Keranos
Miembro muy activo
- Desde
- 22 Jun 2023
- Mensajes
- 1,038
- Reputación
- 7,235
Capítulo 649
Y era un poco putada no tener esa forma de diversión ni el jueves ni el viernes, porque cuanto más me acostumbraba a tener sexo, más me apetecía y más duro se me hacía aguantar sin tenerlo diariamente. Pero Ángela tenía ya su plan para esa noche del viernes y yo desde luego no me iba a presentar con Cintia de por medio. La chica era un bombón y si fuera de otra manera, estaría encantado de quedar con ella, tal y como lo hacía con Ángela. Pero no me podía fiar de ella por mucho que dijera que ahora estaba más tranquila y que estaba bajo tratamiento. Lo peor de todo, es que pensando en que esa noche era probable que ellas hicieran algo, me ponía más cachondo aún en esos ratos muertos en los que los alumnos estaban pendientes del listening o rellenando algún ejercicio que les mandaba para repasar lo que más problemas solía dar.
Pero algo se me ocurrió y en uno de los descansos en los que se iban algunos para venir otros, miré el móvil, metiéndome en uno de los grupos que tenía en WhatsApp y viendo que alguien que tenía en mente para pasar un buen estaba disponible. Por fin podía jugar con ella como los dos veníamos queriendo desde hacía semanas, aunque esperaba no toparme con la típica situación de ir retrasando algo por no poder para quedarte sin ello cuando puedes. No dije nada por ningún sitio, pero sabía dónde localizarla y tenía la certeza de encontrarla allí cuando saliera de trabajar, porque tampoco lo iba a hacer muy tarde. Efectivamente, me la encontré en cuanto llegué al lugar, siendo bastante visible desde la entrada con ese pelo rosa que llevaba desde que la conocí. Justo me dio por recordar que me dijo que ella era rubia natural, cosa que me habría encantado ver.
Aunque no era muy fan de los tintes de pelo, en especial de colores tan llamativos y poco naturales, esa chica me parecía muy mona y atractiva. Tenía algo que me ponía mucho y esa noche estaba dispuesto disfrutar con ella como ambos queríamos. Todos se sorprendieron de verme allí, sobre todo porque llegaba bastante tarde para sumarme al típico torneo que se montaba cada viernes. Allí, estuvimos hablando un poco, contándoles yo con detalle cómo me había ido en Manchester, aunque no había mucho que contar por cómo de rápido me barrieron. El torneo en el que estaban no tardó mucho en acabar, yendo con ellos a cenar en una hamburguesita cercana, como ya habíamos hecho alguna que otra vez anteriormente. Avisé a Andrea para que no me esperara para cenar y me fui con ellos, preguntándome con más detalle ahora que todos estaban más libres por tener que estar antes centrados en el torneo.
En los ratos que ellos hablaban y yo me quedaba callado, miraba de vez en cuando a Sara, quien me miraba con una sonrisa cuando se daba cuenta. Iba normalita de ropa al ir con una camiseta de tirantes y unos shorts vaqueros cortos, siendo algo muy típico de la época del año. Era extraño, porque no estaba tan juguetona como solía conmigo, temiendo yo que ya no estuviera interesada en mí o que hubiera encontrado a otra persona para eso. Por eso, aproveché esos momentos en los que los demás estaban algo distraídos para poner una de mis manos sobre uno de sus muslos para acariciarlo y apretarlo aprovechando que estábamos sentados juntos. Ella pareció sorprenderse, poniéndose recta y mirándome con unos ojos más abiertos. Era una mirada intensa y penetrante. Ya tenía menos dudas respecto a que esa noche fuera a ir bien. Cuando pagamos y cada uno se empezó a ir hacia su casa, yo la acompañé cuando me aseguré de que los demás no se iban a dar cuenta del detalle.
-¿A qué ha venido lo de antes?
-¿El qué?
-Lo de poner tu mano en mi muslo.
-¿Pasa algo por haberlo hecho?
-No. Para nada. Bueno, sí. Que me has encendido.
-Vaya...
-¿Por qué lo has hecho?
-¿No puede uno tener un gesto así con una amiga?
-No sé... Pregúntale a la tóxica, no a mí -me respondió sonriendo.
La verdad recordar en ese momento a Valentina era lo último que necesita, por eso llegué a hacer una mueca con la boca, porque precisamente lo que quería era pasarlo bien y distraerme para quitar lo ocurrido de mi cabeza y ese malestar de haberle hecho daño y demás.
-No tengo que preguntarle a nadie.
-¿Eh?
-Pues eso.
-¿Lo habéis dejado?
-Ajá.
-Uff... -dijo mirando al frente- ¿Y cómo estás?
-Bien.
-Ya, qué pregunta más tonta. Si has hecho eso... Jajaja.
-Pensaba que no te apetecía ya con lo distante que has estado por así decirlo.
-Ah... No. Es que... La última vez que salimos fui demasiado insistente y creo que te agobié bastante.
-Mmm, sí. Puede.
-Creía que seguías con ella. Por eso no he hecho nada. No quería que dejaras de juntarte con nosotros por mi culpa. O conmigo directamente, ¿sabes?
-Bueno, no era para tanto. Pero sí es verdad que esa noche fuiste un poco insistente y provocativa. Pero no pasa nada.
-¿Y puedo saber...?
-Fue esa misma noche. Me reencontré con una amiga muy cercana después de estar un tiempo sin vernos y haber acabado mal antes de eso y acabó pasando. No lo pude evitar.
-Y te pilló, ¿no?
-Qué va. Se lo conté yo.
-¿En serio?
-Sí.
-¿Por qué?
-Porque no se merecía que le ocultara eso. Además, ya vengo escarmentado.
-Aaam... Y por lo que veo, se lo ha tomado mal. ¿No?
-Así es. Pero bueno, dejemos el tema. Vives sola, ¿no?
-No. No exactamente. Pero casi como si lo hiciera. ¿Por?
-Porque en mi casa está mi compañera de piso y no quiero que...
-Ah, vale. Pues vamos a la mía. Pensaba que íbamos a ir a la tuya por pillarnos más cerca, pero no tengo problema.
-¿Estás contenta?
-Joder, sí. Aunque estoy un poco flipando todavía por lo inesperado que ha sido todo esto.
-Ya, jajajaja. Oye, voy a parar para comprar condones, que no llevo encima.
-Mmm, vale.
En realidad, lo hicimos poco antes de llegar a su casa, en una farmacia que tenía casi al lado. Por el camino le pregunté si ella se estaba viendo con alguien para irse a la cama, contestándome ella que no con regularidad. Tenía algún que otro amigo y amiga, pero no llegaban a ser follamigos del todo, porque con las personas con las que lo hacía solían tener parejas o similares. Aunque ella no llegaba a meterse en las relaciones según me contaba, haciendo yo un gesto de duda por cómo quería irse conmigo a la cama estando en una. Ella me prometía que no era así y que de normal eran las otras personas las que la buscaban a ella cuando se daban un tiempo con esas parejas. Y también me comentó que solía usar protección, cosa que me parecía estupendo. A medida que íbamos llegando, me decía que estaba nerviosa, porque llevaba 2 semanas sin echar un polvo. Le comenté que yo llevaba un par de días y que estaba con ganas, a lo que ella respondía que me podía imaginar las suyas al llevar más días que yo sin nada.
En cuanto entramos por la puerta de su casa, Sara me agarró para besarme, poniendo yo mis manos en su culo para atraer su cuerpo hacia mí y levantarlo un poco para no tener que encorvarme. Nos dimos un morreo bastante salvaje, aunque duró poco, porque me agarró de la mano para llevarme a su cuarto, sentándome en la cama para ponerse sobre mí y estar así más cómoda. Antes de hacerlo, se quitó las zapatillas que llevaba. Solamente eso. Parecía que nos iba la vida en darnos ese beso, porque nos comíamos la boca con ansia mientras nos metíamos mano. Tanta intensidad le poníamos que me vi vencido, echando mi cuerpo hacia atrás, con ella acomodándose sobre mí y moviéndose ligeramente como si me estuviera follando ya al mover su culo hacia arriba y abajo. Pero de pronto detuvo ese beso, incorporándose para quedar de manera vertical sobre mí, estando muy sexy.
-¿Qué pasa? -pregunté algo distraído por no saber por qué paraba.
-Nada. Estaba pensando... Me gustaría disfrutar bien el momento.
-¿Qué tienes en mente?
-Me gustaría prepararme. Voy a tardar poco. Como media hora.
-No sé cómo eres capaz de parar en un momento así. Jajajajaja.
-Bueno... Aún no hemos hecho nada.
-Es verdad.
-Me gustaría ponerme guapa. Y arreglarme algo... Pero tranquilo, que sé cómo te gusta.
-Ah, ¿sí?
-Sí, jejejeje.
-Joder con las chicas. Lo habláis todo.
-Ya ves...
-¿Me dejas verlo antes de arreglártelo?
-¿Debería?
-Lo mismo no te dejo salir de aquí...
-Jajajajaja.
-Va, déjame verlo -dije haciendo cosquillas.
-No debería -decía ella riendo y resistiéndose.
Y era un poco putada no tener esa forma de diversión ni el jueves ni el viernes, porque cuanto más me acostumbraba a tener sexo, más me apetecía y más duro se me hacía aguantar sin tenerlo diariamente. Pero Ángela tenía ya su plan para esa noche del viernes y yo desde luego no me iba a presentar con Cintia de por medio. La chica era un bombón y si fuera de otra manera, estaría encantado de quedar con ella, tal y como lo hacía con Ángela. Pero no me podía fiar de ella por mucho que dijera que ahora estaba más tranquila y que estaba bajo tratamiento. Lo peor de todo, es que pensando en que esa noche era probable que ellas hicieran algo, me ponía más cachondo aún en esos ratos muertos en los que los alumnos estaban pendientes del listening o rellenando algún ejercicio que les mandaba para repasar lo que más problemas solía dar.
Pero algo se me ocurrió y en uno de los descansos en los que se iban algunos para venir otros, miré el móvil, metiéndome en uno de los grupos que tenía en WhatsApp y viendo que alguien que tenía en mente para pasar un buen estaba disponible. Por fin podía jugar con ella como los dos veníamos queriendo desde hacía semanas, aunque esperaba no toparme con la típica situación de ir retrasando algo por no poder para quedarte sin ello cuando puedes. No dije nada por ningún sitio, pero sabía dónde localizarla y tenía la certeza de encontrarla allí cuando saliera de trabajar, porque tampoco lo iba a hacer muy tarde. Efectivamente, me la encontré en cuanto llegué al lugar, siendo bastante visible desde la entrada con ese pelo rosa que llevaba desde que la conocí. Justo me dio por recordar que me dijo que ella era rubia natural, cosa que me habría encantado ver.
Aunque no era muy fan de los tintes de pelo, en especial de colores tan llamativos y poco naturales, esa chica me parecía muy mona y atractiva. Tenía algo que me ponía mucho y esa noche estaba dispuesto disfrutar con ella como ambos queríamos. Todos se sorprendieron de verme allí, sobre todo porque llegaba bastante tarde para sumarme al típico torneo que se montaba cada viernes. Allí, estuvimos hablando un poco, contándoles yo con detalle cómo me había ido en Manchester, aunque no había mucho que contar por cómo de rápido me barrieron. El torneo en el que estaban no tardó mucho en acabar, yendo con ellos a cenar en una hamburguesita cercana, como ya habíamos hecho alguna que otra vez anteriormente. Avisé a Andrea para que no me esperara para cenar y me fui con ellos, preguntándome con más detalle ahora que todos estaban más libres por tener que estar antes centrados en el torneo.
En los ratos que ellos hablaban y yo me quedaba callado, miraba de vez en cuando a Sara, quien me miraba con una sonrisa cuando se daba cuenta. Iba normalita de ropa al ir con una camiseta de tirantes y unos shorts vaqueros cortos, siendo algo muy típico de la época del año. Era extraño, porque no estaba tan juguetona como solía conmigo, temiendo yo que ya no estuviera interesada en mí o que hubiera encontrado a otra persona para eso. Por eso, aproveché esos momentos en los que los demás estaban algo distraídos para poner una de mis manos sobre uno de sus muslos para acariciarlo y apretarlo aprovechando que estábamos sentados juntos. Ella pareció sorprenderse, poniéndose recta y mirándome con unos ojos más abiertos. Era una mirada intensa y penetrante. Ya tenía menos dudas respecto a que esa noche fuera a ir bien. Cuando pagamos y cada uno se empezó a ir hacia su casa, yo la acompañé cuando me aseguré de que los demás no se iban a dar cuenta del detalle.
-¿A qué ha venido lo de antes?
-¿El qué?
-Lo de poner tu mano en mi muslo.
-¿Pasa algo por haberlo hecho?
-No. Para nada. Bueno, sí. Que me has encendido.
-Vaya...
-¿Por qué lo has hecho?
-¿No puede uno tener un gesto así con una amiga?
-No sé... Pregúntale a la tóxica, no a mí -me respondió sonriendo.
La verdad recordar en ese momento a Valentina era lo último que necesita, por eso llegué a hacer una mueca con la boca, porque precisamente lo que quería era pasarlo bien y distraerme para quitar lo ocurrido de mi cabeza y ese malestar de haberle hecho daño y demás.
-No tengo que preguntarle a nadie.
-¿Eh?
-Pues eso.
-¿Lo habéis dejado?
-Ajá.
-Uff... -dijo mirando al frente- ¿Y cómo estás?
-Bien.
-Ya, qué pregunta más tonta. Si has hecho eso... Jajaja.
-Pensaba que no te apetecía ya con lo distante que has estado por así decirlo.
-Ah... No. Es que... La última vez que salimos fui demasiado insistente y creo que te agobié bastante.
-Mmm, sí. Puede.
-Creía que seguías con ella. Por eso no he hecho nada. No quería que dejaras de juntarte con nosotros por mi culpa. O conmigo directamente, ¿sabes?
-Bueno, no era para tanto. Pero sí es verdad que esa noche fuiste un poco insistente y provocativa. Pero no pasa nada.
-¿Y puedo saber...?
-Fue esa misma noche. Me reencontré con una amiga muy cercana después de estar un tiempo sin vernos y haber acabado mal antes de eso y acabó pasando. No lo pude evitar.
-Y te pilló, ¿no?
-Qué va. Se lo conté yo.
-¿En serio?
-Sí.
-¿Por qué?
-Porque no se merecía que le ocultara eso. Además, ya vengo escarmentado.
-Aaam... Y por lo que veo, se lo ha tomado mal. ¿No?
-Así es. Pero bueno, dejemos el tema. Vives sola, ¿no?
-No. No exactamente. Pero casi como si lo hiciera. ¿Por?
-Porque en mi casa está mi compañera de piso y no quiero que...
-Ah, vale. Pues vamos a la mía. Pensaba que íbamos a ir a la tuya por pillarnos más cerca, pero no tengo problema.
-¿Estás contenta?
-Joder, sí. Aunque estoy un poco flipando todavía por lo inesperado que ha sido todo esto.
-Ya, jajajaja. Oye, voy a parar para comprar condones, que no llevo encima.
-Mmm, vale.
En realidad, lo hicimos poco antes de llegar a su casa, en una farmacia que tenía casi al lado. Por el camino le pregunté si ella se estaba viendo con alguien para irse a la cama, contestándome ella que no con regularidad. Tenía algún que otro amigo y amiga, pero no llegaban a ser follamigos del todo, porque con las personas con las que lo hacía solían tener parejas o similares. Aunque ella no llegaba a meterse en las relaciones según me contaba, haciendo yo un gesto de duda por cómo quería irse conmigo a la cama estando en una. Ella me prometía que no era así y que de normal eran las otras personas las que la buscaban a ella cuando se daban un tiempo con esas parejas. Y también me comentó que solía usar protección, cosa que me parecía estupendo. A medida que íbamos llegando, me decía que estaba nerviosa, porque llevaba 2 semanas sin echar un polvo. Le comenté que yo llevaba un par de días y que estaba con ganas, a lo que ella respondía que me podía imaginar las suyas al llevar más días que yo sin nada.
En cuanto entramos por la puerta de su casa, Sara me agarró para besarme, poniendo yo mis manos en su culo para atraer su cuerpo hacia mí y levantarlo un poco para no tener que encorvarme. Nos dimos un morreo bastante salvaje, aunque duró poco, porque me agarró de la mano para llevarme a su cuarto, sentándome en la cama para ponerse sobre mí y estar así más cómoda. Antes de hacerlo, se quitó las zapatillas que llevaba. Solamente eso. Parecía que nos iba la vida en darnos ese beso, porque nos comíamos la boca con ansia mientras nos metíamos mano. Tanta intensidad le poníamos que me vi vencido, echando mi cuerpo hacia atrás, con ella acomodándose sobre mí y moviéndose ligeramente como si me estuviera follando ya al mover su culo hacia arriba y abajo. Pero de pronto detuvo ese beso, incorporándose para quedar de manera vertical sobre mí, estando muy sexy.
-¿Qué pasa? -pregunté algo distraído por no saber por qué paraba.
-Nada. Estaba pensando... Me gustaría disfrutar bien el momento.
-¿Qué tienes en mente?
-Me gustaría prepararme. Voy a tardar poco. Como media hora.
-No sé cómo eres capaz de parar en un momento así. Jajajajaja.
-Bueno... Aún no hemos hecho nada.
-Es verdad.
-Me gustaría ponerme guapa. Y arreglarme algo... Pero tranquilo, que sé cómo te gusta.
-Ah, ¿sí?
-Sí, jejejeje.
-Joder con las chicas. Lo habláis todo.
-Ya ves...
-¿Me dejas verlo antes de arreglártelo?
-¿Debería?
-Lo mismo no te dejo salir de aquí...
-Jajajajaja.
-Va, déjame verlo -dije haciendo cosquillas.
-No debería -decía ella riendo y resistiéndose.