Reencuentro con Elena

Entiendo que.mi opinión es muy radical y seguramente alejada de lo que piensa el resto, pero es que me parece que últimamente está distanciados de sus amigos y la actitud de Irene no creo que sea buena.

Entiendo que la reacción de Irene ha sido equivalente al dolor que siente.

Siempre lo de ellos ha sido especial, una complicidad que sin ser malintencionada, está al siguiente nivel de la amistad.

Estoy seguro que si Mario no estuviera en la vida de ella, Javier ocuparía ese lugar. :cool:
 
Por una vez estoy completamente de acuerdo, es el momento de que todos ellos pongan distancia con Javi, últimamente Javi está decepcionándolos a todos.
Sí señor, completamente de acuerdo contigo.
Aunque lo digas con ironía es lo que pienso y no voy a cambiar mi opinión.
Sus amigos últimamente dejan mucho que desear.
 
Última edición:
Ironía ninguna. A los hechos me remito. El resto de "amigos" no parecen tener problemas con sus amistades.
...
Lo dicho, me ha gustado mucho cómo ha descrito el autor ese bajón de Javi. Lo que no tengo tan claro es que haya sido buena idea quedar con Valentina precisamente en este momento, a ver cómo va esa cena.

Es que Keranos se ha hecho un experto describiendo los bajones de Javier. :oops::ROFLMAO:
 
Capítulo 695

Estuvimos hablando durante un buen rato más, aunque nos acabamos despidiendo para ir preparándonos para nuestros planes. Al final no se me había hecho tan largo el día, porque había encontrado la manera de contactar con algunas personas cercanas a mí y eso ayudaba, aunque me costara. Recogí un poco la casa y me di una buena ducha y me arreglé bien, como pocas veces lo había hecho al ponerme una camisa y un jersey. Quería causarle buena impresión a Valentina, quien seguro que vendría guapa, como siempre hacía. Dejé preparada la ensalada y cuando quedaban pocos minutos para las 10 de la noche hice el pedido, el cual fue sin problema. Casi un cuarto de hora después de las 10, apareció Valentina por casa. Iba muy guapa, aunque se notaba que venía del trabajo. Cuando se quitó su largo abrigo pude ver cómo llevaba un traje ejecutivo que le quedaba de muerte. Una chaqueta y una falda en azul marino y una camisa blanca con los primeros botones desabrochados para dejar un escueto escote que se me hacía muy sugerente. Y unos tacones altos de color negros muy típicos en ella, ese era su modelito para la ocasión.

Puso una pequeña sonrisa cuando me vio a mí. No me dijo nada, pero se notaba que le había gustado ver cómo de arreglado iba. Yo sí que le dije que estaba muy guapa, agradeciéndome ella las palabras. Lo único malo del momento fue el saludo, porque ella se acercó para darme dos besos, aunque dudó. Y eso hizo que fuera una situación un tanto incómoda. Aunque al final me los acabó dando, pasando ella hacia dentro mientras yo le decía que olía muy bien, sin tener respuesta por su parte en esta ocasión. Se quedó un poco parada cuando entró al salón, preguntándole yo qué ocurría. Hizo un pequeño comentario en el que me dijo que no pasaba nada. Quizá estaba sorprendida al encontrarlo todo bien puesto y ordenado, aunque no es que fuera raro. Tal vez fuera que puse música del estilo que le gustaba a ella para amenizar esa reunión y que viera que no pretendía discutir, por si tenía alguna duda.

Le pedí que tomara asiento, sugiriéndole empezar por la ensalada en lo que venía la comida, que no debía tardar mucho. A ella le pareció bien, aunque de su bolso sacó una botella de vino. Dijo que no quería venir de vacío y pensó en traerla para la cena. No tenía mucho conocimiento en aquello, como he plasmado alguna vez, pero sí que ella me había enseñado alguna cosa y veía que ese vino era bueno. La miré buscando una respuesta, pero ella ojeaba curiosa la casa, pasando a mirarme, interrogándome con un gesto, aunque no dije nada. La abrí y serví unas copas, a la vez que la ensalada y empezamos a cenar mientras comentábamos cómo nos iba. Fue mucho mejor de lo que pensaba. Si hasta me llegó a recordar a esa rutina que establecimos como pareja en donde quedábamos mucho para almorzar o cenar y nos contamos nuestro día. Aunque por momentos nos quedábamos en silencio. Yo no podía evitar pensar en Irene al mirar el reloj que me puse para la cena, el que me regalaron mis amigos.

Valentina era demasiado lista y sabía que recordaba ese detalle, preguntándome por el tema, aunque me salvó el timbre. La cena había llegado. Una vez recogida, mientras la empataba, pensé que debía haber ido con más cuidado, porque podría haber sido Noelia perfectamente, pero por suerte no fue así. La cena continuó en buena sintonía y al final calló la botella entera de vino, aunque como comimos bien y fue durante un lapso largo de tiempo, no llegamos a emborracharnos, porque tampoco es que tuviera mucha graduación. Por momentos se mostraba cortada, en otros más habladora. Me tenía un poco despistado aquello y no paraba de pensar que debía sentirse incómoda pensando que yo buscaba algo más. Aunque la conversación se puso más seria cuando me presentó unas disculpas más formales por haber venido así el día de mi cumpleaños en esa visita que me hizo. Yo le quité peso a la seriedad del momento diciéndole que no importaba y que entendía que estuviera así, mostrando también unas disculpas sinceras de corazón que ella parecía interpretar bien.

No hizo de nuevo el comentario de que no me hiciera ilusiones, pero me di cuenta de que pensaba que podría intentar algo al decir que sería mejor que se fuera a casa. Le pedí que se quedara unos momentos más, para tomarnos el postre solamente, porque había comprado algo que le gustaba a ella. Se trataba de un volcán de chocolate, el cual ya venía hecho, pero traté de presentarlo lo mejor que pude. Ya sabía que le gustaría y me dio las gracias por el detalle, pero nuestra reunión no duró mucho más. Justo al despedirnos me dijo que había estado bien y que aunque no lo creyera por las cosas que me había dicho, se preocupaba por mí y en el fondo quería que me fuera bien. Le agradecí esas palabras enormemente, porque me levantó mucho el ánimo ver que aún le importaba. También le dije que me encantaba haber quedado así con ella, pidiéndole un abrazo antes de irse, cosa que acabó aceptando tras pensarlo durante unos segundos. Fue un abrazo muy cálido, aunque me los había dado con más cariño en otras ocasiones, pero sentía ese acercamiento y me gustaba. Ni siquiera reparé en cómo sus pechos se aplastaban contra el mío.

Y sin más, nos despedimos marchándose ella a casa tras llamar a un taxi, el cual la recogió en la puerta. Me sentía bastante bien y me puse a recogerlo todo, echándome en el sofá una vez acabé. Me puse a repasar la cena que acababa de tener con Valentina. Estaba muy contento con cómo había ido todo. Aún estaba su olor por la casa y la verdad es que ahora sí que reparé en lo guapa que estaba. Hasta se me vino a la cabeza una vez que llevaba ese mismo modelito, o parecido y fantaseamos un poco con follarla en la mesa de su cocina. Eso desembocó en pensar en otras situaciones similares, sorprendiéndome a mí mismo al acabar bastante empalmado al recordar eso. Acabé masturbándome pensando en ella, aunque también me ayudé de alguna foto que tenía en mi móvil de cuando estábamos juntos. Sí que se me había levantado el ánimo para haber acabado así cuando no tenía especialmente muchas ganas de eso. Lo peor de todo es que ahora sí que me estaban entrando ganas de volver a verme con ella para acabar en la cama.

Las oportunidades que tenía con Valentina eran nulas, en principio, porque ella me repitió en varias ocasiones que no me hiciera ilusiones con vernos para otra cosa que no fuera charlar. Pero por cómo había ido la noche, podía pensar que sí que había alguna oportunidad. Se notaba mucho que le gustó verme así de arreglado, al igual que se relajó conforme la cena tuvo lugar. Pero si quería llegar a algo más no podía cometer ningún fallo. Tenía que llevar cuidado y medir bien mis pasos para encontrar la oportunidad perfecta y poder acabar como me imaginé mientras me tocaba. No iba a forzar nada, pero sí que trataría de sembrar para luego recoger. No podía dejarme arrastrar por mis impulsos, como me pasó con Andrea. Qué lejos quedaba eso, por cierto. Ahora veía a Andrea de manera muy diferente. La seguía viendo atractiva y tenía algo que me seguía llamando la atención, pero con todo esto de ponerse siempre de parte de Noelia y de meter mano en el asunto para que hubiera más acercamiento entre nosotros del que ya había, se me habían quitado bastante las ganas. Lo malo pesaba bastante y empañaba mucho la imagen que tenía de ella.

Aunque veía la cosa muy difícil con Valentina, porque necesitaría un trabajo muy grande para conseguir lo que quería, que era irme con ella a la cama. Estaba aún resentida y seguro que se le vendrían todas esas cosas a la cabeza cuando dijera de dar el siguiente paso. Debía hacerlo con cuidado y muy poco a poco. Quizá era demasiado trabajo para conseguir algo que ya había probado, pero sabía que era una mujer increíble y que siempre que íbamos a la cama prometía. También se me vino a la cabeza obviamente su reproche de que estaba obsesionado con el sexo y que debía buscar ayuda profesional y pensar más en lo que pudiera sentir las otras personas. No pensaba que siguiera enamorada de mí pese a lo que se preocupaba, pero tampoco veía malo pasar un buen rato. Si de hecho fue como empezamos a conocernos, yéndonos a la cama cada vez que quedábamos para vernos. Tenía en mente alguna idea de cómo hacerlo, pero no quería que fuera muy cantoso, por lo que era algo que me iba a llevar tiempo.

Al día siguiente sí que tuve la ocasión de quedar con Daniela para charlar. Me lo propuso ella al tener ese día libre, por lo que se pasó por casa después de comer para tomarnos un café y poder hablar allí tranquilamente. Vino bastante guapa, con un jersey de cuello vuelto y unos vaqueros ajustados, con su pelo muy liso, diferente a como solía llevarlo por ir con él ondulado de normal, aunque lo que no había cambiado era su flequillo y el color, porque seguía con ese pelirrojo. Me dio un gran abrazo en cuanto le abrí la puerta, dándome también dos besos. En cuanto la hice pasar, le serví un café y nos sentamos. Lo primero que me dijo fue que me echaba de menos y que tenía un poco de mala cara, pasando a preguntarme si me encontraba bien por eso mismo. Le conté lo que pasó el día de mi cumpleaños y ella se lamentaba de que Irene estuviera tan enfadada conmigo, aunque también me dijo que tenía que llevar más cuidado, porque solía dejarme arrastrar por las situaciones que involucraban a alguna chica. Fue un pequeño reproche por lo que le hice a Valentina, era bastante obvio, pero no hice ningún comentario al respecto, porque sabía la influencia que mi ex tenía sobre ella al ser una muy buena amiga suya.

Por suerte, ese momento de reproche no se alargó mucho más y pasó a pregúntame por cómo me iba en general, aunque me dijo que del tema personal ya sabía bastante, tanto por lo que yo le acababa de contar como por lo que también le contaba Valentina. Me reconoció que no le pareció nada bien eso que hizo de contratar a alguien para mantenerme vigilado durante todos esos meses y que no me lo contó por miedo a empeorar las cosas entre nosotros al no saber cómo podía reaccionar yo, aunque se imaginaba que no me haría gracia. Le comenté que flipé bastante con aquello, aunque viniendo de Valentina no me extrañaba tanto, porque no era la primera vez que lo hacía. Ya le puso vigilancia a su exmarido cuando aún estaban casados y entendí que me la pusiera a mí también por aquello que le dije que me hubiera gustado seguir con la relación y que lo dejaba en sus manos. Daniela me regañó un poco por decir eso y hacer todo lo que hice después. Aunque la bronca se centró en tema drogas. Se preocupó mucho por mí en ese aspecto, aunque yo le dije que solo fue por probarlo y por curiosidad, que no lo hacía de manera activa.

No terminó de írsele la preocupación, pero al menos conseguí cambiar de tema al explicarle cómo me iba en el trabajo, cómo habíamos introducido ayuda para más asignaturas y demás. Pareció interesarle mucho el tema, porque me pedía información para ver cómo nos organizábamos, qué niveles dábamos y algunas cosas más. Me sorprendió tanto interés y le pregunté el motivo. Ella puso una sonrisa muy bonita en su cara, la cual me transmitía vergüenza por su parte. Estaba extrañado, aunque la veía muy mona con esa expresión, por lo que le pregunté. Entonces fue cuando me empezó a contar lo nuevo que tenía en su vida. Me dejó bastante impactado cuando me dijo que había dejado su trabajo hacía unas semanas y que se había puesto a estudiar. Me lo dijo tan de sopetón que me dejó sin palabras, aunque rápidamente pude reaccionar, diciéndome que me alegraba mucho por ella por dar ese paso y por tener esa valentía. Ella estaba radiante con una gran sonrisa en su cara, correspondiendo el abrazo que yo le quise dar al acercarme a ella.

Pero rápidamente me separé de ella, preguntándole qué era entonces eso que me contó el día anterior por lo que no podía quedar, porque supuestamente tenía lío en el trabajo. Ella rio con ganas y me empezó a contar. Me dijo que no me había mentido, pero que prefería contarme esa noticia en persona. Al parecer necesitan ayuda el día anterior con eso que se montó y le pidieron ayuda, porque ella sabía bien cómo hacer su trabajo cuando estaba allí y ayudó a sus compañeros. Me contó emocionada cómo dio el paso, en donde Valentina tuvo mucho que ver. Me dijo que ella le dio los ánimos necesarios para tomar esa decisión, probándole que ella merecía mucho más que ser una camarera de cafetería y que seguro que lo sacaba si se lo proponía. Daniela le decía que era una locura y que no podía dejar de trabajar para estudiar, porque no tenía dinero con el que sobrevivir durante todo ese tiempo que necesitaba para poder sacarse los estudios necesarios. Valentina fue una pieza clave, porque Daniela le contaba que envidiaba mucho verla tan decidida y segura, y que también tenía pinta de ser interesante su trabajo.

Ella fue la que le dijo que si de verdad le gustaba, que hiciera por donde para llegar a cumplir ese sueño, o más bien sacarse esa espina que tenía de conformarse con ser una más de las chicas de su barrio y con despuntar y poder ser una persona de éxito como ella. Me parecía muy interesante lo que me contaba, aunque las ganas que le ponía tenían mucho que ver. Daniela se ilusionó mucho cuando Valentina le decía todo eso según me contaba, pero puso rápidamente los pies en el suelo y empezó a sacar pegas que eran objetivas, como no tener dinero ahorrado para vivir mientras estudiaba, teniendo que trabajar a la vez, creyendo ella que no sería capaz de llevar las dos cosas a la vez, porque pensaba que no daba mucho de sí su cabeza. Y no contemplaba nada volverse a vivir con sus padres, porque también lo pasaban mal económicamente y no podía estar con ellos sin aportar nada. No es que se lo fueran a echar en cara, pero ella no estaría tranquila de esa manera.

También veía como problema que iba a ser mucho tiempo estudiando, porque la pobre no tenía ni la ESO. Y estábamos hablando de cursar una carrera universitaria, con lo cual, sí que le iba a llevar unos cuantos años. Se ofuscó mucho en esa conversación al ver las pocas oportunidades que tenía por su situación, echándose hasta a llorar, aunque Valentina le abrazó y la calmó, preguntándole si de verdad quería ser como ella y estudiar para conseguirlo. Daniela se apartó y le asintió, pero le dijo que no podía ser. Valentina tomó una firme decisión, diciéndole que dejara el trabajo, aunque Daniela no le entendía, porque le había dicho que no tenía dinero. Mi ex le propuso una solución muy sencilla: que se fuera a vivir con ella. Tuvo la idea de acogerla para que pudiera estudiar y cumplir así su sueño de ser alguien de más provecho que para servir cafés, porque ella creía que valía para mucho más que eso.
 
Otra de las cosas que leo mucho es "la mala cara" y que se dan cuenta de eso. No sé, me imagino que ponen esa cara al propósito porque quieren que le pregunten sobre eso 😅

Si antes comentaba que lo de repetir "no te hagas ilusiones" tantas veces era por algo obvio para todos, pero parece que Javi, el superman del sexo, lo entiende al revés. Estará otra vez "autoengañándose"?

De valentina no sé que decir. Hasta pensaba que lo repetía para dar un claro mensaje, y más aún cuando recibe las adulaciones de Javi sin problema, pero en fin. Se convertirá en una follamiga más?
 
Creo que estáis especulando sin motivo.
Cuando una ex queda contigo para cenar en tu casa, con la condición de " sólo hablar". Y en esa cena hay buen ambiente aunque no ocurre nada, y quedas emplazado a otro encuentro... Está más que claro, que esa chica quiere " hablar" más, porque no ha quedado " hablado" todo.
Si señores... Valentina tiene ganas de " hablar" con Javi. Creo que ha pensado que aunque no puedan ser pareja, siempre pueden quedar de vez en cuando y tener una buena sesión de " conversación ", que siempre viene bien.
 
Creo que estáis especulando sin motivo.
Cuando una ex queda contigo para cenar en tu casa, con la condición de " sólo hablar". Y en esa cena hay buen ambiente aunque no ocurre nada, y quedas emplazado a otro encuentro... Está más que claro, que esa chica quiere " hablar" más, porque no ha quedado " hablado" todo.
Si señores... Valentina tiene ganas de " hablar" con Javi. Creo que ha pensado que aunque no puedan ser pareja, siempre pueden quedar de vez en cuando y tener una buena sesión de " conversación ", que siempre viene bien.
Bueno, yo de momento también creo lo mismo que tú , que solo quiere hablar con él y tener cierta amistad.
Para que lo otro se vuelva a dar, va a tener que recuperar su confianza.
 
Capítulo 696

No me extrañó que Valentina le hiciera esa oferta, pero Daniela sí que lo hizo, porque nadie había apostado tanto por ella. Pero se negó. No veía normal estar viviendo de gratis con ella en lo que se preparaba todos sus estudios, porque era demasiado tiempo. Valentina le comentó que no le importaba en absoluto y que la quería mucho como para importarle ese gasto de dinero que le iba a suponer. La amistad que tenía con ella era mucho más valiosa que todo ese dinero que pudiera costar dejarla vivir en casa y ayudarle con sus estudios. Daniela no lo veía claro. Le parecía abusar mucho de su amistad, pero Valentina le insistió, aunque entendía que pensara eso, por esa razón le dejó unos días para pensarlo, pero ella le abrió las puertas de su casa en ese mismo momento. Mi amiga me contaba que no fue una decisión fácil de tomar, porque le parecía muy fuerte hacer algo así y pensaba que iba a ser una molestia y una carga, cuando lo que quería era ser alguien de provecho. Hablaron el tema más tranquilamente y al final la hizo entrar en razón.

Daniela se fue a vivir con Valentina y también empezó a prepararse por su cuenta la ESO, lo cual quería quitarse del medio cuanto antes. De ahí su interés por las clases que dábamos de otras asignaturas en la academia. Me dijo que estudiaba muchas horas al día y que casi que no perdonaba ni los fines de semana, porque se quería poner a ello cuanto antes. Valentina también tuvo mucho que ver en su evolución, porque le proporcionó todo lo que necesitaba para llevar aquello acabo. Me contó que puso en orden un despacho que tenía, supongo que el de su marido, para que fuera su sala de estudio, comprándole incluso un ordenador portátil y todo para que tuviera las máximas facilidades para desempeñar su nueva vida de manera más eficiente. También se la llevaba varias veces a la semana a la oficina para que se fuera familiarizando con todo ese mundo, tomándose su tiempo para explicarle cada paso que hacían con detalle. Daniela me contaba entre risas que todo lo que veía le impresionaba mucho y que la intimidaba, pero que también la ilusionada y le encantaba.

Tenía el don de aprender rápido y Valentina era consciente de ello, al igual que veía las ganas que le ponía. Pero se sentía mal por no poder aportarle nada a cambio de todo lo que estaba haciendo por ella. Valentina solo le pidió una cosa, su amistad, que no le fallara y que acompañara, porque se sentía sola. Ambas se hicieron mucho más amigas a raíz de eso, llegando a tener un vínculo propio de familiares. Daniela me decía que la consideraba como una segunda madre y que pensaba que ella era como una hija para ella por lo que estaba haciendo por ella y por su manera de aconsejarle y comportarse con ella. Y estaba encantada. Se emocionaba contándome todo esto y yo no podía estar más contento al oírla y ver cómo de bien le iba y cómo de bien se comportaba Valentina con ella. Era algo de admirar. Hablamos de más cosas después de eso. Hasta volvió Andrea a casa, dándonos cuenta del tiempo que había pasado. Ambas se saludaron y Daniela dijo que se iba a marchar, porque se le había hecho tarde. Nos despedimos en la entrada con un fuerte abrazo, diciéndole que me alegraba mucho por ella y que estaba en la academia para lo que necesitara. Ella me pidió que me cuidara, poniendo una cara muy mona y se fue.

Una vez se fue, me fui directo a mi habitación, porque no tenía ganas de una posible bronca por parte de Andrea. Aproveché para mandarle unos mensajes a Valentina y decirle que estaba impresionado con todo lo que me contó Daniela, a la vez que me parecía genial. Sorprendentemente, Valentina me respondió casi de inmediato, riéndose y diciendo que no era para tanto, que ella merecía eso y mucho más. Le llegué a decir incluso que me entró orgullo por ella, a lo que ella me contestó diciendo que en el momento en el que le ofreció aquello, se acordó de mí, porque yo había hecho algo muy parecido con mi compañera de piso, restándole importancia al gesto que tuvo. Yo le dije que no tenía que desmerecerse nada y también le pregunté si le molestaba que le hablara y que mantuviéramos el contacto. Quizá fue algo precipitado hacer eso, jugándomela un poco, pero tuve la suerte de que me dijera que no. Que tras la cena que tuvimos la noche anterior me veía con otros ojos y pensaba que no era tan malo como creía que era por haberla engañado. El plan parecía marchar bien.

Sin embargo, los siguientes días mi ánimo se empezó a apagar de nuevo. Esas ganas e ilusión, en parte, por algo se fueron desvaneciendo. O más bien, el no poder actuar con rapidez, hacía que me relajara en ese asunto y estuviera más pendiente de mi día a día que de otra cosa. La rutina no ayudaba a aquello, porque era siempre lo mismo una y otra vez. El gimnasio me servía mucho para despejarme y evadirme, al igual que las clases, porque me ayudaban a socializar, aunque no es que se pudiera hacer mucho con los más pequeños por los escasos temas de conversación que se podían tener con ellos, aunque con los de bachillerato y cursos sí que tenía una conversación más amena, sin ser tampoco algo extraordinario al estar referidos al ámbito académico y poco más. Con mis compañeros y compañeras de trabajo tampoco pasaba mucho más allá del típico saludo al vernos y despedirnos.

En casa la cosa estaba delicada, porque no quería hablar mucho con Andrea por no sacar un tema de conversación en el que Noelia fuera la protagonista. Hablábamos lo justo y necesario, estando ella también bastante mosqueada. A lo largo de la semana recibí mensajes de Noelia tratando de ser conciliadora y acercarse a mí, aunque yo no le prestaba la más mínima atención. Hasta la silencié para que no me saltaran notificaciones con sus mensajes. No estaba interesado en nada que me pudiera decir, especialmente estando el tema con mis amigos igual de mal, porque no hablé nada ni con Irene ni con Mario. Hasta la acabé bloqueando por lo pesada que se puso. Con Sofía hablaba, aunque poco, comentándonos de vez en cuando cómo nos iba, pero no diariamente. De hecho, conforme pasaba la semana, menos frecuentes se hacían esos contactos. Con Hugo coincidía menos que de costumbre en el gimnasio, aunque siempre que me veía me preguntaba cómo estaba y me daba buena charla, preocupándose siempre por lo que pasó el día de mi cumpleaños, preguntándome por novedades, aunque yo le decía que la cosa estaba en reposo.

La persona que se preocupaba más por mí esos días, aparte de mi madre, aunque ella no conocía nada de lo que pasó el día de mi cumpleaños, era Ángela. Con ella hablaba todos los días, ya fuera por llamada o por mensaje. Esta chica era un sol y estaba muy pendiente de mí, tratando de distraerme, de recomendarme cómo entablar esa conversación con Irene... Aunque cuando veía que me agobiaba por ese tema, cambiaba radicalmente la dirección de la conversación para levantarme el ánimo. En casi todas nuestras conversaciones me quedaba embobado, no en lo que me contara, sino en mi mundo, pensando cuánto me arrepentía de no haber dado el paso de contarle mis sentimientos antes de que se fuera. A veces acaba enfadado cuando terminábamos de hablar, aunque a ella la trataba lo bien que se merecía y no decía ni hacía absolutamente nada que le diera pie a pensar que yo estaba enfadado. No podía hacer eso con la persona que más se preocupaba de mí al ser conocedora del mal rumbo que había tomado mi vida las últimas semanas, aunque se le escapara ese detalle de que quería estar con ella de manera más cercana a como habíamos estado nunca.

La pesadez de Noelia llegó un paso más allá al dejarme una carta en el buzón, supongo que al ver que le había bloqueado y que no me llegaban sus mensajes. Tampoco la abrí. La dejé sobre mi escritorio aquella noche de vienes recién llegado a casa después de trabajar para salir de casa sin decirle a una Andrea que estaba terminando de cenar a donde iba, aunque ella tampoco me preguntó nada. Ya casi ni comíamos o cenábamos juntos y quizá debería haber tenido esa conversación en la que debía proponerle ese ultimátum, tal y como me recomendaban mis amigas, pero sabía que se iba a poner a la defensiva y que Noelia iba a robarse el protagonismo de la conversación. Y no me apetecía nada, por eso pensé en salir por ahí para cenar, entreteniéndome más de la cuenta y dando un largo paseo después, porque me gustaba mucho el invierno y estando ya casi en él, disfrutaba bastante estando en la calle con ese frío y bien abrigado.

Me paré cuando pasé por una plaza cercana a casa, en la cual había un pequeño puesto de buñuelos dulces, los cuales bañaban con diferentes condimentos, como chocolate, chocolate blanco, sirope de fresa... Fue perfecto para entrar un poco en calor y comérmelos allí tranquilamente sentado en un banco, momento que aproveché para mensajearme con mi madre y decirle que me gustaría pasar el fin de semana en el que acabábamos de entrar allí con ella. Ella estaba encantada de que fuera allí un par de días, pensando en celebrar mi cumpleaños con ellos al no poder haberse acercado ellos y no haber querido ir yo el fin de semana anterior, aunque le puse una excusa diciendo que había salido y estaba cansado, con resaca y demás. Le pedí que no quería tampoco una fiesta ni nada por el estilo, preguntándome ella si estaba bien o me pasaba algo. Le dije que sí, que estaba bien, pero que ya me conocía y que sabía que no era muy de eso. Al final nos pusimos de acuerdo en que habría una tarta y poco más.

El fin de semana fue bastante tranquilo. La familia estaba contenta de tenerme allí y yo también lo estaba, procurando que no me notaran el bajo estado de ánimo que mantenía desde hacía unos días. Y lo conseguí en gran parte, sobre todo con aquello de la tarta, que me prepararon durante la mañana del sábado. Incluso recibí algún que otro regalo que me gustó, pero mi madre era mucho más lista que yo y se acabó dando cuenta, sacándome el tema de conversación cuando llegué de dar un largo paseo por toda la ciudad, tal y como hice la noche anterior en la que vivía entonces. Vi que se había quedado en el grupo grande de amigos, porque el pequeño estaba bastante desierto por el mal rollo que teníamos, pero tampoco me animé a acercarme para pasar la tarde o la noche con ellos, prefiriendo estar solo. Mi madre intentó sacarme qué me pasaba hasta con sacacorchos, pero no solté prenda. Hasta me tuve que poner serio con ella, diciendo que estaba cansado después de toda la semana de trabajo y gimnasio y que no había más. Le dije que si iba a estar así de pesada cada vez que iba, pues que tendría que ir menos y ahí se zanjó la conversación.

Durante la tarde estuve pensando si acercarme a casa de mis amigos para hablar con ellos, pero pensaba que a lo mejor era pronto aún y que todavía estarían enfadados, sobre todo Irene. Aunque tenía más miedo que otra cosa. Miedo, porque ya eran varias las veces que la había liado con ellos y ya se habían dicho comentarios como no tener confianza en ellos por omitir ciertas cosas o incluso mentir. Y esta era una de ellas, y bastante grave por cómo se lo tomaron. Le daba vueltas a qué decir o hacer, teniendo en mente lo que me dijeron tanto Ángela como Sofía, pero sabía que no iba a ser fácil y que no iba a salir bien parado de ahí, por eso no me terminaba de decidir a afrontar el momento. También pensé en Sofía, y me puse en contacto con ella, pero me dijo que no estaba por allí, que la había pillado fuera por trabajo, así que mala suerte. Cuando me quedé solo, una vez mi madre se fue a dormir, miré el móvil sin encontrar gran cosa, pero me acordé de que hacía casi una semana de lo último hablado con Valentina, así que le puse algo para preguntarle cómo le había ido la semana y si ya había resuelto ese lío que tenía el trabajo. Pensé inmediatamente que había sido un error por lo tarde que era ya para los horarios que tenía ella, pero me sorprendió que me respondiera, manteniendo una breve conversación conmigo en la que respondía a mi pregunta y también se interesaba un poco por mí, explicándome que estaba teniendo una noche de chicas con Daniela, pidiéndole yo que le saludara de mi parte.

Ese tema iba lento, pero parecía que encaminado, aunque por momentos me seguía preguntando si merecía la pena, porque tampoco es que las tuviera todas conmigo para poder disfrutar con Valentina como lo hacíamos cuando nos conocimos. No tardé mucho en irme a dormir después de eso para tratar de descansar, aunque no podía hacerlo, quedándome pensando, intentando darme ánimos para ir al día siguiente a casa de mis amigos para tener esa dichosa conversación que tenía pendiente. No quería hacerlo, pero debía y allí me planté un rato pasada la hora del almuerzo, momento que pasé en familia y que se alargó un poco al venir más familia, pero yo me despedí para volver a casa, aunque antes me pasaría por allí para tratar de encarrilar nuestra amistad una vez más después de otra cagada mía. Me quedé varios minutos frente a la puerta de aquella casa, poniendo el dedo en el timbre en varias ocasiones, pero sin llegar a llamar. Me entraba el miedo de nuevo, pero era algo que tenía que hacer, por eso acabé llamando.

Mario fue quien me abrió la puerta. No puso muy buena cara cuando me vio, pero aun así me invitó a pasar, preguntándome cómo me iba, aunque parecía que lo decía más por educación que por interés de verdad. Yo le respondí de manera breve para salir del paso, yendo hacia el salón, donde estaba sentada Irene en el sofá, pareciendo estar en pijama, porque tenía una manta por encima. Estaba mirando la tele, apoyando su codo en uno de los brazos del sofá, y su cara en una de sus manos. Tenía gesto triste, a la vez que distraído, teniendo pinta de no estar prestando mucha atención a lo que miraba en la tele. Cuando se percató de que estaba entrando, me miró y su semblante cambió totalmente. Jamás me había mirado de la manera en la que lo hizo en ese momento pese a haber tenido situaciones similares, aunque con esa manera de fijarse en mí parecía que no era como las otras precisamente. No me daba buena espina el resultado de la conversación que estábamos por tener.
 
Que tan difícil es decirles que tiene manías patológicas qué se le hace muy difícil abrirse en determinadas situaciones y que por eso iba al psiquiatra?

Ellos deben tomarlo así y pensar que nadie es perfecto. Tampoco es que tuvieran contacto seguido como para estar tan al tanto de sus vidas.

Pero el que más me sorprende es Mario. No es por ser sexista, pero un hombre supera esas cosas rápido, es mucho más comprensivo. Además nunca tuvo tanta complicidad con Javi como para estar con esas poses estúpidas. Parece otra chica celosa más.

La mamá siempre se mostró cariñosa. No entiendo como Javi puede estar amenazándola cada vez que lo presiona con algo. Es bastante abusivo. Por esto si necesita ayuda profesional.
 
Es que es demasiado básica la capacidad de reflexionar de Javier. :oops:

No puede ser que sólo piense en un plan de como volver a follarse a Valentina, cuando ella al acercarse a él y lo hecho por Daniela, le demuestra la grandeza de mujer que es. :babeando1:

Demuestra que hay una distancia sideral entre ellos, en lo que a inteligencia emocional se refiere. :rolleyes:

Creo que la molestia de Mario pasa por lo que ha tenido que soportar con el cabreo de Irene, resultando un simple trámite lo que conversen, ya que al final ella siempre lo perdonará, y Mario hace lo que ella dice. ;)
 
Aunque veía la cosa muy difícil con Valentina, porque necesitaría un trabajo muy grande para conseguir lo que quería, que era irme con ella a la cama. Estaba aún resentida y seguro que se le vendrían todas esas cosas a la cabeza cuando dijera de dar el siguiente paso. Debía hacerlo con cuidado y muy poco a poco. Quizá era demasiado trabajo para conseguir algo que ya había probado, pero sabía que era una mujer increíble y que siempre que íbamos a la cama prometía. También se me vino a la cabeza obviamente su reproche de que estaba obsesionado con el sexo y que debía buscar ayuda profesional y pensar más en lo que pudiera sentir las otras personas. No pensaba que siguiera enamorada de mí pese a lo que se preocupaba, pero tampoco veía malo pasar un buen rato. Si de hecho fue como empezamos a conocernos, yéndonos a la cama cada vez que quedábamos para vernos. Tenía en mente alguna idea de cómo hacerlo, pero no quería que fuera muy cantoso, por lo que era algo que me iba a llevar tiempo.
Hola, buenas noches.

Contesto a lo de ayer, sin leer lo de hoy, porque no quiero que se me escape.

Enésimo ejemplo de la liada mental del personaje. La ha liado parda, pero ya está pensando en llevarse a Valentina a la cama. Ella le dice que ni lo sueñe, pero el lo ve, en su mente "enferma" (con todo respeto). Le dicen que sólo piensa en en el sexo, pero eso ya lo pensará luego, lo primero es llevársela a la cama, pero por supuesto, que no sea muy cantoso...

Keranos... la carga psicológica de tus personajes es asombrosa, pero joder, para un psiquiatra.

Saludos y gracias.

Hotam

PD. Luego leeré la continuación, a ver que me encuentro.
 
Capítulo 697

-Hola, Irene -dije sentándome a su lado-. Te quería pedir...
-¿Por fin te dignas a hacerlo? -dijo interrumpiéndome.
-Eh... Pensaba que necesitabas unos días para... Bueno, para calmarte un poco y que pudiéramos hablar sin que estuvieras en caliente.
-No, si estoy muy tranquila -decía visiblemente alterada mientras Mario se sentaba en un sillón, manteniendo silencio.
-Pues no lo parece. Bueno... -dije al ver que ahora guardaba silencio, pareciendo no haberle gustado nada mi comentario- Sé lo molesta que estás por lo que ha pasado y te quería pedir disculpas por haberte encontrado eso después de haber hecho el esfuerzo de venir a casa a esas horas con la de trabajo que tenéis. Y también te quería contar...
-¿Contar? -dijo interrumpiéndome de nuevo- Es que ya me da igual, Javi. No me interesa nada lo que me tengas que decir.
-Pero...
-¿Sabes...? Estos días lo he pasado muy mal. Pero mal de verdad. No tenía ganas de nada y en el trabajo he estado igual. De hecho, me han llamado la atención por estar despistada. Y todo eso ha sido por tu culpa. No me hace falta que me cuentes nada, porque ya no me interesa.
-¿Vas a hacer como Elena, que me dejó sin darme la oportunidad de explicarme? ¿Vas a hacer lo mismo? -dije viendo cómo se sorprendía.
-¿Quieres contarlo para quedarte más tranquilo y ver si cuela la excusa que te habrás inventado estos días? Adelante, pero que sepas que no me interesa lo más mínimo lo que tengas que decir de lo que ha pasado.
-No sé qué te piensas que ha pasado para ponerte así, pero estás muy equivocada.
-Sí. Seguro.
-Resulta que Noelia es compañera de clase de Andrea. En alguna asignatura. Y ella, junto a otras chicas montaron un grupo de estudio y se acabaron haciendo amigas, luego metieron a Noelia, porque supuestamente la veían sola y tal. Un día al volver del trabajo me las encontré a todas en casa, porque es donde se empezaron a juntar para hacer sus trabajos, sus apuntes y demás. Y entonces fue cuando la vi.

Al ver que ninguno de los dos hacía ningún comentario o preguntaba nada, seguí:

-Ya sabéis cómo es. Ya sabéis las locuras que ha hecho y en esta ocasión no ha sido menos, porque se ha colado en casa algunas veces con tal de verme. Me ha llegado a asustar de verdad. Cogía un juego de llaves de las que tenemos en la entrada y se colaba. Está medio loca. He perdido la cuenta de la de veces que le habré dicho que no quiero verla en ningún sitio y que no quiero que pise mi casa, pero ella hace oídos sordos. Le da igual. Es como si se pensara que me gusta verla o algo. Me ha reconocido que está enamorada de mí y que le gustaría tener algo conmigo. Yo me reí en su cara cuando me dijo eso, y le hice daño, lo sé, pero es que era ridículo que me saliera con esas después de todo lo que había pasado hace más de un año.

Como seguían de la misma manera, continué:

-Ha empezado a hacer de las suyas cuando yo no he estado en casa, como quedarse a dormir en mi cama, dejarme notas en mi escritorio... Lo peor de todo es que Andrea está completamente de su parte. Ha tenido que elegir de qué lado ponerse y ha escogido a ella de pleno. Hemos discutido varias veces, porque ella piensa que Noelia es una chica fantástica y que es imposible que me haya hecho nada de lo que yo le he contado. Le pedí que no la trajera por casa, pero al final ha acabado viniendo más. Al principio casi que me pedía disculpas y todo, pero al final parece que es ella la que la trae intencionadamente. Me da la sensación de que hace lo que puede para que surja algo entre Noelia y yo. Porque me dice cosas buenas de ella, me ha pedido que le dé una oportunidad, se enfada cuando hago comentarios bordes o que sé que le pueden hacer daño... Hasta me ha llegado a exigir que le pida disculpas, para que veáis cómo está la cosa.
-¿Has acabado ya? Porque me interesa más la mierda de película esta que estaba viendo -decía Irene con desgana, mirando el televisor.
-Pues sí. Ya he acabado. ¿Eso es todo lo que me tienes que decir?
-¿Qué quieres que te diga? ¿Lo patético que eres inventándote excusas?
-No son excusas. Es lo que ha pasado.
-Pues entonces es que eres patético al completo directamente. Con la edad que tienes y te dejas ningunear por esa niña y por tu compañera de piso, que es otra niña.
-No es tan fácil.
-Vale, Javi -dijo con pesadez-. Todo es siempre muy difícil y tú eres siempre la víctima, cuando la realidad es que siempre salimos mal parados los demás. Javi, son ya tantas cosas que la verdad es que has acabado con mi paciencia. No puedo más. Estos días han sido como los días en los que estaba mal y conocí a Mario. Fíjate el daño que puedes llegar a causar a una persona, porque ya te conté cómo estaba esos días. Yo te he querido. Te hemos querido, pero es que no hay manera contigo. Te la suda completamente todo. No se puede tener una amistad contigo.
-Pero que no hay nada entre ella y yo, Irene.
-Que me da igual, Javi. Me dices que no hay nada entre vosotros cuando seguro que te has follado.
-Pero porque estaba... Muy borracho.
-Serás... -dijo con la intención de darme un puñetazo, aunque se contuvo.
-No hay nada entre ella y yo. Te lo juro por lo que más quieras.
-No te creo. Y no lo voy a hacer más. ¿Cómo no vas a poder impedir que no pise tu casa?
-Que no es tan fácil Irene...
-Que sí que lo es, coño -dijo Mario-. Que si Andrea es la que lo permite, pues la echas a la puta calle. Fin de la historia. Que para eso está viviendo ahí por el morro. Que solo le pides eso y no te hace ni puto caso.
-Yo creo que solo pones excusas porque al final te gusta -siguió Irene-. Te haces la víctima y dices que si esto y que si lo otro, pero te gusta tenerla por allí para follártela. A lo mejor es por eso también por lo que te dejó Elena, porque con todo lo que Noelia te hacía era para que hubieras hecho algo al respecto y no dejarla hacer y deshacer a sus anchas. No lo sé, me da igual. Ya no me importa nada todo eso. Ya me da igual lo que me digas, lo que hagas, lo que te pase... No sabes cuánto me arrepiento de haberte regalado el reloj que le regalé a Mario. No te lo mereces en absoluto.

Miré a Mario al no saber qué responder a lo que Irene me decía.

-Esto es lo que pasa cuando eres un gilipollas, que te quedas sin amigos.
-Eso es. Porque ya no queremos ser tus amigos -terminó Irene.

Me quedé unos segundos paralizado conforme estaba, esperando a que dijeran algo más, porque estaba atónito con esas últimas palabras por parte de ambos. Los dos regresaron sus miradas a la televisión. Parecía que todo estaba dicho. Y bastante claro, así que me levanté y salí de esa casa en la que ya parecía no ser bienvenido. He de reconocer que no esperaba para nada que la cosa acabara así y que se terminara mi relación de amistad con ambos. El regreso a casa fue tan lento como doloroso. Me sentía dolido de verdad. Hasta me tuve que limpiar un par de veces las lágrimas que caían desde mis ojos. Tenía como un pinchazo en el estómago y muchas ganas de llorar que más o menos podía contener, aunque se me escapara alguna lágrima que otra. Era todo un berrinche lo que estaba aguantando en mi interior, porque no me podía creer lo que acababa de pasar.

Al llegar a casa, ni siquiera saludé a Andrea, quien se encontraba en el salón, habiendo algo sobre la mesa, teniendo varias hojas desplegadas por ella. Ella sí que me saludó, pero yo enfilé directo el pasillo para irme a mi habitación y no salir de ahí en lo que restó de día. Fue un día bastante duro aquel domingo, el cual terminé de pasar sentado en mi cama, con mis brazos apoyados sobre mis piernas y mirando al suelo. A oscuras y sin hacer mucho más prácticamente. Alguna lagrima se me volvía a escapar, pero retuve el llanto, porque no quería empezar para no saber cuándo acabar. Tan solo salí de mi habitación cuando ya se había ido Andrea a dormir y fue para coger algo que me ayudara a dormir. Tal y como hice la última vez que tomé uno, lo partí por la mitad y me lo tomé con la esperanza de poder descansar mejor de lo que sabía que iba a hacer y también esperando que no me ocasionara gran molestia al día siguiente teniendo en cuenta cómo me sentaban esas sustancias.
 
Capítulo 697

-Hola, Irene -dije sentándome a su lado-. Te quería pedir...
-¿Por fin te dignas a hacerlo? -dijo interrumpiéndome.
-Eh... Pensaba que necesitabas unos días para... Bueno, para calmarte un poco y que pudiéramos hablar sin que estuvieras en caliente.
-No, si estoy muy tranquila -decía visiblemente alterada mientras Mario se sentaba en un sillón, manteniendo silencio.
-Pues no lo parece. Bueno... -dije al ver que ahora guardaba silencio, pareciendo no haberle gustado nada mi comentario- Sé lo molesta que estás por lo que ha pasado y te quería pedir disculpas por haberte encontrado eso después de haber hecho el esfuerzo de venir a casa a esas horas con la de trabajo que tenéis. Y también te quería contar...
-¿Contar? -dijo interrumpiéndome de nuevo- Es que ya me da igual, Javi. No me interesa nada lo que me tengas que decir.
-Pero...
-¿Sabes...? Estos días lo he pasado muy mal. Pero mal de verdad. No tenía ganas de nada y en el trabajo he estado igual. De hecho, me han llamado la atención por estar despistada. Y todo eso ha sido por tu culpa. No me hace falta que me cuentes nada, porque ya no me interesa.
-¿Vas a hacer como Elena, que me dejó sin darme la oportunidad de explicarme? ¿Vas a hacer lo mismo? -dije viendo cómo se sorprendía.
-¿Quieres contarlo para quedarte más tranquilo y ver si cuela la excusa que te habrás inventado estos días? Adelante, pero que sepas que no me interesa lo más mínimo lo que tengas que decir de lo que ha pasado.
-No sé qué te piensas que ha pasado para ponerte así, pero estás muy equivocada.
-Sí. Seguro.
-Resulta que Noelia es compañera de clase de Andrea. En alguna asignatura. Y ella, junto a otras chicas montaron un grupo de estudio y se acabaron haciendo amigas, luego metieron a Noelia, porque supuestamente la veían sola y tal. Un día al volver del trabajo me las encontré a todas en casa, porque es donde se empezaron a juntar para hacer sus trabajos, sus apuntes y demás. Y entonces fue cuando la vi.

Al ver que ninguno de los dos hacía ningún comentario o preguntaba nada, seguí:

-Ya sabéis cómo es. Ya sabéis las locuras que ha hecho y en esta ocasión no ha sido menos, porque se ha colado en casa algunas veces con tal de verme. Me ha llegado a asustar de verdad. Cogía un juego de llaves de las que tenemos en la entrada y se colaba. Está medio loca. He perdido la cuenta de la de veces que le habré dicho que no quiero verla en ningún sitio y que no quiero que pise mi casa, pero ella hace oídos sordos. Le da igual. Es como si se pensara que me gusta verla o algo. Me ha reconocido que está enamorada de mí y que le gustaría tener algo conmigo. Yo me reí en su cara cuando me dijo eso, y le hice daño, lo sé, pero es que era ridículo que me saliera con esas después de todo lo que había pasado hace más de un año.

Como seguían de la misma manera, continué:

-Ha empezado a hacer de las suyas cuando yo no he estado en casa, como quedarse a dormir en mi cama, dejarme notas en mi escritorio... Lo peor de todo es que Andrea está completamente de su parte. Ha tenido que elegir de qué lado ponerse y ha escogido a ella de pleno. Hemos discutido varias veces, porque ella piensa que Noelia es una chica fantástica y que es imposible que me haya hecho nada de lo que yo le he contado. Le pedí que no la trajera por casa, pero al final ha acabado viniendo más. Al principio casi que me pedía disculpas y todo, pero al final parece que es ella la que la trae intencionadamente. Me da la sensación de que hace lo que puede para que surja algo entre Noelia y yo. Porque me dice cosas buenas de ella, me ha pedido que le dé una oportunidad, se enfada cuando hago comentarios bordes o que sé que le pueden hacer daño... Hasta me ha llegado a exigir que le pida disculpas, para que veáis cómo está la cosa.
-¿Has acabado ya? Porque me interesa más la mierda de película esta que estaba viendo -decía Irene con desgana, mirando el televisor.
-Pues sí. Ya he acabado. ¿Eso es todo lo que me tienes que decir?
-¿Qué quieres que te diga? ¿Lo patético que eres inventándote excusas?
-No son excusas. Es lo que ha pasado.
-Pues entonces es que eres patético al completo directamente. Con la edad que tienes y te dejas ningunear por esa niña y por tu compañera de piso, que es otra niña.
-No es tan fácil.
-Vale, Javi -dijo con pesadez-. Todo es siempre muy difícil y tú eres siempre la víctima, cuando la realidad es que siempre salimos mal parados los demás. Javi, son ya tantas cosas que la verdad es que has acabado con mi paciencia. No puedo más. Estos días han sido como los días en los que estaba mal y conocí a Mario. Fíjate el daño que puedes llegar a causar a una persona, porque ya te conté cómo estaba esos días. Yo te he querido. Te hemos querido, pero es que no hay manera contigo. Te la suda completamente todo. No se puede tener una amistad contigo.
-Pero que no hay nada entre ella y yo, Irene.
-Que me da igual, Javi. Me dices que no hay nada entre vosotros cuando seguro que te has follado.
-Pero porque estaba... Muy borracho.
-Serás... -dijo con la intención de darme un puñetazo, aunque se contuvo.
-No hay nada entre ella y yo. Te lo juro por lo que más quieras.
-No te creo. Y no lo voy a hacer más. ¿Cómo no vas a poder impedir que no pise tu casa?
-Que no es tan fácil Irene...
-Que sí que lo es, coño -dijo Mario-. Que si Andrea es la que lo permite, pues la echas a la puta calle. Fin de la historia. Que para eso está viviendo ahí por el morro. Que solo le pides eso y no te hace ni puto caso.
-Yo creo que solo pones excusas porque al final te gusta -siguió Irene-. Te haces la víctima y dices que si esto y que si lo otro, pero te gusta tenerla por allí para follártela. A lo mejor es por eso también por lo que te dejó Elena, porque con todo lo que Noelia te hacía era para que hubieras hecho algo al respecto y no dejarla hacer y deshacer a sus anchas. No lo sé, me da igual. Ya no me importa nada todo eso. Ya me da igual lo que me digas, lo que hagas, lo que te pase... No sabes cuánto me arrepiento de haberte regalado el reloj que le regalé a Mario. No te lo mereces en absoluto.

Miré a Mario al no saber qué responder a lo que Irene me decía.

-Esto es lo que pasa cuando eres un gilipollas, que te quedas sin amigos.
-Eso es. Porque ya no queremos ser tus amigos -terminó Irene.

Me quedé unos segundos paralizado conforme estaba, esperando a que dijeran algo más, porque estaba atónito con esas últimas palabras por parte de ambos. Los dos regresaron sus miradas a la televisión. Parecía que todo estaba dicho. Y bastante claro, así que me levanté y salí de esa casa en la que ya parecía no ser bienvenido. He de reconocer que no esperaba para nada que la cosa acabara así y que se terminara mi relación de amistad con ambos. El regreso a casa fue tan lento como doloroso. Me sentía dolido de verdad. Hasta me tuve que limpiar un par de veces las lágrimas que caían desde mis ojos. Tenía como un pinchazo en el estómago y muchas ganas de llorar que más o menos podía contener, aunque se me escapara alguna lágrima que otra. Era todo un berrinche lo que estaba aguantando en mi interior, porque no me podía creer lo que acababa de pasar.

Al llegar a casa, ni siquiera saludé a Andrea, quien se encontraba en el salón, habiendo algo sobre la mesa, teniendo varias hojas desplegadas por ella. Ella sí que me saludó, pero yo enfilé directo el pasillo para irme a mi habitación y no salir de ahí en lo que restó de día. Fue un día bastante duro aquel domingo, el cual terminé de pasar sentado en mi cama, con mis brazos apoyados sobre mis piernas y mirando al suelo. A oscuras y sin hacer mucho más prácticamente. Alguna lagrima se me volvía a escapar, pero retuve el llanto, porque no quería empezar para no saber cuándo acabar. Tan solo salí de mi habitación cuando ya se había ido Andrea a dormir y fue para coger algo que me ayudara a dormir. Tal y como hice la última vez que tomé uno, lo partí por la mitad y me lo tomé con la esperanza de poder descansar mejor de lo que sabía que iba a hacer y también esperando que no me ocasionara gran molestia al día siguiente teniendo en cuenta cómo me sentaban esas sustancias.
🥳🥳🥳🥳🥳🥳🥳🥳🥳🥳
 
Pero vamos a ver, alma cantaro, como querías que reaccionaran tus amigos? Tocando palmas, felicitándote por estar tirándote a la hermana de tu ex, que fué la causante de la ruptura y de que ellos se dejaran madia vida para sacarte de la mierda en la que te sumiste? Y sigues mintiendoles, porque no les ha dicho que has follado con ella repetidas veces, les sigues engañando, con las consecuencias que eso tendrá.
 
Vosotros si queréis darle los palos que queráis. Yo no lo voy a hacer.
Está claro que esto al final se arregló, por lo que dejó caer Keranos de que ella leo esto.
Porque si no fueran amigos, no lo leería.
A mí me parece entendible el cabreo que tiene, pero absolutamente fuera de lugar romper la amistad.
El estuvo mal, no lo voy a negar, pero la actitud de Irene es desproporcionada.
 
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