Reencuentro con Elena

Lo de Javi es disonancia cognitiva al cubo. No volveré a repetir con la heroína pero en lugar de deshacerse del sobrante, va y repite. No voy a volver a follar con Noelia que quiero que salga de mi vida, pero ya van unas cuantas veces en las que, va, le abre la puerta, le deja pasar y repite. No quiero asociar la imagen, la voz o el olor de Noelia con Elena, pero cada vez que cierra los ojos, va y repite.

Tiene a un diablillo a un lado y a un tipo cabal al otro, siempre parece escuchar al tipo cabal, pero acaba haciendo lo que le sugiere el diablillo.
 
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Con Keranos al mando todo es posible, de todas formas, que relación sería esa? Te imaginas a la madre y a Elena cuando los vean... es que no hay manera de tener una relación normal.
Pues ojalá se dé, porque lo interesante de verdad sería la reaparición de Elena, porque estoy seguro que en algún momento se va a dar.
 
Capítulo 680

Cerré los ojos y me dejé llevar de tal manera que hasta la voz de Noelia se distorsionaba, imaginándome que era la de su hermana cuando hacía una pequeña parada para decirme algo. Me llegó a dar un escalofrío cuando paró la mamada para decirme que necesitaba sentirme dentro de ella de nuevo. Aunque no llegué a abrir los ojos, pero sí que lo hice cuando me lo repitió con su cara pegada a la mía. Yo me limité a asentir y ella se puso sobre mi polla para sentarse sobre ella después de ponerla pegada a mi abdomen para empezar a frotarse con ella. Murmuraba y decía lo que le encantaba estar así conmigo, aprovechando para coger mis manos y ponerlas sobre sus tetas, apretándolas yo, aunque no de forma dura. Estaba empapada y con sus babas aún rondando mi polla, se deslizaba que daba gusto, literalmente. Empezó lento, pero llegó a un punto en el que se movía muy rápido pasados unos segundos y se acabó corriendo por el estímulo tan grande que le estaba dando a su clítoris.

Se derrumbó encima de mí y me abrazó, respirando de manera acelerada y entrecortada y me empezó a besar pasados unos segundos más, no tardando en acomodarse para meterse mi polla dura como una piedra en sus entrañas, sin despegar su cuerpo del mío. Empezó a mover su culo hacia arriba y abajo, con una rapidez impropia para haber tenido un orgasmo tan recientemente, pero ahí estaba, follándome y dando la talla bastante bien. Me lo hacía muy bien y ella no paraba de hablarme y besarme, pero mi cabeza estaba en otra parte, como si hubiera viajado más de un año atrás. Sus pezones se hincaban en mi piel de tal manera que me resultaba hasta molesto por momentos, pero lo caliente que estaba ahí abajo me distraía en varias ocasiones y con el estímulo tan bueno que me estaba dando, me centré más en disfrutar de aquello. Noelia no tardó en incorporarse para ponerse de manera vertical y apoyar sus manos en mi pecho para ahora follarme de la manera que más me gusta, aunque rápidamente sus manos treparon por mi pecho para llegar a mis hombros y agarrarse mejor a la vez que nuestras caras se acercaban.

Al final acabó agarrando mis manos y entrelazando nuestros dedos para hacérmelo con mucha rapidez, mirándome fijamente a los ojos, sin pestañear y pidiéndome que la mirara cuando cerraba yo los míos. Otro orgasmo le llegó en menos de 5 minutos, empezando a retorcerse e intentando aguantar hasta que yo llegara, pero no lo consiguió y se acabó echando sobre mí una vez más con un gemido que mezclaba placer y fastidio. Esta vez tardó unos minutos más en relajarse, pero una vez lo hizo me pidió que la follara yo a ella. Y lo hice, pero parecía querer más. No lo hacía ni lento ni lo rápido que sabía que le gustaba a ella, pero era como me apetecía hacerlo a mí. Se acabó desesperando y se dio la vuelta para que la follara estando a cuatro, empujándola con su culo fuertemente, aunque no llegaba a terminar esta vez. Por lo que me tumbé de nuevo bocarriba y me folló estando sobre mí, moviéndose rápidamente para que hubiera una buena penetración a la vez que se estimulaba el clítoris con el roce con mi pubis. Este fue el orgasmo más intenso que tuvo aquel día, porque dio el grito más alto una vez llegó, temblando con fuerza y llegando a salirse de mí para tumbarse de lado junto a mí y abrazarse a mi cuerpo.

Al ver que no había acabado una vez se recuperó, me la empezó a comer aprovechando que seguía dura, haciéndolo cada vez con más rapidez y animándome a que me corriera en su boca después de decir varias veces que le encantaba chupármela. Como cuando estábamos en el sofá, acabé descargando en su boca, con ella recibiéndolo con mucho gusto, con gemidos de aprobación y de cariño. No dudó en tragárselo una vez más, pasando a chupar de nuevo hasta que me lo sacó todo. Tras eso vinieron unos momentos de mimitos por su parte mientras yo me relajaba cada vez más, estando todo el tiempo con los ojos cerrados. Ella hablaba, pero yo ya no le prestaba más atención y llegó un punto en el que me dormí, cosa que solo se vio interrumpida cuando me desperté con la necesidad de ir al baño. Lo hice muy atolondrado y viendo que ella llevaba su tanga y mi sudadera puesta, estando durmiendo a mi lado abrazada a mí. Yo seguía desnudo por completo, pero cogí el pantalón de chándal que llevaba antes de que viniera, yendo al baño y volviendo para echarme de nuevo, durmiéndome de inmediato sin llegar a pensar nada de lo que estaba viendo. Parecía que aquello me seguía haciendo efecto y tenía sueño, por lo que aproveché para hacerlo.

Al día siguiente ya sí que me desperté del todo, siendo perfectamente consciente de todo lo que había pasado la noche anterior, aunque me costó un poco espabilarme. Estaba muy atontado, tal y como lo estaba al despertar el día anterior después de haberla probado por primera vez. Noelia estaba abrazada a mí, con todo su cuerpo pegado al mío, con su brazo cruzando mi torso y su pierna enroscada con una de las mías. Ella dormía a pierna suelta y yo hice por donde para apartarla de mi lado y levantarme, porque recordé que desayunando se me pasó bastante ese atontamiento y quería quitármelo. Me fui directamente a la cocina conforme estaba, con tan solo el pantalón de chándal puesto, porque la sudadera que llevaba la seguía teniendo Noelia puesta, usándola como pijama. Ya en la cocina me hice un buen café para espabilarme y cogí algo de comer que teníamos por ahí para echarle algo al estómago, aunque no pude hacerlo como me gustaría, porque Noelia apareció por allí también muy sonriente.

Ni pensar en la tontería tan grande que había hecho la tarde anterior al dejarla pasar me dejó, porque entró con esa sonrisa pese a tener una cara de sueño importante, pero era lo más normal al estar recién levantada. Me dio los buenos días y se acercó a mí para abrazarme y darme un beso, aunque eso último no me lo llegó a dar bien al retirarme yo. Tras eso se apartó un par de pasos atrás y se desperezó, levantándose la sudadera y dejándome ver su tanga negro. Luego me volvió a mirar y con una sonrisa tonta en su cara me dijo que estaba muy bueno, pasando a prepararse algo también ella para desayunar. Lo que menos me esperaba en ese momento era que me recordara tanto a los últimos momentos de mi relación con Elena, pues era una situación bastante similar. Los dos veníamos de echar un polvo y ahora estábamos en la cocina. Fue un flash fugaz y más doloroso de lo que me gustaría admitir.

-Oye, ¿has fregado con vinagre? -preguntó ella como si tal cosa- Mi madre lo hace de vez en cuando y llena la casa de ese olor. Me ha recordado a ella, jejejeje.
-No. ¿Por qué?
-Porque ayer cuando vine olía fuerte. De hecho, sigue oliendo un poco.
-No sé de qué me hablas -dije levantándome para irme a la ducha.
-Javi, espera -dijo agarrándome del brazo.
-¿Qué quieres ahora?
-Ayer fue... Jo... Es que fue un día genial.
-Vale. Muy bien. Coge tus cosas y vete a casa.
-¿No quieres que me quede contigo? Podemos... Podemos hacer lo de ayer si te apetece. Nos lo pasamos muy bien.
-No. Quiero que te vayas a tu casa.
-Estabas tan mono... Y cariñoso -dijo dándome un abrazo-. Me extrañó un poco. Pero que no me quejo, ¿eh? Jejejeje -siguió para apretar su abrazo.

Miré al techo con agotamiento, porque ya estaba empezado a hacer de las suyas, buscando escaquearse para saliese con la suya.

A: Uy... Perdón -dijo Andrea, quien se nos quedó mirando, poniéndose roja al instante.
N: Buenos días, Andrea. ¿Ya estás por aquí?
A: Sí. Es que mis padres se estaban poniendo muy pesados. Y como ya fui el fin de semana pasado pues me he vuelto ya.
J: Me podrías haber avisado de que te ibas, ¿no?
A: Ya...
N: ¿Os parece si comemos juntos los tres hoy?
A: Si queréis... Claro. Por mí, sin problema.
N: ¿Qué dices tú, Javi?
J: Yo... -dije apunto de decirle una bordería, pero me contuve al estar Andrea delante, porque no quería que la cosa fuera a peor con ella- Yo me voy a la ducha.
N: Ummm... -murmuró con cierto tono infantil y tierno, abrazándome de nuevo.
A: Qué contenta te veo, Noelia.
N: Síiiiiiiii. Mucho.
J: ¿Me sueltas? Necesito ir al baño.

Me fui a la ducha después de ver cómo Andrea ponía una pequeña sonrisa en su cara, como de triunfo, cosa que me daba qué pensar. Pude oír cómo ellas seguían hablando en lo que yo cogía la jeringuilla que usé el día anterior para enrollarla luego en papel en el baño y poder desecharla sin que ellas la vieran. Noelia no se cortó nada en decirle a Andrea que había pasado una noche estupenda conmigo, aunque tampoco es que le diera detalles. Tampoco pensaba que Andrea necesitara ese tipo de información por cómo íbamos los dos vestidos al llevar yo solo el pantalón del pijama, sin calzoncillos ni nada, teniendo que estar marcando paquete y Noelia con mi sudadera y su tanga, porque con esos abrazos que me daba, se le subía pese a estarle grande por la diferencia de nuestros tamaños. Cogí algo de ropa y me di una larga ducha bajo el agua caliente, porque ya sí que empezaba a hacer frío.

Cuando salí me encontré a Noelia rondando por la casa. Me dijo que había cambiado las sábanas y que estaba lavando las que había antes, pidiéndome permiso para darse una ducha en el baño que usaba yo. Le dije bajito y entre dientes que lo que quería es que se fuera a su casa, pero ella se limitó a darme otro abrazo y mirarme muy sonriente, recordándome que íbamos a comer juntos los tres en casa, pasando a decirme que no me preocupara, que ellas dos se encargaban de todo, pasando a decir más bajito que luego podíamos echarnos una siesta, pasando a guiñarme un ojo. Le dije que me tenía harto y fui a la cocina para echar a lavar mi ropa también, aunque solo eché el pantalón y la toalla en realidad, porque Noelia se había encargado de echar el resto de la ropa que usé el día anterior. Llevaba la jeringuilla en el bolsillo del pantalón que llevaba en ese momento y me pareció buena idea salir de casa para desecharla, aprovechando también para tirar la basura y que no vieran ahí la cuchara que usé tampoco. Noelia vino presurosa preguntando a dónde iba, respondiéndole yo que a tirar la basura y a comprar el pan, prestándose ella para hacerlo, aunque me negué y salí de casa sin dejarle darme réplica.

Ya en la calle me despejé un poco, porque en casa tenía el ambiente cargado con ella. Y ya pude pararme a pensar más detenidamente al sentarme en un banco unas calles más arriba de la mía. De nuevo se me vino a la cabeza esa escena en la que Noelia y yo estábamos en la cocina y nos vimos sorprendidos por su hermana, con el resultado fatal que tuvo lugar. En esta ocasión también nos vimos sorprendidos por alguien más, pero fue por mi compañera de piso en lugar de por mi pareja como en aquella vez. Por suerte, no me quedé recordando uno de los peores momentos de mi vida, centrándome más en preguntarme por qué había puesto Andrea esa sonrisa al ver a Noelia allí conmigo y en un estado muy cariñoso. Pensaba que había estado haciendo por donde para juntarnos, aunque tampoco era nada nuevo, porque ya pensé en ello con anterioridad. Tenía que hablar con ella, pero quería hacerlo cuando la pesada de Noelia se marchara de casa.

Pero ese no era el principal problema que tenía en esos días, porque precisamente era Noelia. Lo de la droga no lo veía un problema, que también lo era, pero estaba decidido a no volver a probarla por muy bien que me hiciera sentir. Estaba muy concienciado con eso y no quería que la cosa se me complicara más de lo que ya lo hacía yo de por sí. Pero la noche anterior me había dejado llevar mucho con ella por eso mismo y ahora ya estaba acopladísima. Si ya antes lo estaba, seguro que ahora iba a dejarse caer por casa mucho más a menudo. Y no quería eso. Mentiría si dijera que no lo pasé muy bien con ella la noche anterior, pero es que no era yo. Y tampoco era ella. Éramos la Elena y el Javi del principio de esta historia, o quizá mejores que ellos, porque en ese momento no veía ningún problema. Todo me parecía bien y me sentía muy bien, como si no tuviera ninguna responsabilidad ni hubiera cometido tantos errores como los que había cometido.

Noelia estaba allí en cuerpo y era consciente de que estaba con ella, porque podía verla y reconocerla, pero para mí era otra persona en aquel momento. Quizá como una Elena mejorada por decir algo, no sé cómo describirlo. Por todo eso me dejé llevar tanto aquella noche, porque realmente estaba disfrutando de todo lo que estaba pasando. Pero ahora tenía que apechugar una vez más con mis actos y algo me decía que se me iba a hacer cuesta arriba. Yo no quería tener a Noelia en mi vida, pero ella se empeñaba y siempre encontraba la manera de estar por allí y salirse con la suya. Tampoco quería que la cosa con Andrea fuera a peor, porque no me gustó nada ese encontronazo que tuvimos y cómo dejamos hasta de hablarnos, teniendo que enterarme que iba a pasar el fin de semana en su casa por Noelia. No quería que la cosa estuviese así entre nosotros y que potencialmente fuera a peor, porque en ese momento lo último que necesitaba era que más gente que apreciaba se fuera de mi vida.

Tampoco buscaba una criada en Noelia, porque es en lo que se parecía haber convertido con ese comportamiento suyo tan servicial como nuevo. Estaba dispuesta a hacer de todo con tal de estar por casa y poder verme, pero es que a mí todo eso me daba igual. Si se hubiera comportado la mitad de bien con esa aparente nueva forma de ser que tenía, las cosas habrían sido muy diferentes, pero no podía pretender arreglarlo todo ahora haciendo todo eso. De nuevo, se me pasó por la mente que quizá estaría bien relajarse y tratar de aguantarla y de paso tratar de disfrutar de algunos momentos con ella, como cuando los íbamos a la cama, que habían tenido lugar más de lo que me hubiera gustado. Pero tampoco lo veía viable, porque conociéndola, seguro que querría ir a más y luego a más y así hasta que se quedara tranquila. Tampoco lo terminaba de ver por el rencor que le seguía teniendo. No me veía aguantándola hasta tal punto en el que pudiera tener una conversación tranquila con ella.
 
Yo les diría la verdad, que estaba drogado. Total, no es persona importante ni me interesa que piense. Y si alguien se entera, le diría que lo dije sólo para que se vaya.

A veces creo que se complican sólo porque les gusta la telenovela.
 
Capítulo 681

Me puse en marcha al levantarme del banco, dejando de lado esos pensamientos y desechando la jeringuilla, yendo después a comprar el pan a una panadería cercana, aprovechando también para comprar alguna cosa que otra más. En cuanto llegué a casa ya tuve la primera al preguntarme Noelia por qué había tardado tanto, aprovechando que Andrea no estaba en el salón para contestarle que no sabía que tuviera que darle explicaciones de nada a ella. Así que dejé las cosas en la cocina y me senté en el sofá, estando Noelia también por allí, tratando de sacarme tema de conversación, preguntándome por la consola y los juegos que tenía, porque estaban muy a la vista. Andrea intervino aquí diciendo que tenía algunos en los que podían jugar varias personas, sugiriendo jugar más tarde cuando termináramos de comer, diciendo que nos podíamos turnar.

También me preguntó por la batería, porque estuvo buscando la lavadora y dio con esa habitación, pensando que era el cuarto de pila, cuando en realidad estaba en la cocina. Andrea le volvió a responder al decirle que era un hobby que tenía, aunque últimamente no me había visto mucho usarla. Noelia decía que le parecía superguay y que le gustaría verme tocarla, aunque dijo que ya me había visto tocar una vez, riéndose un poco, cosa que no me sentó especialmente bien, pero preferí ignorarla a montar un número que seguro estaba buscando. Andrea le preguntó acerca de ello y Noelia le respondió, aunque por suerte no hizo mención a nada problemático en especial. Sí que describió la situación, sin nombrar a las demás personas que estaban allí, pero prácticamente le contó cómo me vio tocar. A Andrea le gustó esa anécdota y me animó a que tocara algo más tarde para que me pudieran ver ambas.

Ya casi cuando estábamos por almorzar, Sara me llamó al móvil para charlar un poco, preguntarme cómo estaba y hacernos algo de compañía. Me gustó mucho que me llamara, porque era un síntoma de que todo iba a mejor al buscar socializar, porque el tono de la conversación era también bueno. Aunque no tardamos en despedirnos, porque ella también estaba a punto de irse a comer con la familia. No faltó el detalle de Noelia preguntándome quién era esa Sara que me había llamado, porque cuando lo hizo, estiró su cuello para ver qué nombre salía en la pantalla. De la misma manera que me preguntó una vez acabamos de comer quién era esa tal Ángela, con cierto tono que no me gustó. Le dije que como parecía que le molestaba, que iba a coger la llamada en mi habitación para no molestarle, yéndome a mi habitación para poder hablar tranquilamente con mi amiga, quien me dijo que su madre había vuelto a casa esa misma mañana y que le apetecía hablar conmigo para no sentirse tan sola.

Y lo estuvimos haciendo un buen rato, sugiriéndole yo alternativas para que no estuviera tan sola, diciéndole que quedara con alguien de su trabajo, como ya había hecho, pero no le apetecía. También le sugerí que buscara a alguien con quien compartir piso, pero no le parecía buena idea, porque allí se le hacía todo muy desconocido y prefería vivir sola para evitar problemas, no teniendo tampoco ningún problema por el dinero, ya que al final le había salido bastante bien de precio ese alquiler. No se me ocurría nada más que decirle aparte de que saliera para dar un paseo o a algún centro comercial en el que pudiera distraerse mirando cosas en alguna tienda o yendo al cine, pero me contó que el día no acompañaba y que prefería quedarse en casa calentita, porque hacía frío también. Cambiamos de tema de conversación, pero no tardamos mucho más en despedirnos, pasando yo a decirle que me llamara siempre que quisiera si necesitaba hablar cualquier cosa o compañía para no sentirse tan sola como ella veía que se iba a sentir. Me dio las gracias y me dijo exactamente lo mismo a mí, aunque también comentaba que me notaba mejor respecto a las últimas semanas, sin llegar yo a entender en qué, pero le agradecí las palabras igualmente.

Al colgar, volví al salón, encontrándome a las dos en el sofá hablando de sus cosas al parecer, aunque en cuanto aparecí, Noelia me preguntó que cómo le iban las cosas a mi amiga Ángela. Al parecer Andrea le había contado de quién se trataba, interesándose también ella por mi amiga. Algo conté por encima, pero sin mucho detalle, sentándome en el sofá. Noelia me dijo que me estaban esperando para jugar a la consola y ver cómo iba aquello. Con pesadez la encendí y jugamos un poco, aunque yo no tenía muchas ganas, pero ella parecía estar pasándolo muy bien. Yo no lo hacía tanto y quería estar un rato solo, por lo que dije que me iba a echar un rato en la cama para descansar. Como era de esperar, Noelia no tardó en aparecer por allí, abriendo la puerta muy despacio, para cerrarla de la misma manera una vez entró, acercándose y sentándose en la cama para quedarse mirándome con una sonrisa en su cara.

-¿Qué quieres ahora?
-¿Te apetece...?
-Pues no.
-Ya. Estamos bien servidos los dos de ayer, jejejeje. Pero... A lo mejor podríamos... Es que te veo y me entran muchas ganas.
-Pues te vas a tu casa y te haces un dedo.
-¿Y si me lo haces tú?
-No.
-Anoche sí que te apetecía...
-Porque anoche...
-¿Mmm?
-Da igual. Mira -dije incorporándome-, quiero que me dejes tranquilo, ¿vale? ¿Es tanto pedir? Ayer pasaste la noche conmigo y hoy hemos comido juntos. Ya está bien, ¿no?
-Pero es que me gustas mucho... -decía de nuevo con ese tono infantil.
-Que sí, Noelia, que sí.
-Pero llevas razón. Sé que estás haciendo un esfuerzo muy grande.
-¿Sí? ¿Por fin te has dado cuenta ya?
-Sí -decía con una amplia sonrisa-. Sé que las cosas entre tú y yo no acabaron nada bien y que estás haciendo por donde para pasar página y que podamos empezar de cero. Pero te cuesta, que lo entiendo. Poco a poco.
-Que no, Noelia. Que no es eso. Lo hago para que la cosa con Andrea no vaya a peor. Es una buena chica y me cae bien. No quiero llevarme mal con ella por tu culpa.
-Ya... Bueno. Yo sé lo que hay. Si no, ¿por qué lo de anoche? Yo sé que te gustó también. Pero te resistes. No me importa. Ya sabes lo cabezona que soy. No me doy por vencida tan fácilmente. Poco a poco te abrirás más y podremos estar a gusto. Ya verás.
-Lo que tú digas -dije agotado, volviendo a tumbarme-. Ahora márchate.
-¿Quieres que me vaya a casa?
-Sí.
-Pues me voy.
-¿En serio? ¿Lo has entendido? Joder, me ha tocado la lotería.
-Me voy, pero con una condición.
-Ya decía yo...
-Un beso. Dame un beso y me voy a casa.
-¿Qué?
-Un beso. Pero un beso bien, no un piquito y ya.
-Joder con la nena...
-Va, no te hagas de rogar.
-Te irás, ¿verdad?
-Te lo juro.

Me acerqué a ella para darle un beso, pero es que me agarró la cara con fuerza para dármelo ella, siendo uno de los buenos, con lengua y todo. De hecho, pasó a ser un morreo en toda regla, pero me aparté rápidamente de ella diciéndole que no se emocionara y que se marchara. Increíblemente, Noelia cumplió su palabra, yéndose muy contenta, casi dando saltitos de alegría, despidiéndose también de Andrea, tan alegremente que pude oírla desde mi habitación. Me sentía muy estúpido por lo que acababa de hacer, porque era exactamente igual que hacía más de un año, en donde me dejaba engañar y chantajear para que me dejara tranquilo. No podía dejar que aquello tuviera lugar de nuevo, por lo que me puse a pensar qué podía hacer para que la cosa no se volviera a repetir, aunque no me podía concentrar del todo, porque Noelia me mandaba mensajes, diciéndome que le había encantado el fin de semana que habíamos pasado y luego cuando llegó a su casa diciéndome que ese beso le había puesto muy caliente y que le habían entrado muchas ganas, preguntándome si me apetecía a mí también, a lo que le respondí que no. Lo último que me dijo fue que se iba a tocar pensando en mí, en lo bueno que estaba y en lo que hicimos la noche anterior, porque aún le duraba el calentón de todo lo que había pasado, como me demostró al sugerirme un par de veces irnos a la cama después de comer para tener un rato de intimidad.

Por suerte y por sorpresa, Noelia no me molestó mucho en las siguientes horas más allá de darme los buenos días por mensaje, además de las buenas noches, buscando también el lunes una conversación por mensaje para ver cómo me había ido el día y demás, pero no le hice mucho caso. No la vería en persona hasta el miércoles a la hora de comer, viniendo con Andrea, apuntándose de nuevo a almorzar con nosotros sin que nadie me consultara nada en absoluto. No me hizo especial ilusión verla aparecer por allí en lo que yo preparaba algunas cosas para ir más rápido cuando Andrea viniera. Se me abrazó a mí con mucha fuerza, hincando su cara en mi espalda, preguntándome cómo estaba. Yo le respondí con otra pregunta al preguntarle qué hacía ahí, explicándome que sus compañeras de piso no estaban en casa y que ella era bastante mala en la cocina, como me recordó, pareciéndole buena idea almorzar con nosotros.

Le pregunté de manera retórica si ni tenía más amigas, obteniendo como respuesta que no fuera así, pero por parte de Andrea, no de ella, quien apareció por la cocina una vez se cambió para ponerse ropa más cómoda. Hasta comentó que no parecía importarme mucho que estuviera por allí durante el fin de semana. Creí oportuno callar para no meter la pata, aunque como ya había acabado lo que estaba preparando, me fui a mi habitación para que no me molestara, porque ya veía que me iba a dar la comida de por sí como para que también lo hiciera antes de empezar. Estuve entretenido viendo alguna que otra cosa cuando ella misma fue la que me avisó para que fuera al salón, viniendo hasta mi habitación y llamando a la puerta, entrando para pasarme el brazo por encima del hombro al estar yo sentado en mi escritorio. Le dije que sabía de sobra que no me gustaba que hiciera aquello y que no la había echado por Andrea, porque si fuera por mí, se habría ido en cuanto llegó a casa. Aunque ella no me prestaba atención, mirando mi cara con una sonrisa y llegando hasta a acariciarla, diciéndome que era muy guapo.

La comida no fue tan mal en realidad, porque no me molestó mucho durante ella. Andrea y Noelia comentaban varias cosas de las clases a las que asistían, parándose más en las que coincidían, empezando a plantear dudas para algunos trabajos que tenían que realizar. Noelia me miraba mucho mientras hablaba, eso sí. Parecía interesada en que me enterara de todo lo que hacía en clases y cómo le iba en general en todas las asignaturas. También me preguntaron cómo me había ido a mí la mañana, aunque respondí de manera muy breve. Me llamaba mucho la atención cómo de contenta estaba Noelia en todo momento teniendo en cuenta en la situación en la que estábamos. Me daba que pensar bastante, porque la manera que tenía de ignorar prácticamente todo lo que le decía, mis desprecios y las borderías que tenía con ella me hacía creer que tenía alguna especie de trastorno o algo parecido, porque no lo veía nada normal.

Tampoco estuve mucho tiempo con ellas, pues en cuanto acabé de comer, recogí lo mío y me marché a mi habitación, dejándolas a ellas a medias. Estuve un rato bastante tranquilo y hasta pasándolo bien jugando, pero Noelia acabó apareciendo una vez acabaron de comer y recogerlo todo. Me pilló bastante por sorpresa, porque de hecho me llegó a asustar al estar con los cascos puestos. Como hizo justo antes de dejar la habitación para irnos al salón a comer, pasó su brazo de la misma manera por encima de mis hombros, aunque ahora también se me abrazó desde atrás con una actitud muy cariñosa, llegando incluso a darme un beso en la cabeza. Me repateaba mucho cuando hacía eso, cosa que por desgracia no era nada nueva para mí al haberlas vivido tantas veces ya en el pasado. De hecho, por eso mismo me acabé retirando de ella de manera brusca. Tan brusca, que los cascos se me llegaron a caer al suelo y todo, aunque por suerte no se me llegaron a romper.
 
De verdad, alucino con Andrea. Ver a un tipo, que la ayudó desinteresadamente, tan incómodo y ella conspirando contra él con una tipa que claramente está mal de la cabeza (aunque ahí, quien no?), está demostrando que no es tan buena persona como se pensaba.

Pero como siempre, esperar de Javi razonamientos profundos es un poco difícil.
 
... en donde me dejaba engañar y chantajear para que me dejara tranquilo
Yo no veo el engaño o el chantaje por parte de la loca de Noelia. Aquí el único que se engaña es Javier.
Tan brusca, que los cascos se me llegaron a caer al suelo y todo, aunque por suerte no se me llegaron a romper.
Un detalle no menor ... seguro. Final de capítulo enigmático donde los haya.

En fin, que el espíritu de la difunta Elena ha tomado el cuerpo de Noelia y desea estar cerca de su amado Javi.
 
Última edición:
Con la complicidad de Andrea , Noelia no va a salir de casa de Javi. Mas le vale empezar a trazar un plan para quitarse de enmedio discretamente, sin molestar a Andrea, que parece que es lo único que le importa, no molestarla, que no se enfade con él.
 
Capítulo 682

-Noelia, en serio, no hagas eso, joder.
-¿Qué juegas?
-¿Pero tú me escuchas cuando te hablo?
-Claro que lo hago -dijo acariciando mi cara.
-Que no me toques, coño -dije conteniéndome para que Andrea no nos escuchara, apartando su mano.
-¿Ha pasado algo en el trabajo para que estés así? -preguntó de manera inocente.
-No. Si antes he dicho que todo ha ido bien. Lo que me pasa es que no quiero que vengas por casa, que me hables y que me toques.
-Pues el fin de semana pasado no pensabas igual. Para nada, jejeje.
-Porque... Es que es algo muy diferente.
-¿Diferente? ¿Qué es diferente?
-Joder...
-Va, en serio. Es que no te entiendo. ¿Qué es lo diferente para que el sábado estuvieras tan bien y con ganas de mí y ahora digas todo esto?
-Siempre digo todo esto, pero tú no quieres escucharme o algo.
-¿Y lo del sábado?
-Déjalo.
-No -dijo agarrando mi cara con firmeza para que la mirara, ya que la había apartado para recoger los cascos.
-Déjame.
-No. Me gustas mucho -dijo dándome un beso, aunque me aparté rápidamente.
-Ya está -dije enfadado, agarrándola de la muñeca con fuerza para echarla de casa.

Aunque Andrea estaba en el salón, preguntándonos antes de llegar si nos apetecía jugar a la consola todos juntos, porque ella sí que tenía ganas. Antes de llegar, solté a Noelia, aunque lo hice de manera que la empujé hacia el salón para que no estuviera conmigo en la habitación. Y allí estuve un buen rato sin que ella me molestara. Cuando salí y me fui a la calle pude ver que ambas estaban jugando. Ni siquiera le di tiempo a Noelia a que me dijera nada, porque no tenía ganas ni de oírla. Me fui a dar una vuelta y ver qué le compraba a Mario para su cumpleaños, ya que tenía la tarde libre al final y tenía tiempo de comprarle algo y luego ya irme a mi ciudad para ir a casa de Sofía y ayudarle a preparar la sorpresa. Mientras lo hacía, me pude despejar de lo ocurrido en casa, aunque por un momento me volví a poner de mala ostia al ver mensaje suyo en el que me decía que no me enfadara y que lo único que quería era ver si me apetecía pasar un buen rato, tal y como hicimos el pasado fin de semana. No le hice caso y seguí dando un paseo hasta que vi algo que me gustó para llevarle a mi amigo como regalo.

Al llegar a casa me las volví a encontrar, aunque no estaban solas, pues había un par de amigas de su grupillo con las que solían quedar para estudiar juntas y demás. A la que más ilusión le hizo encontrarme de vuelta como es de esperar, era a Noelia, que se llegó hasta a incorporar, mirándome con atención y con una sonrisa enorme en la cara. Andrea fue sin embargo la que me preguntó extrañada qué hacía allí, explicando yo que tenía la tarde libre, aunque no debían preocuparse, ya que me iba a ir en breve y no las iba a molestar mucho. Noelia dijo que no pasaba nada y que no les molestaba. Las demás se quedaron en silencio, más cortadas que otra cosa, seguramente por no tener ninguna confianza conmigo. Me retiré a mi habitación para preparar algo de ropa en una mochila, tanto para ponerme guapo para la noche, como algo de ropa limpia para el día siguiente cuando dijera de venirme temprano para trabajar por la mañana.

-¿Por qué no has dicho nada de que tenías la tarde libre? -preguntó Noelia a los pocos segundos de ir a mi habitación.
-¿Y por qué tendría que hacerlo? -dije con pesadez.
-No sé... Podríamos haber hecho algo.
-Sí, ir al cine. No te jode...
-Por ejemplo. Estaría muy bien un plan como ese.
-¿Pero cómo lo tengo que hacer para que te enteres, Noelia?
-¿Y esa mochila? ¿A dónde vas?
-A ti no te importa eso.
-Dímelo, porfa...
-¿Por qué?
-Porque me preocupo si veo que te vas y no sé a dónde. Y como casi nunca me respondes los mensajes...
-Te preocupas. Ya. Eso será...
-¿Tan íntimo es para que no me lo cuentes?
-Hoy es el cumpleaños de Mario y me voy con ellos a celebrarlo. ¿Contenta?
-Ah... No lo sabía.
-Pues ya lo sabes.
-¿Te sigues llevando con ellos?
-¿Tú qué crees?
-Pues felicítalo de mi parte.
-Claro que sí. Es lo primero que voy a hacer en cuanto lo vea. ¿Pero tú eres tonta?
-¿Por qué?
-¿Cómo les voy a decir que estás por aquí?
-¿Están enfadados conmigo?
-Teniendo en cuenta lo que hiciste... ¿Tú qué crees?
-¿Y vas a venir muy tarde? Podríamos vernos esta noche y...
-Vengo mañana por la mañana, así que te vas a quedar con las ganas, y yo tan a gusto -dije yéndome tras prepararlo todo, dejándola en mi habitación.

Cuando pasé por el salón, me despedí y les dije a las demás que tuvieran buena tarde, informando además a Andrea de que no iba a pasar la noche en casa, porque era el cumpleaños de Mario. Tan solo me pidió que le felicitara de su parte, sin llegar a comentarme nada más. Así que eché todo en el coche y me puse en camino para ir a mi ciudad, poniéndome música por el camino para tratar de distraerme, aunque como no lo conseguía del todo, llamé a Sofía para intentar hablar con ella si no tenía mucho lío y decirle de paso que estaba yendo para su casa. Y estuvimos charlando un poco diciéndome lo que tenía en mente preparar y pidiéndome que me acercara a alguna tienda para comprar alguna cosa, aunque antes de hacer aquello también aproveché para visitar a la familia ya que iba. Pero como teníamos cosas que preparar, fue algo breve y no tardé mucho en buscar lo que me pidió para ir a su casa y empezar a organizarlo todo y demás.

Sofía me recibió como solía hacer siempre, dándome un abrazo muy cariñoso y dos buenos besos en la cara. Se alegraba mucho de verme, al igual que lo hacía yo. Me hizo pasar y fuimos directamente hasta la cocina, donde ya estaba preparando alguna que otra cosa, aunque había encargado varios detalles en una tienda cercana que se dedicaba a hacer entrantes y demás para Navidad, aunque también funcionaban por encargo. Pero había algunas cosas que prefería hacer ella y en ello estaba, pidiéndome que le ayudara mientras empezábamos a charlar para contarnos cómo nos iba, porque, aunque lo hiciéramos de manera normal mediante el grupo que teníamos de amigos más íntimos o videollamada, también nos gustaba hacerlo en persona. Ella me contó cómo iba todo en su trabajo, dándome ricos detalles al haber estado yo trabajando ahí con anterioridad, explicándome que la baja de Ángela les había traído algún que otro problema, porque les estaba costando encontrar a alguien que encajara bien en ese puesto y que a veces se veían apurados, pero que siempre salía todo bien.

Luego le empecé a contar yo cómo me iba en la academia con las clases, con los cursos que ya habían acabado y estaban todos examinandos, habiendo aprobado casi todo aquel que se presentó y también con la inclusión de nuevas asignaturas, cosa que estaba yendo bien, sobre todo con las matemáticas. Me preguntó por lo de mi amiga que se nos fue, por si me iba encontrando mejor, diciéndole yo que sí, pero que aún era algo que dolía y que me costaba asumir. Ella me dio un abrazo como para consolarme, aunque no estaba tan mal como para ello, pero era algo de agradecer igualmente. Pero no tardó mucho en preguntarme si me ocurría algo más, porque me notaba muy callado en los ratos que no charlábamos, o simplemente por responder de manera breve a veces. Y por estar algo serio también. Le dije que no, que no me ocurría nada más y que seguramente sería cansancio acumulado. No quería decirle lo que pasaba de verdad, porque pese a ser una chica muy buena y que no buscaba nunca conflicto por ningún lado, sabía que se lo iba a acabar contando a Irene y ésta sí que me la podía liar.

Traté de espabilar para que no insistiera o más bien, para que no sospechara nada. Así que me puse a sacarle conversación al preguntarle qué le iba a regalar a Mario, contándome ella encantada lo que había pensado y preguntándome a mí lo mismo, explicándole yo también. Se nos dio bien prepararlo todo y dejarlo casi listo para no tener que hacer nada una vez llegara el momento más allá de calentar algunos platos, así que nos sentamos en el sofá para seguir con la charla e incluso jugamos una partida con uno de los varios juegos de mesa que mi amiga tenía en casa. Hicimos hora de esa manera hasta que se empezó a acercar la hora de la salida del trabajo de nuestros amigos, por lo que nos empezamos a arreglar. Nos dimos una ducha, yo primero por tardar menos, porque Sofía con ese pelo necesitaba su tiempo. Aunque yo también tenía lo mío con la barba, pero ya le tenía cogido el truco y era algo que podía hacer fuera del baño.

Así que me di una ducha y me quedé en boxers, sonriendo mi amiga cuando me vio así, pasando ella a ducharse. Me esmeré bien con la barba para la ocasión, porque me apetecía ponerme guapo y porque veía la posibilidad de que se diera algo esa noche entre todos. Fui previsor y compré condones aprovechando que tenía que hacer unas comprar que Sofía me mandó. Una vez acabé de peinarme y con la barba me vestí con unos vaqueros ajustados, una camisa blanca por fuera y un jersey gris encima de ella, acabando con unos zapatos marrones formales. Me gustaba cómo iba aquella noche, cosa que hacía que me pusiera de buen humor teniendo en cuenta la que estaba cayendo últimamente, aunque poder charlar con mi amiga y estar con ella en persona ayudaba mucho también. De hecho, quería que siguiera así la cosa, por eso puse el móvil en silencio, para no tener las interrupciones que sabía que iba a tener en forma de llamadas o mensajes por parte de Noelia.

Como he dicho, me hacía a la idea de que esa noche tendría lugar algo, pero cuando vi a mi amiga Sofía salir vestida me entraron las ganas que no terminaba de tener normalmente cuando iba a casa de mis amigos a pasar la noche. Llevaba un vestido gris de lana, de cuello vuelto, bastante ajustado, el cual no tenía nada de escote al ser cerrado por completo, siendo también largo al llegarle hasta las rodillas. Pese a no tener minifalda ni escote, me gustaba mucho cómo le quedaba, porque era tan ceñido que resaltaba sus curvas con esos buenos pechos y esas generosas caderas. Se ganó un buen piropo por mi parte, dándome ella las gracias de manera alegre y diciéndome que yo también estaba muy guapo, mencionando incluso que íbamos a juego al ser mi jersey de un color parecido a su vestido. También vi que llevaba unos tacones negros altos, pero sin plataforma, y les quedaba muy bien. Mi amiga estaba muy bien y así se lo hice saber al ponerme de pie para acercarme a ella y pedirle que se diera la vuelta, admirando ese culazo que le hacia el vestido, pasando a ponerse de nuevo frente a mí. Le dije de echarnos una foto y todo, poniéndonos frente al gran espejo que tenía en la entrada para hacérnosla.
 
Capítulo 683

Nuestros amigos no se demoraron mucho, viniendo un poco pasada la hora de la que solían salir de trabajar. Ambos venían muy guapos, yendo Mario con unos vaqueros, una camisa y una americana, además de unos zapatos formales, pero sin corbata. Irene llevaba una blusa, con una fina chaqueta parecida a la de Mario, unos pantalones ejecutivos un poco anchos y unos tacones. Llevaba un ligero maquillaje también que le quedaba de muerte con ese look empresarial. Le di un buen abrazo a mi amigo Mario, aprovechando para felicitarlo, ya que no lo había hecho, pensando él que me había olvidado, pero le dije que no, que lo quería hacer en persona. Luego también le di un abrazo a mi amiga Irene, además de un beso en la mejilla y fuimos rápidamente al salón para sentarnos a cenar. Ayudé a Sofía a ir sacando todas las cosas mientras ellos esperaban y ya empezamos a charlar todos, contándonos cómo les había ido el día.

Según nos contaron, habían comido con bastantes compañeros para celebrar el cumpleaños un poco con ellos también, porque se llevaban bastante bien con varios, aunque entre risas comentaban que no se habían librado de currar de manera intensa ese día. También nos comentaron que lo celebrarían con la familia el fin de semana, teniendo una comida con ellos. Luego pasamos a contarle nosotros cómo nos iba. Prácticamente hablamos lo mismo que Sofía y yo hicimos, solo que ahora se lo comunicábamos a ellos dos mientras comíamos. Pero de la misma manera que hizo Sofía, Irene me preguntó si me pasaba algo, porque me veía algo distante. Y lo de Amaya no era excusa, porque fue lo primero que me preguntaron y les dije que ese tema estaba mejor, aunque poco a poco. Coló la excusa del cansancio arrastrado, pero parecía que Irene se quedó con la mosca detrás de la oreja, aunque no terminó de sacar de nuevo ese tema de conversación.

Al final no hubo el movimiento que yo esperaba esa noche, porque después de cenar, sacar la tarta y darle los regalos, tanto Irene como Mario se acabaron retirando a casa, porque estaban reventados del día tan largo que habían tenido en el trabajo. Eran solo un poco pasadas las 11 de la noche, pero se les notaba el sueño que tenían por cómo se les entrecerraban los ojos. Así que nos despedimos de ellos, quedándonos Sofía y yo allí, recogiendo todo y fregando todo lo que usamos en la cena, aunque nos quedamos en el sofá un rato más bebiendo algo de vino que sobró de la cena, quedando cada uno con una copa. Veía a Sofía risueña, aunque no era raro en ella, volviendo a sacarme el tema de que me notaba diferente, aunque no me sabía decir porqué. Yo le decía que no tenía ni idea, redirigiendo la conversación al decir que pensaba que esa noche sería especial al ser una fecha señalada, entendiéndome ella de momento, dándole algo de pena, porque también pensaba igual que yo, aunque con gracia dijo que tampoco pasaba nada, porque estábamos ahí los dos y podíamos pasarlo bien igualmente.

Me gustó mucho la naturalidad con la que dijo aquello, además de la complicidad, por lo que me acabé la copa de vino de un trago y la dejé sobre la mesa, pasando a poner mi mano en su muslo para acariciarlo, siendo algo muy estimulante al no llevar ella medias. Poco a poco nos acercamos, con ella riéndose un poco, pero acabamos besándonos. Sofía puso su mano en mi cara mientras que la mía subía por su muslo, llegando hasta su culo, desprovisto de nada, permitiéndome tocar su nalga con total libertad. Estuvimos besándonos durante un buen rato y no teníamos mucha prisa, porque aún era temprano, así que ahí nos quedamos hasta que a ella le entraron ganas de ir un poco más allá. Empezó por colar su mano por debajo de mi ropa, para tocarme así el pecho sin que hubiera nada de por medio. La notaba con muchas ganas y eso me gustaba, aunque echaba su cabeza mucho para atrás. Una lástima que no pudiera comerle las tetas hasta no quitarle el vestido, porque no tenía ninguna apertura por ningún lado.

Pero mientras tanto me dediqué a besarle el cuello, cosa que parecía encantarle por los gemidos que emitía y por las caricias que me daba. Al final me pudo el ansia y acabé por tumbarla después de quitarle los tacones, para abrir bien sus piernas de manera que quedaran suspendidas en el aire. Le bajé el tanga hasta medio muslo y me lancé a comérselo. Para haberlo hecho ya varias veces, se me hacía una eternidad el tiempo que llevaba sin hacérselo. Sofía echaba su cabeza hacia atrás de nuevo, cerrando sus ojos mientras ponía su mano sobre mi cabeza para acariciarla o empujarla por momentos. Me miraba muy poco, porque mantenía sus ojos cerrados casi en todo momento, aunque me paró antes de llegar, porque quería hacer lo mismo conmigo. Pero no hicimos nada más ahí, porque me levanté para cogerla en brazos, con ella riendo por la rudeza que empleaba para ello, sin darle ni siquiera tiempo a subirse el tanga.

Cuando llevamos a su habitación la eché sobre la cama y me puse sobre ella para besarnos de manera muy guarra, encaramándose ella a mí con sus brazos y sus piernas. De nuevo, bajé para comerle el coño durante unos instantes, pero me volvió a parar para cambiar las tornas. Aunque antes de eso nos desnudamos por completo. Le quité el vestido y lo dejé sobre una silla que tenía allí, pasando a ponerme de cara a ella y decirle que estaba muy sexy con él puesto, aunque también así en ropa interior, porque llevaba un conjunto negro con encajes, pero le dije que me tenía que entender y que la prefería desnuda para el momento, echándose ella a reír. Luego hizo ella lo mismo conmigo, diciéndome que le encantaba verme bien arreglado. Se me quedó mirando la erección que tenía bajo los boxers, pasando a poner una sonrisa y sacándola de ahí para agarrarla con su mano y mirarla de cerca, empezando a pasar su lengua por ella mientras me miraba desde abajo.

Me gustaba mucho cómo estaba yendo la cosa, por eso me mantuve de pie un rato mientras ella permanecía sentada en la cama con sus piernas cruzadas, aunque al final me acabé tumbando bocarriba para que ella se acomodara entre mis piernas y poder comérmela así. Fue un momento un tanto complejo en realidad, porque me recordó mucho a Valentina. La mayoría de las veces ella me hacía sexo oral de esa manera y tampoco ayudaba mucho lo que se parecían físicamente con esos pechos grandes y culazos, teniendo también marcadas las curvas de las caderas. De hecho, relajé mi cuerpo, abriendo mis brazos para cerrar mis ojos y tratar de dejar la mente en blanco, aunque se me volvió a venir a la cabeza y estuve un rato pensando que era ella la que me estaba haciendo esa mamada. Pero los gemidos de amiga me sacaban de esa fantasía, por llamarlo de alguna forma, centrándome más en pensar que estaba con ella más que con mi ex.

De la mamada pasamos a hacer un 69 en el que ambos nos dábamos placer al mismo tiempo, aunque yo no me llegué a correr, pero ella sí que lo hizo, quedando tumbada sobre mi cuerpo relajándose. Yo me dediqué a acariciarle el culo hasta que por fin se incorporó y fui a por un condón que llevaba en la mochila que llevé donde tenía la ropa. No tardamos mucho en empezar, con ella poniéndose sobre mí para pegar nuestros cuerpos y comenzar a mover su culo hacia arriba y abajo. Me gustaba cuando me follaban así, pero también quería verle las tetas en el proceso y agarrárselas, por lo que la puse derecha, pudiendo apreciar cómo le botaban hasta que se las agarré para estrujarlas. A ella le gustaba que le hiciera eso, acelerando aún más la follada que me estaba dando, pero podíamos ir a más, por lo que hinqué mis talones en la cama para moverme yo desde abajo, acelerándola mucho más. Sofía pasó a gemir muy alto, pasando a tener su orgasmo, empezando a temblar y cayendo sobre mí para agarrarse a mis hombros.

Me desesperaba que ella llegara y yo me quedara a medias, por lo que la puse a cuatro sobre la cama para volver a metérsela, pidiéndome que esperara mientras reía, aunque me recibía con un buen gemido que me indicaba que le gustaba y casi que pedía que le diera más. Ahora sí que la estaba reventando como me gustaba a mí para sentirla bien, agarrándola de las caderas y dándole fuertes embestidas que hacían retumbar sus carnes. Mi amiga gritaba de placer mientras agarraba las sábanas con fuerza, llegando a hincar su cara en la almohada para no hacer tanto ruido. Me sentía muy bien follándola así, pero parecía que era demasiado para ella, porque se derrumbada sobre la cama. Aunque yo la seguía para continuar, pasando a pegar mi cuerpo al suyo para tenerla bien sujeta y que no se moviera tanto. Entre jadeos entrecortados me decía que la estaba matando, cosa que me ponía mucho, por eso la puse de nuevo a cuatro para volver a reventarla, consiguiendo correrme dentro del condón, haciéndolo ella también, pasando a temblar mucho su cuerpo. Yo la seguí al tumbarme también en la cama y quedarme reposando, aunque para cuando me di cuenta, ella ya dormía.

No iba a despertarla para seguir, pues ya eran más de las 12 de la noche en realidad y ella tenía que madrugar. Al igual que yo, pero mi sueño no era el mismo que el de ella. Como no tenía nada de sueño, me levanté para recoger las copas de vino que tomamos una vez se fueron nuestros amigos y dejarlo todo bien recogido, acabando un poco chafado por esperar otra cosa bastante diferente. Pensé que quizá la cosa se animaría más, pero parecían cansados de verdad, aunque me extrañaba que Irene no estuviera con ganas, ya que siempre lo estaba. También me pasaba lo de siempre con Sofía. Me gustaba compartir esos momentos de cama con ella y me parecía una chica guapísima y muy atractiva, pero siempre me quedaba con ganas de más con ella. No era de tener muchos orgasmos y solía acabar rendida, aunque fui capaz de disfrutar y pasarlo bien esa noche, pero sí que eché en falta un poco más para considerar que había sido una noche redonda.

Me quedé un rato en el salón para no molestarla, mirando el móvil y encontrando mensajes de Noelia, aunque ninguna llamada. En ellos me decía que tenía ganas de verme y que podríamos vernos al día siguiente si quería para pasarlo bien. También me deseaba que pasara un buen encuentro con mis amigos y que disfrutara el tiempo que pasaba con ellos, reconociéndome que le habría encantado acompañarme y poder reencontrarse con ellos y quizá tratar de reencaminar la situación que había entre ellos, aunque era nula. Negaba con la cabeza leyendo tanta cantidad de tonterías, pasando a otra cosa y dejándola en visto, como casi siempre hacía, porque pensaba que si le daba bola, sería peor. No encontraba gran cosa en mensajes ni en ningún otro lugar, por lo que me fui a la habitación con Sofía, dejando los tacones que le había quitado antes en el salón, para acostarme a su lado y tratar de dormir, aunque me costó mucho.

Me desperté con ella abrazada a mí. De lo que más me gustaba de mi amiga, lo cariñosa que era. Siempre tenía buenos gestos y palabras para mí y hasta inconsciente lo demostraba por la manera que tenía de estar tan cerca de mí. No tardó mucho más en sonar su alarma, emitiendo ella un sonido de fastidio mientras se movía para apagarla. Estuvimos unos minutos vagueando, aunque nos acabamos levantando para ponernos en funcionamiento. Desayunamos juntos mientras charlábamos, comentando ella que la noche anterior me había encontrado más agresivo de lo normal en la cama al no dejarle descansar el tiempo que necesitaba y por la manera que tenía de follarla. Volvió a mencionar que me notaba algo diferente, aunque yo me seguía haciendo el loco. Nos despedimos con un buen abrazo y un beso en la mejilla y me puse en camino para regresar a casa, porque tenía que ir al trabajo y aún me quedaba un buen raro hasta llegar.

Cuando llegué a casa, lo encontré todo en silencio, aunque poco duró esa sensación de tranquilidad al entrar en mi habitación, porque me inundó el olor de Noelia. Parecía que había estado por ahí y así lo confirmaba una nota que tenía sobre el escritorio en la que me deseaba un buen día y en la que me expresaba que tenía muchas ganas de verme, acabando con una carita sonriente. No me fui de muy buen humor a trabajar pese a darme una larga ducha caliente para tratar de relajarme, aunque las clases no se dieron mal, porque no tuve ningún percance ni alumno problemático. Para la hora de comer no se presentó, haciéndolo yo con Andrea tranquilamente y sin comentar mucho más allá de lo que solíamos, aunque parecía que la cosa entre nosotros se había relajado, porque estaba más habladora que en los últimos días. Pero sí que me la encontré al llegar a casa después de trabajar por la tarde, topándome con el resto de sus amigas subiendo por la calle, pero ella estaba ahí, en casa junto a Andrea.

En cuanto entré en casa, nada más cerrar la puerta sentí que alguien venía por detrás y un segundo después me estaba dando un abrazo. Un abrazo largo que apretó bastante mientras emitía un sonido un tanto infantil que poco le pegaba a la chica que conocí hacía ya casi cerca de 2 años. No me dejó ni decirle nada, pues directamente me preguntó cómo estaba, cómo me había ido la tarde, siguiendo al decir que me había echado de menos sin dejarme tampoco responder las preguntas que me hizo previamente, aunque tampoco es que lo fuera a hacer. Como no soltaba ese abrazo, me moví y empecé a andar hacia el salón, soltándome ella al fin. En esta ocasión no pude disimular la cara que llevaba con el percal que encontré en casa frente a una Andrea que estaba sentada en la mesa grande del salón, terminando de recoger todas sus cosas. Ella me saludó y yo lo hice sin ganas, diciendo que me iba a mi habitación para cambiarme. Noelia dijo que iban a ir poniendo la mesa en lo que yo me ponía cómodo. Otro día más que se acoplaba para pasar tiempo conmigo.
 
Capítulo 684

Justo cuando estaba acabando de cambiarme, apareció Noelia, asomando su cabeza para decirme que ya estaba todo listo. Hasta se metió en la habitación a hurtadillas acercándose a mí, momento que aproveché yo para agarrarla de la muñeca y que lo hiciera de verdad, riendo ella de manera algo traviesa como consecuencia de mi gesto.

-Ayer, estuviste aquí, ¿verdad?
-Claro que estuve. ¿Y tú? ¿Cómo te lo pasaste? ¿Qué hicisteis?
-¿Qué hacías aquí ayer tú?
-Pues... Es que te echaba mucho de menos y me quedé a dormir aquí. Le pedí permiso a Andrea y me dijo que no había problema.
-Estás de coña, ¿no?
-No. Te echaba mucho de menos. Me daba pena que no estuvieras aquí y pues me apetecía tener tu olor. Dormí de bien... -decía muy contenta.
-¿Pero tú qué te crees, que esto es una pensión en la que puedes comer y dormir por la puta cara?
-No... Pero como me llevo muy bien con Andrea y tú...
-¿Yo? ¿Qué?
-Pues...
-Que te olvides ya, Noelia. Joder, que parece que estás zumbada al no escucharme.
-Pero...
-Y esto... -dije cogiendo la nota que me dejó- No me dejes más mierdas como ésta. Es que no quiero que pises mi ni habitación ni mi casa, coño -seguí arrugando la nota para tirarla a una papelera que tenía por allí.

Pero entonces apareció Andrea por ahí, preguntando si no íbamos a cenar, porque ya estaba todo listo. Así que me fui, dejándolas ahí para cenar rápido y volver a mi habitación para poder estar solo. Pese a ser sobras del almuerzo con algo muy simple como acompañamiento, Noelia decía que todo estaba muy bueno. A pesar del rapapolvo que le acababa de echar, se mostraba sumamente alegre y era la que trataba de sacar tema de conversación en la que yo no participaba mucho. Estaba tan enfadado con Noelia, que cuando Andrea me preguntó por detalles de la noche anterior con mis amigos, dije que fue bien, aunque Irene y Mario se tuvieron que ir temprano pero que aun así pasé una muy buena noche. Andrea me preguntó dónde dormí, respondiendo yo que lo hice en casa de mi amiga Sofía, repitiendo que por eso fue una buena noche. Fue un comentario que no le hizo ninguna gracia a ninguna de las dos. Andrea estaba más molesta que otra cosa, pero Noelia sí que estaba enfadada por la manera que tenía de arrugar su nariz y mirar hacia su plato. Y no me quedé tranquilo diciendo solo eso, porque cuando recogí lo mío y me fui a mi habitación dije que podría haber sido mucho mejor si Irene y Mario no se hubiesen ido.

El cabreo se me rebajó bastante al ver que con eso le había dado un palo a Noelia, porque era lo que ella me estaba haciendo a mí todo el tiempo al estar rondando a mi alrededor sin parar después de repetirle miles de veces que no lo quería. Aunque ni con esas me libré de que viniera hasta mi habitación para despedirse de mí al irse a su casa. La puerta estaba entornada y ella metió su cabeza para decirme que ya se iba, dándome las buenas noches y deseándome un buen sueño, aunque yo no le llegué a responder. Por lo menos había conseguido que se marchara de casa y me dejara tranquilo. Poco, pero era algo, porque no estaba para muchas tonterías. Seguí en mi habitación una vez se fue, echado en la cama para mirar el móvil y leer los mensajes que tenía, empezando una conversación con Ángela para contarnos un poco nuestro día y cómo ella llamó a Mario temprano para felicitarle por su cumpleaños, diciéndome también que Irene le había contado la cena que tuvimos los cuatro en casa de Sofía.

Se alegraba mucho de ver lo unidos que estábamos, aunque rápidamente me comentó aquello que me notó Irene de que estaba como distante. No se podía estar callada esta chica, aunque salí del trance haciéndome el loco y diciendo que estaba algo cansado entre madrugar, el gimnasio, trabajar y el viaje para ir hasta allí. Pareció colar, aunque más que ponerse insistente, me dijo que si necesitaba hablar de algo, que podía contar con ella. Era algo que valoraba mucho de ella. No el que se prestara a que hablara con ella, que también, sino el decirme eso de aquella manera. En lugar de echármelo en cara para que se lo acabara contando, ella me decía que si lo necesitaba hablar, pues que ahí la tenía. No me decía las cosas creando malos rollos ni buscando enterarse a la fuerza. Ella tiraba más por prestarse a darme su ayuda si yo creía conveniente necesitarla. Qué pena que se hubiera ido a otro país a trabajar y que no tuviera ningún interés en intentar una relación de nuevo, porque esta chica valía oro para mí.

Tuve que dejar de hablar con ella al aparecer Andrea por mi habitación. Con aire cogió la silla que tenía en el escritorio para darle la vuelta y sentarse en ella, preguntándome qué pasaba conmigo. Le respondí con otra pregunta al decirle que a qué se refería, viendo venir lo que me iba a decir. Y efectivamente, me echó en cara los comentarios que hice en la cena sobre la noche anterior. Me recriminaba que lo hiciera sabiendo que Noelia estaba colada por mí, preguntándome también si no me daba cuenta de aquello. Y sí que me daba cuenta, como le dije a ella, pero también debía entender que yo no tenía ningún interés en ella en absoluto. De hecho, le conté que le dije varias veces que no la quería en mi vida, como tampoco quería que estuviera husmeando por mi casa cada dos por tres. Andrea estaba enfadada, llegando hasta a decirme que era un insensible al tratar así a alguien que estaba por mí, sin pensar el daño que le estaba haciendo con esas palabras.

Pero ya no podía callarme más, por eso le dije que me parecía muy bien que fuera su amiga, pero no por eso iba a hacer lo que ella quisiera. Seguí comentando que bastante hacía con permitir que estuviera allí, todo lo tiempo que pasaba pese a no querer ni verla, aunque sí que le acabé echando en cara que la dejara quedarse a dormir la noche anterior, y encima en mi habitación. No encontró ningún argumento para eso más que el que la propia Noelia me dio, diciéndome que me echaba de menos y que la veía triste por eso. Seguí comentando que me parecía muy bien que ella se preocupara por su amiga, pero que yo también creía serlo y no estaba haciendo nada por mí al echarme encima a alguien que yo no quería tener en mi vida y que de hecho odiaba por todo lo que me había hecho en el pasado. Para cerrar la discusión le dije que yo quería seguir llevándome igual de bien con ella y que si ella quería lo mismo, tenía que respetarme y no forzar nada que yo no quería desde ningún momento.

Andrea se acabó marchando sin llegar a responderme, cerrando la puerta de mi habitación. Estaba otra vez enfadado, porque de nuevo tenía mal rollo con mi compañera de piso. Parecía que la cosa se había calmado, pero ahora habíamos discutido otra vez y la cosa estaba tensa. Demasiado. Pero la verdad es que me quedé bastante a gusto al decirle todo aquello. Esperaba que tuviera en cuenta mis palabras y mis argumentos para poner un poco de espacio entre todos, porque me resultaba muy agobiante encontrarme a Noelia cada dos por tres, especialmente cuando volvía a casa de trabajar queriendo estar tranquilo después de aguantar muchas horas y voces de niños, consiguiendo todo lo contrario al tener que soportar a otra. Me quedé a gusto, pero seguía enfadado. Tanto, que cogí el móvil para enviarle un mensaje a Noelia y decirle que por su culpa Andrea se había vuelto a enfadar conmigo, lo que estaba provocando una mala convivencia entre nosotros.

No me respondió. Ni lo hizo al día siguiente. Y eso que yo estaba al tanto del móvil. O más que eso, estaba despierto para ver si recibía algún mensaje o algo, porque me tiré hasta altas horas de la madrugada jugando al no poder dormir. Quizá no debería haber ido al gimnasio para cerrar la semana de trabajo aquel viernes, pero me apetecía. Aunque estaba escaso de energía por las pocas horas de sueño. Por eso fui temprano, para poder desayunar fuerte en casa después de darme una buena ducha, metiéndome un buen tanque de café para aguantar todo el día. Cuando me quedaba poco para irme me encontré con Hugo, quien se acercó a mí, estando un rato charlando. Hablamos de nuestras cosas hasta que me dijo si me animaba a salir ese fin de semana como ya habíamos hecho anteriormente, pero prometiéndome que sin historias en esta ocasión, porque quería estar tranquilo y de hecho, llevaba unos días sin tomar nada. Sin dejarme responderle, me preguntó qué había hecho con lo que me quedaba a mí de lo que me compré, comentándole yo que lo usé el día siguiente casi ya de noche.

Hugo flipaba conmigo, pensando que hacía muchas tonterías, y no le faltaba razón. También me preguntó si me notaba algo raro, pidiéndole yo que me aclarara, pensando que se refiera a algún efecto secundario o algo así. Me preguntó directamente si me había entrado mono. Le dije que para nada, cosa que le alivió bastante, aunque cuando dije bromeando que se habían dado situaciones últimamente que hacía que viera bien tomar un poco de eso, me dio un manotazo, pasando a decirme que me dejara de tonterías y que me estuviera quieto, pasando a cambiar de tema al volverme a preguntar si me animaba entonces a salir con él el fin de semana en el que ya entrábamos. Le dije que no podía, porque como todos los años en mi grupo de amigos, se había montado una fiesta de Halloween e iba a ir a ella. Fue un poco un chasco para él, porque se había quedado sin plan y le daba palo salir solo, por lo que le dije que se viniera conmigo y así tenía plan.

Él me preguntó si me parecía buena idea y la verdad es que sí, porque lo consideraba un buen chico, pero le hice prometer que no contaría nada ni de las tonterías que había hecho al probar las cosas que descubrí en parte por él ni tampoco lo de que Noelia estaba rondando por mi vida. Él me dijo que yo sabría lo que hacía, porque les había hablado de mis amigos y de lo importantes que eran para mí, pero no tenía problema en guardar silencio. Aunque también me pidió que no les comentara nada de lo que solía tomar él, porque daba por hecho que no les había contado nada si me pedía que mantuviera la boca cerrada. Y así era. Así que acordamos no comentar nada de aquello, dándome él su razón al no querer quedar mal delante de mis amigos, cosa que ya imaginaba yo. También acordamos que esa noche sí que no habría tonterías. Por mí era fácil, ya que aquello fue algo muy puntual, pero sabía que a él le iba a costar trabajo, aunque me dijo que no conocía mucho mi ciudad al haber ido solo un par de veces y que pillar por ahí iba a estar complicado, aunque ya sabía yo que no era así del todo, porque alguien con su experiencia debía saber dónde ir o a quién acercarse en lugares en los que se salga de marcha para conseguir un poco de lo que busca.

Cuando llegué a casa después de trabajar por la noche y aprovechando que estaba muy relajado al haber cenado en soledad y estar echado en el sofá, se lo comenté a mis amigos, quienes se mostraban curiosos. Sobre todo las chicas, porque al no haber hablado en ningún momento de un amigo nuevo y hacerlo ahora de repente, les despertó el interés. Me preguntaban quién era, explicándoles yo que se trataba de alguien a quien había conocido en el gimnasio hacía unas semanas y que nos llevábamos muy bien, sin más. Pero ellas seguían preguntando, por lo que comenté que había salido alguna vez con él de fiesta y que se dedicaba a la hostelería, trabajado en un hotel como cocinero y que me había invitado alguna que otra vez. Pero aquello no les parecía importar mucho, pasando a preguntarme directamente por cómo era, así que lo describí un poco, llamando la atención de mis amigas al decirles que era guapete y tal.

Hicieron algún comentario de que tenían ganas de verlo. Incluso me pidieron que les pasara alguna foto de él o sus redes para poder verlo, pero preferí putearlas un poco y que se quedaran con las ganas hasta que lo vieran en persona, cosa que iba a tener lugar al día siguiente, así que no era para tanto. Ver el revuelo que se montó con ese detalle de llevar a Hugo me hizo gracia y también hizo que me entraran ganas de esa fiesta de Halloween que ya se había convertido en tradición. Además de ver a mis amigos y presentarles a uno nuevo, necesitaba ese momento de ocio para desconectar un poco de todo y alejarme de todo lo malo que rondaba por mi vida en esas semanas. Y eso que estuve allí a mediados de semana, pero es que el cuerpo me pedía ir allí y pasar tiempo con mis amigos. Como si me hubiera quedado con ganas de más el miércoles, y no hablo solo de sexo al tener que irse Irene y Mario tan rápido a casa.

Andrea no tardó mucho en volver a casa, haciéndolo un poco pasadas las 11 de la noche, aunque la verdad es que era raro en ella. Y temía que viniera Noelia también, pero por suerte no fue así. Se fue derecha a la cocina a dejar una bolsa que traía sin saludarme siquiera, haciéndolo yo de nuevo cuando salió de la cocina. Se quedó de pie junto al sofá, donde yo estaba sentado. Y por cómo estaba con sus brazos cruzados no parecía estar de buen humor. Le pregunté si pasaba algo y me dijo que venía de estar toda la tarde con Noelia en su casa, porque al parecer estaba regular. No me interesé en ningún momento por ella, pero Andrea se encargó de informarme de que no era por un resfriado ni nada parecido, sino por mi culpa, por los comentarios que hice en la última comida que tuvimos los tres juntos. Me medio recriminó que lo hiciera adrede para hacerle daño y yo no quería volver a discutir por lo mismo, así que intenté zanjar el tema diciendo que no éramos pareja ni nada remotamente parecido, así que no tenía ningún derecho a ponerse de ninguna forma por ello.
 
Andrea está muy tonta y no se entera de nada. Quizás lo mejor es que se vaya de la casa si sigue con esa actitud.

No entiendo por qué le dora la bola a Noelia en contra de la opinión de Javier. Por qué se cree la película que le haya contado Noelia, que la acaba de conocer, en lugar de creer la versión de Javi, al que conoce de más tiempo y sabe perfectamente cómo es, sobre todo por la ayuda que la ha prestado de manera desinteresada.

A ver cómo cae Hugo con sus amigos, sobre todo con Sofía.
 
Definitivamente; Andrea no se ha informado sobre el precio de los alquileres. No hay amistad en el mundo, que justifique la perdida del chollo que tiene ésta chica con Javier.
De todas formas, estaría bien que Keranos, en algún momento, nos diera una pista, de porqué Andrea se ha puesto en contra de Javi, que es su amigo y benefactor. Teniendo en cuenta, que él ya le ha contado de su mala experiencia con Noelia.
 
Hago una pregunta a @Keranos :

Es autobiográfico o novela o mezcla? Creo que hace casi un año hablamos de esto en el antiguo foro pero no recuerdo.

Una vez más gracias por el trabajo y felicidades por la historia!
Dije que en su día que era autobiográfico en gran medida, pero que también habría añadidos. Ya lo que sea una cosa u otra lo dejo a criterio de cada uno.
 
La verdad que no entiendo el comportamiento de Andrea, por muy amiga que sea de Noelia, que pasa que Javi es menos amigo, si tan malo es por que sigue viviendo con él, por otro lado Javi y su comportamiento tampoco es que sea muy normal, me cuesta entender en ocasiones sus actos.
 
A medida que avanza esta historia más surrealista se vuelve, esta etapa en verdad.

Cada interacción entre Javier, Noelia y Andrea se ha ido plagando de situaciones absurdas, algunas rayan en lo inverosímil.

Es que el comportamiento entre ellos escapa a lo que un mínimo sentido común nos aconsejaría hacer.

Y esta urgencia de incluir a Hugo en su vida, situaciones muy íntimas que se comparten luego de bastante tiempo de probar amistad.

Esta invitación a Hugo a compartir con el grupo, decir que es insensato es poco, su adicción e ignorancia de sus reales hábitos sexuales e higiene relacionada, le hacen un sujeto de alto riesgo, incluso usando preservativos.

Me tiene bastante frustrado el derrotero que últimamente lleva el relato...no sé...:rolleyes:
 
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