Capítulo 811
Las chicas estaban allí hablando y nosotros íbamos a hacerlo también, porque Mario se interesó por lo ocurrido, empezando a explicarle yo. Él pensaba que Elena se había tomado muchas confianzas haciendo eso y entendía que yo no hubiera dejado entrar a esa chica en casa, ni que buscara nada de contacto con ella, aunque no pensaba que Elena buscara molestarme con aquello.
Lo tenía muy claro a esas alturas, pero no podía evitar estar muy molesto aún con ella por lo mismo. Por suerte, no pasó nada malo durante la comida, aunque Elena y yo no es que habláramos mucho entre nosotros. De hecho, ella no lo hizo conmigo, pero yo sí que le di las gracias por preparar lo que había hecho para comer, diciéndole además que estaba muy bueno, al igual que se las di a Irene también al haber tomado parte en aquello.
Estuvimos hablando más en grupo que otra cosa, contándonos cómo nos iba en el trabajo y demás y comentando también la relación de Sofía y Hugo, en donde se dijo que ambos parecían muy ilusionados y que parecía que la cosa iba en serio.
Luego estuvimos descansando un poco mientras veíamos la tele, aunque las chicas se entraron a otra habitación, porque había un partido interesante de fútbol y Mario quería verlo, acompañándolo yo. Hablamos un poco de algunas cosas, saliendo de nuevo el tema de lo que había hecho Elena, aunque muy de pasada, centrándonos más en el partido.
Pero no lo termínanos de ver, porque Mario se cabreó por la paliza que le estaban dando a su equipo, así que fuimos a dar una vuelta y acabamos yendo a un centro comercial para mirar algunas cosas y para ver qué podíamos hacer allí.
Empezamos por ir a una cafetería en donde ponían repostería que le gustaba mucho a Irene, por lo que nos pedimos algo y la verdad es que estaba muy bien. Se nos pasó un buen rato allí, porque se estaba muy a gusto con la ambientación tan buena que tenía el lugar, además de que estaba todo muy bueno.
Cuando acabamos dijimos de ir al cine que había allí, dando la casualidad de que nos encontramos con Ángela y Cintia. Me gustó mucho encontrármelas, sobre todo por Ángela, como a Irene y a Mario, por lo que nos acercamos a saludar.
Elena tenía una cara muy mustia durante todo el tiempo, haciendo que fuera incómodo para mí y sospecho que también para Ángela, quien parecía tener intención de acercarse para saludarnos con dos besos, no haciéndolo al pensar seguramente que podría incomodar a Elena, aunque yo sí que noté que se quedó con las ganas.
En realidad, no hablamos mucho, porque íbamos a ver películas distintas. La verdad es que habría estado muy bien que se nos hubieran sumado para pasar la tarde con nosotros, pero en realidad estaba bien así, porque no estaba el horno para bollos.
En lo que nos sentamos y esperábamos a que pusieran la película, Irene me preguntó si esa era mi amiga la que estaba un poco para allá, confesándole yo que sí, aunque le dije que llevaba una racha muy buena y que si se veía con Ángela era porque merecía la pena.
Elena prestó mucha atención durante esa conversación, siendo imposible no darme cuenta por lo expresiva que era. En esta ocasión tampoco nos sentamos juntos, porque ella estaba al otro extremo, siguiéndola Irene y después Mario, acabando la fila en mí, porque a mi otro lado tenía el pasillo.
La verdad es que no tenía mucho interés en esa película pese a lo anunciada que estaba por todos lados. Pero las chicas se empeñaron en verla y al final acabamos en esa sala. Al salir dimos una vuelta, pero ya por la ciudad, porque los establecimientos del centro comercial estaban cerrados en su mayoría, quedando solo los bares y alguna cosa más.
En lo que dimos el paseo hicimos hambre y acabamos entrando en un bar para cenar allí mientras que yo pensaba en qué íbamos a hacer, si quedarnos allí a dormir o irnos a casa. La verdad es que conforme estaba la cosa, no me apetecía mucho el primer plan.
No me veía durmiendo en la misma cama que Elena con el cabreo que tenía con ella, y la verdad es que menos aún veía que ella tuviera ganas al hacerme un caso prácticamente nulo a lo largo del día, pero en lo que acabamos, pues fuimos hasta allí para estar un rato más hasta que nos dijeron que nos quedáramos a dormir.
Intenté que no fuera así al proponer volver a casa, pero a ninguno le parecía buena idea, así que nos acabamos quedando. No tardaron en irse a la cama, aunque yo me quedé en el salón con una manta diciendo que no tenía sueño aún, por lo que me quedé viendo la tele.
Pero me acabé quedando dormido allí, despertándome Irene al ir a por agua y viendo que había mucha luz. Me dijo que le había asustado, porque pensaba que había pasado algo, pasando después a preguntarme por qué no estaba durmiendo en la cama con Elena. Le dije que me había quedado dormido allí, aunque no convencí mucho a Irene con aquello, preguntándome qué había pasado entre Elena y yo, porque nos lo había notado, además de que Mario le había hecho algún comentario.
No le hizo nada de gracia lo que le conté, porque a ella tampoco le caía nada bien esa chica, como yo ya sabía. De hecho, llegó a decir que seguramente ella habría tenido la misma reacción, aunque no creía que se hubiera enfadado tanto con Elena, pero sí es verdad que entendía mi postura.
Me gustó mucho el apoyo que me dio, notándose que aún se sentía culpable por lo ocurrido los últimos meses. Hasta me ofreció irme con ellos a la cama para que pudiera descansar mejor en vez estar en el sofá, aunque le dije que me apañaba bien allí. Me dio un abrazo y me dijo que tenía que hablarlo con Elena, aunque le pedí que tuviera tacto, que no quería que se enfadara más todavía, porque eso no iba a ayudar mucho, diciéndome que podía estar tranquilo por eso.
Después me dio un beso en la mejilla y se marchó a su dormitorio. Yo me quedé allí, para dormir un poco más, aunque me desperté en cuanto empezaba a clarear. Me di una ducha rápida y luego volví al salón, donde encendí la televisión y me puse a mirar el móvil, encontrando mensajes de Ángela y Cintia. Ésta última me preguntaba con curiosidad si la de la melenita era la chica de la que estaba enamorado, aunque sospechaba que Ángela le había hablado de ella.
Ángela por su parte me decía que le había gustado vernos a todos juntos pasando tiempo en común, aunque se olió que pasaba algo, no estando nada equivocada en aquello, pero no le respondí a ninguna de las dos, dejándolo para más tarde, porque aún era muy temprano.
Sin embargo, sí que me quedé recordando en momento que nos encontramos con ellas, dándome cuenta de que Cintia nos miraba a todos con esa mirada suya tan penetrante, analizando con sus ojos negros cómo íbamos y demás, mientras que Ángela nos miraba con unos ojos muy vivos y alegres.
La verdad es que no tenía nada que ver con los de Elena, que miraba a ambas como por encima del hombro, sobre todo a Ángela. No sé muy bien qué podía estar pasando por su cabeza en esos momentos, pero desde luego, por esas miradas, no podía ser nada agradable.
Elena apareció por el salón, asustándome un poco al preguntarme dónde había estado toda la noche. Le dije que había estado ahí mismo, porque no tenía mucho sueño y me acabé quedando durmiendo sin enterarme. No me llegó a responder, marchándose en dirección al baño para darse una ducha, como hice yo.
Desayunamos todos juntos al cabo de un rato, pero nos acabamos marchando, despidiéndonos de nuestros amigos para volver, aunque paramos en casa de Elena para que pudiera ver a su madre y a su abuela, cosa que se alargó bastante, teniéndome esperando en el coche durante un buen rato, aunque acabó viviendo.
Le pregunté cómo estaban, respondiendo que ambas estaban bien y eso fue todo lo que hablamos hasta que llegamos y aparqué cerca de donde ella había dejado su coche. Nos despedimos sin un abrazo ni dos besos ni nada, tan solo con un simple adiós, montándose ella en su coche y volviendo yo a casa para echarme en el sofá un rato, porque no había podido dormir muy bien y me notaba el cuerpo algo resentido.
El estado de ánimo que tuve durante el resto del día no fue el mejor, como tampoco lo fue al iniciar la semana. Pero antes de llegar a eso, pude charlar ese mismo domingo un poco con Cintia y también con Ángela, aunque de manera bastante más prolongada.
Con Cintia fue algo breve, en donde le dije que sí, que esa era la chica de la que estaba enamorado y demás, enterándole a ella la curiosidad al respecto, por lo que le conté que ella había sido mi primera novia y que habíamos tenido una relación de 8 meses en los que fui feliz con ella pese a tener lugar algún que otro percance de los cuales ella se interesó.
No entré en detalle, pero le conté cómo se acabó nuestra relación y eso le impactó, porque veía bastante inverosímil lo que le contaba de que no podía mantener a raya a su hermana pequeña y mucho menos cuando le acabé contando como se coló en mi cama sin enterarme yo que era ella y no mi novia como pensaba.
Cintia flipaba con lo que le contaba y me decía que no se podía creer eso, que por mucho que fueran hermanas no podían oler igual, ni comportarse de la misma manera en la cama, por eso de que estábamos a oscuras. No le sirvió de mucho mi excusa de que estaba muy adormilado, llegando a decirme que parecía que me gustaba estar así con esa chica, cosa que era totalmente falsa.
Pero todo esto no me lo decía a malas. Al menos yo no lo percibía así. Simplemente me daba su punto de vista y yo le conté un poco más sobre mí, dejando ahí la conversación tras decirme que estaba volviendo a casa, porque Ángela tenía una comida familiar.
Con ella hablaría más tarde, ya casi entrando en la noche de hecho, quedándome mientras tanto jugando un poco para distraerme y ver si así se me iba el enfado que tenía, cosa que ayudó bastante. Cuando estaba por ir a prepararme algo para cenar sería cuando me llamó Ángela.