Capítulo 554
Se extrañó cuando le dije de ir al coche para bajar a la playa por tenerla tan cerca de donde estaba el apartamento, por lo que le comenté la idea de ir a un sitio más apartado y tranquilo sin tanto bullicio para estar más cómodos, así no se pondría tensa y podría relajarse, que era el objetivo de que estuviera allí conmigo. De nuevo, Valentina puso una sonrisa preciosa en su cara e incluso me dio un beso, diciéndome que le había gustado el gesto. Tampoco estaba muy reconocible igualmente en el momento en el que bajamos a la calle, porque iba con un pareo nada transparente, con unas gafas de sol enormes y una pamela muy grande también. Con todo aquello iba bastante discreta y no te dabas cuenta de que era realmente ella hasta que no estuvieras a su lado. Eso, o que conocieras su cuerpo perfectamente como yo ya lo conocía, pudiendo intuir que era ella por sus formas.
A medida que nos acercábamos al punto en el que dejé a mis amigos antes de ir a por Valentina a la estación de autobuses me invadía una extraña sensación de nerviosismo, como si fuera a ser yo el que iba a conocer a gente nueva por su parte, pero es que estaba un poco preocupado por cómo era Valentina y por cómo era Irene. Tan diferentes ambas en personalidad que no sabía del todo cómo podía salir la cosa por mucho que mi amiga me dijera que se iba a comportar. No dudaba de su palabra, pero la conocía de sobra y sabía que se iba a revolucionar. Y lo último que quería es que le diera mala impresión a Valentina cuando íbamos a estar prácticamente una semana los cuatro juntos. Y mucho menos quería que mi amante se enfadara de nuevo después de haber arreglado el último enfado que habíamos tenido de bastante buena manera.
Valentina me preguntó cómo eran mis amigos y si pensaba que les iba a caer bien. Yo le afirmé que así sería. Estaba muy convencido de que a ambos les encantaría ella. Le comenté un poco por encima quienes eran y desde cuando los conocía, diciéndole además que eran mis mejores amigos. Antes de bajar nos dimos un buen beso, cosa que me decía que cuando estuviéramos con ellos, pocos iban a haber, pero tocaba ser comprensivo por cómo era ella. También me dijo que las vacaciones habían empezado muy bien y que tenía muchas ganas de poder darse un baño. Ya entrando comentaba que le gustaba el olor a mar y que estaba muy bonito. Hablaba como si hubiera estado 20 años sin ir a la playa, pero no le pregunté si era así, porque bastante se había abierto para ser ella y seguramente lo haría poco a poco, imaginando yo que así sería al estar varios días tan juntos, teniendo mucho tiempo para hablar de más cosas de las que solíamos hacer en casa.
Cuando llegamos a la altura de mis amigos, ellos estaban distraídos hablando y mirando hacia el mar, sin percatarse de que nos acercábamos a ellos. Para mi sorpresa, fue Valentina la que saludó cuando llegamos y yo iba a llamarles la atención para presentársela. Ambos se levantaron rápidamente, mirándola con atención, aunque como he dicho, por lo que llevaba puesto no es que pudieran verla del todo. Pero eso tuvo arreglo, cuando ella se quitó ese sombrero y sus gafas de sol. La cara de Irene me llegó a hacer gracia, porque abrió la boca con gesto de quedarse pasmada, teniendo Valentina que acercarse a darle dos besos cuando de normal era ella la que lo hacía de lo extrovertida que era. Con Mario fue más o menos parecido, aunque él fue más discreto en su reacción. Saltaba a la vista para mí que la impresión física había cumplido con sus expectativas, sobre todo cuando después de esos dos besos a cada uno, se quitó el pareo para guardarlo en su bolso. Ahora sí que le dieron ambos un buen repaso de arriba a abajo mientras Valentina guardaba su ropa y no los podía ver. Ambos me miraron inmediatamente con una sincronía espectacular, ocasionando que me riera en silencio para no liarla de primeras.
Los primeros minutos que estuvimos los cuatro juntos se me hicieron muy divertidos por las caras que ponían mis amigos, sobre todo por Irene. Estaba muy embobada con mi amante, aunque con las gafas de sol que llevaba puestas se medio cubría bien, pero esa manera de abrir la boca la delataba mucho, aunque Valentina no llegaba a decir nada, ni siquiera ponía gesto raro ni nada. Simplemente intentaba integrarse con ellos para poder conocerse. Por suerte, esas caras de mis amigos se relajaron y pasaron más a ser ellos, dándole conversación a Valentina para conocerla y para que ella los conociera. De lo que más hablaron, de trabajo, como pasó conmigo en tantas ocasiones por no ser una persona que se abriera de manera personal así a la ligera. Mis amigos contaron a qué se dedicaban, llegando Irene a decir en lo que trabajaba antes de unirse a Mario, pero Valentina fue la que más habló en este tema, porque no paraba de dar detalles que a mí ya se me habían llegado a pasar de tantas cosas que abarcaba su empresa, habiendo otras que no llegaba a entender.
Efectivamente, Valentina no estaba muy receptiva a muestras de cariño en público. No es que fuera a darle un beso, la conocía y sabía que eso la podría poner tensa, pero se negó cuando le dije de echarle crema por la espalda o cuando dejé caer mi mano en su muslo como gesto reflejo por ser algo que hacía bastante en la intimidad con ella. Tenerla sentada a mi lado y tan ligera de ropa invitaba a eso y me salió solo, pero tampoco es que me apartara la mano de mala manera ni nada similar. Tan solo puso su mano sobre la mía de manera bastante breve para apartarla con delicadeza. Con tanta, que mis amigos no pusieron ningún gesto raro. Y por eso me moví un poco a un lado cuando me levanté para estirarme y así disimular un poco. No porque me hubiera molestado que despreciara ese simple gesto, sino porque estando tan cerca de ella me iban a salir más cosas así y no quería ponerla en un apuro ahora que la cosa se había reconducido tan bien.
La mañana se pasó volando, al menos para mí. Tener a Valentina por allí fue algo muy positivo y que hacía que no nos pudiéramos aburrir por la cantidad de conversación que salía con ella. Mis amigos notaron lo cultivada que era enseguida y se esforzaban por mantenerle la conversación con temas interesantes, aunque también es cierto que de lo que más se hablaba era del trabajo, pues los tres habían estudiado algo bastante similar y Valentina era la que más lo ponía en práctica al llevar adelante una empresa de manera muy exitosa. Ellos se animaban a pedirle consejo y hasta bromearon con trabajar juntos, llegando Valentina a ofrecerles un puesto si alguna vez necesitaban cambiar de aires. Irene decía que tal vez no estaría mal con tal de estar todos más juntos de nuevo, diciéndolo por mí, pero lo cierto es que estaban muy contentos en donde estaban y Mario ya llevaba varios años allí y le tenían bastante estima, además de que estaba haciendo méritos para escalar.
Algo también destacable fue el momento del baño. Cuando Valentina se puso de pie, sus pechos se movieron en consecuencia vi la mirada que le echó Irene. Bueno, más que verla, la intuí por sus gafas de sol, pero era muy obvio que se había quedado fichándola bien. De camino a la orilla, mi amante decía que estaba un poco nerviosa, porque hacía mucho que no se bañaba en la playa y me entraron unas ganas terribles de agarrarle la mano, pero no lo acabé haciendo por lo mismo. Fue muy gracioso el gritito que dio cuando se metió por lo fría que estaba, pero dudo que fuera así para el resto, porque nos tuvimos que calentar de momento cuando vimos cómo los pezones de Valentina se marcaban de manera exagerada bajo la tela de bikini que llevaba. Aquello hizo se me pusiera morcillona pese a haberla visto desnuda muchas veces a esas alturas. No quería ni pensar cómo estaban ellos.
Se acercaba la hora del almuerzo y mis amigos se empeñaron en ir a un restaurante bueno para que pudiéramos comer bien y poder seguir con la charla tan agradable que teníamos, pero la cara de Valentina no era la viva imagen de la comodidad con esa idea. Notaba que aún tenía esas inseguridades de que la pudieran ver con alguien de manera tan cercana, por eso salí en su ayuda sugiriendo comer tranquilamente en el apartamento para luego descansar, comentando que ella debía estar cansada después del viaje de autobús y de haber madrugado tanto, añadiendo que a mí me dolía un poco la cabeza. No pareció levantar ninguna sospecha en ellos, quien se lo tomaron con naturalidad y les pareció bien, aunque quedamos en bajar a la playa de nuevo después de descansar un poco. Así que nos acabamos yendo al coche después de que nos secáramos bien para volver al apartamento y darnos una ducha rápida.
El problema era que en el apartamento no había gran cosa para que pudiéramos comer los cuatro más allá de pasta, por lo que las chicas dijeron de acercarse a un pequeño supermercado que había cerca rápidamente para poder comprar algo y así poder hacer algo más elaborado, siendo algo sugerido por Irene y aceptado por Valentina, quien se ofreció a cocinar, diciéndoles yo que se le daba muy bien. Así que ambas se fueron de inmediato, con Irene con uno de sus típicos atuendos de verano con una camiseta blanca de tirantes, unos shorts vaqueros y unas sandalias y con Valentina yendo con el vestido y el calzado que trajo al bajar del autobús. Habiéndose ido ya las dos podía oír a Irene decir lo guapa que estaba con ese vestido, diciéndole que le sentaba muy bien. Eso no hizo más que poner una sonrisa en mi cara, porque ya estaba viendo a Irene engatusar a Valentina, aunque veía muy imposible que llegara a pasar nada y de hecho ya me estaba viendo teniendo que pararle los pies a mi amiga y eso que me había prometido que no la iba a liar.
-Joder con la milf... -decía Mario sacándome de mis pensamientos.
-Está bien, ¿eh? Jajaja.
-¿Bien? Si solo fuera bien... ¿De dónde has sacado a una mujer así?
-He tenido mucha suerte.
-No hace falta que lo jures. No porque esté de lío contigo. Ahora las tías se fijan mucho en ti y no me resulta raro que ella también lo haya hecho. Pero, joder... Una mujer así... Son palabras mayores.
-¿Cómo de mayores? Jajaja.
-No aparenta la edad que nos has dicho que tiene. Eso sí, se le nota la madurez de una mujer. Pero no es como las de nuestra edad. No puede ser más diferente a Irene, por ejemplo.
-Siendo justos, Irene tiene un poco cara de niña.
-Sí. Es verdad. Pero también son los gestos, su manera de hablar y expresarse...
-Bueno, se le ve con práctica por su trabajo.
-¿Solo trabaja de eso?
-Que yo sepa, sí. No me ha comentado nada de otra cosa y eso que hablamos mucho de su trabajo.
-Lo decía porque tiene pinta de modelo.
-A ver... Jajaja. Sí, está tremenda y lo puede ser de sobra, pero tampoco es que entre ahí. Y lo prefiero, ¿eh? No me gusta nada lo delgadas que son las modelos. Además, con los pechos que tiene...
-Ya. Eso es verdad. Pero es por las caderas que tiene, porque delgada, es. Pero sí, con esas tetas, no da el pego como modelo. Es una mujer increíble.
-Me ha costado mucho aguantar la risa cuando la habéis visto.
-Joder, normal. Cuando nos hablabas de ella pensaba que nos estabas tomando el pelo. Sobre todo, cuando decías que no tenías ninguna foto de ella ni nada. Pensaba que te estabas tirando el rollo para hacerte el guay.
-Jajajaja. ¿Y…?
-Para nada. Es mejor de lo que nos has descrito. Me das mucha envidia.
-Uy como se entere Irene... -decía bromeando.
-Pero si ella está mucho peor que yo. Ya lo sabes.
-Ya. Ella es mucho más descarada.
-Me parece a mí que se le ha olvidado eso de estarse quieta.
-Pues ya se lo recordaré. Valentina y yo ya hemos hablado lo que teníamos que hablar y no quiero que se joda la cosa otra vez.
-¿Sí? ¿Ya lo habéis hecho?
-Sí.
-¿Y qué tal?
-Muy bien. Lo hemos dejado todo bien aclarado y ella me ha contado con detalle sus miedos, abriéndose y tal. Ha ido bastante mejor de lo que esperaba y mucho antes, porque tenía pensando que lo habláramos a la vuelta.
-Pues mira, así mejor. Ahora podéis estar estos días que vais a estar con nosotros más tranquilos y disfrutando. Yo creo que ha sido mejor hablarlo ahora.
-Sí. Tiene pinta.
-Y lo habréis celebrado, ¿no? Jajajaja.
-No, si lo hemos hablado después de...
-Ah, jajajajajaja.
-Llevábamos muchos días sin... Y no nos hemos podido aguantar.
-Normal.
-Me ha sorprendido mucho su llegada.
-¿Por?
-Porque me ha plantado un beso en la calle. Un buen beso, aunque breve. Y es algo muy raro, hazme caso.
-¿No os besáis?
-Lo digo por hacerlo en público. No sé si te has dado cuenta de que no nos hemos tocado en absoluto desde que nos hemos sentado con vosotros.
-No me he fijado.
-Claro, estabas tú como para estar pendiente de ese detalle, jajaja.
-Obviamente.
-La pobre está obsesionada con mantener las distancias en público. No sé cómo me ha dado ese beso al vernos.
-Porque le encantas. De eso sí que me he dado cuenta.
-Ah, ¿sí?
-Claro. Te lanzaba alguna mirada que... Uff... Y se cuidaba de meterte en la conversación y que no te quedaras apartado por así decirlo.
-Ya.
-Ya verás Irene cuando nos vayamos a descansar después de comer...
-¿Qué pasa?
-Que poco vamos a descansar. Eso seguro.
-Ah, jajaja.
-Intentaré que no se nos oiga mucho. No quiero espantarla si dices que no es muy...
-A ver, tampoco os voy a decir que no folleis, ¿sabes? Sobre todo, cuando nosotros dos somos los invitados.
-¿Y vosotros? ¿Vais a…?
-No lo sé. No creo. Ya lo hemos hecho esta mañana y con vosotros aquí imagino que se cortará.
-¿Es de follar poco?
-No. Es normal en ese aspecto. La cosa es que siempre que lo hemos hecho hemos estado a solas. Entonces, al estar con más gente, pues no te sé decir.
-Ni de coña se animaría a ir a la playa nudista de aquí al lado, ¿verdad?
-Jajajajajaja. Lo veo imposible si te digo la verdad.
-Ya, lo imaginaba.
-¿Aguantarías tú sin empalmarte si dijera de ir?
-No lo había pensado, jajajaja.
-Oye, ya en serio, échame una mano con Irene, que la conozco.
-Sí. Ahora hablaré con ella.
Las chicas llegaron más rápido de lo que pensaba yo que harían, no cortándonos la conversación a mi amigo y a mí de milagro. Entre todos nos pusimos a hacer la comida, aunque Valentina era la que más mano metía en todo y casi una hora después estaba todo listo y nos pusimos a comer, aunque no lo haríamos hasta que me puse algo de ropa en la parte de arriba, porque estaba bastante cómodo sin ella, pero a Valentina no le parecía bien que comiera así estando todos vestidos. Hasta me dijo que me pusiera el polo con el que fui a recogerla, diciendo que le había gustado mucho. Y ya sí que disfrutamos de lo que había cocinado, con mis amigos encantados por lo bueno que estaba, siguiendo además con la conversación que llevábamos teniendo en la playa. Al acabar, Irene se empeñó en que ellos recogían todo pese a que quedamos de primeras en hacerlo entre todos, pero ella no veía justo que Valentina también lo hiciera cuando había hecho ella todo, así que nos retiramos a la habitación mientras mis amigos se encargaban de dejarlo todo recogido.