SoyUnAccidente
Miembro muy activo
Lo prometido es deuda. Toda esta historia es real. Y me hiciste abrir mi mente con los conceptos que abajo expongo. Gracias por abrir mi esencia con tu maravillosa mente y calidad humana.Esto que os voy a contar aquí en tres posts diferentes es algo que es cierto. No necesito que nadie me confirme que esto está pasando ahora mismo, en muchos lugares, que ha pasado, que seguirá pasando hasta que nos extingamos. Así que dad por hecho que es totalmente verdad.
Una tórrida historieta
en tres actos
(O como la pasión nos ciega muchas veces)
Ep.1 Silvia
Pero no puedo confesaros que es real. Porque si lo fuera, jamás podría confesarlo, me moriría de la vergüenza. Así que podéis sospechar, conjeturar, decidir si pensáis que sucedió, que lo viví, o no. Y de hecho, puede ser un ejercicio divertido si os animáis a comentar lo que pensáis. También por episodio, podría ser real solo alguna parte?
También se me ocurre que como voy a dar bastantes datos del sitio, la hora e implicados, puede, no se, quien sabe, tal vez... alguien recuerde o mejor dicho, crea recordar algo que soñó que ocurrió... y pudiera aportar su propio punto de vista, o incluso corroborar o desmentir todo, o algún detalle... será divertido igualmente, sea como sea, fuere o pase.
Todo comienza en un viaje de trabajo que me obligó a pasar unos días en Alicante. De vuelta al hotel, una de esas noches, tenía muchas ganas de ponerme algo corto y sexy, y tomarme unas fotos, acariciarme... no había hecho contactos allí, no conocía a nadie, y tampoco tenía ganas de empezar a hilar una conversación que me hiciera confiar mínimamente en algún desconocido de alguna red. Porque digamos que siempre he analizado muy bien, siempre he buscado al candidato correcto; me tiene que dar muy buen feeling y seguridad en general para acceder a que venga a mi habitación a follarme.
Como tenía muchas ganas y no me apetecía perder tiempo ni tenía demasiada hambre, pensé en no cenar de restaurante y solo comer una ensalada envasada, así que paré en una tiendecita junto a la carretera a comprar una ensalada y una cocacola zero. En esa carretera cerca del hotel, había muchas prostitutas, ya las había observado y eran todas muy espectaculares, realmente, mujeres muy atractivas y jóvenes. Y detrás de mi, en la tienda había entrado lo que identifiqué como una de ellas. Escuché sus tacones andar por pasillos adyacentes al que yo ocupaba, buscando ensalada y refresco. Y bueno, a mi, cualquier estímulo de feminidad extrema me incendia siempre.
Así que salí de la tienda antes que ella, pero aunque abrí mi coche y dejé mis cosas, no entré en él, me quedé apoyada por fuera, esperando a verla salir, quería verla bien, un poco al cobijo de la oscuridad nocturna, observarla sin parecer descarado, mejor si no me veía.
Ella salió, con cigarrillos y una botella de agua. Iba vestida exactamente como me gusta a mi, como una puta, muy cortita, un corsé, medias, ligas, taconazos y cabello recogido (eso me enamora)... sus labios rojos sujetaban ya el primer cigarrillo y se detuvo a encenderlo, pero tuvo problemas para incendiarlo... yo estaba absorta mirando la escena, deseando ser ella, más que desearla a ella misma. Levantó la mirada, nos vimos, y giró sus siguientes pasos hacia mi... andó, y se colocó en mi frente. Pedazo de mujer, con esos 7 cm de tacón caía a mi altura, era perfecta, y olía muy bien...
- Hola, tu no tendrás fuego verdad?
- Fuego? de cual?
- Tu coche no tiene mechero?
- Es de este año, ninguno lleva ya mechero... nos quieren aburridos y tristes.
Me dio las gracias (por nada), levemente y volvió sobre sus pasos, se introdujo en la tienda y en un minuto ya estaba fuera. Ahora si, encendió su cigarrillo y caminó hacia la carretera, pasó a unos metros por delante de mi coche, de mi, se detuvo, expulsó el humo y nos miramos un instante...
- Ciao - me dijo
- Ciao
Me metí en el coche y no arranqué. Mi cabeza empezó a bullir, de una forma exagerada. Yo no consumo prostitución, nunca lo hice, y sinceramente, tengo suerte, nunca lo necesité tampoco. Pero se empezaba a meter en mi cabeza la alocada idea de ir detrás de ella, dicerle que se subiera a mi coche, pagarle... solo por estar con ella. Me había encantado, su forma de hablarme, sonaba dulce y educada... joder.... me he vuelto loca... tanto, que aquí desaparezco de esta historia y me convierto en mi hombre portante, mi carcasa hormonal, mi testosterónico empotrador...
No me podía sacar de la cabeza aquellas piernas, aquel nylon, el brillo de sus zapatos... bffff, enloquecido y cegado por toda esa pasión de desear poseer y desear ser... arranqué y encaminé con el coche aquella carretera. No tardé en verla, aún andaba, por el ancho arcén. Me acerqué a su altura y ella se detuvo.
Abrí la ventanilla del pasajero y ella se agachó un poco para mirarme.
No dijo nada, me sonrió. Volvió a fumar y se apartó un poco para expulsar el humo. Tiró su cigarrillo al suelo, abrió la puerta del coche, cogió mi ensalada y mi cocacola, se sentó en su lugar y me dijo:
- Se te ha pasado el hambre o piensas invitarme a cenar?
Si mi corazón hubiera llevado un tacómetro la aguja hubiese roto la escala en ese momento. Me enamoró.
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Podéis imaginarla a ella, algo así, pero con medias y ligas, encorsetada y el cabello deliciosamente recogido. Y por supuesto, varias escalas enteras completas sobre mi, en cuanto a belleza, atractivo y feminidad.
- Lo dices en serio? quieres cenar? - me había convertido en un joven imberbe, casi me temblaba la voz
- No, claro que no! Para qué has parado?
- Perdona, donde podemos ir? no conozco la zona...
Y ella me indicó el camino a un lugar cerca de un polígono, una zona de tierra aislada, con vistas a un barranco, y detrás, algunas luces de la ciudad o alguna población. La verdad es que no se donde fue, ni sería capaz de llegar otra vez.
Recuerdo que le dije algunos piropos y ella me miraba y sonreía como si le diera corte. Y yo también le dije que tenía cero experiencia, que suponía que debía pagarle primero pero poco más. Y ella me explicó que si, me dijo cuanto tenía que darle (me pareció bastante justo la verdad) y me dijo que no me preocupara, que me relajara que me notaba muy nervioso y que ella se encargaría.
Para entonces, la ensalada y la cocacola ya estaban olvidadas en el asiento de atrás, calentándose, obviamente
Ella se inclinó sobre mi, me desabrochó y buscó mi polla, que en este caso, era solo pene, mínimo, minimísimo... de verdad, como es posible que mi cabeza bullera, mi corazón se saliera del pecho y mi soldadito no se enterara de nada...
Me acarició, me lamió... pero aquello se había declarado en huelga. Supongo que mi pene se vengó por todo lo que lo había puteado toda mi vida, escondiéndolo, apretándolo, maltratándolo en general para poder ser la Rebeca que deseaba ser siempre.
- Qué te pasa? - Me dijo frustrada
- Gatillazo... la novedad, ya te dije que es mi primera vez y no estoy acostumbrado a estar con desconocidas, será eso, porque gustarme me gustas, muchísimo.
- Tienes que relajarte... - y quiso seguir pero la detuve
Le pedí que habláramos un poco, que se tomara un descanso. Y se rió.
- Me dejas que me fume un cigarro?
- Claro!
Los dos salimos del coche. La noche estaba preciosa, despejada y llena de estrellas. Yo ya no me acordaba del cansancio, ni del poco hambre que tenía, ni de Rebeca, ni de mis planes travestis para esa noche.
Se puso a fumar, junto a mi, los dos apoyados en mi Mondeo de entonces, mirando al cielo. Me apeteció preguntarle por qué era puta, la verdad es que tenía porte, sabía andar muy bien, hablaba muy bien también... me intrigaba, la percibía con clase y eso es algo que entonces quizás se apartaba del errado cliché que tenía de las prostitutas.
Me preguntó a qué me dedicaba, le expliqué. Me dijo que ella había intentado estudiar pero que no le salieron las cosas, pero que sabía un poco de que iba lo mío... y sin hablar de sexo, se terminó el cigarro, tiró la colilla y se puso delante de mi... y me besó.
Si, aquella prostituta me empezó a besar en la boca como cualquier rollo de mi juventud, os aniquilo entonces el mito de que las putas no besan a sus clientes. Doy fe.
Y así, besándonos en profundidad y solo un poco interferido por el sabor a tabaco de su boca (algo que odio), lo cierto es que aquello empezó a saberme a una "novieta" y mi soldadito del amor se empezó a animar...
Allí mismo, ahora si, Silvia, que así me dijo llamarse, me hizo una felación deliciosa, delicada pero profunda... muy profesional. Tanto que tuve que detenerla varias veces... en una de estas, subió a besarme y me dijo:
- Que pasa? que no te gusta? porque tenía la impresión de que ya no te asusto (o algo así)
- Quiero follarte
y abrió la puerta del coche, y se tumbó en el asiento de atrás, se quitó el tanga negro que llevaba y abrió sus piernas. Luego fui yo, y la penetré mientras le volví a meter mi lengua en su boca, que apenas sabía ya a Marlboro. Ahora sabía un poco a mi, y mucho a ella.
- Qué haces?
- Qué he hecho?
- No te pones condón?
Y joder, en ese momento se me subió la tensión, y sentí que la había jodido, y me dio miedo, pero me excitó aún más, se me puso totalmente garrote y empecé a darle con verdadera furia.
Tardé apenas dos o tres minutos (algo totalmente inhabitual en mi) en irme y me fui.
Puede que uno de mis mejores orgasmos como tio.
- Por qué me has dejado hacerlo así? - le pregunté
- Porque eres un buen chico y tomo la píldora.
- (silencio)
- Y tú?
- No me di cuenta y luego ya no pude parar...
- Ya lo he visto, ya...
- Ahora me arrepiento.
- Por qué?
- (silencio)
- Sabes? Aunque no lo creas, yo también soy una buena chica, como tu.
- lo eres
- Soy prostituta, pero soy buena chica.
- (silencio)
- Y nadie se mete en mi sin condón. Estoy sana, no te ralles ahora.
La miré a los ojos y lucían húmedos, vidriosos.
- Te llevo donde te recogí?
- si, gracias
Cuando me despedí de ella le pedí su whatsapp, o un email...
- Para qué?
- Por si vuelvo a Alicante, me gustaría volver a verte
- Siempre estoy por aquí. Me verás.
Fractales sinestésicos. 1.
Sinestesia.
Sensación secundaria o asociada que se produce en una parte del cuerpo a consecuencia de un estímulo aplicado en otra parte de él
Fractal
Objeto geométrico en el que una misma estructura, fragmentada o aparentemente irregular, se repite a diferentes escalas y tamaños.
Todo comenzó hace años. Tuve un accidente laboral, vuelve ni nick, en una mano. Vivía solo, en un apartamento pequeño. Era más bien una caja de zapatos convertida en solución habitacional. En aquella época después de mi divorcio traumático volvió a mi el deseo de tener sexo. No existían las apps de hoy en día y en emisoras de televisión dónde una seudo bruja te iba echando las cartas aparecían sms de contactos sexuales de todo tipo.
Yo soy bisexual y había terminado de mi relación heterosexual hastiado. Pero continuaba deseando sentir la feminidad en una relación. Tengo que decir que no soy ni activo ni pasivo. Soy como el agua, me adapto a la forma donde se acomoda. Ya había estado con hombres y mujeres, tanto en solitario como en parejas, pero jamás con una CD. Por lo cual contacte con una que se ofrecía cómo una dulce perra para hombres decididos que la hicieran sentir la mujer que era. Se hacia llamar Verónica y tras unos sms y mandarnos unas fotos, en la que descubrí una mujer imponente, quedamos en uos famosos apartamentos por horas cerca de Plaza de España. Me dió el número de apartamento y la hora, diciéndome me esperaría arriba ya preparada.
Tengo que confesar que era un mar de nervios e incluso estuve a punto de no acudir a la cita. Tenía miedo de no cumplir con las espectativas de Verónica. Había visto como era yo y la habia advertdo que ni era alto, ni un Adonis, que mi pene no era un trabuco etc etc. Ella me contestó que daba lo mismo, que lo que importante era pasar un buen rato y por supuesto no iba a enamorarse ni encoñar conmigo. O tal vez sí, terminó diciendo entre onomatopeyas de jijis muy prolongados en la pantalla del Nokia.
Abrí la puerta de ese espacio sin calor y ella me esperaba en el pasillo vestida con una mini falda, botas altas tipo mosquetero y un top ajustado de hombros descubiertos. Llevaba una peluca de pelo negro y estaba maquillada con mucho estilo, pues parecía que no llevará nada en su rostro.
.- Hola te gusto?.- Ne preguntó poniéndose en una pose sensual y provocativa.
.- Mucho, eres guapísima. Y yo a tí?
.- También. Tú por lo menos no has mentido. Y eso lo agradezco.- Tenía un acento del norte y su voz no era en absoluto nada masculina.
Se acercó a mí y comenzamos a besarnos y acariciarnos en ese mismo pasillo. Poco a poco avanzamos sin separanos de ese primer contacto y me sentó en un sofá mientras me iba desnudando. Mis manos comenzaron a explorar debajo de su ropa y senti la ausencia de vello en todo su cuerpo. Ella no paraba de saltar entre soltar mis piezas de ropa y besarme entre suspiros y gemidos que acompasaba rozando su cuerpo con el mío.
.- A follar a tu zorra, verdad? Me vas a sacar la puta qué soy?.- Me pregunto cuando mis manos de explorador iban desatando temblores en sus pezones, espalda y culo. Su carne era firme y con una sensibilidad extrema. Y mi libido se iba incrementando haciendo desaparecer la incertidumbre del encuentro.
.- Si.- Respondí alargando la sílaba como un escape de rueda pinchada - Voy a sacar la puta que eres.
Cuando me tuvo como un pingüino sentado, se levantó y comenzó delante de mí un striptease lento mientras me miraba mordiéndose los labios y ondulando como una bandera flameada con un viento con olor a serpiente. Yo sin dejar de observarla me liberé de la ropa que aún me tapaba y quedé desnudo ante ella con mi pene ya en posición de salida. Ella, sólo con un liguero, medias y un tanga especial para acomodar su miembro, se puso a arrastrarse hacia mí a cuatro patas imitando a una gata en celo y llegó a la altura de mi pene distinto.
.- Guau!!! No había visto ninguno con esta forma..- Dijo mientras acariciaba mi pubis, piernas y caderas
Mi pene no es grande, grueso sí, y se asemeja a una cimitarra con una curva pronunciada a la mitad de su recorrido adquiriendo la forma de un gancho. Y tiene sus ventajas.
Verónica no esperó y fue lamiendo todo mi tronco y besando mi glande. Fue vistiendo mi carne en carmin y saliva hasta que fue introduciendo poco a poco los centrimentos de sangre estancada en sus labios y garganta. Fueron sensaciones lentas y en progresión sentir su calor bucal y saliva en una demostración práctica de su experiencia en dar placer sin dejar de clavarte sus pupilas en las mias, con un mensaje incendiario de lujuria.
Hubo un momento en que sentí su nariz en mi pubis y cómo con delicadeza desenfundaba de su boca ese cetro que estaba saboreando y excitándose hasta el limite. Fueron varias veces lo que hizo y mis manos agarraron su cabeza comenzando un vaivén in crescendo que la produjo gemir con todo. Una mano suya bajo a su entrepierna y comenzó a masturbarse mientras mi glande golpeba su campanilla y ella contraía sus labios para producir una bomba de vacío donde me iba quemando por dentro. Mi mente comenzó a volar y mis cuerdas vocales emitian murmullos incoherentes parecidos a un motor sin afinar. Era la mejor mamada que habían hecho hasta ese momento y perdí el sentido del tiempo aforando en mi mente un arroyo de descargas fractales de color amarllo y blanco. Mi columna se arqueaba como una ballesta. Mi mente estaba experimentando una sensación de total descontrol entre fractales de placer que se iban enrroscado en una sinestesia de colores, sabores, olores y sabores olvidados transmitidos a traves del tacto de nuestros cuerpos fundidos en una lujuria compartida.
Continuará.
J


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