Capítulo 853
Nos acabamos despidiendo poco después, porque no quería alargar más ese momento. No me ponía buen cuerpo ver la carilla que tenía Irene todo el tiempo. Me fui de allí después de que ambos me dieran un buen abrazo, siendo más sentido el de Irene, diciéndome ambos que me llamarían y que también lo harían con Elena, queriendo que nos viéramos el fin de semana siguiente para hacer algún plan y poder pasar tiempo juntos, pareciéndome a mí bien. Volví con la familia, preguntándome mi madre cómo había ido y diciéndole yo que mejor de lo que esperaba, pero que no había sido fácil tampoco.
Estuvimos charlando y viendo la tele entre todos, pero se estaba empezando a hacer tarde, preguntándome Ángela si cenábamos cada uno con la familia o si lo hacíamos cuando llegáramos a casa, dejándolo a su elección y pensando ella que la segunda opción sería mejor para no llegar muy tarde tampoco, por lo que me despedí de todos y fui hasta su casa para recogerla e irnos y poder llegar para la hora de la cena.
En cuanto llegué, ella salió de por la puerta de su casa con un par de maletas, con una sonrisa en su cara, como siempre. Le ayudé a cargarlas en el maletero, teniendo pinta de que me estaba esperando al estar tan pendiente como para salir sin que yo le avisara de que había llegado. Una vez cargué las maletas, le dije que iba a saludar a su madre ya que estaba ahí, haciéndolo rápidamente al estar ella observándonos desde la puerta.
Me dio un abrazo y dos besos, pidiéndome que cuidara de su hija, aunque ella dijo que ya era mayorcita y que había estado viviendo incluso fuera del país, pero le dije a su madre que lo haría para que se quedara más tranquila. El camino se me hizo bastante ameno con Ángela a mi lado, no preguntando mucho por cómo había ido la cosa con Irene, Mario y Sofía, porque no quería que volviera a pasar por eso, pidiéndome solo que le dijera si había ido bien o regular.
Se quedó conforme cuando le dije que todo fue bien dentro de lo que cabía, terminando ella al decir que al día siguiente las llamaría a las dos para charlar un poco sobre ello y que ellas le contaran, pasando a sacar otro tema de conversación.
Casi llegando, dijo de parar a cenar en el McDonald's que había a las afueras de la ciudad, porque tenía mucha hambre y hacía mucho que no iba a ese sitio, así que paramos y cenamos allí. Ella seguía contándome sus cosas, diciéndome cómo pensaba hacerlo para trabajar en casa, aunque estaba un poco indecisa aún de si hacerlo en su cuarto o en el salón, en la mesa grande y alta que teníamos, porque le parecía que sería muy cómoda para hacerlo ahí.
Tenía ventaja al trabajar con un portátil, por lo que en principio iría probando para ver donde ponía el huevo, aunque en realidad, ella se conocía bien y dijo que iría cambiando de sitio para no aburrirse.
A mí me parecía bien todo lo que me decía, porque en realidad no iba a suponerme ninguna molestia que estuviera en el salón, porque a mí me pillaría también en la academia, así que no podría ver cómo trabajaba, pero dudo que me hubiera molestado igualmente si estuviera por casa.
Cenamos bastante bien, quedando ella conforme con su menú infantil que venía con un juguetito que le había gustado y que pensaba poner en casa para decorar, haciendo que me riera por eso, aunque sí que se tomó un buen postre también con el típico helado del lugar, con sirope de chocolate y los toppings que le gustaba a ella, pidiéndome yo uno igual, solo que con caramelo en vez de con chocolate.
Aunque nos lo comimos en casa, dejando las maletas en el salón para hacerlo tranquilamente y poniéndose ella a empezar a ordenar sus cosas al deshacerlas, aunque no lo hizo al completo, porque tampoco se quería ir a dormir muy tarde.
Ya se notaba mucho su compañía al oírla yo desde el salón cómo canturreaba o como se preguntaba a sí misma dónde podía poner alguna cosa que sacaba de sus maletas. Pero me sorprendió cuando apareció por el salón, habiendo dejado lo que estaba haciendo para el siguiente día ya, preguntándome si nos podíamos echar una partida con la consola.
Sí que le había dado fuerte con eso, porque me dijo que había estado pensando en ello en varias ocasiones durante el día, por lo que la pusimos y jugamos un poco, aunque le dejé a ella más que otra cosa, estando pendiente y dándole algún consejo para que mejorara y no le costara tanto.
La veía muy entretenida con eso, divirtiéndose bastante, preguntándole yo entre risas si iba a ser un problema que tuviéramos una consola cuando dijera de ponerse a trabajar. Ella dijo que no lo creía, que el día era muy largo y que habría tiempo para todo, pudiendo echarnos una partida por la noche después de cenar si me parecía bien, no poniendo yo ningún problema.
Caí en que la nevera no estaba muy llena teniendo en cuenta que ahora seríamos dos en casa, por lo que le dije que al día siguiente iría a comprar algunas cosas por la mañana, bien temprano, antes de que entrara a trabajar, diciéndome ella que me acompañaba y pagábamos a medias, aunque yo tenía idea de levantarme bastante temprano, como solía, no teniendo ella mucho problema al respecto.
Por eso mismo, se marchó no muy tarde a la cama, haciendo yo lo propio, aunque sabía que no iba a poder dormirme tan pronto, pero tampoco quería molestarle al estar deambulando, sobre todo en su primera noche conmigo en casa como compañera de piso.
Antes de darnos las buenas noches le dije que si veía que no era cómodo el colchón, que podía dormir en mi cama y yo lo hacía en esa, aunque ella me dijo que no había ningún problema por lo que podía ver. Estuve muy cerca de decirle que durmiera conmigo, pero me daba un poco de cosa que durmiéramos así teniendo en cuenta lo que estaba pasando en esos días, además de que no la iba a dejar dormir muy bien con el mal dormir que tenía yo.
Pero ella parecía muy conforme con todo, porque no paraba de mostrar su alegría y tampoco paraba de sonreír. Así que nos dimos las buenas noches con un abrazo y la dejé descansar, viéndome yo algo en el ordenador para intentar hacer sueño.
Al día siguiente, efectivamente, me levanté muy temprano, intentando hacer el menor ruido posible para no despertarla, porque era más temprano de lo que pensaba que ella toleraría, pero me la encontré por el pasillo con cara de suelo, aunque con una sonrisa, desperezándose, estando muy mona con uno de sus pijamas grandes y gruesos de inverno, con su pelo alborotado.
Me dio un abrazo, preguntándome cómo había dormido, diciéndole que bien, aunque la realidad era que lo había hecho mal, como siempre. Ella me dijo que había dormido bastante bien también y que el colchón era cómodo, por lo que no había ningún problema.
Le pregunté si no le resultaba pequeña la cama, sobre todo al compararla con la que tenía en su casa, sugiriéndole comprar una más grande, aunque ella me dijo que la veía perfecta y que para su cuerpo era más que suficiente, por lo que no hubo problema alguno en ese aspecto al pasar ella buena noche.
Me pidió que le diera un poco de tiempo para darse una ducha rápida y poder irnos a comprar, esperando yo mientras haciendo el desayuno. Me dio las gracias por prepararlo, aunque pensaba que lo haríamos fuera, pero le gustó mucho el gesto igualmente.
Así que desayunamos en casa y nos pusimos en camino para comprar, siendo algo sencillo de hacer al ser ella tan ordenada. Nos dio tiempo a volver y a colocarlo todo, teniendo pensado también qué íbamos a hacer para comer ese día, quedando en que nos pondríamos a ello en cuanto yo llegara.
La mañana en el trabajo fue bastante bien, aunque le temía un poco a la tarde, ya que como estábamos ultimando el trimestre con los exámenes, pues había un poco de agobio en algunos alumnos. Unos ya habían acabado, pero otros estaban por hacerlo y necesitaban repasos de última hora.
La semana anterior también fue un poco así, cosa que me sirvió en parte para distraerme, pero ahora sí que estaba deseando que pasara pronto para que se acabara ese agobio que había por la academia, de la misma manera que tendría una semana de vacaciones al cerrar durante toda la Semana Santa.