. Así que sería en su casa sobre las 9 de la noche, que era cuando salían ellos de trabajar más o menos. Le dije que haría todo lo posible para estar allí a tiempo si podía escaquearme del trabajo, algo que iba a preguntar a mi jefa en cuanto dejáramos de hablar mi amiga y yo. Mi jefa me dijo que hice bien en avisarle con tiempo y que iba a ver si podía hablar con mis demás compañeros para que me cubrieran en esa tarde que pedí libre. La suerte es que dijo que iba a hacer lo posible sin preguntarme el motivo ni nada y por supuesto me ofrecí a cubrir las horas que iba a faltar por otros lados, aunque me contó que con el favor que le hice de quedarme en la academia hasta que se solucionó un reciente problema, seguramente no habría problema con ello.

Después estuve charlando con Ángela para contarnos cómo nos había ido la semana y demás, aunque fue más breve de lo que me hubiera gustado, porque también había hecho planes con algunas compañeras de trabajo e iba a pasar la tarde con ellas. Quemé todos mis cartuchos tratando de distraerme hablando con mis amigos y aún era muy temprano. Demasiado. Y tener tiempo libre en las condiciones en las que yo estaba no era bueno. Me puse a darle vueltas a todo lo que me pasaba, como de costumbre. Por eso trataba estar distraído todo el tiempo, porque eran demasiadas cosas las que llevaba arrastrando y además de tener el malestar por eso, tenía la impotencia de no poder hacer nada, o poco al respecto. Aunque ahora tenía una aparente solución muy a mano. No quería abusar de ello y sabía de sobra que no debía, pero me quedaba una última dosis y como le dije a Hugo, me parecía una tontería desperdiciarla. Lo único que no sabía era cuándo usarla y conforme pasaban los minutos en esa soledad, parecía mejor el momento de tomarla. También pensaba que no quería que Andrea viera aquello, o que se pudiera percatar de que aquello andaba por casa y ahora ella no estaba, con lo que se me hacía mejor aún momento para consumirla y quitarla así de en medio.

Ya sabía cómo se preparaba y cómo meterla en mi cuerpo, aunque me faltaba la jeringuilla y la aguja, porque la que usamos la noche anterior fue desechada. Antes de salir de casa me hice la promesa de no tomarla nunca más, porque ya había visto el buen efecto que tiene, lo bien que te hace sentir, lo que evade... Pero también era consciente de cómo destroza vidas de muchas personas. Y no me podía permitir eso. Ni en ese momento ni nunca, desde luego, porque ya estaba la cosa bastante regular últimamente como para sumarle ahora el consumo de drogas. Así que me cambié y salí de casa en busca de los materiales que necesitaba y acabé consiguiéndolos, aunque me costó un poco encontrarlos. Regresé a casa en cuanto me hice con ellas, aunque tampoco iba corriendo. No tenía prisa y aproveché para dar un pequeño paseo, aunque en realidad lo que hice fue ir con un ritmo más lento, aprovechando para pararme cuando veía algo que me llamaba la atención.

Una vez llegué a casa me puse a prepararlo todo con cuidado, imitando a Hugo en todo momento y tratando de no cagarla, porque lo veía todo muy delicado. Y la verdad es que lo hice bien y no se me cayó nada ni me pasé al calentarla ni nada. Dejé la jeringuilla lista sobre la mesa y limpié bien la cuchara que usé, lavándola con jabón y hasta desinfectándola. Aunque la acabé tirando a la basura, porque se me pasaba por la cabeza que quizá nos podríamos intoxicar si la usábamos para comer Andrea o yo, cosa que era un poco tontería por haberla desinfectado y demás, pero creía que era mejor así. Me quedé unos momentos mirando la jeringuilla dándole alguna vuelta más a si usarla o no, pero sabía que no iba a dejar de pensar si no lo hacía. Y, además, si la tomaba iba a dormir bien, porque ya eran cerca de las 8 de la tarde. Así que al final me la acabé metiendo, tal y como hice la noche anterior, inyectándola en una vena de la mano. El efecto lo volví a notar de inmediato, volviendo esa sensación agradable que ya había experimentado, por lo que me tumbé en el sofá para ponerme cómodo, estando tan a gusto que parecía mentira. Pero como a la media hora llamaron al timbre. No esperaba visita y dudaba si abrir tras haberme drogado, pero no estaba borracho ni nada, así que fui a ver quién era, después de guardar la jeringuilla, claro.

-Hola -dijo Noelia en cuanto le abrí la puerta.
-Hola. ¿Qué quieres?
-Pues... -dijo un poco extrañada- He salido a comprar unas cosas y como estaba por aquí pues he pensado en venir a verte -siguió bastante contenta y enseñándome las bolsas que traía.
-Em... Vale. ¿Algo más?
-Pues son casi las 9. ¿Te apetece que cenemos juntos?
-Eh...
-Claro que sí -dijo pasando dentro.
-Noelia, no...

Pero ella siguió, metiéndose en el salón y dejando las bolsas que traía sobre la mesa grande en la que solíamos comer Andrea y yo. En cuanto la seguí y la alcancé, ella se dio la vuelta para agarrarme de la mano y arrastrarme hasta el sofá con fuerza. Allí se sentó y yo también lo hice, casi encima de ella, pero ella se encargó de arrastrarme para quedar encima de ella para empezar a besarme. La noche anterior hablé con Hugo de temas delicados para mí sin ningún tipo de problema, como si la cosa no fuera conmigo, pero no solo hacía eso bajo el efecto de esa droga, sino que también me estaba dejando llevar con ella al seguirle el beso en lugar de apartarme de ella. Y ya me di cuenta en cómo le hablaba cuando le abrí la puerta, habiéndola despachado rápido de normal, pero en esta ocasión le hablé con bastante normalidad, imaginando que eso le dio las alas suficientes como para tomarse la libertad de entrar en casa y agarrarme de la mano para acabar así en el sofá.
 
Está clarísimo!!!... No lo veis?
Hugo, es un agente encubierto que trabaja para Noelia. Ha logrado la amistad y confianza de nuestro Javi, y lo ha inducido disimuladamente al consumo de estupefacientes. Todo ello, para que caiga mansamente en las garras de su malvada excuñada.
 
"Lo único que me pareció mal fue que se hubiera quedado en ese sofá para dormir siendo mi cama bastante grande, porque podríamos haber estado a gusto los dos sin problema..." :eek:;)
 
Entre las drogas y Noelia, Javi está en caída libre, se ha bajado con el avión en marcha y sin paracaídas. La hostia va a ser descomunal, y no se que tal de gracia les va a hacer a sus amigos el que no les haya contado nada de lo que pasa, de Noelia y del huso de drogas.
 
Insisto, para comedia de enredos va faltando poco.

Si Javier se sorprende de lo rápido que "le ha entrado" Hugo, entonces nosotros debiéramos estar estupefactos.

Todas esas reflexiones sin sentido que le leemos, lo único que hacen es estupidizarlo. (espero la RAE no lea esto)

No hay como entender que piense que para evitar más líos, lo mejor es no contar nada a sus amigos, como si con eso desaparecieran.

Serias consecuencias le puede traer la llegada de Noelia estando drogado, le dejará al descubierto en ese flanco, de sexo nada.

Será una oportunidad para ver si ella ha cambiado para bien, lo cuida en el proceso o se aprovecha de ello.

En todo caso la heroína hace desaparecer el deseo sexual haciendo casi imposible la erección, bajando al mínimo el metabolismo.
 
Capítulo 679

También me percaté de lo dura que se me puso al momento, siendo un detalle notable por sentir algo parecido la primera vez que probé aquello hacía menos de un día. En esta ocasión, con una chica era ya mucho más fácil que se me pusiera dura por completo en lugar de morcillona solamente. Además, Noelia estaba muy bien por mucho asco que le tuviera por otras circunstancias, pero ahora lo cierto es que todo aquello me daba igual. Era como si yo fuera otra persona a la que Noelia no le había hecho nada. Eso ponía mucho más fácil continuar con el magreo que nos empezamos a dar. Ella también se percató de lo dura que se me puso, pasando a decirlo con esas mismas palabras, riéndose de manera traviesa después. Y no desaprovechó la ocasión que se le presentó, porque rápidamente me puso a mí bocarriba para quedar ella sobre mí, sacándomela del pantalón de chándal que me había puesto cuando volví a casa para empezar a masturbarme.

No paraba de decir que le encantaba y que la había echado mucho de menos, pasando a comérmela con ansia después de darme cuenta de lo roja que estaba. La veía muy guapa con ese look nuevo que tenía al parecerse tanto a su hermana y más que lo hacía al quitarse las gafas y dejarlas sobre la mesa. Es que eran como una copia, joder. Llegó un punto en el que ella me desnudó por completo de cintura para abajo, quedándome solo la sudadera, aunque no tardaría en quitármela para mirarme con una expresión de deseo tan alta que parecía que le iba a dar algo. Estaba muy roja y su respiración bastante acelerada. Sus ojos no paraban de moverse por mí cuerpo y tras unos segundos en silencio me dijo que no podía gustarle más, pasando a echarse sobre mí de nuevo para besarme con intensidad, cosa en la que yo participaba, empezando también a besarla para acabar comiéndonos la boca de manera bastante guarra.

Noelia estaba tan nerviosa que se trababa al hablar, cosa que le hacía gracia a ella misma. Yo estaba como anestesiado. No era para menos con lo que tenía el cuerpo, pero es que aun estando con Noelia así estaba muy a gusto. Notaba calidez y bienestar, algo que me parecía imposible con ella a su lado, pero esas sensaciones eran tan reales que no me parecía mal dejarme llevar para disfrutar de aquello. Noelia pasó a desnudarse, de manera muy rápida, dejando la ropa repartida por donde cayera, ya fuera por el sofá, por el suelo, o incluso la mesa. En cuanto le vi ese vello púbico nuevo que se había dejado resoplé, causando su risa y que me preguntara de manera cariñosa si me gustaba, pasando yo a decir que me encantaba, igual que los piercings que se había hecho en los pezones. Ella emitió un sonido de agrado bastante infantil y me volvió a besar, aunque esta vez más cariñosamente.

-Pfff... Jajajaja.
-¿Qué pasa? -le pregunté al verla indecisa.
-Nada, que me encantas... Jejejeje. Es que no sé qué hacer, porque me muero de ganas por sentirte, pero también te la quiero seguir chupando.
-Hay tiempo para todo... -dije cerrando mis ojos para relajarme.
-Mmm... -murmuró de nuevo de manera infantil.

Al final de decidió por seguir chupándomela, haciéndolo bastante bien al mover su lengua, sorber, usando también sus labios y sus manos, sin olvidarse de los huevos. Hasta se la hincaba en la boca todo lo que podía, generándole arcadas por lo profundo que llegaba. Me preguntaba si me gustaba cómo me la comía, a lo que yo le respondía afirmativamente, pareciendo alentarla a ella para continuar con esa mamada, poniéndole incluso más ganas. Pero a mí también me apetecía algo más, por eso le dije que se moviera para hacer un 69. Ella parecía impresionada por lo que le dije, pero no dudó ni un segundo en moverse para ponerse así, aunque ya en posición miraba mucho hacia atrás antes de que se lo empezara a comer. Le pregunté qué pasaba y ella me dijo que me quería ver cómo lo hacía, a lo que yo le respondí que se pusiera como quisiera y que luego podíamos hacer el 69.

Así que se puso sobre mí, con una pierna a cada lado, mirando hacia abajo para ver cómo se lo comía, cosa que empecé a hacer después de ver lo mojado que lo tenía. Y también me gustaba su olor, por lo que no tardé nada en pasar mi lengua por toda su rajita, provocándole un fuerte escalofrío a ella que pude notar cuando se estremeció, pero también pude hacerlo al sentir cómo se le erizó la piel. Lanzó un gemido alto y sensual y se lo empecé a comer bien, lamiendo, succionando e incluso besando todo su coño. Hasta me metía la lengua en su pequeño orificio para follarla de esa manera por así decirlo. Mis manos también se apoderaron de su culo y de sus tetas cuando no estaban en éste último. Me estaba gustando bastante la experiencia y ponía empeño para comérselo en condiciones y así era cuestión de tiempo que se acabara corriendo, haciéndolo en mi boca, pasando a estremecerse de manera fuerte, agarrándose al sofá con una mano, mientras la veía apretar los ojos con mucha fuerza. Seguí comiéndoselo hasta que ella misma se apartó al bajarse de mí, poniéndose de pie, aunque le temblaban las piernas, riendo por ello.

Cuando se le pasó un poco, se tumbó a mi lado para besarme con cariño, abrazándose a mí y acariciando mi cara, aunque cuando se dio cuenta de que la seguía teniendo dura como una piedra, echó mano a ella para seguir masturbándome, acabado comiéndomela de nuevo y finalmente haciendo ese 69 que le sugerí. Ahora podía ver también su ojete, cerradito y bastante bonito. Hasta me animaba a soltarle algún azote que ella recibía con una pequeña risa. De nuevo se acabó corriendo en mi boca, sin llegar a hacerlo yo, quedando esta vez en esa postura para descansar, dejándola yo de estimular para que pudiera hacerlo. Pero no tardó tampoco en incorporarse para mirarme con sus ojos entornados y una risa tonta en la cara. Me dijo que necesitaba sentirme dentro de ella, por lo que me puso sentado en el sofá, algo escurrido sobre él y se puso sobre mí al pasar una de sus piernas por encima de mi cuerpo.

-Así, como a ti más te gusta, cariño -dijo agarrando mi cara con sus dos manos para darme un beso muy tierno.

Tras eso, se empezó a meter mi polla en su coño, el cual estaba ardiendo. No podía estar más caliente, literalmente. También la notaba muy húmeda y poco a poco se la metió por completo, suspirando una vez lo hizo. Se me quedó mirando de manera muy fija a los ojos, dándome algunos besitos por la cara, diciéndome una vez más que le encantaba. Se empezó a mover lentamente una vez dijo aquello, aunque no tardó mucho en ir subiendo el ritmo progresivamente hasta alcanzar uno bueno para darme una buena follada. Noelia gemía de una manera diferente a lo que ya había visto en ella, pero es que me daba igual. Estaba siendo capaz de pasármelo bien y eso era lo que contaba ahora mí en ese momento. En menos de 5 minutos se estaba corriendo, pegando su cuerpo al mío, notando yo cómo de duros tenía sus pezones, ya que no me dejaba comerle las tetas al estar todo el tiempo agarrando mi cara para besarme sin parar.

Yo no llegué a hacerlo, pero cuando ella se recuperó de su orgasmo y se bajó de mí, se puso de rodillas sobre el suelo para chupármela como hizo al principio, pidiéndome que le diera mi leche, con esas mismas palabras. Y fue algo que acabé haciendo después de que me la comiera durante un rato más grande que el que estuvimos follando. Se la saqué de la boca y me masturbé sin levantarme del sofá para descargar sobre su cara, aunque ella abrió mucho su boca y sacó su lengua para recibirlo todo y tragarlo, apartando mi mano de mi propia polla para llevársela a la boca y chupármela un poco más hasta que acabara de salir semen de ella. No tuve que pedirle que parara, porque ella supo cuándo hacerlo y tras eso, se tumbó de nuevo en el sofá conmigo a lo largo para quedarse abrazada a mí. Yo me relajé bastante después de disfrutar de un sexo que a mi parecer era bueno en ese momento y la verdad es que no estaba mal, porque su olor también me gustaba, aunque al estar con los ojos cerrados no podía percibir más de ella aparte de su tacto y olor.

Como si tuviera un muelle en el culo, se levantó del sofá para coger su móvil y pedir cena para los dos, aunque no me llegó a pedir opinión, pero no falló al llamar al lugar al que lo hizo, no haciéndolo tampoco al pedirme algo de lo que servían ahí. Aún se acordaba de las cosas que me gustaba pedir cuando lo hacíamos más de un año atrás cuando vivíamos juntos ella, su hermana y yo. Después se vistió y me ayudó a mí a hacerlo también, quedándonos sentados sobre el sofá, con ella abrazada a mí, acariciándome y dándome besos. Yo estaba como si nada, como si no me llevara con ella como el perro y gato. Cuando llegó la comida, se levantó de inmediato para ir a recogerla y pagar, diciéndome que no me preocupara de nada. Si hasta puso ella la mesa y desenvolvió todo para que pudiéramos cenar. Lo hicimos tranquilamente, contándome ella cómo le iba en la universidad, narrándome su rutina con todo lujo de detalles, porque yo me quedé callado. Aquello que me tomé me seguía haciendo efecto y una vez acabamos de cenar y lo recogimos todo, volvimos al sofá, aunque no tardamos en volver a enrollarnos, ahora más detenidamente, pero en nada nos fuimos a mí habitación para continuar allí.

Allí nos lo tomamos con mucha más calma. Yo seguía con esa sensación de bienestar proporcionado por la sustancia y Noelia parecía también estar mucho más tranquila. Se ve que había desfogado bien en ese momento que tuvimos previo a la cena, donde llegó a tener tres orgasmos. Yo también logré acabar y así era mucho más fácil aguantar, aunque tampoco es que tuviera un estímulo muy grande de primeras, pues Noelia se puso tumbada sobre mí y poco a poco nos fue desnudando a ambos, volviendo a esa postura en la que se echaba por completo sobre mi cuerpo. Me dio infinidad de besos, tanto en los labios, como en la cara y el resto del cuerpo. No llegó a tocar mi cuello en ningún momento, cosa que me sorprendía, porque estaba seguro de que conocía de sobra ese detalle en mí, pero por lo que sea ni lo rozó, prefiriéndolo yo así. Me agarraba la cara en todo momento y en esos breves descansos de tantos besos, me miraba muy fijamente a los ojos.

Esos ojos oscuros me transmitían mucho deseo, pero no era lo único, porque me miraba de una manera sumamente especial. Notaba miradas iguales a las que me lanzaba Elena en su día y con lo que se parecían ambas, me llegaba a calar bien dentro. Es una sensación difícil de explicar la que me ocurría, pues simplemente me dejaba hacer, pero por dentro como que no quería que me mirara así, pero muy en el fondo me gustaba. Por suerte, Noelia fue bajando por mi cuerpo muy lentamente, dándome besos por todos sitios, aunque cuando llegó a las caderas se detuvo y se acomodó bien para lo que parecía ser una mamada. Aunque se demoró un rato en ponerse a ello, pero mientras tanto me besaba toda la zona cercana, llegando a poner su cara de lado sobre mi pubis para darme un abrazo. Decir que parecía contenta es quedarse corto, porque cuando se separaba de mí en esos besos o en ese abrazo que me dio, lanzaba risas muy tiernas, que seguía con otra muestra de cariño, como con más besos, por ejemplo.

Pero seguía con ganas de más y por eso acabó por meterse mi polla en su boca, aunque ésta estaba flácida. Pero no tardó mucho en empezar a hincharse, aprovechando ella para metérsela por completo en esos momentos hasta que se llegó a poner dura del todo y no podía hacerlo. Pero, aun así, empezó a chuparla bien para darme placer. Empezó de manera lenta, aunque no tardó en empezar a subir el ritmo progresivamente hasta tal punto que hacía mucho ruido. Tampoco parecía importarle, porque estábamos solos en casa, aunque los vecinos podrían estar escuchando algo, pero a mí también me daba igual en ese momento. De nuevo, otra sensación rara me venía a la cabeza en la que parecía estar con Elena antes de que me dejara, como si todo fuera perfecto con ella y nunca hubiera pasado nada ni nos hubiéramos separado. Era una sensación muy cálida y agradable y mirar a Noelia y verla tan parecía a ella con esos cambios que hizo, pues hacía parecer más real esa sensación.
 
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