Capítulo 868
Una vez acabamos, nos fuimos a la casa de Sofía, para darnos una ducha y descasar. Ángela me pidió que fuera a la habitación, diciéndome que me tumbara en la cama para poder echarme crema y cuidar el estropicio que había hecho por la mañana, aunque yo me notaba bien. Ella me dijo que lo mejor era echarme un poco de after sun, por lo que me echó por la cara, por el pecho, los brazos y las piernas, dejando la espalda para el final, estando yo tumbado para ese entonces.
Notar sus manos masajear mi cuerpo me estaba gustado más de la cuenta, sobre todo estando ella recién duchada y oliendo tan bien. Hasta notaba cómo caían algunas gotas de su pelo sobre mi cuerpo, cosa que hacía que me diera algún escalofrío.
Se me puso una erección intensa como resultado, aunque ella se levantó para ir al baño y terminar de secarse el pelo con una toalla. Me dijo que ya podía volver al salón con los chicos, pero le dije que en un rato lo haría, porque me había quedado muy cómodo de esa manera.
Cuando se me pasó, regresé con ellos, estando las chicas también por allí al ser el salón muy amplio, pero estando con sus cosas, hablando. Nosotros veíamos la tele, permaneciendo así durante un buen rato para resguardarnos bien de las horas más peligrosas, en donde el sol más picaba. Llevábamos sombrillas y demás, pero preferimos quedarnos en casa hasta media tarde y volver así a la playa.
Y allí estuvimos haciendo lo mismo que por la mañana, pero ahora más tranquila la cosa, porque había menos gente. Ángela estuvo muy encima de mí con el tema de la crema, aunque solo de primeras, hasta que se aseguró de que me había echado bien, pasando a charlar, a jugar juegos, a darnos algún baño…
Le pregunté a Sofía si su familia andaba por allí, para ir a verlos, diciendo ella que sí, pero que sus abuelos se irían al día siguiente con unos amigos, pensando que su madre se podría venir con nosotros. A todos nos pareció bien, pensando que podíamos ir a verlos esa noche antes de ir a cenar para saludar.
A una hora más o menos prudente fuimos recogiendo para irnos a casa de Sofía y poder ir dándonos una ducha y después arreglarnos. Menos mal que había dos cuartos de baño, porque si no, hubiéramos tardado bastante. Lo bueno es que Irene y Mario se ducharon juntos, mientras que Sofía y Hugo hacían lo propio en el otro baño. Eso agilizaba mucho la cosa para no tardar tanto.
Ángela y yo no hicimos como ellos, dándonos una ducha por separado, siendo mejor así, porque ya venía calentito de verla en bikini durante todo el día como para ahora verla desnuda. Seguro que me entraban muchas ganas de follar con ella si nos duchábamos juntos. Pero no terminó pasando. Ni se le acercó, porque entramos nuestra ropa y demás al cuarto de baño para ir preparándonos allí mientras los demás lo hacían en sus habitaciones.
Pensaba que tardaríamos mucho más, pero en realidad estábamos preparados a buena hora, pudiendo ir a ver a la familia de Sofía antes de que ellos se pusieran a cenar de hecho. Estando ya en junio, el tiempo y el ambiente ya solo permitía ir en manga corta, o luciendo vestidos veraniegos en el caso de las chicas. Cada una llevaba un vestido, aunque no eran muy provocativos, ni siquiera se les acercaban a los que usaban de vez en cuando para salir por la noche.
El que más me gustó fue el de Ángela al no llevar tirantes y al tener una falda de vuelo. Sofía se puso uno con un escote normal, aunque su falda llegaba hasta el suelo casi, mientras que Irene llevaba una mezcla de esos vestidos. Nosotros íbamos con camisa o polo y unas bermudas. Eso sí, antes de salir, Ángela me volvió a buscar para echarme algo de after sun, sobre todo por la cara, por los hombros y los brazos, porque a su parecer tenía la piel un poco enrojecida.
A la familia de Sofía le encantó que fuéramos, diciendo que llevaba días hablándoles de nosotros, de que íbamos a ir ese fin de semana y de lo mal que lo pasaba por momentos al haberse distanciado de nosotros. Nadine fue muy efusiva al saludarme, aunque en realidad lo fue con todos. No es que hiciera ningún comentario o gesto que hiciera referencia a lo que pasó en su día entre nosotros, prefiriéndolo yo así.
Nos preguntaron si queríamos quedarnos a cenar, pero no queríamos ser una molestia al ser tantos y al no haber nada preparado, por lo que nos despedimos de ellos para irnos a un restaurante y poder cenar allí tranquilamente. Tenía vistas a la playa y se estaba muy bien, estando todo fantástico. Luego, para rematar el día fuimos a tomarnos algo a un local que estaba en el paseo marítimo.
Ángela no bebió alcohol, como Hugo, quien tampoco tomó nada, queriendo quitarse del alcohol ya de camino. A Sofía le apetecía algo, pero no estaba segura. Su pareja le dijo que lo hiciera, que no había ningún problema, así que sí que se acabó pidiendo una copa con alcohol, pero solo una.
Irene, Mario y yo sí que nos tomamos un par de más con alcohol, no llegando a emborracharnos, pero sí a coger ese punto. No podíamos estar más a gusto al adentrarnos un poco en la arena y sentarnos en unas tumbonas para charlar allí tranquilamente mientras disfrutábamos de una brisa muy agradable al no hacer todavía mucho calor.
Allí estuvimos hablando con más detenimiento de mi nuevo destino, dando detalles al hacerme todos tantas preguntas, aunque ya con alguna copa encima, se decían muchas tonterías y no faltaban las risas. A todos les parecía increíble que me fuera a ir tan lejos y durante tanto tiempo, pero a mí la verdad es que no me parecía para tanto. Quizá era por el alcohol, o porque ya me estaba haciendo cada vez más a la idea, pero no veía que fuera para tanto.
Se interesaron por el lugar, por la gente de allí y mucho porque apenas se hablara inglés en esa región, siendo el francés el idioma que se hablaba únicamente. Les expliqué que de normal se hablaban tanto el inglés como el francés, pero que había zonas en las que solo se hablaba francés, como venía siendo en este caso, aunque era algo raro de ver, siendo más notorio en pequeñas poblaciones.
Tampoco preveía un fuerte cambio cultural cuando me preguntaron al respecto, ya que no es que hubiera mucha diferencia con la nuestra como sí que hay con los países asiáticos. Comenté que no tenía nada de lo que preocuparme en ese aspecto. Me preguntaron qué era lo que más me echaba para atrás, diciendo yo que la distancia y el tiempo pese a decir que no me parecía para tanto, pero era algo que estaba claro que con el tiempo se haría pesado.
No queríamos irnos a dormir muy tarde, ya que al día siguiente queríamos aprovechar para ir a la playa por la mañana, teniendo la idea de marcharnos a casa poco después de que comiéramos para no llegar muy tarde a casa, sobre todo teniendo en cuenta que al día siguiente había que trabajar. Por lo que nos pusimos en camino a la casa de Sofía, aunque nos compramos un helado para comérnoslo allí tranquilamente.
Lo hicimos después de ponernos cómodos. Las chicas se pusieron sus pijamas de verano, siendo muy evidente que ni Ángela ni Irene llevaban sujetador, cosa que me volvía a poner nervioso, porque me gustaba lo que veía, sobre todo llevando un par de copas encima. Menos mal que Sofía sí que lo llevaba, porque con esos pechos, se me habrían ido los ojos de por más, cosa que podría haber traído algo de problemas por parte de Hugo al ser un poco celoso.
Después de comernos los helados y hablar un poco más, nos dimos las nuevas noches para irnos a dormir. Ángela se empeñó en que me echara otra vez after sun, pues cuando me había echado antes de irnos, no había podido hacerlo por el pecho y por la espalda, por lo que me pidió que me tumbara para ello. La cosa es que tuve el mismo problema que tuve cuando volvimos al mediodía, teniendo una buena erección al empezar a echarme ella por la espalda.
Me puse muy tonto al notar de nuevo sus manos acariciar mi cuerpo, además de su olor y que mi mente no me lo pusiera fácil al recordar cómo iba ese día con su bonito bikini, luego con ese vestido y finalmente con ese pijama fino marcando pezones. Me pidió que me diera la vuelta para echar me por el pecho, aunque yo le dije que no hacía falta. Pero ella insistió, preguntándome si había algún problema. Como le dije que no había ninguno, me lo volvió a pedir, aunque ya pasó a hacer fuerza para que lo hiciera, llegando a hacerme cosquillas incluso.
Verme con una erección provocó su risa, entendiendo ahora por qué no quería que me diera la vuelta. Pero eso no fue impedimento para que ella terminara de echarme la crema, poniéndose a ello, aunque me miraba de vez en cuando por ahí abajo, con una sonrisa en la cara. Llegados a ese punto, yo no me esforzaba en ocultar nada, porque ya era tontería, así que me relajé para que ella terminara con lo suyo, aunque eso no significara que se me bajara la erección.