Reencuentro con Elena

¿Por qué repites tanto "en susurros"? lo he leído como 50 veces.
Pues porque pegará con la situación por si no se quiere que se sea escuchado o si hay complicidad entre dos o más personas, dándose el típico momento en el que hablas de esa manera pudiendo hacerlo de manera normal.

No sé... Tampoco me parece que lo haya usado tanto después de todos los capítulos que he colgado ya. No es algo que ponga porque sí. Si me parece correcto por la situación, por qué no usarlo?
 
Como se está dando opinión, daré la mía, yo no he advertido la reiteración con el susurro, que no digo que no la haya, no me voy a dedicar a contarlas, sino que no se nota, no es obvia ni perceptible (a ver si aprobamos el apartado del léxico).

Tampoco he advertido el abuso de palabras terminadas en mente (adverbios de modo formados a partir de adjetivos nos enseñaron a llamarlos en el colegio), por lo que me lo paso estupendamente leyendo animadamente y aún a ratos vorazmente lo que Keranos nos regala amablemente, todo ello graciosamente o, dicho de otro modo, gratuitamente…. Mantengámoslo en mente.

En mi opinión escribes cojonudamente y quien diga lo contrario (en su derecho está, evidentemente) lo afirma equivocadamente, quien sabe si envidiosamente y, permitid que lo comente, puede que incluso rematadamente dementemente.

Ahora en serio, gracias por tu relato y el interés y las ganas que le pones, el trabajazo que te has pegado no tiene precio y, además, no te quepa duda de que eres uno de los autores que mejor escribe, se nota y mucho el cuidado que pones en tus textos, para mí top 5 del foro.

Tuyo sinceramente,

MBianco
 
Capítulo 549

Cuando logré llegar al lugar en el que conocí a Bea me encontré una situación similar con la que me topé aquella vez. Había un pequeño fuego con algunas personas alrededor, pero en esta ocasión eran bastante menos, como cuatro o cinco. La luz del fuego no era la mejor para poder ver las caras de las personas que había allí, pero sí que era más que suficiente para poder divisar bien las siluetas, y la que yo conocía de Bea no encajaba con ninguna. Así que me senté un poco en la arena para descansar después de tanta caminata, pensando de nuevo en el tema de Valentina y en la conversación que había tenido con mis amigos antes de separarnos. Pero como no quería hacer ese momento más amargo de lo que ya era por llevarme el chasco de no haber encontrado a la chica que estaba buscando, me levanté y me sacudí la arena para ir hacia el paseo marítimo y volver al apartamento.

Al llegar al apartamento, entré con las llaves que me dio Irene, tal y como hizo el año anterior. Con el fracaso de no haber encontrado a Bea, me puse cómodo y me fui a la habitación donde yo iba a estar, la misma que aquella vez, aunque estaba vez tenía la cabeza a otras cosas como para pararme a pensar en ello. Cogí el móvil para distraerme, porque en la televisión no había nada interesante y sí, lo primero que hice fue ver si tenía algún mensaje de Valentina en la aplicación que usábamos para mandarnos mensajes. No encontré nada, como ya esperaba, pero fue lo primero que hice. Como no tenía ninguna noticia de ella, me dediqué a hacer lo que precisamente le dije a ella, a pensar un poco en cómo nos iba. Quizá no era el mejor momento por estar algo bajo de ánimo en general y un poco más todavía por no haber podido desfogarme como esperaba poder hacerlo, cosa con lo que contaba.

Pero sí que pude meditar acerca de lo que pasaba entre nosotros. Era muy consciente de que había metido la pata una vez más y ya me había disculpado por ello, pero de nuevo me sentía estúpido. Eso era lo que más cabreado me tenía en realidad, haber hecho un ridículo tan grande delante de ella, aunque sus formas también estaban ahí. Pero bueno, aquello fue un enfado del momento y ya no me sentía tan mal ni tan enfadado con ella. En unas horas se me había pasado bastante, pero algo me preocupaba. Aquello de querer hacer algo más con ella que estar encerrados en casa. Era algo que mi cuerpo me pedía mucho, pero no había manera de saciarlo. Prefiera seguir viéndome con ella, aunque eso significara no estar del todo conforme con nuestra situación. Algo que me preguntaba y no sabía si tenía respuesta era si ella se estaba empezando a cansar de mí, porque estaba haciendo méritos para que pasara con mis cagadas y la manera de discutir que teníamos. Era algo que tenía pensado preguntarle en cuanto estuviéramos más tranquilos.

Mirando otras cosas, vi que tenía un mensaje de Sara. Se me había olvidado por completo que habíamos quedado el fin de semana pasado para vernos y poder pasarlo bien, con ella teniendo muchas ganas del momento, al igual que yo, aunque estuve a otras cosas y luego con lo mal que salió la jugada, pues ya no terminé de estar pendiente de aquello. Y podríamos haber quedado el sábado por la noche, pero no caí y en realidad lo veía mejor así, porque no iba a estar a tono para darle lo que se merecía. Y yo también quería pasarlo bien, así que mejor dejarlo para otra ocasión. Esperaba encontrarme que me echara un poco la reprimenda por ello, pero aquí sí que tuve más suerte.

-Javi, perdona. Es que se me ha complicado la cosa y he llegado hoy a casa. ¿Crees que nos podemos ver estos días?
-Me he ido a la playa una semana. Así que hasta la semana que viene no vamos a poder quedar.
-Es verdad, que me lo dijiste. Qué mal...
-No pasa nada. Ya tendremos tiempo de quedar. Además, estos últimos días no he estado de la mejor manera para haberlo pasado bien.
-Uy... ¿Es por la tóxica?
-Bueno... Puede ser. Pero da igual.
-Vale. En realidad, yo estoy bien servida.
-¿Sí?
-Ajá. He estado de vacaciones con unas amigas y... Uff.
-Te han tenido bien atendida, ¿no?
-Sí, jajaja. Pero es que fue algo más... Bueno, solo salimos un día buscando a algún chico y sí. Nos lo pasamos bien, pero también hicimos cosas entre nosotras.
-Anda. Interesante.
-Jajajaja. ¿Te mola que me acueste con chicas?
-Pues claro.
-Díselo a... Ah, no. Que es muy posesiva, ¿no?
-No le va para nada eso. Es celosa y muy tradicional. Olvídate.
-Mejor, así te tengo solito para mí 😊
-Jajajaja. Pues sí, mejor.
-Entonces nos vemos la semana que viene. A ver si jugamos también, que llevo bastante sin jugar.
-Vamos a jugar de todas las maneras. No te preocupes.
-Jajajaja. Vale.

La verdad es que me levantó el ánimo esa breve conversación que tuve con Sara. De la nada me había surgido un plan con ella. Plan que en realidad ya habíamos hecho con bastante antelación pero que finalmente no se pudo dar. Pero sí que teníamos que quedar, porque ambos nos teníamos ganas y yo suponía que para esos días ya estaría bien, aunque la conversación con Valentina la tenía pendiente y es cierto que podía no salir tan bien como esperaba, pero lo veía de manera positiva. Y también me puso bastante aquello que me contó Sara. Me la empecé a imaginar con sus amigas pese a no haberlas visto y me entraban ganas. Tantas, que me metí en redes sociales para ver si tenía alguna foto con ellas y alguna sí que había. Tenía que preguntarle una vez estuviéramos en el asunto para que me diera algún detalle y hacer así algo de morbo para el momento.

Mis amigos no tardaron en llegar, entrando por la puerta con risitas y sonoros besos que daban, aunque Irene pasó por la habitación en la que estaba para ver si había llegado, abriendo mi puerta y encontrándome en boxers, saludándome y sentándose en la cama a mi lado. Me preguntó si había tenido suerte, aunque al verme solo y de vuelta tan temprano lo dudaba. Y yo le afirmé que llevaba razón en su deducción, porque le expliqué que en ese edificio ya no vivía ninguna Bea y que también había tratado de buscarla por los lugares de interés que había cerca de aquel sitio, llegando a ir incluso a donde la conocí, pero sin suerte. Irene me decía que no pasaba nada, que no hacía falta que la encontrara, porque ella estaba allí y también había muchísimas más chicas. Le dije que llevaba razón y ella me dio un beso en la mejilla pasando a levantarse para irse diciendo que tenía ganas de irse con Mario a la cama, aunque antes de salir, se giró y me dijo que podía ir con ellos si quería.

No era mala oferta e Irene estaba guapísima, pero lo cierto es que en ese momento se me fueron las ganas con el chasco de no encontrar lo que buscaba y por lo que venía arrastrando desde la semana pasada. Pero la tranquilicé diciendo que al día siguiente sí que estaría más animado y algo haríamos, porque puso cara de pena cuando rechacé su propuesta, pero eso último que le dije la animó y se fue con una sonrisa en su cara, cerrando la puerta y dejándome solo. No tardaron mucho en ponerse a follar con buenos gemidos y la verdad es que de normal me hubieran entrado ganas al oírlos, especialmente por Irene, porque me gustaba cómo gemía, pero ni con esas. Me quedé un rato viendo la tele, aunque estaba más en mi mundo que en otra cosa, pero el sonido de un mensaje en WhatsApp me sacó de ahí, estando yo un poco extrañado por ser ya tarde. Aunque más me extrañé al ver que era Daniela.

-Hola, Javi. ¿Podemos hablar?
-Claro, aunque es tarde. ¿No trabajas mañana?
-No. Tengo unos días libres y no tengo que madrugar.
-Ah, vale. Ya me parecía a mí.
-Jejeje.
-¿Qué pasa?
-Pues era para hablarte de Valentina.
-Ah. ¿Te ha contado lo que ha pasado?
-Sí. Algo me ha dicho.
-Hemos discutido. Otra vez.
-Ya. Es que me ha llamado y me ha dicho de quedar.
-¿Sí?
-Sí. Y pues hemos quedado para cenar en su casa y también nos hemos tomado una copa.
-Anda. Qué suerte.
-No seas duro con ella, Javi.
-No, si ya está todo hablado.
-No llevas muy bien que no te deje ir a su casa, ¿no?
-Es que es una mierda poder vernos solo en mi casa. Me apetece salir con ella, no sé...
-Ya, pero ya sabes cómo es. Al final es tener paciencia. Llegará un momento en el que ella se dé cuenta de que es un poco tontería estar así todo el tiempo.
-¿Habéis hablado del tema?
-Claro. Yo le he dado mi punto de vista.
-¿Puedo saberlo?
-Claro. Le he dicho que entiendo que ella no quiera dejarse ver con un chico por el qué dirán y esas cosas que ella dice. Pero también le he dicho que si realmente le gustas, tiene que llegar un momento en el que pueda confiar en ti lo suficiente como para que todo eso pase a un segundo plano, o incluso más allá y que se pueda así relajar y centrarse en pasarlo y estar bien contigo.
-La confianza con esto que he hecho... Ya me lo ha dicho ella y también lo he pensado yo.
-Sí. La has cagado. Pero sé que fuiste con buenas intenciones. Te conozco y sé que no buscas joder a Valentina, porque sé que te gusta y quieres pasar tiempo con ella.
-Eso es. Pero bueno, con el calentón, pues ella no quería verlo así. Y yo me disculpé y todo eso, pero ya ves.
-Ellas es un poco soberbia a veces. Es algo que también tienes que saber, sobre todo si habéis discutido alguna vez como has dicho.
-Sí. Lo sé.
-¿Y cómo estás tú?
-Bien. A ver, tampoco estoy bailando, pero bueno. ¿Y ella? Enfadada, ¿no?
-Más que enfadada, un poco triste.
-¿Sí?
-Ajá. Estaba un poco desolada. Por eso me ha llamado para cenar juntas y estar un rato más, para poder desahogarse y de paso para aminarse.
-¿Y lo ha hecho?
-Sí. Hemos hablado muchas cosas. Pero estaba más triste que enfadada, eso seguro. Ha empezado a contarme un poco, aunque sin dar mucho detalle, pero ese enfado ha ido pasando a tristeza, porque se centraba más en cómo se sentía que en lo que había pasado en sí.
-Ya veo.
-Y sobre todo, porque tiene miedo.
-¿Miedo?
-Miedo de que te aburras de ella. Piensa que quizá esperes más de ella y que te puedes acabar aburriendo de ella fácilmente.
-Debe ser por haber visto al día siguiente a una chica salir de mi casa.
-Javi...
-No lo hice adrede. Salí para no quedarme en casa dándole vueltas al tema y me acabé emborrachando. No recuerdo nada de lo que pasó, aunque la chica me contó un poco. Pero vamos, que no era mi intención acabar así la noche, especialmente con esa chica que me ha traído ya algún problema y tampoco quería que Valentina la viera salir de casa.
-Pues lo acabó haciendo.
-Me llamó al móvil y a casa, pero no le contesté. No pensaba que se iba a quedar ahí esperando.
-Bueno, cosas que pasan. Pero ten cuidado con ella. Esta mujer es alguien increíble y no se merece que pase por estas cosas.
-Ya.
-Con lo bien que podríais estar y lo que os dais por culo el uno al otro... Jajaja.
-Ya, llevas razón. Jajaja.
-Pues nada, solo era para comentarte un poco y para que te calmes un poco con ella y eso.
-Vale.

Otra conversación más que tuve aquel día y que volvía a dejarme un poco de mal cuerpo por cómo se encontraba Valentina, pero ya estaba todo dicho y todo en periodo de enfriamiento, pensando yo que a la vuelta la cosa iría a mejor y podríamos hablarlo mejor, pero me equivocaba. No en términos de arreglarlo o no, sino en lo de esperar toda esa semana para poder pensar bien y así hablarlo con calma y detenidamente, porque cuando me levanté al día siguiente recibí una llamada, la cual tuvo lugar bien temprano, y no era de otra persona que Valentina. No sabía muy bien qué esperar de esa llamada, aunque por lo que me contó Daniela la noche anterior no esperaba que estuviera buscado guerra, sino más bien buscar una conversación cordial para saludar y poco más, pensando yo que me iba a preguntar cómo me lo estaba pasando y cosas así para que no se hiciera frío a la vuelta, manteniendo así el contacto, aunque la conversación acabó siendo más profunda de lo que pensaba.

-Buenos días, Javi. ¿Te pillo mal?
-No, qué va. Si iba a salir a correr.
-Ah, vale.
-¿Qué pasa? ¿Estás bien? -dije al notar su tono de voz diferente, como si estuviera algo decaída.
-Sí -decía poco convincente.
-¿Segura?
-Sí, sí.
-Vale. ¿De qué quieres hablar?
-Pues nada. Es que acabo de venir de correr un poco yo también.
-Joder, cómo madrugas.
-Ya lo sabes. Ahora tengo que ir a trabajar y mientras me duchaba me he acordado de cuando nos vimos por la zona.
-Ah, ¿y eso?
-Pues no sé.
-Bueno, me alegra que pienses en mí. Sobre todo en la ducha, jajaja -dije para rebajar un poco la tensión que veníamos teniendo esos últimos días.
-Noooooo. Ya sabes que yo no soy muy de...
-De vez en cuando lo harás, jeje.
-¿Y sales ahora a correr? Es temprano aún y estás de vacaciones.
-Ya sabes lo mal que duermo. Tengo por costumbre ya levantarme a esta hora y no quería dejar de hacer algo de ejercicio para no volver perezoso.
-¿Y por dónde lo vas a hacer?
-Por la playa, estoy llegando ya casi a la orilla.
-¿Por qué lo haces ahí?
-Porque cuesta más pisando la arena que por pavimento. Así hago más esfuerzo y más ejercicio.
-No te canses mucho, anda. A ver si te va a dar algo, que seguro que no has desayunado.
-No pasa nada.
-Se oye el mar.
-Sí. Hoy hace un poco de viento y hay oleaje.
-Cuánto hacía que no lo escuchaba…
-¿Cuánto?
-Pues unos años.
-Pues muy mal. Me parece muy bien que seas responsable en tu trabajo y que te lo tomes muy en serio, pero también hay que descansar, que el estrés es muy malo y seguro que tú de eso tienes bastante. Además, con lo buena que estás tienes que lucir ese cuerpazo que tienes.
-Anda... -decía medio riendo.
-Todo lo que he dicho es verdad.
-Ya. Bueno, te dejo si vas a correr. No te quiero molestar.
-No me molestas. Me gusta hablar contigo. Voy estirar un poco antes de correr.
-Ah, vale. Te he llamado y me he arrepentido un poco, porque pensaba que anoche saliste o algo.
-Me encerré muy temprano.
-Ah, ¿y eso?
-Porque no me apetecía estar mucho tiempo en la calle.
-Vaya.
-¿Y tú has hecho algo para despejarte un poco?
-Anoche invité a Daniela a casa a cenar.
-Mira que bien. Seguro que le encantó la cena.
-Sí. Me dijo que estaba todo muy bueno. Se quedó hasta algo tarde, tuvimos una noche de chicas.
-Me gusta que te lleves tan bien con ella. ¿Y no estás cansada si te acostaste tarde y te has levantado tan temprano?
-Puede. Pero llevo peor otra cosa.
-¿El qué?
-Pues levantarme sola. Javi, te echo de menos.
-Pero si hace dos días que nos vimos -dije algo cortado por su salida.
-Es que me siento tan mal con todo esto que ha pasado... -decía con la voz muy apenada- No me saco ese momento de mi cabeza.
-Bueno, ya está.
-Si es que entiendo lo que tú quieres, pero, pero... -decía casi empezando llorar.
-Eh, no llores. No hace falta que te pongas así. No lo hagas, por favor. Yo no estoy enfadado ni nada. ¿Ves? Mira como hablo. Si hasta te he hecho alguna coña.
-Ya, pero no tendría que haberte hablado así. Me arrepiento mucho.
-Yo también me arrepiento de haber hecho lo que hice. No pensé demasiado, la verdad. Me dejé llevar por mi estúpida cabeza. Pero lo hecho, hecho está. No hay que darle más vueltas, ¿vale?
-Vale. Me había hecho ilusiones con que llegara el fin de semana, pero en fin... Y viniste muy guapo, que no te he dicho nada.
-Tú también lo estabas.
-¿Me perdonas?
-No hay nada que perdonar, Valentina.
-Ya está, decidido -dijo levantando la voz, casi asustándome.
-¿Qué pasa?
-Me voy a coger la semana libre. Necesito despejarme y quiero hacerlo contigo. ¿Sigue en pie la propuesta que me hiciste?
-Pero... ¿Estás segura?
-¿No quieres que me vaya contigo? ¿Tienes otros planes?
-No. Ninguno. Pero creo que te has venido arriba. No quiero que luego te arrepientas por hacerte dejado llevar por un impulso.
-No me voy a arrepentir. Necesito un descanso como has dicho. Y quiero estar contigo. Necesito verte y besarte.

Aquellas últimas palabras me dejaron un poco sin palabras, quedándome escuchando su respiración algo acelerada y como sorbía un poco con su nariz, como si moqueara por llorar.

-Entonces, ¿te parece bien? -siguió.
-Claro. Claro que me parece bien. Yo también quiero verte y poder estar los dos juntos.
-Pues hoy en la oficina lo dejo todo preparado para poder marcharme mañana mismo. ¿Me dices dónde es para sacar un billete de autobús?
-Sí. Pero, ¿no te pondrán pegas?
-Soy la jefa y se hace lo que yo digo. Esta noche cuando venga hago la maleta y mañana bien temprano salgo para allá.
-Vale. Aquí te espero.
-Tengo muchas ganas de verte.
-Y yo a ti. Y tranquila, que te noto acelerada. Trabaja con calma.
-Vale. Mañana nos vemos.

Aquella conversación con ella me dejó tan de aquella manera que al final no corrí ni nada. Tan solo me dediqué a pasear un poco por la zona aprovechando la buena temperatura que hacía antes de que el calor empezara a apretar. La situación hacia dado un giro de 180 grados y ahora estábamos como dos novios recién empezando una relación y superando una pequeña crisis después de discutir. Así es como lo sentía yo, pero aún era reticente a dar ese paso. En mi cabeza no había cabida para otra relación más después de la que tuve y como que tenía bloqueado llamar lo que Valentina y yo teníamos de alguna manera. Aunque era evidente que tendríamos que hablarlo mejor y en persona seria lo perfecto, pero viendo cómo había ido esa conversión no quería que la cosa fuera hacia atrás, especialmente después de cómo se había puesto, empezando a llorar. Pero había que hacerlo sí o sí.

De vuelta en el apartamento, me fui a la cocina para desayunar algo, encontrándome a Irene sentada en una de las sillas que había en la cocina, junto a la mesa, tomándose un vaso de leche. Me recibió con una sonrisa, aunque yo debía estar aún muy atontado, porque ella me lo notó, dejando de sonreírme.
 
Capítulo 8

En los próximos días no ocurrió relevante, hablaba con Elena de chorradas por mensajes, acordamos en quedar ese fin de semana con más amigos en común para luego irnos a su casa como en los dos fines de semana anteriores.

Hasta que llegó el jueves. Estaba liado con el trabajo, ya que trabajaba como traductor para un periódico y lo hacía desde casa. Vino mi madre a avisarme que una chica preguntaba por mí, que la hizo pasar y estaba en el salón. Me extrañó. No esperaba visita de nadie y menos a esa hora, poco más de la 1 de la tarde. Pensé que lo mismo era Elena, que se había pasado para darme una sorpresa, como hice yo la semana anterior. Bueno, eso es lo que le dije, porque fui por otra cosa muy distinta. Llegué al salón y ahí estaba Noelia. Me quedé un poco parado sin saber qué decir o hacer.

-Hola (dijo Noelia muy alegremente).
-Hola, ¿qué haces aquí? (Pregunté un poco cortado sin saber qué decir).
-Pues que venía a preguntarte unas cosas...

Mi madre me miró extrañada y Noelia dijo reaccionando rápidamente:

-Es que me está echando una mano con los idiomas, se le dan muy bien y a mí no, para ver si me podía explicar algunas cosillas.
-Ah, claro, pasa a su habitación, niña (dijo mi madre convencida).

Yo estaba flipando mientras iba a mi habitación y ella me seguía. Entramos y cerré la puerta. La miré. Iba bastante guapa, bien peinada, con ropa normal, pero bastante bonita y una mochila colgada a la espalda.

-¿Qué haces aquí?
-He pasado a verte y a preguntarte si te habías decidido ya.
-¿Cómo sabes que vivo aquí...?
-Fácil, porque vives al lado del instituto y te he visto alguna vez entrar y salir de esta casa.

Era cierto, vivía justo al lado del instituto donde estudié yo y también su hermana, donde nos conocimos, y ella, ya que el pueblo donde vivían era tan pequeño que no tenía instituto, sólo colegio para niños.

-¿No deberías estar en clase?
-Sí, pero el que nos da las dos últimas horas hoy ha faltado y no quería estar ahí encerrada. Y hasta que me vaya en el autobús tengo un rato.
-Ya... ¿y esa excusa de los idiomas?
-Pues yo que sé chico, lo primero que se me ha ocurrido jajaja, que tú estabas en blanco.
-Es que no esperaba una visita y menos tuya... Pero me refería a como sabes que se me dan bien.
-Ah, porque mi hermana habla mucho de ti a sus amigas y a veces estoy con ellas cuando vienen a casa y dijo que te dedicabas a traducir para un periódico o algo así.
-Sí, de hecho, en eso estaba (dije señalando el ordenador donde se podían ver textos en una pantalla y mis anotaciones en otra).
-Vaya, que guay.
-Sí, es muy divertido (dije con sarcasmo).
-Bueno, no sé... pero se ve muy profesional.
-Entonces... ¿a qué dices que has venido...?
-A saber si te habías decido ya.
-¿De qué?
-Tú qué crees...
-Ah... Pues la verdad es que no he pensado nada aún, estoy muy liado con el trabajo.
-¿De verdad...? (dijo acercándose a mí lentamente).
-Mmm no. Y ni se te ocurra intentar nada aquí con mi familia en casa, que te veo venir.
-Que aburrido eres...
-Prefiero ser aburrido que estar loco, jaja.
-Lo que te dije iba en serio. Mira, yo sólo quiero pasar un buen rato contigo. Me pones y creo que yo a ti también, por lo que pasó la última vez. Pero puede que acabe con un chico con el que me estoy viendo y me gustaría aprovechar. No veo el problema.
-No sé, es que a mí no me gusta hacer las cosas así... Luego, eres menor, te saco 7 años.
-Ya... lo que tú ves como problemas, yo lo veo como escusas porque estás pillado por mi hermana.
-Te equivocas, Elena y yo somos buenos amigos, nada más.
-Yo noto otra cosa. Sólo hay que veros.
-Ya...
-Bueno. No te molesto más, que te veo liado. Dale una vuelta a eso y me dices. ¿Nos damos nuestros números...?
-Venga va, prefiero que me escribas directamente a que le quites el móvil a tu hermana.
-Te dije que me iba a portar bien...
-Ya, y lo estás haciendo bien, sobre todo cuando viniste el domingo por la mañana. Me agradó la conversación y tu trato. Tu hermana me preguntó si había hablado contigo o algo, te notó rara... más agradable de lo habitual.
-Ya... tengo un motivo...
-Pues no deberías tener motivo para ser así.

Sonrió y nos intercambiamos los números.

-Me voy, que hay un bus que sale ya mismo.
-Venga, hablamos.
-¿Te puedo dar dos besos como el otro día o te vas a poner tenso por estar en tu casa y con tu familia...? Jajaja.
-Claro, no pasa nada por dos besos.

Me encorvé, porque ella era bastante bajita y yo bastante alto, entonces se agarró a mi cuello para darme los dos besos y mientras me los dio susurró:

-Si fuera por mí te follaba aquí ahora mismo (acabó de decir dándome un mordisquito en la oreja).

Me estremecí y resoplé.

-Jajaja, hasta luego.
-Adiós…

Y se marchó por la puerta, despidiéndose de mi madre alegremente.

Me senté en la silla todavía un poco en shock por lo que acababa de pasar y también un poco encendido. La situación me había puesto un poco cachondo. Me gustaba sentirme deseado y Noelia me atraía. Entonces vino mi madre preguntando:

-¿Quién es la chica?
-Es la hermana de una amiga, que me ha pedido que le explique unas cosas.
-Es mona.
-Mamá... que va al instituto aún...
-¿Cuántos años tiene?
-17.
-Bueno, casi 18.
-Es muy chica para mí, anda no seas pesada, que te gusta mucho buscarme novia.
-Si es que ya te pinta ponerte novio, hijo.
-Estoy a gusto como estoy.
-Bueno, lo que tú veas.

Se fue y me quedé mirando la pantalla pensando en la situación. ¿Qué haría con Noelia? No tenía ni idea. Me decidí a pensarlo esa misma tarde después de comer.

Cuando terminé de comer y reposar, me senté en la cama para tomar la decisión. Anoté los pros y los contras. Como pros puse que me atraía bastante, sabía que lo hacía bien por nuestro breve encuentro y me gustaba sentirme tan deseado. Como contras, que era aún menor, que tenía un medio novio y que no sabía como se podía sentir Elena si se enteraba. El contra de lo de Elena me pesaba demasiado, me gustaban demasiado nuestros encuentros y la consideraba una buena amiga para echar el rato, no sólo para follar y no quería perderla, hacía mucho que no tenía algo así. Fui incapaz de decidirme.

Más tarde estuve hablando con Elena para concretar lo del fin de semana. Era seguro que tendríamos su casa para pasar la noche, su madre seguía yendo a dormir con su abuela.

Al rato me escribió Noelia.

-Me ha dicho mi hermana que este sábado también vienes.
-Sí, pero antes vamos a casa de unos amigos y luego ya vamos para allá.
-Vale, así te veo.
-No me jodas Noelia, no quiero uno de tus jueguecitos con Elena delante.
-Ay... si es que cuanto más te resistes, más me pones.
-Pues vete con tu amigo, que él te ayude.
-No tiene ni idea de follar el pobre.
-Ese no es mi problema.
-Jajaja, sí que lo es, porque quiero follar contigo.
-Aún no me he decidido... me está costando...
-En serio, le das demasiadas vueltas a las cosas, si solo va a ser un polvo...
-Es que no quiero cagarla por un calentón.
-Bueno, tal vez esto te ayude a decidirte...

Tardó un rato en contestar. Me estaba oliendo una de las suyas. Entonces me pasó una foto de sus tetas. Abrí la foto e hice zoom para verlas bien, eran preciosas. De tamaño normal, con una forma cónica y puntiagudas hacia arriba, con unos pezones de tamaño normal rosaditos de punta, se veían bastante duros.

Cuando cerré la foto, vi que había enviado otra. Era una de su coño, totalmente depilado, muy pequeñito, con sus labios rositas. Me entraron ganas de comérselo al verlo. Resoplé y cerré la foto, pero había otras dos. En la primera salía su coño abierto. Qué pinta tenía, brillaba de lo mojado que lo tenía. Me empecé a tocar por encima del pantalón. Después abrí la otra y era una de su coño, pero en esta se estaba metiendo los dedos. Estaba totalmente empalmado, metí mi mano dentro de mis boxers para empezar a tocarme. Entonces recibí un video. Salía ella tocándose las tetas, pellizcando sus pezones, luego enfocó su coño, acariciando su clítoris, para luego meterse los dedos lentamente y acelerar un poco, pudiéndose oír como una especie de chapoteo. Ahí acabó el video. Estaba tan cachondo que me bajé los pantalones y los boxers y me eché una foto a la polla empalmada y se la mandé. Respondió con varios emoticonos de la cara roja sudado con la lengua fuera. Entonces me llamó.

-Como me tienes cabrón... Mira como me pongo cada vez que me acuerdo del polvo que echamos...
-Joder Noelia, que cachondo estoy... (susurré mientras me pajeaba fuertemente).
-Ojalá te pudiera comer la polla ahora mismo, que rica estaba... mmm...
-Y que bien lo hacías... casi me corro cuando me la comiste...
-Quiero que me folles fuerte, como dijiste que podías hacer (dijo con la voz un poco entrecortada).
-Si te tuviera delante ahora mismo lo haría...
-No me digas eso cabrón, como me arrepiento de no haberlo intentado hoy cuando he ido a tu casa...
-Demasiado riesgo...
-Merecería la pena...
-Noelia, no puedo más... me voy a correr... (dije susurrando entrecortadamente mientras soltaba chorros corriéndome).
-Yo también... Ay... (dijo con un pequeño gritito ahogado y una respiración agitada y entrecortada).

Nos quedamos un poco en silencio para recuperarnos. Entonces dijo:

-Eres un cabrón, que lo sepas. Me tienes todo el día con la miel en los labios.
-Otra cosa te ponía yo en los labios... (dije aún cachondo por la situación).
-Javi, no me calientes que me planto mañana en tu casa a primera hora, que no puedo más...
-Ni se te ocurra, que mi madre se pone muy pesada.
-Joder tío... el sábado os dejo solos, porque como te vea no voy a aguantar y me voy a lanzar encima tuya.
-Está bien, vamos a follar.
-¿Cuándo? (preguntó ansiosa).
-No lo sé. Tenemos que hacerlo bien.
-Pfff... yo quiero ya...
-Vas a tener lo que querías, ¿vale? No te pongas como una niña pequeña.
-Vale, pero joder, estoy cachondísima. No puedo esperar.
-Mira, vamos a follar, pero con mis condiciones, ¿vale?
-A ver... cuéntame.
-Lo primero y más importante, tu hermana no se puede enterar. No quiero joder la cosa.
-Vale, ¿qué más?
-No puede ser ni en mi casa, ni en la tuya.
-Joder, pues ya me dirás donde lo hacemos...
-Ya se nos ocurrirá algo...
-¿Algo más?
-Sí, que seas discreta con esto. Y muy importante, que nos respetes a tu hermana y a mí. Se pone muy incómoda cuando empiezas con tus puyitas.
-Vale, acepto todo.
-Bien.
-Qué ganas, por dios...
-Yo también tengo ganas...
-Mmm... Te dejo, que andan por aquí mi hermana y mi madre. Como siga hablando contigo me voy a volver a tocar y me voy a poner a gritar como una loca cuando me corra...
-Jajaja, vale... pensaré algo para ver donde puede ser.
-Vale, nos vemos, un beso.

Y colgó. Aún seguía empalmado, estaba cachondísimo. Recogí el estropicio que había liado y me tumbé en la cama. Finalmente le había dicho de quedar para follar y había aceptado todas mis condiciones. Parecía que todo iba bien, pero seguía temiendo que Elena se enterara. Me olía que Noelia la podía liar yéndose de la boca fácilmente, si me había dicho a mí que se veía con otro chico, con el que probablemente llegara a más, dudaba si se podría mantener callada por lo nuestro... Decidí no darle más vueltas, ya le había dicho que quería, no había vuelta atrás. Confiaría en ella para que todo saliera bien.
Uffff!!! Mira que pensaba que era sólo un mete y saca pero cuando se puso en escena la hermana uffffff!! Me sorprendiste muy gratamente, por favor 🙏🙏 sigue en esa línea. Escribes muy bien la verdad
 
Que personalidad se gasta Valentina, una yegua indomable. Verla frente a Irene será épico.
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Seguro Javier no se esperaba este giro de 180 en su actitud, ni en sus más optimistas fantasías.
Casi en estado de shock quedó luego de la noticia del viaje.:D
Me pregunto si aceptará alojar donde Irene. No es su estilo integrar a la ligera nuevos amigos. Espero que sí.
Cada vez estoy más convencido que su "tranca" en esta relación es la diferencia de edad. 14 años creo.
Mi premisa, como una vez dijo el Papa Juan Pablo ll, "...el amor es más grande".
Gran escenario nos ofreces Keranos, muy revelador será ver el comportamiento de los cinco. Sofía irá unos días creo.
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Lo que suceda o no, podrá ser determinante para lo que proyecten Javier y Valentina.
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Mientras, la situación se vuelve insostenible, los celos de D...
 
Bufffff! Una sesión Irene-Valentina tiene que ser curiosa, y si se mete Sofía ya va a ser la reostia, con Mario y Javi mirando.
Esto no va a pasar jamás. Pero estría bien para el despertar de Valentina.
 
Capítulo 550

-¿Qué te pasa? -preguntó incorporándose.
-Nada, que he tenido una situación rara.
-¿Cuál?
-La mujer con la que me veo, me ha llamado.
-¿Habéis discutido otra vez?
-No. Qué va. Todo lo contrario.
-¿Cómo?
-Me ha llamado para hablar un poco. Todo muy bien.
-¿Y qué ha pasado?
-De repente me ha dicho que me echa de menos, que se siente muy mal por lo que ha pasado y que no se le va de la cabeza.
-Ajá. ¿Qué más?
-Que entiende mis necesidades, pero que ella pues no puede satisfacerme del todo.
-¿Y qué le has dicho tú?
-Que no estaba enfadado ni nada. Es que se ha puesto como a llorar un poco.
-Uff...
-Al final hemos quedado bien. Que tendremos que hablarlo, pero no quería que se pusiera a llorar de verdad y tampoco quería hablarlo por teléfono.
-Y si todo ha acabado bien, ¿por qué estás así como...?
-Porque me ha soltado que se va a tomar lo que queda de semana libre y que se quiere venir aquí conmigo.
-¿En serio? -decía sorprendida, llegando a poner sus manos sobre la mesa para inclinarse hacia mí.
-Sí. Me ha dejado muy pillado. No sé, creo que se ha calentado.
-Joder, te hace cero ilusión.
-No es eso. Si yo quería que viniera desde primera hora, pero después de lo que ha pasado hace un par de días no quiero que estemos raros, porque tendremos que hablar bien las cosas.
-Pues las habláis. Mario y yo nos vamos y os dejamos aquí solos si hace falta. Así tenéis intimidad, ya me entiendes, jejeje.
-No sé -decía distraído-. Creo que se ha venido muy arriba con esto. Espero que no se arrepienta y luego me lo eche en cara.
-¿Pero por qué dices eso?
-Porque sé cómo es ella con su trabajo. Dice que no se ha tomado vacaciones en mucho tiempo y ahora sí se las va a tomar. Y es por lo que ha pasado entre nosotros.
-Joder, Javi. Ella sabrá. Ya es mayorcita, ¿no?
-Yo que sé.
-Qué tonto eres, de verdad. En vez de pensar que va a venir y va a estar contigo, te empiezas a rayar.
-Tampoco es eso.
-Que no, dice...
-Bueno, ya está. Da igual.
-Joder, qué ganas tengo de que venga. Estoy deseando conocerla -decía frotándose las manos.
-Irene, no te calientes tú también.
-Ya empezamos.
-Por eso mismo, porque te conozco y sé que vas a empezar con las tuyas.
-¿Con las mías? ¿Cuáles son las mías?
-Pues con tus preguntitas, con tus indirectas, con los comentarios salidos de tono... Y verás tú cuando la veas... Se te va a ir hasta la mano.
-¿Tan buena está?
-Demasiado.
-Jajajajaja. A ver si lo que pasa es que te vas a poner celoso... -dijo sentándose en mi regazo.
-Qué va. Sabes que no. Pero es que no quiero que piense...
-¿El qué? -dijo interrumpiéndome- ¿Qué follamos?
-A ver si ayer cuando vine me echaste la bronca a saco y ahora estás tú pensando en liarla.
-Que noooooooo -dijo dándome un beso en la mejilla.
-En serio, Irene, que ella es muy tradicional para eso y es celosa. No me la líes, que quiero que la cosa mejore.
-Que sí. No te preocupes -dije dándome un pico.
-La vas a liar. Lo sé. Jajajaja.
-Jaja. ¿Y a dónde has ido tan temprano?
-He salido a correr, pero al final nada.
-¿Y te quieres correr?
-Ya empezamos... Jajajaja.
-Jajajaja -reía mi amiga abrazándome.
-En realidad tenemos que aprovechar hoy antes de que venga ella. No vamos a poder follar una vez esté aquí.
-Oh... -decía apenada- Ojalá pudiéramos follar los cuatro juntos. Y los cinco, cuando venga Sofía este finde.
-Eso es imposible. Olvídate.
-¿Y tú? ¿Podrás aguantar sin hacer nada con nosotras cuando estemos todos aquí?

Mi amiga me hizo una muy buena pregunta que no me dio opción a contestar al irse después de ver cómo me quedaba callado sin hacerlo. Fue a despertar a Mario para que se levantara y así poder bajar a la playa para coger sitio y echar el día allí también como hicimos el día anterior, cosa que me dejó pensativo también al haber tanta gente de normal, preguntándome si aquello sería un inconveniente para cuando Valentina estuviera con nosotros. Pero no tuve ocasión de pensar mucho en ello, porque Mario se levantó rápidamente para que nos bajáramos a la playa. Tan rápido lo hizo que nos bajamos sin que desayunara, pero como yo tampoco lo hice, pues ambos desayunamos ya allí, donde Irene le puso al tanto de la noticia que le di a ella pocos minutos antes.

Mario se lo tomó de manera parecida a como lo hizo su novia, siendo algo que le hizo bastante ilusión por las cosas que había comentado yo sobre ella. Tan entusiasmados estaban que llegué a pensar que quizá estaban teniendo muchas expectativas con Valentina, aunque no creía que me pasara en absoluto al describirla físicamente, pero no dejaba de preocuparme que se hicieran ilusiones con ella para otras cosas. Irene me dijo que no lo haría, pero ya los dos juntos se miraban y notaban gestos de complicidad que me ponían más nervioso de lo que ya estaba de por sí. Tampoco se cortaron en pedir más detalles de ella en general, aunque empezaron por los físicos, pero yo ya se la había descrito tan detalladamente que poco tenía que añadir. Y más de lo mismo en los demás aspectos, pero les dije que se cortaran cuando me pidieron detalles sexuales, preguntándome entre los dos qué hacíamos, cómo era físicamente de manera más íntima, sus caras y sonidos en el momento... Pero pararon cuando les dije que no me sentía cómodo, cuando de normal era algo que lo podía hablar con naturalidad.

I: Ayyyyy, qué contento está mi Javi de que venga su novieta -decía pasando uno de sus brazos por mis hombros para abrazarme de esa manera.
J: Y dale con el tema... Que no es mi novia.
M: Coño, Javi, se nota que estás pillado por ella. Espabila ya y deja de negar lo evidente.
J: Si espabilado estoy. Pero no quiero nada serio. Por eso no es mi novia.
M: Lo que tú digas.
I: Bueno, da igual. Pero se nota que estás contento de que venga. ¿O tampoco?
J: Sí. Sí lo estoy. Pero también estoy nervioso.
I: Ya verás como no pasa nada.
M: ¿Nervioso de qué? ¿Qué no tiene que pasar?
I: Dice que va a venir por un impulso y que ya sabe cómo se pone por su trabajo y piensa que se puede arrepentir.
M: Parece que te ha tocado una que se come la cabeza tanto como lo haces tú -dijo mirando al frente.
J: ¿Qué le pasa a éste hoy? -dije mirando a su novia.
M: No me pasa nada. Pero es que me pones de los nervios cuando empiezas a calentarte la cabeza. Coño, tío, te mereces disfrutar.
J: Si ya lo hago.
M: Sí, ya se ve. Todo el día pensando y pensando, que cualquier día te va a echar humo la cabeza.
J: Con esta mujer no me puedo dejar llevar. No es tan fácil.
M: Pues que se aclare ella también, coño.
J: Que es más difícil de lo que piensas, Mario. Si por mí fuera...
M: Si por ti fuera, la cosa estaría igual, que no quieres nada serio.
I: Tampoco le des tanta caña, cariño -decía acariciándome la espalda.
J: ¿Qué pasa, que estáis los dos en plan poli bueno, poli malo? Ayer fue al revés, jajajaja.
M: Tío, Javi. Te mereces estar bien. Es lo que yo pienso. Después de todo lo que ha pasado y después de más de medio año creo que ya va siendo hora de pasar página y abrirse a algo. A algo como esto que tienes, pero estáis los dos tontos.
J: Mañana cuando la conozcas entenderás cosas.
I: Javi, Mario tiene razón. Quizá ya va siendo hora de...
J: Así estoy muy bien. ¿Para qué cambiar la cosa?
M: Si así estás a gusto, sigue, pero que te gusta esta mujer también es verdad. Y no poco.
I: Eso está claro.
M: Lo que pasa es que tienes miedo.
J: ¿Yo? ¿De qué?
M: Lo sabes de sobra.
J: Bueno, paso de discutir. Voy a bañarme.

Dejé ahí la conversación, porque no tenía ganas de hablar de lo mismo otra vez. Bastante tenía con comerme la cabeza varias veces, como bien me dijeron ambos. Yo había ido a pasármelo bien y no quería empezar una discusión en la que veía que tenían razón y que me quedaba sin argumentos para apoyar mi punto de vista, pero es que yo pensaba así. Me notaba muy a gusto tal y como estaba en esos días. Así no tenía que preocuparme de absolutamente nada serio y si se me daba una ocasión con alguna chica que me llamara la atención, pues podría hacerlo sin ningún tipo de problema, sin remordimientos y sin llegar a darle explicaciones a nadie. Al poco se me sumaron mis amigos en el baño, aunque ahí no tocaron más el tema, estando ambos hablando de otros temas.

Y tras una mañana relativamente tranquila nos fuimos a comer para seguir charlando y pasando un rato mejor aún, ya estando más relajados. Sobre todo yo, olvidándome bastante de la conversación de la mañana. Tras comer, nos fuimos al apartamento, para descansar un poco después de ducharnos. Allí, ellos se fueron a echar una siesta, porque la noche anterior se entretuvieron al volver mientras yo me quedaba en la habitación en la que me hospedaba descansando también, pero sin dormir. Miré el móvil por si tenía algo importante, pero aparte de los típicos mensajes de amigos en los grupos no llegué a encontrar nada, aunque al poco me escribiría Daniela. En esa conversación, me contó que había hablado con Valentina y que parecía otra totalmente diferente, cosa que me alegraba bastante, pero ya me empecé a volver a poner nervioso cuando me dijo que la veía ilusionada.

Ilusionada de haber tenido una reconciliación conmigo y de poder pasar unos días a mi lado estando todo el tiempo juntos. Daniela parecía también muy contenta y entusiasmada de verla así y también me caía bien eso, pero mi cabeza estaba en la conversación que había tenido con mis amigos por la mañana otra vez. Como que me dio un poco de vértigo todo lo que estaba pasando, pero no quería que me lo notara, aunque al estar hablando por mensaje era bastante fácil. Quien sí que me lo notó fue Irene cuando pasó por mi habitación. Ya se le había pasado el sueño y se vino conmigo, que sabía que no dormía siesta. Nada más entrar y verme la cara me preguntó que me pasaba, explicándole yo un poco por encima. Tan despistado me encontró que se ofreció a darme un masaje, yendo corriendo a por algo de aceite corporal para esparcírmelo por la espalda mientras estaba sentada sobre mi culo con una pierna a cada lado.

-Uff... Tienes la espalda supertensa.
-Ya.
-Joder, ¿tan preocupado estás?
-Estoy nervioso.
-¿Otra vez eso?
-Es que son muchas cosas.
-Ah, que ahora son muchas cosas...
-Es por lo de su trabajo, que le dé uno de sus venazos, que la cosa entre nosotros cada vez es más estrecha, lo paranoica que se pone con el tema de salir a la calle por la gente y que nos vean. Luego también el tema con vosotros, que os conozco, sobre todo por ti...
-Vale, para. Tranquilo. Vamos una por una.
-A ver...
-Mira, lo de su trabajo, que le dé uno de sus prontos y eso pues es ella misma la que ha decidido venir aquí, ¿no?
-Sí.
-Tú la invitaste hace unos días y en ese momento no te dijo nada en claro. No le has insistido ni siquiera para que se venga.
-Bueno, le he dicho que debería descansar y salir para despejarse.
-Pero ha sido su decisión. No tiene derecho a echarte nada en cara por esto.
-Bueno...
-Lo de que la cosa se está estrechando entre vosotros. Pues ya está. Déjate llevar. Ya sé que has dicho que con ella es complicado, pero te gusta. Disfruta de ella.
-Joder...
-Relájate -decía apretando con sus dedos por mi espalda, llegando a hacerme daño.
-Vaaaaale.
-Lo de que se pone muy paranoica cuando hay mucha gente, pues nos vamos a un sitio más apartado.
-Con mucha gente, no. Con gente. A secas. Solo hemos salido una vez a cenar, y porque nos fuimos fuera de la ciudad. A la nuestra.
-Bueno, aquí no tiene por qué ser diferente de esa vez. Ya verás qué bien estamos por la zona tranquila.
-Ya veremos.
-Y por nosotros, pues... Ya nos conoces. Sobre todo, a mí. Como me guste... Pero intentaremos comportarnos. Te lo prometo.
-Irene, en serio. Que ella no es así de juguetona. Y es celosa.
-Ya, Javi. Ya me lo has dicho.
-Mira, de normal le hubiera gastado una broma, pero no está el horno para bollos.
-¿Qué broma? Jaja.
-Pues no sé... En plan para ver qué cara pone. Aparecer con ella y presentarte a ella como mi novia dándote un pico y diciéndote que ella es mi tía o algo así.
-Jajajajaja. ¿Y Mario?
-Pues que es mi hermano, yo qué sé.
-Qué malo... Por cómo dices que es...
-Solo sería una broma, aunque ya te digo que no va a pasar.
-Bueno. Por lo menos hablar un poco de esto para darte soluciones te ha relajado un poco.
-Sí. El masaje también está bien.
-Pero hay otra cosa que podemos hacer para terminar de relajarte -dijo echándose sobre mi cuerpo.
-Mmm...
-Me apetece mucho follar contigo.
-Cualquiera lo diría con el atracón que te pegaste anoche.
-Ya sabes lo insaciable que soy. Y me pones mucho. No te he quitado el ojo de encima en toda la mañana.
-No me he dado cuenta.
-Porque estás a por uvas. También es que tenía las gafas de sol puestas.
-Ah...
-Tampoco te has dado cuenta de cómo te miraban las chicas que había por la zona, ¿no?
-Pues no.
-Claro. Estás pensando en ella y...
-Pues eso sería.
-Va, ¿no te apetece? -dijo metiendo sus manos por debajo de mi cuerpo hasta llegar a mi erección- Ah, sí que tienes ganas, jajaja.
-Claro que tengo. Con lo buena que estás...
-Pues vamos, va.
-Pero con cabeza. Coge los condones de mi maleta.
-Ummm. Vale.

En nada Irene se había levantado, se había quitado su fina camiseta blanca de tirantes de pijama, la cual marcaba exageradamente sus pezones y sus pantaloncitos, además de su tanga. Su ropa voló literalmente, porque se desnudó de manera ansiosa. Yo lo tenía más fácil al tener que quitarme solo los boxers. Ella cogió un condón de los que llevé, los mismos que usaba con Valentina, por tener aún varios en la caja y lo abrió para ponérmelo rápidamente, lanzándose a comérmela a buen ritmo, dejando el típico inicio lento para otra ocasión. Tan solo se la sacó de la boca para decir que era de sabores, riendo mientras lo hacía. Así, reanudó una mamada bastante profunda mientras sus manos se paseaban por mi torso, aunque rápidamente una de ellas agarró mi miembro y la otra mis huevos para estimularlos también. Como tenía mis manos libres, le hice una coleta con ellas para que el pelo no le molestara, aprovechando para empujar su cabeza en ocasiones también.
 
Algunas veces he imaginado a Valentina en esa forma.
Una represa que acumula y acumula agua, y que llegado momento se desbordará, dando paso a una incontenible inundación. De sexo.
Pensando en esta posible Valentina liberada sexualmente, Javier con seguridad se enamoraría fácilmente.
Este encuentro del nuevo club de los cinco promete mucho morbo, espero que no discusiones.



Mientras, ya con sus sentimientos totalmente sincerados E
...
 
Capítulo 551

Pero no tardamos mucho en follar de verdad cuando ella se puso sobre mi cuerpo para metérsela lentamente y así empezar a montarme, aunque de la misma manera que se la metió. Esperaba que fuera algo más movidito, pero lo cierto es que estaba siendo lento, y no me quejaba. Estuvimos así como unos 10 minutos, sin cambiar de postura y sin variar mucho el ritmo, con ella agarrada a mi cara para besarme casi perpetuamente durante aquel polvo, jadeando cuando se despegaba de mis labios en muy pocas ocasiones. Pero llegó un punto en el que necesitaba más por muy a gusto que estuviera y por mucho que me estuviera gustando hacerlo así. Por eso llevé el dedo corazón de mi mano derecha a su boca para que lo chupara, llevándolo después a su culo para jugar con él y metérselo poco a poco.

En pocos segundos aceleré la penetración al apoyarme sobre mis talones, con ella mordiendo mi hombro para ahogar sus gemidos. Tuvo un orgasmo intenso en el que su cuerpo empezó a temblar bastante, aprovechando yo para apretar todo lo que pude y poder así acabar también, aunque no dentro de ella como era lo habitual, sino que fue dentro de la goma. Tuve un orgasmo de los intensos, de esos que te dejan bastante extasiado y necesitas unos minutos de reposo para volver en sí. Irene se quedó sobre mí, aunque se la saqué para que ambos estuviéramos más cómodos, especialmente, porque no quería manchar nada, quitándome el condón con cuidado para anularlo y dejarlo apartado. Después de ese polvo vinieron unos momentos de mimitos, algo típico tras hacer algo así, en especial cuando esas dos personas se quieren, como era en nuestro caso. Pasó a ponerse a mi lado una vez ambos nos serenamos, acariciando mi cara y dándome algún beso al juntar nuestros labios, pero sin lengua ni nada.

-Tío, en realidad es una putada que venga tu amiga.
-¿Y eso? -pregunté riéndome por saber por dónde iban los tiros.
-Porque con ella aquí no vamos a poder follar.
-Jajajaja. Imaginaba que dirías algo así.
-Es que... Joder -decía poniéndose se lado y apoyando su cabeza en una de sus manos-. No puedo verte con lo bueno que estás sin querer que me folles. Bueno, y follarte como a ti te gusta.
-Jajajaja.
-Buah, tío... Espero que estés exagerando con eso de que está muy buena.
-No. Te lo aseguro.
-Que mal lo voy a pasar... -decía con un tono que me transmitía que iba a hacer lo que quisiera al final.
-¿No habíamos quedado en que te ibas a portar bien?
-Síiiiiiii. Pero ya me conoces. Joder, es que recién follada estoy cachonda y digo muchas tonterías.
-No, si ya...
-¿Crees que aguantaré sin liarla?
-No. Alguna de las tuyas imagino que harás. Pero algo te voy a decir.
-Dime.
-Si te pasas de la raya, ella se va a enfadar. Tiene carácter y no se va a cortar nada en decirte lo que piensa si ve algo raro o excesivo. Y también se va a enfadar conmigo. Y si eso pasa...
-¿Qué harás?
-Pues que me iré. No tengo el cuerpo para tonterías después de lo que ha pasado.
-Vale. Lo pillo. Me estoy quieta.
-Yo entiendo que tú eres muy... En fin, muy como tú.
-Jajajaja.
-Pero tienes que tener cabeza con esto. Además, ya hemos estado en esta situación cuando yo tenía... -dije incorporándome para empezar a vestirme.
-Al menos podré follar con mi chico, ¿no?
-Sí. Todo lo que quieras. No voy a decirte que te cortes al follar con tu novio y en tu casa, jajajaja.
-¿Se escandalizaría si nos oye follar?
-Supongo. No lo sé.
-Mmm, me daría morbo que nos oyera. Luego me podrías contar qué dice.
-Jajajaja.
-Y si me porto bien...
-¿Qué quieres?
-Pues podrías darme una recompensa, ¿no?
-¿Qué recompensa?
-Tengo algo en mente...
-Dime.
-Un trio con Mario.
-¿Pero no íbamos a hacer eso está noche igualmente?
-Sí. Pero...
-¿Qué pasa? -dije sentándome en la cama y mirándola.
-Es que quiero algo más...
-¿Algo más...? ¿Qué?
-Me encantaría que fuerais más participativos.
-Ah, que no lo somos...
-No me refiero a lo que piensas.
-¿Entonces?
-Entre vosotros.
-¿Entre nosotros? -dije riéndome.
-Sí -dijo dándome un manotazo.
-¿Quieres que nos follemos?
-Ojalá, pero sé que no vais a querer.
-¿Entonces?
-Me conformaría con que os tocarais un poco al otro. Y quizá alguna lamida...
-Qué dices Irene...
-Mira, el abierto. Lo espabilado que es para unas cosas y lo cerrado que es para otras.
-Porque sé que es algo que no me va a gustar.
-Si no has probado, anda... ¿Cómo sabes que no te gusta?
-Porque habiendo hecho ya tríos con otro tío, no he sentido absolutamente nada.
-Lo mismo necesitas un empujoncito.
-No lo creo.
-¿Y te vas a quedar con la duda?
-Pues sí. Porque no es algo que me llame la atención hacer ahora mismo. ¿O es que Mario sí quiere probar?
-Qué va. Dice lo mismo que tú.
-Pues no vas a tener suerte.
-Ya.
-Pero vamos, que da igual. Si no vas a portarte bien. Ambos lo sabemos.
-Ya, jejeje. ¿Y cuál será mi castigo?
-En realidad lo vas a disfrutar también.
-¿Sí?
-Ajá. Con esta mujer no puedo jugar de manera más dura.
-Ah... -decía con tono de entender.
-Me apetece una de nuestras sesiones.
-Vale. Salgo ganando por todas partes.
-Eso seguro, aunque no vas a ganar.
-Ya he ganado -dijo dándome un pico para levantarse e irse desnuda con su ropa en sus manos.
-Oye.
-Dime.
-Cuando venga mi amiga... No vas a poder darme estos picos.
-¿Tampoco?
-¿No te he dicho que se pone celosa?
-¿Ni a escondidas?
-No. No quiero que nos pille.
-Pero...
-No -dije interrumpiéndola.
-Jo...
-Y lo mismo también se pone celosa con alguna caricia que me puedas dar.
-Joooooooder.
-Lo digo para que te controles también en ese aspecto.
-Me estoy arrepintiendo de haberte dejado que la invites, jajaja.

Tras ese momento, nos vestimos para irnos a la playa de nuevo para echar un rato, aunque no fue muy extenso, pues regresaríamos para acercarnos a un supermercado para comprar algo para cenar al hacerlo nosotros en el apartamento entre los tres. Como yo era el que menos idea tenía de cocina, aunque la cosa no estaba tan mal como antes de irme a vivir solo, pues me dediqué a hacer una buena ensalada, cosa en la que ya tenía bastante práctica. Mis amigos se encargaron de lo que más técnica tenía y así cenamos en el salón del apartamento, tomándonos una copa de vino al acabar en la pequeña terraza que tenía en el balcón donde algún que otro juego tuvo lugar el año pasado. Pero era muy temprano y nos apetecía algo de movimiento, por eso salimos para dar una vuelta aprovechando la buena noche que hacía, tomándonos alguna que otra copa en los locales del lugar.

Al volver a casa tuvo lugar ese trío al estar mi amigo y yo todo el rato besándola a ella por todo el cuerpo, pero es que ya estábamos así antes de llegar. Durante la cena bebimos, luego la copa de vino y más copas que cayeron cuando salimos, pues estábamos bastante a tono. Irene se turnaba con los dos para bailar en esos locales que visitamos de manera breve, aunque llegáramos sobre las 3 de la mañana al apartamento. Pero fue un rato que por lo menos a mí se me pasó muy rápido. Y beber fue algo que me vino genial, porque ese nerviosismo que no se me iba se acabó diluyendo conforme más ingería. Pero eso no significaba que no tomara medidas de protección. En todo momento llevaba un condón puesto, al contrario que Mario, quien iba sin nada como era lo más normal del mundo al estar haciéndolo con su novia y al llevarlo ya yo. Tampoco se lo comí, ni con protección ni sin ella. Hacerlo con protección era algo que definitivamente no me gustaba y tampoco iba a hacerlo sin, especialmente después de habérselo prometido a Valentina y viviendo en pocas horas.

Pero disfrutamos bastante pese a lo poco que participé yo. Quizá debí haberlo hecho más por aquello de que con Valentina por allí no tendríamos oportunidad de hacerlo, pero era tarde y aunque no tenía que madrugar mucho para ir a recogerla a la estación de autobuses, quería estar fresco y sabía que algo de resaca iba a tener. Por eso después de una media hora de folleteo, pensé en retirarme cuando me corrí en el preservativo al estar dándole a Irene fuertes embestidas desde atrás al estar ambos de pie con ella apoyada en la cama con sus manos mientras se la comía a Mario. Cuando acabé le di un cachete en el culo y les dije que me iba a descansar, aunque Irene me insistió para que me quedara, diciéndome que le apetecía que le follara el culo. Al final lo acabé haciendo después de ir a beber agua y decirle a Mario que la fuera preparando. Fueron unos 10 minutos extenuantes para ella pese a no recibir por vía vaginal por parte de su novio. Pero es que ese tipo de sexo para ella era demasiado, por eso no lo hacíamos tanto como de la manera más convencional, pero esa noche estaba muy caliente y con el alcohol, más receptiva para ello.

Cuando acabamos me di una ducha para descansar mejor, porque habíamos sudado y habíamos cambiado las sábanas por la tarde cuando acabamos aquel polvo. Así no las ensuciaría y dormiría mejor, cosa que acabó siendo así, sospechando yo que era por el alcohol cuando me levanté al día siguiente con esa resaca que ya esperaba yo tener. Tampoco era para tanto, pero quería estar presentable, por eso me di otra ducha, vistiéndome como si fuera a salir cuando en realidad solo iba a recogerla y luego nos bajaríamos a la playa con Irene y Mario como quedé con ellos, pero en un sitio más apartado diciéndome Irene que me mandaría ubicación una vez pusieran las sombrillas y demás. De nuevo, esos nervios empezaban a entrarme conforme se acercaba la hora de ir a recogerla. Quedamos a las 10 en la estación de autobuses y desde bastante rato antes ya estaba inquieto. Tenía muchas ganas de verla, pero también teníamos cosas que hablar.

Los escasos 10 minutos que estuve esperando apoyado en mi coche con los brazos cruzados se me hicieron eternos, pero nada más verla se me puso una sonrisa en la boca, la misma que traía ella, haciéndola más preciosa de lo que ya era, yendo con un vestido veraniego con falda de vuelo que le llegaba más allá de sus rodillas y esos zapatos con suela de esparto con algo de plataforma que se mataban con una cinta a sus tobillos. Venía con gafas de sol y con el mismo trolley que usó en esa escapada que hicimos a mi ciudad. Iba con unas gafas de sol, las cuales se subió para dejarlas apoyadas en su cabeza. Yo la miraba quieto, aunque conforme se acercaba me incorporé y dudé qué hacer para saludarla, pero sería ella la que tomaría la iniciativa, dejándome bastante parado cuando me agarró la cara para darme un buen beso pese a haber bastante gente que también salía de la estación de autobuses.

Aun así, yo no me quedé quieto, pues reaccioné agarrándola de la cintura para seguirle el beso, el cual fue muy agradable, pero duró menos de lo que me hubiera gustado, porque Valentina se despegó de mí como para tampoco llamar mucho la atención, mirándome con la sonrisa que traía de antes mientras me acariciaba la cara.

-Ay, otra vez te has quemado un poco...
-Estás muy guapa.
-Y tú. Nunca te había visto vistiendo un polo.
-Quería estar presentable para recogerte.
-Ah... -decía complacida.
-¿Nos vamos?
-Sí.
-Déjame que cargue esto en el maletero.

Metí su trolley en el maletero de mi coche mientras ella se montó, quedándome pensativo por su forma de saludarme al verme. Era lo último que esperaba de ella, sinceramente. Acostumbrado a hacerlo todo de manera clandestina y ahora iba y me soltaba un beso así en plena calle, delante de bastante gente. Que sí, que estábamos lejos de donde ambos vivíamos, pero imaginaba que también venía gente de allí en el autobús con ella, pero no pareció ser un problema para que me diera aquel beso. Pero poco me importaba en realidad todo aquello, porque me encantó que lo hiciera y se me puso una sonrisa todo el tiempo desde ese momento.

-¿Qué tal el viaje?
-Muy bien. Hacía bastante también que no me montaba en un autobús para hacer un viajecito.
-Me alegro de que haya ido bien.
-¿Por qué no iba a ir así? Jejeje.
-Yo es que me mareo mucho en los autobuses. Me pongo bastante malo.
-Oh... -decía acariciando mi cara.
-¿Y ese recibimiento? -le pregunté después de besarle la mano.
-Me apetecía -dijo sonriendo, aunque mirando al frente, respondiéndome sin mirarme a los ojos.
-Ya, jajaja.
-¿Qué? -dijo dándome un manotazo mientras reía.
-Que me ha encantado. Eso es todo -dije poniendo una de mis manos sobre su muslo.
-Lo imaginaba.
-¿Y has dejado todo bien apañado en el trabajo? -pregunté ya arrancando el motor para ir hacia el apartamento.
-Sí. He hablado con dos de mis chicas y he dejado instrucciones. Estaré pendiente del móvil, aun así.
-Mmm... -murmuré con tono de no estar muy convencido.
-Tengo que estar pendiente, Javi.
-Ya, bueno. Te vendría bien desconectar del todo, pero entiendo que estés pendiente. Me ha sorprendido mucho que hayas venido al final.
-Es que llevabas razón. El cuerpo me pedía un pequeño descanso. ¿Y qué mejor que hacerlo en la playa, lejos de miradas indiscretas y contigo?
 
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